3
Jimin, quien ahora es rubio completamente, observó de pies a cabeza a Taehyung. Parpadeó varias veces porque, si bien reconocía su voz a kilómetros, todavía no podía creer que ese chico a quien invitó a un club por primera vez, estaba parado frente a él.
—¿Kim Taehyung? —preguntó incrédulo en un susurro.
—Muchos se sorprendieron cuando me vieron. ¿Tanto cambié? —sonrió.
Es entonces cuando las lágrimas corrieron por sus regordetas mejillas. Trataba, de verdad que trataba de limpiarlas y aún así, seguían recorriendo aquellas de esas aguas saladas. Lo extrañaba, extrañaba mucho a su mejor amigo y sus sabios consejos. Lo necesitaba tanto que aunque estuvieran a distancia no era lo mismo como escuchar su voz clara y gruesa.
Instantáneamente se tiró encima del menor, rompiendo así el llanto. Lloraba porque eran tantas las cosas que no podía manejarlo solo. Lloraba porque aunque no le preguntara qué le pasaba, sentía aquella necesidad de hacerlo. Lloraba también por ver finalmente a Tae después de un año completo. Y lloraba porque sabía que había hecho las cosas mal y no sabía como arreglar sus errores que continuamente cometía.
Era por tanto sus lágrimas que pequeños sollozos soltó, al igual que jadeos incontrolables porque su pecho le apretaba a la misma vez que sentía alivio.
Eran tantos los sentimientos encontrados que ni sabía como explicar o manejar su situación.
{...}
Taehyung decidió hacerle un té de manzanilla a Jimin. El rubio no paraba de llorar silenciosamente y de sorber su nariz cada segundo.
—Jimin-ah, no sé si estás feliz de verme o angustiado por no saber que decir.
—Siento las dos —sonó su nariz con un paño. Finalmente se había calmado—. No me dijiste que ibas a llegar hoy, es muy indignante eso de tu parte.
—De hecho, si revisas tus mensajes, te darás cuenta de que ayer te dije. No es mi culpa que no los revisaras. Me tenías preocupado.
La mirada de Jimin al recobrar su postura era vacía, agotada y distraída. Incluso se podía sentir un poco de depresión en su propia aura.
—Tae... Las cosas se me salieron de las manos. Sé que... Incluso lastimé a muchos en mi alrededor. Me siento mal por eso y también, me siento enojado conmigo mismo porque nunca hago las cosas como deberían de ser. Creo que lo único bien que hice fue elegirte a ti como amigo y a otras pocas personas que incluso me brindaron su mano, lo único que hice fue rechazarla como un malagradecido.
Nuevamente varias aguas saladas se acomularon en sus ojos. Observó el techo tratando de calmarse, siendo eso en vano porque varias lágrimas cayeron sin cesar.
—Incluso creo que lastimé los sentimientos de Min Yoongi.
Eso tomó por sorpresa a Tae. Si bien sabía que había una pequeña aventura entre ambos, no sabía que era tan extremista.
—También había otra persona envuelta. No se lo he dicho a nadie más que a ti ahora —Taehyung prestó total atención en lo que diría su amigo—. Hace unos meses empecé a trabajar también como profesor sustituto en la universidad y hay un estudiante que... En cierto sentido me llamó la atención —comentó con algo de vergüenza—. Justamente en ese tiempo también tenía una aventura con Yoongi. Creía que tenía el control sobre la situación, pero las cosas empeoraron cuando aquel estudiante acabó besándome en el salón cuando estábamos solos. Le seguí el juego. No me di cuenta cuando Yoongi había entrado y se fue sin decirme nada hasta horas después que estuvimos solos. Taehyung, me sentí realmente mal, fatal.
Taehyung no era quien para juzgar a otros. No era un juez ni un Dios, no tenía aquella autoridad ni poder para hacerlo. Respetaba las decisiones de cada quien, aconsejaba, lo hacía si la situación lo ameritaba, pero solamente la persona era capaz de tomar una decisión y su deber era aceptarla por más mala que sea.
Jimin se sentía más que perdido en el asunto. Era como si de pronto, su vista estuviera cegada, sus opiniones no contaban y su cuerpo actuaba en contra de su voluntad.
—Tae, ya no sé qué hacer. Siento que me estoy perdiendo.
"Siento que me estoy perdiendo." Aqulla frase la reconocía muy bien. Sabía su significado, las contras al igual que su sentimiento. Reconocía muy bien eso.
—Si hay algo de lo que estoy muy seguro, es que el amor no anuncia —comentó después de mucho tiempo sin hablar—. Puede que te guste uno, puede que te guste los dos, como también puede que te guste uno pero quieres experimentar con otros. Jugar con los sentimientos de los demás está mal, sé que lo sabes. Lo mejor sería hablar las cosas como son, explicar tus sentimientos y ya es problema de cada quien del cómo quieran interpretar tus acciones, tus comentarios. También sé que no lo hiciste porque quisiste, no eres alguien inhumano.
Taehyung apreciaba muchísimo a sus seres queridos aunque no lo muestre como tal. Los apreciaba tanto, que si había algo que podía hacer por ellos, que esté a su alcance, lo hacía porque mucho habían hecho por él desde el inicio hasta ahora.
—Siento que me gusta Yoongi, y a la misma vez siento que me gusta mi alumno. Ambos son atentos, ambos son comprensivos. Uno de ellos me mima más que el otro, me atiende más que el otro. Es muy confuso lo que siento, no puedo ordenar mis sentimientos por más que quiera hacerlo —expresó—
Jimin desde el inicio no se comprendía. No comprendía el porqué de sus acciones, no comprendía el porqué era tan inmaduro. No entendía el porqué no podía tomar buenas decisiones, y tampoco podía entender algo muy especial...
Los sentimientos.
¿Qué son los setimientos? —se preguntaba día y noche.
Aunque intentara encontrar la respuesta, aquella respuesta nunca llegaba por más que meditaba diariamente.
Se sentía vacío, roto, dañado. Pensaba que ya no tenía ningún arreglo.
—No soy quien para decir esto, sin embargo; debes encontrarte a ti antes de a los demás. Debes amarte a ti antes de amar a los demás. ¿De qué sirve querer a los demás si no te aprecias, si te sientes como si fueras un ser despreciable? Jimin, ¿estás listo para amar a los demás sin amarte a ti primero?
Esa era la pregunta que tanto anhelaba escuchar por alguien, y ese alguien justamente es Kim Taehyung.
Taehyung, quien es una persona honesta y decidida, estaba siendo honesto con Park Jimin. Y Jimin comprendió que él tenía razón.
¿Amarme o no amar?
{...}
Después de un largo rato de Tae hablar con Jimin, finalmente el mayor decidió bajar y saludar después de mucho a Jungkook. Al menos se veía en mejor estado que un triste Jimin.
Jungkook como anunció importante, le informó a Tae que irían a su apartamento, por lo que el menor aceptó sin protestar. Largos minutos después acabaron llegando al lujoso edificio: hogar de Jungkook.
El ahora pelinegro ayudó a su novio con su maleta que, aunque pesara menos, preferiría que Taehyung no hiciera mucha fuerza por lo cansado que se veía aunque tratara de disimularlo. Una vez llegaron frente a una puerta elegante y que el mayor abriera la puerta, Tae fue el primero en poder entrar.
Su apartamento había cambiado mucho, lo único que podía recordar es el piano situado en el mismo lugar frente al gran ventanal de cristal. Ventanal que una hermosa vista sí tiene.
—Taehyung... —el menor giró—. No quiero parecer un egoísta que solo piensa sobre sus deseos, pero... —se notaba nervioso, mucho más nervioso que antes y Taehyung podía verlo en sus acciones. No dudó ni un segundo más en poder terminar su oración—. ¿Te gustaría vivir conmigo?
Jungkook entraba en esa etapa que ansiaba con todo su ser compartir su vida con Taehyung ahora que lo tenía cerca. Pero temía a que Taehyung no lo aceptara, y aceptaba si fuera así por más que le doliera. No quería ser un egoísta, no con él, no con nadie más.
Taehyung en todo momento mantenía un semblante neutro, que podía dar a entender cualquier cosa menos positiva, aún así respondió:
—¿Por qué no vivir junto a la persona que más amo? —mostró su hilera de dientes relucientes.
Jungkook se sentía el ser más afortunado de tener alguien como Taehyung a su lado: alguien que lo hacía sentir feliz, calmado, alguien a quien podía amar sin llegar a la obsesión.
No podía aguantar más las ganas de no sentirlo entre sus brazos, de besarlo tanto hasta tener sus labios hinchados. Y así hizo. Dejó la maleta a un lado, tomó de la nuca a su novio y lo atrajo hacia él por la cintura para poder besarlo apasionadamente.
Los movimientos de Taehyung eran torpes, muy torpes porque sólo había besado unas tres veces con esta. Lo que significaba que su boca y lengua aún eran inexperta para la velocidad que iba Jungkook. En verdad parecía que lo iba a devorar.
Al separarse la respiración de Taehyung se volvió dificultosa, era casi imposible poderle seguir el ritmo a Jungkook. Este, quien notó como le costaba respirar a Tae, rió bajito y besó sus mejillas.
—Taehyungie es muy lindo.
Ante esas palabras el menor agachó la cabeza para recostarse sobre su pecho, sintiéndose un poco nervioso. Le gustaba cuando Jungkook le decía cosas así aunque no lo mostrara.
Luego de eso, la pareja se dieron una ducha por separado. Taehyung, quien salió de último de la ducha con su pijama largo ya puesto, se subió en la cama y gateó lentamente hacia Jungkook. El mayor al observar la acción del menor dejó su teléfono a un lado y acto seguido, Taehyung se posicionó encima de su pecho, inhalando completamente la fragancia de su novio.
—Estás muy cariñoso —con ambas manos, el pelinegro secó el cabello de Tae con la toalla situada encima de su cabeza—. ¿El viaje fue muy cansado? —asintió con su garganta.
—Antes no me sentía cansado, pero ahora que me duché me siento muy cansado.
En estos casos especiales, lo único que Taehyung quería era poder cerrar sus ojos y dormir como nunca antes. Sin embargo, una vez sintió que los movimientos de Jungkook sobre su cabello mojado se detuvieron, levantó un poco su cabeza frunciendo levemente el ceño. Nuevamente se acercó hacia Jungkook, pero esta vez más cerca de su cuello.
Jungkook no pudo evitar sentirse enternecido por la escena. De verdad que le parecía tan tierno que intentara buscar de su cariño. Sí, Kim Taehyung se estaba volviendo más cariñoso de lo habitual.
Con su mano derecha volvió a acariciar sus sedoso cabello mientras que con la izquierda se adentró en la camisa del menor para recorrer su desnuda y suave espalda.
Taehyung fue cerrando sus ojos justo en esa posición. Y cuando creía que ya sucubiría al sueño, Jungkook le confesó:
—Te amo.
Entonces el menor le respondió:
—Yo también.
Y así acabó en un profundo sueño.
Jungkook sabía y reconocía cuánto era el amor de Taehyung hacia él, lo reconocía perfectamente y sabía que él no era de decirlo, mas sí de mostralo. Amaba mucho que fuera reservado consigo mismo, pero en algunos casos, llegaba incluso a quedar confuso porque muchas eran las veces en las que no sabía que pensaba o qué iba a hacer, y todo eso era por ser bastante reservado.
Más que un defecto, era su manera de ser porque Kim Taehyung siempre fue así. Por lo tanto, llegaría a ser su propio encanto.
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