29
Los días siguientes estuvieron ocurriendo extraños sucesos. Taehyung ya tenía una idea, podía intuir quién era el culpable detrás de todo lo que ocurría en la galería de artes y también en la empresa. Lo conocía tan bien como él lo conocía.
El CEO no había estado tan pendiente de la empresa en esa última semana, todos los empleados estaban extraños porque se le podía escuchar en todos los pasillos gritos de él. Esa semana nada ocurrió.
De este mismo modo, el trato de Jungkook con LeeJae se estaba viendo en un declive. El tatuado tampoco sabía lo que ocurría, conocía a su padre, no lo iba a dejar ir tan fácilmente.
Entonces, ¿quién era el genio detrás de todos esos sucesos?
—Bonjour, Levarne.
—"¡Bonjour, Kim!"
—Me gustaría preguntarle cómo está, pero suponiendo lo que ocurre a mi alrededor, puedo intuir que bastante bien porque se está divirtiendo. ¿Me equivoco? —dice en inglés.
—"Chico inteligente" —rio entre dientes—. "Conocía todos tus planes, solo te di una ayuda. ¿Sorpresa?"
Taehyung sonrió, mantenía el teléfono en su oído izquierdo cuando abrió la puerta del balcón.
—Debía avisarme, señor. La diversión no puede darse sola.
—"Oh, entonces estaba en lo cierto" —carcajeó—. "Solo queda un último movimiento. Te mandaré los detalles después y quién es. ¿Te parece bien?"
—Bastante bien.
—"Entonces..."
—Levarne... —emitió un sonido con su garganta para que prosiguiera—. ¿Qué pasó con Hwang?
—"Ella está bien, no te preocupes. Su familia es muy resistente, podrá con esto."
Frunció sus cejas sin lograr entender a lo que se refería. Cuando se asomó por la ventana, escuchó un sonoro grito de Levarne, provocando que su corazón se pusiera en un puño cuando casi dejaba caer su teléfono.
—"¿¡Qué es esa cosa blanca de allá arriba!?"
—¿Es usted el que está debajo?
—"¿Tú vives aquí?" —Tae movió la mano en señal de saludo—. "¡Sí, eres tú! Ay no, se estropeó la sorpresa..."
—¿Qué hace aquí? ¿No estaba en Italia?
—"Pues los problemas no se van a resolver solos" —dijo con obviedad—. "Voy a tomarme mi tiempo aquí, seguramente nos veamos más seguido. ¿Crees que pueda entrar a la empresa Logic Entertainment para que Jungkook pueda firmarme su peluche? Es mi favorito de Empire."
—Levarne...
—"Ya entendí, tranquilo. No voy a tocar tu hombre. ¡Oh, puedes compartir mi herencia con él, no tengo problemas si lo haces!"
Taehyung negó aún con una sonrisa. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había hablado con él, pero sabía que le estaba cubriendo la espalda.
¿Por qué lo haría? Esa era la pregunta. Tae tampoco sabía la razón, pensaba que era porque en un pasado lo ayudó indirectamente, sin embargo, era mucho lo que le estaba devolviendo. ¿Cuál era la razón?
Cuando colgó la llamada se adentró de nuevo al apartamento, veía que Jimin andaba de un lado a otro muy bien vestido.
—¿Me perdí de algo? —preguntó el peliplata.
—No, bueno sí... Tal vez no tanto —rio nervioso—. Se supone que en la mañana fuera a la academia, no fui, y hoy tengo una práctica con los chicos, así que...
—Ya sé lo demás, no te preocupes —dijo, refiriéndose a que quería verse bien por Yoongi.
—Por cierto, escuché que Bang iba ir hoy a la empresa. ¿No crees que es extraño? —asintió, no muy convencido de su respuesta, Jimin le preguntó—: Tú me pareces muy sospechoso, ¿qué traes bajo las mangas, canoso?
Resultó ser que el tinte que se puso hace una semana, era blanco y no plateado. Tenía la idea de volver a pintárselo de plateado otra vez, pero abandonó ese pensamiento al instante cuando vio que su cabello se estaba lastimando.
Jimin, desde entonces, lo comparaba con un personaje de anime cada vez que lo veía o con un viejo canoso.
No le gustaba para nada ese color.
—Nada, Jiminie babo.
El rubio no paraba de hablar mientras desayunaba, si fuera por él, dieran las once de la mañana y todavía no salían.
Justamente ese día, Taehyung decidió ir más temprano a la empresa porque Min Yeon tenía una cita médica y estaría todo el día haciendo gestiones, por lo que tenía la mañana libre. Cuando Jimin llamó un taxi, al momento de subirse, Taehyung observó a su izquierda. Veía una melena rosa pasar por delante de un vehículo y pasarlo de largo.
Choi Yeonjun.
Sin pensarlo mucho, entró al auto al lado de Jimin, omitiendo por completo que Yeonjun había pasado muy cerca de él. Su pecho se apretó, no era miedo, era, tal vez, cobardía. No quería verlo, tampoco quería hablarle, eso era lo menos que quería hacer.
—¿Ese no era Yeonjun? —le susurró en el oído, con esfuerzo se vio obligado en asentir.
Cuando le tenías cierto aprecio a una persona, y debías dejarla ir de la nada... A Tae no me dolía porque ya era algo que lo pronosticaba, pero sí se le hacía difícil tener que verlo e ignorarlo.
No quería seguir con la misma tortura.
Llegando a la empresa, Jimin lo jaló para que pudiera caminar más rápido, apurando sus pasos y deteniendo estos cuando escuchó unos tacones resonar por el pasillo.
—Oh, la que tiene un crush por tu marido. Suerte, hermano.
Con las palabras en la boca, vio a Jimin irse dando saltitos, no entendía qué tan buena fue la noticia para él irse así de feliz.
LeeJae se detuvo a su espalda, cuando Tae giró, ella tenía el rostro lleno de sorpresa.
—¡Creí que no era usted por el cabello! Me disculpo —hizo una reverencia.
—No te preocupes, yo aun me sigo asustando cuando me levanto y me veo al espejo porque creo que no soy yo —le sonrió, ella soltó una pequeña risa.
—Escuché que le va bien en la empresa. A muchos les gusta su arte y se sienten un poco mejor después de usted estar aquí. Las cosas no han sido muy fáciles. Incluso para mí —murmuró.
Mientras Taehyung se expresaba con su arte, otros lo utilizaban para sentirse mejor.
¿Podía él tener aquel privilegio de sentirse bien mirando un arte que no le gustó?
—Esto me recuerda a que la semana que viene es mi última reunión con Jungkook. Qué triste.
—¿A qué te refieres?
—Es un secreto, ni siquiera sé porqué lo dije, pero ya que lo mencioné, creo que puedes saber... Jungkook logró que le contrato de noviazgo falso fuera cancelado antes de tiempo. Era obvio que él no quería estar en algo falso y que sería reconocido por mucho tiempo por andar con la hija del presidente Hwang. Muchas veces llegaba a estar incómodo, se notaba.
Era un sentimiento extraño el que se situaba en su pecho. Estaba hablando con la supuesta novia de Jungkook, una que era solo por contrato para hacer alianzas más fuertes. Mientras, estaba él, quien era su verdadera pareja. Llegaba a ser incómodo porque veía algo que era falso en su cara, que muchos alababan y él parecía ser más un cero a la izquierda.
¿Qué tanto le afectaba?
—Pero no importa mucho, aunque mi cara diga lo contrario. En realidad, me gustaría que Jungkook fuera feliz, y si la felicidad está fuera de esta falsa, prefiero que sea así. Los dos no saldríamos lastimados.
—Si podemos evitar sentir dolor, ¿por qué no solamente aceptar la opción?
—Me recuerda un poco a su obra, "Stay", es mi obra favorita de todas. Representa la humanidad, así como sus propias palabras, también, es lo que nos hace ser diferentes de cada uno —sonrió, pareciendo recordar algo agradable—. Quedarnos llega a ser una opción, muchos decidimos olvidar los buenos momentos por la nostalgia, otros por la ira, y tal vez, porque nos causa dolor. Pero, como bien dijiste aquella vez, no importa en donde esté, siempre estará en el corazón aquella persona. Así como Jungkook permanecerá en mi corazón como un buen amigo.
Por primera vez en el día, Tae pudo permitirse sonreír en grande. Sabía que ella no era una mala persona, todo lo contrario. Presentía, del mismo modo, que en un futuro llegarían a llevarse muy bien, porque ella no era tonta, no era un peón cualquiera, solo era muy joven para afrontar la realidad.
Con una conversación animada, decidieron ir al gran salón, justo ahí estaba Bang Si-hyuk, conversando con el actual CEO, quien tenía un semblante serio. Inesperadamente alguien más entró.
Taehyung nunca esperó que la broma de la mañana se cumpliera.
Bastian Levarne: un hombre de negocios con bachillerato en artes plásticas, reconocía el potencial de las personas con tan solo ver sus movimiento. Kim Taehyung siempre fue su favorito.
—¡Mon Chéri! —abrazó al de cabellos blancos por los hombros acariciando su cabello con cariño.
Jungkook veía la escena desde lejos. El señor no parecía ser tan viejo. Pensaba, según sus cálculos, que podría tener treintainueve años o cuarenta, no más de ahí.
Su cuerpo se tensó por verlos hablar animadamente, por lo contrario, Tae se alejó un poco de él, manteniendo la distancia entre ambos. Así de rápido que llegaron esos pensamientos, los alejó, ni siquiera sabía porqué estaba pensando en que debía alejarse de él cuando no es de su pertenencia.
Solo es su novio, no un objeto.
¿Era tan celoso?
—¿Dónde está Jungkook? De verdad quiero que me firme este peluche —le mostró la bolsa plástica en el que tenía un conejo, pero no era un conejo, era un animal semejante.
Taehyung lo guió hacia el tatuado que se puso nervioso viéndolo caminar. Pensó entonces que había descubierto su pequeño secreto en mirarlos mucho.
Es muy observador, ¿habrá pensado que me puse celoso?
—Jungkookie, te presento a Bastian Levarne, ya te había hablado antes de él. Levarne, él es Jeon Jungkook, baterista de Empire.
—Mucho gusto en cono...
—¡Eres más guapo en persona que a través de la pantalla!
Jungkook tenía la mano extendida, pensando que la iba a tomar. No espero recibir un abrazo de su parte, uno bastante familiar.
Le hizo una señal al peliblanco para que le explicara de qué hablaba. No sabía inglés, y si lo hablaba, era casi trabándose la lengua y teniendo un debate mental por saber lo que decía.
—Dice que eres muy guapo.
—Oh...
Claro que captó ese comentario con segundas intenciones. No lo decía por Levarne, lo decía por él mismo.
—¿Le puedes decir que me firme este peluche, Tae?
—Por favor, no lo tome de lo que no es —tomando el peluche entre sus manos, le dijo a su pareja—: Dice que quiere que le firmes este peluche.
—Oh... ¡Oh, claro, sin problemas!
Jungkook seguía pensando que aquel señor le parecía muy familiar. Intentaba recordar si era por un conocido de la familia o alguien que estuvo muy presente en su vida. Nadie le llegaba a la mente, ni un recuerdo muy claro. Absolutamente nada.
Luego de firmarle el peluche, se lo devolvió. Levarne parecía muy a gusto con la firma. Bang Si-hyuk llegó al instante, tocándole el hombro y ambos saludándose en francés. Cuando fijó su mirada en Tae, le extendió la mano.
—Veo que has crecido mucho, Kim. La última vez que te vi, no me llegabas ni a la cintura —apretó su mano, sintiendo la seguridad en el tacto—. Tu comportamiento sigue igual.
Justo entonces, Taehyung entendió a esas personas que se quedaban sonriendo como tontos porque no sabían qué agregar y también, porque era parecido a cuando alguien decía: "yo te cambié el pañal cuando eras así de pequeño".
No supo qué decir, pero asintió con una media sonrisa.
El CEO se quedó mirando la acción de Bang hacia Tae. Poco supo que quien estaba detrás de todo eso, era nada más y nada menos que Bastian Levarne.
Él había buscado a Bang Si-hyuk por medio a Tae, que hacía todas las gestiones para obtener más información sobre el CEO y Bang. Por intermediarios se dio cuenta de lo que ocurría y quiso darle una pequeña ayuda.
Con Jungkook, era un poco similar. Supo del caso, de que el presidente Hwang y el CEO solo querían beneficiarse de una relación forzada. No lo vio justo, así que intervino.
—Levarne, creo que deberíamos de ya dar el anuncio —anuncia Bang.
Asintiendo, dejó la bolsa plástica del peluche a un lado. El CEO había viajado su vista a todos los asistentes en ese salón. Tal vez tenía una mirada melancólica o tal vez porque estaba viendo todo su trabajo irse a la basura, así como su vida y futuro.
Todo por él.
—El día de hoy, quiero darles un comunicado muy importante que hará cambiar la empresa por completo —ahogado en sus palabras, prosiguió—. Seré sustituido por Bang Si-hyuk, todo papel que tenga de CEO en la actualidad será pasado a él. Por lo tanto, Bang Si-hyuk será quien tome control de la empresa a partir de hoy.
