37
Jin miraba a Namjoon con recelo, deseaba transmitirle algo a él sin tener que hablar, pero la escena era tan obvia que no hacía falta el hablar de nadie. Yoongi mantenía su boca abierta viendo a Jungkook, y Jimin mordía sus labios para no reír. Hoseok estaba en ese estado de trauma por lo que estaba viendo.
—¿Se supone que lo estás cuidando o te estás obsesionando? —preguntó Jin, rompiendo el perturbador silencio.
—El doctor le dijo que tenía que mantener reposo por una semana porque su condición física está fatal. ¿Sabes que tiene los glóbulos blancos en 2.10, y lo normal es 3.97 a 11.73? Está vivo de milagro, y ayer se iba casi a desmayar si no fuera porque estaba ahí y le di ajo, que, por cierto, no sabía que el ajo ayudaba a controlar la presión alta. También, le salieron unos horribles salpullidos y no puede-
—Jeon Jungkook, cálmate, no me voy a morir todavía —comenta Taehyung abrazando una almohada.
—Pero puedes morir por eso. El doctor dijo que...
—Sí, el doctor dijo que si no me cuido me voy a desmayar consecutivamente y eso podría provocarme serios problemas en mi sistema. He escuchado eso desde que tengo consciencia, no te preocupes, estaré bien.
—Pero Tae...
—No soy inmortal, algún día tengo que morir, y no será hoy, tranquilo.
—Qué consuelo. ¿No ves que el pobre está paniqueado? —carcajea Jimin por ver la cara asustada de Jungkook. Cuando tosió porque se estaba atragantando, un sonido a pecho enfermo salió—. Uy... No vaya a ser que yo muera hoy.
—No es gracioso, Jimin. Espera, ¿estás enfermo?
—No. ¿Nunca te has reído y se te atoraba el pecho como si tuvieras catarro? —comenta como si fuera lo más obvio.
—¿Te sientes bien? —pregunta Jin, acercando su mano a la frente de Tae—. Tu temperatura está alta.
Taehyung chasqueó su lengua. Nunca le había gustado estar enfermo, a nadie le gustaba, y solo se había enfermado pocas veces en su vida. Específicamente ahora, se sentía como un inútil. No podía tocar un pincel porque las yemas de sus dedos estaban tan frágiles que le dolía. Caminaba y tenía que ser sostenido por las paredes por sus débiles piernas. Tampoco podía ver hacia abajo porque se mareaba y era como si estuviera viendo su alrededor girar.
Nunca le desearía a nadie una enfermedad.
—Estás cansado, lo sé —dice Nam—. Al menos hay que agradecer que no es algo tan grave.
—Nam, lo que te conté solo fue el 5%, el asunto es grave.
—Jungkook —esta vez Tae lo llamó con seriedad, el nombrado giró hacia él, sobresaltándose por esa mirada que lo hacía querer ver a través de sí. Le intimidaba y no de una forma agradable.
—No me mires así...
—Entonces deja de exagerar todo. Estaré bien dentro de una semana.
El tatuado inclinó su cabeza hacia abajo, provocando que sus cabellos negros bailarán en su frente, tapándole la visión. De pronto, su teléfono empezó a vibrar.
—Es mamá —miró a sus amigos con rostro asustado. La situación no podría mejorar a este punto.
—Contéstale, miedoso —le dice Hoseok.
Como su madre le estaba llamando en videocámara, enfocó más a su rostro y aceptó la llamada. Min Yeon tenía el ceño fruncido mientras se estaba quitando, lo que era, al parecer, un collar con una sola mano. En medio de la desesperación, dejó el teléfono a un lado para quitarse el collar que ni siquiera quería salir porque se había estancado con su otro collar.
—¿Estás bien? —le pregunta su hijo—. Parece como si estuvieras poseída.
—"Se me estancó el condenado collar. Dios, por eso no me gusta usar collares, lo detesto con mi vida."
—Pero ese el collar que papá te regaló...
—"Es bonito, pero es mejor tenerlo de anillo. No, espera, la otra vez tuvieron que ponerme mantequilla en el dedo porque el anillo no quería salir. Mejor no, ni una ni la otra, demasiados problemas tengo como para pasar más trabajo con la vida."
Jin río escuchando eso, entonces, su madre se detuvo para mirar a todos lados y se quedó mirando fijamente a Jungkook, como si estuviera teniendo una crisis existencial.
—"Conozco esa risa, me suena muy fuerte... ¿Es Jin?"
—Lo conoces tan bien que solo por su risa lo identificas —contesta su hijo mientras reía.
—"O sea... ¿En dónde estás?" —esta vez dejó de intentar quitarse el collar para prestarle atención y ver a los alrededores en donde su hijo estaba—. "Te estaba llamando porque no quería molestar a Taehyung. Me habían dicho que está gravemente enfermo, entonces, como ustedes dos se conocen, quería saber si está bien."
—Pues... Él dice que está bien.
Jungkook le hizo una señal a Tae para tener su autorización de que la viera, él solo asintió. La realidad es que Tae también quería verla, no solo porque no pudo avisarle de que no asistiría a sus reuniones, sino porque algo en ella le hacía sentir cómodo. Una extraña mezcla familiar, sintiéndose como en su hogar.
—"Ay madre..." —alzó sus cejas, asombrada por ver a Tae—. "Bueno, viendo lo positivo, te ves mejor de lo que pensé. ¿Urticaria?"
—Sumémosle la presión alta y tengo vértigo —ella frunció sus labios, como si compartiera su sufrimiento.
—"En todo caso, es mejor estar vivo con un propósito que muerto sin tenerlo."
Vivir significa respirar por un propósito. El propósito de Kim Taehyung era su arte, y el propósito de su arte vivía por su musa. Amaba su musa, la adoraba, lo quería con todo su corazón, pero ¿por qué debemos quedarnos estancados con una sola fuerte máxima de inspiración?
Porque inspiración hay varias, y solo existe una que nos puede salvar de la cruel realidad.
—Eso fue con segundo sentido, ¿verdad? —pregunta Jimin.
—Depende del cómo lo tomes —responde ella, retomando otra vez sus movimientos sobre el collar—. Si tu propósito es bailar, mueres cuando dejas de hacerlo. Somos seres humanos, siempre morimos por dentro cuando nuestro propósito deja de existir —de repente, gritó, sonando más a enojo, siendo en realidad un sonido de alegría—. ¡Señor Cristo, gracias! —celebró, dejando los collares a un lado de la mesa y masajeando su cuello.
Min Yeon tenía razón, pensó Tae. Veía su propósito desvanecerse junto con esas memorias felices. Veía todo lo que amaba en un pequeño hilo que le hacía sentirse inquieto por dentro. Si bien decía que él estaba bien, en el fondo sabía que no lo estaba. Necesitaba algo, y ese algo parecía ser inalcanzable por más que estuviera a su lado.
Lo necesitaba a él, nada más que a él.
Cuando Min Yeon le recomendó algunos teses caseros, colgó la llamada esperando su pronta recuperación. Sus amigos se quedaron una hora más con él, hablando de cualquier tontería que se les ocurriese. Fue reconfortante porque nunca había tenido un vínculo amistoso más que con ellos. Con ellos se sentía bien.
Salvo que notó unas miradas extrañas entre Jin y Nam. Lo dejaría pasar porque no es un asunto de su importancia.
A la noche siguiente, y como los demás días pasados, Jungkook no había dormido con él. No le dijo las razones, pero él conocía el porqué. Quería darle su espacio, y su espacio tenía un costo.
Kim Taehyung nunca volvió a dormir por más que la cama estaba impregnada de su aroma.
Apoyándose de las paredes caminó hacia la sala. No podía quedarse tranquilo en la cama sin hacer nada, necesitaba, aunque sea por dos minutos, liberarse. Sacó su caballete y un estuche en donde estaban la mayoría de sus pinturas de óleo. Sacando su paleta, puso el color rojo, azul y amarillo, y con una brocha fina mezcló el rojo con el azul, creando un violeta oscuro.
Sus dedos dolían por cada pequeña pincelada sobre el lienzo, pero no podía parar; no quería parar ni lo deseaba. Anhelaba más trazos al ver ese lienzo pintado y ver el blanco desvanecerse sobre los colores.
Era como si le estuvieran quitando lo que más amaba en la vida, y así fue, solo que Taehyung estaba decidido a tener que recuperar todo lo perdido. Lo decidió en ese momento.
—¿Taehyung? —pregunta Jungkook llegando a la sala. Tenía el cabello desordenado, parecía que estuvo dando vueltas por la cama para poder dormir—. ¿Qué haces aquí? Deberías de estar descansando.
—No podía dormir.
En ese momento, Jungkook entendió lo que estaba ocurriendo y de lo que no se había percatado. Taehyung no podía dormir si algo merodeaba en su cabeza, ni podía dormir si Jungkook no estaba a su lado. Necesitaba una seguridad de que todo lo que estaba en su cabeza desapareciera para poder dormir, y esa seguridad no estaba a su lado.
—¿Quieres un té de jazmín? —le pregunta el mayor, por lo que asiente.
Todo el mundo sabía que Jungkook nunca fue amante del té, le gustaba más el café porque podía mantenerse alerta de cualquier cosa. Ahora, después de conocer a Tae, incluso sabe hacer cualquier tipo de té e identificar algunos con tan solo olerlo. Realmente se sorprendía de todo lo que aprendía a su lado.
Esperando a que el agua hirviera, observó de reojo a Tae. Se veía muy tranquilo pintando y mezclando colores, tan tranquilo que por un momento dudó que estuviera sintiéndose mal por dentro. Sabía que estaba evadiendo el dolor de sus dedos, evadiendo los síntomas que su cuerpo le estaba mandando para que descansara. Evadía todo y cada uno de esos síntomas porque odiaba quedarse en un lugar al que ya no podía conciliar lo que alguna vez apreció.
Apreció su sueño.
Apreció su descanso.
Así como apreció lo que sus manos podían crear, apreció todo aquello que en tiempos no pudo tener.
Al servir el té, dejó la taza de Tae encima de una mesita, mientras él observaba desde el sillón lo que estaba pintando. Solo eran colores suaves y oscuros; todavía no había ninguna silueta o algo que le hiciera identificar qué estaba pintando.
—Te despertaste por una razón —comenta el menor sin despegar la mirada.
Claro, es la segunda persona que me conoce mejor. —pensó Jungkook.
—No podía dormir.
No dijo nada.
Cambiando de brocha, escogió una más gruesa e hizo trazos rojos. Lo pasaba sobre el lienzo con tanta delicadeza que parecía irreal, y sabía que aquello solo era una distracción de lo que realmente sentía.
—¿Qué tienes?
Detuvo sus movimientos. De todas las preguntas menos esperadas, supuso que preguntaría aquello, salvo que la respuesta no la tenía muy clara.
¿Por qué lo hacía? No quería desquitarse pintando porque se dio cuenta de que eso solo le traería dolor. Entonces, ¿por qué?
—Tampoco podía dormir.
—Tú nunca duermes bien, Taehyung.
Dejó el pincel a un lado, tomó su taza y tragó un sorbo. Se podría pensar que ellos realmente estaban bien, que nada había pasado, pero se notaba la terrible tensión entre ellos. Sin embargo, son imanes, y como imanes que son, por más que traten de alejarse, nunca podrán.
—Quería pintar, eso es todo.
—Sí, sé que querías pintar, y no me vas a engañar, te conozco.
—¿Realmente me conoces tan bien, Jeon Jungkook?
¿De verdad lo conocía por completo? Nunca sabe lo que Taehyung piensa, lo que podría hacer, no conoce para nada sus pensamientos ni lo que podría sentir porque todo ese tiempo estuvo reteniéndose. Estuvo reteniendo sus sentimientos, estuvo reteniendo su hablar. Así que, ¿de verdad puede decir que lo conoce?
—Nunca digo lo que siento, solo digo si me gusta o no. ¿Cómo puedes estar tan seguro de que me conoces si solo conoces una pequeña parte de mí?
—Los sentimientos no siempre lo son todo, Taehyung.
—Sí lo son.
—No. Que no expreses lo que sientes, no siempre identifica si estás mal o bien.
—Tan solo dime cómo dejo de sentirme culpable de lo que está pasando.
Porque por más que se dijera que nada era su culpa, por más que tratara de engañarse y hacerse el fuerte, seguía pensando que nada de lo que estaba pasando hubiera sucedido. Se dijo que prefería olvidar a tener que perdonar, y tener que perdonar justo ahora se le hacía tan difícil, tan doloroso que no se veía capaz de hacerlo.
—¿Por qué te culpas? Nada de esto es tu culpa. Es tu forma de ser, no tienes que culparte por algo que no fue tu error.
Dejó su taza a un lado, ahora lo que más le importaba era hacerle entender a Taehyung de que nada era culpa suya, solo había sido un horrible malentendido.
No.
No había sido un malentendido.
No lo fue porque Jeon Jungkook no confío en Kim Taehyung.
—Todo esto es mi culpa —dice el mayor, girando el sofá hacia él, quedando frente a frente—. No confié en ti, no confié en lo que me estabas diciendo. Tú siempre me fuiste honesto, pero yo simplemente te ocultaba cosas y todo eso con el fin de perjudicarme.
—¿Crees que fuiste el único que te ocultó cosas? Yo también.
—Una vez me dijiste que quieres que te cuente todo y a la misma vez nada.
—Merecías saberlo todo. No debí dejar que Yeonjun hiciera lo que quisiera conmigo. No debí someterme ante nadie, ni a él. Debí alejarlo y no confiar en él.
—Pero lo hiciste, Tae, no puedes cambiar lo que pasó.
Vio cómo mordía sus labios. Detestaba verlo morderlo, así que con su pulgar alejó sus labios de sus dientes. Sus miradas chocaron, y, a través de la luz, Jungkook podía ver los ojos de Taehyung.
Por primera vez desde que lo conoció, podía ver algo más a través de sus ojos.
Podía ver sentimientos. Podía ver el miedo. Podía ver su ira, su tristeza. Podía ver su amor.
Fue ese el momento en que abrazó a Taehyung, enterrando su cabeza en su cuello. Sintió cómo su camisa se hacía más apretada, y todo eso era porque Tae cada vez lo abrazaba con más y más fuerza. Taehyung empezaba a culparse de todo por su personalidad, por no esforzarse más en poder cambiar, en poder ser más expresivo. Él había fracasado en su misión solo por ser así.
—Por favor, no sigas culpándote. No es tu culpa, tu personalidad no tiene la culpa. ¿Qué hay de malo en querer volver a confiar? Ellos están mal, no tú por querer creer en que las cosas pudieron cambiar.
—Los sentimientos nunca cambian. No engañan, el corazón sí, la mente sí, pero los sentimientos nunca lo harán porque son permanentes.
La diferencia entre una emoción con un sentimiento es que las emociones son pasajeras, mientras que los sentimientos duran para toda la vida. Las emociones pueden ser fuertes o suaves, por lo contrario, los sentimientos pueden ser solamente fuertes o tan suaves que parecen ser inexistentes como un cascarón.
Kim Taehyung siempre fue un cascarón que aparentaba ser hueco cuando, en realidad, en su interior yacían sentimientos muy fuertes para otros tener que controlarlos. Él nunca fue de tener emociones fuertes, no, siempre tuvo sentimientos que lo hacían ser más fuerte que antes porque era fiel a ese sentir.
Justo ahora, estaba siendo emocional.
—Mis sentimientos por ti nunca cambiarán, Tae. Nunca dejaré de decirte que te amo. Nunca dejaré de apreciarte. Nunca más dejaré de confiar en ti, así como tú confías en mí. Nunca lo haré.
No escuchó nada, ni una réplica, ni una sola palabra, solo podía sentir que su agarre era cada vez más fuerte y vibraciones en su pecho. Preocupado, se alejó para poder ver su rostro.
Estaba llorando.
Solo tres veces había visto llorar a Kim Taehyung.
La primera vez fue cuando lo besó al ganar el premio con su obra.
La segunda vez fue porque no confió lo suficiente en él para diferenciar lo que es real y lo que fue falso.
Y la tercera es ahora, porque Taehyung se sentía lo suficientemente bien para aclarar su mente y volver a confiar en su musa.
—¿Lo prometes? —sus palabras fueron tan débiles, casi inaudibles.
—No.
Ese fue el momento en que Taehyung limpió rápido sus lágrimas para mirarlo con el ceño fruncido, listo para tener que alejarse porque estaba tan seguro de que esa sería la última vez que vería a Jungkook, y si hacía falta, se mudaría al extranjero con el fin de no encontrarlo más nunca.
No, él no era un cobarde.
—Juro que nunca dejaré de confiar en ti —sonrió.
—Ese era tu plan, ¿no? Decir que no lo prometes para preocuparme y hacerme crear miles de escenarios posibles.
—¿Qué? ¿Ibas a irte si te decía solamente un "no", irte lo más lejos posible y si hacía falta, te hacías una cirugía plástica? —pregunta, aguantando la risa.
—La idea de la cirugía plástica no está mal. Sería una buena idea si fuera un cobarde, así que descarté todas las opciones porque no lo soy.
—Sé que no lo eres.
Taehyung lo miró detenidamente, observó sus facciones que ahora lucían más relajadas, su cabello alborotoso que caía sobre su frente, sus ojos tan brillosos como las estrellas, y entre ellas, esa mirada cálida que le daba solo a él.
Por último, su mirada viajó a sus labios. Jungkook quería preguntarle por qué lo miraba tanto, asimismo, su sorpresa fue tanta cuando sintió sus labios chocar con los suyos.
Taehyung siempre lo besaba en los momentos que más lo tomaba de sorpresa, en donde menos pensaba que quería besarlo, él siempre se adelantaba y le creaba la necesidad.
—Por favor, duerme conmigo —le susurra cuando sus frentes se juntaron.
El cerebro de Jungkook empezó a tener una especie de debate mental, porque, por un lado, estaba el pensamiento de que posiblemente quería tener relaciones, algo muy poco probable dada la situación, pero que podría ser una opción. Por otro lado, había pensado que entendió mal y que toda idea loca se debía a la falta de sueño. Así que, para descartar, mejor preguntó.
—¿En qué sentido lo dices?
—¿En cuál crees? —le pregunta, ya empezando a reír por su teoría.
—No sé. Pensé que querías que hiciéramos el amor porque es lo que hacen las parejas cuando se reconcilian.
—No somos esa clase de pareja, Jungkookie —dice ya carcajeando.
—Bueno... Al menos tenía el presentimiento de que me querías usar para poder dormir.
Taehyung niega al levantarse. Nunca tuvo la perspectiva de que el deseo carnal pudiera solucionar las cosas si no fuera hablando. Le parecía ridículo, absurdo, más que nada, porque el cuerpo no puede solucionar todo si no es hablando.
Tomando lo poco que le quedaba de la taza, la llevó al fregadero; segundos después, Jungkook llevó la suya.
—¿No vas a terminar primero el lienzo?
—Quiero dormir. Mañana es otro día.
Dicho eso, tomó la mano del mayor para llevarlo a la habitación donde había estado durmiendo. Se acostó en un lado y esperó a que Jungkook estuviera acostado para poder rodear su brazo alrededor de su cintura.
—Me abrazas como si estuvieras deseando hacer esto por mucho tiempo.
—Lo hice. Realmente quería hacer esto.
Jungkook aprovechó que tenía acceso al rostro de Tae para apartar mechones de su cabello y besar su frente. Entonces, un pensamiento extraño invadió su mente.
—¿Esto significa que ya estamos bien?
—¿A qué te refieres?
—¿Habíamos terminado la última vez? ¿Ya nos reconciliamos? ¿Ese beso lo fue todo o qué?
—Para resumir, creo que ya estamos bien.
—¿Crees?
—Sí, lo digo por mí, porque tampoco puedo hablar por ti.
—Pero Tae... Si tú dices que sí, yo también.
—Pues fin del caso, ya estamos bien.
—¿Así de fácil? —Tae se alejó de su pecho, su mirada se posó en los ojos de Jungkook que aún continuaba mirándolo atónito.
—¿Quieres ser mi novio?
—¿Es que nunca lo fuimos?
—No intentes jugar con mi mente porque no lo vas a lograr. Ahora duerme.
—Tae, hay mucho de lo que debemos hablar, y si no lo hago ahora, después se me olvidará.
—Tengo mucho sueño, tú también debes tener sueño. Solo duerme, si mañana te llega, entonces hablamos.
—Pero Tae...
Sin más, lo besó, inclusive mordió sus labios como advertencia para que dejara de hablar tanto.
Jungkook no pudo evitar sentirse bien ante aquella acción. Sabía que algo estaba yendo bien, sabía que, hasta ahora, todo se había solucionado y que poco a poco iban a estar aún mejor. Era obvio que cierto miedo a que todo lo que construyeron se derrumba existiera, pero su fortaleza de superar los obstáculos era más fuerte, su fortaleza de permanecer al lado de Tae era suficiente para poder superar todo.
¿Confiar en tus experiencias pasadas o confiar en una nueva relación?
Cada situación era diferente, por lo tanto, las experiencias llegan a no ser del todo suficientes para poder afrontar un problema o superarlos.
Así que, Jeon Jungkook aprendió algo valioso:
Confiar en su pareja lo era todo. Debía confiar en él más de lo que confía en su propio ser. Y si lo dejaba ir, el destino ya lo había pronosticado por sus malas decisiones.
—Jungkook...
—¿Sí?
—Te amo.
No siempre era necesario expresar tus sentimientos cuando muchos conocen cómo eres y cuál es el trato que les das. ¿Debemos hablar lo que sentimos o callarnos siempre?
Simplemente, ambas, porque nadie puede saber qué siente el otro si no hablamos. Y también, porque si no queremos hablar, callamos y actuamos según nos sentimos para que otros nos entiendan.
El arte resulta actuar de una forma similar. El arte habla, el arte calla. El arte observa, el arte desprecia.
¿Somos nosotros el arte de poder despreciar, amarnos, callar, observar y hablar?
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