Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

5. Capítulo 4.

Hi~ Ha pasado un buen tiempo desde que se actualizó esta historia, como algunos sabrán por el anuncio que dejé en el perfil, hoy estoy haciendo actualizaciones masivas, es decir, todos los fics activos tienen capítulos nuevos, creo que es una muy buena chance de reavivar y retomar esta historia, así que nada, muchas gracias a quienes se han quedado en este enemies to lovers.

¡Espero que les guste!

Todos tienen un amor no correspondido en algún punto de su vida.

Eiji no es la excepción.

Un día simplemente despertó, se quedó mirando a Arthur a los ojos y se vio realmente remecido por lo significativo de su presencia en su vida. Lo quiero, fue lo que pensó. No me logro imaginar el futuro sin esta persona a mi lado, me gusta que nuestras manos se rocen accidentalmente, el tono tan dulce que usa para llamar mi nombre, que me aliente a salir de mi zona de comodidad, que me vuelva una persona que sin él no sería pero que es una versión tan alegre de mí que no parezco yo. Me hace tan feliz. Pensamientos inocentes y primerizos que florecían como un medroso cerezo, ¿tenía que ocultar su enamoramiento? No le hacía daño a nadie.

Mentiroso.

Porque tal como las flores de cerezo que simbolizan la vida y la muerte en un juego de fugacidad, de a poco Eiji comprendió que las ramas marchitas que sostenía contra su pecho habían arrojado raíces infectadas a su corazón y ahora estaba sangrando, él era el único a quien culpar, perfectamente pudo haberle confesado sus sentimientos a Arthur, no lo hizo, qué cliché ¿cierto? Cayó por el primer amigo real que hizo y aunque al principio lo confundió con admiración dado que sí, Arthur es extraordinario y lo inspira en la monotonía de lo cotidiano, Eiji desglosó de manera muy dolorosa que no era normal ser tan posesivo con un amigo, no es que dijera o hiciera algo, al contrario, siempre se quedó callado, pero lo mataba verlo con alguien más. Ahí lo supo. Este es su primer amor. No se irá por ignorarlo. Y lo único que puede hacer es lo que se supone que debe hacer: nada.

Su amistad no vale el riesgo y Eiji no será el idiota que rompa lo más maravilloso que nunca ha tenido.

Por supuesto, el terror a que se aburra y lo deje tirado debajo de la cama tal como haría con un trapo viejo es un gatillante constante de ansiedad, más, Eiji no dice nada, es un chico bueno y suficientes problemas ha dado sin saber luchar o siquiera comprender en dónde se están metiendo las pandillas.

—Te ves distraído.

Probablemente por eso Ash lo altera tanto, vio a través de él con tanta facilidad.

—¿Eiji?

—Te estoy escuchando.

—¿Estás seguro? —Arthur se encuentra sentado al lado, sus hombros se están estrechando enfrente de las canchas deportivas, la práctica ha acabado y ha venido a recogerlo como es costumbre hacerlo todos los días antes de tener junta con la pandilla, es tiempo robado, ya lo sabe—. Tengo la sensación de que tienes algo en la cabeza que no me estás diciendo.

—Sabelotodo. —Eiji ríe dejando que su mentón descanse en su palma, se siente sin fuerzas y aunque le echara la culpa al entrenamiento ni siquiera logró concretar el calentamiento, no está bien, supone que el estrés de mudarse tampoco lo está ayudando—. Pero tienes razón, tengo algo atrapado en la cabeza estos últimos días.

—¿Qué cosa?

—La competencia. —La verdad está repleta de matices—. Me estoy tascando demasiado en el tema.

—Eres extraordinario, los aplastarás a todos. —Palabras amables que le estrujan el corazón—. No te tienes que preocupar por tu rendimiento, los destrozarás.

—No me preocupa mi rendimiento.

—¿Entonces qué es?

—Es cómo tú lo estás volviendo un tema.

—¿Eh? —Arthur pestañea y el sol besa sus pestañas blancas—. ¿A qué te refieres? —Lo ve fruncir el ceño y es difícil no reír por tan adorable expresión, más, debe concentrarse y salir de esa—. Háblame.

—Siento que me estás sobreprotegiendo por mi competencia. —Lo confronta, no es lo que pretendía decirle, más la cuestión le preocupa—. No puedes darle trato diferente a tus subordinados, recuerdo que una de las cosas que más odiabas de Lynx era eso ¿verdad? Nunca fue imparcial y yo odiaría que esto se convirtiera en un punto de inflexión con tus chicos, no quiero ser una carga.