Jungkook sabía que algo extraño estaba ocurriendo ahí. No era normal que, con tener que hablar con su madre para que convenciera a su padre de cancelar el contrato de noviazgo, de la nada se haya cancelado, dando una semana más para tener una última reunión en cámaras y luego dar la noticia de ruptura.
Era estúpido. ¿Quién creería en esa clara mentira? Solo un borracho, aunque ni siquiera eso, ellos eran inteligentes cuando les convenían.
Cuando giró a su lado, Taehyung estaba muy tranquilo, como si hubiese supuesto que eso pasaría tarde o temprano.
¿Qué tan temprano lo tenía previsto?
De este mismo modo, Tae no tenía previsto que hicieran un comunicado tan a la clara para hacer una transferencia de poder. Normalmente se hacía mediante una carta la noticia, un comunicado más pasivo.
Ellos dos, Bang Si-hyuk y Bastian Levarne, eran los verdaderos demonios.
Tal vez también Kim Taehyung.
Todos estaban viendo su humillación.
Cualquier amargura había acabado ahí. Cualquier trastorno del sueño o miedo, se había desvanecido. Él era su pesadilla. Él era su tortura.
—¿Por qué le tengo pena a ese abusador? —le pregunta Jungkook a Tae en un susurro.
—Es normal —responde del mismo modo—. Es un sentimiento de la víctima, no lo normalizo, pero... Supongo que yo también me siento igual porque es su trabajo. Él es el único perjudicado aquí. También me alegro.
Suponía que igualmente tenía un sentimiento similar al de su pareja. Lo pensó y pensó, hasta que descubrió que realmente le daba pena. Pensó en lo mucho que tuvo que haber sufrido para poder conseguir un trabajo, o tal vez, de lo mucho que se esforzaba para lograr funcionar las cosas a su manera, aunque era obvio que bien no le salió.
Un ser humano llevaba una vida.
Un ser humano llevaba un deber.
Respirar, caminar.
Respirar, caminar.
Respirar, retroceder.
Respirar, caminar, retroceder ahogarse, fracasar y morir.
Era una ley de vida para cada ser humano.
Cuando el anterior CEO, Jun SoMin, abandonó el salón, no miró hacia atrás debido a la vergüenza. Nunca le habían hecho pasar tanta vergüenza frente a muchos. Desde ese día, juró no entrometerse en la vida de Kim Taehyung ni en sus familiares. Era un peligro tenerlo de enemigo.
—Ya son libres, ni tienen que preocuparse —comenta Bang con una sonrisa, provocando que sus ojos no sean visibles.
Nadie dijo nada. Solo se escuchó a alguien detrás del salón llorar tan fuerte, con el pecho apretado, sin poder casi respirar, pero aliviada. Aliviada porque todo ese sufrimiento de practicar desde las siete de la mañana hasta las cuatro del día siguiente, se habían acabado. Aliviada porque había alguien que los escuchaba, porque los habían salvado de un abusador, un maltratador.
No solo fue una sola persona quien lloró, fueron muchas. Incluso Jin empezó a llorar, siendo consolado por Nam y Hoseok. Jimin también lloraba con tantas ganas que sus sollozos se escucharon desgarradores, dolorosos.
Todo eso hasta que Jungkook tocó disimuladamente la mano de Tae. Sin miedo alguno, enredó sus dedos con los de su pareja, diciéndole en un susurro:
—Somos libres, Jungkookie.
Eran libres porque ya nada podía separarlos.
Eran libres porque ya podían vivir juntos otra vez.
Eran libres porque, la libertad es un privilegio que no todos son capaces de tener. Ya sea si es una libertad de expresión, de poder elegir lo que quieras, el momento en que alguien no lo hace por ti, es ese momento perfecto para poder llamar tu vida libertad.
Elegir, amar, creer... ¿Por qué no podemos ser libres de elegir?
Su arte llagaba a ser igual. El artista elegía qué dibujar, ¿puede el artista sentirse obligado a hacer un arte que no quiere? Existían las circunstancias, así que sí.
Un artista nunca era libre.
Un artista solo era un peón más.
Condenado a la vida que le tocó, el artista dibujaba lo que le pedían, asimismo como se sentía obligado. Muchas veces no llegaba a pintar o dibujar por su cuenta, solo era alguien más dibujando para otros.
Kim Taehyung pintaba para él mismo y para Jeon Jungkook.
Jeon Jungkook componía para él mismo y para Kim Taehyung.
Entre ellos, ambos eran esenciales, para su arte. Si uno de ellos llega a desaparecer, entonces, ¿se verían obligados a dibujar para otros y no por gusto?
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