41 Locura De Amor
"Estábamos locos para pensar...
locos para pensar que esto podría funcionar.
¿Recuerdas cómo te dije que moriría por ti?"
False God – Taylor Swift
Viernes 11 de mayo de 1945
El amanecer llegó demasiado pronto, pero no se sentía como la primera vez que pasaron juntos la noche y pudieron despertar en la misma cama con sus piernas enredadas. La sensación de percibir sus cuerpos desnudos, quizá sucios por el sexo, pero calientes por el contacto, a ambos les provocaba emociones que ahora ya no se inmutaban ni tampoco temían.
El día, el tiempo, el lugar y todo ahora estaba en su favor. Tenían la oportunidad de ser felices y continuar disfrutando de su amor furtivo que logró escapar con éxito. Los cielos de todos los países que visitaron e incluso el mar mismo fueron testigos de lo que ellos estaban construyendo, de cómo se salían con la suya a pensar de las complicaciones y de la renuencia de las mentes cerradas. Ellos lo tenían todo y no lo dejarían por nada. No permitirán que alguien vuelva a interponerse.
Incluso JiMin era más fuerte, podía sentirlo en su interior. Y JungKook le otorgaba la felicidad y el placer al tocarlo delicadamente con sus manos. Las caricias matutinas se sentían bien, le hacían sentir amado y mimado. Después de una noche intensa y de intentar algo diferente, ahora despertaban juntos y felices, con sus cuerpos pegados y desnudos en el calor abrazador de una mañana en Londres.
Lo habían logrado.
Suspiró cuando JungKook deslizó peligrosamente su mano hacia su sensible intimidad mientras estaban acostados en posición de cucharita. Sólo lo hicieron una vez en la noche, las demás fueron a base de masturbadas y frotarse entre sí. Pero JiMin se dio cuenta de que había quedado tocado después de tener el gran pene de su hombre en el interior. Aunque la sensación fue satisfactoria y placentera, eso no quitaba que tendría estragos un poco negativos casi al instante. Pero eso no los detuvo de hacer lo demás. Ahora que despertaba sentía un poco de ardor en la zona, pero las caricias de JungKook lograban distraerlo lo suficiente, sobre todo si le acariciaba el pene con evidentes intenciones.
— ¿Cómo amaneció mi ángel? —le preguntó con voz ronca muy cerca de su oído—Espero que no demasiado agotado.
— ¿No tienes suficiente, querido? —inquirió juguetón después de soltar un largo suspiro.
—No después de haber estado dentro de ti la noche anterior—respondió y pegó su erección el trasero del rubio—No puedes imaginarte lo bien que se sintió... Joder, me apretaste de maravilla.
Una risita escapó de los labios hinchados de JiMin y suspiró pesado al sentir que los movimientos en su pene surtían efecto. ¿Era posible sentirse excitado a pesar de que le sacaron cuatro orgasmos? Tal parecía que sí, pero estaba seguro de que su trasero no estaba en condiciones de recibir otra partida, además, algo le decía que JungKook podría llegar a sacar un instinto bastante salvaje después de esto.
Los movimientos en su pene fueron más rápido y eso le hizo comprender que habría que llegar hasta el final, así que se acomodó en la cama tratando de ignorar el dolor en su espalda baja y el ardor en su trasero. Pudo ver los ojos oscuros que ya tenían las pupilas dilatadas y guio una mano hacia la erección que lo estaba esperando ansioso.
—Buenos días para ti también—habló JiMin con ojos inocentes—Por el resto de nuestras vidas pecadoras.
—Arder contigo en el infierno es todo lo que quiero—sentenció con ojos brillantes.
—Hagámoslo ahora. No esperemos hasta llegar ahí.
JiMin lo tomó de la nuca y lo atrajo a sus labios para besarlo con intensidad. Sus lenguas choraron y se disfrutaron, mientras que sus manos se brindaban placer. Incluso JungKook era consciente de que por ahora era lo único que podían hacer. Jin le dijo que no podía buscar partirle el culo una segunda ocasión después de haberle quitado la virginidad, ya que podría ser doloroso en lugar de placentero. Exactamente con esas palabras. Pero por fortuna había otra forma de hacerlo y de al menos sacarse la calentura matutina del cuerpo.
Todo se sentía bien. Estaban juntos en su cama, los pajaritos hacían lo suyo afuera y ellos se habían concentrado en las ráfagas de placer que de pronto les invadían. Sus ojos permanecían cerrados porque el beso no se había detenido, al contrario, se intensificaba y lo disfrutaban. Aunque los gemidos de JiMin llegaron en el momento justo y JungKook lo dejó libre para poder escucharlo. Siempre observaba su rostro, la forma en que mordía su labio inferior o cómo incluso sonreía juguetón. Era la prueba de que lo hacía bien, de que lo estaba disfrutando tanto como él.
Pero el tiempo no era tanto, no cuando estaban sensibles aún y por eso JiMin apretó los ojos con fuerza cuando sintió las deliciosas cosquillas. JungKook aumentó la velocidad y lo mismo recibió su pene casi al instante. Y luego sus ojos se encontraron en una colisión de sentimientos y emociones lujuriosas que ya no se inmutarían y que ahora tenían la libertad de desbordar.
Sus cuerpos se sacudieron casi al tiempo y dejaron escapar gemidos llenos de placer. La primera corrida del día en medio de la mañana cálida fue, sin duda, muy satisfactoria. Cuando terminaron, se miraron a los ojos y sonrieron con complicidad, esa que les caracterizó desde que iniciaron esta locura.
—Estábamos locos para pensar que esto podría funcionar—le dijo JiMin aún con voz agitada y con una sonrisa.
—Sin embargo funcionó—respondió con sorna.
— ¿Recuerdas cómo te dije que moriría por ti? —le preguntó y acarició una de sus mejillas.
—Lo recuerdo todo muy bien—asintió y pegó su frente a la contraria—Pero aun cuando derramamos sangre en el proceso y en la distancia, no hubo necesidad de morir ni de buscarnos en otra vida. Dios nos concedió una oportunidad desde ahora y toda mi vida se lo agradeceré.
Ninguno se atrevía a ponerlo en duda, pues su creencia en Dios estaba bien cimentada. Todos los días en su mente despertaban y le agradecían. JiMin, incluso estando en medio de la tortura constante a manos de su padre, pensaba positivo y hablaba con Dios, aceptando la penitencia y todo lo demás con tal de volver con JungKook.
Y así fue.
Ahora estaban juntos y el precio por un pecado había sido saldado.
—Gracias a Dios—susurró JiMin y buscó abrazar al amor de su vida.
—Gracias a Dios—correspondió.
Era lindo el momento, pues tenían la certeza de que no se separarían y que ahí afuera les esperaba una mejor vida como pareja e incluso como hombres. Después de hacerse más mimos y decirse unas cuantas palabras de cariño, sus estómagos gruñeron avisando que necesitaban saciar su otra hambre. Pero JiMin no pudo levantarse debido a que el dolor de su espalda baja era molesto y el ardor en su trasero también. Por fortuna, JungKook cumplía con el rol del hombre que no se inmuta en consentir a su pareja y que no le importa llevarle el desayuno hasta la cama.
Le preparó algo rico, sobre todo un café caliente para empezar su primer día juntos del resto de sus vidas. Y desayunó con él mientras hablaban de lo que podrían hacer en este día. No estaba en discusión que Jin y TaeHyung vendrían, porque era seguro que pronto tocarían a la puerta muy dispuestos a pedir los detalles de lo ocurrido.
— ¿Así son de entrometidos? —preguntó JiMin mientras comía.
—Entrometidos, sin vergüenzas, vulgares, pervertidos y... muy intensos—dijo en tono de burla—Pero son buenos tipos. Pese a todo lo que les rodeaba y las situaciones que tuvieron que enfrentar, se mantienen con una sonrisa y miran de manera positiva la vida. Además se adoran, aunque a veces se insultan entre ellos y tal parece que eso les encanta.
— ¿Insultarse? —lo miró sorprendido—Pensé que en una pareja debería existir el respeto mutuo. ¿Por qué se insultan?
—Supongo que de ese modo se divierten—se encogió de hombros y se acercó a él para limpiar la comisura de sus labios—TaeHyung dice que el día que no se insulten y que incluso se hablen con normalidad, entonces es porque de verdad están enfadados.
—Qué pareja tan más extraña—suspiró—Pero me agradan.
—A mí también—sonrió y agregó—Me salvaron la vida.
Por muchas cosas JungKook estaba agradecido con ellos. En parte les atribuía que justo ahora está con JiMin y que pueden aspirar a una vida mejor en Londres. Además, ya se había acostumbrado a su forma de ser tan peculiar y los ve como parte de su familia. Ahora son como sus hermanos.
—Lo más probable es que no demoren en venir—avisó el azabache—Vamos, tenemos que darnos un baño o de lo contrario no pararán de hacer preguntas. Esos chiflados tienen el olfato muy agudo.
JiMin no dijo nada porque tenía la boca llena de comida y le tomó por sorpresa que JungKook lo alzara en brazos para llevarlo al baño, como si fuese una mujer. Ahora no hacía mucho esas comparaciones y realmente no le importaba, pues la sensación de ser protegido y consentido por el mayor era algo que le causaba mucha satisfacción. Mejor aún poder bañarse con él; estar dentro de una tina con agua caliente mientras siente sus caricias se convertirá en una de sus muchas cosas favoritas.
Puede que el más mínimo detalle a su lado sea especial, incluso vestirse juntos y arreglarse para recibir al par de chiflados. No se equivocó JungKook al decir que pronto vendrían; llegaron pasado el mediodía, alegando que tenían mucha hambre y que sabían que su padrecito favorito cocinaba de maravilla.
Almorzaron juntos en el comedor que estaba en el jardín y nadie pudo detener a Jin de contar sobre las muchas anécdotas en la segunda guerra mundial. JiMin escuchaba maravillado y ponía más atención en las partes donde JungKook resaltaba como un completo héroe y alguien que el ejército inglés respeta mucho.
—Pero en fin, ya está—dijo Jin y dio un leve manotazo a la mesa—No hablemos más de guerra, mejor pasemos a otros temas—dijo y sonrió con picardía— ¿Qué hicieron anoche? ¡Y no me digan que nada!
—Evidentemente no platicaron—se burló TaeHyung—JiMin camina raro.
—Oh, es verdad—se rio y TaeHyung le acompañó.
— ¡Padrecito! ¡Sí lo hiciste bien!
—Estamos comiendo, ¿no pueden respetar eso? —los regañó y puso mala cara.
JiMin sólo se quedó quieto en su lugar pensando en cómo es que caminó para que ellos se dieran cuenta de que, efectivamente, hicieron mucho la noche anterior. JungKook tuvo razón cuando dijo que ellos olfateaban o simplemente su mente funcionaba de esa manera tan peculiar. Ya había quedado más que claro que no era un tema tabú y que no conocían la palabra vergüenza, además de que no tenían temor a siquiera expresarlo.
Y pensó que quizá eso era bueno.
—Ay, ya. Por favor. Queremos saber—insistió Jin.
— ¿Por qué no mejor me ayudas a llevar los platos sucios a lavar? —inquirió y se puso de pie para recoger la mesa—Cierra esa boca sucia que tienes.
—No seas malo, padrecito—le ayudó a recoger y fue detrás de él—Ya sabes que todo esto es con motivos educativos. Nos conviene.
— ¡Ya cállate!
Y gradualmente se perdía el sonido de sus voces mientras se adentraban más y más en la casa. Las mejillas de JiMin continuaban encendidas y jugaba con sus manitos sobre su regazo. TaeHyung miró por donde los hombres se fueron y luego dirigió su mirada al chico, sintiendo enseguida ternura por él y por lo adorable que podría resultar.
— ¿Y bien? —lo incitó y se recargó sobre la mesa—Sé que te apena hablar de estas cosas, pero créeme, es bueno cuando lo compartes con alguien. Yo puedo ser esa persona. Así que dímelo todo.
—Bu-bueno... yo...—se sonrojó aún más—No sé si deba... es que... de dónde vengo ni siquiera hablan tan abiertamente sobre cómo un hombre y una mujer tienen intimidad.
—Tsk... vaya pueblecito donde vivías—se cruzó de brazos—No te preocupes tanto por eso. Yo sólo quiero ayudarte.
— ¿Cómo me ayudarías? —lo miró curioso.
TaeHyung soltó una risita llena de gracia y luego echó la cabeza hacia atrás. Hasta ese momento JiMin pudo apreciar mejor su apariencia; realmente era bastante varonil y atractivo, sobre todo por la postura en la que se encuentra. Su cabello castaño luce un poco maltratado y puede entenderlo perfectamente por el tiempo que estuvo en la guerra. A simple vista puede parecer un hombre maduro y serio, pero ya descubrió que es bastante inquieto y juguetón. Si lo pone a lado de Jin y lo analiza mejor, puede darse cuenta de que combinan a la perfección. Están hechos el uno para el otro.
—Primero háblame un poco sobre lo que hicieron anoche—dijo, pero luego lo pensó mejor—O más bien lo que JungKook te hizo. ¿Fue muy salvaje? ¿Te dolió? Bueno... sí duele, pero si lo hacen bien no duele para nada. En mi caso...—hizo un gesto pensativo y luego sonrió embobado—Jin-ah fue lindo y tierno. Parece un tipo rudo, pero es bastante blandito. A veces hacemos el amor y otras veces me coge duro en la cama... y otras contra la pared.
— ¿Se puede hacer contra la pared? —lo miró curioso—¿Cuál es la diferencia entre hacer el amor y... co-coger du-duro? —preguntó con timidez.
—Ay, ya estás entrando en confianza—se rio un poco—Yo responderé todas tus preguntas, JiMin-ah. Después me lo agradeces—hizo una pausa y recargó los codos en la mesa para inclinarse hacia el rubio—Puedes hacerlo en donde sea. Eso es lo mejor de coger. Y la diferencia entre esto y hacer el amor es; cuando coges, lo haces duro, te pones salvaje y usas palabras sucias. Uf, eso es muy excitante. Pero cuando haces el amor es todo lo contrario; lo hacen suave, con besitos, con caricias y palabras bonitas. Aunque puedes darle el mismo significado si gustas. Como sea. Lo importante es que la pasen bien.
Era evidente que JiMin nunca lo vio de ese modo, pero es listo y entiende la diferencia entre eso. Ahora su mente ha despertado un poco y ya no se siente tan extraño hablando de esto con TaeHyung, no cuando él lo hace con tanta naturalidad.
—Ya veo—asintió el rubio—Supongo que... anoche hicimos el amor—confesó un poco apenado.
—Ay, pero qué tiernos son—habló enternecido—Yo sabía que el padrecito sí es todo un caballero. Pero también es una bestia salvaje. Tal vez esa será la parte que más te agrade—alzó las cejas repetidas veces—Ahora bien, necesito detalles. ¿Qué posición usaron?
—Pues... —lo pensó un poco y luego respondió—Él encima de mí.
—Claro, del modo tradicional—asintió y agregó— ¿Te chupó el culito?
El color rojo terminó por apoderarse del rostro del rubio, incluso de sus orejas, y luego se cubrió debido a la vergüenza que sentía. ¿Cómo es que preguntaba así de la nada esas cosas? Mejor dicho, le resultaba impresionante que dedujera tan rápido la situación. Ahora entiende por qué JungKook aprendió con sólo escuchar. Este hombre parecía ser un experto en eso.
— ¡Sí lo hizo! —gritó emocionado el castaño—No te avergüences. Es lo más delicioso del mundo. A mí Jin también me chupa el culo y se siente bien. Ayuda mucho a que te pongas suave y sensible.
—S-sí—respondió JiMin aún con su rostro cubierto—Se sintió bien.
—Pero hay más posiciones que pueden probar. No deben quedarse sólo con una—sugirió.
— ¿Cómo cuál? —preguntó y descubrió su rostro para mirarlo con atención.
—Hay una con la que vas a volverlo loco—sonrió pícaro y se puso de pie.
JiMin observó las acciones del castaño peculiar, desde que se puso de pie hasta que se sentó en el pasto como si estuviese encima de alguien; sus piernas abiertas y flexionadas a los costados. Después sus ojos se encontraron y él sonrió juguetón.
—Te montas encima de él y luego mueves tus caderas así—dijo y meneó su pelvis de adelante hacia atrás—Cuando sientas que tienes el control, das saltos y es ahí cuando te aseguro que lo harás gritar tu nombre. En cuanto más practiques mejor te saldrá. Incluso aprenderás a sólo mover el culo sin necesidad de usar el cuerpo.
JiMin boqueó, pero aun así ponía bastante atención a cómo se movía TaeHyung sobre el pasto. Está seguro de que ha hecho eso cuando se está frotando con JungKook y resulta bastante placentero. Puede imaginarse que, teniendo su miembro adentro, se siente mucho mejor.
— ¿De verdad eso le va a gustar? —preguntó curioso.
—Por supuesto que sí—asintió seguro—Para él te verás muy sexy e incluso te pedirá que se lo hagas así. Prácticamente te va a suplicar.
Podría ser. JiMin recordaba en su cabeza cómo algunas veces JungKook lo sujetaba de las caderas para incitarlo a moverse. Incluso pensó en que cómo se sentiría tener su pene dentro mientas se movía así. Ahora realmente descubre que no pecaba al tener ese tipo de pensamientos y le hace sentir aliviado ver que hay más hombres como él y como el suyo. Se siente bien esta compañía.
— ¿Qué mierda está haciendo TaeHyung con JiMin? —preguntó el azabache con un rostro cansino mirando desde la ventana.
— ¿Qué no es obvio? —se paró Jin a su lado y lo manoteó en el brazo—Le está enseñando a montarte, padrecito.
—Deben entender que JiMin perteneció a una familia de mente muy cerrada y tradicionalista—lo regañó—Fue educado de otra manera y estas cosas pueden asustarlo si no se lo explican con un poco más de tacto...
—Yo no veo que esté tan asustado—se burló—Míralo, ahora se está riendo.
JungKook miró nuevamente por la ventana y comprobó que era cierto; el rubio no parecía para nada incómodo, al contrario. La plática de TaeHyung lo tenía bastante entretenido. Después de haber hecho el amor anoche para ambos fue como descubrir un mundo mejor, pero para JiMin era mucho más significativo. Toda su vida vivió arraigado a creencias que no sabía si eran ciertas, pero que las seguía porque se le dictaban, sin en cambio, ahora su panorama había cambiado de lugar hacia un mundo que le mostraba posibilidades y variedades. Ahora tenía la oportunidad de conocer personas diferentes con mentes e ideas distintas. Y eso, para él, era como crecer y sentir aún más la libertad.
—Aun así... debería cuidar sus palabras...
—Tranquilo, padrecito. Las cosas se dicen directamente o no se dicen—lo calmó y después agregó—Además, sé agradecido. Quizá en unos días tu hombre quiera poner en práctica lo que aprendió. TaeHyung me monta de puta madre, así que está siendo instruido por el mejor.
—No quiero presionarlo con esas cosas—expresó preocupado.
—Y no lo haces—intentó consolarlo—Es verdad que nuestro mundo es... bastante interesante y un tanto perturbador, pero al menos aquí encontrará la igualdad y la confianza que en ese lugar de mierda nunca pudo tener. Nosotros vamos a escucharlo. Ni tú ni él están solos. Ahora nos tienen... y deberías sentirte afortunado. Gracias a lo que te contamos pudiste hacerle el amor como se debe.
JungKook no sólo tenía que agradecerles ese hecho a Jin y TaeHyung. Había algo mucho más que eso. El camino por donde transitaba era un lugar donde creyó que no tendría ninguna otra compañía, sólo la de JiMin. Creyó que nadie más, aparte de él, podría entender lo que había en su interior; el sentimiento de querer a otro hombre. Pero ellos aparecieron de manera oportuna. Le mostraron el mundo y otras posibilidades. Fueron compañeros de guerra, de risas y de conversaciones perversas. Así que su gratitud hacia ellos es eterna y le consuela ver que JiMin está congeniando muy bien con TaeHyung. Es un alivio saber que puede tener a más personas en su vida a las que pueda llamar "amigos". Algo que él nunca tuvo cuando vivió en Busan.
— ¿Se lo hiciste? —preguntó Jin con picardía.
—Sí—respondió JungKook aun mirando la forma tan hermosa con la que JiMin sonreía y reía con TaeHyung.
— ¿Y qué tal? —sonrió en grande.
—Fue... la mejor noche de mi vida—confesó y sus mejillas se ruborizaron.
—Y debo admitir que lo hiciste bien—se burló—Si tu chico no sale cojeando de la habitación, entonces hiciste algo mal. Pero no fue el caso.
—Ya basta—lo miró fingiendo molestia—Vamos con ellos. No puedo permitir que TaeHyung continúe pervirtiendo a JiMin.
— ¡Ya te dije que te conviene, canalla!
Pero JungKook ya no dijo nada y salió con una sonrisa dibujada en el rostro, yendo directamente hacia donde estaba JiMin riendo por algo que TaeHyung le había dicho. Se sentó a su lado y besó su mejilla con cariño para atraer su atención y él correspondió al instante.
Se sentía bien poder darle una demostración de afecto frente a otras personas, aún mejor que aquellos chiflados fuesen de su total confianza y que entendieran a la perfección el sentimiento. Aunque ellos eran más desvergonzados y no dudaban de comerse la boca sin pudor alguno.
— ¿De qué hablaban? —preguntó JungKook, y JiMin se puso colorado.
—De algo que vas a disfrutar después, padrecito—TaeHyung sonrió pícaro.
—Deja de pervertirlo—dijo y le aventó una servilleta.
—Las mentes pervertidas funcionan mejor... y lo sabes. No te hagas el santo, padrecito—habló Jin al tiempo que abrazaba al castaño por los hombros. Se acercó lentamente a él para morder el lóbulo de su oreja de manera sensual— ¿Verdad que sí, cariñito?
—Definitivamente sí—asintió y lo miró con coqueteo.
—Agh, dejen de hacer eso—JungKook los interrumpió.
—Tarde o temprano vas a entrar en confianza, padrecito—le dijo TaeHyung—Nosotros ya confiamos en ustedes—se rio.
—Lo que pasa es que son sin vergüenzas—se quejó.
—Por mí está bien—habló el rubio y sonrió—Hacen una linda pareja.
— ¡Él sí nos entiende! —chilló el castaño—Me encantas, JiMin—le sonrió.
—Cuida tus palabras, Kim TaeHyung—le gruñó JungKook.
—Bájale a tus celos, padrecito—lo señaló con un dedo—Lo digo de la manera más respetuosa posible.
—Eso no es verdad—refutó.
JiMin sonrió y dejó de escuchar lo absurdo de esa pelea, porque sólo podía observar la imagen que tenía; Jin y TaeHyung frente a él, riendo y molestando a JungKook. Y éste a su lado con esa expresión en su rostro que tanto le encanta. Nunca tuvo un almuerzo ameno con su familia, ni tampoco existieron las risas. Todo siempre se trataba del dinero, de la buena reputación y de negocios. Nunca hubo juegos, bromas ni muestras de cariño. Ni siquiera NamJoon tenía permitido darle un beso a SoYoon y eso era triste. ¿Por qué reprimir el amor? Es un sentimiento natural, pero ahora entiende que sus padres no lo sentían el uno por el otro, por eso no soportaban que alguien más lo hiciera frente a ellos. Si ahora vieran cómo TaeHyung estaba sentado en las piernas de Jin, seguramente ya hubiesen pegado el grito en el cielo y estarían gritando que esto era pecado por todos lados.
— ¿Vendrán mañana a almorzar? —preguntó JungKook después de cambiar drásticamente el tema de conversación.
—Mañana no, padrecito—respondió Jin—Saldremos desde temprano para viajar a Francia.
— ¿Tan repentinamente? —inquirió sorprendido—¿Por qué? —miró a TaeHyung y él bajó la cabeza.
—Sucede que iremos a visitar a mis suegros—respondió y tomó la mano de su castaño.
JungKook no sabía a grandes rasgos la historia de TaeHyung, sólo sabía que lo obligaron a estar en la guerra y que Jin fue un gran apoyo para él en ese proceso. Pero nunca habló de sus padres y le sorprende que justo ahora tengan que viajar tan repentinamente.
—¿Ellos saben que... son tus suegros? —preguntó con cautela.
—No—respondió Jin—Sólo iremos para que mi cariñito los visite. No les diremos nada sobre nosotros. Eso es todo.
Incluso JiMin percibió que había mucho más que contar detrás de esa simple oración, sobre todo porque notaba el evidente desánimo del castaño cuando hacía un rato sonreía con luminosidad. ¿Qué habrá pasado con sus padres para que no parezca emocionado de volver a verlos? Tanto él como JungKook piensan que estarán ahí para él si un día quiere contárselos.
Después de todo, puede que tengan más cosas en común que sólo las aparentes.
Owwws!!!! Feliz inicio de semana, mis chicas bellas :)
Seguimos con esta su novela favorita :)
Vamos a conocer la historia de Taehyung y un poco sobre sus pades. Le vamos a dar su momento de gloria al Jintae :) porque también son parte de esta historia.
Y bueno... amanecimos con una noticia triste. Ese perrito se ganó mi corazón desde la primera vez que lo vi. Sobre todo porque Tae demostraba que lo amaba mucho y que lo hacía muy feliz.
No sé cómo se siente perder una mascota porque nunca he tenido, pero empatizo con él y con todos aquellos que hayan perdido a una.
Un abracito, ARMY, y dejemos buenos mensajes como hasta ahora.
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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