—No eres una carga. —Lo regaña y es suave, es tan suave que lo mata—. Eres mi Eiji. —"Mi Eiji", aun si no lo sabe a veces Arthur es muy cruel.

—Tarde o temprano les molestará que me trates diferente. —No será un talón de Aquiles, será quien se ponga el casco y abrace a la muerte en su lugar—. No tengas favoritos con tus chicos, no seas Ash.

—Pero tú no eres mi subordinado nada más. —Arthur extiende una palma para abrazarlo por encima de los hombros, Eiji tirita apenas se ve envuelto por semejante calidez, están tan cerca que consigue oler a la perfección su perfume entremezclado al tabaco, estuvo fumando otra vez, ríe—. Primero tú fuiste mi amigo antes de entrar a la pandilla, los otros lo hicieron al revés.

—Me subestiman diciendo que no sé pelear.

—Oh, claro que sabes pelear. —Lo molesta—. Pobre del que te vea enfadado.

—Nunca me dejas demostrarlo.

—Porque no quiero que salgas herido. —La vulnerabilidad que sangra en su voz cuando se lo dice le aprieta el corazón, de repente, las raíces están envolviendo sus venas y le cortan la circulación—. No te estoy pidiendo que te contengas porque te subestime, más, me preocupa la obsesión casi enferma que parece haber desarrollado Lynx por ti, si te fijas últimamente le dio por buscarte pelea.

—Ah. —Sus mejillas queman recordando su encuentro pasado—. Debe ser porque le descoloca mi presencia. —Miente pero no del todo—. No encajo ahí.

—No sé, no confío en él ni sé qué esperar de ese sujeto, temo que te haga daño.

—No creo que sea esa clase de persona. —¿Por qué lo defiende?—. Por lo que escuché es... honrado.

—Honrado. —Arthur ríe—. Vaya, qué percepción más distorsionada de Lynx.

¿Lo es?

Es consciente del daño que Ash le ha provocado a sus amigos, no solo a Arthur (a quién casi le arruina su carrera de artista al quererle cortar los nudillos) sino que el resto de los chicos quedaron lacerados por las garras de ese imponente depredador y de ahí viene esta facción de la pandilla, Eiji se unió sin tener idea de nada de esto, por supuesto, nunca tuvo chance de juzgar a Ash por sí mismo, pero veía lo denigrante que era con Arthur y no podía permitirlo, adoraría haberse quedado con esa impresión.

Sería más fácil.

Pero no puede, "¿por qué?" se preguntarán, simple, ya que ha visto a Ash cambiar tanto con su papá como con él, no han sido cambios inmensos, sigue siendo un bastardo cuando tiene la chance, le cae mal y no se molesta en ocultarlo, aun así lo deja dormir en su cuarto, se aseguró de que no lo hallaran en esa fiesta donde lo matarían si lo descubrían, trata de hacer del ambiente agradable, lo vio comer panqueques con miel embarrada en la cara y eso fue lindo, está conociendo un lado distinto del lince de Nueva York que le agrada y le asusta, teme estar escapando de sus sentimientos porque Ash miró a través de él e hizo las cosas ligeras. Fáciles. Amenas.

—¿Supiste que hubo una reunión entre las pandillas a la que no nos invitaron? —La mención le pone los pelos de punta, él sí asistió—. No puedo perdonarles que nos estén subestimando de esa manera.

—¿Para qué era esa junta? —Las palabras de Ash habitan en su cabeza—. No entiendo la necesidad de mantener relación con personas tan peligrosas y no soy un niño al que debes proteger, me puedes explicar cómo son las cosas en realidad, ¿qué hacen a mis espaldas?, ¿pelean?, ¿trafican?

—Yo soy afortunado por estudiar. —Proclama—. Mis chicos no corren con la misma suerte.

—Arthur.

—Hacemos lo que hace falta para sobrevivir, no me preguntes más.

—Pero...

—Por favor.

Eiji se calla porque es un buen amigo.

Y no dará problemas.

✄┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈┈

Nunca esperó acabar involucrado en una guerra de pandillas o con "chicos malos" por lo mismo, más Arthur fue el único que lo vislumbró genuinamente cuando menos lo esperaba y Eiji no logró alejarse de eso, no quiso ¿cómo podría volver a normalizar la tristeza habiendo conocido la felicidad? Escogió ser egoísta e ignoró deliberadamente cómo crecían los sentimientos en su corazón. Tap. Tap. Tap. En cada momento y respiración compartida, cada interacción romantizada y arrancada de su mente casi como si fuera una fotografía mental para enmarcar en el álbum de su amor no-correspondido, Arthur le ha dado demasiado, no solo como amigo, sino que lo incluyó a un grupo siendo marginado y hasta con la reticencia inicial fue aceptado ¿quién lo diría?

No era su hábitat natural y cualquiera con ojos podría decirlo, por eso se esforzó en sobrecompensar y probar su valía, se encargó de aprender a pelear y usar su físico a su favor, de seguir ciegamente la convicción de su grupo de amigos, de odiar a Ash porque todos lo odiaban y defender a los suyos, de amparar a Arthur, de callar sus sentimientos, de no contarle sobre la mudanza para no molestarlo y ser un protector. Un refugio. Un hogar. Un soporte. Un compañero. Un amigo. Claro, a veces se puede engañar solo creyendo que lo mira con otros ojos o que las bromas dejan de ser solamente eso, pero al final del día sabe cuál es su papel y no hará nada por cambiarlo.

Está perfecto, Eiji quiere ser un buen amigo.

Porque es un buen chico.

—Okumura. —Asume que en un punto a todos se les rompe el corazón y aunque se siente como si pudiera morir del dolor nadie realmente perece—. Justo te estaba buscando para charlar en privado, camarada. —¿Camarada?

—Yut-Lung. —El nombrado esboza una sonrisa repleta de saña que le pone los pelos de punta—. ¿Ya eres parte de la pandilla?

—Lo soy. —El más joven tararea, se ha sentado enfrente, Arthur está al centro de sus chicos mientras que él prefirió quedarse en el rincón, tiene mucho que pensar aunque no pesquisa qué es ese "todo".

—Felicidades por entrar oficialmente. —Ni siquiera es una reunión, es una fiesta de mala muerte en donde hay muchas chicas desconocidas, ¿qué diablos hace acá?, ¿en qué se metió?—. Te lo mereces.

—Gracias.

—Supongo que eso nos hace compañeros. —Más, el chino no impresiona receptivo a su comentario, ha venido con doble intención y puede notarlo—. ¿Qué sucede? Pareces quererme decir algo.

—¿Cuál es tu juego? —Tararea abriendo una lata de cerveza para ofrecérsela, Eiji es horrible lidiando con alcohol e Ibe se preocupará si llega a casa tomado, pero su corazón se hace trizas cuando escucha cómo Arthur ríe entre los esbeltos brazos de una chica, lucen lindos—. ¿Estás jugando con dos fichas?

—¿A qué te refieres?

—A qué es obvio que estás enamorado de Arthur. —Se atraganta con la espuma y aunque ni siquiera alcanzó a saborear bien la cerveza, opta por tomársela de golpe—. Pero tienes algo con Lynx ¿ocultas una doble vida o algo así? Quizás uno de ellos es tu amante.

—Primero, Arthur es mi amigo nada más.

—Amigo o no, tienes cara de enamorado. —Lo ignora—. ¿Pero Lynx? Me pediste que te metiera a la fiesta a espaldas de Arthur porque sabías que estaba mal entrometerte con él, ¿a qué juegas?

—Cuando te lo pedí prometiste que no harías preguntas acerca de esto.

—Sí, bueno. —Se encoge de hombros—. Soy chismoso, tengo una lengua larga si no me sabes cuidar.

—¿Es una amenaza?

—Tómalo como quieras.

Eiji baja la cabeza, clava la mirada en la poza que quedó de cerveza, ni siquiera le gusta pero aprendió a beberla ya que es la preferida de Arthur, de su primer amigo, quién lo alentó a saltar la pértiga más que nadie incluso si eso significaba no priorizarlo, quién no lo trató diferente tras enterarse sobre su sexualidad, quién hace arte aunque nadie sepa, sueña con ir a la universidad y acabarla, quien anhela que lo vean y no lo comparen con Ash. Arthur que es bruto. Duro. Frío. Pero dulce. Lo protege mucho más que nadie porque en el fondo es un grandioso hombre.

Arthur es bueno, demasiado bueno.

¿Por qué tiene que pagar por su propia insuficiencia? Eso es injusto, Eiji puede permitir que lo pasen a llevar las veces que quieran, puede fingir con su familia, mentirle a Ibe, decirse que no odia forzarse a vivir con Ash, no obstante, no puede permitir que Arthur salga herido. No. Simplemente no es justo.

Cuando amas a alguien lo cuidas.

—Ash y yo vivimos juntos. —Entonces está dispuesto a correr el riesgo con tal de que solo le afecten a él las consecuencias—. Mi tutor es amigo de su padre, ambos estamos pasando por un mal instante económico y compartir renta fue la solución que se les ocurrió para amortiguar el daño, tampoco es de mi agrado la idea, pero ni siquiera pongo dinero para el arriendo, así que ¿cómo podría quejarme?

—¿Entonces se siguen llevando mal? Es sospechoso.

—Es así, lo prometo. —Eiji está desesperado para que le crea—. Ash me odia y es mutuo. —¿Lo es?

—¿Pero? —Yut-Lung alza una ceja—. Incluso si es tu compañero de piso puedes ignorar lo que ocurra con él, más, lo fuiste a buscar a la fiesta, sé que hay un "pero".

—Pero su papá estaba preocupado porque no llegaba. —Eiji toma la espina y se la arranca—. Te pedí que me llevaras a la fiesta por eso, porque no soporté ver a Max tan preocupado.

—¿Y eso qué? —Yut-Lung es despectivo—. No es tu papá ¿qué te importa?

—Mi familia es complicada. —El más joven comprende la indirecta, no indaga más—. Mi lealtad yace ciegamente con Arthur, eso es todo lo que necesitas saber.

—¿Seguro está ahí? ¿Con Arthur?

—Sí. —Declara—. Por eso nunca podría aceptar a alguien que le hizo daño, no lo parece pero es muy sensible cuando se trata de sus cosas, estoy seguro de que escuchaste de la riña entre ellos, Ash casi le corta los nudillos como castigo, aunque la herida fue superficial su movilidad nunca volvió a ser la misma, ya ni siquiera puede disparar una pistola. —Agradece lo último pero no lo dirá.

—Escucha, no quería sonar como un patán. —Lo frena—. Solo quería entenderlo porque Lynx resulta tener una especie de fijación en ti, no me sorprendería verlo metido en esta fiesta para confrontarte.

—E incluso si fuera de esa manera, ¿por qué te afectaría?

—Porque él tiene algo que yo quiero. —Yut-Lung sonríe, entretenido—. Así que necesito tener un as bajo la manga.

—Chinatown. —Ni siquiera necesita preguntar—. ¿Eso es lo que quieres? —Pero lo hace.

—Se podría decir que sí, en parte. —El contrario pasea sus dedos por su larga cabellera—. Bueno, si me uní a esta pandilla es porque creo que pueden ganarle, Ash es un jefe demasiado reactivo, parece estar metido con personas realmente peligrosas, eso tarde o temprano le pasará la cuenta e inclusive me atrevo a decir que no solo vende sino que consume entusiastamente, aunque todos en este lugar deben hacerlo, por eso estamos metidos en este basurero ¿verdad? Hasta Arthur debe tener su vicio secreto.

—Nunca lo he visto hacer algo tan peligroso.

—Nunca te dejará verlo, es astuto.

—¿De quién de los dos hablamos? ¿De Ash o de Arthur?

—Eso. —Yut-Lung sonríe, quitándole la lata de cebada, acabándola—. Lo dejaré a tu juicio, Okumura.

La reunión sigue su curso tras esta charla, reconoce a Yut-Lung como un aliado valioso al ver el aporte que realiza para afinar los planes de Arthur, yo nunca podría hacer algo así, piensa y la sensación de enajenación en su propio hogar resulta tan abrumadora que de repente se aprecia a sí mismo encima de un bote de papel en medio del océano, el material no es impermeable y se encuentra agujereado, ni siquiera soporta su peso, es cuestión de tiempo para que se hunda, le da risa que la sensación sea tan habitual, incluso en Japón la inestabilidad resultaba omnipotente no solo por la situación familiar a la que se hallaba atañido sino que... Eiji nunca tuvo la chance de ser él mismo, hasta hace poco aún no era capaz de dar luces de quién era como si siempre hubiera interpretado un rol para alguien más y eso estaba bien, el problema era cuando no había público y se sentía vacío.

Hueco. Soso. Perdido.

—No pongas esa cara. —Arthur siempre ha estado ahí para salvarlo en esos instantes y posiblemente por eso ha sido tan duro trazar un límite entre la amistad y el romance ¿las cosas cambiarían si dijera algo?—. Ya se acabó lo más denso, finalmente podemos relajarnos.

—¿Relajarnos? —Ríe mirando el ambiente con tristeza—. ¿En otra de tus fiestas?

—Pareciera que me estás reprochando si lo dices de esa manera.

—No lo hago. —¿Tienes un vicio?, ¿escondes algo?—. Solo me preocupa que últimamente dependas de las personas equivocadas.

—¿Personas equivocadas? —Arthur alza una ceja y frena el abrazo que le iba a ofrecer, la atmósfera ya cambió y era de esperarse, realizan sus juntas cerca de un club, por ende, las personas incorrectas llegan sin invitación, odia que se exponga de esta forma—. ¿A qué te refieres?

—A qué si te sigues metiendo en tantas fiestas pensaré que estás evitando algo. —El pandillero ríe, lo suelta sin siquiera haberlo tocado.

—No sabía que me estabas analizando tanto, Okumura. —Le duele que use su apellido y sin embargo supone que ese es el riesgo de dejar a alguien tan cerca de su corazón: puede romperlo fácilmente.

—Solo me preocupo. —Eiji lo intenta detener tomándolo del brazo—. Te estás metiendo con muchas personas y eso no hará que el problema desaparezca.

—Ahora actúas como un mojigato. —Brama quitándole el brazo—. No eres mi mamá, eres mi amigo.

—Pero...

—Qué no se te olvide.

A veces pasa esto y Arthur actúa como si fuera una persona totalmente distinta, las palabras del más joven no estaban equivocadas, probablemente ese no es Arthur per ce sino el efecto de alguna droga dura que lo está desinhibiendo, aunque no está familiarizado con sustancias atestiguó el alcoholismo de primera mano cuando la enfermedad de su padre se hizo demasiado difícil de tolerar, a esta altura no sabe si está disociado o ya ha normalizado (y minimizado) su gravedad, de cualquier manera nada de lo que haga o diga evita que Arthur se meta bajo las patas de los caballos y sea el alma de la fiesta.

—Es como una versión barata mía. —Eiji palidece al percatarse de dicha voz, incluso con el estruendo de la música el inglés tan tosco es inconfundible—. Okumura.

—¡Tú...!

Antes de que pueda reaccionar lo jalan del brazo hasta un pasillo cerrado, ni siquiera debería llamarle la atención, Yut-Lung le advirtió que su obsesión podría traerlo acá, aún así, su corazón se desemboca cuando Ash Lynx lo empuja contra la pared para encerrarlo entre sus fornidos brazos y atraparlo con su torso, la diferencia de altura no es tanta, por ende no tendría por qué intimidarlo, no obstante, el lince se encuentra tan cerca de su cara que apenas puede respirar. Su aliento en su rostro. Sus jades clavados en sus labios. Sus manos tomándolo de los hombros. Sus piernas temblando.

—No deberías estar aquí. —Eiji no puede respirar, está borracho aunque no ha probado gota alguna de cerveza y no comprende la mitad de las emociones que está sintiendo. Inestable. Se siente varado y aún así la existencia de Ash se siente como una certeza absoluta, ¿por qué?

—Esa debería ser mi línea, Okumura ¿tienes idea de lo preocupado que está tu tutor? —La culpa es una daga envenenada que apunta directo al corazón—. No quería venir acá pero das esa imagen de niño bueno y no supe cómo explicarles dónde estarías.

—¿Cómo sabías de esta reunión?

—No subestimes lo rápido que vuela la información en el bajo mundo.

—¿Por qué estás acá? —Eiji escupe la pregunta, su cuerpo se siente pesado y agotado, se desmorona cuando Ash lo sostiene como si quisiera mantenerlo a flote y su toque resulta tan ardiente que hasta su sangre pasa a ser magma líquido, no entiende para nada a Ash—. ¿Por qué de pronto eres amable conmigo y con Ibe-san?, ¿en qué te afecta si está preocupado o no?

—¿Estás borracho? —Ash frunce el ceño y se inclina para olerlo, Eiji se pega al muro por la repentina invasión a su privacidad, sus piernas no dejan de tiritar como si estuvieran reaccionando al sofocante toque de este hombre, es gay y su némesis es objetivamente guapo, no cambia nada—. Abre la boca para que pueda olerte mejor, ¿cuánto tomaste?

—No es de tu incumbencia.

—Tú... —Ash se inclina aún más al punto de que pueda sentir su palpitar sobre su garganta—. Si eres un peso ligero no deberías tomar, menos en esta clase de ambientes, alguien podría hacerte algo.

—Ese es mi problema.

—¿Qué diablos te picó hoy? Estás mucho más terco de lo usual.

Arthur.

Eso fue lo que pasó hoy, pero no se lo dirá a nadie, mucho menos a Ash.

—¿Está bien qué te vean acá? —La chispa de lucidez lo mantiene cuerdo—. No eres bienvenido.

—No. —Ríe—. No lo soy.

—¿Entonces?

—Pero tú viniste a salvarme esa noche que Max no podía conciliar el sueño e intento devolverte ese favor, tu tutor puede ser muy sumiso, más, estaba a punto de llamar a la policía.

—No soy un bebé para que sea tan sobreprotector.

—¿Y este es tu acto de rebeldía? ¿Meterte con un montón de pandilleros borrachos y drogados? No eres tan tonto como para creerte eso, entraste a la universidad por algo, hasta tú puedes ver lo mala influencia que es Arthur para ti.

—¡No lo metas en esto! —No quería gritarle—. Mi relación con él no es de tu incumbencia.

—¿No? —Ash ríe—. Porque tu noviecito parece estarte engañando.

Y Eiji en serio no quería verlo.

Realmente no quería ver cómo Arthur besaba a otra persona, incluso si es un encuentro de borracho que no tiene importancia Eiji sabía que testificarlo terminaría de romperle el corazón y que así sabría la verdad, ¿no es cruel confirmar de esta manera que está enamorado? De repente las lágrimas caen de sus pupilas, se siente como si una llave dentro de él se hubiera roto y ya no pudiera parar el llanto por más que lo intente, sí, racionalmente se lo esperaba y hasta quería que sucediera para pasar de página, sin embargo ¿verlo? Eiji se cubre la boca conteniendo una arcada o una burbuja de agua con un grito de ayuda que nunca nadie escuchará.

Está clavado mirando y no puede dejar de mirar.

—Lo siento. —Hasta que Ash cubre sus ojos con su palma, impresiona haber comprendido su error.

—Está bien, no es gran cosa.

—Lo siento, de verdad. —Y algo sin duda cambia en Ash—. Yo realmente pensé que ustedes...

—Está bien. —Eiji lo corta, ansía irse, no puede moverse—. Debería volver con Ibe-san, tienes razón.

—Eiji.

—Vámonos.

Ash no dice nada, pero lo abraza y eso lo mata.

En ningún instante le quita la mano de los ojos temiendo que se haga daño con la verdad, aún así se las ingenia para acunarlo contra su pecho haciéndolo con tal delicadez que Eiji siente algo que hace mucho no sentía: seguridad. No tiene chance de sacar garras o dientes ante la ternura de este abrazo porque se siente como un conejito al que botaron en una bolsa cerrada para que no respirara ¿acaso no es patético lo necesitado de afecto que está? Pero en esos momentos no le importa, deja que un tsunami de emociones lo arrastre al fondo del mar, lo asfixie, lo revuelva, lo hunda, lo mate y acarree a la superficie siendo un cadáver frío, tiene claro que esto no es solo por Arthur, que deben haberse roto muchas otras cosas que fingía que estaban bien pendiendo de la cuerda floja, pero Ash...

—No dejaré que nadie te vea, puedes desahogarte.

—¿Por qué? —Eiji tiembla apretando sus puños contra el pecho del lince—. ¿Por qué eres tan bueno conmigo?, ¿por qué te importa?

—No sé. —Escamotea—. Pero me importa y quiero ser bueno contigo, ¿eso no cuenta?

Eiji no responde y sigue llorando.

En medio de esa borrasca de llanto en donde todo se desmorona y se derrumba, Ash es lo único que se siente como una certeza absoluta.

La relación entre estos dos va a ir bien potente, así que afirmense, prometo darles desarrollo de enemies aunque al principio vamos a ir al hueso con la parte de la tensión y la quimica porque estos dos se andan tirando ojitos ya.

Mil gracias por leer, vamos a actualizar este fic semanalmente.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro