EXTRA 3: Especial De Navidad
Miércoles 24 de diciembre de 1969
La vida no se terminaba en la juventud y JiMin estaba seguro de eso. Con sus cuarenta y ocho cumplidos sentía que no había descubierto ni aprendido lo suficiente, sobre todo porque nuevas cosas sucedían a su alrededor y era testigo de los múltiples cambios que surgían en la sociedad.
Había tantas problemáticas que nadie sabía si algún día tendrían solución, pero al menos ni él ni JungKook, ni mucho menos sus allegados, le daban importancia. Sólo se encargaban de vivir y de disfrutar. Después de todo lo que vivieron no se iban a permitir caer de nuevo, no cuando ahora sí tenían todo lo que deseaban.
En ese tiempo muchas personas homosexuales estaban saliendo al mundo para luchar por sus derechos. Muchos ya no se mantenían en secreto y cada vez más personas se unían al movimiento, sin importar que era un tanto complicado. JiMin y JungKook preferían sólo hacerlo en silencio y contarles su situación a personas cercanas, como aquellos que llegaban al restaurante para disfrutar de un poco de libertad.
Ahora no eran los únicos que ofrecían un lugar donde el amor no tenía género, pues con el tiempo surgieron ciertos lugares que se manejaban a discreción, sobre todo porque entre ellos mismos se protegían, como si de verdad fuesen una familia.
TaeHyung llegó un día muy contento gritando que encontró un bar que era colorido y alegre, uno donde podían ir a divertirse sin importar que fuesen homosexuales. Pero JungKook pensó que tal vez ir a un lugar para beber y bailar con JiMin podría ser demasiado debido a que ya no estaban en sus años más joviales. A veces lo único que deseaba era leer un poco en la cama con la lámpara encendida y luego dormir abrazando a su esposo. Pero éste no pensaba lo mismo.
—Ay, JungKookie—le hizo un puchero manipulador—Vamos un rato, por favor—juntó sus manos a modo de súplica.
—No puedes decirle que no al nene—intervino TaeHyung con una sonrisa burlona.
Pese a que los años corrieron, y no lo hicieron en vano, JiMin conservaba cierto toque jovial que lo embellecía aún más, según a sus ojos. Su cabello rubio seguía siendo deslumbrante y sedoso, tal vez más. Y sus ojos brillaban intensamente cuando hacía peticiones. Continuaba siendo tan adorable y encantador que casi era imposible resistirse a todo lo que pidiera o deseara. Pero, ¿sería buena idea intentar ser jóvenes de nuevo?
—Mírenme—habló el azabache— ¿Acaso parezco el mismo JungKook que conocieron hace más de veinte años?
—Pues no te lo voy a negar—habló TaeHyung con seriedad—Ya te ves viejo.
— ¡Ay, cállate! —le gritó JiMin—Si continuas diciéndole esas cosas con más razón se negará—le susurró—No le creas, amor mío. Te ves muy guapo... envejeces como el vino.
—Ángel, no digas esas cosas—se sonrojó.
Y no mentía. Los años habían corrido, pero no demasiado en JungKook. Seguía siendo alto, musculoso y atractivo para muchas y ahora para muchos. Su cabello era oscuro, pero en las sienes lucía unas cuantas canas que lo hacían resaltar y que le agregaban más masculinidad, según JiMin. Su apariencia era bastante madura y quizá algunas arrugas se asomaban cuando hacía expresiones, pero el toque jovial no lo había perdido del todo. De hecho, casi nadie lo hizo.
—Deberían divertirse un poco—intervino NamJoon con una sonrisa serena—No tienen hijos... bueno, están Bam y Mimi, pero ellos se cuidan solos. Ahora que existen estos lugares a donde pueden ir, no deberían quedarse con ganas de absolutamente nada. No olviden que la vida se ha ido un poco apresurada.
—Es verdad—también habló SoYoon—Si existe un lugar en donde puedan ser más libres, entonces háganlo.
—Yo sí quiero ir—habló HoSeok con una sonrisa y mirando a YoonGi— ¿Vamos, querido?
—No estaría mal—asintió el aludido—Necesitamos romper un poco la rutina. Nada puede salir mal de esto si hay más como nosotros en ese lugar.
Pero JungKook pensaba que quizá no encajaría en un lugar como esos, uno donde había bebida, música alta y muchos a su alrededor que seguramente eran jóvenes buscando divertirse, pero eran vísperas de navidad y su hermoso esposo lo miraba suplicante con un puchero precioso en sus labios rosados. Pese a que era un hombre de casi cincuenta, aún conservaba mucha energía y ganas de descubrir el mundo que estaba a su alrededor, sobre todo ahora que el tema de la homosexualidad ya no era un secreto a voces.
—No lo pienses demasiado, tío—habló SooBin con una sonrisa pícara—Yo sé que quieres ir con el tío JiMin a bailar.
— ¡Ay, sí! —chilló ChaeYoung emocionada—Sería como una cita romántica... en navidad. Aún están a tiempo de disfrutar y vivir—los miró con ojos brillantes.
Sus sobrinos eran fieles apoyos de ellos a su relación amorosa. Tanto NamJoon como SoYoon se encargaron de criarlos con buenos valores de respeto hacia otras personas y les inculcaron que el amor no tenía un género en específico, no cuando había sentimientos reales de por medio. Para ambos era normal lo que veían en sus tíos, en sus amigos y en otras personas que encontraban en las calles.
ChaeYoung era una señorita preciosa que, por ende, heredó el cabello rubio de su padre. Ahora estaba en la universidad y destacaba por su gran cerebro privilegiado, pero no sólo por eso, también por su bondad y carisma.
SooBin se había graduado como administrador de empresas, pero ahora le interesaban bastante las nuevas tecnologías y la forma en que se estaban innovando día con día. También era un hombre bastante guapo y carismático que tenía detrás a muchas señoritas, pero hasta ese momento había dudas en su interior que no había definido y esperaba hacerlo pronto.
—De acuerdo—accedió JungKook—Iremos a ese lugar.
JiMin festejó emocionado y se lanzó a él para darle un beso en la mejilla.
Fue inesperado que SooBin haya decidido unirse a ellos con el pretexto de que quería conocer un lugar así.
Después de tomar la cena navideña y de que ChaeYoung cayera rendida en el sofá, NamJoon la llevó a su habitación y posteriormente volvió para despedir a sus invitados. Sólo él y SoYoon se quedarían para cuidar de su hija y también porque querían dormir. Un lugar como esos no era para ellos.
TaeHyung y JiMin eran los más emocionados con el asunto, sobre todo, porque les encantaría vivir el amor con sus parejas en una zona que sea más pública y donde no tengan que adherirse a las limitaciones. El bar Rainbow Night parecía un buen lugar para eso.
En cuanto entraron sintieron la vibración de la música y su alrededor se vio un tanto aglomerado por hombres que bailaban entre ellos, que se tomaban de la mano y que incluso se besaban sin ninguna limitación o pudor. Sólo entonces JungKook se dio cuenta de que no era tan malo como pensaba, no importando que la música estuviese un poco fuerte para su gusto.
—El tío TaeHyung tenía razón con que es muy colorido—habló SooBin observando la decoración del lugar—Me gusta—sonrió con suavidad.
—Es bastante agradable—habló JiMin y también sonrió—Los colores me transmiten una vibra bastante interesante.
—Esto es muy de "gays" —se burló SeokJin haciendo comillas con sus dedos—Como todos esos hijos de puta nos dicen, y la verdad es que va muy con nosotros.
—Es como decir que el amor es de colores—agregó SooBin—Me parece que es una referencia adecuada.
—Me agrada mucho como piensas, querido sobrino—Jin lo abrazó por los hombros—Y exactamente, ¿por qué estás aquí? —inquirió curioso.
—Sólo... quería salir un poco de casa, ¿no puedo hacerlo con mis tíos? —se defendió burlón.
—Pero claro—sonrió Jin—Pero no te voy a dar alcohol. Ni lo sueñes, nene.
—Oye, ya tengo veintiséis. No seas malo conmigo—le hizo un puchero.
—No, no—volvió a negar—Alguien debe estar sobrio para llevarnos de vuelta.
—No voy a permitir que me uses así—fingió sentirse indignado.
Y mientras ellos jugueteaban, JiMin y JungKook decidieron adentrarse un poco más hasta que llegaron a la barra donde servían bebidas. En el proceso, se toparon con varios hombres vestidos como si fuesen mujeres, y todo lo hacían con completa naturalidad. Les resultó bastante extraño y no lo entendieron del todo, pero tampoco los juzgaron. Se suponía que ahí podías ser libre y eso era todo lo que estaba bien.
— ¿Qué les ofrezco, guapos? —se acercó el barman.
—Un par de whiskeys, por favor—respondió JungKook con un poco de seriedad.
Ni él ni JiMin estaba acostumbrados a ser tratados así, pero al mayor le molestaba más por su esposo, quien realmente ni siquiera estaba prestando atención por estar observando a su alrededor.
Muchos hombres tenían puestos gorros navideños o algo alusivo a la festividad. Todos bailaban y parecían demasiado alegres, completamente despreocupados porque ahí nadie se atrevería a atacarlos por lo que son.
El rubio sonrió. Eso le encantaba.
— ¿No te parece que esto es maravilloso? —inquirió JiMin con ojos brillantes.
—Me parece que es bastante interesante—respondió JungKook observando alrededor—No estaría mal agregar más colores a la parte exclusiva del restaurante.
—Yo creo que le daría un toque más divertido—asintió con una sonrisa—El ambiente aquí es bastante agradable.
—Aunque la música suena demasiado alto—replicó con una mueca.
—Es para bailar, amor mío—le sonrió divertido y le acarició una mejilla—Nos hacía falta algo como esto, ¿no lo crees?
Los ojos de JungKook miraron el rostro de JiMin, ese mismo que tenía una bonita sonrisa dibujada en su rostro y que era más llamativo con la iluminación. Entre toda esa gente era él quien brillaban como un diamante, así como cuando lo vio en el pueblo aquella tarde.
Se acercó un poco a él para también tomarlo de la mejilla y luego lo besó. Aquello provocó que perdiera sentido la música y sólo se concentró en lo bien que se sentía besarlo en público, uno donde hay personas distintas y que los aceptan tal cual son. Definitivamente se sentía bien estar aquí con él.
—Lo que me importa es que estoy contigo—le dijo y sonrió—Cualquier lugar contigo es más que perfecto.
Las viejas costumbres no se perdían con el pasar de los años, y es por eso que las mejillas de JiMin se ruborizaron por el pequeño cumplido de su esposo. No importa si a veces le dice que se ve hermoso sólo porque sí, el efecto sigue siendo el mismo y tal vez eso nunca va a cambiar.
Mientras ellos charlaban un poco, TaeHyung y Jin bailaban en la pista de baile. YoonGi y HoSeok estaban con ellos sin saber qué hacer exactamente, pero sólo los seguían para no evitar divertirse, después de todo, para eso estaban aquí.
Conforme la noche avanzaba, las copas también, pero JiMin y JungKook eran bastante resistentes a eso, así que la estaban pasando bien. SooBin se había perdido ahí mismo, pero ninguno se había dado cuenta porque estaban completamente en lo suyo.
—Tengo que ir al baño, ángel—avisó y se puso de pie— ¿Me esperas aquí?
—Claro, sólo no demores—pidió con un pequeño puchero.
—No lo haré—sonrió y besó su frente antes de alejarse.
JiMin lo miró marcharse y en el proceso pudo ver a su sobrino platicando animadamente con un hombre. Después encontró a YoonGi y HoSeok compartiendo copas con otra pareja, mientras que TaeHyung y Jin continuaban bailando en la pista y riendo sin parar.
Se devolvió a la barra para volver a beber del poco whisky que quedaba en su vaso y se concentró en sus pensamientos, mismos que no abarcaban demasiado, sólo sus deberes en el emporio o sus peludos hijos que lo esperaban en casa.
— ¿Estás solo, guapo?
Una voz detrás suyo lo hizo girarse repentinamente y se encontró con un hombre de cabello castaño y ojos azules. Era bastante atractivo, sobre todo por el estilo que traía encima, bastante casual, pero a la vez formal, y eso quizá hacía que muchos ahí babearan, pero JiMin no. Eso era seguro.
—No, vengo con mi esposo—respondió y volvió a girarse a la barra.
—Vaya... pues yo no veo a tu esposo por ningún lado—dijo y tomó asiento donde anteriormente estaba JungKook.
—Disculpa, pero ese lugar es de él—dijo JiMin con un poco de timidez—Sólo fue al baño, así que no demorará.
—Bueno... en tanto vuelve puedo hacerte compañía—habló con voz melosa y colocó una mano sobre su mejilla de manera coqueta.
JiMin sabía que esto no era una buena idea. No era el primer hombre que se acercaba a él con dobles intenciones y aquellas veces JungKook no lo tomó muy bien. Cuando está celoso se olvida completamente de los modales y sus ojos parecen desprender un fuego que amenaza con quemar todo a su paso. Nunca ha sucedido nada que vaya más allá de las palabras, y JiMin espera que nunca se rebase ese límite.
—Por cierto... soy Thomas Daley, es un placer en verdad.
El rubio asintió completamente inseguro de decir su nombre y pidió otro vaso de whisky al barman con la esperanza de que el hombre dejara la conversación hasta ahí.
—No eres inglés, ¿cierto? —preguntó Thomas, y JiMin sólo negó con la cabeza—Veo que eres tímido... me gusta—dijo y mordió su labio inferior.
Estaba bien para JiMin evitar todo contacto visual con aquel hombre, porque si no terminaría sonrojándose y eso podría malinterpretarse. Se sentía incómodo e inseguro, peor aun cuando volteó y no vio a JungKook por ningún lado. Ahora comenzaba a considerar que esto no había sido una buena idea.
—Háblame un poco—insistió Thomas— ¿De dónde vienes y cuál es tu nombre?
—Soy coreano—dijo a secas y dio un trago a su whisky.
—Ajá, tú nombre—insistió el hombre.
A JiMin le parecía que era bastante atrevido, sobre todo porque ya le aclaró desde el inicio que su esposo estaba ahí, pero a él parecía no importarle. Era frustrante de verdad.
—Mi pareja no tarda en venir, así que...
—Vamos, guapo. Dime tu nombre—coqueteó descaradamente.
—Su nombre es Jeon JiMin y es mi esposo.
Al tiempo que la fuerte voz de JungKook se escuchó, el rubio sintió cómo lo abrazaba con fuerza de la cintura para pegarlo a su cuerpo. Aunque bien sabía que estaba celoso y bastante molesto, se sintió completamente aliviado de que ya estaba ahí a su lado para quitarle de encima a ese inglés atrevido.
—Ta agradecería que dejes de acosarlo. ¿Acaso no te das cuenta de que tu presencia le incomoda?
Thomas se sintió humillado y rechazado, sobre todo cuando vio cómo JiMin correspondía completamente al agarre del azabache. No era necesario que lo pensara detenidamente, sobre todo porque esos ojos oscuros amenazaban con algo más que un golpe en su pómulo. No dijo nada y sólo se dio la vuelta para alejarse completamente de ellos antes de terminar mal herido en la cama de un hospital.
—Te dije que no demoraras tanto—se quejó JiMin con un puchero.
—Perdóname por favor, ángel—lo tomó de las mejillas y le dio un beso en la frente—Había un poco de gente en los baños.
— ¿Qué pasó aquí? —llegó TaeHyung—Desde allá vimos que querías matar a ese pobre inglés.
—Matar es poco—masculló JungKook— ¿Dónde carajo estaban? ¿Por qué no lo cuidaron?
—Disculpa—se ofendió SeokJin—Pero también vinimos a divertirnos. Además nos dimos cuenta cuando tú ya estabas matando al tipo con la mirada.
—A veces me decepcionas, padrecito—hablo TaeHyung y lo golpeó en el hombro—Creí que ibas a golpearlo, pero ya te volviste más blando con los años.
—No iba a hacer un escándalo aquí—rodó los ojos—Hay demasiada gente.
— ¡Nosotros te cubrimos la espalda! ¿Qué no lo recuerdas? —dijo y luego miró a JiMin—Y tú, mi querido amigo. Debes aprender a usar tus puños.
—Pues...—lo pensó un poco—No lo he considerado necesario—se encogió de hombros.
—A veces lo es—intervino SeokJin.
—No lo necesita—negó JungKook y abrazó a su esposo—Para eso estoy yo; es mi deber protegerlo.
—Ay, pero qué romántico—suspiró TaeHyung—Aun así, puede que a veces deba hacerlo solo. No estaría por demás que le enseñemos un par de trucos de guerra. Ahora no sólo les gusta a las mujeres, también a los hombres.
—En ese caso; cada vez que vaya al baño me lo voy a llevar.
— ¡Las cosas no funcionan así! —exclamó TaeHyung.
—Mi esposo no debe ensuciarse las manos para nada de esa índole...
— ¿Ese es SooBin? —interrumpió JiMin.
Todos miraron en dirección a donde se encontraba el chico... besándose con otro chico. A estas alturas podría ser algo que no les sorprendía demasiado, pero viniendo de SooBin era completamente inesperado. Tanto el rubio como JungKook hubiesen creído que le atraían las mujeres, sobre todo porque lo han visto tener varias citas, pero ahora ya no estaban seguros.
—Me parece que se descubrió por fin—habló SeokJin y dio palmadas—Precisamente por eso quería venir.
— ¿Tú sabías algo? —preguntó JiMin.
—No, nada—negó—Pero tenía ciertas sospechas—sonrió con suficiencia.
— ¿Significa que debemos tener la plática? —preguntó TaeHyung con una sonrisa llena de malicia.
—No, no. Con él no—intervino JungKook.
—Relájate un poco, padrecito—manoteó Jin—Tiene casi la misma edad que tú cuando tuvimos esa charla.
—Además necesita esa información y es mejor que sus tíos que, son unos expertos, le den esa plática profunda... muy profunda—dijo y se rio un poco.
—Sólo sean cuidadosos con lo que le van a decir, por favor—pidió JiMin.
—Tranquilo—respondió TaeHyung y lo abrazó por los hombros—A estas alturas no debe asustarle nada... está en un bar gay besándose con otro chico.
JiMin sonrió y miró en dirección a su sobrino que ahora sonreía con ese chico. Parecía más feliz que con esas chicas y que incluso hacía unas horas. Quizá de verdad necesitaba esto... necesitaba un lugar en dónde encontrar las respuestas a sus preguntas.
Lo único que le preocupaba es que era una época difícil aún. No quería que alguien le rompiera el corazón porque no todos eran tan valientes como para enfrentarse a este mundo. Pero sobre todo, enfrentarse a una sociedad homofóbica que veía esto como una enfermedad. Espera que un día su sobrino pueda ser más libre de lo que JungKook y él pudieron ser.
— ¿Bailamos, ángel?
La voz de JungKook lo devolvió al sitio donde se encontraban y rápidamente identificó la canción que estaba sonando en el bar.
Only you de The Platters se había convertido en la canción favorita de ambos, porque sentían que se acoplaba a los sentimientos que tenían en el uno por el otro. Lo mejor de todo es que no especificaba un "ella" dentro de la letra y eso la hacía una canción universal.
Fueron al centro de la pista para bailar como si aún fuesen esos recién casados que bailaron en medio de su jardín, pero esta vez había más hombres que, como ellos, compartían un profundo amor por sus parejas sin importar que fuesen de su mismo género.
Estar ahí tomados de la mano les hacía sentir que era el lugar correcto y también sentían que todo era magia, todo lo que ellos querían lo tenían. No importaba que aún tuviesen que esconderse bajo el perfil de "hermanos" sólo sí tenían la libertad de amarse. Y gracias a Dios estaba en sus manos la oportunidad.
Ahora han pasado más de veinte años juntos. Tantas navidades compartidas. Cumpleaños. Sonrisas. Risas. También peleas, pero los momentos de reconciliación suelen ser muy significativos.
Están seguros de que son su destino, no sólo en esta vida, también en las que siguen.
Esta navidad se sentía especial. Quizá se debía a que visitaron un bar donde había más hombres como ellos y a que pudieron bailar canciones románticas en una pista de baile.
Cuando salieron de ese bar lo hicieron tomados de la mano y vieron cómo SooBin se fugaba con aquel muchacho. TaeHyung les sonrió burlón y les dijo que él y SeokJin les prestaron su casa para que se divirtiera. Tal vez si NamJoon se enteraba de eso iba a reprenderlos, pero todos apoyaron el hecho de que SooBin merecía tener apoyo, ese mismo que tal vez ninguno de ellos tuvo debido a las situaciones en las que estaban. Así que estaba bien.
Además, ya tenía veintiséis años. Estaba en todo su derecho de descubrir quién era realmente.
TaeHyung y Jin se fueron a la casa de YoonGi y HoSeok para pasar la noche, o tal vez para tomar más copas, porque parecía que en ese ámbito habían congeniado muy bien.
JiMin y JungKook volvieron a su casa donde sus hijos dormían en su habitación, así que tuvieron que ser rápidos para llegar a la suya y cerrar la puerta con seguro.
Fue sólo cuestión de segundos para que la ropa volara por todos los rincones del lugar, y sus besos los guiaron directo al camino que deseaban llegar.
Había un poco de alcohol en sus sistemas, pero todo estaba bien. Podían sentir el calor del momento que se veía reflejado en sus gemidos, que era lo único que se escuchaba en la habitación.
Esta ocasión JiMin decidió dominar, por eso estaba montando a JungKook con mucha avidez. Sus caderas eran hábiles para esta situación y su hombre sabía reconocerlo perfectamente.
Siempre lo tomaba de las caderas porque amaba clavar sus dedos. Sabía perfectamente que en la mañana podría ver el resultado cuando estén tomando un baño y amaba ser el único que pueda verlo.
Amaba ver lo precioso que se ve sonrojado y con su cabello rubio alborotado que muy sutilmente dejaba ver unas cuantas canas. Las arrugas también estaban ahí, pero no se notaban a simple vista. Y aun así JungKook lo veía como lo más hermoso del mundo.
Seguía siendo su ángel caído del cielo.
—Estoy loco por ti—le dijo el azabache con voz agitada.
—Lo sé—se regodeó y aumentó sus movimientos.
Aunque las sesiones de sexo ya no eran tan frecuentes como antes, eso no significaba que la intensidad de sus encuentros haya disminuido. Al contrario. Cada vez que tenían noches como esta sabían disfrutarlo y terminaban por tener tres sesiones donde los orgasmos eran arrasadores.
Cuando JiMin monta a JungKook ocurren ciertas sensaciones en éste que viajan demasiado rápido y que a estas alturas no puede controlar del todo, es por eso que, cuando comienza a dar saltitos únicamente con su trasero, no puede contenerlo más y deja que su semen salga disparado en su interior.
Sus gemidos guturales avisan lo que sucedió, aunque bien JiMin puede sentir un poco más de calor en su interior. Deja de aguantar y se permite tener un orgasmo fuerte que se acompaña con un gemido bastante agudo. Su semen salió directo al abdomen de su hombre y éste no puede estar más que complacido.
Sus cuerpos se juntan sin perder la posición y se besan con un poco de necesidad hasta que los latidos fuertes de sus corazones menguan un poco.
Se sumergen en silencio con sus cuerpos aún sudados y agitados, pero con esa tranquilidad tan satisfactoria que tanto les encanta.
Estaban en el lugar correcto.
Con la persona correcta.
—Feliz navidad, ángel—le dijo JungKook cuando besó su cabellera rubia alborotada.
—Feliz navidad, amor mío—respondió con un tono adormilado.
Pero antes de cerrar los ojos, se incorporó para besar dulcemente sus labios y luego ambos se acomodaron en la cama para dormir un poco antes de que el deseo vuelva a ellos.
Entre sus brazos y sus cuerpos desnudos todos se sentía bien y correcto.
Su verdadero destino.
Sí, esta era la vida correcta.
Y las demás también lo serán.
Esta ocasión vengo a saludarles para despedirme de esta historia :(
La idea la tuve hacía como dos años, pero no me animaba a publicarla porque tenía miedo de que no la aceptaran por el tema que aborda. Por eso consideré necesario aclrarles unas cuantas cosas antes de iniciar y tal vez gracias a eso obtuvimos buenos resultados.
Fue realmente satisfactorio compartirles esta historia que, les aseguro, escribí con mucho cariño.
Fue un recorrido bastante bueno y gracias a ustedes todo salió muy bien. Así que siempre se los voy a agradecer.
Espero que de verdad este viaje haya sido de su agrado y que lo hayan disfrutado tanto como yo mientras la escribía :)
Por hoy cerramos esta historia, pero tenemos más ideas para el futuro y para el resto del año. Estaré realizando el pdf de este fanfic y lo compartiré en mi grupo de whatsapp. También haré los de mis otros fanfics.
Cuando estén todos listos les voy a avisar por si gustan unirse al grupo ya que sólo por ahí lo voy a compartir. En caso de que no puedan unirse al grupo. Aquí mismo comenten su correo para que se los envíe :)
Gracias nuevamente por el apoyo, por todo el tiempo y por los buenos ánimos. Gracias a ustedes continuamos creciendo tan fructíferamente y espero que vengan muchos años más :)
No se olviden de votar y comentar.
Las tkm siempre!!!!
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