Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20

Dos meses después Taehyung empezaba a sentirse frustrado.

No había mucho avance entre la relación que llevaba con Jungkook, y eso no era lo que principalmente le frustraba.

Lo que le frustraba era su apetito sexual. Estaba llegando a pensar que debía sentirse identificado con una sola sexualidad, cuando en realidad, eso no era lo que quería. No quería sentirse identificado ni mucho menos catalogado. Solo quería ser y vivir.

—Tae, ¿me ayudas a levantar esa bocina? —le preguntó Jin agachado, y sin pensarlo mucho fue a ayudarlo.

Sumido en sus pensamientos dejó la bocina encima de la mesa, porque según el mayor, Yoongi la necesitaba justo en ese lugar para repararla. Entonces, el menor mordió sus labios, dirigiéndose hacia el mayor que lo miraba con el ceño fruncido.

—¿Todo bien?

—¿Debería haber algo que no esté bien? —más que engañarlo, quería engañarse a sí mismo.

—Tú y Yoongi son iguales. ¿Todos los de Daegu son así?

—Supongo que es nuestra naturaleza.

—Pero algo te molesta, se te nota.

Giró su cabeza hacia la puerta, no quería hablar y que de pronto alguien entrara, así que caminó hacia esta y la cerró con seguro. Nuevamente, miró a Jin, quien esperaba pacientemente su pregunta.

—Es extraño tener que preguntarte esto, pero... ¿Cómo puedo tener relaciones sin mentalmente sentirme obligado?

Vaya, eres el último que habla conmigo sobre esto —eso desconcertó a Tae—. ¿Cuál es el problema? ¿No puedes mantener una erección con Jungkook?

Por un momento, dudó en si lo que estaba haciendo, era lo correcto. Nunca había dudado tanto en su vida como en ese entonces, ni siquiera dudó en admitir su amor por Jungkook aún después de conocer sus muchos defectos. Él siempre sabía lo que quería, y que algo lo hiciera dudar, no es que todo estaba realmente bien como quería hacer pasar.

—Es más que nada porque siento la necesidad, solo que algo me retiene.

—¿Algo psicológico con lo corporal? —el peliplata asintió rápido, asombrado que pudo entenderlo a la perfección—. Es normal, no serás el primero ni el último en tener una situación similar —sonrió, brindándole apoyo—. ¿Te sientes seguro cuando estás con él? —asintió—. ¿Se han intentado tocar?

—No mucho.

Recapacitó. Se le hacía un poco incómodo tener que hablar esos temas con él, porque se dijo: "es mi amigo, entre amigos, ¿es normal hablar de esto?" Hasta que se dio cuenta de que realmente estaba hablando con un sexólogo. Entonces, ¿por qué se avergonzaba tanto?

—Sabes —se recostó sobre la mesa—, muchas veces se nos hace difícil tener que expresarnos y más en lo carnal. Porque, se piensa que, al ser un tabú la masturbación, es algo que no debe hacerse. Tu pene no solo funciona para la reproducción, lo mismo que para una vagina, también es para darte placer. No te sientas mal en pedir si la otra persona quiere. Te recomiendo hacerle caso a tus deseos. No te cohibas en algo que realmente deseas hacer, y más si es consentido.

Parecía ser más una indirecta porque reconocía que Tae se cohibe en muchas cosas, entre ellas, desahogarse. Estaba consiente de que hablar resultaba ser difícil, y más cuando toda su vida, Tae tuvo la necesidad de no contar con nadie, a excepción de su familia cuando tenía un gran problema.

La conversación que tuvo con Jin le duró en la mente hasta que llegó a casa. No sabía el porqué, pero se sentía ansioso. Era como si quisiera probar un color nuevo que había comprado para su próxima obra.

Y junto a eso, una pequeña idea llegó a su mente mientras veía a Jungkook quitarse la camisa.

—Jungkookie, ¿quieres hacer algo divertido, pero que es más parecido a ser una estatua?

—¿Verme desnudo otra vez? —comentó con burla, y al ver que Taehyung iba a decir algo al respecto con el ceño fruncido, intervino—. Era broma.

—¿Qué pasa si te digo que eso es lo que exactamente estaba pensando?

La sonrisa de Jungkook poco a poco se convirtió en una cara seria. La razón no es porque se estaría desnudando frente a otro hombre, sino que específicamente era hacia su pareja cuya vez quisieron llegar a algo más que a simples besos y caricias por encima de la ropa. Sabía que existía un problema, y el simple hecho de que lo vea desnudo ya estando sobrio, aquel problema podría crecer.

