8
Habían pasado cinco días desde que Taehyung prometió tener el cuadro antes de que pasara la semana. Empezaba a ser desesperante que todas las respuestas que obtenía eran escasas porque no encontraban ni un rastro del ladrón. Y por si fuera poco, su insomnio no ayudaba en su descanso.
—Tae, debes parar aunque sea un momento.
—Si me detengo ahora, el trabajo se acomulará —le respondió sin despegar su vista del monitor.
—Pero si no lo haces, te dolerá la cabeza —a partir de eso el menor tecleó la última palabra acompañado de un punto y observó a Jungkook, este lo observaba con seriedad.
Su torso estaba desnudo, aún virgen de tatuajes que en un futuro planetaría hacerse más en esa parte, solo que había un pequeño piercing en su pezón derecho. El mayor tocó esa parte y rascó suavemente, comenzaba a picarle.
Taehyung se levantó, guió a Jungkook hacia la cama haciéndolo sentar en la orilla, buscó una crema sobre su mesita de noche —gracias su enfermedad—, y volvió hacia el tatuado para sentarse sobre su regazo a horcajadas. Aplicó un poco de la crema en la punta de sus dedos, dirigiendo estos hacia su pezón que con delicadeza esparció la crema. Jungkook se vio obligado a retener su respiración por el repentino frío tocar esa parte, pero la forma con en la que Taehyung lo aplicaba, hacía que el frío fuera disminuyendo más.
—¿Te duele? —le preguntó el menor con un susurro.
—No mucho, solo me pica a veces —Jungkook acercó su cabeza hacia el cuello del menor en donde fue repartiendo varios besos.
Taehyung también acarició el piercing que se situaba en aquella perturberancia. Le parecía un bonito diseño por más que fuera simple. Pero bueno, estamos hablando de Jeon Jungkook, a ese hombre nunca se le ve nada mal.
Taehyung le permitió aún más el acceso de su cuello. En pocas palabras, le estaba diciendo que podía hacer lo que quiera con él, y claro, sabía que él no le haría ningún daño. Sin embargo, la mirada fugaz que el menor le envió al mayor, fue suficiente para sentirse excitado.
Jungkook pensaba que Taehyung no llegaría sentirse incómodo o tal vez inquieto por la situación, pero la realidad es que se encontraba verdaderamente nervioso porque sería el primer encuentro de una manera sexual y tal vez indirecta. El mayor en vez de depositar esos pequeños besos húmedos, ahora fueron sustituidos por pequeñas mordidas al igual que lamidas por todo su cuello, hasta que una gran succión hizo que Taehyung abriera un poco su boca sin llegar a hacer ningún sonido.
Por primera vez en su vida podía decir que se estaba excitado como debería de ser.
Las peligrosas manos de Jungkook recorrieron por toda la camisa del menor, aún sin dejar de chupar su cuello. La camisa empezaba a estorbarle el paso, así que con un poco de desespero Jungkook le quitó la camisa blanca. Apreció por un momento su pecho desnudo, no estaba tan fornido como el suyo pero era más que hermoso.
—Sigo pensando que extraño tu barrigita —tocó su plano vientre. Su piel era tan blanda y a la misma vez tan lechosa que sus dedos se deslizaban sin mucho esfuerzo en el.
—Por mi propia salud, tenía que hacer ejercicio —rodeó sus brazos al rededor de su cuello.
—Entonces te perdono si fue por tu propia salud —con sus manos sostuvo la cintura de Tae, no era tan pequeña como la de Jungkook, pero si que unas curvas tenía.
Taehyung agachó un poco su cabeza, llegando hasta el oído del pelinegro y con un peligroso susurro le dijo:
—No necesitaría tu permiso para hacer algo que sería por mi propia salud.
Con tan solo aquellas palabras lograron encender por completo a Jungkook. Era raro. Taehyung era quien mayormente controlaba la relación, sí, pero en ese momento se sentía domado por él.
Como si fuera una presa sin escapatoria. La salida no existía, solo estaba esa bestia hambrienta por él, por querer tomarlo sin importar el costo.
Taehyung sostuvo entre sus manos el rostro de Jungkook, admirando por unos segundos esas hermosas orbes oscuras que tanto amaba ver para luego unir sus labios en un suave y necesitado beso. Ambos se deseaban, ambos se querían, y por supuesto:
Ambos querían dar ese paso que por mucho estuvieron esperando.
Las manos del pelinegro recorrían por el torso desnudo de Tae hasta que se detuvo en su pecho. Sostuvo entre sus dedos pulgar e índice sus pezones, que de imprevisto los apretó y a la misma vez jaló con una fuerza moderada procurando ni hacerle daño, provocando un jadeo en el menor aún con su boca ocupada sobre la de Jungkook. Taehyung se alejó un poco de él, comenzaba a temblar con cada toque en esa parte.
Y no, normalmente no era sensible. Más bien, lo convertían en sensible.
Jungkook se acercó hacia aquellas perturberancias, chocando su aliento contra su pezón izquierdo. Taehyung miraba las acciones del mayor sin moverse ni un poco, su respiración era entrecortada. Y dejó de respirar cuando la caliente lengua de Jungkook pasó por encima, lamiendo, mordiendo delicadamente y chupando sin llegar a lastimarlo. Fue entonces cuando Taehyung no aguantó más y soltó un pequeño gemido.
Con su mano derecha rodeó la cintura del menor, adentrándose atrevidamente por su pantalón corto y su ropa interior, amasando su trasero a su gusto mientras esta vez mordisqueaba su otro pezón. Los sentidos de Taehyung ya estaban perdidos, pero se pusieron en alerta cuando uno de los dedos juguetosos de Jungkook tocó con aquella entrada de su traero que por tanto no llegaba a mostrarle. Como pudo y torpemente, detuvo su mano antes de que pudiera hacer algún otro movimiento.
—J-Jungkook... —nombró con un gemido cuando sintió una succión más fuerte.
El nombrado observó al menor directamente a los ojos mientras aún chupaba su pezón sin ningún apuro. Finalmente dejó en paz aquellas dos perturberancias ahora ya completamente rojas por las mordidas y succiones anteriores.
—¿Estás bien, amor?
Su corazón empezó a latir más rápido de lo normal por la forma que lo llamó. Nunca antes lo había llamado así, y tomaba de imprevisto a Taehyung que no sabía tampoco como reaccionar. Por un lado se sentía suficiente para Jungkook, mientras que por el otro se regañaba internamente porque nunca sabía cómo expresar sus sentimientos de una manera más abierta sin tener que recurrir a lo físico.
Era bueno con las palabras y para expresarse, sí, pero no es bueno expresándose en cuanto al amor se trata. Ama a Jungkook. Ama su terquedad, su habilida, su forma de ser, la forma en que busca alegrarle el día y sacarle una sonrisa. Ama todo de él y palabras le quedaban pocas para decirle. Simplemente lograba decir un "te amo" muy pocas veces.
Porque Jungkook es un expresivo.
Mientras que Taehyung no sabe cómo expresar sus sentimientos amorosos de forma más abierta.
Era más físico que verbal en esos temas. Le gustaba tocar, sentir o regalar si así fuera el caso. Y trataba, en serio que trataba de cambiar esa pequeña parte que no le gustaba de él. Le gustaría ser más expresivo y decirle a Jungkook todas esas cosas que en su mente pensaba pero no lograba a decir. A veces incluso llegaba a pensar que Jungkook debía de estar confundido porque muchas veces Taehyung no llegaba a admitir cuanto lo amaba.
Era frustrante. Muy frustrante no poder hacer lo que más quería.
Jungkook notó por primera vez un poco de inseguridad en los ojos de Taehyung. Pensaba que él debía de estar dudando en si dar un paso más o retroceder dos, o que quizás fue demasiado lejos por ser muy calenturiento y dejarse llevar por la situación.
—Creo que fui muy rápido... —Jungkook fue sacando su mano del trasero de Tae, recostándose un poco hacia atrás mientras se apoyaba de sus codos.
—No es eso. El problema no eres tú, soy yo —admitió.
Otra vez volvía a sentirse frustrado. No era lo que quería hacer, estaba haciendo que las cosas dieran un giro inesperado solo por su frustración.
Y Taehyung detestaba eso.
—Lo siento...
Jungkook podía ver algo nuevo en él que antes no había visto, o que quizás él no permitía que lo supieran. Tal vez no era inseguridad sino que algo más, algo mucho más personal que no lo atacaba a él, sino que a él mismo, a Taehyung. Acogió su cara entre sus manos y empezó a repartir pequeños besitos por toda su cara hasta parar como último a sus labios.
—Tae, no te presiones mucho en algo que no te gusta...
Entonces no aguantó más.
—Quiero sentirme lo suficientemente bien como para poder decirte sin presionarme tanto lo que siento por ti —expresó sin titubear tanto—. A veces quiero hacerlo, juro que lo intento, pero no puedo. No quiero que pienses que estoy confundido contigo porque no es lo que siento....
Incluso podía jurar que iba a decir algo más y se había tragado la lengua. Empezaba a sentirse ansioso y no le gustaba esos sentimientos. Agachó la cabeza sin saber que más decir, ya estaba exhausto con todo lo que sentía y añadirle algo más al asunto, solo podía empeorarlo a él o incluso también a Jungkook. El mayor no creía que Tae hiciera todo eso por él, porque si bien admitía que a veces no podía saber que pensaba su pareja, lo quería.
—Tae, mi amor... —Jungkook lo atrajo hacia él para poder besar su frente—. No necesitas cambiar, todo está bien en ti. Me encantas tal cual como eres.
Tae se dejó mimar por su novio por unos momentos, aún seguía sintiéndose mal consigo mismo, incluso un poco enojado. Era difícil poder encontrar las palabras claves para expresarse hacia alguien con quien estás en una relación. Admiraba muchísimo a esas personas expresivas hasta por los codos porque era algo que él no podía hacer. No tenía envidia de algo que también podía hacerlo por más que fuera difícil.
Quizás al final Yeonjun sí tenía razón en decir que es un mata pasiones. —pensó Tae.
Y Jungkook, después de eso, no sabía que más podía pensar él.
Los sentimientos son difíciles de expresar.
Los sentimientos son difíciles de conocer.
El amor es igual. Expresar y conocer: son difíciles de entender.
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