Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

35 Océano Desconocido



"Sueño con aventurarme a lo desconocido.

Tirar mi vida a los lobos o a las rocas del océano"

Guilty As Sin? – Taylor Swift



Sábado 17 de marzo de 1945



La brisa en su rostro sólo era el sinónimo de libertad absoluta. Cerró los ojos por un momento, sólo para disfrutar del cálido roce en sus mejillas y de la sensación que tal acto le brindaba. Y luego los abrió para encontrarse con un horizonte cerúleo que se extendía más de lo que su vista podía alcanzar. Respiró la pureza del aire e inundó de eso sus pulmones. Hacía mucho que no respiraba esa paz y esa tranquilidad. Y por primera vez en su vida sentía un ímpetu desmesurado por vivir, por aprender, por soñar.

Alguna vez, entre muchas noches de insomnio, soñó con aventurarse a lo desconocido, pero nunca tuvo siquiera la mínima oportunidad de probarlo. Sin embargo, ahora el océano pacífico lo absorbía en su totalidad y le daba la imagen más hermosa que haya visto en su vida. Antes viajó en barco cuando su madre demandaba que fuesen a Japón, pero en ese entonces no le supo como ahora.

Era simplemente bello, precioso y majestuoso. Era la oportunidad de vivir su vida libre del maltrato de sus padres y de las duras críticas del pueblo donde se crio.

Hoy ya era feliz.

Y JungKook compartía ese mismo sentimiento mientras lo observaba a unos cuantos pasos detrás de él. Su cabello revoloteando por el aire y sus manitos echas puños. Era sin duda la mejor imagen hasta el momento.

Se acercó a él con pasos lentos, pero sus botas militares resonaban en la fina madera el barco. Al final se paró a lado suyo y se recargó en el barandal sin quitarle la mirada de encima.

— ¿A dónde nos dirigimos? —preguntó JiMin, porque la curiosidad lo estaba matando.

—Primero iremos a China—informó JungKook y recargó su peso en el brandal a modo que se giró sólo para verlo a él—Desde Beijing tomaremos una serie de vuelos y viajes en tren hasta que lleguemos a Londres, Inglaterra.

— ¿Tan lejos? —inquirió sorprendido y se giró para mirarlo también—¿Cómo haremos todo eso? Ni siquiera pude traer mis documentos de identificación.

—No nos harán falta—negó y se acercó un poco a él, cuidando de no cruzar la barrera que por ahora en público no debía—A partir de ahora eres Jeon JiMin. Para los ojos del mundo serás mi hermano menor, pero entre nosotros y aquellos que nos conocen realmente; eres mi novio... porque sí podemos ser novios, ángel.

Su nombre usando el apellido de JungKook era algo con lo que alguna vez jugó en su mente, pero que hoy se convertía en una realidad. Le emocionaba saber que podían ser novios y que hoy se proclamaban como tal, aunque sólo podía ser entre ellos, porque el hecho de que tengan la oportunidad de estar juntos, no significa que puedan descubrirse al mundo, ya que claramente serán juzgados y rechazados. Pero no importaba, pues lo que realmente les interesaba era estar juntos y vivir felices.

—Entonces somos novios—sonrió el rubio con ternura—Me sigue causando inquietud cómo vamos a cruzar tantas fronteras. Siempre que iba a Japón nos dejan entrar porque mi padre mostraba nuestras identificaciones y pagaba oro como recompensa. Pero ¿nosotros?

—Estás frente a un militar que participó en la segunda guerra mundial, ángel—le sonrió engreído y orgulloso—Ahora yo tengo más poder que tu padre. Puedo cruzar las fronteras que yo quiera, porque esta insignia—señaló a un costado de su pecho—es la prueba de que fui parte de los Aliados y me la entregó el mismo gobierno de Inglaterra, como agradecimiento y reconocimiento por haber salvado a niños judíos de un campo de concentración Nazi.

JiMin se quedó quieto mientras miraba los ojos oscuros de su novio que brillaban con intensidad, con orgullo y con muchos sentimientos. Tuvo que procesar toda esa información en cuestión de segundos y luego observó con más detalle el uniforme de soldado que llevaba puesto. Ya sabía que se veía guapo y perfecto en esa faceta suya, pero se preguntaba cómo fue que llegó a portarlo en este punto.