—¿De verdad crees que estaría bien si hago eso? —le preguntó dudoso.

¿Te gusta tu cuerpo? ¿Amas tu cuerpo? ¿Tienes complejos sobre tu cuerpo?

Pensativo, negó.

—Entonces está bien.

Taehyung se quitó la chaqueta, sacó una gran caja que estaba cerca del piano y de ahí sacó un mantel. Su caballete estaba detrás del sofá, porque como Jungkook había dicho que supuestamente estaba en medio de la sala, ambos decidieron dejarlo ahí mientras Tae le buscaba un mejor lugar. Así que, antes de poner el caballete cerca del piano, colocó el mantel, solo para no manchar el piso.

—En lo que busco lo que utilizaré puedes quitarte la ropa —anunció el menor, distrayéndose un poco cuando observó una hilera de pan pastel de diferentes colores, junto con un carboncillo. Esta vez utilizaría los carboncillos.

—Solo te aviso, para que no te rías ni saques supocisiones, que mi trasero es original y no de plástico.

Eso ocasionó la sonora risa del menor.

Decidió utilizar únicamente dos colores, el negro y el blanco pese a que la mayoría de la humanidad pensase que el color blanco, ya sea en tiza o en lápices, era inservible.

No lo era. Era el color más útil.

Tae, ¿tengo que estar verdaderamente como mi madre me trajo al mundo o puedo estar con esta toalla?

Cuando el menor giró su cabeza hacia al lado, observó a Jungkook de pies a cabeza. La toalla corta rodeaba su delgada cintura, le llegaba un poco más arriba de la mitad de sus muslos e inmediatamente tuvo que apartar su mirada. Porque claro, él estaba agachado mientras de Jungkook de pie, muy cerca a él.

—Como te guste.

Esa respuesta le pareció más una afirmación que de gusto.

Taehyung le indicó que se sentara encima del piano, y entonces, la toalla que había rodeado su cintura, ahora descansaba sobre su entrepierna hasta sus muslos.

—¿Debo imitar la pose del cuadro "La creación de Adán" de Miguél Ángel?

—Solo imagina que estás recostado sobre un árbol.

—Oye, ¿y si hacemos esto más divertido?

El peliplata estuvo a punto de ponerse el delantal, si no fuera por lo que comentó su novio. Con intriga, levantó su cabeza.

—Te quitas la ropa, te pones el delantal y así me dibujas. Divertido, ¿no?

Taehyung por un momento pensó: "¿quién es este y dónde está mi Jeon Jungkook?"

Porque entendía que Jungkook prefería que Tae diera por él mismo un paso en la relación, ya que temía a que metiera la pata como muchas veces hacía.

—Eres un pervertido, Jungkookie.

—Solo decía. No lo tienes que hacer —jugó con el piercing de su labio.

—Sí, claro —asintió, quitándose primero la camisa—. Decías, pero parecía más una súplica. Hasta tus ojos brillaron más de lo normal.

—Solo decía porque eres muy oculto.

Taehyung no agregó nada más, simplemente se limitó a quitar su pantalón y por último la ropa interior. Jungkook no podía ver nada bajo su torso porque el caballete cubría casi todo. Finalmente se puso el delantal.

—¿Debo pensar que ser oculto es un problema?

—Por supuesto que no —respondió de inmediato—. Eso te da tu toque único.

—¿Entonces deseas qué...?

Jungkook se quedó estático sobre el piano, por un momento rascó el piercing de su pecho sin dirigirle la mirada a su pareja que tomaba el lápiz de carbón y hacía algunos trazos en su cuaderno de bocetos.

—¿Es malo pensar que quieres ver un poco más a través de la ropa de tu pareja? —dijo al final, sacando lo que merodeaba en la cabeza del mayor.

—Sabes que algunas personas, dependiendo del cómo lo digas, pueden pensar que eres un enfermo sexual, ¿verdad?

—Oh, por supuesto que sí, créeme que pienso mil veces sobre qué decir en estos temas.

—Eso no decías antes.

—¡Kim Taehyung, lo que pasó hace un año fue imprudente de mi parte, pero no me lo recuerdes!

El menor levantó el lápiz hacia el mayor, midiendo sin mucho esfuerzo las proporciones de su brazo derecho, dibujándolo después en el cuaderno. Lo estuvo pensando mucho desde la mañana, y estando en esa situación en donde ambos estaban en poca ropa, no le parecía excitante ni mucho más. Bastante extraño.

—¿Habías hecho dibujos al desnudo antes? —el preguntó el tatuado.

—Tres veces en la universidad. Eran talleres opcionales porque no a muchos le agradaba la idea de ver a otros desnudos. Por eso daban la teoría, pero en algunas ocasiones no la práctica, ya que no era obligatoria.

—Vaya... ¿Cómo estuvo eso?

Agobiante —al parecer esperaba una respuesta que lo hiciera reír, mas eso nunca ocurrió—. La tensión era abrumadora porque solo teníamos cuatro horas y luego tres para terminar el cuadro, era como un intensivo de verano. Probablemente pensaste que tuvo que hacer calor, pero sí, hacía calor por la tensión.

Sobre todo porque para ese entonces Taehyung había perdido su rumbo en el arte. No quería verlo. No quería sentirlo. Se obligaba y acababa cansado por el empeño que aplicaba en cada una de sus obras. Se agobiaba y se deprimía porque llegó a pensar que tal vez su futuro como artista estaba acabado.

Acabado...

Las personas tenían una mala imagen de un desnudo. Pensaban que era impulcro, con un punto de vista grosero, morboso. Pero, ¿acaso un desnudo no puede identificar a todos? Todos nacemos desnudos, todos nacemos sin conocer la vergüenza, y la vergüenza fue creada por aquel fruto prohibido que fue tomado. Como el ser humano tiene una mente tan cerrada, piensan que ver a alguien desnudo significa no tener vergüenza, todo aquello relacionado a la provocación, una insinuación.

¿Por qué un desnudo no puede significar nuestro verdadero ser?

—Antes te había dicho que me hice el tatuaje del ojo por alguien especial. En ese entonces, tenía un significado bastante profundo en mi. Ahora lo veo como algo absurdo y que me gustaría borrar.

—Y tú me dijiste que sería lo mismo a cuando dibujo a alguien que le tengo mucho afecto.

—Por esa misma razón, quiero borrarlo. O más bien, sustituirlo, como tú haces cuando no te gusta el desarrollo de tus dibujos.

—Pienso que hay una pequeña diferencia en sustituir entre el tatuaje y el dibujo —dejó su lápiz a un lado, levantando la cabeza para verlo—. El tatuaje es permanente, que queda en tu piel por más que lo sustituyas, mientras que un dibujo lo puedes borrar o incluso triturar. Sin embargo, la semejanza entre ambos es el significado que le das. Por lo tanto, entre sustituir y darle un significado, ¿cuál eliges?

—Dependiendo de un caso doloroso, sustituir —el mayor tronó sus nudillos y amasó sus manos, sintiendo un repentino sudor frío—. Si es un tatuaje cualquiera, darle un significado.

—El problema con lo último que mencionaste es que, ¿en el proceso pensaste darle un significado? Es obvio que a todo no le das un significado, pero sí representa lo que sientes indirectamente.

—Por amor a Dios, siento que me pierdo y me encuentro cuando hablo de estos temas contigo —masajeó su nuca con desgano—. Entonces, ¿sigue siendo lo mismo?

—Pienso que sigue siendo lo mismo a cuando dibujas a alguien a quien le tienes mucho afecto, lo único diferente es en dónde y el material —volviendo a su boceto, tomó un carboncillo y con descuido hizo unas líneas en simulación a los bíceps—. En este caso el material es tu cuerpo y una simple hoja o lienzo.

—Decidido, cuando tengamos un día libre me vas a hacer un tatuaje.

—Siguiente chiste, ese no me gustó.

—¡Estoy hablando en serio!

—Puede ser peligroso, Jungkook... Nunca he hecho un tatuaje.

—Tienes buen pulso, dibujas bien, ¿qué más puedo pedir? Te tengo mucha estima y sé que puedes hacerlo.

—De verdad quieres que sea yo...

—¿Quién más si no es el poderoso Vante? El que una vez me tocó el trasero y dijo: "podría nalguearte las veces que quiera porque te gustan mis manos."

Muchas veces Taehyung llegaba a entender a Jungkook, mientras que de las pocas que no podía, eran esas en donde el mayor decía cosas fuera de sentido.

O eso pensaba él, porque en su primera borrachera con Jungkook, ¿qué no hizo Kim Taehyung?

Tae le permitió descansar un rato a Jungkook para terminar el boceto, sin embargo, cuando Jungkook se acercó a su costado para poder ver lo que estaba dibujando y descansando su mentón en su hombro, sorprendentemente estaba nervioso.

Estaba nervioso, no; estaba demasiado nervioso.

—No puedo mover bien mi brazo, Jungkook...

—Solamente necesitas mover tu mano, no tu brazo.

—Pero...

Ahogado en sus palabras, sintió como dos manos traviesas bajaban desde sus caderas a sus muslos, donde lentamente el mayor masajeó y también separó sus piernas. Aprovechando que Tae detuvo su mano porque ya no podía seguir dibujando, besó su mejilla izquierda. Tae retuvo el aire en sus pulmones.

—¿Qué tan nervioso debes de estar para no seguir dibujando, Taehyungie? —besó su cuello, luego su clavícula.

Su mano izquierda subió un poco, analizó primero el aspecto de Taehyung, pero este no le decía ni hacía nada para impedir sus acciones. Desde el principio estaba decidido a dejarse llevar y negar los pasos a sus intrusivos pensamientos. Pero entonces, cuando pensó que Jungkook iba a hacer algo más, solo pinchó parte de su trasero y luego se fue a sentar encima del piano.

Abrumado por lo que acababa de pasar, Taehyung dejó a un lado el boceto y preparó un papel largo de un gramo perfecto para los carboncillo sobre el caballete, que justo detrás había algo sólido para mantener el papel liso.

Prometo que me quedaré quieto.

Le causaba gracia, porque hace más de un año Jungkook no podía quedarse quieto mientras Tae lo dibujaba. Pensaba que era un reto, quedarse quieto nunca fue una opción, y cuando lo era, se dejaba.

Con precisión, hizo unas líneas curvadas, ni tan gruesas ni tan finas. No quería que el dibujo se viera tan intenso, pero le fue inevitable hacerlo.

Se levantó, evitó la silla y caminó hacia atrás. Cerró su ojo derecho para colocar el carboncillo frente a él, analizando primero el rostro de su pareja y se fijó en su mandíbula.

Había un pequeño, no tan pequeño, problema.

—Tu mandíbula es perfecta.

—¿Supone un problema? —preguntó el mayor, rascando su mejilla.

—No, pero creo que no me he fijado nunca en eso hasta ahora. Entonces, si ahora cambio las proporciones de tu cuerpo, vas a ver que siempre te he hecho mal.

—Los artistas me dan miedo, son bastantes perfeccionistas...

—¿Tengo que recordarte de que también eres un artistas? No, espera, un artista bastante perfeccionistas, más que yo.

—Por favor, déjame soñar en que no sé lo que es la producción y los instrumentos.

Dejándolo soñar como bien dijo, Taehyung hizo silencio, más porque justamente estaba dibujando la pronunciada línea que se situaba más abajo de su abdomen. Dibujó también una especie de "V" la cual fue tapada por la toalla, difuminando tan siquiera un poco para que no se viera tan pesada la línea.

Se pasó el dedo por la mejilla.

Jungkook notó aquello y lo miró con cariño.

Así continuaron por al menos dos horas más. Y por un momento Jungkook llegó a pensar que no sentía su trasero por la cantidad de tiempo que estuvo sentado. Cuando llegó la hora de que Tae terminara, estiró su cuerpo de tal manera que varios de sus huesos sonaron y el alivio por el movimiento se hizo presente. Pero, mientras, el menor daba pequeños retoques en el papel de hasta que se levantó.

—¿Quieres verlo? —le preguntó, limpiando sus manos con un paño mojado que había preparado antes de empezar a dibujar.

Entusiasmado, caminó hacia él, posicionándose justo a su lado y observó el cuadro.

No era lo que realmente pensaba, en realidad, pensaba que sería algo más semejante al ambiente en que estaba.

Pero el ambiente era muy diferente y cautivador.

—Utilizaste el piano como referencia...

—Muchos artistas no pueden dibujar sin referencia y sus recursos llegan a ser bastante limitados. Es difícil hacerlo sin referencia, pero creo que con buena imaginación y una perspectiva a lo material, puede salir algo semejante a lo que quieres —se agachó un poco, observando más de cerca los pequeños detalles como las hojas haciendo un movimiento de caída—. Te ves tal cual como eres y esa es tu naturaleza.

Jeon Jungkook era un alma libre y lo sabía desde el momento que lo conoció. Prefería no tener ataduras e iba por su propio camino. Odiaba que le dieran órdenes y más odiaba cuando alguien le decía que no podía cuando sabía que sí.

Taehyung amaba dibujarlo, no se iba a cansar de repetirlo las veces que quiera porque Jungkook se había convertido en su musa de por vida. Tenía algo extraño que lo hacía atraer y lo extraño le encantaba por más terrorífico que se vea.

Parecido a un juguete que al principio lo encontrabas extraño y al final acabas amándolo.

De pronto, el menor sobresaltó en su espacio cuando Jungkook tocó con un dedo su trasero.

—¡Taehyungie, tienes un lunar aquí! —volvió a tocar su mejilla derecha, justo donde estaba el lunar.

No sabía qué le extrañaba: que le tocara el trasero o que no dijera nada con su comentario anterior porque siempre cuando era algo a su persona, Jungkook tenía que decir algo por obligación.

—Tengo tres ahí.

Y estuvo por volver a tocar si no fuera porque Tae se movió para buscar un fijador, le dijo a su pareja que se alejara para que el aereosol tóxico no le hiciera daño.

—Apaga el aire —ordenó.

Tal cual como lo pidió, así mismo hizo.

Después de ponerle el fijador y dejarlo en un puesto donde no se dañara, giró hacia Jungkook. Su mirada bajó a su cadera, apenas la toalla llegaba a cubrir parte de su entrepierna por lo corta que era. La sonrisa pícara se posó por los labios del mayor, y sabiendo lo que iba a decir, Tae cruzó sus brazos sobre el pecho, viéndolo caminar otra vez hacia el piano y sentándose encima.

—Ven.

Nuevamente sus nervios calaron por su piel, pero acató su petición.

Caminó hacia Jungkook, y lo ayudó a subirse con cuidado al piano. Justamente Taehyung quedó a horcajadas de Jungkook para evitar que cayera de espalda. El mayor acarició su espalda desnuda, pasando sus manos de arriba hacia abajo, tocando sus glúteos. Mientras amasaba aquella parte, también besó su cuello, mordiendo ligeramente y pasando su lengua.

—Taehyung, quiero que sepas que si hay algo que no te gusta, no dudes en decírmelo. ¿Está bien? —asintió.

Pasaba su lengua sobre los labios con notable nerviosismo. Jungkook buscaba su boca, jugando con la gran paciencia del menor, porque al parecer, tenía muchas ganas de ser besado. El tatuado pasó su lengua sobre los labios del más joven, tentando con este.

—No tengo lubricante.

Era obvio, porque Jungkook se cuidaba con la protección necesaria y de sobra, pero no para preparar a otros.

Asimismo, no era tan bruto como para entrar en seco.

Taehyung no aguantó más la espera y tomó de las mejillas al mayor para unir sus labios en un beso lento. Podía sentir algo encima de su vientre crecer, sabía lo que era, por lo que aún con el beso sonrió.

—Supongo que sabrás algún otro método eficiente para prepararme —dijo este, mirándolo de reojo, con una mirada tan seductora que por un momento Jungkook no logró reconocerlo.

—Abre la boca.

Confundido, abrió su boca. Jungkook metió dos de sus dedos a la boca de su novio, jugando con su lengua y llevándola hasta su garganta. ¿Objetivo? Llenar sus dedos con la saliva suficiente.

—Kim Taehyung, ¿sabes lo mucho que he tenido que aguantar por tu culpa? —no respondió, solo apretó más los hombros de Jungkook—. Por supuesto que no lo sabes porque siempre acababas inconsciente. Me aseguraré de que esta noche me debas todo lo que me has hecho.

Sacó los dedos de su boca y rápidamente los dirigió a su trasero.

—Relájate, puede incomodar un poco.

Tanteó unos instantes en la zona hasta que logró insertar un dedo. Taehyung detuvo su respiración, cerrando fuertemente sus ojos y tratando de no apretar su interior para que la movilidad sea más fácil. Bastó poco tiempo para poder insertar otro dígito por el recto.

—Tranquilo, ya está —besó su brazo izquierdo—. Cuando te sientas cómodo los moveré.

Gimió pequeñito cuando sintió un aleve mordedura sobre su pezón aún con el delantal puesto. Jungkook estaba decidido a distraerlo para que pudiera ser más fácil el manejo de sus dedos. Cuando observó su estado, el pelinegro se dio cuenta de que Taehyung ya estaba más que preparado, por lo que optó por mover sus dedos.

¿Llegó a sentirse atraído por escuchar la melodía salir por los labios de su amado? Sería avaricia decir que quería escuchar más, y egoísta por pensar que solamente él debía escucharlos y hacerlo llegar al estado del éxtasis.

Se buscaban, se encontraban, se amaban y lo demostraban.

Cuando descubrió el punto en el que podía escuchar más de aquellos maravillos sonidos, detuvo sus dedos para sacarlo. Taehyung se encontraba temblando, había sido algo que nunca había sentido. Todo eso lo provocaba él: Jeon Jungkook.

Su amada musa llegaba a confundirlo.

Su amada musa a la que llegó a amar.

Su amada musa que le regaló la inspiración y con ello, se volvió parte de su vida.

Jungkook se inclinó hacia atrás, buscando entre los alrededores del piano una bolsa negra, que en su interior contenía condones. Confundido, Tae preguntó:

—¿Cómo rayos nunca vi eso ahí?

—Recuerda que soy un mago.

Una risilla brotó de sus labios.

El pelinegro rompió el sobre con sus dedos, sacando el contenido. Observó los ojos de Tae, buscando la seguridad suficiente para proceder al paso más grande que haría con él. Suponiendo lo que la mirada del mayor buscaba, el peliplata besó con delicadeza sus labios.

Para ese entonces, ya no necesitaba seguir buscando más seguridad que esa, por lo que quitó de su encima la toalla que cubría su entrepierna. Su excitación fue notable a los ojos de Taehyung. Por eso, no hacía falta tener que tocarse, solamente se colocó el preservativo.

—¿No prefieres hacerlo en la cama? Digo, será nuestra primera vez juntos, primera vez para ti, y supongo que debería ser más bonito y presentable que sea en la cama, ya que...

—Jeon Jungkook, mientras sea contigo, el dónde, cuándo, cómo y por qué, no importan. Solo hazlo.

Debía parecer un urgido por lo demandante que lo dijo, pero poco le importó tener que parecer como uno.

Con una sonrisa cariñosa, el mayor retiró la única prenda que cubría su cuerpo esbelto. Por supuesto, era un poco vergonzoso para Tae tener que mostrarse ante su pareja ya que, según recuerda, nunca permitió que Jungkook viera debajo de su pantalón, más de lo que podía permitir.

Taehyung se impulsó de sus hombros para que pudiera entrar su miembro en él. Fue bajando sus caderas poco a poco, y ni siquiera fue capaz de aguantar tanto porque ya estaba aferrándose a los hombros de Jungkook como si su vida dependiera de eso. Jadeó cuando intentó bajar un poco más de lo que pensaba no aguantar. Quizás, y solo quizás, debió pensarlo mejor antes de bajar como una montaña rusa, porque lo que no pudo dolerle en el trasero, le dolió en el cerebro.

—No me voy a ir a ningún lado —tranquilizó, y en modo de consuelo acarició su trasero.

Minutos más tardes Taehyung empezó a dar saltos sobre él. Lo llamaba, lo abrazaba, lo besaba y volvía y lo encontraba. El éxtasis entre ambos cuerpos iba creciendo, y con ello, la neblina se llenó en sus ojos. Era un sentimiento deseoso, de querer más, de calmar aquella sed de tomar, de poder sentirlo dentro de él, de aferrarse más a su cuerpo y que lo abrazara para nunca más soltarlo.

Una exquisita sensación que una y otra, y otra vez volverían a encontrar en esa noche.

Podrían preguntarse: ¿Taehyung desea tener relaciones con Jungkook por voluntad propia y no porque su mente le obliga a que las tenga por consideración a Jungkook?

Él lo sabía, sabía que existía un problema que debía tratar en relación a expresar sus sentimientos, ya que, reconocía que Jungkook llegaba a estar confundido por más que lo quiera ocultar. Sin embargo, era más físico que emocional. Su sentido racional le decía que debía mostrar su cariño hacia él porque no podía demostrarlo de otra manera aparte de regalos y acciones. Es decir, era más de accionar a tener que articular por su propia boca, como, en su caso, expresar sus sentimientos.

Aunque se piense muy distinto, Taehyung sí deseaba tener relaciones con Jungkook, no por experimentar, sino porque tenía confianza en sí mismo. Tenía la confianza suficiente para saber lo que quería, en qué momento y el porqué de ser así.

Porque, en donde reinaba el arte, existía el arte del placer, el arte de amar y el arte de odiar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro