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#O6

“Kento Yamazaki” estaba escrito en el cartel que sostenía JooHyun, con emoción en el lado de llegadas del aeropuerto.

—Somos prácticamente los únicos aquí, mamá —MinHo, detrás de ellas, estaba con las manos en los bolsillos.

—Siempre quise recibirlo así, déjame —le miró mal. —Cuando tu venías de Japón también te esperé así.

—Igual es el área VIP, puede que solo él salga de ahí —murmuró volteando hacia otro lado, pero aún así su madre le escuchó.

No se hizo esperar el golpe en su cabeza, ni tampoco el mismo chico sobándose el lugar donde su madre había dejado caer su mano.

—Oh, mira, mira —señaló hacia la puerta, por donde reconoció a su hijo, a pesar de llevar lentes oscuros.

Al final el cartel que llevaba fue en vano, puesto a que JooHyun terminó por botarlo al suelo asimismo que casi se salta la cinta de “No pasar”, todo por correr a abrazar a su hijo.

El mismo al verla, dejó las dos maletas que jalaba para dirigirse rápidamente donde su madre y finalmente atraparla entre sus brazos, estrujándola.

—Mi pequeño —se restregaba en el pecho del más alto mientras acariciba el cabello (ya largo) de su nuca. —Como te extrañé.

El japonés la mecía de un lado a otro, disfrutando de aquel abrazo. —No creo que tanto como yo.

Sus encuentros después de unos meses siempre eran así; sea cual sea el hijo que volviera, era recibido por un abrazo que daba apariencia de que no se habían visto en años.

MinHo por su parte, con la emoción en el pecho de ver a su hermano otra vez, se acercó a aquella escena, donde su familia era participe y carraspeó la garganta.

—Por supuesto que a ti también te extrañé —se separó de su madre y envolvió al castaño entre sus brazos ahora.

—Qué cursi eres, hablamos casi todos los días —rió.

El pelinegro de cabello medianamente largo daba palmadas en su espalda, riendo. —Yo sé que te hice falta.

—Quizá un poco.

JooHyun estaba atenta a la escena, con una sonrisa maternal de ver a los dos chicos que ella había criado sola, abrazarse y estar juntos nuevamente luego de unos meses.

Ambos se separaron, se miraron y no dudaron en abrazar a su madre, en un lindo momento familiar.

—Mis niños —suspiró con felicidad, para luego separarse y mirarlos a los dos. —¿Tienen hambre?

Ambos hombres asintieron efusivamente, haciendo reír a su madre.

—Creo que hay un centro comercial aquí cerca, podríamos ir a desayunar allí —ofreció el menor.

—Lo que sea, yo muero de hambre —Yamazaki tocó su estómago.

—Bien, vamos a conseguirles algo de comer —tomó al mayor del brazo.

MinHo se devolvió por las dos maletas de su hermano, llevándolas donde estaban y dándole una para que la llevara él, mientras el mismo llevaba la otra, entonces su madre le tomó del brazo a él también y así comenzar a caminar.

Bae parecía estar siendo llevada por dos altos guardaespaldas, sin embargo, eran sus dos hijos.

—¿Cómo estuvo el viaje? —preguntó su madre, dirigiendo su vista a el mayor.

—Meh, siempre es igual, buena atención —elevó los hombros. —Es lo bueno de viajar primera clase —rió, MinHo concordó.

—Humildad, cielo, pero tienes razón —recordó la mujer. —¿Y todavía no tienes novia?

—¡Mamá! —MinHo abrió sus ojos grandemente, aunque no era raro que ella preguntase esa clase de cosas, igual se extrañaba. —Viene bajándose del avión, literalmente.

—¿Y qué? —frunció el seño. —Tampoco es que pregunté por su vida sexual, contigo no lo hago porque seguro que lo que besas son puros papeles.

—Dios —MinHo volvió a reír.

—Yo tampoco ando muy lejos de eso, ma —sonrió leve el japonés. —Sí intenté salir con alguien, pero básicamente me dejó porque “ponía más tiempo para el trabajo” —formó las comillas.

—Lo bueno es que me están salvando de nueras locas, en tu caso —miró al japonés, y luego a MinHo. —En el tuyo, yo no quiero yernos locos, ¿Entendieron ambos?

—No prometo nada —rió el coreano, solo para molestar a su madre mientras sacaba las llaves de su bolsillo y abría el cierre central de su Maserati Levante.

En el baúl, entre los dos hermanos, introdujeron las maletas, y luego MinHo se dirigió al lado de la puerta del conductor. Yamazaki se dirigió a la puerta del copiloto, abriéndola para su madre, sin embargo esta la detuvo.

—Ve tú adelante —abrió la puerta de atrás, entrando sin problema alguno. El conductor y él se miraron, con sopresa puesto a que ella siempre prefería el asiento de copiloto. —Apresúrate, tenemos hambre.

Una vez en el auto, el de cabello medianamente largo y el castaño iban en los asientos de adelante, mientras su madre en el del medio, con el cinturón abrochado, esperando a que el menor comenzara a acelerar, y así fue.

MinHo se había tomado la mañana solo para ir a traer a su hermano, desayunar en familia, y luego dejarlos en casa, para que se acomodara y descansara del viaje, así el día siguiente tener un día completo con ambos.

—¿Alguien puede recordarme por qué estoy haciendo esto si yo estaba en contra? —Felix, desde su computador en el auto de JiSung, lloriqueaba.

—No seas un bebé, Lix —la ahora peliazul, frunció el ceño. —Esto no es nada, preocúpate cuando tengamos que atrapar al tipo este.

—Y sin ti no podríamos entrar —recordó también el oficial Kim.

—Bien, ¿Puede alguien repetir el plan para asegurarnos de que lo entendieron? —pidió Han, el teniente.

—Tampoco es que es fuera de otro mundo —SeungMin chasqueó la lengua. —Felix hackea y retrasa las cámaras para que parezca que no hay nadie, entramos, registramos el lugar y luego salimos, fácil.

—Espero lo sea —murmuró JiSung, para luego aplaudir una vez sus manos. —Okay, ¿Listos?

—No —volvió a lloriquear el australiano.

—Muy bien —los tres que iban a salir, SeungMin, RyuJin y Han, colocaron los dispositivos en sus oídos, el australiano también, pero él se quedaría en el auto. Llevaban pequeños micrófonos con intercomunicadores para que pudieran hablarse mientras registraban el lugar. —Vamos.

Rápidamente, luego de que la puerta fuese abierta, Felix comenzaba a teclear en su computador una especie de códigos para ingresar al sistema de las aduanas.

Mientras, los otros salían del auto que había estacionado al otro lado de la entrada de las bodegas, donde la cámara no grababa, para no ser captados en la llegada, caminando cerca del lugar en el que el cuerpo de Kang fue encontrado, esperando por la señal del pecoso.

—En caso de que la puerta esté trabada —el mayor volteó a ambos. —RyuJin, tú eres la fuerza.

La chica se sorprendió, y miró a su jefe y a SeungMin.

—Mira estos bracitos —Kim levantó las mangas de su camisa, luciendo sus brazos. —Esto no golpea ni el picaporte y, me hace falta entrenamiento, lo sé, pronto comenzaré.

—¿Y tú? —riendo, señaló a JiSung. —Tú al menos tienes el físico.

—Sí, pero tú eres más fuerte que yo —hizo una mueca. —Me ganaste en fuercitas, no me hagas recordártelo que te gusta burlarte de eso.

—Cierto —rió. —Bien, soy la fuerza.

Pueden entrar ya —escucharon a Felix por el intercomunicador en sus oídos. —Tienen como diez minutos, aprovéchenlos.

Los tres asintieron, comenzando a correr hasta la puerta, donde una vez allí, el teniente intentó abrirla, y en efecto, estaba cerrada con llave.

Se hizo a un lado para que la chica pudiese intentar abrirla. —Todo tuyo.

RyuJin se paró frente a la puerta, y primero se estrelló contra ella del lado de su hombro derecho, buscando tumbarla, y así, una segunda, tercera y cuarta vez, pero esta no daba alguna señal de apertura.

—Trata de que no parezca que estamos entrando por la fuerza —SeungMin le palmeó el hombro.

La peliazul bufó, ya molesta de no poder tumbar aquel pedazo de metal, entonces los aparto a ambos, haciéndolos a los lados; obviamente se quitaron.

Sin problema alguno, RyuJin pateó la puerta, escuchando un crujido.

—Espera, espera —el teniente se acercó a la puerta.

Colocó una oreja en la cerradura, y en efecto escuchó un leve destrabe y luego un pitido, lo cual significaba que estaba nada más que bajo llave digital, siendo casi imposible de bajarla por la fuerza.

—Felix —le habló su jefe por el intercomunicador. —Es cerradura digital, ¿Puedes-?

Ya va, estoy terminando... —pronto, los oficiales que estaban frente a la puerta, escucharon el destrabe, abriéndose. —Listo.

—Eres un genio —sonrió, entrando de primero a la bodega.

Una vez dentro, la puerta volvió a cerrarse, trabándose.

La contraseña es 2014 —nuevamente el pecoso desde  el auricular. —Curioso, ¿No creen?

—Seguro la banda está desde ese año —SeungMin elevó los hombros, observando a su alrededor. —Contraseña tonta.

—Okay, chicos, separémonos —el mayor los observó. —Seung tú ve hacia allá —señaló el único cuarto. —RyuJin, tú revisa la zona de los contenedores, yo iré al segundo piso.

Los tres se movieron rápido; RyuJin encontró una manera de subirse sobre los contenedores, para revisar sobre ellos y buscar pistas o indicios de las personas que hayan estado ahí, desde arriba.

SeungMin entró al cuarto de abajo. Estaba bastante desordenado, pero a su vez limpio, dándole a entender que era frecuentado el lugar.

Buscaba cosas, papeles, en los muebles, sillas y basureros, pero dejó de buscar en estos últimos puesto a que encontró un condón en uno, con restos de fluidos desconocidos, sin querer saber qué o de quién era.

Por su parte, en la parte de arriba, el teniente trataba de buscar algún objeto en el que se pudieran encontrar huellas dactilares, o quizá papeles con información de compradores o los mismos vendedores.

En la parte de arriba había algo así como un escritorio, algunos licores llenos sin abrir, y justo en frente una ventana. Ahí fue cuando lo descubrió.

No había ninguna otra entrada más que la puerta por donde ellos entraron y otra más grande, al lado de la misma, de ahí el resto estaba cerrado, puesto a que esos dos lugares estaban en dirección a la cámara, esa ventana era la otra salida que dedujo junto con SeungMin.

¿Encontraron algo? —la chica preguntó por el auricular.

¿Basura y condones usados cuenta? —preguntó el menor.

Qué asco —se quejó la peliazul, y luego la risa de SeungMin.

—Yo encontré una salida, vengan al segundo piso —finalizó, y segundos después, se escuchaban los pasos en las escaleras, haciéndolas crujir.

Los dos oficiales entraron en el lugar, viendo al chico tratando de asomarse por la ventana que estaba allí, entonces sacó un pie, asustando a los dos que estaban allí, corriendo a quitarlo del lugar.

—¿Qué carajos haces? —alarmada, la muchacha lo apartó bruscamente del vidrio ahora cerrado por SeungMin.

—Abre la ventana, abajo lo que hay es agua —se quitó para abrirlo nuevamente, y mostrarles. —Lo más seguro es que aquí haya alguna balsa o una lanchita, y puedan salir por aquí.

SeungMin se apoyó un poco, sacando la cabeza. —Parece que no se han vuelto a ir por aquí, está todo muy intacto.

—Esta tuvo que haber sido la salida de emergencia del día en que asesinaron a DongYeon —miró a SeungMin. —Y ya no la han usado otra vez.

Chicos... —el susuro del chico que estaba en el auto los asustó.

—¿Sucede algo, Lix?

Se dirigen dos personas hacia donde están ustedes, acaban de pasar al lado del auto, qué bueno que son vidrios polarizados —habló más rápido. —Los estoy viendo por la cámara, ¡Salgan de ahí ahora!

Los tres se alarmaron. Eso definitivamente no era parte del plan.

No tenían muchas opciones, no podían saltar por la misma ventana puesto a que caerían al agua; sin embargo, una luz llegó a la cabeza del mayor.

—Felix, ¿Tienes tu licencia de conducir —preguntó el teniente.

Sí... ¿Por qué?

—No le hagas abolladuras a mi bebé, por favor.

—¿Qué estás pensando? —RyuJin se acercó.

—Haremos lo siguiente —los miró. —Sé que los tres estamos capacitados para combate mano a mano, y tenemos el físico para ello, así que vamos a enfrentarlos, somos tres contra dos, y si salen corriendo, Felix, tú los perseguirás en mi auto, ¿Entendido?

—Estás loco —negó la peliazul.

—No tenemos más opciones ni tiempo, además, si atrapamos a uno, lograremos sacarle información —la tomó por los hombros. —Eres capaz, RyuJin.

No quedó de otra, más que esperar a que entraran.

Felix ya se había pasado al asiento que generalmente JiSung ocupaba, y los otros tres oficiales estaban a la espera de la apertura de la puerta, todavía en el segundo piso.

El teniente estaba primero, asomado entre las endijas de la escalera, donde perfectamente veía cuando se abriera la puerta, y cuando fue así, dos hombres entraron.

Han les hizo señas de que se movieran en silencio hacia afuera mientras los otros dos estaban de espaldas, esperando que las escaleras no rechinaran.

—¿Dónde se supone que están? —preguntó el hombre más alto.

—Arriba, la vez pasada los ví entrar allí, entonces ahí deben estar las armas —los tres se voltearon a ver con tan valiosa información, hasta que los vieron moverse donde se encontraban. —Vamos.

Los tres se quedaron estáticos, y entonces, el más alto los vió. —Aquí hay gente, ¡Corre, corre!

Y sin dudarlo más, la peliazul no dejó pasar la oportunidad para levantarse y tirarse por el barandal de las escaleras, tomándoles ventaja, y saltando sobre el más alto, para evitar que se fuera.

—¡RyuJin! —gritó el teniente, corriendo dónde estaba.

El alto de los dos hombres comenzó a tratar de golpearle las piernas, y así esperar que cayera, sin embargo, logró botarla al suelo, pero no que se soltara de él.

El otro hombre intentó correr hacia la salida, y entonces SeungMin lo siguió, tumbándolo, pero recibiendo a cambio un golpe en las piernas, haciéndolo caer también.

La chica se encontraba en medio de una pelea con el más alto; él soltaba los golpes y ella los esquivaba, devolviéndoselos en su lugar. Se veía que lo tenía controlado, no esperaba menos.

Mientras, SeungMin estaba enfrentándose con el más delgado, algo un poco más complejo, puesto a que tenía un poco más de flexibilidad que el mismo oficial, entonces lograba devolver los golpes, mientras que el chico esquivaba los que podía.

Han no dudó en socorrerlo, llegando y tumbándolo nuevamente contra la puerta, SeungMin llegó a su lado, tratando de sacar las esposas que tenía para poder arrestarlo.

Entonces, escuchó el golpe del suelo detrás suyo, era RyuJin, que había sido tirada hacia el mismo como muñeca de trapo, pero ni aún así se rindió, y se levantó de nuevo.

—¡RyuJin! —volvióna gritarle, viéndola limpiarse un poco de sangre de su labio.

—Estoy bien —ladeó la cabeza. Aún así, el teniente soltó al hombre para correr donde la chica.

Por ello fue que el mismo terminó tumbando al oficial Kim, abriendo la puerta para escapar.

A pesar del golpe que se dió, pudo hablarle al pecoso. —¡Se va, síguelo, Felix! —a como pudo se levantó y corrió detrás de él.

Mientras, el teniente se unía a la batalla cuerpo a cuerpo con su compañera, recibiendo pequeños golpes y devolviendo el doble.

Y en un intento donde el hombre trató de golpearle la mejilla, él la esquivó y le tomó del brazo, reteniéndolo; entonces RyuJin le golpeó las rodillas de una patada, haciéndolo caer en las mismas, tomando el brazo que le quedaba libre al más alto y poniéndolo en la espalda, sacando rápidamente sus esposas y colocándole una en esa muñeca.

JiSung frente a ella se agachó cuando el tipo se soltó del agarre, buscando golpearle, pero entre los dos oficiales fueron más rápidos y volvieron a sujetarlo, terminando de esposarlo, haciéndolo perder el equilibrio y cayendo en su totalidad con la mejilla al suelo.

—Ve con Seung —jadeante por el cansancio, la chica le habló. —Yo me encargo aquí.

Cierto, SeungMin.

Él estaba corriendo lo más rápido que sus piernas podían, detrás del otro que había logrado escaparase, ya pasando por una pequeña ciudad.

Felix iba en el auto de JiSung, en medio de SeungMin y el otro, también siguiéndolo por donde pudiese entrar con el auto.

Le era gracioso que luego de mucho tiempo volvía a tocar un auto, y cuando lo había hecho, era para una persecución, ya llegando al puente del Río Han.

—Acorrálalo... antes de que llegue... al puente —hablaba a como podía el coreano por el auricular al que iba en el auto.

Rápidamente, Felix hizo los cambios de marcha, tomando velocidad y pasando al hombre. No sabía muy bien qué hacía, solo esperaba que fuese necesario para poder detenerlo al menos.

El australiano llevaba unos metros de diferencia, cuando a lo lejos vió una calle, entonces se adelantó un poco más, llegando antes y doblando bruscamente antes, logrando que el tipo doblase ahí, una calle sin salida.

SeungMin no tardó mucho en doblar ahí también topándose con la sorpresa, notando que el otro estaba buscando alguna manera de huir de allí.

—Basta, ríndete —jadeó, totalmente cansado. —No tienes que- ¡¿Qué mierda?! —el otro no lo dejó terminar la oración, puesto a que en un momento, comenzó a trepar por un tubo, llegando a una ventana y de ahí saltando hasta llegar al techo, huyendo de ahí.

—¿Qué carajo, el tipo fue criado por ninjas? —Felix llegó a su lado, asombrado.

JiSung llegó justo después, observando de espaldas a los dos oficiales que miraban hacia el techo. —No me digan que escapó.

SeungMin volteó, algo molesto. —Sí, escapó, sacó sus dotes de hombre araña y se fue, literalmente.

JiSung suspiró pesado también, rascando su cabeza, aunque lo bueno es que habían atrapado a uno de ellos, quizá con él sacarían un poco de información.

¿Lo atraparon? —escucharon a la joven jadeando, peleando porque el hombre no se escapara.

—Escapó —afirmó el teniente. —Vamos para allá, nos llevaremos al tipo para sacarle información.

No es por alarmarlos, pero, no tarden, ¿Quieren?

Los tres comenzaron a entrar al auto, JiSung al conductor, SeungMin al frente y Felix atrás, con su computadora, tratando de maquillar los videos de las cámaras una vez más para que no se viera el momento en que sacarían al sospechoso que estaba con RyuJin.

Fuera de todo, tenían a uno, lo cual era otro enorme paso al caso que tenían, dejándolos medianamente satisfechos.

holaaaa, una disculpa, la verdad se me olvidó actualizar ayer 💀

ya apareció kento, mi hombreee, cómo lo amo 🙏🏼

en fin, cuídense mucho, se les quiere montones<3

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