—Creo que debes contarme mucho—le dijo con una sonrisa maravillada—Dímelo todo, por favor. ¿Fuiste a Roma? ¿Cómo terminaste en un campo de concentración Nazi? Un momento... ¿Eso quiere decir que estuviste en peligro? JungKookie...

—Tranquilo—acarició fugazmente su mejilla—Voy contrate todo lo que sucedió en este tiempo. Y sí, mi vida corrió riesgos, pero nada que no valga la pena por ti—sonrió y se acercó un poco más a él escaneado rápidamente la zona para asegurarse de que nadie los veía—No fui a Roma, porque encontré otra forma de cumplir mi penitencia, pero es una historia larga.

—Quiero escucharla, por favor—pidió con ojos brillantes.

JungKook esperó mucho tiempo para relatarle a JiMin cada detalle de lo que vivió durante esos duros meses; empezando por la mordida de la serpiente que lo llevó hasta Japón. Así hasta que se tomó un momento para recordar a Mina; la mujer que lo salvó. Pero la parte que puso ansioso a JiMin fue cuando le hablaba sobre la segunda guerra mundial. Su proceso de entrenamiento y que conoció a un par de chiflados que le contaron cosas muy interesantes, pero más importante, que eran novios y que se amaban mucho.

Cada detalle fue abordado con emoción y cada vez el orgullo aumentaba en la mirada y en la sonrisa del rubio. Era duro pensar que se enfrentó a tantas cosas que bien pudieron acabar con su vida, pero fue resiliente y muy valiente a la hora de enfrentarse a todo eso.

—Un padre en una catedral de Berlín me dijo cosas que no esperaba escuchar—relató con un gesto pensativo mirando hacia el mar—Cuando salí de ahí quería iniciar cuanto antes, pero debía recuperarme de los tiros que me dieron en combate. Luego tuvimos que viajar hasta Inglaterra para recibir un reconocimiento por parte del gobierno. Lo que no esperaba era la recompensa que me ofrecían; una casa donde vivir, la nacionalidad inglesa y el poder de ir venir por el simple hecho de que serví en su ejército—sonrió complacido y miró a JiMin—Les dije que tenía un hermano en Corea al cual necesitaba traer conmigo y me fue concedido. Así que, en cuanto lleguemos a Londres, te darán la nacionalidad inglesa y te cambiaremos el apellido de manera legal.

El rubio no se lo hubiese esperado, no una historia como esa en donde JungKook fue el hombre más valiente al cambiar drásticamente su vida sólo para salvar a unos niños judíos. Ahora recibía la recompensa de sus buenos actos. Además, era un honor ser un soldado inglés porque, gracias a sus labores en la segunda guerra mundial, habían ganado respeto de muchas naciones en Europa y también en Asia.

Suspiró aliviado, porque tal parecía que Dios sí estaba de su lado.

—Y eso amigos de los que me hablaste—habló JiMin— ¿Están Inglaterra también?

—Sí, ellos nos van a recibir—asintió y luego lo miró con cautela—Jin y TaeHyung son buenos hombres.

— ¿Y de verdad son... novios... así como tú y yo? —lo miró curioso.

JungKook sonrió un poco nervioso, porque en su boca estaba todo un relato que quería compartir con JiMin, pero no estaba seguro de cómo lo tomaría y si incluso estaría dispuesto a intentarlo. No esperaba que lo hicieran ahora, eso estaba claro, pero era todo un tabú. Fue más fácil cuando lo habló con los soldados que ahora teniendo a su chico curioso con ojos brillantes frente a él.

—Lo son—asintió y se rascó la nuca con nerviosismo— ¿Sabes? Ellos me contaron algo... bastante interesante sobre... ya sabes... mmm... sobre eso.

— ¿Sobre qué? —lo miró confundido.

—Sobre... intimar con un... un hombre—respondió y sus mejillas se pusieron coloradas.

—Oh—articuló con sus labios esponjosos y lo hicieron lucir muy adorable—O sea que... ¿hay otra forma?

—Varias formas... a decir verdad—respondió con la mirada hacia abajo.

— ¿Y cómo es? —preguntó enseguida y con evidente interés.

De pronto JungKook sintió que el traje de militar le apretaba un poco, así que desabotonó los primeros botones de su chaqueta. Luego miró nuevamente hacia el mar tratando de buscar palabras correctas y que no sonaran tan vulgares, exactamente a como Jin y TaeHyung se lo contaron.

—Verás... es un poco... extraño e inusual pero... según palabras de ellos... se siente bien—dijo sin dejar de mirar el horizonte mientras JiMin le prestaba toda su atención—Digamos que es como cualquier hombre y mujer, como tú y yo solíamos hacerlo; empiezas con besos, con caricias, te desnudas... tocas y... bueno... se supone que el hombre mete su pene en la... vagina de la mujer ¿no? —dijo y el rubio asintió ansioso—Pues el hombre mete su pene en... en el... ya sabes... en el tra-trasero del otro hombre.

— ¿De verdad? —inquirió con estupor y abrió sus ojos en grande al tiempo que tapaba su boca—Pero eso debe de doler mucho—inconscientemente llevó una mano a su trasero.

—Aparentemente no es tan doloroso si sabemos cómo hacerlo—respondió JungKook aún con sus mejillas pintadas de rojo—Se supone que primero debo estimularte... puedo usar mis dedos o... —tragó grueso—o mi lengua.

Sólo entonces el color rojo se apoderó de las mejillas de JiMin al imaginarse que JungKook metía su rostro entre sus glúteos para... era bastante loco y retorcido, ya que jamás en su vida había escuchado algo igual. Si aquella conversación que escuchó de esos jovencitos fue extraña, ahora era peor, pero, por alguna razón, siente mucha curiosidad, sobre todo porque en más de una ocasión sintió satisfacción cuando JungKook le rozaba el trasero con su erección. O aquellas veces que le acarició el esfínter con sus dedos, eso fue muy placentero.

Y recordar todo aquello hizo que los colores subieran hasta sus orejas, entonces cubrió su rostro porque se sintió repentinamente avergonzado.

— ¿Y con eso ya no duele? —preguntó en voz baja.

—Creo que es inevitable que no duela al inicio—respondió y se armó de valor para mirarlo—Pero supuestamente, entre más lo haces, es menos doloroso y después te acostumbras a ello.

—Dios mío—jadeó sorprendido— ¿Tus amigos lo hacen?

—Más de lo que me gustaría admitir—asintió y sonrió divertido—De hecho... una vez los encontré intimando de ese modo. Y luego fueron muy amables en explicarme los detalles—se rio un poco— ¿Sabes? Ahí era algo muy normal. Muchos soldados intimaban con otros soldados y también tenían relaciones sentimentales.

— ¿De verdad? —lo miro sorprendido—¿No los juzgaban por eso?

—Había quienes se molestaban pero... la mayoría no pensaba de ese modo—se encogió de hombros.

—Entonces...—empezó a jugar con sus manitos— ¿Tú quieres que... hagamos el amor así? —preguntó nervioso.

—Sólo si tú quieres—respondió igual.

Pero JiMin no respondió porque estaba muy cohibido después de haber recibido aquella información. Aún no pasaba nada, pero ya le dolía el trasero, aunque curiosamente sentía cosquillas en su interior, como si se lo estuviese pidiendo o si fuese necesario.

JungKook decidió respetar su silencio y se tomaron más tiempo para observar el mar y para disfrutar de sus primeros momentos de libertad. Al final, cuando sintieron hambre, fueron en busca de comida y optaron por hablar de otras cosas mientras almorzaban. Llegó al tema la casa donde vivirán y que será en una zona de soldados que el gobierno les recompensó. También le dijo que tendrá un empleo en un periódico en tanto pensaba qué hacer.

Y fue así como la tarde pasó para ellos. Entra tanta plática y planeando su futuro juntos y empezando desde cero usando el mismo apellido. Antes de que se pusiera el sol, JungKook llevó a JiMin a donde sería su camarote durante el corto viaje a China. No era primera clase, pero decidió darle algo decente, al menos para no tener que compartir habitación con desconocidos o con algunas señoritas que miraron de más al rubio.

JungKook no recordaba que podía llegar a sentir celos de eso.

En cuanto entraron acomodaron sus cosas en un pequeño sillón y miraron el lugar con curiosidad. Era bastante acogedor, pero lo suficientemente privado para que puedan hacer de las suyas.

JiMin estaba mirando por la pequeña ventana del camarote que le daba una linda vista del mar y de cómo el sol comenzaba ponerse. Pronto sintió los brazos fuertes de JungKook rodeándolo completamente desde su espalda y entonces sintió toda la paz que anheló durante tanto tiempo.

Era un completo estado de gracia que sólo les pertenecía a los dos.

Lentamente, JiMin se giró en los brazos de JungKook hasta por fin quedó frente a él. Se mostraron una sonrisa tierna y suave, con un brillo iluminando sus ojos casi al tiempo que los cerraban para poder besarse. Todo estaba en silencio y el beso era demasiado íntimo... todo de ellos. El rubio suspiró y se aferró al cuello del mayor mientras que éste lo abarcaba completamente con sus brazos.

Sus lenguas pidieron permiso para pasar y sólo entonces profundizaron sus deseos que por mucho tiempo reprimieron. Lo estaban dando todo pese a que no era tan intenso y desesperado, sólo era tomarse un pequeño tiempo para los dos, para sentirse bien y tener la certeza de que no volverán a separarse nunca en sus vidas.

—Iré a buscar unas toallas, ¿de acuerdo? —habló JungKook con voz grave.

—De acuerdo—asintió el rubio con una sonrisa.

Lo vio salir del camarote y se permitió soltar una risita tonta y enamorada. Suspiró y echó un último vistazo al lugar al tiempo que se quitaba el abrigo para ponerse cómodo, pero bien sabía lo que quería en cuanto JungKook volviera por esa puerta y se lo dejaría muy en claro. En cuanto éste regresó, lo encontró sentado en el borde de la diminuta cama usando únicamente una camisa blanca que era holgada y que se transparentaba un poco.

Las toallas cayeron al suelo en cuanto el azabache se dio cuenta de eso y luego miró a JiMin quien le mostraba una sonrisa inocente, como si no estuviese seduciéndolo en ese momento.

— ¿Qué haces? —le preguntó con una mirada oscura.

—Estaba esperándote—pestañeó y sonrió.

JungKook también sonrió y finalmente se deshizo de su chaqueta militar para arrojarla a algún lugar del camarote. Se sentó a un costado de JiMin y lo tomó de las caderas para sentarlo de espalda sobre sus piernas. Entonces lo abrazó y hundió el rostro en su cuello para deleitarse con el exquisito aroma de su colonia, todo al tiempo que le acariciaba sus muslos desnudos y descubrió que ya no llevaba ropa interior.

—Sigues siendo tan bonito—le halagó con voz sexy—Y tan descarado.

— ¿Descarado te gusto más? —preguntó el chico con un hilito de voz.

—Definitivamente—respondió y gruñó.

Besó su oreja sin dejar de acariciar la piel expuesta de sus muslos. Todo lo hacía con delicadeza y mucho disfrute, no queriendo que el tiempo pasara rápido porque este momento era importante, era completamente suyo.

JiMin ladeó su cabeza para dejar que JungKook besara la piel de su cuello, con un rastro de humedad que le erizó la piel porque se sentía muy caliente. La combinación de besos y caricias le hacían jadear pesado e incluso gemir bajito cada vez que no podía contenerlo. Y es que el mayor decidió tomarse su tiempo minuciosamente, sin importarle si lo ponía ansioso o no.

—Te voy a hacer el amor—susurró JungKook en el oído del contrario—Después de todo sigues siendo mío... sólo mío.

La respiración de JiMin se volvió inestable después de eso y sintió cosquillas en su estómago, aunque la curiosidad y la duda lo asaltaron por varios segundos, pero aun así disfrutaba de la manera en que JungKook seguía besándolo y tocando peligrosamente más arriba de sus muslos.

— ¿Quieres que... lo hagamos? —preguntó entre suspiros—¿Quieres probar hacerlo de otra forma?

Necesitaba preguntar, porque de pronto todavía estaba abrumado con esa información y no quería arruinar el bello momento que se había creado entre los dos. En ningún momento JungKook dejó de acariciarlo ni de besar su cuello, pero sólo subió a su oído para responder a sus preguntas.

—Si no estás listo para que lo intentemos, yo lo entiendo—respondió sensual—Pero podemos hacer otras cosas que aprendí—susurró.

— ¿Ah sí? —suspiró y giró su rostro—¿Cómo cuáles?

JungKook rompió el contacto para cargarlo y recostarlo sobre la pequeña cama que los esperaba paciente. Se subió encima de él después de haberse quitado la camisa y su pantalón militar, después se acercó peligrosamente a su rostro sonrojado.

—Tú sólo disfruta—sonrió perverso—No voy a lastimarte ni hacer nada que te haga daño. Sólo voy a hacerte sentir bien. ¿Confías en mí?

—Completamente—asintió y sonrió.

—Entonces cierra los ojos y gime para mí.

La sentencia delicada de JungKook hizo que se estremeciera, sobre todo cuando sintió su aliento chocando muy cerca de sus labios. Y los de ambos se juntaron para iniciar con un beso muy distinto al que se dieron cuando se reencontraron o el de hacía unos instantes, pues sabían lo que querían y lo que deseaban. Tanto tiempo separados les pasó factura en algún momento, pero saben que nada se compara con estar juntos y poder sentir el roce delicado de sus pieles o de sus lenguas juntas, mismas que desbordan mucha pasión reprimida y que justo ahora desata un fuego poderoso, uno que el agua no apaga al instante porque sólo sirve de catalizador.

Los gemidos de JiMin surgieron segundos después, sobre todo cuando JungKook optó por tocar su intimidad que ya estaba completamente al descubierto. El roce ardió al instante y encendió todo su cuerpo. Aunque se quemaban y podían hasta sacar chispas, ellos sentían necesidad pura e infinita, sobre todo ahora que su mente se abrió con nueva información.

JungKook inició un viaje por la piel del rubio después de quitarle la camisa, obviamente, empezando por su cuello donde por primera vez dejó una marca que Jin le explicó cómo hacer. JiMin gimió agudo y se excitó, no importando que aquello le había causado dolor y sorpresa el mismo tiempo. Y suspiró pesado cuando sentía cómo la humedad de los besos recorría arduamente la piel de sus clavículas y parte de su torso. Aunque la zona más sensible era la de sus pezones y uno de ellos fue apresado por los dientes del mayor.

—Oh, sí—gimió el rubio—Extrañaba esto.

—Yo también—susurró sobre su piel.

Al contacto se erizó y le hizo suspirar aún más, sobre todo cuando percibió que descendía directo a las extensiones de su abdomen, yendo por las costillas y en el centro, así hasta que se plantó en la parte baja, ahí donde una línea y el cinturón de Apolo dividían lo prohibido.

Lo tenía completamente expuesto, todo a su disposición para saciar la sed y el hambre desenfrenada que por tanto tiempo retuvo en su interior. No reparó ni un segundo cuando pasó peligrosamente por la intimidad del rubio y esbozó una sonrisa cuando vio que su cuerpo tembló. El roce para él fue la gloria, fue como descubrir un nuevo mundo de sensaciones.

Definitivamente esperaba lo de siempre, pero no una lengua jugando con la punta de su miembro. Eso le hizo pegar tremendo gemido que quiso retener tapando su boca con la mano. Pero todo se volvió más intenso cuando no fue sólo la lengua; el glande viscoso de su miembro fue engullido y aquello fue el placer más grande que ha experimentado en su vida.

— ¡Oh, Dios! ¡Agh! ¡¿Qué haces?!

—Las paredes son de madera, ángel—habló con un tono de burla.

—Tú dijiste que gimiera—se quejó—Es imposible no hacerlo después de lo que hiciste—se incorporó y se recargó con sus codos— ¿Qué fue eso? ¿Por qué?

— ¿No te gustó? —lo miró con cautela.

JiMin suspiró y se dejó caer hacia atrás nuevamente. ¿Le gustó? Por supuesto, pero fue inesperado, algo que laguna vez imaginó que le hacía a JungKook, pero nunca pensó que realmente podía hacerse. Sobre todo a él.

—Me encantó—respondió con una sonrisa coqueta—Termina lo que empezaste, querido—pestañeó y lo tomó del cabello para dirigirlo nuevamente a su intimidad— ¡Mgh! ¡Sí!

JungKook fue eficiente al tomar nuevamente el miembro de JiMin para continuar saboreando. Era un poco extraño, pero le resultaba fascinante, sobre todo cuando segregaba más líquido pre seminal. Había encontrado una afección a esto, porque cada vez que se prolongaba el momento sentía la necesidad de saborear más y más. Terminó por engullirlo completamente, aunque una pequeña arcada se escuchó de su parte. Se retiró, pero antes de siquiera volver a tomarlo, JiMin tuvo su primer orgasmo de la noche. Porque estaba claro que no sería sólo uno.

—Carajo—masculló el rubio.

Se vio rendido sobre la cama pequeña con el cuerpo débil y cansado, como si hubiese corrido un maratón. Y JungKook sonreía satisfecho al verlo en ese estado lleno de vulnerabilidad, entonces reafirmó que era suyo y de nadie más. Se acercó a él lentamente hasta que se recostó en su costado para apreciar lo hermoso que se veía representando ese desastre. El cabello completamente alborotado, sus mejillas sonrojadas y sus labios abiertos porque estaba respirando por la boca.

No quiso esperar más tiempo, así que tomó su rostro para besar sus labios y quitarle nuevamente el poco oxígeno que había recuperado.

— ¿Quieres que hagamos otra cosa? —preguntó JungKook con voz ronca.

— ¿Hay más? —abrió los ojos en sinónimo de sorpresa.

—No es lo que tú piensas—se rio un poco—Digamos que es... similar. Si no te gusta puedes decirme que pare. ¿De acuerdo?

JiMin no dudaba de él. Jamás lo haría y le gustaría hacer lo mismo que hizo hacía un rato, pero en cuanto al tema se refiere, estaba un poco cohibido. Además no podía gemir tanto como quería debido a que estaban en un barco donde había más personas en los otros camarotes. Fácilmente escucharon sus gemidos y eso le hacía sentirse avergonzado.

—Está bien—sonrió y suspiró—Haz lo que desees conmigo, querido.

La victoria se asomó en la sonrisa de JungKook quien subió una mano desde la piel de los muslos de JiMin, haciendo un recorrido por su abdomen y torso, llegando finalmente hasta una de sus mejillas. También acarició sus labios pomposos con delicadeza, concentrándose en el inferior que ha mordido ya muchas veces. Lentamente hizo presión y JiMin lo entendió perfectamente, así que abrió despacio su boca para dejar que JungKook metiera su dedo pulgar.

Ese momento tan intenso le resultó obsceno, pero muy excitante. Su mirada estaba conectada con la del azabache sin que ninguno detuviera las acciones. Su lengua acariciaba el pulgar con deseo e imaginando que así podía ser cuando le hiciera lo mismo, pero ahí abajo, porque estaba claro que lo haría en cualquier momento.

El pulgar de JungKook pasó a ser dos dígitos más sin que JiMin se opusiera, al contrario, ya estaba duro de nuevo y aun mirando los orbes azabaches de su amado. Se podía sentir la tensión que cargaban más y más con cada mirada y con cada succión que el rubio hacía. Pero de un momento a otro esa labor pasó a ser efímera, porque el mayor sacó sus dedos perfectamente ensalivados y los llevó hacia la parte íntima del rubio.

—Abre las piernas para tu hombre, ángel—le susurró sensualmente en el oído.

JiMin estaba como hipnotizado e hizo lo que su mayor le ordenó, porque aunque fue delicado con sus palabras, ese toque dominante persistía, ese mismo que lo ponía completamente vulnerable y muy dispuesto a él.

Decidió confiar como al inicio y, cuando estuvo seguro de que sería una masturbada más, su esfínter se vio invadido por una humedad ligeramente fría que al tacto lo hizo estremecer. Un gemido salió de sus belfos, mismo que JungKook amortiguó con un beso profundo y apasionado, todo sin dejar de acariciar delicadamente y con cuidado el orificio.

Le gustaba la textura, sobre todo que podía sentir cómo palpitaba necesitado, como si le estuviese pidiendo tácitamente por algo más que sólo caricias con un dedo. Esta vez decidió usar su propia saliva y probó un poco de su rubio, gruñendo de placer porque realmente no lo pudo evitar.

—Eres una delicia, ángel—le dijo sensualmente al tiempo que retomaba las tareas.

—Mgh—gimió bajito—Jung... JungKookie... más, más.

— ¿Te gusta? —preguntó con voz ronca.

—Sí, sí—suspiró.

—Coopera conmigo y relájate—susurró.

JiMin inhaló y exhaló para entregar completamente su cuerpo al mayor, disfrutando de las caricias que aún eran repartidas en esa zona y que jamás creyó que alguien podría tocar.

—Mgh... ¡Mgh! ¡Ah! ¡JungKookie!

Gimió alto cuando sintió que algo invadía su interior y el aludido nuevamente lo calló con un beso apasionado. Su dedo se iba adentrando en las profundidades desconocidas, viscosas y cálidas. Sentía cómo su único dígito era apretado, unas veces más y otras menos. Pensó enseguida que su miembro lo sentiría más.

"Entre más apretado, mejor"

Recordó las palabras de su teniente coronel; Kim SeokJin, y sonrió porque ahora comprobaba que era verdad.

Dejó su dedo quieto por varios segundos, esperando a que la respiración de JiMin se estabilizara un poco. Observó los gestos que hacía conforme el tiempo pasaba y cómo sus ojos se abrieron acompañados de una sonrisa cálida y coqueta, supo entonces que era el momento.

Su dedo se movió lentamente, de adentro hacia afuera y no perdiendo detalle de las expresiones del rubio. Fue consciente de que sentía dolor, la forma en que apretaba sus ojos se lo dijo, así que decidió parar un momento.

—Yo hago lo que tú me pidas, ángel—le habló bajito—Puedo parar si esto te lasti...

—No—lo interrumpió—Se siente bien, es sólo que... dame un momento.

JiMin respiró profundamente y giró su rostro para ver los ojos bonitos de su hombre que justo ahora habían perdido un poco de oscuridad y se asomaba preocupación. Sin duda le encantaba que se mostrara así de atento y que prácticamente le diera el tiempo que necesita, sobre todo que se estaba concentrando únicamente en su placer.

Le sonrió cuando creyó que estaba mejor con la invasión en su interior y entonces JungKook repitió lo mismo de hacía un instante, sólo que un poco más lento y delicado. Cuidó cada aspecto y besó sus mejillas con cariño, logrando que se relajara aún más.

Pronto pudo mover con más rapidez su dedo. Pudo sacarlo completamente y luego introducirlo de una, quizá, tocando algo que hizo gemir a JiMin de nuevo.

Sintió una protuberancia y decidió que podía acariciarla de nuevo si eso le daba lo que quería al chico. Y funcionó.

— ¡Oh, Dios! —gimió el rubio—¿Qué fue eso?

— ¿Te gusta? —preguntó curioso y ansioso.

—Mucho—asintió y suspiró.

Nuevamente JungKook lo busco; metió y sacó su dedo varias veces haciendo que JiMin gimiera bajito, pero cuando se adentraba en busca de lo que sea que estaba buscando, lo conseguía y eso hacía que le cuerpo del rubio se agitara. Acarició un par de veces y con eso fue suficiente para que explotara nuevamente en placer y ahogando un gemido gracias a que sus labios fueron reclamados al tiempo.

El momento fue intenso, incluso más que el primero y se sintió flotando en las nubes después de eso, sobre todo porque JungKook no había sacado su dedo. Nunca se hubiese imaginado que podría tener un orgasmo con sólo esa acción.

— ¿Te sientes bien? —preguntó el mayor y retiró su dedo.

—De maravilla—sonrió embobado y lo miró— ¿Eso te enseñaron tus amigos?

—Sí—respondió y se ruborizó—No confiaba en que tuvieran tanta razón.

—Vaya que la tienen—soltó una risita, pero al instante notó que JungKook tenía una erección que mojaba ligeramente su ropa interior—Supongo que es mi turno... ¿tú quieres que...?

—Me conformo con lo que siempre hacemos—lo consoló—Vamos paso a paso, ¿está bien? El tiempo ahora es nuestro.

JiMin sonrió y luego subió encima de JungKook para besarlo con mucha intensidad, pues esto sólo era el inicio de una noche larga en el camarote de un barco. 




Hello!!

Siento la demora, pero le tuve que dedicar tiempo a este cap jsjsjs. Ya vieron por qué.

Sé que quizá esperaban algo más intenso, pero deben saber que ellos siguen descubriendo un mundo, JiMin, sobre todo, porque será quien va a recibir. No desesperen, porque ese momento sucederá. 

El siguiente cap es un complemento de lo que quedó inconcluso aquí. Todo tiene un fin, ¿de acuerdo? 

Me estoy tomando mi tiempo con cada detalle de esta historia para que sea lo más realista posible. 

Así que espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar. 

Las tkm!!!!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro