01
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YoonGi sintió cómo el doctor Park JiMin abandonaba la oficina y se permitió a sí mismo suspirar, sintiendo una gran molestia inundar todo su cuerpo, especialmente en su cabeza. La mezcla de sensaciones y sentimientos lo haría enloquecer, era seguro.
Se acercó lentamente hasta su escritorio, para después sentarse en la silla que se encontraba junto al mismo. Recorrió con la mirada todo a su alrededor, notando así que sus antiguos compañeros habían logrado recuperar casi todas sus pertenencias.
Pudo notar que su ausencia no había sido realmente significativa, dado a que todas las personas en el hospital parecían haber podido seguir adelante sin problema alguno en el transcurso de tres meses. Pero, aún así, siempre supo que iban a necesitarlo en el equipo de diagnóstico; y estuvo en lo correcto, porque fue por dicha razón que tuvo la posibilidad de salir de prisión antes de lo establecido.
Posó su mirada en el retrato que estaba sobre el escritorio y negó con la cabeza, para finalmente tomarlo y examinarlo con mayor detalle. En la imagen, Min podía verse a sí mismo posado junto a su padre y madre, además de poder admirar cómo era acompañado por JungKook, quien sonreía tal y como solía hacerlo siempre. Por lo cual, no pudo evitar recordar el día en el que el menor lo había engañado, prácticamente obligándolo a hacer acto de presencia una cena con sus padres.
—Invitaste a mis padres a cenar —dijo YoonGi en voz alta y se aproximó lo más rápido que pudo hacia el menor, quien se encontraba a punto de ingresar en su vehículo.
—Vaya —JungKook cerró la puerta del piloto y se dio vuelta, manteniendo una sonrisa amarga en su rostro—, HyeJin tiene una gran boca.
—No como la tuya —afirmó irónico antes de posarse frente al contrario y mirarlo de arriba hacia debajo de manera acusatoria.
—Oye, tú me usaste para evitar a tus padres —le reclamó JungKook indignado, por lo que el menor soltó una risa sarcástica.
—¿Te importa realmente?
—No —respondió él y rascó su nuca incómodo—, pero creo que sería muy interesante poder saber por qué.
—Puedes solamente preguntarme.
—Mentirías —le aseguró el menor.
—Pero me hubieses creído —YoonGi se encogió de hombros, mientras que el contrario lo miraba de manera indescifrable—, así que ambos habríamos estado felices.
—Tengo cosas que hacer. —El chico quiso voltear y ponerle un final rápido a la discusión, pero la voz del pelinegro lo obligó a detenerse.
—¿Quieres recuperar tu dinero? ¿Es eso?
—No, por supuesto que no. —JungKook guardó silencio entonces, mientras trataba de entender qué ocultaban las palabras y mirada del mayor, no tardó demasiado en poder hacerlo—. Espera un segundo, ¿tienes con qué pagarme? —preguntó incrédulo, notando cómo YoonGi asentía—. Si tienes dinero, ¿por qué motivo necesitabas el préstamo?
—No lo necesito, únicamente quería si accedías a dármelo y cumplías —dijo sin otorgarle demasiada importancia, para después recargar su bastón contra el vehículo—. Desde que me prestaste un poco de dinero hace un año, te he pedido cantidades en incremento. —YoonGi sacó la chequera que se encontraba en su mochila, bajo la mirada del menor—. Es un pequeño experimento para ver dónde marcabas la línea.
—¿Estás…? —JungKook miró a su amigo, quien ahora escribía un par de cosas en uno de los cheques—. ¿Tratas de medir objetivamente cuánto valoro nuestra amistad, hyung? —le cuestionó sin poder creerlo aún.
—Me diste una buena cantidad de dinero, así que no tienes de qué avergonzarte. —El pelinegro tomó el cheque, para luego enseñárselo de cerca a JungKook y mirarlo con picardía—. ¿Y qué dices? Una pequeña llamada, un gran cheque.
—Bien, gracias —dijo JungKook al instante y le arrebató el cheque al mayor, para después abrir la puerta de su vehículo y subir rápidamente al mismo—. Ahora, hyung, sé un adulto y diles a tus padres que no quieres verlos —mencionó con una falsa inocencia en su rostro, disfrutando de ver la expresión en el rostro de su amigo—. De lo contrario, pasaré a las siete por ti para ir a cenar.
—¿De qué hablas? Acabas de decir que…
—Mentí. —El menor se encogió de hombros—. Desde que te aseguré que se te veía bien el cabello de color menta hace un año, he ido incrementando la cantidad de mentiras que te digo. —JungKook sonrió y YoonGi abrió su boca incrédulo—. Ya sabes, un pequeño experimento para poder notar en dónde marcabas la línea.
Su amistad con JungKook siempre había sido muy particular y única. Eran demasiados diferentes en diversos sentidos, pero —de cierta manera u otra— lograban complementarse y hasta solían detonar ciertas similitudes, lo cual resultaba verdaderamente sorprendente para muchas personas.
YoonGi podía actuar como una persona fría y distante prácticamente en todo momento, ya que su personalidad desinteresada era la que lo caracterizaba; pero con JungKook era diferente porque, si bien no lo abrazaba o la decía que lo apreciaba, no podía evitar querer tener a su amigo todo el tiempo a su lado, ya sea para ser aconsejado por él y/o solo pasar un rato a su lado.
En el hospital, el pelinegro se escabullía siempre que podía a la oficina del oncólogo, dispuesto a molestarlo por un rato. Cuando el almuerzo llegaba, se dirigía a la cafetería para robarle la comida a JungKook y hablar un rato con él. Finalmente, cuando la extensa y agotadora jornada llegaba a su fin, YoonGi esperaba por JungKook y ambos se dirigían al departamento del menor para pasar la noche.
Más de una persona en el hospital, murmuraba sobre la posible relación que podía llegar a unirlos a los dos, pero YoonGi no les daba importancia. Sabía que él y JungKook solamente eran muy buenos amigos, nada más. Sí, quizás se había convertido en alguien demasiado dependiente del menor y puede ser que no podía resistir mucho sin verlo, pero eso no significaba nada.
Pero sí YoonGi no pudo evitar sentir una gran molestia en determinado momento, específicamente cuando JungKook comenzó a salir con una chica que había conocido en un bar, la cual —según el mayor— parecía y era una completa estúpida.
Desde un inicio, una molestia se había acentuado en su pecho, ya que se negaba a tener que compartir a JungKook con alguien más. Lo peor era que el menor en verdad parecía estar interesado en Lalisa, pero YoonGi únicamente podía detestarla y sabía que la chica lo odiaba a él por ser el mejor amigo controlador y posesivo del castaño.
Ella parecía poder leer lo que YoonGi ocultaba detrás de su accionar, por lo que no dudó en ocuparse de alejar a JungKook lo más que pudiera. Pero el mayor no iba a quedarse con los brazos cruzados, así que comenzó a interrumpir sus citas y molestarlos siempre que podía; como, por ejemplo, el día en el que se presentó en el lujoso restaurante en el que su amigo llevaría a Lalisa.
—Oh, por favor —dijo YoonGi en voz alta, logrando llamar la atención de muchos de los presentes en el lugar—. Qué sorpresa. ¿Qué es lo que hacen aquí?
JungKook examinó con la mirada al pelinegro, quien ahora se encontraba caminando hacia él. No sentía una verdadera sorpresa por notar que YoonGi parecía dispuesto a arruinar otra de sus citas, pero sí se preguntó cómo demonios había podido descubrir en qué lugar irían a cenar.
—De pronto, se me ocurrió mezclarme —mencionó YoonGi y les sonrió con clara falsedad, en cuanto pudo finalmente posarse ante la joven pareja.
El menor insultó a YoonGi en voz baja y sintió la molesta mirada de su novia puesta sobre él, por lo que suspiró y negó con la cabeza.
—Anoté un restaurante diferente en mi agenda —le dijo en voz baja a la chica, quien rodó sus ojos exasperada. No era la primera vez que YoonGi aparecía dispuesto a joderlos, ya estaba cansada de todo aquel juego—, despediré a mi asistente.
—Está bien —le dijo ella a JungKook, para después mirar al pelinegro—. Hola, YoonGi —lo saludó Lalisa con ánimo, aunque el nombrado solo alzó una de sus cejas curioso—. Y sí, te llamo por tu nombre porque ahora somos socialmente iguales.
—Genial, yo seguiré llamándote “bruja maldita” porque, a diferencia de ti, no trato de ocultar que soy un idiota —aseguró el mayor con sarcasmo, pero la chica sonrió con suficiencia—. Por cierto, recuerda en dónde estamos parados, mocosa. Deberías implementar el uso de honoríficos, soy mayor que tú y cuento con mucha más experiencia en la vida, por supuesto.
—Supongo que quieres acompañarnos. Si estamos en la misma mesa, te resultará más fácil espiarnos —contraatacó ella con el mismo veneno en su voz.
—Si es que podemos conseguir una —habló entonces JungKook, tratando de evitar que aquellos dos terminaran armando un show en medio del restaurante.
—Disculpen. —Lalisa les hizo una reverencia y comenzó a caminar rápidamente hacia quién sabe dónde, dejando a su novio sin oportunidad alguna de hacer que ella se detuviera.
JungKook pudo ver entonces cómo la chica se acercaba al encargado del restaurante, para luego comenzarle a hablar con una molestia que era más que evidente a la distancia, reclamándole el que los hicieran esperar tanto por una mesa y otras cosas que el castaño no pudo llegar a comprender del todo.
—En cualquier momento, lo golpeará en la cara con tus testículos —escuchó que YoonGi hablaba a su lado, por lo que hizo sus pensamientos a un lado.
—Suele actuar así —dijo el menor—, no le doy relevancia.
—Es el anti-JungKook, una fuerza maligna.
—Tiene una cualidad irritante, quizás unas dos. —JungKook soltó una pequeña risa—. Pero yo no soy perfecto tampoco, así que no hay razón por la que necesite salir con alguien perfecto.
—Te gusta eso —le aseguró YoonGi con incredulidad.
—Es irritante, pero lo hace bien —dijo el castaño y pudo ver cómo Lalisa les hacía señas a la distancia, indicándoles que había podido conseguir una mesa.
—Un segundo, no es solamente el sexo. —YoonGi comenzó a caminar junto a su amigo, quien sonrió al notar que la chica había cumplido con su objetivo—. Te gusta su personalidad, te cautiva que sea fría y cruel —habló rápidamente—. El que no le importen las consecuencias parece enloquecerte —dijo con ironía y bastante incrédulo—. Pareces adorar ver la manera en la que ella se cree la mejor y humilla a las personas.
YoonGi detuvo repentinamente su andar entonces, provocando que JungKook lo imitara. El joven miró de manera confusa y un poco preocupada al de menor altura, quien parecía estar demasiado perdido en sus pensamientos por alguna razón.
—Ay, demonios. —YoonGi posó su oscura mirada en JungKook, quien se encogió en su lugar y sintió que un escalofrío le recorría todo el cuerpo—. Estás acostándote conmigo, te encuentras follándome cada día.
A partir de ese momento, las cosas se tornaron un poco extrañas. YoonGi siempre solía hacerle bromas de doble sentido al menor, quien le seguía el juego muchas veces. Pero nunca avanzaba a nada más, solamente eran cosas pequeñas. Aunque, desde aquella vez, los comentarios ya no significaban lo mismo para Min.
Cuando JungKook le comentó que había terminado con Lalisa, no pudo evitar sentir una gran satisfacción. El menor se negó a decirle por qué motivo fue que rompieron, pero YoonGi pudo suponerlo y terminó de confirmarlo no mucho después, cuando se cruzó con Lalisa y ella prácticamente quiso asesinarlo con la mirada.
YoonGi sabía que era la oportunidad perfecta para intentar algo más, pero optó por no hacerlo y JungKook no pareció darle señales de nada tampoco. Aunque, no mucho después, terminó sintiendo nuevamente una jodida molestia; y es que una hermosa mujer se había mudado al departamento de al lado, por lo que el menor quedó cautivado por su nueva vecina.
El mayor no estaba dispuesto a quedarse con los brazos cruzados, así que se ocupó de intervenir y frustrar los intentos del castaño. En ese momento, de manera particular y por alguna razón, su accionar terminó causando que JungKook creyera que él también quería follarse a la mujer, cuando era el caso contrario.
Pero YoonGi decidió no hablar y darle a entender a JungKook que sí quería acostarse con la mujer, logrando así comenzar una especie de competencia entre ambos. El menor se encargaba de frustrar los intentos de su amigo, mientras que el pelinegro trataba de alejar a la mujer de JungKook.
Cuando ya estaba quedándose sin ideas, YoonGi decidió hacer algo que le resultó brillante. Por lo cual, se acercó a la mujer para comenzar a intentar convertirse en su amigo; y cuando surgió una oportunidad, le aseguró que JungKook y él eran una pareja.
JungKook casi lo asesina al enterarse de lo que había hecho, pero al mayor no le importó en absoluto. YoonGi se limitó a mantenerse cerca de Kim YoonAh, dejándole en claro que él y su chico estaban juntos. Por su parte, el castaño parecía estar demasiado frustrado por la táctica implementada, dado a que creía que YoonGi no tardaría mucho en lograr llevar a la cama a la chica.
—Los celos me matan —mencionó YoonGi dolido, mientras escuchaba la tranquila y hermosa música que inundaba todo el lujoso restaurante.
—Pues, creo que es claro que se preocupa por ti. —YoonAh suspiró y llevó una pequeña porción de comida a su boca—. Sé que realmente lo hace.
—¿Y por qué no lo demuestra de una forma normal? No entiendo. —El pelinegro negó con la cabeza—. Estoy harto de todo ese silencio y resentimiento. —YoonGi sintió que sus ojos se llenaban de lágrimas, por lo que se felicitó a sí mismo por ser tan buen actor—. No sé si podré regresar a casa hoy, yo…—cerró su ojos— necesito tiempo.
—Quédate en mi casa —le dijo YoonAh entonces, causando que el contrario la mirara con atención, intentando no celebrar lo que había logrado.
—¿Enserio?
—Será divertido. —La rubia sonrió sinceramente—. Ya sabes, será como dormir con una amiga.
—Por supuesto —dijo el contrario—. La realidad es que eso me ayudaría mucho y….—YoonGi dejó de hablar entonces, confundiendo a la mujer que estaba sentada ante él.
YoonAh se preguntó por qué el contrario lucía así repentinamente y sin una razón aparente, pero no tardó demasiado en obtener una respuesta; dado a que, en ese momento, sintió cómo un hombre se posaba junto a la mesa.
—YoonGi-hyung —le habló seriamente JungKook, mientras mantenía su vista puesta en el mencionado.
—¿Qué haces aquí?
—Vine porque…
—JungKook, nada de lo que puedas decir logrará cambiar nada.
El menor guardó silencio, mientras examinaba todo a su alrededor. YoonGi quiso preguntarle qué demonios era lo que planeaba realmente, pero no pudo hacerlo porque JungKook fue más rápido.
—Amo a este hombre —afirmó el más joven en voz alta, causando que los músicos dejaran de tocar y que cada uno de los presentes posaran su atención en él— y no desperdiciaré otro momento de mi vida negándolo.
Bajo la emocionada mirada de YoonAh y la expresión incrédula del pelinegro, JungKook se arrodilló frente a su supuesto novio y le sonrió amorosamente, para después meter la mano en el bolsillo de su saco y tomar una pequeña cajita bordo que se encontraba allí.
—Min YoonGi, ¿te casarías conmigo? —le preguntó JungKook con mucho nerviosismo, mientras que abría la cajita y dejaba a la vista un hermoso juego de anillos de oro, provocando que YoonAh soltara un pequeño grito de felicidad.
—Wow, esto es inesperado —fue lo único que pudo responder YoonGi, dado a que aún seguía sintiéndose demasiado mareado y hasta avergonzado.
—¡Di que sí! —le gritó una anciana que se hallaba sentada a dos mesas de distancia y todos los presentes comenzaron a decirle lo mismo, por lo que el mayor quiso desaparecer.
—¿Y qué dices? —cuestionó el castaño, pidiéndole con la mirada que no lo rechazara ante tantas personas. Por su parte, YoonAh también le hizo señas para que otorgara una respuesta afirmativa.
YoonGi suspiró sonoramente.
—Sí, acepto casarme contigo, Jeon JungKook —dijo en voz baja y pudo escuchar cómo todas las personas empezaban a aplaudir, mientras que el nombrado tenía una expresión incrédula en su rostro.
Decidido a terminar de molestar a JungKook, el pelinegro se levantó de su lugar de manera repentina y se acercó al menor, quien aún permanecía arrodillado en el suelo. Y sin pensarlo mucho más, posó sus manos en los brazos contrario y se encargó de hacer que el castaño se levantara del suelo hasta que quedara posado ante él.
Antes que el menor pudiera siquiera intentar preguntarle qué pensaba hacer, YoonGi lo atrajo hacia él bruscamente y unió sus bocas, provocando que JungKook se quedara petrificado en su lugar, mientras que las personas gritaban emocionadas.
En cierto punto, JungKook sujetó la cintura del mayor con sus manos y comenzó a corresponderle el beso, olvidando que todo aquello supuestamente se trataba de una broma que había comenzado para evitar que YoonGi fuera a la cama con su vecina.
YoonGi se dejó llevar demasiado para su gusto, pero no podía evitarlo. Por otro lado, JungKook creía que la boca del contrario era demasiado adictiva y los pequeños quejidos que el mayor soltaba solamente lograban enloquecerlo más, por lo que no podía ni quería detenerse.
Cuando la falta de oxígeno hizo acto de presencia, el castaño se alejó muy levemente de él, así que sus labios permanecieron rozándose. Por otro lado, el mayor miró cautivado a JungKook y le acarició el pecho con una de sus manos.
—Yo me voy —les comentó YoonAh y comenzó a tomar rápidamente todas sus cosas, causado que el mayor se apartara del contrario, quien sonrió de lado.
—No, no, no. —YoonGi intentó detenerla, pero la chica negó con la cabeza y les regaló una honesta sonrisa a los dos.
—Es obvio que tienen mucho que decirse, así que los dejaré tranquilos. —La rubia se acomodó de manera adecuada su abrigo y sujetó su bolso con la mano derecha—. Disfruten de la noche. —YoonAh hizo una pequeña reverencia y agitó su mano a modo de saludo, para finalmente darse vuelta y encaminarse hacia la salida.
YoonGi en verdad no puede recordar cómo se fueron dando las cosas con exactitud, pero no mucho después —aquella misma noche— abandonaron el restaurante en silencio, para después perderse en uno de los callejones y comenzar a besarse una vez más.
Cuando la temperatura comenzó a elevarse, el mayor hizo uso de toda su fuerza de voluntad para apartar a JungKook y pedirle que fuesen a su departamento. Sin pensarlo demasiado, ambos abordaron el vehículo de YoonGi y se encaminaron al edificio del menor.
Aquella noche, YoonGi la pasó malditamente bien. Siempre había sido consciente de la extraña atracción que tenía por el menor, pero no había imaginado qué tan intensa y grave era la misma. Ahora que tuvo la oportunidad de tenerlo en su interior y brindándole un placer magnífico, confirmó que estaba perdido por JungKook.
Pero, al igual que siempre, la maldita vida —o lo que fuese— amaba joderlo. Por lo cual, no le resultó muy extraño que JungKook se escabullera del departamento en la madrugada, dejándolo solo. YoonGi no pudo comprender la actitud del menor, pero supuso que Jeon seguro se encontraba armando ideas erróneas en su cabeza.
Sabía que tendría que haberlo buscado para hablar con él, pero —muy típico de su personalidad— no lo hizo. De dicha manera, terminó causado que JungKook ni siquiera le dirigiera la palabra, al menos que fuera sobre trabajo. Y por supuesto, YoonGi tampoco intentó hablar con el menor, solamente se limitó a burlarse de él con comentarios de doble sentido de vez en cuando e ignorarlo siempre que podía.
El cambio de actitud de ambos fue más que evidente para todos los que integraban el equipo del hospital, hasta algunos pacientes también pudieron sentir la incómoda tensión que existía entre los dos. Pero YoonGi los ignoró a todos, sabiendo que no le cuestionarían nada sobre la situación porque no querían que se molestara y sabían que él tampoco iba a hablar.
Pero había olvidado que existía una persona que no iba a quedarse con los brazos cruzados, simplemente admirando todo a lo lejos y sin intentar hacer algo al respecto. YoonGi pasó por alto que su jefe, Kim SeokJin, no iba a esperar a que solucionaran las cosas por cuenta propia; no, él iba a intervenir.
—¿Esta era la gran urgencia? —preguntó JungKook en cuanto ingresó al lugar—. Adiós.
—Alto —le ordenó SeokJin rápidamente y con seriedad, causando que el castaño lo mirara—. Retendré tu historial de salarios de cada hospital en el área interestatal —advirtió, por lo que JungKook soltó un bufido y volvió a cerrar la puerta de la oficina a sus espaldas.
—Bien hecho.
—Y pondré permanentemente cada televisor del edificio en el canal de cerámica —SeokJin miró con suficiencia a YoonGi, quien entrecerró sus ojos—, al menos que ambos se sienten.
YoonGi y JungKook intercambiaron miradas por un segundo, para después encaminarse hacia uno de los sofás y sentarse en el mismo, posados uno junto al otro. Por su parte, SeokJin sonrió victorioso y se colocó frente a los profesionales.
—Bienvenidos a terapia de pareja —les comentó el rubio y se sentó en una silla, aún manteniéndose ante aquellos dos.
—No somos pareja —dijo YoonGi—. ¿Y qué quieres decirnos?
—Nada —la simple respuesta de SeokJin causó que JungKook y el pelinegro lo miraran de manera irónica—, porque nada que yo diga podrá cambiar algo —se justificó—. Ustedes dos necesitan hablar.
—En realidad, deberías leer literatura relacionada con la psiquiatría —le dijo el pelinegro—. La represión está ganando muchos adeptos —YoonGi se encogió de hombros—; lo que no enfrentas, no te aplasta.
—Háblense —les ordenó.
YoonGi negó con la cabeza y soltó un bufido, pero finalmente dirigió su mirada hacia JungKook, quien parecía estar evaluando las opciones que tenía para escapar de aquella incómoda situación.
—¿Cómo te va en la vida? ¿Bien?
—Bien, gracias —respondió JungKook al instante y YoonGi asintió. Entonces, ambos intentaron levantarse rápidamente para así dirigirse a la salida de la habitación.
—¡Hey! —les gritó un molesto SeokJin—. Sentados. —Y sabiendo que no había nada peor que hacer enojar al director del hospital, JungKook y YoonGi volvieron a sentarse—. Los dos son buenos amigos, pero miren cómo…
—Eres un idiota —lo interrumpió el pelinegro—. Los dos también comemos con tenedor, pero eso no prueba…
—Habla con él. —SeokJin implementó un tono comprensivo en su voz, intentando convencer al contrario de hablar de una vez—. Dile cómo te sientes por lo que está haciendo.
—Le dije que era el mayor estúpido que conocí en mi vida —comentó YoonGi de manera desinteresada, por lo que JungKook rodó sus ojos molesto.
—Dile lo que opinas de su actitud —insistió el rubio.
—Bien —dijo el mayor y asintió—, yo pienso que eres un estúpido —repitió, aunque ahora mirando al castaño.
—Tú eres un estúpido —le dijo SeokJin—. ¿Sabes por qué? Él está sufriendo, pero tú única respuesta es chantajearlo de manera emocional.
—¿Cuál es tu posición respecto a eso? Y no mientas. —YoonGi no pudo ni quiso ocultar la amargura en el tono de su voz—. Estás en contra, ¿verdad?
—Ya lo ha dicho ante mí, aunque necesita probarte a ti que está de mi lado —le dijo JungKook en voz baja, luego de haber estado varios minutos en silencio.
—Al diablo —escupió SeokJin molesto.
—Demasiado para esa teoría —le mencionó YoonGi al menor, mientras veían cómo el rubio abandonaba el lugar rápidamente, insultándolos a los dos en voz alta.
Después de la salida de SeokJin, ambos se fueron también a sus respectivos sectores de trabajo, pero YoonGi no pudo ser capaz de apartar al menor de sus pensamientos en ningún momento. Por lo cual, cuando la jornada laboral llegó a final, no dudó en dirigirse a la oficina del oncólogo e ingresar sin autorización sin la misma.
JungKook se encontraba recogiendo sus pertenencias restantes, pero se sobresaltó al sentir que alguien entraba al lugar. En cuanto pudo ver a YoonGi, se sintió demasiado confundido e intentó cuestionarle algo, aunque no pudo hacerlo porque el más bajo se acercó a él y le cubrió la boca con la propia.
Sin dudarlo un instante, JungKook le correspondió y sujetó las piernas del mayor con sus manos, provocando YoonGi al instante le rodease la cintura con sus piernas y comenzara a soltar pequeños quejidos, mientras sentía cómo el menor lo sentaba sobre el escritorio y comenzaba a simular constantes embestidas.
De dicha manera, a pesar de no intercambiar ninguna palabra, lograron transmitirse lo que sentían el uno por el otro o eso creyeron. A partir de entonces, YoonGi decidió dejar de perder el tiempo y disfrutar de lo que JungKook podía ofrecerle. Sabía que no estaba hecho para les relaciones amorosas, pero estaba dispuesto a intentarlo y hacer lo posible para que resultara.
Las cosas fueron bien encaminadas por un tiempo. YoonGi ya no se molestaba en ocultar lo que sentía por el menor, así que solía abrazarlo, besarlo y hacerlo sentir bien siempre que surgía la oportunidad. Podía notar que JungKook parecía sorprendido al inicio, dado a que era sumamente extraño que él demostrase afecto por alguien más, pero se sentía muy feliz por eso.
Si YoonGi lo piensa bien, puede notar no cambió mucho entre ellos. Siempre habían tenido un vínculo que se acercaba más una relación amorosa en vez de una amistad, así que no hubo muchas modificaciones; y como era de esperarse, las personas que los conocían no estuvieron sorprendidas en absoluto cuando supieron de su romance.
Pero ninguno de ellos estaba destinado a tener una vida feliz y tranquila, por lo que siempre sucedía algo que interfería y les arruinaba sus planes. YoonGi tenía en claro esto y se había acostumbrado a todo, pero nunca pudo imaginar que la vida llegara a joderlos de manera tan notable.
Y si YoonGi tendría que decir cuál fue uno de los momentos más difíciles de su vida, no podría evitar recordar el día que pudo saber acerca de la enfermedad que sufría Jeon JungKook.
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