33
Taehyung llegó a una habitación del hotel reteniendo sus lágrimas. Hace más de un año sintió un dolor parecido, pero nada igual. Era desgarrador, que te hacía olvidar quién eres y de dónde provienes.
La última vez que lloró no fue por alguna tontería de niño, él nunca lloraba por eso. Fue, más que nada, porque su gato había muerto a causa de insolación que hacía en ese verano. Él era muy cuidadoso, no dejaba que saliera, le daba sus comidas, le daba de tomar, lo bañaba... ¿Por qué había tenido una muerte tan trágica?
Desde ese entonces, no quería tener ningún gato por más que le gustaran. Tampoco quería tener un perro, hasta que su abuela le regaló a Yeontan cuando tenía dieciséis años. Lo había cuidado más que su vida porque descubrió que tenía una grave condición en su corazón. Sus hermanos le decían que siempre estaba enojado, algo completamente falso porque era muy amoroso.
Fue una gran tristeza cuando se dio cuenta de que, estando en Seúl mientras estudiaba, no podía mantenerlo porque apenas se cuidaba.
Así que, como fue tanto tiempo lo que retuvo, empezó a hipar del dolor. Se deslizó en la puerta tocando su pecho mientras lo masajeaba.
Sollozó.
Su llanto resonó por toda la habitación.
Pensó que Jungkook confiaba en él, que le creía, que realmente lo amaba. Estaba pensando que incluso jugó con sus sentimientos, experimentó con ellos con el único pretexto de ver si con Tae era diferente.
Era diferente, el primer problema fue Jungkook, y el último Tae.
Mentiroso.
Mentiroso.
Siempre fue un mentiroso.
Nunca debió abrir su corazón.
Tal vez llevaría días así, tal vez nada volvería a ser igual y la pena comería su corazón hasta hacerlo de acero. Al menos, quería llorar por última vez, quería deshacerse de ese dolor en su pecho que no pudo sacar antes, y que, desgraciadamente, tendría que aprender a vivir con aquello que tanto daño le hacía.
Una semana después, Jeon Jungkook faltó por una semana completa igual que Kim Taehyung.
Al momento de volver a la empresa, se dirigió hacia el actual CEO, Bang Si-Hyunk, para darle una excusa que por obviedad era una mentira. Le dijo que tenía un fuerte dolor de estómago —gracias a su mala digestión mencionada en su expediente—, y que no podía ni tomar el teléfono para avisar.
Saliendo del despacho, se encontró con Jimin, lucía muy preocupado cuando lo miró de arriba hacia abajo.
—¿Estás bien? Hace más de una semana que no vienes.
—Estoy bien —primera mintira.
—¿Y Taehyung?
—No lo sé.
Le dio la espalda con la intención de irse. No pudo escapar de Jimin cuando lo tomó del brazo para hacerlo girar.
—¿Qué dijiste?
—No sé sobre la vida de Kim Taehyung. Ahora déjame tranquilo —segunda mentira. Muy dentro de él, quería saber sobre su vida, quería saber cómo estaba, porque reconocía que él era el culpable.
Park Jimin quedó con la boca abierta viéndolo irse, pensaba que había sido una ilusión de su mente adormilada, que él nunca dijo que no sabe nada sobre Tae cuando claramente Jungkook era el primero que sabía sobre su vida.
El mundo iba a terminarse.
Seguía trastornado cuando Jin y Nam llegaron por los pasillos. Nam le pasó la mano por el rostro a Jimin porque no parpadeaba. Si no fuera porque Jin le dio unas nalgadas, gritando en el acto, no hubiera reaccionado.
—¿Tan guapo estaba Yoongi hoy para que quedaras impactado? —le pregunta Jin, ocultando su risa.
—¿Que Yoongi qué? —frunce su ceño, golpeando sus mejillas para enfocarse en lo más importante—. No, no, no, Yoongi no es tan importante como lo que acaba de pasar, aunque es más importante que todos ustedes, pero queda en primer-segundo plano, porque es muy importante para mí, solo que no más que Jungkook diciendo que no sabe nada de la vida de Tae, y... —abrió sus ojos, dándose cuenta de lo importante—. ¿¡Qué demonios fue lo que dijo ese pedazo de animal, ese imbécil!? ¡Voy a matarte Jeon Jungkook! ¡Por el amor a Cristo que te voy a golpear!
Viendo su intención de correr, Namjoon lo detuvo con sus fuertes brazos. No permitiría que Jimin hiciera una locura, ni aun siendo en broma. No sabía qué había ocurrido antes para que estuviera tan enojado.
—¡Namjoon, suéltame, te diciendo que me sueltes! —dejando de luchar, Namjoon suavizó su agarre, provocando que Jimin volviera a forzajear, casi liberándose de él—. ¡Te juro que si le pasó algo a Taehyung, no lo voy a perdonar, no lo haré!
—Jimin, cálmate. ¿Qué ocurre? —intenta tranquilizarlo Jin.
—Llevo días escribiéndole a Tae, y no responde. Le pregunté a Jungkook hace unos instantes cómo estaba él, y me responde que no sabe nada de su novio —dice incrédulo.
—¿Qué? —expresan los dos mayores—. ¿Cómo que no sabe nada? —pregunta Nam—. ¿No que viven juntos?
—¡Pues claro que viven juntos! No entiendo esa respuesta... ¿Y si discutieron?
—Entonces tendría que ser algo verdaderamente grave como para que no puedan solucionarlo... Oh, lo cierto es que le escribí a Tae ayer y me dejó en visto, normalmente el responde al instante o después con una disculpa. No es propio de él —dice Jin.
El pecho de Jimin se apretó, temía lo peor, era como si todo fuera revertido. Sabía lo que aquellas acciones provocarían, era obvio que nada bueno saldría y que el daño podría ser irreparable.
Kim Taehyung había perdido el interés de fijarse en su musa. La abandonó.
Jeon Jungkook perdió el motivo de tocar. Le negó la inspiración al artista.
Namjoon viajó su vista a Jin, lucía ido, pensando en algo que tal vez dejaría a todos con la boca abierta. Lo conocía, siempre que actuaba así, era por algo.
Cuando llegaron al salón de ensayos, estaban Hoseok y Yoongi conversando sobre algo, hasta que el pálido observó al rubio, notó algo extraño en su comportamiento, porque, si de algo estaba seguro, Park Jimin era de esos que animaban el ambiente.
Al poco rato también llegó Jungkook, que sin saludar a sus mayores se sentó en el taburete, quitándose la chaqueta y buscando entre su mochila las baquetas. No era una acción normal, para nada normal.
Los ojos de Jimin detonaban furia, Yoongi lo sabía al ver su semblante tenso. Hoseok permanecía estático viendo los movimientos toscos del tatuado.
Empezaban a incomodarse cuando empezaron a tocar y estaban descoordinados. Jimin y Hoseok, que estaban encargados de la coreografía, solo chocaban sus pies, Hoseok ni siquiera sabía hacia dónde pisar porque ahí mismo estaba Jimin y no quería lastimarlo.
Era un asco.
Jin paró de cantar, no podía cantar bajo una presión descomunal. ¿Quién podría funcionar bajo esa circunstancia?
—Esto no funciona —sentencia el mayor de todos, alejándose del micrófono, pasando sus manos por la melena castaña.
Mantuvieron un silencio que dejaba mucho de qué hablar, pero, nadie decía nada. Namjoon viajó su vista a Jungkook, luego le preguntó:
—¿Qué te pasa?
—¿Debe pasarme algo para que todos me pregunten lo mismo? —pregunta en modo de burla—. Estoy bien, hyung.
—No mientas —dice Jin, viendo sus otras intenciones tras el gesto—. Solo di lo que piensas y listo.
—De seguro dirá que no le importa la única persona que estuvo con él.
—Park Jimin —la mirada que le mandó Jin al rubio lo paralizó. Hacía años que no se comportaba así.
—¿Es de tu conveniencia saber lo que ocurra en mi relación con Tae? No sabía que desde ahora te metías en lo que no te importa, Jimin.
—¿Qué? Oye, yo solo me preocupo por mi amigo, también me preocupo por ti porque no es normal tu comportamiento —el rubio se acercó a él, parecía estar listo para empezar una discusión—. No es normal que de la noche a la mañana desaparezcas por una semana dando una excusa que ni tú mismo te crees. No es normal que digas no sabes nada sobre la vida de Tae cuando viven juntos, es tu pareja, nuestro amigo. Tu amigo. Entonces, ¿vienes ahora con una actitud de perro rabioso, a desquitarte con nosotros cuando solo queremos saber qué pasa? Nuestra sincronía, Empire, no puede funcionar si no existe una comunicación, que, ahora mismo, no hay.
—Kim Taehyung solo engaña. No es quien realmente es.
Los hombros de Yoongi se tensaron, quería preguntar a qué se refería, porque conociendo a Tae, él no sería capaz de engañar a nadie, mucho menos a Jungkook.
Jin le había robado las palabras de la boca. Siempre se había mantenido al margen de todo, incluso cuando Jungkook y Jimin discutieron cuando eran parejas y la amistad entre los seis se vio afectada hasta que llegó Tae. Quizás, en ese entonces, debió hablar justo como ahora lo iba a hacer, y solo por eso, probablemente antes hubieran sido más únicos sin la existencia de un vínculo roto que Tae en su momento arregló.
—Taehyung no sería capaz de engañar, mucho menos si eres tú.
—¿Tan seguro estás? —bufa, cruzando sus brazos sobre el pecho—. No lo conoces.
—El que realmente no lo conoce eres tú. ¿Sabes que todos los días lucha para ser más expresivo solo por ti? Tú más que nadie sabes que nunca fue abierto con sus sentimientos, incluso estuvo cuestionándose cosas normales, pero que él no sabía cómo solucionarlas.
Namjoon podía ver que Jin trataba de calmar sus emociones. Sabía que uno de sus sentidos le mandaba alertas de que nada ahí estaba bien, del mismo modo, no debía hablar de más.
Eso le frustraba.
Le frustraba tanto que todos salieran lastimados.
—Siempre es lo mismo cuando se trata de tener parejas, Jeon. Todos te utilizan o te cuidan de más. Tu principal problema es que ni siquiera puedes confiar. ¿Kim Taehyung no te ha dado la confianza suficiente para que puedas confiar en él? Él solo quiere darte el amor que por mucho tiempo estuvo reteniendo. Él es sincero con sus sentimientos. Él te ama.
Él le ama.
Kim Taehyung ama a Jeon Jungkook.
Lo amaba, pero, ¿por qué ese sentimiento se sentía pesado? Tan pesado como una roca caer al agua. Muy al fondo.
—Si lo dejas ir, eres un estúpido que no tiene cerebro. Personas como él no hay dos. ¿Vas a esperar sentado ahí todo el tiempo hasta que te lleguen las cosas buenas? El amor se gana. El respeto es universal. Tus decisiones son las que te perjudican, no otros.
¿Quién era Jin para juzgarlo por estar alerta cuando se trataba de alguna infidelidad? Sabía que era algo que debía mantener a la mira, algo que le tenía miedo porque detestaba ser usado. Detestaba tener que ser pisoteado solo por ver a los otros con una sonrisa. Por esa misma razón, Kim Seok Jin quería que Jungkook no fuera pisoteado otra vez, sino que fuera feliz sin ser lastimado.
Nadie merecía que le arrebataran la felicidad.
Fue tarde cuando Jungkook entendió que Tae no era como los demás. Se había dejado llevar por su pasado, por sus emociones, y tal vez, porque tenía celos.
Su vista se nubló.
Jimin fue el primero en arrodillarse frente a él, tocar sus manos y decirle:
—Puedes recuperar a alguien si te esfuerzas en mostrar el cambio. Taehyung es obstinado, pero si insistes, llegará el momento en que puedas entrar en su corteza. Deja que él hable, tu conciencia decidirá si creerle, no tú lógica.
Porque la lógica no siempre lo era todo.
Y porque le corazón no siempre hablaba la verdad.
El corazón juega sucio. La lógica te dice la realidad. El corazón engaña, la lógica te traiciona.
Engañaba el ser de Jungkook, traiciona a su propia confianza.
—¿Qué haces aquí todavía? —pregunta Hoseok con incredulidad—. ¡Ve y búscalo, no pierdas el tiempo sobrepensando todo!
—Es mejor hacer que hablar —agrega Yoongi, porque, conociéndolo, sabía que Jungkook aún seguía amándolo y que le dolía, le dolía mucho el corazón.
—Vete ahora o te sacaremos —apunta Nam a la puerta.
Los ojos de Jungkook estaban aguados. No los merecía, por supuesto que alguien tan arrogante y malagradecido como él no podía merecerlos. El creer y confiar nunca fueron su fuerte, siempre tenía una más que la otra, no una balanza. Con Kim Taehyung se le dificultaba porque nunca llegaba a tener de las dos, y con él debía aprender a tenerlas.
Tomando su chaqueta y mochila, estuvo por salir del salón. Giró hacia sus mayores, inclinando la mitad de cuerpo hacia ellos, dijo:
—Perdón por mi comportamiento. Me aseguraré de arreglar las cosas. Muchas gracias por sus palabras, hyungs.
Jeon Jungkook siempre había sido el pequeño del grupo, uno que debían cuidar, guiar y aconsejar. Aquel chico revoltoso que hacía cosas sin darse cuenta y al final iba con el rabo entre las piernas hacia ellos porque no sabía cómo enmendar su error. En este caso, Jeon Jungkook quería aparentar que podía, que era su deber no tener ninguna persona que lo respalde ni que lo escuche, porque siempre era su madre o Tae quienes escuchaban sus pensamientos, ahora que no tenía a los dos, debía llevar su propia carga sin ser compartida.
Excepto que ellos, sus mejores amigos, siempre estarían ahí para él. Sí, discutían, se insultaban y puede que a veces el asunto llegue a situaciones mayores, pero siempre estaban ahí para poder apoyarlo y cometer cualquier locura solo por él.
Cuando el tatuado salió del salón, Namjoon se acercó a Jin, tocando con disimulo los dedos de su mano derecha. Atento al tacto, Jin lo miró de reojo.
—Lo hiciste bien, Jinnie.
¿Kim Soek Jin realmente lo hizo bien?
¿Él no sería el culpable de lo que próximamente estaría por pasar?
*
Dado que he visto a más de uno agonizando, les recuerdo que en mi tablero dejo varios mensajitos con respecto a mis historias (específicamente de esta) y en mi IG (lo tienen en la descripción de mi perfil) estoy subiendo contenido y empecé a subir trailers. Solo menciono, porque claramente soy feliz publicando sin hacer spam ^^'
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