💜Capítulo 6🤍
Eun-Jin
5:00 AM
La alarma sonó exactamente a las cinco de la mañana.
Me levanté de mi cama a máxima velocidad como un rayo y me dirigí al baño para tomar una ducha lo más rápido posible.
Una vez salí de la ducha, busqué la ropa que tenía sobre la silla de mi escritorio, lista desde la noche anterior para así no perder tiempo: un pantalón blanco fino ceñido al cuerpo, una blusa azul oscuro de mangas largas y unas zapatillas negras de tacón.
Opté por hacerme una coleta alta, puesto que para mí era un tanto incómodo usar mi pelo suelto.
Cuando estuve lista, me miré al espejo sintiéndome satisfecha con mi apariencia y después tomé mi bolso, mis audífonos, mi portátil, mi celular y mis llaves para salir al trabajo.
Cuando salí de mi habitación, escuché un ruido que provenía de la cocina, por lo que sin pensarlo dos veces fui de inmediato hacia ella, en donde pude visualizar a un Jimin recién acabado de levantar.
—¿Qué haces despierto a esta hora? —le pregunté mientras levantaba algunos utensilios de cocina que éste había tirado.
—Pensé que aún dormías. —respondió mientras tallaba sus ojos.
—No me has respondido, Jimin. —repliqué cruzándome de brazos.
±Quería prepararte el desayuno para que no te fueras sin desayunar. —explicó haciendo un puchero, acción que provocó que yo sonriera.
—Ooh mochi... No tienes que hacer eso.
—Si tengo que hacerlo, si no lo hago te irás sin desayunar como siempre —me reprochó.
No tuve palabras para negarme, ya que sabía muy bien que lo que mi roommate me decía era cierto.
—No te dejaré ir hasta que por lo menos comas algo, estás muy delgada. —continuó regañándome.
—¡No estoy delgada! —exclamé fingiendo estar ofendida. —Mi peso es estándar, además aun no me he enfermado.
Él al escuchar mi respuesta abrió sus ojos más de lo normal, lo cual me dio a entender que se avecinaba el sermón del año.
—¿¡Que tu no estás qué!? —gritó provocándome un sobresalto. —¿Qué no te has visto? —En cuanto dijo eso dirigí mi mirada hacia mi cuerpo, según yo, no me veía mal.
—¿Qué no sabes que eso te hace daño? —continuó. —Un ser humano normal debe comer tres veces al día, y muchas veces come cuatro veces al día, tu solo comes ramen y tteokbokki en las noches cuando llegas a casa y ni siquiera es algo saludable como tal, de verdad me sorprende que aún no te hayas enfermado.
Realmente se veía molesto y a la vez preocupado.
—No seas exagerado, Jimin. —sonreí tratando de restarle importancia al asunto. —Tampoco estoy tan delgada y aún estoy saludable. —Esto último lo dije en un tono de voz no tan audible para Jimin mientras bajaba mi cabeza y hacia un puchero con mis labios.
—Si lo estás. —insistió, Jimin era bastante terco cuando se lo proponía. —. Y no soy exagerado, solo te cuido. —Tomó mis manos haciendo que lo mirara directo a los ojos y siguió hablando. —No quiero que te enfermes por culpa del trabajo, si tengo que levantarme todos los días a las cinco de la mañana a hacerte el desayuno, pues lo haré. Si tengo que cargarte todos los días como un saco de papas para llevarte a comer al medio día, lo voy a hacer, y no me importa el que dirán, solo quiero que lleves una vida normal como los demás, que lleves una vida saludable como todo ser humano debe de hacerlo.
Nuevamente, me quedé sin argumentos para responderle a Jimin y lo único que pude hacer fue darle un gran abrazo que correspondió de inmediato. Reconocía que había descuidado mucho mi salud por el trabajo, pero es que lamentablemente no tenía tiempo para nada, la mayoría de veces solo comía una manzana para que mi cuerpo tuviera la energía suficiente para poder entregar el trabajo a tiempo.
—Así que no te dejaré ir hasta que te comas el delicioso desayuno que haré para ti -aseguró rompiendo el abrazo y mirándome con convicción.
—Está bien capitán Park. —acepté ejecutando un saludo militar, causando que ambos soltáramos una carcajada.
—Bien, son las cinco y cuarto, me da tiempo para prepararte un buen desayuno, así que ve a ver la serie que estabas viendo para que se te quite el estrés un poco. —sugirió y a mí no me pareció que fuera tan mala idea.
Tal y como dijo mi mejor amigo, me dirigí hacia la sala de estar donde estaba la gran televisión que compró Jimin. Tomé el control para encenderla y buscar Netflix en el menú de aplicaciones, ya que había empezado a ver una serie ahí y había tenido que dejarlo a la mitad gracias al trabajo.
"Propuesta laboral", era el nombre de la serie, era muy cómica y me había sacado muchas sonrisas, incluso en momentos en los que no tenía ganas de sonreír.
Un delicioso aroma provino de la cocina justo cuando terminé de ver el quinto capítulo de la serie, por lo que apagué el televisor y me dirigí a la cocina, en donde pude visualizar a Jimin sirviendo el desayuno.
—Mmh, que rico se ve. —halagué viendo el desayuno que había hecho para mí: mini pancakes con miel, unas cuantas fresas cortadas y también café con leche, mi bebida favorita. Sin duda, Jimin acertó en prepararme un desayuno que me gustaba.
—Espero que te guste, y no te preocupes por mí, ya comí. —respondió mientras se quitaba el delantal. —Come en lo que me voy a preparar para que nos vayamos juntos al trabajo. —Empezó a caminar para ir a su habitación, pero se detuvo para darme un último aviso. —Quiero que te lo comas todo, si me entero que botaste el desayuno me enojaré contigo y no te hablaré por un mes -me señalo con su dedo índice como forma de advertencia.
—Sí, sí, ahora ya vete a arreglar, que se nos hace súper tarde. —Jimin acató mi orden al instante en que miró el reloj que había en la cocina, el cual nos indicaba que eran las seis y treinta de la mañana.
Luego de que Jimin se fuera, dirigí mi mirada hacia la comida y sin pensarlo dos veces comencé a desayunar, la verdad es que moría de hambre. Terminé de desayunar y recogí todos los platos para lavarlos y dejarlos en el escurridor, los guardaría después de llegar del trabajo.
Justo cuando iba saliendo de la cocina, recibí un mensaje del señor Min:
—Eun Jin, trata de llegar antes de las siete y treinta para así organizar todo. Recuerda que hoy el hijo del señor Jeon será nombrado como presidente de la empresa, por lo tanto, el deberá escoger a su asistente. Recuerda traer tu curriculum.
Sentí un escalofrío recorrer mi piel al leer el mensaje del señor Min, la verdad es que aún no estaba segura de querer ser la asistente del jefe de la empresa. Conllevaba una gran responsabilidad y no sabía si podía con eso, pero supongo que no tenía opción, era un gran puesto y pues necesitaba ese trabajo.
—Voy en camino, señor.
Respondí mientras iba hacia la sala de estar, al mismo tiempo Jimin salió de su habitación.
—Ya estoy listo.
—Perfecto, vámonos que se nos hace tarde.
Nos aseguramos de cerrar bien la puerta del apartamento y de tener todo lo que necesitábamos a la mano. De camino hacia la estación de autobuses que nos quedaba a unas cuadras de nuestro departamento, nos las pasamos haciendo chistes, algo que era común entre Jimin y yo, siempre había sido así desde que estábamos en secundaria.
Cuando llegamos a la parada, Jimin y yo empezamos un debate por quién pagaría el viaje de ambos.
—Yo pagaré el viaje de ambos -mencionó.
—Si lo haces no te hablaré por un mes -repliqué.
El se acercó a mí y susurró de manera seductora en mi oído derecho: -Sé que no lo harás, porque lamentablemente no puedes vivir sin hablarme por lo menos un día.
Su aliento me produjo cosquillas y erizó mi piel. -Idiota -exclamé viéndolo alejarse con una sonrisa burlona.
—Sabes que es cierto querida. -Sí, tenía razón.
Mientras peleábamos, un autobús se estacionó frente a nosotros y sin perder tiempo nos subimos. Una vez dentro comencé a buscar la tarjeta dentro de mi bolso y cuando la iba a pasar por el escáner, el chico junto a mí lo hizo más rápido que yo, por lo que lo miré un poco disgustada, recibiendo una pequeña sonrisa de su parte.
Como siempre, Jimin hizo caso omiso a lo que le dije, ya que al final terminó pagando el viaje de ambos. Por suerte, el autobús estaba prácticamente vacío, cosa que no era normal a esas horas de la mañana, pero no me quejaba, me gustaba que fuera así.
Nos sentamos en uno de los asientos que quedaban hasta atrás, Jimin al lado de la ventana y yo a su lado. Saqué mis audífonos de mi bolso y le coloqué uno en el oído izquierdo a Jimin y el otro me lo coloqué yo en mi oído derecho. "With you" comenzó a sonar a través de ellos, una canción que nos gustaba a ambos, así que recosté mi cabeza sobre su hombro para disfrutar de la música.
Unos veinte minutos después llegamos a nuestro destino, agradecimos por el viaje y nos bajamos del bus que nos había dejado en la parada más cerca a la empresa, a unas dos cuadras.
Caminamos un poco más y al llegar e ingresar al edificio, una de las chicas que atendía en recepción me dijo que el señor Min estaba esperando por mí en su oficina.
—Pasaré por ti a la hora de la comida, recuerda lo que acordamos -dijo apuntándome con su dedo índice.
—Está bien, nos vemos al rato.
Desordenó mi cabello y me dedicó una sonrisa que hizo que sus ojos formaran dos rayitas. Le sonreí también y lo vi irse, solté un suspiro pesado en cuanto lo perdí de vista y sin perder tiempo me encaminé hacia la oficina del señor Min.
Iba a ser un largo día.
CONTINUARA...
Hola 👋
Como están?
Aquí esta otro capitulo mas de esta historia que apenas acaba de comenzar.
Espero que les esté gustado, y no se olviden de comentar y votar, me ayudaría mucho.
Un beso y un abrazo 🤗
Nos seguiremos leyendo.
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