44 Altar Sagrado
"Tal vez nos salgamos con la nuestra
con ayuda de eso.
El altar serán mis caderas
incluso si es un Dios falso"
False God – Taylor Swift
Sábado 26 de mayo de 1945
El sonido de los pajaritos a esas horas de la mañana era como un abrazo cálido en un despertar dentro de una vida completamente distinta.
JungKook, hasta hacía un par de años, se juraba a sí mismo que sería un buen sacerdote y que ayudaría al prójimo por el resto de su vida. Pero claro, un par de ojos color miel desviaron su rumbo y no se arrepiente de eso, no cuando lo tiene completamente desnudo en su cama y además goza del privilegio de besar su espalda suave y cálida.
Las mañanas han sido de las mejores despertando a su lado, sobre todo si tienen la oportunidad de hacer el amor apasionadamente. Desde aquel día en que lo intentaron y que todo salió mejor de lo que esperaban, dejaron pasar un poco de tiempo hasta que nuevamente lo hicieron. Ahora lo hacen con frecuencia, pero en sus mentes están las palabras de dos chiflados que ahora mismo están ausentes.
Durante la última semana no se han inmutado en lo absoluto. JungKook ha estado dentro de JiMin en más de una ocasión y siente que cada vez se vuelve más adicto a esas sensaciones. La calidez de sus paredes. La forma en que lo aprieta. Y sus gemidos que han sonado más de una vez en su oído. Lo disfruta demasiado tanto como él lo hace.
Lleva buen rato besando su espalda y ni siquiera se ha dado cuenta de que ha despertado y que finge estar dormido. De cualquier forma ni eso va a detenerlo, no cuando una ronda de sexo ya no es suficiente para él.
Escucha una risita y no puede evitar sonreír al tiempo que un sentimiento muy agradable se instaura dentro de él.
—Buenos días, ángel—le dice y se sube un poco encima de él.
—Buenos días, JungKookie—responde y gira su rostro para poder mirarlo.
Sus ojos conectan y parece que el mundo se detiene. Es un momento tan íntimo entre los dos donde sus cuerpos están desnudos y se sienten mutuamente. Los latidos de sus corazones suenan con cada golpe dentro de su pecho, al igual que sus alientos se mezclan entre sí.
Todo se siente bien. Se siente correcto. Es otro más de los mejores días de sus vidas.
— ¿No te gustaría hacer el amor otra vez? —pregunta JungKook con ojos tiernos.
JiMin sólo le sonríe y hace un piquito con los labios para que sea besado. Casi al tiempo se le concede el deseo y una de las manos de JungKook no se inmuta al ir traviesamente a su trasero.
— ¿Te parece si hacemos una posición nueva? —pregunta el azabache sin haber deshecho el beso por completo.
Por unos segundos, JiMin se pierde en la pregunta y no puede evitar pensar en lo que TaeHyung le enseñó tan explícitamente hacía varios días. No se ha atrevido a pedirlo porque aún le daba vergüenza y no sabía cómo hacerlo. Así que por un momento pensó que tal vez esta sería la ocasión, pero JungKook se le iba a adelantar con algo que ha tenido en su cabeza y que ahora no puede dejar pasar por nada del mundo.
— ¿Cómo cuál? —le pregunta con un hilo de voz.
—Sólo quédate de espaldas. Yo me encargo del resto—susurró.
Sus labios fueron abandonados para que su cuello fuese besado también y, en el proceso, JungKook terminó por subirse encima de él y frotar su ya despierta erección contra sus nalgas. Al momento todo se sintió bien. Todo estaba correcto. Incluso JiMin podía sentir cómo todo dentro de él se encendía. El roce de la cama contra su virilidad lo hizo todo más fácil y los besos que JungKook dejaba en su espalda le hacían suspirar pesado.
Los jadeos no tardaron en salir de su boca y fue en ese momento que entendió un poco de lo que estaban a punto de hacer.
Sintió besos en sus nalgas y gimió un poco, porque esa parte es sensible y le encanta que JungKook lo bese con cariño, y que incluso deje más de una marca territorial. Siente cómo las aprieta, cómo las amasa y cómo incluso desliza juguetonamente su lengua. El hombre estaba hambriento y lo demostraba en cómo besaba sus muslos y cómo después subía hacia los mofletes para morderlos con amor, cariño y mucho deseo.
Al rato sus nalgas fueron separadas para dejar al descubierto su rosada entrada que la noche anterior fue utilizada. Se ha acostumbrado perfectamente al tamaño de su hombre durante estos días y definitivamente no hay nada mejor que eso.
La vista que JungKook tiene desde ese ángulo le excita, sobre todo porque ve cómo la entrada palpita deseosa de ser invadida. No resiste el impulso y pasa su lengua de manera delicada por la zona, provocando que JiMin suelte un gemido glorioso que logra eclipsar el sonido de los pájaros.
—JungKook—jadea su nombre—Estoy sucio—se quejó en medio de un gemido agudo.
—El sexo es sucio, mi cielo—le dijo y metió uno de sus dedos en el esfínter—No te quejes y disfruta lo que tengo para ti.
—Pero... ¡Mgh! ¡Agh! ¡Oh Dios!
Era imposible intentar replicar, no cuando la lengua de JungKook se metía perfectamente por toda su zona apretada y caliente. Enseguida sintió que hacía círculos hacia un lado y viceversa. Tal parecía que lo estaba saboreando, porque incluso gruñía lleno de satisfacción y placer.
—Sabes delicioso—le halagó y volvió a meter su lengua.
El azabache percibió un sabor salado que por alguna razón le encantó y fue en busca de más. Hizo todo el trabajo que tenía que hacer, no importando que JiMin estaba lo suficientemente estimulado como para metérsela de una vez, pero quería disfrutar todo lo que se pudiese, porque le vuelve loco tenerlo así de sometido y vulnerable. Le gustaba escuchar sus gemidos y cómo incluso su cuerpo se tensa debajo suyo.
Lo era todo.
JiMin era su todo.
Saboreó todo lo que pudo y luego se concentró en meter y sacar su lengua acogiendo un ritmo constante, así hasta que se incorpora y le da una fuerte nalgada. Lo toma de las caderas para levantar su trasero y nuevamente le golpea sólo por el placer de ver cómo se agita su piel. Toma su miembro y usa el líquido pre seminal para lubricarse un poco, después mete la punta lentamente y siente que no puede disfrutar mejor el infierno.
El interior de JiMin es cálido y muy apretado. No sabría definir qué le gusta más, pero sin duda le vuelve loco la sensación. Después de pocos segundos su miembro está completamente dentro y, sin esperar más tiempo, comienza a mover sus caderas lentamente.
El rubio, por otro lado, está descubriendo una sensación poderosa y, aunque se siente expuesto ante JungKook estando de esa manera, sin duda lo está disfrutando. Ahora entiende por qué TaeHyung le dice que no deben quedarse con una sola posición. Estando de espalda siente que llega más profundo y que toca partes que son muy sensibles al tacto. No puede evitar gemir agudamente y necesitado, como si ya lo estuviese enterrando en la cama.
En la noche, antes de dormir, lo trató muy lindo, pero ahora tiene la impresión de que será de todo menos amable. Lo sabe por la forma en que lo toma de las caderas y cómo aprieta con necesidad. Lo escucha jadear pesado y siente curiosidad por saber qué tan sexy se ve. Se incorpora un poco para descubrirlo y enseguida su mirada se conecta con la de él.
— ¿Te gusta, mi ángel? —preguntó entre jadeos.
—S-sí... me encanta—responde sin dejar de mirarlo.
JungKook se detiene un momento para tomarlo de los cabellos y jalarlo hacia él. JiMin no sabría por qué, pero aquella acción poco cortés le encantó aunque lo haya tomado por sorpresa. Se sintió vulnerable, pero a la vez excitado, sobre todo porque la polla en su interior lo está estirando deliciosamente.
A los pocos segundos el azabache estampa sus labios en los contrarios y al tiempo comienza a mover su pelvis de nuevo, esta vez con más rapidez. Se come los gemidos de JiMin mientras lo besa y lo sostiene del cabello. Lo quiere todo para él, para su deleite y se permite fluir con todas sus emociones y esos deseos libidinosos que ya no se inmutan en lo absoluto.
Deja libres sus labios sólo para escucharlo gemir de nuevo y aumenta la velocidad, provocando que el sonido de sus pieles se esparza por toda la habitación. Es en ese momento que JiMin siente que toca unas partes que son demasiado sensibles y que no le permitirán llegar más lejos. Sólo por segundos la idea se cruza por su cabeza. Le gusta estar sometido así ante él, pero también tiene ganas de hacer algo nuevo, algo que le guste a él y que lo vuelva loco.
—Jung... JungKook—lo llamó con dificultad.
—Mi ángel—jadeó en su oído.
Era difícil pensar cuando la gran polla en su interior se mueve con fuerza. No había nada mejor que eso y está seguro de que se acerca cada vez más, pero no quiere eso... no ahora.
—JungKook—gimió—Por favor.
— ¿Quieres más? ¿Quieres más duro? —inquirió con voz sensual.
—Quiero... ¡Mgh! Quiero... montarte—pidió entre gemidos y jadeos.
El azabache se detuvo abruptamente y se quedó en silencio sólo con su respiración agitada. A su cabeza llegaron rápidamente las palabras de Jin y aquella imagen de TaeHyung enseñándole a JiMin montar. No se sintió con la libertad de pedirle que lo hiciera y llegó a pensar que tal vez nunca se lo pediría. Ese día se sintió culpable de imaginar a JiMin encima suyo haciendo sus movimientos, pero justo ahora siente un calor que le recorre voraz y que seguramente no cesará hasta que la fantasía que se está originando en su cabeza sea cumplida.
— ¿Eso quieres? —se encargó de confirmar.
—Quiero montarte, JungKookie—le dijo y giró el rostro—Quiero hacerte sentir bien.
El aludido sonrió y no aguantó las ganas de besarlo con amor, aunque el calor no se inmutó para nada. No quería separarse de él, pero debían acomodarse en la cama. Por un momento se sintieron un poco cohibidos y ambos se habían puesto colorados de las mejillas.
—No te obligues a hacer nada que no quieres—le consoló JungKook y lo acarició de las caderas cuando lo tuvo encima suyo.
—Yo quiero hacerlo—insistió—Sólo... estoy nervioso.
—Tranquilo—le sonrió con dulzura—Lo que sea que hagas por mí, sin duda, me va a encantar.
JungKook quería hacerlo sentir cómodo y seguro, pero sobre todo querido. Y sabía que quizá debía ayudarlo para que le fuese más fácil el resto. Es por eso que se incorpora y lo abraza al tiempo que besa sus labios, sólo en ese momento es consciente de su erección porque comienza a sentir dolor.
JiMin está igual, pero poco a poco se suelta mientras deja que su hombre lo bese y le acaricie la espalda. Mete su lengua para jugar con la contraria y al tiempo comienza a menear sus caderas. Siente la dureza entre sus nalgas y le sirve de catalizador para moverse con más fluidez y para dejar a un lado toda la vergüenza que pueda sentir.
Gradualmente empiezan a gemir y sueltan sus labios para mirarse a los ojos. La tensión que habían perdido la recuperan en cuestión de segundos cuando se miran a los ojos. Sólo quedaba un último paso por hacer.
El rubio lo empuja lentamente sobre la cama y él accede gustoso. No deja de moverse en ningún momento, pero no tarda demasiado en acomodar su trasero y en alinear la punta del miembro a su entrada. Cuando siente que es invadido de nuevo no puede evitar gemir y nuevamente entiende por qué no deben quedarse en una sola posición. La sensación es diferente, es única y se siente con poder cuando tiene el pene dentro suyo.
Los ojos de JungKook están completamente clavados en el contrario y, sin poder evitarlo, lo toma de las caderas para acariciarlas con cariño.
Es curioso pensar en cómo todo cambió, en como ahora ellos se consideraban su propia religión. El azabache veía el cuerpo de JiMin como un altar. Cada parte de su ser se ganaba su adoración y pensaba siempre en ello. Era como su Dios falso, porque nunca reparaba en admirarlo y adorarlo. Justo ahora tiene la oportunidad de hacerlo y le encanta sentir que está siendo dominado por él, sobre todo por esos ojos color miel que brillan de excitación.
El silencio se había quedado ahí por unos instantes hasta que el rubio mueve sus caderas de adelante hacia atrás, tal y como TaeHyung le enseñó aquel día. Inevitablemente sus mejillas se ruborizan al pensar en sus palabras y en que justo ahora lo está haciendo. Al inicio mantuvo la mirada hacia arriba, pero después se dio cuenta de que necesitaba saber si a JungKook le gustaba, y la única forma de hacerlo era mirándolo.
Guía sus ojos hasta él para encontrarse con el mismo brillo de excitación y una media sonrisa que lo terminó contagiando. De pronto ya no se sintió tan cohibido y le invadió la necesidad de complacerlo. De tomar el poder para darle el placer que necesita y se merece.
Fue despacio, aun moviéndose de adelante hacia atrás y sujetándose de sus pectorales mientras él lo hacía de sus caderas. Sentía cómo sus dedos se aferraban a ese lugar, sobre todo cuando lograba sacarle algún gemido y eso le gustó, por eso tuvo que cambiar la forma de sus movimientos y se aventuró a levantarse un poco para subir y bajar lentamente.
La sensación les sacó gemidos a ambos. Por un lado, JiMin se sentía lleno y le encantaba cómo sus paredes se estiraban. JungKook, por el otro, el calor aumentaba al sentir cómo su polla era apretada y atendida. Le encanta la imagen que tiene frente a él, sobre todo porque parece que el rubio adoptó rápidamente mucha seguridad y una postura bastante sensual.
Lo estaba provocando sin duda con esa sonrisa y con la forma en que mordía su labio inferior, incluso cuando pasaba su lengua por el labio de arriba. Lo incitaba a pecar, desde que lo vio sintió esa atracción inusual que intentó reprimir, pero que ahora ya no se inmuta en lo absoluto.
En este punto, ninguno de los dos se arrepiente de nada y son agradecidos por poder estar juntos como tanto anhelaron. La recompensa era buena y podían sentirla en su interior, en cómo sus cuerpos estaban unidos y encajaban perfectamente.
Los jadeos aumentan cuando JiMin toma un ritmo más constante, pero esta vez intercambia los movimientos. Unas veces se menea sensualmente y otras da saltos pequeños. Y JungKook estaba fascinado, tanto, que no podía apartar su mirada de él y de los gestos que el placer le provoca. Pero necesita romper la tensión que se acumula en su miembro y parece que el rubio comparte ese mismo sentimiento.
La forma en que es tomado de sus caderas le hace entender qué es lo que su hombre quiere y le demanda. Al instante se mueve más rápido, no sabe de dónde viene tanto, sólo persigue a su instinto y el placer de ambos. Eso lo lleva a acomodarse un poco hacia enfrente con sus manitos sobre los pectorales ajenos y eleva su trasero una y otra vez, aunque no consigue lo que TaeHyung le dijo en un principio. Opta por saltar y JungKook le ayuda al tomarlo de sus caderas con fuerza.
Lo escucha gruñir y lo mira para darse cuenta de que lo está disfrutando. Ve que por unos segundos cierra sus ojos y echa la cabeza hacia atrás, eso le hace entender que está cerca, al igual que él. De pronto lo ayuda a rebotar cuando alza su pelvis en busca de la liberación y persiguiendo a su instinto.
Los dos gimen con fuerza cuando lo sienten y JiMin es el primero en correrse debido a que un punto sensible en su interior fue tocado. A los segundos gritó el nombre de JungKook y éste respondió de la misma manera cuando su orgasmo llegó.
Tuvieron espasmos involuntarios por varios segundos, porque esta vez lo percibieron de otra forma y sin duda fue de los mejores.
Terminaron rendidos en la cama; el rubio encima del mayor y tratando de recuperar el aliento que por un momento dejaron escapar. Estaban calientes aún, sudando por todas las partes de su cuerpo, pero también estaban felices, satisfechos. Y a JiMin le encantaba la sensación de aún tener el pene de JungKook en su interior. No resistió el impulso de besar su pecho fuerte y de incluso de frotar su nariz ahí con cariño. Todo eso mientras disfrutaba de las caricias cariñosas que le daba en la espalda.
No había mejor momento o lugar como este donde creaban su propio altar y lo convertían en lo más sagrado. Era suyo. Su espacio. Todo lo que tenían y les encantaba. Deseaban con todas sus fuerzas que nunca se terminara.
Y no lo hará.
"Somos felices. No le hacemos daño a nadie. Dios, no nos quites esto"
Lo habían pensado.
El silencio fue cálido, aunque afuera los pajaritos continuaban cantando. No tenían por qué levantarse de la cama y quizá no lo harían. JungKook de momento no tenía responsabilidades hasta que le llamaran y tenían una cita en una semana para tratar el papeleo de JiMin.
Era algo muy simple y de primera instancia una mentira para pasar desapercibidos, pero les llenaba de emoción saber que compartirán el mismo apellido, aunque para ellos tiene un significado diferente y de alto valor.
Se veían como lo que eran; una familia, aunque de dos. Pero por primera vez en su vida el rubio sentía que pertenecía a un lugar. No importaba que estaba en un país diferente con alguien que conoció de forma inesperada, pero que se convirtió en el amor de su vida.
Por fin conocía el verdadero significado de amor y tenía la oportunidad de ser libre en toda la extensión de la palabra.
—Creo que cada vez es más fácil—dijo JiMin de pronto.
—TaeHyung te enseñó esto, ¿cierto? —inquirió con un tono de burla.
—Hujum—respondió con timidez— ¿Te gustó? —inquirió temeroso.
—Me encantó—respondió y depositó un beso en su cabellera rubia—Cuando lo vea le voy a agradecer... definitivamente.
JiMin se rio un poco y escondió su rostro en el pecho ajeno. Ahora caía en la cuenta de lo que hizo sin poder evitar sentirse un poco tímido, pero sin duda planeaba hacerlo más seguido, todas las veces que se pudieran, porque se sintió bien y porque a JungKook le gustó.
—A mí también me gustó que me lo hicieras de espalda—confesó aún con su rostro escondido—Me excité mucho y... me gusta más cuando me pegas.
Una risa ronca y bastante sexy escapó de los labios del mayor. Aún era extraño, sólo unas cuantas cosas, pero estaban aprendiendo. Y le causaba mucha ternura que JiMin hablara abiertamente sobre lo que le gusta en la intimidad.
Ambos sabían que continuaban explorando un mundo que durante toda su vida fue desconocido, pero ahora lo estaban controlando. Sentían curiosidades, mismas que no podrían aclarar entre ellos dos, pero para eso tenían a unos expertos que ya venían en el camino de regreso. Por ahora se sentían bien. Estaban contentos. Y les ilusionaba la vida que tenían por delante.
— ¿No tienes hambre? —preguntó JungKook—Tomemos un baño y después desayunamos en el jardín. ¿Qué dices? Podemos hacer todo lo que tú quieras.
—Yo hago lo que sea contigo—respondió y se incorporó un poco para mirarlo—Incluso si sólo es el desayuno, amo que estés a mi lado y que lo compartas conmigo.
—Tenemos una larga vida, estoy completamente seguro de que Dios nos concedió la oportunidad—habló con seguridad—Y haré todo lo que sea para que seas feliz.
—Ya soy inmensamente feliz, querido—sonrió y se acercó a su rostro—Y no veo la hora de convertirme en Jeon JiMin.
—Pero ya lo eres... mío... mi Jeon JiMin—sonrió y terminó por atraerlo para besarlo.
Y por un momento una idea que podría ser absurda y quizá loca cruzó por sus cabezas.
La idea de consagrase en sagrado matrimonio ante Dios.
¿Habrá alguna forma de que eso suceda?
Capítulo de relleno con esos rellenos que nos gustan jajaja
Las aguas están tranquilas, al menos para ellos lo están.
Y con esto iniciamos el camino rumbo al final de esta linda historia que salió mejor de lo que esperaba. Según mi conteo es de poco más de 50 partes, ya contando los extras que tendrá.
Así que disfruten las últimas actualizaciones :)
Después de eso tomaré un descanso pequeño jsjsjs, porque el año que viene quiero hacer cosas diferentes, empezando por abrir otra cuenta en wattpad donde escribiré historias ajenas al kookmin. Algunas las adapataré con otros nombres y cambiaré ciertas características. Digamos que lo haré de un modo realista. Va a ser algo así como mi alter ego jajaja. De este lado escribimos historias cute y con finales bonitos, pero del otro, escribirémos historias realistas, quizá crudas y con finales... justos, por no decir tristes. Así que, si quieren apoyarme en ese ámbito, espero que pronto pueda abrir esa cuenta para empezar a publicar una novela en la que llevo trabajando alrededor de 5 años. Y hasta hace unos días ya tuve todo el concepto más claro. Así que manifestemos.
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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