En el momento en el que Taehyung se enamoró de Jeon Jungkook, pensó que sería imposible que el mayor se fijara en él, pero no fué así, de verdad el mayor se fijo en él.

Tuvo el privilegio de que Jungkook se fijase en él.

Sus padres peleaban todo el tiempo y casi nunca le prestaban atención, tampoco tenía amigos y nadie le hablaba o se interesaba en acercarse a él.

Había escuchado a varios decir que era raro y siempre se miraba ajeno a todo y a las personas que lo rodeaban.

Pero él en el fondo sólo quería un abrazo, ser amado y escuchado.

Recuerda la primera vez que Jungkook le abrazo y le dijo que todo estaría bien, que él estaría siempre ahí, que no llorara más.

También lo que era recibir amor y cariño, lo cual él nunca había experimentado antes.

Recuerda cuando lo vió entrar por primera vez al salón de clases, viéndose demasiado bien para tener treinta y cinco años, él jura que fué amor a primera vista.

Lo había dejado sin aliento, sólo tenía quince años, culpaba a sus hormonas.

También recuerda que el mayor lo miraba demasiado, lo que provocaba que tuviera sonrojos durante toda la clase.

O la vez que fué al baño y Jungkook había entrado después de él y puesto pestillo a la puerta.

Diciendole que le gustaba, y sin esperar respuesta besarlo, obvio Taehyung había correspondido, estaba jodidamente enamorado de su profesor.

Fué su primer beso.

Jungkook era como su salida de la tristeza y dolor que vivia en su casa, siempre le alegraba el día con sus besos y caricias, o cuando lo llevaba de paseo en su lujoso auto.

Llegaba tarde a su casa pero sus padres no se enteraban, estaban demasiado ocupados repartiendose la culpa de quien sabe que, siempre discutían y eso deprimía a Taehyung.

Porque siempre buscaban la forma de culparse sobre quien pudo haber evitado ese embarazo.

Él sabía que sus padres no le querían, pero en el momento en el que estaba con Jungkook, todo era tan lindo y podía escapar de su triste y horrible realidad.

De pronto las noches en las que solía llorar hasta que sus ojos no tuviesen más lágrimas para derramar, se habían convertido en noches alegres acompañadas de las llamadas de Jungkook y sus mensajes.

Como la vez que estaban en el parque y Taehyung había comenzado a llorar de la nada.

—Shh, no bebé, no llores todo está bien, estamos juntos y yo voy a cuidarte— acompañado de un dulce beso en su frente.

Cuando Jungkook le dijo que lo amaba, que era lo mejor que pudo pasarle en la vida, todo pareció ser mágico.

Cuando se entrego por primera vez a él, estaba tan entregado, tan decidido.

Perfecto, todo había sido perfecto.

Trataban siempre de ser disimulados en la escuela, no querían ningún inconveniente para cualquiera de los dos.

Porque sabían que a pesar de que se amaban, no todos lo verían de esa manera.

O al menos no todos entenderían su amor, no todos lo comprenderían.

Pero estaban juntos en estó, eso es lo que importaba.

Importaba que Taehyung al fin se sentía amado.