4
A la mañana siguiente, Taehyung se removía de un lado a otro, pero siempre paraba sobre el pecho desnudo de Jungkook. El mayor quería moverse, sin embargo, no lo hacía porque no quería despertarlo ni tampoco porque se veía muy cómodo y tierno. Segundos después, el menor finalmente logró despertarse por un teléfono que no paraba de sonar. No era de Jungkook, si no que el de Tae.
Taehyung empezó a balbucear cosas sin sentido, y por lo poco que logró Jungkook entenderle, fue un:
—Mi teléfono...
Jungkook, con una flexibilidad increíble, se estiró en la cama hasta el lado de Tae, y de la mesita cogió el teléfono del menor hasta poder pasárselo. Taehyung sin más remedio calló su teléfono contestando tras ver quien era.
—Buen día, Yeonjun —saludó en inglés.
—"¿¡Cómo que buen día?! Oye, me dijiste que vendrías temprano, ¡y no lo hiciste!"
—Lo siento mucho. Iré pronto a la galería. ¿Puedes darme media hora?
—"Media hora, Kim. Ni más ni menos."
Sin más, el menor colgó la llamada y se reincorporó en la cama para poder estirarse un poco. Aún estaba algo distraído, con lo cual, miraba todo con confusión.
Quitando las pocas ganas de Tae en levantarse de la cama, Jungkook estaba sorprendido del inglés avanzado que tenía Tae, era tan avanzado que apenas hablar lo confundía por lo rápido que hablaba.
—Buenos días, Jungkookie —dijo el menor entre pequeños balbuceos.
Jungkook se dirigió hacia el de cabellos cenizas hasta depositar un pequeño beso en su mejilla.
—Buenos días, Taehyungie.
—¿Por qué nuestra relación se parece más a la de unos recién casados? —fijó su mirada en la del mayor.
—Oh bueno... ¿Quizás es porque queramos recomponer el tiempo perdido de un año completo? —Tae soltó una pequeña sonrisa antes de levantarse y estirarse aún más, tornando así algunos de sus huesos.
—Debo salir a una reunión —verificó en su teléfono la hora—. Se supone que ayer estuviera en esa reunión del trabajo, pero un amigo me cubrió una vez llegamos juntos de Estados Unidos.
Aquella palabra, amigo, sorprendió muchísimo más a Jungkook. Si bien sabía y entendía que su novio debe de tener más amigos de los que él conocía, le sorprendía que llamara tan a la ligera amigo a alguien.
Las personas, el mundo, y sus maneras de ser, logran cambiar tu vida de manera tanto positiva como negativa.
{...}
Después de una ducha rápida, el menor salió del baño y acto seguido empezó a ponerse la ropa. En la cocina podíamos encontrar a un Jungkook cocinando ágilmente, con el cabello recogido en una coleta y vestido como normalmente podrían encontrarlo: una camisa negra y ancha, pantalones de igual color como si fueran estilo militar y sus típicas botas que podrían aplastarte y dejarte sufrir por el intenso dolor.
Una vez el mayor sirvió el desayuno, observó por el pasillo cuando escuchó unos pasos livianos. Taehyung llegaba hacia él mientras se acomodaba las mangas de su camisa elegante.
El pelinegro no lo iba a negar: se ve increíblemente bien.
Si se comparaba al anterior Taehyung; un chico que antes fue un peliazul y con vestimenta básica, el actual Taehyung ni se asomaba a lo que antes fue. Lucía elegante, sus pasos eran confiados, livianos, su aura transmitía confianza al igual que inspiración. Aunque se veía simple en un sentido visual, si se observaba bien, no era tan simple.
De pies a cabeza, estaba vestido de Gucci.
—Gucci boy.
Taehyung levantó la cabeza hacia aquel apodo, su sonrisa opacó sus labios.
Una vez la pareja decidió sentarse y empezar a comer, el teléfono de Taehyung no para a de vibrar, la mayoría de me sabes eran de ese tal Yeonjun. Tae, quien de reojo observó los mensajes, no dudó en poner el teléfono en silencio. Le molestaba que, mientras está en un momento tranquilo e íntimo, su teléfono empezara a vibrar cuando en momentos más ajetreados no lo hace.
—¿Quieres que te lleve al trabajo? — le preguntó Jungkook.
—¿No te molesta?
—Para nada. Aunque la empresa últimamente está muy estricta... En fin, soy Jeon Jungkook.
—Quién cordones ata, cordones desata.
Una frase que definía al cien a Jungkook. Puesto que, si podía estar con una persona que en este caso es Tae, no se ataba con nadie más ni con nada, por lo que, preferiría seguir buscando.
Minutos más tardes de tomar el desayuno, ambos chicos tras recoger sus cosas salieron del apartamento. En el trayecto Taehyung no paraba de observar a través del cristal. Todo seguía igual a como solía recordar, solo que unas que otras tiendas eran completamente diferentes.
Una vez llegaron hacia la galería en donde fue el comienzo y la continuación de esta historia, Tae estuvo por bajarse del auto si no fuera proque Jungkook inmediatamente colocó el seguro en todas las puertas.
—¿No te vas a despedir de mi? —preguntó el mayor con un tierno puchero.
Tae le regaló una pequeña sonrisa mientras lentamente se acercaba a él. Su verdadera intención era besar su mejilla, sin embargo, Jungkook giró su rostro chocando con los labios del menor. Jungkook le mordió los labios, permitiendo así introducir su ágil lengua que no dudó en batallar con la de Taehyung.
Un beso apasionado para Jungkook, un beso intenso para Taehyung.
Al separarse, Jungkook besó suavemente la mejilla izquierda de Tae.
—¿Está bien si vengo a recogerte? —asintió—. Entonces, cuando ya estés por salir, me avisas. Ten un buen día, Taehyungie.
—Igualmente para ti —deseó.
Antes de Taehyung salir completamente del auto, estuvo dudando en sus siguientes actos. Quería, de verdad quería, devolverse y estar con Jungkook, pero el deber llamaba y no podía poner en juego su trabajo.
Aún así, como última vez, se giró y besó nuevamente sus labios antes de irse, tomando de sorpresa a Jungkook.
Oh claro, es Kim Taehyung, el chico de las sorpresas.
La galería de arte aún no había abierto por completo, con lo cual, todo el personal estaría en reunión hasta no mucho, eso incluía Tae.
Una vez el de cabellos plateados abrió la puerta, frente a él lo esperaba un chico pelirosa con mechas azules color cielo, otras mechas verdes muy claro y amarillo, recostado sobre una pared con brazos cruzados hasta que observó a Taehyung. Al verlo, le regaló una sonrisa amistosa y no dudó en correr hacia él.
—¡Taehyung-sunbae!
—Yeonjun, deja de llamarme así, yo soy tu ayudante, no tú mi ayudante —corrigió en inglés.
Aquel chico era mucho más alto que Tae, al igual que por edad, tan solo tenía veinticinco años. También había mucho de qué hablar sobre él, sobre todo de su apariencia explendida y cuerpo parecido al de modelo. Su carisma era muy intrigante, primera cosa que llamó la atención de Taehyung y que, gracias a eso, actualmente son amigos.
Ambos jóvenes caminaron entre los pasillos con obras por todos lados. Exactamente en dos en especial Taehyung detuvo sus pasos.
Un cuadro en blanco y otro pintado.
—¿Esa es la famosa obra que de la que todos hablaban en la galería de New York? —el menor asintió, tras largos segundos de darse cuenta de un pequeño error en su diálogo, giró abrupta ente hacia él.
—¿De cuándo a dónde sabes hablar coreano? —preguntó.
—Oh... Creí haberte dicho que tengo descendencia coreana. De hecho, estudié aquí por tres años antes de volver a Estados Unidos —explicó.
Aún le parecía alucinante que nunca tuviera aquel conicimiento de su amigo, aún más porque llevaba un año conociéndolo.
Sí bien podías conocer a la perfección a alguien, hay cosas de las cuales no sabes.
{...}
La reunión resultó ser muy interesante, a la misma vez fue muy acogedora porque la mayoría de trabajadores admiraban a Taehyung. De sus conocimientos más allá del arte y de su forma de expresarse hacia ellos —aunque él seguía siendo muy reservado—.
Taehyung salía muy temprano de la reunión y Yeonjun quiso invitarlo a comer, pero el menor decidió negar y esperar a Jungkook que minutos antes le avisó sobre su horario de salida como habían quedado en la mañana.
Jungkook, al poco rato después de ser avisado, llegó hacia la famosa galería de artes y recogió a su novio. Taehyung cargaba un gran tubo que parecía más de proyectos, lo colocó en la parte de atrás del auto para después subirse de copiloto.
El menor observó fijamente a Jungkook quien le regalaba una sonrisa brillante. Entonces, impulsándose del asiento, plantó un pequeño beso en la comisura de sus labios.
—¿Qué tal la reunión? —preguntó Jungkook una vez puso en marcha el auto.
—Bien. De hecho, tengo que ir hacia otro lugar a llevar eso —señaló el tubo.
—Oh... Lo siento, Taehyungie, pero debo volver a la empresa —el mayor hizo un pequeño puchero.
—No te preocupes, también iré a la empresa.
Jungkook parpadeó un par de veces, intentando comprender lo que había dicho, pero ninguna lógica le llegaba a la mente.
O igual sí, pero no lo pensaba de una manera distinta.
Al llegar a la empresa el primero en bajar fue Taehyung, sacando el tubo de la parte de atrás y agarrándolo entre sus manos. Jungkook quería preguntarle hacia dónde iba porque se veía muy confiado en sus pasos. Finalmente ya en la entrada el menor giró hacia su pareja.
—De casualidad, ¿no sabes en donde está el CEO? —le preguntó.
—Sí... Justamente voy a quedar con él en unos minutos.
Taehyung mordió levemente sus labios antes de decir:
—También tengo una reunión con él.
Jungkook abrió sus ojos de sorpresa porque nunca se le pasaría por la mente eso. Lo único que pensó fue:
¿Kim Taehyung trabajar para una empresa de artistas?
Pero no argumentó nada al respecto, al menos quería que él mismo le dijera qué trabajaba exactamente porque, si bien sabía que es un artista y que trabaja en una galería de artes, no entendía muy bien el porqué trabajaba para una empresa de artistas.
Una vez subieron al ascensor y llegaron al décimo piso, la pareja salió de este y el menor fue guiado por el mayor hasta parar en una puerta blanca que, tras cuatro toques después, se escuchó un "adelante".
Jungkook abrió la puerta, dejando que Taehyung entrara primero y ahí estaba él: el director de la empresa.
Su rostro lucía serio, tan serio que a primera vista Taehyung pensó: "este señor me traerá muchos problemas." Cosa que podría ser verdadera como también falsa. Sin embargo, vestía elegantemente. La ropa le ajustaba muy bien con su perfil delgado sólo que el rostro serio era lo que más dañaba el asunto.
—Buenas tardes —el de cabellos plateados hizo una reverencia ante él—. Mi nombre es Kim Taehyung, vengo en nombre de la galería de artes Soul on the Moon. Espero trabajar bien con usted.
Aquel hombre giró hacia Taehyung sobre su silla. Lo veía de arriba hacia abajo, pensaba que era un chico sencillo —que en realidad, sí es—, a su vez, también pensó que tiene un bonito perfil como para ser artista de una industria.
—Pensé que iban a tardar más tiempo en mandar a un representante de esa galería —de reojo observó a Jungkook quien estaba detrás de Tae—. Oh, también viniste tú.
—Me dijo que volviera lo antes posible, señor.
Taehyung observó detrás de su hombro. Jungkook se veía bastante tranquilo por no decir la palabra "domado". Era algo nuevo que Taehyung nunca pensó ver en él.
—Si me lo permite, me gustaría presentarle el proyecto en el que estoy trabajando —intervino Tae—
—El salón es todo tuyo.
Y así, Kim Taehyung empezó a explicar en lo que consistía el nuevo proyecto que desde la galería de artes en New York estaba preparando y ejecutando. No lo iba a negar, en su principio le resultaba difícil tener que planear, diseñar y a la misma vez ejecutar. Pero sólo lo hacía con un propósito:
Hacer que las personas hablaran por sí mismas.
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