Yo como Niñera de los Mediotaraditos
𝐘𝐎 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐋𝐀 𝐂𝐔𝐈𝐃𝐀𝐃𝐎𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐌𝐄𝐃𝐈𝐎𝐓𝐀𝐑𝐀𝐃𝐈𝐓𝐎𝐒 | 𝐀𝐂𝐓𝐎 𝐎𝐍𝐄
──────
❝Lo peor que le puede pasar a un hijo es pagar los platos rotos de su padre, y eso te ha pasado a ti, Percy.❞
──────
𝐂𝐎𝐑𝐑Í𝐀 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐔𝐍𝐀 𝐃𝐄𝐒𝐐𝐔𝐈𝐂𝐈𝐀𝐃𝐀, tratando de llegar cuanto antes a mi casa. Tenía que avisarle a mi mamá sobre el hijo de ese bastardo, antes de que fuese demasiado tarde.
──¡MAMÁ! ──grité tan fuerte que por un momento temí que alguien me escuchara, luego recordé que no había nade en kilómetros, bueno, nadie vivo.
Esquivé las estatuas tanto como pude, importándome más el retraso en mi correr que provocaría chocar con ellas que el destruirlas en sí. Después de todo, no les dolerá, ¿cierto?
──¡Python!, ¿qué pasó? ──mi madre salió de la casa como una bala a penas escuchó mi grito. Venga, que no era para menos, soné como si me hubiese atravesado una lanza.
Me arrancé la venda de la cara, cayó al suelo y se quedó atrás cuando aceleré hacia mi mamá.
Creo sentir como Niragi se bajó a recogerla, pero estaba demasiado concentrada en correr como para importarme.
Entonces llegué al porche de la casa y al fin pude verla, su expresión denotaba preocupación, su respiración era acelerada e irregular, probablemente corrió. Olía a comida, ¿estaba en la cocina?
──Los encontré, estan aquí, en la parada de autobús, ellos, sus hijos... ──mi mente actuaba más rápido que mi boca, provocando que mis palabras salieran atropelladas, sumale a eso el que tenía la respiración agitada e irregular por correr y el resultado es una oración incomprendible.
Mi mamá, como era de espersrse, no entendió nada de lo que dije. Así que me tomó de los hombros, me acarició con el tacto que solo una madre puede poseer, me miró con esos ojos víctimas de una injusticia e igualó una respiración pausada, esperando que la imitara.
──Hey, cariño, tranquila. Vamos, respira. ──sus palablas, llenas de amor, siempre lograban calmarme y esta vez no fué la excepción──. Cuéntame de nuevo, ¿qué pasó?
Cerré los ojos un momento, respiré profundo unas tres veces antes de responder.
Sus palabras, caricias, su presencia, simplemente ella, lograban sumergirme en un estado de paz y tranquilidad maravilloso.
Siempre se dirigía a mi con ese mismo tono de amor y compresión, como si a sus ojos nada de lo que yo llegara a hacer pudiera enfadarla; lo cual era ciertamente molesto cuando me reprendía por desordenada u otra cosa, me hacía sentir culpable hasta de enojarme con ella.
Incluso cuando me contó la historia de su pasado, del cómo obtuvo su "don", se encontraba serena y se tragó las lagrimas.
Solo una vez la había visto caer en las garras del odio, y fue cuando obligaron a mi papá a irse, y luego quería llevarme a mi, justificándose conque ya era suficiente con un "monstruo serpiente", imbéciles.
Esa vez, su mirada irradiaba odio, peleó como nunca, fué la primera y única vez en la que la escuché tan enojada y amenazadora, tanto que hasta yo temí por mi vida brevemente.
──¿Mejor? ──me preguntó una vez volví abrir los ojos. Asentí, calmada, drogada por su tranquilidad y palabras llenas de cariño──. Cuéntamelo de nuevo, ¿qué pasó?
──Los hijos de la arquitecta y el aguitas estan aquí, bueno, estan en la estación de autobuses. ──le conté, al fin en un idioma entendible, usando los apodos con los que yo misma los bautice, esto debido a que los nombres tiene poder.
El rostro de mi mamá perdió sus colores al instante, parecía que hasta su labial rojo perdió su vigor.
Se quedó mirando a un punto fijo detrás de mi, en dirección a los árboles del sendero, como si esperaba que ellos estuvieran ahí.
Por mucho que ella haya querido negarlo y evadirlo, se que la mención de cualquier cosa relacionada con Poseidón le duele, le trae recuerdos más ocuros que la oscuridad misma.
Justo cuando comenzaba a creer que esos dos estaban a mis espaldas, ella dirijió de forma lenta, casi imperceptible, su mirada, clavándola con la mía.
Entre el azul de sus ojos, los rastros de preocupación brillaban.
No por ella, por mi. Estaba asustada que vinieran a cazarme y que, al ser hijo de uno de los tres tarados, no pudiera salir del todo ilesa de la batalla.
──¿Y qué más sabes? ──me preguntó, su tono de voz era certero, serio.
Me tomó unos segundos responder, todo pasó tan rápido, que no me tomé el tiempo de analizar adecuadamente lo que pasaba.
Me maldije internamente por eso, cuando una emoción fuerte me arropaba, suelo ser impulsiva. Eso no es bueno en una batalla, me vuelve un blanco fácil, la ignorancia es un punto debil.
Seguí tratando de recordar, mirando las estatuas del patio, sumergida en los recuerdos de hace unos minutos.
Entonces la imagen de una de las estatuas se ganó mi atención, fué una de las enviadas de Hades. Vino en medio del almuerzo y mi mamá le ganó fácilmente, ni siquiera su plato estaba frío cuando regresó ─es genial, lo sé─.
Pero algo que destacó en ese acosador ─mi mamá me enseñó a no llamar mosntruos a los otros─, no era lo patético que quedó en el "combate" contra mi mamá, sino su olor.
──Había algo que los perseguía, o por lo menos que sabía que estaban ahí ──dije, recordando el olor a pájaro quemado que invadió mis fosas nasales brevemente cuando pagué la comida──. Eran enviados por el muertito.
Venga, admitan que los apodos de los Dioses estan cool.
Debían ser enviados por él, ¿por quién si no?
Si fuese él, y mis hermanos me hayan obligado a realizar una promesa que ellos mismos rompería abiertamente tiempo después, también quisiera matar a sus hijos.
Mientras yo me ponía del lado del Dios del Inframundo, mi mamá ideada un plan. Juró que podía ver los engranajes girar en su cabeza.
──Okey, esto es lo que haremos. ──habló ella después de un rato, se le veía dudosa, pero mi emoción por vengarme me impidió prestarle mucha atención.
¡Al fin haríamos algo contra esos engendros del mal!
──¿Los emboscaremos? ¿Planeas atraerlos acá? ¿Enviarás sus estatuas al Olimpo? ──ahí estaba, el vómito verbal que la emoción producía en mí.
──Python. ──me llamó, en tono de advertencia pero yo no la escuchaba.
──Podemos colocar trampas o dejar que el pájaro ese lo mate ──mi mente se hundió en un canal de posibilidades para acabar con ellos──; pero entonces nos quitaría la gloria, no sería justo.
──Python. ──me volvió a llamar, pero yo no la escuchaba y había comenzando a dirigirme al interior de la casa, absorta en mis planes.
──También podemos drogarlos y matarlos, pero entonces no sabrían por qué murieron y no sería justo ──dejé las bolsas en la mesa del comedor y ahora me encontraba dando vueltas alrededor de éste, pensando la mejor forma de matarlos──. Dicen que ese tal Perseus es poderoso, aunque no tenía mucha pinta. Creo que entre las dos le ganamos.
──¡Python! ──dijo más alto, tomándome de los hombros y deteniendo mi caminar. ¿Cuando entró a la casa? Bueno, de cualquier modo, ahora si tenía mi atención──. No haremos nada de eso.
Iba a protestar, claro esta, pero su sonrisa me interrumpió.
《¿Cómo le hace?》pensé 《¿Cómo logra disipar todo lo malo del mundo solo con su sonrisa?》
──Vas a ir allá, con ellos, y te vas a asegurar que el pájaro no los mate... ──dijo y de inmediato me quejé.
──¡¿Qué?! ¡No! ¡No hay manera que haga eso! ──le dije, aborecindo su plan. ¿Yo? ¿Niñera de esos taraditos? ¡Primero me como una rata cruda!
──Python ──me llamó, y me callé, aunque no mucho por mi voluntad──. ¿Me dejarías terminar de contarte el plan antes de negarte?
La miré, y ahí estaba de nuevo, su mirada de amor apaciguando la mía, llena de furia y de la "llama de la pelea", como le dice ella.
¿Por qué es tan buena? Me hacía sentir culpable de molestarme con ella, no es justo.
──Bien. ──me limité a decir, cruzándome de brazos. Soy terca como mula, ¿okey? hago lo que puedo.
Aún así, ella solo sonrió, casi pude jurar escuchar una pequeña risa de su parte.
──Cuando los salves, los atraes aquí ──okey, esto comienza a gustarme──, los guías por el sendero del sátiro hasta nuestra casa. Donde yo los estaré esperando con el almuerzo.
El plan dejó de gustarme.
¡Por favor! Primeto los protejo y ahora les damos comida, ¿qué sigué? ¿suicidarme para que cumplan su misión?
"Oh, no gasten su patética energía tratando de matarme, dejen me clavo mi daga y les alivio el peso; de paso, tomen comida."
¡Ridículo!
──No pongas esa cara ──me reprendió, debía notarse a kilómetros que el plan me parecía un mal chiste──. La comida los dormirá, no del todo, pero si lo suficiente para que no sean una amenaza.
》Los hijos de los Tres Grandes son poderosos, no debemos subestimarlos.
Ahh, así sí me gusta. Era un plan lento y evasivo, pero es mejor que nada.
Aunque aún aborrezco la idea de ser la niñera del aguitas y la arquitectica.
──... Pero no los mataremos ni nada parecido, por lo menos no aún ──¿Es enserio? Esta montaña rusa de pensamientos sobre el plan me esta matando──. Hablaremos con ellos y le ofreceremos un trato a Percy, dependiendo de sus actitudes y respuesta, veremos si son como sus padres o no.
Eso es todo, ¿un trato? Entiendo que mi mamá sea un alma benevolente que jamás ataca primero pero, ¡¿un trato?! Es el colmo.
──Recuerda lo que te dije, Python, ellos no deben pagar por los..., las malas decisiones de sus padres. ──me dijo y, no se por qué, pero la forma en la que evitaba hablar mal de esos dos "dioses", me hervía la sangre.
Ellos merecían todos los insultos del mundo por lo que le hicieron, incluso los que no se han inventado aún.
──¡Yo tampoco soy culpable que te violaran y aún así nací con tus ojos! ──le grité, y al instante quise arrarcarme la boca.
Su expresión, oh, su expresión. Le había dolido mis palabras, por mucho que tratara de ocultarlo, así supe que me había pasado.
──Mamá, y-yo, lo siento no quise... ──mis disculpas se quedaron en el aire, estaba arrepentida, más de las que una palabras pudieran demostrar.
──No importa ──me dijo y su misericorida solo aumentó mi culpa. Hubiera preferido que me insultara, me regañara, eso me dolería menos que su compasión──. Ese es el plan, en ningún momento les dirá que eres mi hija, llevarás tu espada oculta al igual que a Nigari y Kara y te mantendrás al margen.
Cambió de tema rápido, algo que teníamos en común cuando nos habían herido las palabras de alguien, aunque yo solía cambiar el tema a base de gritos e insultos. Mamá, como es propio de ella, lo hacía con gracía y elegancia.
A pesar de que sonreía, su mirada estaba apaga, las palabras le dolieron, pero no por la mensión de la violación, era como si se sintiera culpable por haberme heredado su maldición.
──Te prometo que todo saldrá bien, mamá. ──le aseguré, para luego ver cómo me dedicaba una débil sonrisa y salía del comedor en dirección a la cocina.
Miré su silueta por última vez, tomé mis cosas, y salí de la casa con la venda puesta.
Es hora de cazar semidioses.
────────────────────────
Hi 💓
¿Les gustó? ¿Qué opinan?
Aquí se ve un poco más de la relación madre e hija de Python y Medusa.
Dato curioso: Python es mayor que Percy y Annabeth, pues ella tiene 13 y medio.
Nos vemos en el próximo capítulo, donde por fin hablarán más de dos lineas Python y Percy, yeeey
Bay 💓
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro