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Muchos se preguntarán, ¿una relación a distancia funciona? O mejor dicho:
"¿Qué tipo de relación es esa, estar a distancia?"
Una cuestión para muchos, y una realidad para Jeon Jungkook y Kim Taehyung.
Las horas se hacían largas, convirtiéndose así en días. Semanas que Taehyung contaba y meses que Jungkook esperaba. Hasta que finalmente pasó el año.
Un año pesado, largo y sobre todo: ansioso y doloroso.
Doloroso en el sentido que, Kim Taehyung, tuvo que dejar muchas cosas que apreciaba, entre ellas, personas como su propia familia y Jungkook.
Oh... Su amado y famoso Jungkook que no vio por un año completo aún teniendo la capacidad de poder viajar.
Taehyung estaba más que emocionado, principalmente porque su pareja no sabía que exactamente hoy es el día que esperó por mucho; su reencuentro. El viaje fue más que largo, obviamente lo iba a ser porque quería llegar lo antes posible y poder verlo.
Las horas nuevamente se convertían en infinitas, y por más que veía el cielo oscuro y el cielo claro por horas, no cerraba los ojos por la emoción. Eso quizás traiga unas que otras consecuencias.
Cansado estaba, de eso no hay duda.
Aquél cansancio que duró por más de trece horas de vuelo, se desvaneció como un rayo al avión aterrizar en tierras surcoreanas. Como estaba en primeros asientos, fue uno de los primeros en salir.
Con pasos asegurados se dirigió hacia el área de recogidos de maletas en donde buscó la suya que tardó un poco en ser bajada de la cinta corrediza. Al tener su maleta en mano y su mochila en la espalda, salió al exterior para pedir un taxi y decirle la dirección al conductor.
Tengamos en cuenta dos cosas:
La primera: Kim Taehyung creía que estaría en ese lugar que en su tiempo llegó y sigue siendo especial para él. Aquél pequeño estudio donde muchas cosas ocurrieron.
La segunda: No le dijo a Jungkook que ya estaba en Corea del Sur, o que iba.
Por lo tanto, una vez que Taehyung llegó hacia el edificio, subió aquellas reconocidas escaleras hasta parar frente al estudio que muy bien recordaba, abrió la puerta, y se llevó una gran sorpresa.
Unos jóvenes que no conocía, estaban tocando música ruidosa.
Aquellos chicos observaron a Taehyung y compartieron miradas, hasta que finalmente Tae comentó:
—Disculpen...
Justo cuando estaba por cerrar la puerta uno de los chicos preguntó:
—¿Busca a alguien?
Taehyung asintió lentamente.
—Habían una banda antes que ustedes que habían alquilado este lugar. De casualidad, ¿no sabrán en dónde están?
—¿Una banda? —el chico observó al otro par de amigos, quienes negaron con la cabeza—. ¡Oh, debe referirse a los que habían hecho ese mural! —señaló aquella pared que en su inicio era negra.
Aquel día en donde pintó aquella pared negra que ahora sigue igual con los mismos colores que había pintado: una ballena siendo abrazada por un pulpo, en el fondo pequeñas estrellas, y sobre el dibujo, el logo de la banda.
Le traía muchos buenos recuerdos: el día en que Jungkook y Jin discutieron por una canción, en donde Hoseok se asustó por una cucharacha y chocó con la escalera en donde estaba Taehyung y que provocara la caída de este sobre Jungkook quien lo salvó de una caída catastrófica. El día en que Jimin, como si fuera un ladrón, visitó por la noche a Taehyung que pintaba tranquilamente el mural y que comieron tteokboki y gimbap.
Miraba mural con una sonrisa melancólica y nostálgica. No mentiría, extrañaba esos momentos.
—Según la recepción, hace dos meses se fueron. Hace poco alquilamos este lugar para poder tocar tranquilamente —explicó el mismo chico—. El mural está tan hermoso que decidimos dejarlo, sería una pena que fuera sustituido por otros colores —expresó.
Taehyung observó al chico directamente a los ojos. El único pensamiento de ellos era:
"¿Por qué se ve tan serio? Da un poco de miedo."
Sus pensamientos fueron sustituidos por otros al Taehyung acercarse a este y de su billetera sacar una pequeña tarjetita.
—Si alguna vez quieren hacer algún mural, no duden en contactarme —mostró su típica sonrisa cuadrada.
Y así, sus pensamientos de "da un poco de miedo" fueron sustituidos por un "brilla más que el sol".
Tras aquellas palabras, dio media vuelta y salió por donde mismo entró. Bajando las escaleras y justo parando frente a la recepción. Buscó con la mirada a una señora de edad media a quien conocía por las veces anteriores que iba al estudio. La señora al verlo, parpadeó un par de veces hasta que corrió para verlo mejor de arriba hacia abajo. Estaba incrédula.
—¿Kim Taehyung? ¿El mismo chico de cabellos azules que venía muchas veces aquí? —le preguntó, y este asintió—. ¡Dios mío, estás incluso mucho más alto! —eso provocó la pequeña risa del menor.
—¿Sabrá usted en donde están ellos? —preguntó, yendo directo al grano.
—¡Por supuesto que sí! Están bastante cerca, a decir verdad... Están en el edificio muy grande de la siguiente esquina —expandió sus manos—, pero no creo que te dejen entrar si uno de ellos no va personalmente. Es mejor que le escribas, ¿no lo has hecho?
—Quiero darles una sorpresa —explicó.
