Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

47 Redes De Opacidad



"Chico araña,

rey de los ladrones.

Teje tus pequeñas redes de opacidad.

Mis centavos te dieron tu corona"

Karma – Taylor Swift



Miércoles 6 de junio de 1945



Desde hacía un rato había logrado reunir dinero suficiente para poder escapar de este lugar, pero aún se sentía inseguro de hacerlo debido a que su padre parecía no mejorar. Y es que no tenía modo de hacerlo, pues se mantenía renuente de viajar a Seúl para un tratamiento.

Aun así, NamJoon continuaba trabajado y juntando todo el dinero y oro posibles. Aunque desde que supo que toda esa fortuna estaba mancillada, incluso con sangre de personas inocentes, ya no se sentía cómodo teniendo todo eso en su poder, pero al final era su trabajo y necesitaba salir de ahí antes de que su familia se vea afectada.

Lo bueno del día de hoy es que las ventas de la última semana habían reflejado un aumento considerable en las gráficas, y esperaba que eso fuese suficiente para que su madre se mantenga tranquila y desista de esa idea de comprometer a su hijo de casi dos años.

SoYoon reaccionó de mala manera cuando se lo contó, y es que realmente no podía ocultarle nada, porque tarde o temprano podría enterarse y estaba seguro de que hubiese hecho un escándalo total.

—¡¿Está loca?! ¡Ella no es nadie para hacer tal aberración! Le he permitido que hiciera conmigo todo lo que quiso, pero con mi bebé no. Que ni se le ocurra tocarlo porque soy capaz de matarla con mis propias manos.

Ese día NamJoon sintió una enorme satisfacción en su interior, ni siquiera le importó que prácticamente amenazó a su madre de muerte, porque lo único que pudo ver fue la convicción de proteger a su hijo de todo aquel que quiera hacerle daño. Recuerda que en la noche la llevó a la habitación que compartían ambos y le hizo el amor con tal intensidad que jamás pudiera olvidarse de aquel momento.

Por un instante se le cruzó la idea de engendrar a un bebé, pero las palabras de su madre resonaron en su mente, así que desistió rápidamente. Se encargó de cuidarla como todo este tiempo. Además, pensaban que SooBin merecía más momentos de calidad como hijo único.

Volvió a casa después de una larga jornada laboral. Tenía muchas ganas de comer con su esposa y su hijo, pero antes necesitaba informarles a sus padres sobre el estado financiero actual para que pudieran dormir tranquilos.

Entró a la salita que acondicionó para que ella tejiera y confeccionara, enseguida su pequeño corrió en su dirección y lo levantó en sus brazos para elevarlo en el aire y dedicarle una sonrisa contenta. Recientemente el pequeño aprendió a caminar y lo usaba más cuando veía a su padre llegar.

— ¿Cómo está mi rey? ¿Hum? ¿Ya comiste?

El pequeño no entendía mucho, sólo lo suficiente, así que sólo mostraba una sonrisa y asentía a todo lo que su padre le preguntaba. SoYoon moría de ternura con esas imágenes que las tardes le regalaban y se sentía completamente afortunada a pesar de aún estar atrapada en Busan.

— ¿Cómo estuvo hoy el trabajo, cielo? —preguntó la mujer al tiempo que se acercaba al aludido.

—Obtuve buenos resultados—respondió y le dio un beso corto en los labios—Tengo buenas noticias para mis padres, así que espero que eso los calme por un rato.

SoYoon se esforzaba mucho por no decir cosas incorrectas, sobre todo porque se trataba de los padres de su esposo, pero después de enterarse de las intenciones que tenían con su hijo, decidió que ya no estaba dispuesta a continuar siendo una mujer de valores.

—Estoy cansada de esto—le dijo con una expresión molesta—Temo por SooBin, incluso por nosotros. A estas alturas creo que tus padres son capaces de cualquier cosa. Y si te soy sincera, ya no pienso permitir más maltrato de parte de ellos. Nunca fui digna de su respeto, así tampoco debo dárselos.

—Yo te entiendo. No tengas miedo a decirme lo que sientes—le dijo y la abrazó—Todo esto... todo lo que tuviste que sufrir fue por culpa mía. Te juro que lo siento en verdad.

—Está bien, cielo—le dijo ella con voz suave—Entiendo que no fue fácil revelarte en contra de ellos.

—No te voy a negar que fue complicado—asintió y suspiró—Pero ahora ya no pienso permitir que eso se vuelva a suscitar. Esta vez seré un verdadero hombre para ti.

Pero el tiempo seguía corriendo rápidamente y la oportunidad de salir de aquí estaba en una opacidad muy densa. SoYoon no veía ningún caso permanecer en un lugar donde ya no estaban tranquilos, sobre todo porque la gente continuaba señalando a la familia y la estabilidad económica corría peligro. No le importaba en lo absoluto perder sus privilegios como mujer de la aristocracia, sino la seguridad e integridad de su hijo.

—Quiero irme de aquí—dijo con un hilo de voz—Hay que hacerlo por SooBin.

—Yo lo sé, linda—respondió y acarició su brillante cabello negro—Sólo quiero que mi padre mejore un poco. Deseo marcharme con la consciencia tranquila.

Pero no era suficiente. A veces SoYoon odiaba que ambos fuesen esa clase de personas que no se guían por los impulsos y el rencor. Odiaba que aún les tuvieran consideración a sus suegros. Después de todo, lo que están pasando sólo es una red de opacidad que ellos mismos tejieron. Ella también estaba al tanto de lo que sucedió para que obtuvieran toda esa fortuna. Sabe que los centavos de otras personas les dieron su corona, saben que han vivido a cuestas de las desgracias de todos y eso sólo los convertía en los reyes de los ladrones.

—Que sea pronto—pidió la mujer.

—Así será, linda—la consoló—Dios nos permitirá buscar una vida mejor.

Ella también confiaba todas sus esperanzas en Dios.

NamJoon había salido pensativo de su casa después de esa pequeña plática con su esposa. Y no es que no lo hubiese pensado, pues también consideró que sus padres podrían ser capaces de cualquier cosa con tal de recuperar todo lo que perdieron y un poco más. Pero confiaba en que quizá las nuevas cuentas les devolverían un poco la tranquilidad para que él también la obtuviera.

Entró a la casa con su maletín y saludó al personal como ya siempre acostumbraba. Se dirigió hacia donde estaba la habitación donde descansaba su padre hasta que pudiera recomponerse y, después de tocar dos veces, entró haciendo una reverencia como cortesía, aunque era más por costumbre.

—Buen día, padre—le saludó y caminó hacia su cama.

—Espero que tengas buenas noticias, sino es así, devuélvete por esa puerta—le dijo sin mirarlo.

A estas alturas la forma en que SeHun lo trataba ya no le molestaba, pues siempre ha sido así de frío y despectivo. Sobre todo con él por ser el mayor. Sólo se limitó a sentarse en un sillón a un costado de él y sacó las gráficas de las ventas de la última semana. Le explicó todo detalladamente, cada inversión y cada ingreso, sobre todo los que aumentaron en los últimos días.

—Tenemos una racha de cuatro días consecutivos. Esperemos que se mantengan de ese modo para los siguientes días.

—Pero no es suficiente—se quejó.

No pudo continuar con su regaño debido a que la repentina tos le invadió. Se estaba volviendo costumbre su condición, ya no le asustaba ver el pañuelo manchado de sangre, pero en NamJoon sí que causaba un efecto negativo, sobre todo de lastima. Aunque se sentía molesto de que no aceptara viajar a Seúl para tratarse correctamente. Ni su propia madre había logrado convencerlo de lo contrario y eso que el problema se estaba agravando considerablemente.

—No puede continuar de ese modo—le habló NamJoon molesto—Espero que sea consciente de que su condición ya no entra en lo normal y que, si no lo tratamos a tiempo, puede empeorar o incluso... morir.

—No te he pedido que hablemos de lo que me sucede—se quejó y lo miró con recelo—Estás aquí para hablar de negocios y espero que no vengas de vuelta con tus miserables gráficas o sino...

Y volvió toser, pero esta vez era un pequeño ataque que le costaba mucho trabajo controlar. El pañuelo se manchaba cada vez más con sangre, pero a SeHun realmente parecía no importarle.

—Lo hago porque me preocupo por usted—le dijo y le extendió un vaso de agua.

— ¿Preocuparte por mí? —inquirió sarcástico, bebió agua y luego le dijo—Si de verdad te preocuparas por mí habrías hecho algo cuando sucedió lo de tu hermano, pero en lugar de eso lo defendiste con uñas y dientes. Ahora no haces lo suficiente con los negocios. Tú también eres culpable de que esté en esta cama.

No había plática en la que el nombre de su hermano menor llegara a colación. Ni SeHun ni Sana se cansaban de maldecirlo y escupir veneno tras veneno creyendo que todo eso le afectaría. Y esperaba que no. Espera que se encuentre bien en donde quiera que esté y que haya podido encontrar la libertad que aquí nunca tuvo.

—Debe de ser lo suficientemente razonable para saber que excedió los límites—le habló con una expresión severa—Y el hecho de que esté aquí enfermo, es sólo las consecuencias de sus malos hábitos que nunca quiso dejar.

— ¡Todo es culpa de JiMin! —gritó—Ese bastardo sólo nos trajo desgracia y ya no es hijo mío—espetó con recelo—Y tú deberías ocuparte de buscarlo por cielo, mar y tierra. Lo quiero aquí pagando todos sus pecados y las tragedias que nos dejó.

—Sabe que es casi imposible encontrarlo... ha pasado mucho tiempo...

—Pues entonces espero que esté muerto... que esté tres metros bajo tierra y que se esté quemando en el infierno.

NamJoon suspiró, porque ya no tenía caso convencerlo de lo contrario y hacerle entender que, si estaba enfermo en su cama, era sólo por sus propias malas acciones y pecados cometidos, que incluso era cómplice de todo lo que el abuelo Park hizo, peor aún porque continuó perpetuando la maldita esclavitud. Tal vez nunca se dará cuenta. Tal vez se morirá con la misma mentalidad errada y egoísta.

—Si ya no vas a hablarme sobre negocios, entonces lárgate de aquí—le dijo sin mirarlo.

—Es todo—le dijo y guardó las cosas en su maletín—Nos vemos después, padre. Cuídese.

Se levantó para salir sin esperar que SeHun le respondiera. Sólo salió y saludó a su madre que entró enseguida a la habitación. Tenía mucho que pensar con respecto a las palabras de su padre y que realmente no hay nada que detenga su muerte. Él mismo está dejando que así suceda. Pensaba que, cada vez que maldecía a JiMin y le deseaba la muerte, realmente se condenaba a sí mismo, porque si no fuese él un pecador, entonces estaría en óptimas condiciones.

Eso sólo quería decir que su hermano estaba libre de pecado y que tenía derecho de ser feliz a lado de JungKook.

Cuando llegó a la salida se dio cuenta de que le faltó entregar unos papeles, así que enseguida se devolvió por el mismo camino. Mientras revisaba el reporte del oro en las minas pensaba y, quizá caía en la cuenta, de que sólo lo estaban utilizando. No era como que SeHun confiara abiertamente en él para sus negocios, era porque no tenía opción y que básicamente abusaba de sus habilidades. Nunca le ha dado las gracias y nada le complace. Siempre tiene que regañarlo por lo que sea. De pronto se siente cansado por tal situación y comienza a tomar muy enserio la posibilidad de huir antes, pero tan sólo recordar la enfermedad de su padre, le hace retroceder en todo.

Al llegar a la habitación notó que la puerta estaba semi abierta y se detuvo unos segundos para tocar antes de entrar, pero su nombre saliendo de los labios de su madre lo hizo detenerse y quedarse parado en el mismo lugar.

—Al menos ahora las ganancias suben—decía Sana—Pero hay que presionarlo para que obtenga mejores resultados.

—Eso es lo que hago todos los días—decía SeHun con molestia—Pero no se parece en nada en mí. De haber sabido que mis hijos serían así de inútiles, entonces no los hubiera engendrado. Me servía más una mujer que un par de hombres. Peor que uno resultó ser toda una escoria.

—Yo también me siento avergonzada—dijo con pesar—Dios debe estar molesto, pero espero que condene a JiMin como es correcto.

—Sí, tú más que nadie tiene la culpa—le acusó y la miró despectivo.

—No sólo eran mis hijos—lo miró ofendida.

—Pero eras tú quien se encargaba de su educación—volvió a atacar—Se nota que no hiciste lo suficiente.

—También llevan tus genes. No te olvides de eso.

Pero SeHun no tenía muchas ganas de discutir, no cuando la cabeza le dolía de tanto toser, incluso sentía la garganta seca y el sabor salado de la sangre. A veces tenía dificultad para respirar, por eso optaba por pasar la mayor parte del tiempo solo, porque así no se esforzaba en hablar.

—Como sea—retomó el hombre—También es tu deber ir detrás de NamJoon. Aunque la realidad es que no me sirve en lo absoluto... es débil. No es para nada un hombre de verdad.

—Lo sé—asintió ella—Le tiene demasiada compasión a su familia—expresó con asco.

—El problema es que no puedo desecharlo—dijo y se acomodó en su cama—Incluso su debilidad me puede servir un poco. Nadie cuidará mis negocios como él.

Cada palabra que salía de sus padres no dolían como esperaba, pero sí lo hacían sentir molesto. Incluso los papeles que llevaba en sus manos ya estaban arrugados debido a la fuerza que empleaban sus puños. Quería entrar ahí y gritarle muchas cosas. Quería cerrarle la boca de un puñetazo. ¿Ser considerado es sinónimo de debilidad? Para SeHun era así, pero ya no iba a caer en eso, ya no iba a complacerlos.

Todo se estaba terminando.

—La única forma de que se haga nuestra voluntad es tomando medidas drásticas—dijo Sana con voz maliciosa—No tenemos por qué preguntarle o pedirle su opinión. Nos debe las comodidades que le hemos dado durante todos sus años de vida. Así que no tiene derecho a decidir qué es bueno y qué no.

—No debiste informárselo desde el inicio—reprochó SeHun—Sólo tenías que actuar y ya. No puede oponerse. Y si lo hacía, lo mandaba a encerrar... a él y a su estúpida esposa.

—Pues ya actué—respondió con orgullo—Encontré a una familia que está dispuesta comprometer a su bebé con SooBin.

— ¿De verdad? —preguntó el hombre con esperanza.

—Así es—asintió—En unos días llegarán para concretar una reunión. Y NamJoon no hará nada para detenernos. Pronto haremos alianzas que nos devuelvan buenos números. Por fin SooBin servirá de algo y no sólo será un bebé lindo.

Aquello fue como varias puñaladas en su espalda. NamJoon sintió que la respiración se le hacía irregular y una rabia que, por mucho contuvo en su interior, comenzaba a emerger de su interior. Los papeles que llevaba en sus manos quedaron completamente hechos bolas en sus puños y requirió a todo su autocontrol para no hacer un escándalo. Si su padre no moría por su propia enfermedad, entonces lo mataría con sus manos.

Retrocedió con pasos lentos porque ya no quería escuchar más de esa conversación. Ya había tenido suficiente de esa mierda y no iba a permitir que utilizaran así a su pequeño SooBin. Con él no. Se los advirtió de buena manera. Estaba muy dispuesto a ayudarlos con los negocios y a hacer que su imperio volviera a la cima, pero no con juegos sucios. No. Eso jamás.

Salió de la que alguna vez fue su casa y arrojó los papales a algún lugar de la calle. Subió a su auto y condujo rápidamente hacia su casa donde esperaba encontrar a su esposa y a su hijo en buenas condiciones.

Apretó el volante con fuerza y sus ojos se llenaron de lágrimas. Realmente podría tolerar que se expresaran mal de él y que continuaran despreciándolo como hasta ahora, pero su familia era su punto débil y sus padres lo sabían perfectamente.

Debió hacerle caso a su esposa cuando le insistió, pero al menos sabe que ahora tiene un poco de tiempo, aunque ya no está dispuesto a perder más de lo que ya se fue con el viento.

Aparcó afuera de su casa sin preocuparse de hacerlo correctamente. Entró corriendo y con sus manos temblando yendo directamente a su habitación donde SoYoon estaba sentada frente a su tocador. SooBin yacía dormido en la pequeña cuna que estaba al lado de su cama, pero en cuanto entró, hizo el ruido necesario para despertarlo de su sueño.

—Empaca ropa y sólo lo requerido ya mismo—le dijo y entró a su guarda ropa para sacar pequeñas maletas—¿Dónde tienes el dinero y el oro que te he estado dando?

SoYoon lo miró desconcertada y se quedó paralizada por unos cuantos segundos. Después se puso de pie para ir hacia donde su hijo lloraba y lo sostuvo en brazos para calmarlo un poco. Desde su lugar miró cómo NamJoon sacaba ropa y la metía rápidamente en las maletas, tal parecía que llevaba mucho afán.

— ¿Qué sucedió? ¿Por qué de pronto cambiaste de opinión? —preguntó la mujer—¿Tu padre ha mejorado?

—No—respondió y la miró—Y realmente no me importa si se mejora o no. Es más, espero que no lo haga nunca. Ese hombre ya no es mi padre... nunca lo fue.

— ¿Qué pasó, NamJoon? —lo miró con miedo.

El aludido suspiró y se detuvo por unos cuantos segundos para relajarse, pero lo cierto era que sentía mucha rabia, tanta, que estaba seguro de que cometería una locura si se quedaba más tiempo en ese lugar. Necesitaba huir. Necesitaba ser libre de toda esa mierda.

—Quieren utilizar a SooBin—le dijo con un hilo de voz—Tal parece que mamá acordó una reunión con una familia y pronto vendrán a Busan. Si no nos vamos cuanto antes ocurrirá algo de lo que nos vamos a arrepentir. Así que no hay tiempo para charlas, SoYoon. Tenemos que irnos ya mismo.

La mujer no lo pensó dos veces y fue hacia donde guardaba el dinero que su esposo le estuvo confiando. Se lo entregó en sus manos con ojos asustados y luego se dedicó a empacar lo que únicamente iban a necesitar.

Salieron de su casa media hora después, no importando que era de noche y que el camino podría ser cansado, pero con cada metro que se alejaban en el auto, soltaban una carga pesada que ya no estaban soportando.

Fue difícil decirle adiós al que fue su hogar durante mucho tiempo, pero sí era muy necesario.

Sana y SeHun podían irse al carajo. Para NamJoon y SoYoon sólo importaba su pequeño SooBin. 




Otro capítulo de esta su novela.

Ya empiezo a sentir el alivio porque todo se está acomodando en su lugar :)

Sólo nos falta un par de padrecitos muy imortantes. Ya pronto sabrán qué va a pasar con ellos :)

Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro