I'll give you all i have.
Ese día Jimin había despertado con los rayos del sol que iban directamente a su angelical rostro durmiente. Jungkook ya había corrido las cortinas y el sol se dejaba ver en todo su esplendor por la ventana. Al parecer ya era bastante tarde, pero no importaba porque su turno en el hospital iniciaba en la tarde.
—Buenos días, cariño —Jungkook sonrió al verlo bostezar y tallarse los ojos aún con sueño—. ¿Cómo dormiste? ¿Te encuentras mejor? —pregunta preocupado.
Jimin sonrió aún somnoliento y sin abrir los ojos le contestó:
—Dormí como un bebé. Afortunadamente ya no tengo malestar... —comenta—. Amanecí bien, estoy seguro que fue la cena la que me cayó mal.
Jeon soltó un suspiro no muy convencido. En realidad comenzaba a preocuparle mucho su salud. Jimin estaba extraño desde hace una semana atrás, comía demasiado en la noches y siempre asaltaba el refrigerador en las madrugadas. Jungkook no se había dado cuenta de esto hasta que un día se levantó de madrugada por un vaso de agua, y lo vio sentado en el comedor con un bote de helado.
Creyó que sólo se debía a su increíble aumento de apetito y de peso, porque sí, lo veía más rellenito que antes. Pero no pensó que fuera algo serio hasta la noche pasada, donde ambos terminaron de cenar tranquilamente y a los cinco minutos el omega tuvo que correr al baño para vomitar toda la cena.
—Jimin... Sé que eres doctor, pero por favor, no te descuides, ¿sí? Me dices que solo fue algo que te cayó pesado, pero la verdad es que... Tienes que admitirlo, estás comiendo más de la cuenta.
No lo estaba criticando, simplemente le estaba dando una curiosa observación que no podía pasarse por alto. Pero Jimin se lo tomó a mal, ya que abrió sus ojos y lo miró seriamente.
—¿Me estás diciendo gordo?
—¿Qué? No, no dije eso, Jimin. Es solo que estás comiendo mucho y quizá eso te está afectando... —Jungkook se refería a las repentinas náuseas que se presentaban, pero eso no había sonado como quería, y el mayor lo miró con los ojos llorosos.
—Me dijiste que no estaba gordo, que harías dieta conmigo... ¿Acaso ya no soy atractivo para ti? ¿Es porque estoy perdiendo mi cintura? ¿Es eso? ¿Ya te fijaste en otro omega? —inquiere al borde de las lágrimas.
Jungkook estaba sin palabras. Solo le había dado un simple comentario y ahora Jimin estaba apunto de reventar en llanto. Algo que comenzaba a preocuparle ciertamente. El omega había estado muy sensible los últimos días. Se reía por todo, lloraba por cualquier cosa, y se enojaba hasta por recibir un piquete de mosquito. Todo eso lo descubrió ayer en la noche cuando vieron una película.
—Amor... Yo no dije eso.
—¡¿Ahora me estás diciendo mentiroso?! ¡Lo insinuaste! —limpia sus lágrimas y frunce el ceño, sintiéndose molesto.
Eso era como una montaña rusa de emociones, Jimin se sentía muy sensible, en todos los sentidos. Podía estar llorando en unos segundos y luego riendo a carcajadas.
No le tomó tanto importancia porque creía que sólo se trataba de los síntomas del próximo celo, ya casi habían pasado tres meses desde la última vez que estuvo con Jungkook, y si su fecha no fallaba, su celo le llegaría en una semana, y con ello, algunos síntomas como irritabilidad.
—Jimin-ssi... Está bien, perdóname, no fue mi intención...
Jungkook solo se rindió. Había aprendido a lidiar con Jimin y sabía que por más que lo intentara no ganaría una pelea, así que era mejor rendirse que discutir por media hora sin sentido. Le salía más rápido rendirse y pedirle perdón por... algo que no estaba seguro si había sido su culpa.
—¿Puedes perdonar a este tonto alfa que está tan enamorado de ti pero que es un insensible? —lo toma del mentón, dándole un tierno puchero. Jimin lo miró con seriedad sin dar el brazo a torcer—. ¿Y si te hago el desayuno?
—...
—¿Y vamos a un restaurante italiano?
—¿Y qué más?
Jungkook rió. Así de fácil era ganarse su perdón, últimamente solo con comida lo calmaba.
—Y vamos por un postre bien dulce como te encantan, relleno de chocolate o dulce de leche... —responde.
—Basta, no sigas. Mi boca se hace agua con tan solo pensarlo —Jimin ríe—. Bien, acepto tus disculpas. Ahora te toca hacer el desayuno.
Bien... De esa no se iba a escapar. Afortunadamente el alfa comenzó a aprender más de la cocina junto a Park, este le enseñaba platos básicos y recetas fáciles de hacer, al menos lo suficiente para que sobreviviera. Y gracias a su talento para aprender rápidamente, ya podía hacer algunos platillos básicos en el desayuno.
—Pues déjame decirte que para tu buena suerte el desayuno ya está listo, y lo prepararé yo solito con mis dotes de chef —comentó orgulloso, a lo que hizo a su omega reír—. Vamos, todo está en el comedor.
Jimin asintió y se levantó algo mareado, sin tomarle importancia. Seguramente se debía a que estaba débil por haber vomitado toda la cena de la noche anterior y no comer nada hasta la mañana siguiente.
Cuando ambos llegaron al comedor, el mayor se sorprendió por la increíble cantidad de desayuno que el menor le había preparado. Habían unas cuantas rebanadas de tostadas de pan integral con una capa de mermelada de fresas encima, avocado, tocino, y cereales, junto a un vaso de agua y uno de jugo de naranja.
—¿A qué se debe tanta atención? —Jimin enarca una ceja divertido.
—Primero, porque sé que tu apetito aumentó, pero está bien, Minnie. No estoy insinuando nada —comentó temeroso, creyendo que Jimin se lo tomaría a mal. Pero este solo rió—. Lo que pasa es que... quería poner en práctica lo que me has enseñado de la cocina, así puedo cocinarte cuando estés cansado —el alfa sonríe orgulloso, como si haber hecho aquel desayuno fuera una gran hazaña y ahora fuera un máster chef—. Y mira, nada se quemó —ambos se miran por breves segundos y sueltan a reír.
Jimin se siente enternecido por su actitud y mira la mesa con todo los alimentos. La verdad tenía una buena presentación, se veía incluso apetecible. Tenía que felicitar a su alfa por haber hecho un buen trabajo y haber aprendido muy rápido.
—Esto se ve muy bien, Kook. Te felicito —le dedica una dulce mirada y ambos toman asiento, sentándose uno enfrente del otro. El mayor es el primero en llevarse un bocado a la boca, y se da cuenta lo bien que sabe, mejor de lo que esperaba a decir verdad—. Y sabe muy rico.
—Ya lo sé, yo lo hice —habla orgulloso, riendo al ver la cara estupefacta del otro.
—Pero que ego —rueda los ojos.
Justo cuando Jimin agarra el tocino con el tenedor y lo acerca a su boca, el olor del tocino inunda sus fosas nasales intensamente, revolviéndole el estómago de inmediato y dándole unas inmensas náuseas.
Jimin deja caer el tenedor al platillo y se tapa la boca con una de sus manos.
—¿Qué pasa? —pregunta Jungkook preocupado al ver su reacción.
—Quita esto de acá, ya —dice, aún con la mano en su boca , y la otra alejando el platillo. Sentía que en cualquier momento su estómago estaría vaciando todo nuevamente.
Jungkook lo observó sorprendido y algo confuso.
—¿Acaso se ve tan mal...? —inquiere con tristeza en su voz.
Él realmente se había esmerado para hacer un buen desayuno, si bien era cierto que era pésimo cocinando, quería intentarlo por Jimin, por complacerlo. Incluso en la noche tomaba clases de cocina con él para aprender a cocinar, al menos lo básico para sobrevivir.
—No es eso. Es el tocino... —comenta.
Jeon enarca una ceja y con su tenedor agarra el tocino que había quedado en el plato de Jimin, llevándosela a la boca.
Para su paladar, estaba más que buena, bien cocinada y tostada. Sin embargo, el omega ante esa imagen no puede más con sus náuseas y se levanta bruscamente del comedor para correr al baño. Abre la puerta y rápidamente se arrodilla sobre la taza del inodoro, dejando ir lo poco que había desayunado.
Jungkook por otro lado, lo sigue preocupado y se adentra al baño donde su omega está arrodillado sacando lo poco de su estómago. Se acerca a él y se agacha a su altura para sostenerlo de la espalda, sintiéndose mal por él.
—Jimin... Perdón, yo no creí que eso te provocaría el vómito. Creí que... tenía buena pinta, tiene un buen olor y sabor. Estuve practicando mucho cuando estabas en el hospital —Jungkook se disculpa, sintiéndose mal por haberlo hecho vomitar. Creía que todo se debía a su extraño desayuno y Jimin solo estaba fingiendo gustarle.
Pero... A él sí le olía bien, y le gustaba. No entendía porqué reaccionó de esa manera.
—Lo siento mucho Kook... No era mi intención hacerte sentir mal por mi reacción ante el desayuno. Es solo qué... Por alguna extraña razón el olor del tocino me pareció muy asqueroso y me revolvió el estómago, sí he comido tocino antes pero no sé porqué me pareció asqueroso esta vez. Te juro que no huele mal o tiene mala pinta, pero últimamente me he sentido muy extraño —responde, bajando la cadena del inodoro.
Jimin trata de levantarse pero siente un pequeño mareo que lo hace inclinarse y casi caer, Jungkook reacciona rápidamente y lo sostiene en sus brazos, totalmente preocupado.
—Jimin, estás enfermo... —menciona consternado—. Y sé que eres doctor, y ya te has automedicado. Pero necesitas que uno de tus compañeros te hagan un examen de sangre para descartar que no sea anemia, o algo peligroso... Estás muy débil de defensas, te mareas fácilmente y hasta hace poco estabas devorando toda la comida posible, y no vomitándola. Además, tengo que añadir que tu aroma cambió.
Jimin sabe que algo en su cuerpo ha cambiado, lo ha estado ignorando por mucho tiempo por miedo y terror. Pero sabía que Jungkook tenía razón, no podía seguir huyendo de la verdad. Aunque lo del aroma no se lo esperaba, puesto que él aún percibía su típico olor.
—¿Mi aroma...?
—No había querido decirte nada porque hueles muy bien para mí, y no le tomé importancia. Pero... Es cierto. Cambió aproximadamente hace dos meses atrás. Tu aroma es muy dulce, más dulce que de costumbre y he de añadir que aunque viene de ti, siento que no es tuyo.
Jimin lo meditó aún más. Eso no era posible, el aroma del omega no cambiaba fácilmente, ni siquiera cuando estaba enfermo o apunto de morir. Podía volverse imperceptible, débil, fuerte, o agrio. Pero jamás cambiar.
A no ser de que... Estuviese en cinta. Pero eso era imposible para él, ¿verdad?
—De acuerdo, de acuerdo. Hoy me haré un examen de sangre, ¿está bien para ti? —da una corta sonrisa.
Jimin no estaba seguro de que demonios estaba pasando en su cuerpo, no quería averiguarlo. Y ante la idea de estar en cinta, le aterraba. No porque no se sintiese preparado, sino por miedo a ilusionarse demasiado rápido y luego solo fuesen ideas suyas y de su omega, eso sí sería doloroso.
—Por supuesto que sí, bebé. Yo quiero verte bien, tienes que cuidar de tu salud —su alfa le deposita un beso en la frente mientras lo ayuda a llegar a la sala, una vez que están frente al sofá, deja caer a Jimin lentamente—. Tengo que irme, pero prométeme que te cuidarás adecuadamente durante el resto del día —lo toma de la mejilla, acariciándola con cariño mientras lo mira fijamente.
El mayor ronronea ante la caricia y asiente lentamente.
—Lo prometo, Jungkook. Vas a llegar tarde, deberías irte ya.
—Lo sé, pasaré por ti al hospital cuando salga, por favor llámame cuando tengas los resultados. Si no quieres terminar el desayuno está bien, pero tómate un té o unas proteínas, eso te ayudará a levantar tus defensas —sostiene su mano y deposita un beso en ella.
—Lo haré, cuídate mucho —ambos se despiden con un tierno beso en los labios.
Cuando Jimin se aseguró que Jungkook había salido del departamento, inmediatamente corrió hacia su habitación donde tenía su teléfono y marcó el número de Jeongyeon de memoria. Por cada timbre, su corazón cada vez latía más fuerte. No quería ilusionarse ante sus ideas. No debía.
Pero... Una pequeña esperanza ya había sido incrustada en su pecho como una luz en la oscuridad, una que le decía que todo estaría bien, y que ahora mismo podría estar llevando el futuro heredero Jeon en su vientre.
—¿Bueno?
—Gyeon, tienes que venir al hospital. Ahora —habla rápidamente, tomando una de sus batas de doctor y dejarlas encima de la cama.
—¿Qué? ¿Por qué? ¿Pasó algo malo?
El omega dejó escapar un suspiro ahogado.
—Creo... Creo que estoy esperando un cachorro de Jungkook.
✧✦✧
Cuando Jeongyeon llegó apresurada al hospital se encontró con un pensativo Jimin que no dejaba de ver un punto específico en la pared, estaba de brazos cruzados sobre sus rodillas, esperando pacientemente afuera del consultorio de Jackson.
—¡Jimin! —Jeongyeon agitó su mano para que la viera, pero este seguía sumergido en sus pensamientos. No fue hasta que tuvo que pararse enfrente de él y colocar una mano en su hombro para que la viera—. Minnie, estoy aquí ya, ¿qué tanto piensas?
—¡Gyeon! Que alegría verte —Park se levanta de su asiento y le corresponde el abrazo. Jeongyeon suspira y olfatea el aroma de Jimin.
Definitivamente había cambiado.
—Esto es urgente... Solo me llamas y me dices que crees estar en cinta pero no me dices las razones, Dios... Todo está pasando demasiado rápido —su amiga menciona con lágrimas en los ojos, así como Jimin, ella estaba emocionada—. Debemos ir a mi antiguo consultorio, así podemos hablar tranquilamente.
Ambos están de acuerdo, y se dirigen al consultorio de ella. Este estaba completamente intacto desde que se había ido, e incluso siempre le daban la limpieza correcta. De hecho, solo faltaban dos meses para que volviese de su incapacidad. Su cachorro ya iba a cumplir el año.
Una vez que entran al consultorio, el omega cerró la puerta detrás de él y Jeongyeon suspiró profundamente, recordando el tiempo que aún trabajaba allí. Pronto estaría de vuelta, y estaba tan feliz, sólo para darse cuenta que Jimin probablemente estaba en estado de gestación.
—Necesito que me cuentes todo... Aunque, creo que es bastante obvio. Hueles diferente, Jimin. Además... veo que tienes una curiosa pancita —Jeongyeon sonrió con dulzura—. Tu celo fue hace casi tres meses, lo que significa que... Si realmente está pasando lo que creemos, tienes que tener tres meses de embarazo, Minnie. ¿Cómo es que no te has dado cuenta?
—¡Es diferente, Gyeon! Yo... durante estos dos meses no tuve síntomas, solo un increíble aumento de apetito. Pero hace una semana... comencé a sentirme extraño. Estaba sensible, me mareaba con facilidad y... ayer comencé con las náuseas. No le tomé tanta importancia a mi vientre porque creí que era gordura. Te digo que es en serio cuando digo que comencé a comer mucho. Y aunque todo esto me tiene nervioso, estoy demasiado aterrado. Cuantas veces no quise tener está sensación y ahora... tengo miedo.
Jeongyeon lo comprendió. Jimin cuando estaba casado con Chanyeol pasó varias veces por este tipo de pruebas. Sin embargo, al final sólo se trataban de falsas alarmas. Esto sucedía cuando el lobo del omega creía estar en cinta y producía los mismos síntomas de embarazo, pero sin realmente estar en cinta. Jimin llegó a un punto donde ni siquiera quería levantarse de la cama para proceder con el examen de sangre que Jackson le hacía.
Porque sabía que el resultado sería el mismo.
"Estado: negativo"
Simplemente se había resignado.
Pero ahora creía tener una pequeña esperanza, una esperanza que estaba creciendo en su vientre.
—Déjame verlo —comenta, refiriéndose a su abultado vientre. El omega levanta ligeramente su camisa y su amiga se coloca unos guantes de cirugía que encuentra en los cajones del escritorio. Comienza a palpar suavemente su redondeado y pequeño vientre alrededor, dando suaves movimientos circulares. Jeongyeon sonríe enormemente y se quita los guantes—. Jimin, esto no es un vientre por grasa, está lo suficientemente rígido y redondeado como para llevar un cachorro... ¿No te diste cuenta?
Jimin bajó la mirada.
—Me di cuenta hace una semana cuando Jungkook lo mencionó. Estábamos haciendo el amor y cuando rodeó mi vientre con un brazo se percató de la rigidez. Yo estaba asustado cuando mencionó que parecía de embarazo y solo le dije que debía estar delirando... —mencionó apenas audible—. Vi su esperanza y un brillo en sus ojos ante la idea de que yo estuviese en cinta. Se le veía emocionado. Pero le dije que no. Que no se podía, y que no insistiera.
—Minnie... Él es tu alfa, él necesita saber sobre tu estado. Después de todo estás llevando a su hijo en tu vientre.
—Lo sé, Gyeon... Pero yo no tuve el coraje de cuestionarlo. En ese entonces no tenía ningún síntoma, aparte el de comer como si no hubiera un mañana. Y tenía miedo de ilusionarlo —suelta un largo suspiro—. Sé que él aceptó mi condición pero... Estoy seguro que anhela un cachorro, al igual que yo.
—Todo alfa lo anhela, pero también entiende la condición de su omega, y si un embarazo logra poner en riesgo su vida, o no se puede concebir, el alfa lo entenderá porque ama a su omega. Y él te ama, Jimin.
—Sí, él lo ha demostrado pero aún así... Mierda, Gyeon. Quiero tanto darle un cachorro, quiero ser yo el que le de un heredero Jeon, quiero tanto tener un bebé —sus manos inconscientemente rodean su vientre y lo acaricia con dulzura, casi percibiendo una pequeña semillita creciendo en él.
—Y ya lo tienes... —ambos se miran a los ojos y sonríen con nostalgia antes de abrazarse fuertemente. Jimin solloza sobre su hombro y Jeongyeon acaricia su espalda—. Muchas felicidades, Minnie. Sé que aún falta la prueba de sangre para confirmarlo, pero es bastante obvio.
—Rayos, prometí no ilusionarme hasta no ver los resultados y aquí estoy... —se separa del abrazo y limpia sus lágrimas con su mano—. Acompáñame a recibir los resultados cuando estén dentro de dos horas.
La omega le dedicó una mirada de ternura y asintió. Estaba tan feliz por su amigo que incluso hasta ella había soltado unas lágrimas. Luego de múltiples intentos, al fin había obtenido su mayor deseo.
—Jimin... ¿Sabes si Chanyeol está hoy en el turno de la tarde?
—Hmm... Creo que sí. ¿Por qué?
—¿Te importaría si te hago una prueba de sangre?
Jimin la miró confundido.
—¿Otra?
—Esta no es para determinar el embarazo... En realidad, quisiera repetir los estudios que te hicimos, pero esta vez también incluiremos a Chanyeol.
—Tengo miedo de preguntar por qué, pero creo que ya sé por dónde vas...
—Jimin, ahora lo puedo ver con claridad. Y no sé cómo no lo hicimos antes, pero tengo una ligera sospecha de que quizá tú nunca fuiste el del problema.
✧✦✧
Jungkook ya había llegado al hospital cuando Jimin le avisó que estaba por recibir los resultados, decir que estaba nervioso, era poco. Realmente no quería que su omega tuviese algo malo.
—Buenos tardes, señorita. ¿El doctor Park se encuentra? —se acerca a la secretaria. Esta tenía buena pinta, y era bastante joven.
—Claro, ahorita está recibiendo unos resultados. ¿Usted es Jeon Jungkook, verdad? —este asintió—. Por favor, pase, el doctor Park lo espera en la sala de espera de la planta seis, consultorio del doctor Jackson.
Jungkook le agradece y sube el ascensor. Aunque estaba nervioso, debía admitir que su alfa estaba calmado. No sentía a su omega en peligro y eso era bueno, ya que podía significar que todo estaba yendo bien.
Por otro lado, Jimin y Jeongyeon ya habían entrado al consultorio para recibir los resultados. El omega tomó asiento completamente nervioso mientras Jackson buscaba en sus papeles.
—Que alegría verte por acá, Jimin... Me alegra que hayas tomado la iniciativa de nuevo —Jackson le sonríe, entregándole el sobre.
Jimin suspiró profundamente antes de tomar el sobre en sus manos temblorosas, y abrirlo cuidadosamente. Jeongyeon estaba a su lado, apoyándolo cuando puso una mano en su hombro. Este comenzó a leer hasta que se topó con el resultado.
"Prueba de embarazo, paciente: Park Jimin.
Estado: positivo"
—Muchas felicidades, Jimin, estás esperando un precioso cachorrito —Jackson alienta cuando se da cuenta que ya había leído los resultados. Los ojos de Jimin se pusieron llorosos e inmediatamente se levantó para abrazar fuertemente a Jeongyeon, dejando que sus lágrimas de felicidad corrieran por su rostro.
Estaba esperando un cachorro, uno de Jungkook, de su alfa, de su destinado. ¿Qué más podía pedir?
—¡Felicidades, Minnie! Serás papá —Jeongyeon le corresponde el abrazo con la misma intensidad, consolándolo. Sabía que era una gran noticia para él.
Jimin se separó del abrazo, con una sonrisa en su rostro y sus ojos lagrimeando.
—Jungkook debe estar esperando preocupado afuera, deberías ir y darle la noticia —su amiga alentó, abriendo la puerta del consultorio.
Efectivamente Jeon estaba ahí, con un rostro preocupado y mirando a los doctores pasar por el pasillo.
Jimin lo miró desde lejos y muchos pensamientos pasaron por su mente. ¿Se alegraría así como él? ¿Estaría feliz de convertirse en padre tan joven? Fuera lo que fuera, Jungkook le demostró que realmente lo amaba, que estaría a su lado pasara lo que pasara. Entonces se preguntó, ¿qué pasaría si se lanzara a sus brazos? ¿Estaría ahí para él? ¿Lo atraparía para siempre?
El mayor corrió a sus brazos sin detenerse, y no fue hasta que Jungkook alzó la mirada que se percató de su presencia. Se levantó de su asiento rápidamente asustado y extendió sus brazos para atraparlo y no dejarlo caer. Jimin inmediatamente saltó a sus brazos y enrolló sus piernas alrededor de su cintura, colocando sus brazos alrededor de su cuello y plantándole un dulce beso que dejó al alfa aturdido, pero que aún así correspondió a los segundos.
El beso era suave, dulce. Jungkook sostuvo a Jimin de sus muslos para no dejarlo caer, mientras todos los enfermeros y algunos pacientes aplaudían y exclamaban. Las lágrimas del omega recorrieron sus mejillas y cuando se separó, se abrazó como un koala al alfa.
—Cariño... ¿Estás bien?
—Mejor que bien, excelente —dice en su oído—. Gracias, Kook, gracias, gracias. Me has dado el mejor regalo que pude tener —besa su mejilla, y lo mira de frente con sus ojos brillando, emocionado y lleno de lágrimas—. Agradezco quién sea que esté ahí arriba que te haya puesto en mi camino.
✧✦✧
Ambos habían llegado a casa luego de pasar al supermercado y abarrotar el carrito de compras con antojos de Jimin que sinceramente Jungkook no sabía que eran antojos, ya que su omega no le había dicho nada todavía sobre el embarazo.
Y aunque Jungkook pudo adivinar que los resultados no habían sido malos, aún tenía la pequeña curiosidad porque Jimin estaba tan feliz, su aroma estaba más dulce, y no dejaba de acariciar su vientre.
Justo ahora, ambos se encontraban en el sofá mirando una película de comedia a petición del menor, porque bueno, las de terror no eran de su agrado. Jimin estaba acostado sobre su pecho cómodamente, mientras que el otro lo sostenía de la cintura con una mano, y con la otra le daba mimos en su cabeza.
—¿Kook? —llama cuidadosamente.
—Dime, Minnie.
Jimin lo meditó primero. Quería decirle la verdad pero no sabía cómo empezar.
—¿Tú quieres tener hijos...? —alza su mirada, viéndolo expectante.
Su alfa lo miró confuso por su repentina pregunta, aún así no pudo contestar al instante. Probablemente porque estaba meditando la respuesta correcta para no hacer sentir mal a Jimin.
—Jimin-ssi... Creí que habíamos hablado de eso. Yo te acepto así como eres, el que no puedes tener hijos no significa que yo estaré encima de ti presionándote para que los tengas de algún modo.
Jimin soltó una risita. En tiempo atrás probablemente lo hubiera hecho llorar. Pero ahora que sabía que estaba llevando en su vientre a su cachorro, le parecía un poco divertido y tierno.
—¿Y si yo tuviera un hijo tuyo? ¿Qué harías?
Jungkook rió.
—¿Por qué tan curioso de repente?
—Eso es porque...
Jimin bajó la mirada y se acurrucó más en su pecho. Entonces, quizá no sólo ocupaba palabras para hacerlo, necesitaba algo más. Cuidadosamente agarró la mano de Jungkook y la puso encima de su vientre. Este se mostró confuso, pero pudo sentir la pequeña pancita abultada.
—Es que aquí está tu cachorro, Kook... —dice inaudible, pero aún así Jungkook lo pudo escuchar. Jimin relame sus labios para confirmar lo que ha dicho, y siente como su corazón quiere salirse de su pecho—. Estoy esperando un bebé tuyo.
Decir que estaba en shock era poco, Jungkook abrió su boca en sorpresa, mirándolo con un extraño brillo en sus ojos. Había emoción, confusión.
—¿Estás... Estás en cinta? —murmuró aún sin poder creerlo.
Jimin asintió, mostrando una sonrisita tímida.
—Felicitaciones, Kook... Seremos padres —comenta, abrazándolo.
Hubo un largo silencio por varios segundos donde Jimin comenzó a sentirse ansioso por la respuesta. Sin embargo, no se esperaba que Jungkook se reincorporara del sofá con él encima y lo abrazara desprevenidamente con fuerza, escondiendo su rostro en su cuello sin dejar ver su rostro. Su omega por un momento se preocupó al no recibir ninguna respuesta suya, sin embargo se sintió conmocionado cuando sintió unas cuantas lágrimas caer en su hombro y un sollozo que venía de su cuello.
—¿Kook, estás bien?
Jungkook asintió aún escondido en su cuello, dejando salir unos cuantos hipos.
—Acabas de hacerme el alfa más feliz del mundo, Jimin... No sabes lo feliz que estoy con esta noticia —el mayor está aún prisionero en sus brazos, sintiendo como tiembla y solloza, producto de la buena noticia—. Minnie, llevas un cachorro mío en tu vientre...
—Así es, cariño... —sonríe, sintiendo lágrimas de felicidad aparecer en sus ojos.
—Dime que no es una broma.
—No lo es...
Jungkook entonces se aparta y se acerca a sus labios para darle un profundo y largo beso que Jimin correspondió de igual manera al enrollar sus brazos alrededor de su cuello. Las mejillas de Jeon estaban húmedas por las lágrimas que había dejado salir.
—Te amo, Jimin. Te amo, te amo, te amo —repite, repartiendo besos por todo su rostro—. Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, prometo que seré el mejor padre que puede haber en este mundo, nuestro bebé crecerá en un hogar cálido, lleno de amor, y especial. Jamás dejaré que te falte algo a ti o a nuestro pequeño, te amo. Los amo —confiesa, antes de volver a besar sus labios con intensidad y amor.
Jimin creía que la vida nunca le daría una oportunidad luego de Chanyeol, que su destinado debía estar en cualquier parte del mundo, y nunca lo encontraría. Pero luego se encontró con un alfa insolente que le abrió los ojos, que lo enamoró, y que cumplió lo que más había querido en la vida.
—Te amo, Jungkook. Soy yo quien debe agradecerte por darme el mejor regalo de la vida, por decidir estar a mi lado y no abandonarme —comenta, abrazándolo—. Por amarme tanto como yo lo hago. Y este bebé, crecerá en las mejores condiciones. Seremos buenos padres.
—Gracias, Jimin... De aquí, hasta que las estrellas caigan.
—Hasta que las estrellas caigan —repite con una sonrisa.
Esa tarde fue más que especial para ambos, compartieron, rieron, y se amaron para siempre.
Fin.
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