—Tienes suerte de conocer a tales artistas famosos —palmeó su hombro—. Y me siento orgullosa de poder decir que les alquilé un puesto aquí —sonrió.
Luego de una pequeña charla con ella, Taehyung se despidió, saliendo casi corriendo del edificio para dirigirse a otro que ella le había indicado.
Ni bien había girado la esquina y ya podía observar desde la lejanía el edificio.
Es verdaderamente grande —pensó.
Todavía tirando de su maleta, se adentró al edificio, caminando directo a la recepción en donde una chica muy bien vestida le atendió.
—Buenas tardes, ¿en qué puedo servirle? —preguntó servicial.
—Busco a Jeon Jungkook.
La chica quedó perpleja ante la respuesta del chico con bonito perfil y cabellos color plateado —y sí, se lo había teñido hace un par de días, pero eso ya es un tema aparte—. Muchas personas iban y pedían al igual que exigían una cita íntima entre ellos y algún miembro de la banda, eso era prácticamente imposible. ¿Y si le hacían algo? O, ¿y si son acosadores? No podía decir un "sí".
—Lo siento mucho, pero no puede verlo sin tener una cita previa mediante...
—No soy un acosador.
Acosador que, en un principio, la mayoría pensaban que era cuando solo quería preguntarle al mismísimo Jeon Jungkook si podía ser su musa, y que gracias a él, pudo tener la oportunidad de trabajar en la mejor galería de artes situada en Estados Unidos por un año completo.
La chica le quiso dejar a entender que no podía hacer eso, porque iba en contra de las normas a seguir y Taehyung simplemente escuchaba como lo repetía una y otra y otra vez.
Un chico alto, cabellos rojizos, que cargaba una gran mochila en su hombro, giró abruptamente al escuchar la voz gruesa y profunda de Taehyung. Se le hacía familiar, pero únicamente de perfil no lograba conocerlo.
No lograba conocerlo y sin embargo...
El chico corrió hacia el de cabellos color plateado. Este, al notar su presencia por detrás, no dudó en girar y el pelirrojo soltó un grito de alegría.
—¿¡Kim Taehyung?! ¿De verdad eres tú?
—Hoseok... —por la sorpresa no supo cómo actuar hasta que finalmente recobró la postura—. Tú y tus sorpresas por la espalda —sonrió.
Nuevamente soltó otro grito eufórico y abrazó con fuerzas al menor mientras pequeñas lágrimas salían de sus ojos.
—¡No sabes cuanto te extrañé, aunque antes de ayer hablé contigo. Te extrañé mucho!
Al separarse de este notó que estaba muchísimo más alto de lo que solía recordar y su piel... Su piel era más hermosa que antes.
Estamos hablando de Kim Taehyung, un chico esbelto en todos los sentidos y que su belleza estaba en un nivel alucinante.
Incluso podía notar como su perfil era muchísimo más relajado que antes. La serenidad siempre estaba, pero ahora... Es como si un nuevo Kim Taehyung hubiera renacido.
—Los chicos estarán muy felices de verte. ¿Por qué no avisaste? Debiste recorrer mucho para llegar hasta aquí.
—Quería darles una sorpresa. Justamente hace dos días me dijeron que podía volver o quedarme en Estados Unidos, por lo que decidí volver —confesó.
No lo iba a negar, extrañaba sus raíces, su cultura, su gastronomía, y por supuesto: su gente.
Hoseok se dirigió a la secretaria, diciéndole que se ocuparía de él y que no se preocupara. Por lo poco que pudo notar y según sus conocimientos, Hoseok trabajaba para aquella empresa.
El pelirrojo lo guió hacia un ascensor, marcando el décimo piso. En ningún momento aquella hermosa sonrisa que alegraba el día a cualquiera, se desvanecía de sus labios. Estaba muy feliz de poder ver después de mucho tiempo a su amigo.
Finalmente, al llegar al piso, las puertas del ascensor se abrieron. El primero en salir fue Taehyung, seguido de ese, Hoseok. El menor quedó estático cuando un par de chicos caminaban dándole la espalda, justamente reconocía a uno de ellos.
Un tatuaje de un ojo, cadenas... Un brazo derecho llenos de tatuajes y un izquierdo que estaba casi por igual.
—Ese es tu amorcito —Hoseok lo empujó suavemente, haciéndole entender de que fuera hacia él.
Dejó su mochila en el suelo y la maleta cerca de esta, caminó a paso lento hacia él, después sus pasos fueron acelerados hasta lograr correr.
Su emoción no podía compararse con otra igual. Era un sentimiento explicable y a la misma vez difícil de hacerlo. Pero solamente lo hacía por él. Corría por él, y lo llamaba sólo a él.
—¡Jungkookie!
Su exclamación logró llamar la atención del ahora pelinegro con melena larga. Tan siquiera al girar hacia atrás, recibió el fuerte impacto del menor quién se abalanzó encima de él.
Y finalmente, una de sus persona más querida en su vida, volvió a verla después de un año entero, que, para su sorpresa, no pensaba que sería ese día.
—¿Taehyung? —únicamente podía articular su nombre gracias a la sorpresa.
Pensaba que todo estaba siendo una ilusión, mas no lo era. Estaba ahí, en carne y huesos escondiendo la cabeza en su cuello y abrazándolo con fuerzas sin tener deseos de dejarlo ir. Su corazón bombeaba rápido, tan rápido que Taehyung pudo escucharlo, podía sentirlo. Y aún así, Jungkook no había hecho nada más que quedarse paralizado.
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