18 Viaje De Elecciones
"El viaje de mi vida
cada vez que estás tocándome"
Don't Blame Me – Taylor Swift
Lunes 19 de junio de 1944
—Sólo quiero pedirle una cosa, padre Jeon—decía Sana con ojos manipuladores—Sé que JiMin aún está renuente de casarse con la señorita Kim ChaeWon y eso... no me agrada en lo absoluto. Ahora que se va de viaje con usted, tal vez sea bueno que lo convenza de cumplir con su deber.
— ¿Es un deber? —preguntó con expresión ligeramente molesta.
—Por supuesto que sí—respondió ella con seguridad—Está en buena edad para casarse y la señorita ChaeWon es la indicada para él. Es de buena familia, tiene clase y educación. Además de que podrá formar una linda familia a su lado. Sería lindo ver nacer a sus hijos. Serán igual de hermoso que ellos.
Con eso último JungKook se quedó pensativo. No se había cuestionado si JiMin quisiera formar una familia en el futuro y era más que evidente que estando con él no podrían hacerlo nunca. Tampoco podrían adoptar aunque quisieran. Así que ellos, aparentemente, no tenían un buen futuro como pareja.
—Eso haré—mintió con una expresión neutra.
—Se lo agradezco mucho, padre Jeon—sonrió complacida y le hizo una reverencia.
Después de eso Sana se marchó a su casa, no sin antes darle muchas indicaciones a JiMin, pero éste no prestó atención porque estaba mirando cómo JungKook se esmeraba por ver sus zapatos mientras se balanceaba de un lado hacia otro. Le preocupaba que Sana hubiese dicho cosas sin sentido como para dejarlo así.
— ¿Qué fue lo que te dijo? —le preguntó cuando se acercó a él.
—Sólo me dijo que te cuidara—sonrió y resistió el impulso de acercarse a él para abrazarlo— ¿Nos vamos?
JiMin asintió no muy convencido de la respuesta de JungKook y sólo se limitó a seguirlo rumbo a la salida del pueblo. Les esperaba un largo viaje a pie hacia el pueblo que estaba en el sur, lo cual les emocionaba porque compartirían un aproximado de tres días juntos para ellos solos.
JungKook pensaba que este era el momento de reflexionar sobre muchas cosas. Aunque no hubiese querido que las palabras de Sana surtieran efecto en él y eso le preocupaba. Hasta hace unos días se sentía bien con lo que tenía a lado de JiMin, su ángel, como él le llamaba. Pero caía en la realidad, en cómo deberían ser las cosas para ellos.
Lo que dicta la biblia es que deben formar una familia y estaba más que claro que ellos no podrían hacerlo. Eso la mantuvo pensativo durante un largo rato en el que JiMin se ocupó de observar. Antes le dijo que podían tomar prestado uno de los coches de su padre, pero el sacerdote insistió con que era mejor hacerlo a pie porque así disfrutaban del viaje como era correcto. Y vaya que tenía razón.
El paisaje a su alrededor se extendía entre pastizales y árboles que cubrían de sombra el sendero por donde caminaban. JiMin respiraba el aire puro y dejaba que sus pulmones se inundaran de él. Se sentía bien probar un poco de esa libertad que tanto anhelaba, no le importaba que fuese momentáneo. Aunque deseaba permanecer así siempre.
Pero el silencio de JungKook le hizo sentir extraño, así que se acercó a él para averiguar qué pasaba por su mente.
— ¿Está todo bien, querido? —lo miró curioso.
El sacerdote se detuvo para mirarlo; ahora tenía plasmadas unas lindas chapitas en sus mejillas debido al poco calor que hacía en ese momento y sólo ahí fue consciente de que ya habían caminado una distancia considerable. Sabía que en este punto el camino se volvía solitario y eso era lo que justamente estaba buscando. Así que decidió hacer a un lado sus pensamientos y se soltó para actuar naturalmente.
—En nada, ángel—le sonrió y lo tomó de la cintura para abrazarlo.
—Pero... JungKook—se sorprendió y miró en varias direcciones—Aquí no podemos hacerlo. ¿Y si nos ven? —lo miró preocupado.
—Es casi nula la presencia de personas por este camino, ¿por qué crees que escogí el pueblo del sur? —lo miró coqueto.
—Oh, ya entiendo—se sonrojó un poco y luego sonrió—En ese caso...
Lo que hizo JiMin fue colgarse de su cuello y luego lo besó en los labios, soltando cualquier miedo que pudiese tener a que los vieran. Esto era algo que siempre quisieron; salir a caminar juntos y darse muestras de cariño como cualquier pareja normal. Ellos se consideraban como tal y no iban a perder la oportunidad de hacer lo que han querido durante un tiempo considerable.
— ¿Me llevas de la mano? —preguntó JiMin sin haberse despegado de sus labios completamente.
—A donde tú quieras y mandes—consintió con una sonrisa.
JungKook lo tomó de su manito y luego continuaron con su camino sobre ese sendero que aún tenía un gran tramo para culminar. Más o menos estimaban que demorarían unas cinco horas caminando y tomando pausas debidas para descansar. Decidieron ver este viaje como un paseo juntos y no como una misión sacerdotal, aunque también les agradaba la idea de tocar puertas para predicar la palabra de Dios.
Esta fue la oportunidad de JungKook para ser cariñoso con JiMin sin estar escondidos. Sostuvo su manito con fuerza, aunque en ocasiones lo soltaba para pasar la mano por su espalda y así sujetarlo de la cintura con algo de posesividad. Le agradaba la idea de que todos vieran que caminaba a su lado y que era feliz con él. Se imaginaba que muchas personas a su alrededor los admiraban o los envidiaban, pero no que los miraban con asco o desprecio, porque en su mundo real eso era probable que sucediera.
Se dieron varias pausas para descansar sobre el pasto verde tomándose un tiempo considerable y esta vez sin ningún tipo de presión. En algún momento, mientras estaban acostados en el pasto, se pusieron un poco intensos y los besos amenazaron con pasar a algo más, pero se detuvieron.
El camino se prolongó hasta que la noche cayó, pero por fortuna pudieron ver el pueblo a unos cuantos pasos suyos y entre los árboles. Ninguno de los dos se sentía cansado, pero aun así morían de ganas por tener un poco de privacidad.
—Espera—JungKook lo detuvo.
— ¿Qué pasa? —JiMin lo miró curioso.
No dijo nada, sólo lo jaló hacia su cuerpo y lo besó con cierta intensidad que aún trataba de contener. Enseguida fue correspondido, tal y como realmente esperaba. Sus lenguas eran traviesas en ese acto y poco les importó estar al aire libre corriendo riesgo, aunque pronto tuvieron que despertar de ese sueño momentáneo.
—Vamos. Busquemos una posada, porque me muero de ganas por estar a solas contigo—le dijo JungKook con una sonrisa.
Tuvo que soltar la manito de JiMin para entrar al pueblo donde muchos lo recibieron con sonrisas y expresiones amables. Se había dado el aviso de que pronto llegaría para predicar y la gente de ahí era enteramente católica. La visita de un nuevo padre era motivo de alegría para ellos. Les encantaba escuchar sus palabras y sus consejos.
Pero ellos tuvieron que buscar el lugar más cercano para pasar la noche y por fortuna uno apareció frente a sus ojos después de varios minutos caminando y saludando a los parroquianos. JiMin iba detrás de él también haciendo reverencias a las personas y robando suspiros de muchas señoritas a su alrededor, algo que JungKook notó perfectamente.
Entraron a la posada que lucía bastante acogedora y enseguida se acercaron a la barra donde una señorita bastante linda estaba atendiendo. En cuanto ésta los vio se puso de pie y les hizo una reverencia.
—Bienvenidos y les agradecemos su visita—dijo y sonrió— ¿Les ofrezco dos habitaciones?
—Sólo una—respondió JungKook de inmediato y con tono autoritario.
La chica miró en dirección a JiMin quien estaba muy ocupando mirando hacia distintos lugares. Le pareció que era alguien muy atractivo... demasiado atractivo, y no pudo evitar perderse en él durante varios segundos. Lo miró de arriba hacia abajo y no reparó ni un segundo cuando vio que los primero botones de su camisa estaban abiertos. Cortesía del sacerdote Jeon cuando estuvo a punto de perder el control. Pero eso no tenía por qué saberlo.
— ¿Ya terminó? —cuestionó JungKook con una expresión amenazadora.
La chica lo miró enseguida se dio cuenta de lo que estaba haciendo, así que rápidamente buscó una llave de las muchas habitaciones que tenía en servicio.
—A-aquí está—dijo y la extendió— ¿A nombre de quién queda?
—Jeon JungKook—respondió a secas y tomó su maletín del suelo.
— ¿Y del joven? —se mostró interesada.
—Eso no tiene por qué saberlo—la cortó—Él está casado.
"Conmigo"
Hizo ademán de marcharse mientras que JiMin lo miraba con curiosidad, pero se devolvió para hacer una pregunta:
— ¿Hay más personas hospedadas esta noche? —preguntó con seriedad.
—No, s-sólo ustedes—respondió nerviosa.
—Bien—asintió—Quería predicar. Pero está perfecto si estamos solos. Hasta mañana—hizo una corta reverencia y sonrió socarrón.
Le indicó a JiMin con la mirada que fuera primero por el pasillo que lo conducía a su habitación que, por fortuna, estaba al final en el otro pasillo. Cuando entraron enseguida dejaron sus cosas en el suelo y el rubio quiso recostarse sobre la manta del suelo, pero las manos en su caderas se lo impidieron. Sintió cómo una mano de JungKook subía por su torso hasta posicionarse donde su cuello y parte de su pecho que estaban descubiertos.
— ¿Te gusta provocar a las señoritas? —inquirió en un susurro cerca del oído del rubio.
— ¿Qué dices? —preguntó y suspiró—¿Qué fue lo que pasó ahí afuera?
—Pasó que esa señorita puso sus ojos en donde no debía—gruñó y lo pegó más a su cuerpo— ¿Por qué llevas el pecho descubierto?
—Tsk... te recuerdo que fuiste tú quien lo dejó así—se rio un poco.
—Pero debiste abrocharlo de nuevo—refutó.
— ¿Estás celoso, querido mío? —preguntó y se giró para mirarlo de frente.
—Pero claro que sí—enseguida asintió y buscó clavarse en el cuello ajeno—Ella te miraba con deseo y yo no pude soportarlo.
—Pues dudo mucho que vuelva a hacerlo. Hasta le dijiste que soy casado—se rio un poco tratando de controlar las sensaciones que JungKook le estaba provocando—Sólo te faltó decir que era contigo.
—Pues sí lo pensé—confesó y se incorporó para mirarlo—Eres mío... sólo mío y todo el mundo debería saberlo.
JiMin sólo sonrió y dejó que lo besara como quisiera. Había una necesidad extraña en este beso que sin duda le encantó y sabía que era manejado por los celos. Por alguna razón eso le gustaba, porque eso significaba que le importaba, que lo quería y le gustaba sentir que le pertenecía de alguna manera. Así que se dejó hacer por sus besos y por sus manos que apretaban con fuerza a su trasero, hasta que el gruñir de sus estómagos les recordó que tenían mucha hambre.
—Iré a buscar algo de comida—informó el sacerdote antes de salir—No demoraré.
—De acuerdo. Yo te espero—le guiñó un ojo.
Pero no lo dejó ir sin haberle dado un beso cariñoso y eso le hizo sentir como si de verdad fuesen esposos, mismos que ahora mismo estarían disfrutando su luna de miel. Era lindo pensar que para eso estaban aquí y que al volver lo harían a una casita linda donde sólo los dos puedan estar. Pero todo era demasiado lindo para ser verdad.
JungKook no tardó mucho en volver con comida que compró en un establecimiento que estaba cerca. Se sentaron juntos en una pequeña mesita que estaba situada frente a la ventana y que les daba la vista perfecta de la noche estrellada. Estando ahí juntos se sentía completamente correcto y perfecto. Sentían que no podía haber nada mejor que esto.
Tenían la oportunidad de tratarse como una pareja normal, de hacerse toques en las manos y de disfrutar de una rica comida mientras miraban las estrellas. JungKook había pasado su brazo sobre los hombros de JiMin estando en completo silencio mientras ambos pensaban sobre cosas que podían ser similares.
El rubio aún estaba curioso por saber lo que Sana le dijo exactamente al sacerdote, aunque conociéndola, seguramente le dijo algo sobre ChaeWon y el maldito compromiso. Aún no ha encontrado una forma de deshacer aquello, aunque sí había una opción, pero era una completa locura.
— ¿En qué piensas, querido? —preguntó JiMin sin dejar de mirar el cielo.
—En ti—respondió al instante—En que las estrellas me recuerdan al brillo de tus ojos.
Ahí estaba de nuevo; JungKook siempre con palabras que podían tocar perfectamente el corazón de JiMin y que le hacían suspirar. ¿Cómo no iba a enamorarse de él, si siempre le dice cosas tan bonitas? Él lo hace estremecer sólo con un poco, incluso con un simple roce en sus manos. Le encantaba. Estaba perdidamente enamorado de él.
—Para mí tus ojos son como la noche oscura—le dijo el rubio—Me gusta cuando me ves porque sé que sólo es a mí y me gusta pensar que me sumerjo en la oscuridad de tus ojos, porque me dan mucha paz y tranquilidad.
JungKook giró el rostro para quedar a escasos centímetros del contrario. Algo que sólo duró unos cuantos segundos, porque el deseo de besarlo era poderoso. Lo hicieron lentamente y disfrutando de sus lenguas que jugaban cariñosamente. Sentirse así en la intimidad de una habitación mientras el cielo nocturno los adorna les provocaba una emoción que no podían contener y que pronto terminará en algo más que sólo simples besos.
Se separaron lentamente cuando pensaron que tuvieron suficiente y JiMin tomó a JungKook de una de sus mejillas para acariciarla con cariño mientras que con sus ojos admiraba su atractivo tan varonil que lo tenía pendiendo de un hilo.
— ¿Qué fue lo que te dijo mi madre antes de marcharnos? —volvió a preguntar—Quiero que seas sincero conmigo.
No era algo que JungKook quisiera decirle, pero tal vez era el momento de poner las cartas sobre la mesa y de hablar sobre su realidad. No todo el tiempo podrían estar así, por alguna u otra razón. Puede que lo manden a otra parroquia tan repentinamente como cuando lo enviaron a Busan o quizá JiMin termine casándose y formando una familia, algo que sin duda no podrá soportar.
—Me pidió que te convenciera de casarte con ChaeWon—le dijo y bajó la vista con melancolía.
—Tsk... no le hagas caso—le dijo—Buscaré la forma de que eso no suceda...
—Tal vez sí es mejor que te cases—se apresuró a interrumpirlo—Te espera una real vida con ella.
Aquello hizo que JiMin se alejara abruptamente y que lo mirara con estupor y a la vez con pánico. Lo hubiese esperado de sus padres e incluso de su hermano, pero no de él. No del hombre que quería tanto y de quien se había enamorado tan profundamente. Aunque veía cierto pesar en su mirada por haber dicho esas palabras y entendió que quizá pensaba que hacía lo correcto. Pero eso no lo decidía ni él ni nadie. Mucho menos su madre.
— ¿Pretendes alejarme de ti? —inquirió con un tono de regaño—¿Dices que sientes algo por mí y después dices eso? ¿Entonces por qué me trajiste a este viaje? —finalizó y sus ojos se cristalizaron.
—Porque quería estar contigo—respondió con un tono melancólico y luego lo miró igual con sus ojos cristalizados—Pero yo no puedo darte una familia.
—Yo no quiero una familia—refutó y una lágrima se deslizó por su mejilla— ¡Yo te quiero a ti! —alzó la voz con desesperación.
El sacerdote lo miró buscando la seguridad que había en sus palabras y la encontró enseguida. Sabía que lo decía enserio y tal vez sólo necesitaba escuchar eso para desvanecer la inseguridad que Sana plantó en él antes de marcharse. Por un momento consideró correcto soltar a JiMin para que se casara y tuviera una familia como correspondía. Pero ahora que lo veía tan agitado como él se sentía, comprendía que fue una estupidez siquiera considerarlo y que ya no quería una vida si no lo tenía a él.
—Yo te quiero, JungKook—volvió a hablar y se acercó a él—ChaeWon no causa ningún efecto como el que tú provocas en mí... Te quiero de verdad.
—Yo también te quiero... No sabes cuánto—se apresuró a responder—Tampoco quiero que te cases con ella.
—No lo haré—aseguró JiMin con convicción y comenzó a desabotonar la camisa de JungKook—Te elijo a ti.
—Y yo a ti.
La necesidad en sus palabras se vio reflejada en sus ojos y en cómo sus manos comenzaron a desabotonarse mutuamente sus camisas. Por un momento sintieron pánico de que un inminente final estuviese frente a sus ojos, pero ahora estaban seguros de lo que querían y que la situación ya no sería un impedimento, porque estaban seguros de luchar por lo que sentían.
Era sagrado, tan sagrado como las escrituras de la biblia.
Terminaron por desabotonar sus camisas y se echaron hacia atrás justo donde las mantas los estaban esperando. Se acomodaron en el medio y justo en ese momento se echaron encima para besarse con mucha necesidad. Enseguida hubo un fuego que se encendió y que los hizo vibrar a ambos. Este encuentro era muy íntimo, porque iba cargado de muchas promesas tácitas que se decían con cada beso y con cada caricia sobre sus torsos. Más tarde quizá lo hagan con palabras, pero por ahora sólo querían sentirse y tocarse mutuamente para terminar con la inseguridad de que esto siquiera podría terminar.
No sería así.
Porque justo ahora estaban entregando cuerpo y alma con cada acción ejecutada. Las camisas de ambos cayeron al suelo y entonces no quisieron esperar para juntar sus cuerpos en una cercanía desesperada y necesitada. Cuando sus pieles se rozaron suspiraron y la excitación se evidenció en sus pantalones. Fue por eso que pegaron sus pelvis mientras estaban hincados sobre las mantas y la sensación que aquello les regaló fue única y los hizo gemir agudamente.
—No quiero sepárame de ti—le dijo JiMin con un susurro.
—Ni yo de ti—correspondió y lo tomó del trasero—Te quiero conmigo para toda la vida.
Lo incitó a acostarse sobre las mantas del suelo que ambos compartirían pero que justo ahora no utilizarían. Sus cuerpos quedaron unidos como ya acostumbraban; JiMin acostado y abierto de piernas mientras que JungKook estaba entre ellas para restregar sus erecciones.
Eso les sacó muchos gemidos a ambos, mismos que no pudieron controlar y que no se inmutarían en emitir. Se sentía bien estar juntos ahora que las cosas estaban claras. Ambos sabían lo que querían y separarse ya no era una opción. Estaban seguros de que probablemente se desataría una guerra fría, pero no están dispuestos a perderla. No cuando la necesidad es grande, cuando los sentimientos son puros y son sinceros. No cuando tienen consciencia de que no serán felices con nadie más.
Es por eso que se entregan y terminan por desnudar sus cuerpos completamente. JungKook deja tumbado a JiMin sobre las mantas en el suelo mientras besa su cuerpo como ya acostumbra. Se deslizaba lentamente con sus labios y jugando un poco con su lengua. Chupar sus pezones era una de sus tareas favoritas, porque le gustaba escuchar cómo gemía necesitado y cómo le pedía por más, mucho más. No tardaba tanto en desliarse hacia sus costillas que es donde le sacaba más suspiros. Luego iba hacia su abdomen y terminaba en sus muslos besando con mucho cariño. Nuevamente pasó por su mente tocar su intimidad con la lengua, pero se sintió cohibido al pensar que no le gustaría o que sería muy invasivo, así que sólo se incorporó y lo tomó de una mano para que también lo hiciera. Quedaron hincados sobre las mantas, pero JiMin de espaldas, y JungKook se acomodó detrás de él y lo abrazó con fuerza, con sus manos sosteniéndolo del torso. Su erección se acomodó en su trasero suave y abultado, no aguantando las ganas de frotarse contra él.
—Tócame, querido—pidió JiMin con voz excitada—Por favor... hazme tuyo.
— ¿Serás mío para siempre? —le preguntó JungKook con voz ronca muy cerca de su oído.
—Para toda la vida... y las que siguen—respondió y empujó su trasero hacia atrás.
Un gruñido escapó de los labios del sacerdote al sentir que el rubio le ayudaba. Así que le dio lo que estaba pidiendo; sus manos comenzaron deslizarse por su torso y una se quedó en uno de los pezones. La otra hizo un viaje lento hacia donde estaba la parte más sensible y vulnerable. Justo cuando rozó con sus dedos, JiMin soltó un gemido bastante alto y agudo. Era precisamente por eso que JungKook necesitaba saber si eran los únicos ahí, porque probablemente serían muy ruidosos en el acto.
Terminó por bajar su mano y tomó la erección del rubio para masturbarla lentamente, en el proceso, dejaba besos en su cuello y uno que otro mordisco en sus hombros. Había una necesidad por dejar marcas en su piel que todos pudieran ver, pero no sabía cómo hacerlo y sabía que no era correcto.
Ante los ojos de sus padres, JiMin seguía siendo alguien intocable y que se conservaba para su matrimonio, pero la realidad era otra. JungKook fue el encargado de tomar todo de él justo como ahora lo hace mientras lo toca y se frota con sus nalgas.
El rubio coopera bastante al echar su trasero hacia atrás, también porque le agrada la sensación que el pene erecto de JungKook enterrándose le provoca. Le hace sentir excitación y hace que gima agudamente cada vez que siente el impacto. Todo se siente bien.
La mano que envuelve su erección también lo lleva por un viaje del que espera no volver tan pronto. Todo se siente bien con los toques de su cuerpo y con esa bonita forma que tiene de demostrarle su cariño. Ya le ha dado flores, le dio un Cristo de plata que lleva colgado al cuello y ahora le pide que no se case... que no lo deje. No pensaba hacerlo. No está en sus planes vivir una vida sin él. Hará lo que sea con tal de permanecer a su lado para siempre. No importa si deberá derramar sangre o renunciar a todo lo que tiene. Para él su oro resplandeciente es JungKook. Él y nadie más.
Recibía besos en su cuello y lo hacía suspirar. De vez en cuando sentía las mordidas en sus hombros, pero hubo una que hizo aumentar el nivel de la situación. El sacerdote estaba perdido al sentir cómo su erección se enterraba en el trasero de JiMin. Había algo muy peculiar en eso que le hacía querer llegar más adentro que sólo sobre sus nalgas, pero era una locura sólo pensarlo. Sólo se entregó a eso y a masturbarlo cada vez más rápido y mejor.
El rubio sentía que tenía el viaje de su vida con esa forma tan correcta en la que JungKook lo toca. Se siente bien. Es el lugar correcto donde quiere permanecer por el resto de sus días.
Y es así como el momento sube de nivel. La mano del sacerdote consigue otorgarle un orgasmo muy placentero a JiMin, mientras que el suyo llega segundos después de frotarse más fuerte contra su trasero.
Sólo eso bastó para ambos, porque aún son sensibles al más mínimo tacto. Pero no podían esperar menos, no cuando el sentimiento que hay su interior es poderoso y será imposible de erradicar.
El hilo rojo que estaba atado a sus meñiques acaba de afianzar su agarre.
Holiss!!!!
Otro capítulo más de esta su novela.
¿Pensaron por un momento que iban a terminar separándose? Pues no!!!
Por ahora.
Siento mucho decirles que la parte del drama ya está a la vuelta de la esquina. Todavía les debo un cap que espero poder subir más al rato jajaja y de ahí actulizo miércoles y viernes. Una vez que lleguemos al drama actualizo diario :)
Espero que les haya gustado. No se olviden de votar y comentar.
Las tkm!!!
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