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#O5

Pt. 2/2

JiSung tenía sus orejas rojas, le picaban, y además de eso, escuchaba un muy leve zumbido.

SeungMin también, pero el suyo era menos, y trataba de disimularlo, en cambio el teniente se rascaba sus oídos a como podía.

—Demonios, ¿Quién habla tanto de ti? —burló la rubia a su jefe.

—No sé, pero sea quien sea necesito que se calle porque así no puedo trabajar —se recostó mejor en su silla.

Luego de haber vuelto sin nada más que decepción del trabajo de campo, Felix daba los últimos retoques a los rostros ya reconocidos, para que se vieran un poco más claros y así, poder ser mejor vistos.

—¿Te falta mucho, Lix? —SeungMin se acercó en la silla, a su lado. —Llevas, literalmente en eso, todo el día, ya casi serán las seis y pienso dormir temprano hoy.

—Es difícil, ¿Sí? —se detuvo, dejando las manos al lado del teclado. —Arreglar un píxel no es sencillo, SeungMin, hago lo que puedo lo más rápido posible.

El oficial a su lado, suspiró. —Lo siento, lo siento.

—Ayúdame aquí mejor, Seung —lo llamó la chica, llegando a sentarse a su lado. —Quiero cambiar el look, ¿Qué dices de un azul oscuro? Pero bien oscuro. ¿O me hago mechas negras?

El muchacho parpadeó, incrédulo por aquello. —Azul, y te lo cortas por aquí —señaló por encima de su hombro.

—¿Tan corto? —se quejó, frunciendo el entrecejo.

—¿Pediste mi ayuda no? —elevó los hombros.

El teniente los observaba, desde su lugar, hablar y molestarse entre ellos mismos, igual los días que estaban cargados de trabajo, que mutuamente se ayudaban y llegaban rápido a una conclusión u a algo en común.

Era un grandioso equipo.

Lo que lo sacó de ese momento que contemplaba, era una llamada de un número desconocido.

Él no solía contestar aquello, más allá por su puesto de trabajo, porque no le gustaba que le molestaran por teléfono; sin embargo, unas palabras llegaron a su cabeza.

Eran las de MinHo, donde decía que no se asustara si veía un número desconocido, porque podría ser él llamando para hablarle, y contestó con esa esperanza.

Antes de contestar acomodó un poco su garganta, para dar su mejor voz. —¿Hola?

En mi primer intento, tus números negativos se hicieron positivos —rió el CEO del otro lado de la línea.

El teniente comenzó a sentir sus nervios, y para “calmarlos”, se levantó para salir del cuarto e ir a hablar afuera.

—Contesté porque tengo un poco de tiempo libre —sonrió. —De no ser así estarías escuchando mi buzón de voz.

Igual te escucharía a ti —relamió sus labios. —Aunque probablemente tengas la contestadora que tienen todos, nada personalizado.

—Quién sabe, quizá un día la escuches, cuando no topes con suerte —desde el cubículo de HyunJin, el mismo lo veía sonreír mientras hablaba por teléfono.

Espero no llegar allí —ChangBin también lo veía hablar con él, fuera del edificio con una sonrisa en la boca. —Um, quería preguntar cuándo tienes tiempo libre, me gustaría invitarte a un Americano bien frío.

—Tenemos dos veces de vernos, ¿Y ya estás invitándome a salir? —eso lo tomó por sorpresa.

Una de las cosas que siempre tuvo en mente, y que aprendió de SeungWoo, su primo, es que esas cosas de hacerse el fácil, no iban con él, y que si algún día creía que alguien estaba tratando de coquetearle, no debía mostrarse de esa manera.

Puede ser —elevó los hombros, de su lado. —Puedo pasar por ti cuando salga, ¿Qué opinas?

—Que primero debes ganarme para que yo te diga que sí —se cruzó de brazos, lamiendo sus labios.

Siempre diste la impresión de no ser alguien fácil —mofó ligero. —Me gusta...

—Bueno que lo hayas notado desde ya —rió. —¿Te parece mejor encontrarnos donde siempre, hoy en la noche?

Sólo si me permites pagar por ti un café.

El teniente suspiró algo pesado. —Lo pensaré.

Con eso me basta —sonrió. —Te veré allí entonces. ¿Te parece a las siete?

—Ahí estaré. Nos vemos, MinHo —alejó su teléfono, ya dispuesto a cortar, hasta que escuchó que le llamó antes. —¿Sí?

Qué bueno poder escucharte —y fue él quien terminó la llamada.

Eso le sorprendió, puesto a que siempre fue él quien tenía la última palabra, sea con quien sea que hablara, él se había acostumbrado a cortar.

Trató de dejar su mejor rostro para volver a entrar al cuarto, con la vista de HyunJin encima, y cuando fue así, notó a los dos oficiales detrás de Felix, quien se veían algo afanado con lo que hacía en el computador.

—¿Tenía relación al caso? —preguntó con curiosidad SeungMin, notando el rubor de las mejillas de su jefe, pero sin decirle.

—No... No, era sólo un amigo —guardó el teléfono, para acercarse también a Felix. —¿Qué están viendo?

—Felix está en los últimos pasos —con una sonrisa, RyuJin le indicó lo que hacían detrás de él.

—Y... —las teclas terminaron de sonar. —¡Listo! Solo imprimiré una copia.

En unos movimientos rápidos de su mouse y su teclado, otra vez, ya sonaba la impresora que estaba detrás de él, entonces con su silla se volteó, tomó los papeles y volvió a meterse en los documentos que tenía con los rostros identificados.

—Camaradas-

—No somos de la marina, Lix —SeungMin le cortó la frase.

—Shh, déjalo —esta vez intervino la rubia. —Sigue, sigue.

—Bueno, tenemos tres rostros identificados —sonrió ampliamente, haciendo notar la felicidad de su rostro, cerca de llorar. —Kwon SoonYoung, Xu MingHao y Lee SeokMin son sus nombres.

El teniente tomó al australiano por las mejillas, sorprendiéndolo, pero fue aún más, y para todos en la sala, cuando dejó en limpio un beso en su frente, algo sonoro.

—Felix, espero que la comida para ti sea eterna —dijo cuando lo soltó, dejándolo estático.

SeungMin y RyuJin se voltearon a ver con el mismo pensamiento: “raro”.

—Okay... —dijo cuando ya reaccionó. —Ehh, tal parece que el chofer, o sea, el que sale primero es Kwon, y luego aparecen las otras tres personas, de las cuales sólo se identificaron a MingHao y a SeokMin, el tercero que llevaba el rostro cubierto, por obvias razones no se identificó, pero quizá si arrestamos a alguno de ellos, podemos sacar información.

—Tenemos que crear un plan para ello —RyuJin se reincorporó.

—Hay algo que aún no me cuadra... —SeungMin achicó sus ojos, dirigiéndose a la silla. —No es nada referente a estas personas, es del homicidio de Kang.

Los tres en la sala observaban al chico pensar, esperando que dijera algo de lo que ocurría en su mente, hasta que se levantó; los demás lo seguían con la vista.

—Cuando revisamos las cámaras, aparecen cuatro personas —comenzó a enumerar. —Kwon, Xu, Lee y el cuarto que no se pudo identificar, y solo eso, no salen más personas, el resto son únicamente trabajadores de ahí sacando la basura, pero, en las cámaras no aparece el momento en el que sacan el cuerpo de Kang, y durante la salida de estos tres, no se observa un quinto, en dirección a donde fue dejado el cadáver, lo cual, deja dos conclusiones-

—Hay otra salida en esa bodega —JiSung entendió la idea que estaba teniendo el chico. —O maquillaron lo que pasó ahí.

—Ambas... Pásame un marcador —le pidió a Felix, quien sin dudarlo, se lo alcanzó. El mismo chico acercó la pizarra, para escribir en ella. —Habían dos bandas allí, el comprador y el vendedor. Si lo ponemos desde esta perspectiva, que Kang hubiese sido de los compradores, los mismos de su banda no tendrían una razón para deshacerse de él, a menos que fuese por traición, pero, sabiendo como se trabaja en esos temas, prefieren hacerlos sufrir antes que simplemente meterles una bala en el pecho, entonces, descartamos la opción de que era de los compradores.

JiSung lo señaló, entendiéndolo. —Eso significa que era de los vendedores, y que no murió por una razón específica, sino por accidente durante el tiroteo entre ambas bandas.

—¡Sí! —apuntó el oficial Kim, volviendo a escribir en la pizarra. —Ahora, está más que claro que las personas que huyen son los compradores, puesto a que no es su territorio, deben despejarlo, también por eso ellos no sacan el cuerpo de Kang, y porque tampoco pertenecía a su grupo.

—Ahí es donde maquillan la escena —acertó el teniente. —Porque, ¿En qué y por qué de un bodega abandonada sacarían basura? Si está sin uso y no hay nada allí.

—Exactamente —el oficial cada vez se entusiasmaba más, y seguía caminando de lado a lado. —Eso no era basura, era el cuerpo de Kang, y los que lo sacaron no eran más que los mismos integrantes de su banda.

—Dios, ustedes son unos genios —balbuceó RyuJin, mientras Felix concordaba con ella. —Oh, pero, en el video no se ve salir a nadie más después.

—Eso significa que hay otra salida en ese lugar —sonrió Han. —Y lo más probable es que sea por agua; sin embargo, levantaremos una orden de allanamiento, lo llevaremos a un juez para que dé el permiso y nosotros podamos ingresar a investigar dentro de la bodega.

—También, pero sabes el tiempo que tomaría que un juez dé el permiso, tomaría días, y para eso, las pistas que podríamos encontrar ya pueden haber desaparecido —volvieron a ponerle atención, concordando con él. —Deberíamos entrar, pero sin que se den cuenta, al fin y al cabo también es un lugar básicamente abandonado —tomó asiento, cruzando las piernas, elevando los hombros y cejas, haciendo contacto visual directo con el teniente, solo para provocarlo. —Pero tu eres el jefe, tú ordenas y nosotros cumplimos...

—Seung... —negó Felix.

—Cuando entré aquí, el Capitán Bang me dijo que debería tomar decisiones arriesgadas, Felix, y que debía aceptarlas si creía que ayudarían con el caso que llevaba —palmeó su hombro. —Y, el oficial Kim, tiene razón, tú lo sabes.

Los otros dos oficiales en el cuartel veían a su jefe y SeungMin, tratando de discutir con la mirada, en segundos (literalmente) de tensión que se manejaban de los extremos de la mesa en la que estaban.

—Bien —se reincorporó, recuperando su estatura. —Ingresaremos sin orden, pero mañana. Pensaré en algo y se los haré saber a primera hora.

—... Es una mala idea.

—Y es arriesgado —suspiró la rubia. —Me encanta.

El australiano se levantó, y estrechó la mano del teniente, aún asombrado, y luego la del compañero del cubículo del lado. —Dios, si algo pasa, en verdad fue un placer trabajar con ustedes.

Los tres ahí se miraron; ellos pensaban lo mismo que Felix.

—Okay, vayan a casa chicos —apagó su computador, y en su reloj vió la hora; 6:45 p.m. En quince minutos debía estar en aquella tienda para verse con MinHo. —Los veré mañana.

Y esta vez fue él quien salió primero, casi expedido del lugar.

HyunJin quiso detenerlo cuando lo vió pasar frente a su cubículo, mas este le vió la cara de frustración y concentración que llevaba, y se lo guardó.

Aunque realmente solo iba a preguntarle si sabía de alguna floristería donde vendieran lindos arreglos de flores, ya que ese se acercaba su primer aniversario con su novio, el secretario de MinHo.

HyunJin y JeongIn tenían una linda historia de amor.

Por su parte, el teniente ya llegaba a la primera planta, mientras a paso rápido sacaba las llaves de su Wolkswagen T-Cross de su bolso, aprentando los botones para quitarle la alarma y las cerraduras.

Entró y se aseguró de que los cinturones le estuviesen bien puestos, y con eso, arrancó y comenzó a conducir; las llantas chillaron cuando hizo la salida, asombrando a JeongIn, quien venía a esperar a su novio como todas las noches.

El reloj ya le mostraba que le faltaban siete minutos para las siete, y en ese momento se maldijo por aceptar ir a esa hora y no después, a pesar de que sabía que siempre salía cercano a la hora acordada, y aún le faltaba un poco de camino.

En la pantalla del auto, pensándolo dos veces, marcó el número de MinHo, cruzando los dedos mientras esperaba en el semáforo, porque contestara.

Y por suerte así fue. —¿Tanto me extrañabas?

El teniente se cruzó de brazos por la egocéntrico respuesta del CEO, sonriendo por aquello, lamiendo su labio inferior. —Quisieras.

Es que realmente me sorprende que me llames cuando nos veremos en unos minutos —lo escuchó reír.

—Justo de eso te iba a hablar-

¿Sí sabes que cuando vas a dejar a una persona plantada usualmente se le dice luego, o al día siguiente, verdad?

—Sí, lo tengo más que presente —avanzó nuevamente. —Pero no es por eso, no pienso dejarte plantado.

¿Entonces?

—Sólo quiero decirte que probablemente llegaré tarde, aunque no mucho, ya llevo mitad de camino —dobló en la siguiente esquina.

Eso suena como más a una excusa para poder escucharme.

—Realmente es para que no pensaras que te dejé plantado o que me arrepentí —rió.

Descuida, Hannie —el otro (y ChangBin quien estaba conduciendo) se asombraron por ello, por ese apodo que le puso a su apellido. —Esperaré, pero no más de diez minutos.

—... Bueno, igual no creo hacerte esperar tanto —rió nervioso, aún sin procesar ese apodo que le salió tierno.

Aquí estaré.

—Bien —y en esta ocasión, él sí fue quién terminó la llamada.

Ya a las siete en punto, se detuvo dos cuadras antes de llegar al local.

Para tomar un respiro, sí, puesto a que el apodo que le había puesto aquel desconocido, le pareció un lindo gesto, y le recordó a su madre, inconscientemente, quién solía decirle “Hannie”, cuando era pequeño.

Con eso añadió una nueva nota mental: Visitar a mamá.

Luego de haberse tranquilizado un poco, siguió con su camino; fuera de todo, no quería hacer esperar al CEO por él, puesto a que sabía que podría tener el tiempo contado de su día, seguro tenía cosas que hacer aún.

Cuando llegó observó el auto ya ahí, y rápidamente también vió que el muchacho le esperaba dentro del local.

Rápido se desabrochó el cinturón, tomó su billetera y se bajó, volviendo a cerrar el auto, corriendo levemente para entrar en el local.

La sonrisa de MinHo lo recibió, y se levantó a esperar a que llegara hasta donde él estaba.

—Perdón por la tardanza —también le sonrió, pero cuando estuvo frente a él. —Usualmente salgo cerca de las siete siempre.

—Descuida —tomó asiento. —Yo llegué aquí hace unos minutos igual, cuando llamaste me quedaban unas cuantas cuadras, salí algo tarde de la oficina.

Claramente no estuvo en la oficina luego de lo ocurrido en la bodega abandonada. Después de haber cortado la llamada fuera de la estación de policía, fue por un helado, con ChangBin.

—Ya me imagino —se sentó frente a él. —Entonces... ¿CEO?

El mismo asintió. —Desde después de que cumplí los dieciocho y mi hermano decidió dejar el puesto para ser presidente.

—También tienes hermanos, interesante —copió su acción.

—Sí, sólo que él vive en Japón, por el trabajo más que todo —elevó los hombros. —Mañana estará de visita.

—Oh, qué bueno —sonrió. —Y, ¿Tu compañía, de qué es, qué hace?

—Ehh, mira, tira mucho a lo tecnológico, por ejemplo —comenzó a explicarle, usando sus manos. —Tienes un proyecto, una idea de que los autos se manejen solos, o que vuelen, entonces haces un plan de negocio, dónde expones tu idea y todo eso. Lo llevas a la empresa y nosotros le realizamos pruebas a tu proyecto; si las pasa, la compañía va a algo así como patrocinarte, vamos a ser tu respaldo, ¿Entiendes? Nosotros le haremos publicidad para que sea- ¿Estás poniéndome atención?

El teniente tenía apoyada su mano en su barbilla, mientras solo escuchaba (casi sin entender) lo que MinHo le decía; el solo lo veía mover las manos y los labios mientras explicaba. —Sí, sí, publicidad, ¿Y qué más?

El otro rió porque claro que lo notó, entendió que tenía su atención. —Eso, te hacemos publicidad para que tú idea sea utilizada por muchas personas, pero principalmente en Corea del Sur y Japón, que es donde están las primeras sedes.

—Suena bien —volvió a reincorporarse y se levantó. —Sólo que soy oficial y no tengo imaginación para cosas de esas. ¿Vamos por café?

El que estaba sentado frente a él, también se puso de pie, para ir hasta la sección donde se encontraba el producto que estaban buscando: Americanos.

—Escoge lo que quieras, yo lo pagaré —JiSung lo observó. —¿Qué? ¿Por qué me miras así? Yo te dije que te invitaría.

—Pero-

—No pongas peros —abrió la cámara donde estaban los café fríos y los vasos con hielo, tomando uno. —Sólo escoge lo que quieras comer, yo lo pagaré.

El teniente bufó, con algo de pena. —Bien, pero tienes que dejarme invitarte a algo la próxima —agachándose para tomar un vaso, y un café, como MinHo.

Lee elevó las cejas, con sorpresa, mientras sostenía la puerta de la cámara para JiSung —¿Entonces habrá próxima?

El otro volvió a su posición normal, sonriendo, luego dándole la espalda para comenzar a caminar. —Sólo si tú aceptas.

MinHo lo siguió, llegando al pasillo de los snacks, viéndolo con el ceño fruncido escogiendo algo de comer.

—¿Tú qué elegirás? —colocó una mano en su cintura, y la otra en su barbilla. —¿Chokis rellenos de chocolate u Oreos?

—Difícil elección —rió. —Pero siempre preferiré las chokis sin el relleno —elevó los hombros, tomando las que mencionó.

—Aburrido —él tomó las mismas, pero con relleno.

Se dirigieron a la caja, el mayor terminó pagando todo, y tomaron asiento nuevamente.

—Si quieres algo más sólo dime, lo pagar-

—Tengo mi propio dinero también, MinHo, descuida —trató de no sonar tan amargado.

—Sólo decía —sintió su teléfono vibrar, ya por cuarta vez. Lo tomó y vió que era ChangBin. —Discúlpame un momento, ¿Sí?

El menor solo asintió, preparando el café que tenía en frente de él, mientras el contrario se levantó para apartarse a contestarle al que estaba, literalmente, en el auto, esperando por él.

JiSung lo veía, de medio lado, con una mano en la cintura, perfil serio y pareciendo discutir con el la persona que le llamaba.

Para él, MinHo era atractivo, y lo había notado desde la primera vez que lo vió, desde aquel primer encuentro en ese mismo lugar se dió cuenta de ello, y todavía se arrepentía de haber sido tan brusco con él.

Aunque de haber sido así, quizá no estaría ahí en ese momento, o tal vez sí, quién sabe.

—Ahm, JiSung —llegó algo apenado hasta el chico de nuevo. —De verdad, lo siento, pero tengo que irme, parece que hubo un problema en la oficina y-

—No te preocupes —sonrió, esperando tranquilizarlo. —Entiendo, ve, tú tranquilo, yo iré a casa.

—Acepto —le devolvió el gesto, solo que de manera más coqueta, nada raro a como era él. —Acepto otro encuentro.

—Bien —se levantó, con emoción. —¿Hablamos luego entonces?

Ambos orbes se encontraron, por apenas segundos, pero fueron lo suficiente para concordar en una cosa: que definitivamente querían volver a verse.

—Claro que sí, Han —fue lo último que dijo, para despedirse con una mirada y salir del lugar, dejando al teniente ahí.

Si bien, no le gustó no poder disfrutar de un poco más de tiempo junto a JiSung, pero habían en ese momento, hubo algo de mayor prioridad que tuvo que ser resuelto por nadie más que él.

Por su lado, el castaño lo vió irse, fue prácticamente entrar al auto, arrancar e irse veloz. Entendía los problemas de oficina, por lo que no le molestó que tuviese que irse.

Solo esperaba que su próximo encuentro fuese algo más reservado, dónde pudieran conocerse un poco mejor.

mejor tarde que nunca, ea
hola, holaa

¿se imaginan este capítulo en 1 sola publicación? 💀

anyways, cómo les va, ¿les va gustando el fic?
espero realmente que sí, de verdad me cuesta 😭

cuídense, los quiero muchooo <3

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