02│Final
──────
Había sido el menor la persona que se lo comentó una noche, precisamente cuando ambos se encontraban recostados en la cama que se hallaba en la habitación del pelinegro.
YoonGi había notado la extraña actitud que JungKook llevaba teniendo desde hace varios días, pero no le cuestionó nada porque sabía que él siempre le contaba las cosas cuando creía que era adecuado.
En el momento, no supo muy bien cómo reaccionar y le fue imposible procesar la situación por numerosos días. Por su parte, JungKook había optado por dar inicio a su tratamiento en el hospital donde ambos trabajaban, SeokJin le insistió demasiado en ello y YoonGi creía que era lo más adecuado.
La actitud y humor de JungKook había cambiado notablemente. Seguía trabajando y tratando amablemente a toda persona que se cruzara en su camino, pero no era el mismo de antes; ya no se lo veía sonreír, no bromeaba, evitaba hablar con la gente y prefería estar a solas.
Al menor le dolía saber que JungKook estaba pasándola tan mal, le frustraba no tener idea de qué hacer para ayudarlo y se encontraba sumamente enfurecido porque parecía ser que el castaño no estaba dispuesto a hacer lo necesario para salir adelante, estaba dándose por vencido fácilmente.
—Maldito imbécil —dijo YoonGi en voz baja y abrió la puerta del lado del copiloto antes de subir al vehículo, notando cómo JungKook lo miraba de reojo rápidamente y negaba con la cabeza. Pudo apreciar que los ojos del menor estaban brillosos y rojos, por lo que supo que había estado llorando.
—Vete, YoonGi.
—¿No quieres morir? —le cuestionó el mayor con desaprobación—. Mírate.
—Por supuesto que no quiero morir, pensé que estaba claro —respondió el contrario y soltó una risa amargada, sintiendo la penetrante mirada de YoonGi sobre él—. Pero es que…
—Si no quieres morir, tienes que dedicarte a luchar.
—Lo hice, lo intenté.
—Una vez —dijo el pelinegro molesto—. ¿Te parece suficiente?
—Hyung, sal de mi auto.
—Debes intentarlo de nuevo —insistió YoonGi—. Esto no será sencillo, acéptalo ya.
—¡Claro que debo aceptarlo!
JungKook cerró sus ojos por un momento.
—Lo he aceptado, acepté que tengo cáncer —mencionó con amargura—. Acepté que lo más seguro es que no pueda saber lo que va a pasarme, pude aceptar que no me es posible saber cuánto tiempo viviré o cómo resultarán las cosas, no sabré cuándo tendré una recaída.
El menor presionó el volante con sus manos bruscamente, tratando de contener su enojo y mantener el poco control que aún poseía.
—Es un proceso de mierda, ¡y tú me obligas a pasar por esto solo!
Al escuchar las palabras del contrario, el mayor solamente guardó silencio y se quedó quieto en su lugar, mientras veía cómo el castaño comenzaba a llorar una vez más, aunque ahora ya no se molestaba en ocultar sus lágrimas en absoluto.
—Estoy molesto porque mi vida es una mierda. Puede ser que también esté muriendo y nada de esto es justo —le dijo JungKook con la voz ahogada por el llanto y escondió el rostro entre sus manos—. Nunca hice nada malo, ¿por qué tiene que pasarme esto? No lo entiendo.
El corazón de YoonGi se encogió entonces, le resultaba sumamente doloroso ver a JungKook así. En dicho instante, las imágenes de muchos de los pacientes que había tenido atravesaron su mente, recordó cómo cada uno de ellos se preguntaban qué era lo que hicieron mal y por qué la vida los castigaba así.
JungKook se había especializado en oncología, así que él sabía mejor que nadie más lo mucho que sufrían los pacientes y presenció muchísimas veces la manera en la que ellos se atormentaban a sí mismos. De hecho, el menor siempre se caracterizó por ser un médico increíble, el cual trataba de ayudar a las personas a enfrentar la situación.
Si un paciente necesitaba palabras de apoyo, JungKook se las decía. Si alguna persona requería de un hombro sobre el cual poder llorar, el chico les brindaba el suyo. Él siempre estaba ahí para sus pacientes, dispuesto a brindarle su apoyo para que pudieran transitar la enfermedad de la mejor manera que fuera posible.
—Ahora más que nunca, yo necesito…—comenzó a hablar el menor y suspiró—. Necesito un compañero, amigo, amante o cómo quieras llamarlo, no me interesa. —Apartó las lágrimas de su rostro y trató de tranquilizarse un poco—. Lo que yo necesito es poder saber que estás ahí para mí —dijo en voz baja—. Necesito que me digas que mi vida ha valido la pena y…
JungKook alzó su mirada entonces y la posó sobre YoonGi, quien aún permanecía sentado en su lugar, guardando silencio y escuchando cada una de las palabras que el menor se encontraba diciendo.
—Necesito que me digas que me amas.
Escuchar aquello fue un golpe muy doloroso para YoonGi. Él siempre había sido una persona distante, desinteresada y cruel. Nunca pensaba en cómo podía herir al resto con su manera de actuar, dado a que no le interesaba realmente. Pero, por primera vez, sentía culpa por ser así y se cuestionó cómo debía proceder.
Se mantuvieron por varios minutos en completo silencio, solamente podía escucharse el pequeño llanto de JungKook y las gotas de lluvia cayendo en el exterior, pero el mayor entonces negó con la cabeza y posó su mirada en el contrario.
—No, no voy a decírtelo.
—YoonGi…
—Si quieres escucharme decirte eso, tendrás que seguir luchando —le afirmó YoonGi con frialdad en su tono de voz, para después descender del vehículo y comenzar a caminar.
A pesar del dolor en su pecho y la necesidad de quedarse, ignoró cada uno de los llamados de JungKook y se alejó lo más rápido que pudo del lugar, sintiendo cómo sus lágrimas comenzaban a caer y se mezclaban con las gotas de lluvia.
Aquella misma noche y sin poder resistirlo mucho más, YoonGi se presentó en el departamento del menor, quien no dudó en besarlo y abrazarlo con fuerza al verlo. Entonces, el castaño se quebró nuevamente entre los brazos del mayor.
YoonGi se encargó de permitirle llorar todo lo que necesitara y brindarle su apoyo, mientras que le acariciaba el cabello con cuidado y se permitía también soltar unas cuantas lágrimas que llevaba conteniendo desde hace bastantes semanas.
A partir de entonces, JungKook recobró bastante el ánimo. Se lo podía percibir feliz y su relación con sus pacientes se tornó aún más especial que antes. Por otro lado, YoonGi trataba de estar siempre que el menor lo necesitara, además de acompañarlo a cada una de las consultas y todo lo relacionado con su tratamiento.
Cuando supo que JungKook debería ser intervenido quirúrgicamente, no pudo evitar preocuparse y sentir algo de temor. No era un procedimiento demasiado riesgoso, pero le aterraba el hecho de solo pensar que podía llegar a perder al menor en algún momento, porque sabía que no podría con eso.
JungKook estaba muy nervioso y asustado a pesar de tener en claro que no corría muchos riesgos, por lo que SeokJin y el resto de los profesionales le recordaban contantemente que todo resultaría bien. Mientras que el mayor, por su parte, se limitaba a mirar cómo comenzaban a preparar al castaño para el procedimiento.
En cuanto la sala quedó bastante solitaria y las únicas dos enfermeras tuvieron que ir en busca de algo que les faltaba, YoonGi se aproximó a la camilla en donde yacía recostado el menor, quien parecía estar intentando tranquilizarse a sí mismo.
—¿Cómo te sientes?
—Aterrado —le respondió el castaño.
—Sabes que todo saldrá bien.
—Pero…—mencionó JungKook y lo miró con preocupación—. ¿Qué sucederá si algo llega a salir mal?
—No dudaré en demandar y aniquilar a esos idiotas, porque es un procedimiento bastante sencillo —le dijo el contrario y apoyó su bastón contra la camilla—. Si fuera por mí, lo haría yo mismo, pero el imbécil de SeokJin no me lo permitió.
—No lo culpo. —El menor soltó una pequeña risa—. Demonios, estoy muy nervioso —le aseguró entonces, mientras tomaba una de las manos de YoonGi entre las suyas—. Es bastante estúpido, porque sé perfectamente que no hay de qué preocuparse. Sin embargo, yo no…
—Te amo, JungKook.
Al escuchar las repentinas e inesperadas palabras del mayor, el nombrado guardó silencio al instante y posó su mirada en YoonGi, quien dirigió su mano libre hasta la mejilla del contrario y comenzó a brindarle caricias, haciéndolo suspirar.
—Lo sé —le dijo JungKook y sonrió de lado—. Te amo también, YoonGi-hyung.
Todo resultó bien, el menor ni siquiera tuvo que pasar más de una noche en el hospital. A pesar de los pedidos de SeokJin y enfermeras, YoonGi se quedó junto a JungKook todo el tiempo, ignorando las políticas del hospital al igual que siempre solía hacerlo.
No mucho después, el menor pudo reincorporarse y encontrarse nuevamente con sus pacientes, quienes lo recibieron con mucho ánimo y hasta le hicieron un par de lindos regalos, los cuales emocionaron mucho a JungKook.
Un par de semanas después, JungKook le comentó que TaeYeon —su media-hermana— había llegado a la ciudad, por lo que el mayor no pudo evitar molestarse porque nunca pudo tener una buena relación con la mujer, ya que ella no lo creía merecedor de la amistad y cariño del castaño.
El menor tenía en claro que la mujer probablemente tenía razón, pero poco le interesaba. Por lo cual, se limitaba a responder sus comentarios y molestarla siempre que podía, de la misma manera en la que le jodía la existencia a todo aquel que lo rodeaba. YoonGi adoraba incomodar a cada una de las personas.
Pero YoonGi la había cagado en grande, lo sabía muy bien. Sí, fue demasiado grosero e irrespetuoso con TaeYeon, quien solamente le pidió que no sea tan frío y desinteresado con JungKook, dado a que eso lastimaba al castaño. Y tal vez, lo más seguro era que la mujer estaba en lo correcto por milésima vez, pero el menor no lo admitiría nunca.
Aunque tenía en claro que, lo que arruinó su relación con el menor, no fue solamente la manera en la que trató a TaeYeon. Lo sucedido con la mujer se trató de una más de tantas cosas que JungKook debía soportar y pasar por alto, pero el castaño —luego de muchos años— ya no pudo ni quiso seguir aguantando tanta mierda que no merecía.
Luego de la “ruptura” —si es que así podían llamarlo porque nunca le pusieron un título a lo que tenían— de ambos, YoonGi se negó a la idea de perder a JungKook, pero tampoco estaba dispuesto a dejar el orgullo de lado y acercarse al menor para pedirle disculpas.
No sabía muy bien por qué motivo actuaba así, pero recordó lo que el menor le había dicho aquella vez que terminaron y supo que el chico —al igual que siempre— se encontraba en lo correcto.
—Eres un idiota —le dijo JungKook—. ¿Tú crees que yo voy a estar mejor sin ti? Qué iluso. —El mayor quiso responder dicha pregunta, pero no pudo hacerlo—. Demonios, hyung. No tienes ni la más mínima idea de por qué estás obligándome a dejarte ir. —Negó con la cabeza repetidas veces y el nombrado frunció su ceño—. Simplemente permites que yo me aleje porque necesitas sentirte miserable.
—No seas estúpido, Jeon —habló YoonGi rápidamente, intentando recobrar la compostura que había perdido varios minutos atrás—. ¿Esto te gusta? ¿Le haces esto a tus pacientes también? —le preguntó con sarcasmo—. Parece que adoras hacer que las personas sientan culpa.
—Tú no te agradas, pero admiras a tu propia persona. Eso es todo lo que tienes, y te aferras a lo mismo —comenzó a hablar con seriedad, bajo la atenta mirada de YoonGi—. Le temes tanto al hecho de cambiar tu manera de ser, porque te aterra perder lo que te hace especial —dijo JungKook y volvió a suspirar—. Pero ser miserable no te hace mejor que nadie, YoonGi —le afirmó entonces—. Lamento informarte que, si te mantienes así, solamente seguirás siendo un hombre miserable.
Y pudo confirmar —una vez más— lo mencionado poco después, precisamente cuando fue a un bar y pudo notar que el castaño también se encontraba en el lugar, aunque siendo acompañado por Kim NamJoon; un hombre a quien YoonGi conocía muy bien, ya que el maldito siempre había estado detrás de JungKook.
YoonGi no tardó ni un segundo en sentirse demasiado enfurecido, para después acercarse a la pareja y tomar de la chaqueta al más alto, mientras que JungKook lo miraba incrédulo y todos los presentes centraban su atención en ellos.
NamJoon era un maldito y detestaba demasiado a YoonGi, así que —en vez de intentar tranquilizarlo— se limitó a provocarlo aún más, asegurándole que JungKook era un niño demasiado excitante y obediente, especialmente en la cama. Por lo cual, el mayor no dudó en comenzar a golpearlo.
Las cosas se salieron de control, ni siquiera JungKook podía controlar al mayor, quien no dejaba de darle puñetazos al contrario. En determinado momento, el castaño quiso intervenir y separarlos, mientras le pedía ayuda al resto de los presentes; pero NamJoon lo empujó fuertemente, causando que cayera al suelo y se hiera su muñeca derecha.
Finalmente, NamJoon terminó perdiendo la conciencia y YoonGi se dejó caer en el suelo, sintiendo un gran dolor recorrer cada sector de su cuerpo. En ese momento, bajo la mirada de todos, la policía llegó al lugar y el dueño del bar no dudó en levantar cargos contra los dos involucrados y prohibirles la entrada de por vida.
YoonGi tuvo que estar internado por unas semanas, dado a que NamJoon lo había herido bastante. Y en cuanto pudieron otorgarle el alta, lo trasladaron a una prisión de la ciudad, mientras que también tuvo que pagar una multa por los daños causados.
Debido al encierro, estaba comenzando a sentirse más que exasperado y fuera de control, por lo que sabía que no podría resistir mucho más así. Pero, cuando la situación parecía estar demasiado complicada y sin solución, recibió una noticia que casi lo hace sonreír en medio de la oscuridad.
—Ya que un donador de dieciocho años no es un paciente con cáncer —dijo YoonGi en voz alta y se posó junto al contrario, quien se encontraba caminando los pasillos del hospital—, supongo que la receptora es una miembro permanente del club “a JungKook le importa demasiado el caso”.
—Excelente deducción —le aseguró el menor de manera desinteresada. YoonGi soltó una maldición en voz baja, mientras sujetaba con fuerza su bastón y se ocupaba de intentar seguirle el rápido paso a JungKook.
—Tú eres la razón por la que pude salir de prisión, lo cual debo destacar. —YoonGi negó con la cabeza y se encogió de hombros—. Pero debes saber que no compensa el que no me hayas visitado ya sea en el hospital o la prisión en tres meses, ni que tampoco me hayas dicho que nunca renunciaste realmente.
—Fue Park JiMin el que sugirió utilizar el caso para pedir que te dejaran salir —mencionó JungKook entonces, ignorando lo último que el mayor había dicho—, yo no estuve de acuerdo hasta que pude saber que el equipo de Kim fracasaba constantemente.
—El resultado es el mismo —dijo el pelinegro con ironía, aunque procurando no hacer molestar al contrario—; tú querías que yo regresara.
—¿Lo ves? Desde un principio, supe que ibas a malinterpretar todo.
—Reacción emocional intensa. Eso es lo que te otorga la membresía permanente —continuó hablando YoonGi de manera sarcástica, para después guardar silencio por unos cuantos segundos—. ¿Y tu muñeca?
—Curada, gracias.
—Sé que me equivoqué. —El mayor detuvo su andar y JungKook lo imitó—. Fui a prisión, ya pagué el precio de mis acciones —le aseguró con voz relajada, mientras que el contrario alzaba una de sus cejas.
—Vaya, eres un hombre cambiado —comentó el castaño con diversión, aunque la amargura en su voz era sumamente palpable.
—Te mencioné que me equivoqué, pero no dije que cambié. —YoonGi negó con la cabeza otra vez y suspiró exasperado—. Tú tampoco cambiaste, por eso…
—Puedes analizarlo como quieras —lo interrumpió—, pero no olvides que ya no somos nada —mencionó JungKook seriamente, para después darse vuelta y retomar su camino.
Y demonios, la frialdad del menor había sido un golpe duro. Sabía que él era la persona culpable, él había sido él mismo el que provocó que JungKook resultara herido; se merecía un trato distante por parte del castaño, no podía molestarse con él. Sin embargo, le era imposible no sentir un dolor en su pecho.
Después de la primera charla, estuvo toda la mañana tratando de acercarse al menor, fracasando una y otra vez; mientras que también intentaba adaptarse a su nueva oficina —la cual era jodidamente pequeña— y resolver un caso por cuenta propia y sin el apoyo de su antiguo equipo de diagnóstico, ya que los integrantes del anterior —por obvias razones— fueron derivados a otros sectores.
Cuando pudo concluir con el caso, Park JiMin —uno de los neurólogos y ex-integrante del equipo de diagnóstico de Min— se le acercó y le aseguró que tenía algo especial para él. Por lo cual, a pesar de no estar muy convencido, YoonGi decidió seguirlo.
No pudo evitar sorprenderse cuando, minutos después, notó que JiMin lo estaba llevando a su antigua oficina. Se preguntó a que podía deberse lo dicho y obtuvo una respuesta al instante, ya que pudo ver cómo la entrada tenía nuevamente grabado su nombre y divisó que casi todas sus viejas pertenencias estaban en el lugar.
Y ahora, después de un día de mierda, se encontraba allí; sentado en su escritorio, admirando una antigua foto que su ex-mejor amigo —y antigua pareja— le había obsequiado para su cumpleaños, por lo que se sintió demasiado miserable.
En ese momento, la puerta de la oficina se abrió bruscamente y YoonGi alzó la mirada un poco sobresaltado, quedándose quieto en su lugar tras poder notar quién era la persona que había ingresado al lugar.
—JungKook, ¿qué haces aquí? No esperaba que vinieses. —YoonGi se levantó y tomó su bastón, para después caminar hasta posarse frente al menor, quien aún se mantenía en silencio.
YoonGi miró de manera confusa al castaño y sintió que comenzaba a exasperarse poco a poco, dado a que necesitaba saber por qué razón el contrario se encontraba allí después de haberlo evitado durante el transcurso de todo el día.
Pero antes que siquiera intentara cuestionarle al mayor qué demonios necesitaba o quería, JungKook alzó su puño de la nada y golpeó fuertemente a YoonGi en el rostro, haciéndolo soltar el bastón y caer sobre el suelo, mientras soltaba una maldición.
JungKook hizo su expresión seria a un lado y soltó un pequeño grito adolorido, mientras comenzaba a sobar la mano con la que había golpeado al mayor, quien aún se mantenía tirado en el suelo.
Y decidido a dejar incrédulo a YoonGi por milésima vez en el día, JungKook se acercó a él entonces y se arrodilló para quedar a la misma altura que el contrario. Finalmente, luego de dirigirle una mirada que transmitía un conjunto de distintos sentimientos, JungKook sujetó el rostro de YoonGi con sus manos y lo besó de manera desesperada.
A pesar que aún se encontraba demasiado sorprendido por lo que estaba sucediendo, YoonGi pudo ser capaz de reaccionar y comenzar a corresponder el beso del menor, mientras se movía hasta posarse sobre las piernas de JungKook, quien le sujetó la cintura con fuerza y lo besaba con devoción.
—¿Cenamos luego? —le preguntó el menor como si nada, en cuanto sus bocas se distanciaron y YoonGi guardó silencio por unos minutos.
—Supe de un nuevo lugar vegetariano.
—Claro que no, necesito carne.
—Bueno, si quieres, yo puedo darte de comer algo que te encantará —comentó YoonGi con picardía, sintiendo cómo el contrario dirigía las manos a su trasero y lo hacía gemir en voz baja.
—Lo sé, pero…—JungKook restregó su semi-erección contra el trasero de YoonGi, quien le mordió el cuello y jadeó sonoramente— quiero que lo dejemos para el postre, debemos disfrutarlo —dijo en un susurro—. He extrañado demasiado joderte.
—Me debes una buena follada —le afirmó YoonGi entonces—. Durante estos meses, he estado muy descuidado y tuve que ocuparme de mí mismo.
—Joder, gatito. —JungKook acarició la espalda del mayor con desesperación—. Lo que hubiera dado por verte haciéndolo.
—Te lo enseñaré con gusto, mocoso.
—Tendré que esperar hasta más tarde para verlo —comentó JungKook con tranquilidad sobre los labios contrarios—, porque yo quiero ir a cenar contigo primero.
El menor le sonrió de manera pícara y demasiado excitante, para después levantarse de manera rápida y dejar con cuidado a YoonGi nuevamente sentado en el suelo, quien se encontraba sintiendo un fuerte ardor en su nariz y bastante dolor en su parte baja también, la cual reclamaba atención.
—¿Y a qué vino el golpe?
—¿No lo recuerdas? Tú me pediste que te golpeara —le dijo JungKook con burla, por lo que el mayor no tardó en recordar lo que le había dicho al castaño en la mañana: “Demonios, deja de actuar así. ¿Quieres hacer a un lado la molestia que te invade? Bien, golpéame entonces. Puedes golpearme en el rostro o los testículos, pero no en ambos lugares porque sería demasiado. Vamos, JungKook. Golpéame y deja todo atrás”.
—Necesito pensar mejor lo que digo.
—Creo que todos creemos que deber hacer eso, Min.
El castaño soltó una pequeña risa y se acomodó su traje correctamente. Entonces, comenzó encaminarse hacia la puerta de la oficina, mientras que el mayor permanecía todavía en el suelo.
—Por cierto, JungKook —lo llamó y el menor detuvo su andar por un instante sin dudarlo y posó su mirada en YoonGi, quien se levantó del suelo con dificultad y usando de apoyo uno de los muebles—, no olvides que te amo.
—Lo sé, YoonGi-hyung. —El nombrado pudo ver cómo JungKook sonreía de lado—. Tú recuerda que también te amo. —Se dio vuelta otra vez, para después retomar su camino hasta la salida.
—No lo olvidaré nunca, mocoso.
—Te veo en la entrada del hospital más tarde, gatito —le dijo JungKook antes abrir la puerta y abandonar el lugar, dejando a un sonriente YoonGi detrás.
──────
Las/os invito a seguirme también en mi cuenta alternativa: pryzzii. ¡Gracias por leer!
. · . · . · . · . · . · .
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro