15
Taehyung aún no salía de casa, Jungkook se había ido primero porque tenía una reunión con el CEO de suma importancia. El de cabellos plateados tomó una manzana del frutero y salió de casa con el cuadro muy bien protegido en su espalda y un maletín en su mano derecha mientras mordía su manzana. Había salido más temprano de lo habitual a la empresa ya que deseaba andar por las calles en vez de tomar un taxi que lo llevaría al lugar en menos de veinte minutos, pero esos veinte minutos ahora eran sustituidos por una hora.
Gran hora para pedir misericordia y paciencia.
Taehyung subió con apuros al ascensor de la empresa, entrando de un pronto al salón de práctica, saludando a Jimin y sus acompañantes para dejar su maletín y, con pasos rápidos, rondó por los pasillos hasta llegar al despacho del CEO. Verificó la hora mediante su teléfono, ya hace más de dos horas que Jungkook estuvo con el CEO, por lo que tocar la puerta un par de veces no fue obstáculos para que éste le accediera la entrada.
—Señor, le traje el cuadro tal y como usted lo pidió —quitó el gran mantel blanco que cubría el canva, mostrando a todo su explendor el dibujo.
Ya tenía la idea desde mucho antes, justamente Jimin y sus amigas fueron las primeras en ver el avance y aún así, casi todo el dibujo había cambiado excepto los animales alrededor de una hoguera. Dos personas parecidas a unas hadas, mientras que la tercera tenía torso humano y patas de cabra, con unos cuernos muy grandes y una cola pequeña. Esos animales estaban bailando.
Sin embargo, uno de ellos, específicamente el de torso humano y patas de cabra, era diferente a todos:
Un sátiro.
Muchos podrían catalogarlo como un demonio, otros podrían como divinidad, mientras que Taehyung lo conocía por la mitología griega. Un clásico, un temido y con un insaciable apetito sexual.
Aunque, entre tanto hablar de la mitología, ¿cuál era la verdadera copia de quién si acababan siendo lo mismo solo que con nombres y tal vez definiciones un poco diferentes? Llegaba a ser lo mismo, con el mismo final.
Pero Taehyung no quería hacer un dibujo con un significado explícito, no; su intención era hacer un dibujo que reflejara la vida alegre de unos animales y que, a su vez, descubrieran la diversidad entre estos. Amaba los animales, también amaba la mitología y sus derivados, y qué mejor que fusionarlo todo y hacer su propio universo.
Ese maravilloso universo en el que solo existía él y su propio arte.
—Es un buen dibujo... —expresó tocando su mentón—. Pero... Los sátiros son seres mitológicos con apetito sexual, ¿por qué la necesidad de incluirlo?
—No puede obligar a un artista a cohibir su imaginación, si lo hace, estaría matando una parte de su ser —expresó con seguridad—. Los sátiros muchas veces son manchados por, ya sea como seres mitológicos o como un pecado que nunca debió existir, pero más decidí incluirlo por eso mismo, porque son tachados por todos pero también, celebra por fin su libertad.
La libertad de ser visto y la libertad de poder ser escuchado. La libertad de no ser juzgado y la libertad de poder ser amado.
Esa era la libertad que los animales festejaban con tanta alegría.
Pues al parecer, el CEO quedó tan hipnotizado que a la hora de darse cuenta, cayó encantado bajo los efectos del artista llamado Kim Taehyung, alias Vante.
—Le pediré a alguien del personal que lo cuelguen por la pared de los pasillos, ¿te parece? —asintió gustoso—. Ya puedes retirarte, Kim.
Decidido a irse, el CEO nuevamente lo detuvo, diciendo lo siguiente:
—No quisiera negarlo, pero tienes un buen don, Taehyung.
—Los dones son únicos, las personas son quienes deciden cómo utilizar su don y el porqué.
Tras eso, salió del despacho haciendo una pequeña reverencia. Justo cuando cerró la puerta, Jimin chocó abruptamente con el menor, tomándolo de los hombros para hacerlo girar hacia él. Tae no sabía lo que ocurría, ni tampoco entendía el porqué se lo había llevado corriendo hacia las escaleras de emergencia y por un momento, estando ni siquiera a mitad de la salida, sentía que iba a desmayarse de tanto correr.
—¡Tenemos que detener a Jeon Jungkook ahora mismo!
Esta vez fue Taehyung que tomó las riendas del asunto y llevó a Jimin hacia la salida de la escaleras, corriendo hacia el exterior. Una camioneta negra se parqueó frente a la empresa y de ahí la puerta se abrió. Jung Hoseok tenía un semblante de preocupación, que le daba a entender a Taehyung de que nada bueno estaba ocurriendo. Una vez el par de chicos se subieron a la camioneta, Namjoon expresó:
—Tae, es mejor que cubras tu rostro con algo.
—¿A qué te refieres?
—Quiero decir... Tu cara está en todas partes —respondió—. Sé que en Estados Unidos eres muy famoso y que probablemente llegaste a pensar que esa fama no llegaría a Corea, y la cosa es que hasta en las noticias hablan de ti.
—¿Qué estás diciendo...? —habló Jimin sorprendido—. ¿¡Por qué ahora y no después?! ¿¡Acaso este es el día de las desgracias?!
Ni tan desgracia ni tan fortuna. Solo era eso, una situación que muy por dentro de Taehyung quería que fuera para después, con tan solo unas horas de diferencias.
En todo el trayecto Tae no pronunció ninguna otra palabra, solo pensaba en Jungkook, por muy loco que pareciera no pensar en su propia situación. Pero no podía. No podía pensar en su situación sabiendo que Jungkook estaba en un gran apuro.
—Jungkook tiene una reunión inesperada con Hwang LeeJae —empezó diciendo Yoongi—. Todos sabemos lo que significa eso, y claramente Jungkook no está listo para eso.
—¿Qué deberíamos hacer? —preguntó Hoseok—. ¿Entrar a la reunión, formar un escándalo y llevarnos a Jungkook?
—Me parece una gran idea —afirmó Jin, ganándose la mirada de los otros cinco—. ¿Qué? Puedo meter la camioneta hasta el interior del salón y luego tocar el claxón como si de eso dependiera mi vida.
—Es una tremenda idea si quieres ver tu reputación dañada, despedido, desempleado casi de por vida, con tu currículo más dañado que en la escuela —espetó Yoongi—. Solo digo, es una maravillosa idea si eso quieres.
—Le quitas lo divertido a la vida, viejo —chasqueó su lengua.
—Fuera de bromas —Nam intervino—. ¿Qué hacemos? Todos estaremos en severos problemas si el CEO nos encuentra en la entrevista y muchos posarán su vista en nosotros.
—Jin... ¿La otra vez no habías ido a una fiesta de disfraces de tu sobrina? —le preguntó Jimin, el mayor asintió—. Podemos ver que tienes por aquí que nos pueda servir.
—Oh, genial. ¡Me ofrezco para ser el payaso! Asusté mucho a mi sobrina y desde ese entonces, ya no le gustan los payasos.
—¡Por Dios, Kim Seokjin, estamos en un estado crítico, basta de bromas! —exclamó Namjoon.
Si Namjoon estaba así, es porque el asunto de verdad es bastante crítico.
¿Y qué podría salir mal con cuatro integrantes de una banda, dos bailarines y un artista que actualmente es mundialmente famoso?
Solo el mismo destino sabrá lo que pasaría.
Llegaron al lugar de la conferencia, y como muy bien habían quedado antes con la idea de Jimin, se disfrazaron con lo que había en la camioneta y bajaron. Taehyung tenía algunas mechas falsas de colores rosas y verdes en su cabello plateado, mientras que llevaba unas gafas y cubreboca de colores. Posiblemente ellos vayan a llamar la atención, pero era mejor a tener que revelar su identidad.
Los seis chicos iban agarrados de la mano en fila india, con Nam siendo de dirigente y de último Yoongi, Taehyung era el tercero. Se adentraron entre la multitud y periodistas quienes capturaban en todo momento lo que ocurría dentro de la conferencia, y de pronto, los seis chicos pararon en seco.
—¿Desde hace cuánto se conocen? Tenemos entendido de que trabajan en la misma empresa —preguntó un periodista.
—En realidad, conozco a Jungkook-oppa desde el año pasado, cuando mi escuela tenía una excursión en una galería de artes en donde estaban presentando cuadros de los artista de último año de universidad —explicó LeeJae—. De hecho, también conocí a un gran artista que recientemente me enteré que trabaja con nosotros también. Entonces, después de un año, actualmente trabajo para Logic Entertainment con el fin de convertirme en actriz.
—Es una historia bastante curiosa... ¿Hace cuánto mantienen en secreto su romance? —volvió a preguntar.
—Tres meses —respondió.
Jimin, quien estaba detrás de Tae, apretó su mano en busca de su mirada. Taehyung giró su cabeza, viendo el ceño fruncido de su amigo.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Hoseok en un susurro, este estaba detrás de Jimin.
—Si tuviéramos que hacer una votación, ¿quién sería el más loco entre nosotros? —preguntó Namjoon.
Dirigieron su mirada a Jin, el mayor miraba a Namjoon y luego hacia sus amigos detrás ya que estaba detrás de Namjoon. Bufó y con el ego ofendido dijo:
—Les recuerdo que tomé un curso de psicología.
—¿Y eso qué tiene que ver? Los psicólogos pueden llegar a ser locos, con problema de autoestima y falta de cordura —contraatacó Namjoon.
—¿Por qué yo...?
—Porque eres el más arriesgado entre nosotros —respondieron a la misma vez.
Sin embargo, Taehyung no le estaba dando mucha mente a eso, de hecho, se había hecho paso entre las personas para poder ver y escuchar mejor. Y aunque Jin fuera muy arriesgado para las cosas:
Taehyung siempre les llevaría la ventaja si se trataba de ayudar mientras podía.
Jungkook mantenía su semblante serio. No quería estar ahí. Sentía que estaba traicionando la confianza de Taehyung y también que su relación amorosa con él estaba en un hilo bastante fino, tan fino que si daba un paso o decía algo mal, podía dañarlo todo y no recuperarlo.
Una pregunta, o más bien, exigencia por parte de los reporteros, lo dejó con un mal sabor de boca. Quizás espeso, quizás agrio, pero sobre todo, veía los ojos de su novio entre la multitud.
—¿Podrían darse un beso?
LeeJae estaba nerviosa y tímida, pero por supuesto, ella quería besar a Jungkook sin segundas intenciones, solo por quedar bien con su familia, público y CEO. Mientras que Jungkook no quería seguir más con esa falsa, tenía novio, debía ser fiel a él aunque eso fuera un noviazgo de mentira.
Lo odiaba.
—¿Cuál es la necesidad de esa pregunta? —espetó—. No le veo el porqué, mucho menos si es para fanservice.
Luego de eso, Jungkook arrastró la silla hacia atrás y se levantó, dando grandes zancadas para poder alejarse de la mesa y de LeeJae. La chica imitó su acto, pero se detuvo en seco para decir:
—Por favor, solo queríamos afirmar que Jungkook y yo estamos en una relación amorosa, pero luego de ahí, no hay razón para seguir indagando más entre nosotros. Respeten nuestra privacidad, por favor.
Taehyung giró sobre su espalda para chocar con Jimin, el mayor lo arrastró hacia sus amigos que todavía seguían discutiendo qué sería lo que haría para llamar la atención y sacar a Jungkook de ahí, pero ya era demasiado tarde. Jungkook ya estaba a punto de salir.
—Hay que irnos —anunció Tae.
—¿Qué hiciste? —preguntó Yoongi.
—Nada. Él está por salir.
Nuevamente, tal como entraron en fila india y agarrados de manos, así mismo salieron. Sus amigos iban a esperarlos en la camioneta en lo que Taehyung buscaba a Jungkook. El de cabellos plateados ahora con mechas rosas y verdes, estuvo esperando a su pareja en un pequeño rincón que justamente daba a la salida de emergencia en donde los estaban esperando, y cuando vio a Jungkook pasar con rapidez, lo jaló del brazo para que no se fuera más lejos.
—¿Qué haces aquí?
—Los chicos estaban preocupados por ti, así que vinimos para ayudarte. Vamos, nos están esperando.
El mayor asintió. Ambos salieron por la puerta de emergencia, Jimin mantenía la puerta trasera de la camioneta abierta esperando a que la pareja entrar, y entonces, cuando ya entraron, cerraron la puerta.
Jungkook pasó sus manos por el rostro, estaba agotado, solo quería que ese día terminara. De no más sorpresas, percances, solo quería irse a casa y no saber más de lo que podría llegarle.
Cuando te sientes harto de algo, muchas veces llegas al enojo o al llanto por no saber que hacer.
Estresante.
Abrumador.
Cegador.
Impotente...
—Oh por... —Taehyung giró hacia atrás, encontrándose con un Jimin que le compartía una mirada llena de angustia.
—¿Qué ocurre? —preguntó Jungkook.
—No creo que quieras saberlo.
—Park Jimin, si hablas de un tema, termina lo que vas a decir si no quieres que yo mismo investigue por mi cuenta.
Jimin sabía que sumarle algo más al caso sería demasiado para él, tanto que no podría manejarlo. Aún así, era su amigo, y como amigo, debía decirle la verdad ante todo.
Le aproximó su celular. Contenía una noticia que Jungkook jamás pensó ver, o al menos, sí pensaba, pero no lo quería creer.
"¿Será que el noviazgo de Jeon Jungkook y Hwang LeeJae se deba a un acuerdo entre el CEO de Logic Entertainment y Jeon Junghee? Y que, según fuentes confiables, informa ser el padre del baterista de Empire, Jeon Jungkook. Por lo tanto, ¿es posible que todo sea una farsa?"
En la boca de Jungkook recorría el sabor espeso, a la misma vez sentía que estaba tragando arena y que se estaba ahogando. No, estaba muy enojado.
—Kim Seokjin, detén la camioneta ahora mismo —ordenó.
—Te equivocas. ¿Cómo quieres que me detenga en plena avenida? ¿Quieres que tengamos un accidente?
Sus palabras le jugaron una mala jugada, cuyo destino era tener un semáforo rojo. Jin giró hacia atrás con imprudencia mientras apretaba el freno, Namjoon imitó su acto al estar de copiloto; Jeon Jungkook se había quitado el cinturón, listo para salir de la camioneta y hacer lo que no quería.
Taehyung fue más vivo en impedirle la abertura. Si teníamos en cuenta la fuerza, Jungkook le ganaba por doble, era bastante fuerte en comparación con Taehyung, y sin embargo, no podía luchar contra él.
—Por favor, Taehyung, no me hagas esto, por favor... —pidió, sintiéndose de pronto como un pájaro enjaulado: ansioso por salir, ansioso por enfrentar al mundo.
—No lo haré —afirmó más la fuerza.
Las manos de Jungkook empezaron a temblar. Temblaba de ira, temblaba de impotencia, temblaba por no poder hacer nada, y temblaba por sentirse retenido.
No quería desquitarse con su novio, jamás en su vida pretendería hacerlo.
—No dejaré que te vayas y que digas cosas que no quieres decir. Tampoco me quedaré sentado mientras veo que te ahogas sin poder hacer nada —los ojos de Jungkook pasaron de sus manos a la mirada de Tae—. Pero no puedo permitirte que vayas cuando estás en este estado. Verás a tu padre, pero cuando te encuentres cuerdo y en tus sentidos. Vas a actuar por impulso y no con la cabeza clara.
Muchas veces, nos encontramos tan enojados por un asunto, o queremos guardarnos todo para no tener que explotar, que al final, como un alfilel tocando un globo, es inevitable tener que estallar. ¿Lo malo de estallar? Te tachan como el villano de la historia por decir lo que por mucho trataste de retener. Te dicen que tu actitud ha cambiado demasiado, que no eres así. Dicen que has dejado de ser como antes eras, pero eres un ser humano. ¿La perfección en el ser humano? No hay perfección, no existe, solo existe el realismo humano.
Cuando la ira y el impulso se juntan, haciendo un remolino lleno de sentimientos incontrolables, como si fueran parásitos comiendo el sistema del huesped, estalla. ¿Y qué ocurre con eso?
La ira y el impulso siempre serán los peores detonantes.
Es por esa la razón del porqué Kim Taehyung no quería dejar ir a Jeon Jungkook, porque él era el detonante. Porque, desde que vea a su padre, sabía muy bien que iba a explotar y que después de ahí, nada iba a tener solución, no habría vuelta atrás.
Kim Taehyung solo estaba protegiendo a Jeon Jungkook del peligro. Ya que lo amaba, y también, no quería verlo lastimado.
Lo amaba tanto que tan solo pensar en verlo arrepentido, le apretaba el pecho con locura.
Jungkook miró a todos lados, chocando mirada con Jin que al instante puso en marcha la camioneta por el semaforo verde. Luego, nuevamente observó a Taehyung, bajó su mirada hacia su camisa arreglada y algo arrugada.
Se dejó caer justo ahí.
Taehyung no tuvo más opciones que sentarse sobre su regazo, esperando a que Jungkook se tranquilizara, acariciando su nuca. Muchos ahí sabían por lo tanto que Jungkook había pasado, empezando todo hace más de cuatro años. Era un chico fuerte, pero también, los chicos fuertes pueden recaer.
Jeon Jungkook había recaído en los brazos de Taehyung. Él estaba dispuesto en ayudar a Jungkook, más porque sabía lo que estaba sintiendo. Le había tocado vivirlo, sentirlo, y actualmente, estaba siendo empático con él, con los sentimientos de su novio.
Y cuando sientes algo, más si es negativo, no quieres que la persona que más amas se vea afectada por lo mismo. Algo inevitable porque todos pasamos por el mismo camino.
¿Estaba bien ser así?
¿Estaba bien para Kim Taehyung escuchar y no querer ser escuchado?
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