Capítulo 8: "You're a mean one, Miss Brienne"
Finalmente, llegó el viernes, esta sería la primera sesión práctica en la cocina, donde se formarían las habilidades técnicas de los estudiantes, o lo que era más usual en esta clase, lo que rompería sus espíritus, hasta llevarlos a reconsiderar si este era el rumbo que realmente querían llevar por el resto de su vida, si no era un sueño imposible desde el principio, tan efímero como un amor de la adolescencia, y tan lejano como la estrella del norte. Esta era la introducción a la cocina, pero no por eso significaría que la lección se guardaría los puños, sino que estaba diseñada para pasar a las carnes débiles por el fuego y sería un presagio de tiempos duros por venir. Nuestro héroe finalmente tendría su primer duelo cuerpo a cuerpo con un obstáculo en su senda y como un buen héroe, había venido sin ningún plan o estrategia antes de entrar al coliseo.
-(Bueno, es hoy. Aunque solo fue una semana, sentí como que el tiempo se expandía infinitamente entra más se acercaba la fecha, como si hubiera una barrera entre mí y hoy. Traté de estudiar un poco, pero los profesores no nos dijeron nada más aparte de que era una "introducción", que es la forma más ambigua de decirlo, y lo peor, creo que lo hicieron a propósito. Las manos me tiemblan y estoy sudando cántaros que podrían calmar la sed de los esclavos de Egipto. Es como la entrevista de vuelta en Texas, pero cien veces peor, porque al menos antes solo me veían los profesores, ahora, me van a ver otros estudiantes, y principalmente...)
-Bonjour, Monsieur Ramírez!
-¡Ah! ¡p-perdón, señorita Bram! Me agarró por sorpresa.
-Espera, espera, di mi nombre, por favor.
-Ehhh, Agnes Bram.
-Brienne, Ramírez, con "Bri" al inicio.
-Perdona, no lo tomes a mal, todavía no sé tan bien francés (O ¿tal vez sí se?)
-N'a pas d'importance, Ramírez, no podrías ofenderme para nada, jiji.
-(Esa risa inspira tanta confianza como la persona que sienta a la par tuya en un bus cuando todos los asientos están vacíos) Y ¿en qué le puedo ayudar?
-Faux, Monsieur!
-¡AHH! (¡Me señalo como a un acusado! ¿acaso estaba en un quiz sorpresa y acabo de fallar?).
-No es lo que tú puedes hacer por mí, Ramírez, es lo que YO puedo hacer por ti. Y viéndote, creo que te caería bien cualquier ayuda que te ofrezcan.
-¿Gracias? (Aunque la verdad, tú no apareces en mi mente como la imagen de "un buen samaritano").
-No agradezcas antes de siquiera conocer el favor, Ramírez, porque aceptarlo podría llegar a hacer más mal que bien.
-S-sí tú lo dices (Es como si el diablo me dijera, "ten cuidado al hacer tratos conmigo, ya que sales perdiendo al final") Entonces, ¿Qué es este favor del que hablas?
-La verdad, yo no lo llamaría un favor, per se.
-(Entonces ¿para qué toda esa advertencia acerca de los favores?).
-Más bien, piénsalo como una pequeña reflexión que tuve durante uno de estos días, es un hábito mío que tengo desde la primaria, así que quería compartir la primicia de mi último pensamiento y ¿Quién sabe? Al rato sirva para relajarte.
-(Me cuesta imaginar como esta "pequeña reflexión" tuya me vaya a relajar, bueno, si es que ese es el propósito de todo esto en primer lugar) Ok, acepto. ¿Qué es lo que ha estado pensando, señorita?
-Trés bien! Entonces, no perdamos más tiempo, monsieur. Para empezar, el hecho de que usted se sienta intimidado hoy es completamente natural; sería extraño que ese no fuera el caso...
-Bueno, gracias por decirme eso, Agnes (Hey, eso no fue tan malo, de hecho. Más viniendo de ella) Ahora me siento-.
-Perdóneme, monsieur, pero me parece que empecé mi oración diciendo "Para empezar", ergo, es solo el principio.
-¡D-discúlpeme, no lo note! (¿O solo quería que esto se acabe lo más rápido posible y por eso lo ignoré?).
-Volviendo al tema. Llegas a un país extraño, con una cultura distinta y más importante, un nuevo mundo de cocina, algo que nunca habías visto o siquiera, soñado con ver de frente. Esto, sin lugar a duda, es un sueño hecho realidad.
-Bueno, sí, sueño desde hace años con esto (Más de una vez me he pellizcado para probar que no estoy soñando...no es un hábito muy sano que digamos).
-Elementary, my dear. No lo tomes de mala manera, pero no tienes mucha pinta de europeo, la verdad, más bien es que pareces latinoamericano.
-Ehh, de hecho...
-Pero tu acento en inglés suena estadounidense a la perfección, lo que me indicaría que eres una de dos: O naturalizado americano, con suficiente tiempo viviendo ahí para aprender el idioma o naciste en Estados Unidos y son tus padres los latinos, con exactamente el mismo resultado.
-S-sí, tienes razón mis padres son mexicanos, pero yo nací y crecí en Estados (En el momento que hizo esa deducción, me corrió un escalofrío por toda la columna. Algo no anda bien).
-¡Ajá! Es entonces más que obvio que tu familia tiene bastante arraigada en la cocina mexicana, en ese caso. ¿Es eso todo lo que cocinan, más en Estados Unidos?
-¿A qué se refiere con eso, señorita?
-Digo, algo que me sorprendió de ti en el día de la introducción fue que, aunque llenaste todo el tiempo con tus ridículas preguntas, hubo dos aparatos de los cuales no preguntaste nada: La freidora y la plancha, y esto es solo una opinión, pero diría que se te veía más que familiarizado con estos, ni siquiera preguntaste acerca de ellas a la profesora Richter, si mi memoria no falla. Esto es lo esperable, la cocina mexicana usa ambos instrumentos en variedad de sus platillos
-S-sí, estoy al tanto de eso. (tengo un muy mal presentimiento).
-Si todo lo que dije es verdad, entonces, y esto solo es una suposición ¿ok? Pero ¿sería correcto si yo dijera que habitúas a comer este tipo de comida mexicana gran parte del tiempo durante la hora del almuerzo?
-P-podría decirse que sí.
-Excelente, con eso, te comparto una duda que me surgió estos días: Considerando todo lo que he dicho ¿cómo se explica que te vi que te fuiste del comedor y de los espacios abiertos el primer día después de que la señorita Yamada se te acercara, pero los siguientes días, sí te vi comer con tus amigos aquí? Comiste comida mexicana esos días ¿verdad?
-N-no sé porque eso es importante.
-No hay necesidad de ponerte nervioso, Ramírez, sólo quiero saber por curiosidad.
-(¡Mentira! ¡debe haber otro motivo!) La verdad no recuerdo realmente, solo me lo cómo y ya.
-¿En serio? ¿un estudiante de cocina no piensa en lo que entra a su boca?
-O sea, cuando lo cocino, sí, pero cuando me lo como, ya sé muy bien cómo va a saber-
-Eso desprende dos conclusiones -Exclamó la joven, con su índice tocando su sien- Una, que es algo que cocinaste, y dos, que es algo que comes a menudo, por eso conoces muy bien su sabor y no le pones mucha mente.
-P-p-podría decirse que sí (Esta vez ni siquiera pude ver cuando metí la pata. ¿Cómo termine en este interrogatorio?).
-En resumen, el día que decidiste comer en privado, comiste algo de tu preferencia y de propia obra, pero la pregunta sigue: ¿Por qué no en público ese día y los siguientes sí? Tal vez simplemente te gusta comer en soledad, pero no creo que sea eso, sino hubieras ido solo, y vos comes con dos camaradas, Harry y el muchacho jamaiquino. Tal vez sea que alguno de tus amigos no le gusta comer en público, sin embargo, eso tampoco tiene lógica, porque si no, no los hubiera visto comer los siguientes días en público. Por lo tanto, ese día fue la excepción, lo que significa que no querías que la gente te viera en ese día, durante el almuerzo. Juntamos uno y uno, y se deduce que no querías que vieran lo que comiste.
-...(Oh, no. Esto fue su objetivo desde el principio. Ella ya sospechaba de mí y ahora me va a descubrir como el cocinero de hamburguesas que soy).
-Y si te digo lo que pienso, es que no imagino que te avergonzarías de comer comida mexicana. Y con esto llego a una conclusión, comiste algo, con lo que eres familiar, sabes bien cocinarlo y muy probable se cocine a la plancha o se fría y que te podría poner en vergüenza si lo comieras en público en el instituto. Y si vienes de Estados unidos, hay justo un platillo que calza mis requisitos.
-¿A-a-agnes? (¡No puede ser! ¡me atrapó!).
-Dime, monsieur Ramírez, ¿de casualidad, trabajas en un establecimiento de hamburguesas?
-¡Argh! (¡Quiero largarme de aquí ahora! Pero no puedo, si lo hago, será como decirle que sí. ¡Necesito decir algo! ¡lo que sea para crea que no pegó en el clavo! ¡piensa, piensa! ...¡OH!¡Tengo una idea!) V-vaya que es usted muy lista, señorita, y muy observadora también.
-Merci, monsieur. La verdad, no me llaman "la magnifique prodige" solo por cocinar, también soy dotada en variedad aspectos.
-(Cuanta humildad. Si tuvieras un defecto, de seguro lo admitirías) Ahem, sí. Pero tengo un pequeño, chiquito, mini comentario que hacer.
-Dime entonces, monsieur.
-Parece que, en su emoción por revelar lo que había pasado, ignoró una pieza muy importante, algo que no calza con lo que usted dijo que pasó.
-Ah bon? Entonces, comparte con la clase cuál es esta pieza tan importante que ignore.
-Que yo recién llegué a este país, así que podría ser que no tengo ni una parrilla o plancha para usar en donde vivo
-U la lá! ¡parece que sí estabas poniendo atención, Ramírez! Me atrapaste. No tengo manera de saber si tienes parrilla aquí en París...
-(¡Ajá! ¡la atrapé! ¡sabía que sólo estaba presumiendo!).
-No es como que sea necesario, para empezar.
-Espera ¿qué? Si de casualidad tuvieras razón y yo sí cocinara hamburguesas, ¿cómo podría hacerlo sin una parrilla?
-Te respondo la duda con otra. ¿Cómo harías tu comida mexicana que ya admitiste cocinaste tú sin ninguna especie de parrilla para empezar?
-Oh...¡ARGH! (¡Estamos como en el principio!) ¡P-p-pero no tienes nada que diga que lo que cocine fue una hamburguesa!
-Tampoco es necesario, porque estoy más que segura de que eso fue lo que hiciste ¿o me equivoco, Ramírez?
Justo cuando John ya no podía ver ni siquiera la luz al final del túnel, a sólo segundos de que se quebrara y le admitiera la verdad a Agnes, una voz, como si de intervención divina se tratara, apareció en su auxilio.
-¿Y tienes evidencia de lo que dices, mademoiselle Agnes?
-¿Evidencia? No soy una detective para meterme a requisar en su casa ¿sabes?
-No obstante, parece que te has puesto a jugar de una con el pobre señor Ramírez.
-¡Harry! (¡Mi héroe ha llegado!).
-¡H-harry! Bonjour! P-para nada, jaja, solo estábamos haciendo unos cuantos experimentos mentales nada más.
-Si ese es el caso, ¿no les gustaría que yo me uniera a este pequeño juego?
-O-oui, oui, únete, por favor.
-Y si no es mucha molestia, desearían que me pusieran al tanto acerca del tema que estamos tratando.
-¡Estábamos hablando acerca del almuerzo de lunes y la razón por la que nos fuimos al sótano! (No tengo ni idea que podría decir, pero estoy seguro de que Harry podrá imaginar algo).
-Oui, tal como dijo monsieur Ramírez, y justo habíamos llegado a la conclusión de que la razón era porque él se sentía avergonzado por la apariencia de su almuerzo, una hamburguesa, posiblemente.
Hmm...la verdad, Agnes, me parece que, aunque tu conclusión no está lejos de la verdad, si está incompleta en su lógica.
-¿Incompleta, dices?
-Está incompleta en que parece que te has concentrado solo en el señor Ramírez, en vez de considerar a las tres personas que fuimos hacia el sótano, tres personas que fueron a comer en privado, no solo John. Entonces, ¿por qué crees que él fue la razón de nuestra salida?
-Porque Aiko hablo con él y me pareció que ella le advirtió sobre algo.
-Oh, ¿te pareció?
-Precisamente, por eso asumí que él era el motivo.
-La verdad es que la señorita Yamada solo vino a decirle algo a John acerca de un lapicero que se le olvidó en la clase. Y la verdad de todo es que ya habíamos decidido irnos justo antes de que llegara ella y la razón es porque yo traje lunchables de almuerzo.
-...¿Lunchables? ¿te refieres a esas pizzas frías del supermercado?
-Exactamente. Me acabo de mudar a un nuevo departamento, y no tuve tiempo para cocinar, así que tuve un paseo nocturno para visitar el supermercado. Pero cuando el buen señor Ramírez vio la pobre excusa de almuerzo que traje, nos recomendó que comiéramos en privado. Te agradecería mucho que guardaras el secreto, para que no tenga duras repercusiones en mi reputación.
Agnes quedó boquiabierta por unos momentos, con el shock de la revelación que acababa de escuchar de parte del británico. Cuando recuperó la compostura, le dijo en una voz bastante baja.
-Claro, Harry, el secreto está a salvo conmigo
-(Esa excusa incluso dejó sin palabras a la magnific prodij. Desde aquí, huelo el cerebro frito de la francesilla).
-En cuanto a ti, monsieur Ramírez -Vociferó Agnes.
-¡Ah! (¡¿Estaba pensando en voz alta?!)
-Me disculpo por el malentendido. De todos modos, nada importante salió de esto, así que sería mejor tanto para ti como para mí que no mencionemos esto nunca más. Au revoir!
-Espera un momento, Agnes, Ahora yo tengo una pregunta, si no te molestaría.
-Solo dila, no me gusta desperdiciar tiempo.
-(Y cuando dices eso, te refieres al propio, no al de los demás, ¿verdad, sister?) ¿Qué pasaría si, al final si hubiera sido yo el que hubiera tenido que comer en privado porque mi almuerzo era una hamburguesa?
-Hmm, te hubiera dicho que no te preocuparas por si fallarás hoy o en cualquiera de las próximas prácticas...
-Ya veo, bueno, gracias d-.
-No he terminado...
-Oh...
-De hecho, podrías fallar todas las prácticas, si quieres.
-¿Q-qué dice? ¡¿Cómo podría pasar el curso así?!
-Solo necesitas familiarizarte con la cocina, después de todo, eso es lo que necesita un buen conserje. Entonces, si realmente quisieras trabajar en una cocina, bueno...siempre hay más de una opción.
-¿C-conserje?
-¿Recuerdas lo que te dije al empezar esta conversación?
-D-dijiste que lo que ibas a decirme podría relajarme.
-Dime, Monsieur... ¿Estás relajado ahora?
John tomó el trago de saliva más grande de toda su vida, un poco más y hasta se pudo haber atragantado con el pánico que le provocó esta conversación, mientras pensaba "Sentí como si sus ojos verdes hubieran visto mi alma desnuda y la hubiera pateado directo en los inmencionables. Hasta su sonrisa no era calmante en lo absoluto, era tan inquietante como la de los payasos que traían antes para mi cumpleaños"
-Te deseo el mejor de los éxitos, Ramírez. Bonne chance!
-Adieu, mademoiselle Brienne...Ya aquí no nos debería escuchar. ¿Te encuentras bien, John? -Le dijo Harry a nuestro protagonista, con su mano en el hombro.
-S-s-sí (¡NO! ¡acaban de decirme que mejor me resigne a la limpieza! Si supiera de dónde vengo, me hubiera hasta comprado el boleto de vuelta a casa) Al menos, me quitaste un poco de presión del pecho. Nunca pensé que Agnes me fuera a hacer un interrogatorio así.
-No es para nada extraño, John. Agnes es muy inquisitoria, además de algo rencorosa, así que no dudaría que te tuviera entre ojos desde la introducción.
-¡P-pero qué excesiva es! ¿me vino a destrozar emocionalmente solo porque la hice pasar una pequeña vergüenza ese día?
-Precisamente. Ella se acerca a las personas con las sienta cierta animosidad y a partir del dialogo, ella decide si esta persona pudiera representar un problema o no. De esa manera, logra focalizar sus esfuerzos para superar solo los que reten sus habilidades. Pero no te preocupes, pude percibir que Agnes no va a seguir probándote de aquí en adelante.
-Wow...Bueno, eso es un alivio (Al parecer, soy lo suficientemente patético para no estar en el radar de ella...hip, hip, hurra) ¿Y tú como sabes todo esto, Harry? Parece que ya se conocían.
-Así es, señor Ramírez, la conocí cuando todavía ella vivía en el reino unido y constantemente hablamos por mensajería. Así que ya tengo un buen perfil psicológico sobre ella. Lo que vos percibiste como crueldad solo es una manifestación de su competitividad excesiva, así que te pido por favor que no pienses tan mal de ella.
-(La palabra importante de esa petición siendo "tan". También, pareciera que a Harry le agrada Agnes, lo que él no sabe es que eso es un crimen de guerra. No sé cómo alguien podría llegar a hablar como personas normales con Cruella de vil pelirroja) Mientras me deje de atormentar la vida, no hay problema, no soy muy exigente. ¿Puedo pedirte un favor yo también? ¿podrías llamarme John de ahora en adelante? Creo que ahora estoy traumado con que me llamen señor y en especial, monsieur...
-P-por supuesto, tus deseos son órdenes, John.
-Wah gwaan, bredren! ¿De qué me perdí?
-Nada rescatable, señor Dayton.
-¿Vieron quién estará presente en nuestra clase hoy? El profesor Jean Pierre Phillippe, mon.
-Ese nombre me suena conocido...(¡Claro! ¡igual que Michael Philippe!).
-¡Pues obvio, mon! Él es un profesor legendario del instituto, ha estado enseñando aquí desde el inicio, y además es el dada de Michael Phillippe.
-¿En serio? No tenía idea (Nunca le había preguntado acerca de eso, solo asumí que tenía padre, como todo el mundo) ...Harry, ¿estás bien? Estás sudando.
-El profesor Jean Pierre es el más estricto del instituto, John. Él solo da lecciones a los de tercer año. Si él viene a supervisar personalmente una lección, hasta los profesores se sentirán exigidos por su mera presencia. P-pero no entiendo ¡Está es nuestra primera práctica! ¿Por qué nos pondría tanta presión al empezar?
-¡E-e-esto no suena nada bien! (Hasta HARRY de todo el mundo se ve tenso ¡¿Qué será de mí en ese caso?! ¡PAREN EL MUNDO, ME QUIERO BAJAR!).
-Pobre oveja ¿estás aterrorizado porque te van a trasquilar? ¿o ya aceptaste tu destino como solo una moneda de cambio para aquellos encima de ti?
-¡Anastasia! (lo que faltaba, ¡ahora la amenaza roja me va a venir a atormentar también!) Hoy te agradecería que no utilizaras tantas metáforas, en especial las que me insultan a mí.
-Pobre John, pero te lo ganaste al no responderle con autoridad a la cerda francesa de Agnes.
-¿Viste toda la conversación?
-Soy el ojo que todo lo ve y el oído que todo lo escucha. Los movimientos de la élite nunca pasarán debajo de mí.
-(¿Por estar tan cerca del suelo?) ¡¿Y por qué no entraste a ayudarme?! Seguro que para cualquier persona pasando por aquí se veía como un magnate pateando a un indigente (lo cual no está muy lejos de la realidad).
-¿Para qué? ¡Un buen bolchevique debería saber defenderse sólo! Si no, ¡no sirves para la causa! ¡para el gulag!
-Entonces solo te quedaste viendo el espectáculo. Muchas gracias, vales mil -respondió John, soltando un suspiro al ver el apoyo que podía esperar de sus amigos- El menos me pude defender un poco con ese error que encontré en su lógica.
-Ajá, el que ella derribó inmediatamente con su lógica. Hubiera sido una masacre sido Harry no hubiera llegado a tiempo.
-Para tu información, ya había pensado algo parecido antes de que llegara Harry, pero él lo dijo primero (Nada mejor para ocultar un bluff que otro bluff. Harry se dará cuenta, pero tal vez Anastasia no).
-Es irrelevante. De haber sido yo, le hubiera logrado sacar más información acerca de las élites. De seguro que el profesor Jean Pierre supervise la clase de hoy es obra de ella ¡quiere meternos miedo en el corazón! pero si cree que podrá amedrentarnos con eso, ¡está muy equivocada! ¡los revolucionarios no daremos un paso atrás! ¡JAMÁS! ¡NET!
-No subas tanto el volumen de tu voz, Anastasia -Dijo Harry- Que tus planes probablemente llegaran al pentágono a punta de tu gritándolos.
-Ni que lo digas (Con personas como ella como espía, la guerra fría hubiera sido muy rápida) De todos modos, ¿Qué ganaría ella con cambiar el profesor?
-La respuesta es obvia...pero deberías pensarla tú solo.
-Creo que ella también está perdida, bredren.
-Que coincidencia, yo pensé justo lo mismo, Dayton (Esta chica parece una dispensadora automática de conspiraciones. Lo más seguro es que la francesilla no tiene nada que ver...Hey, se me acaba de venir algo) Por cierto, ¿de dónde escuchaste lo del profesor Jean Pierre, Dayton?
-Lo escuche en una de las aulas de los profesores, mon. Decían que el profesor Gianluigi se sentía under the weather y no dará la clase hoy.
-¿Y se lo dijiste a alguien más?
-Nah, me nah do that, mon.
-Entonces, podría ser que Dayton es el único que escucho eso, y entonces solo nosotros sabemos.
-Y la razón por la que no avisaron se deduce que fue una falta de tiempo al ser un hecho inesperado y repentino -Planteó el inglés- En ese caso, Agnes ni nadie podía haberlo planeado.
Con esto, todos volvieron a ver directo a la pequeña bolchevique entre ellos.
-...¡N-no me miren así! ¡Solo cometí un pequeño error en mi conclusión!
-Yo creo que toda la teoría fue el pequeño error, como las últimas que has dicho, jaja.
-¡¿Estás diciendo que mis teorías no tienen valor?!
-Mmm, bueno, estoy seguro de que Agnes si les encontraría valor, aunque fuera solo por la diversión que la daría destruirlas, jajajaaaaAAAAAAAHHH (¡PELLIZCO EN EL BRAZO! ¡ME LO VA A ARRANCAR! ¡AYÚDAME, BUDA!)
-Te lo mereces por decir semejante insulto. Solo de imaginarme hablando con la sucia cerda francesa me da urticaria en los brazos, blergh.
-P-perdón (¿Cómo alguien tan flacucho tiene tanta fuerza? Estoy seguro de que llore un poquito)
-No promuevo la violencia, John, no obstante, para decirlo en términos más coloquiales, "te lo buscaste, mi hermano" -Declaró Harry.
-HAHAHA! ¡CHILLASTE COMO UN RATÓN! HAHAHA! -Dijo el jamaiquino, agarrándose el estómago de la risa que le provocó.
Con eso, nuestro héroe aprendió una lección muy dura; que abrir la boca de más es para los comensales, no para los cocineros. Sin embargo, poco después de que el ruido del grito maniático de John se hubiera difuminado en el ambiente, el silencio se expandió cual palomita en la sartén, cuando una figura poderosa arribó en escena. El temido y respetado profesor Jean Pierre Philippe avanzaba y avanzaba por los pasillos a un ritmo constante, y aunque los otros estudiantes de ninguna manera podían ignorar su presencia, tampoco representaba más problema para ellos; solo era un profesor caminando por el campus, pero nuestro protagonista y su camada sí sabían el porqué de su llegada, y ya tenían el corazón en la mano. El profesor era un hombre mayor, de unos setenta y pico de años, pero todavía era muy corpulento y alto, era calvo, pero tenía una prominente barba blanca, y se decía que, en su juventud, había sido un mozo de buen parecer, además de uno de los mejores, sino que el mejor chef del mundo.
No importaba que talentoso eras, o que tan diligente fueras con el estudio, él sabe cómo ver a través de los cocineros y encontrar su talento interno o su falta de tal. El profesor se acercó a la puerta de la cocina, donde se encontraba la señorita Aiko parada y estática, y a su lado, su guardaespaldas Takashi. El señor Jean Pierre dirigió su estruendosa voz hacia Aiko:
-Buenos días, señorita Yamada.
-Buen día.
-¿Ya se acostumbró al idioma aquí en Francia?
-No.
-Bueno, no se estrese, solo siga practicando y no se avergüence al hablar y verá que en poco dominará la lengua.
-Gracias, Philippe-sensei.
-Ni lo mencione. Por cierto ¿este aquí es el grupo número 1?
-Oui, monsieur Philippe.
-Oh, señorita Brienne, usted también en este grupo ¿verdad?
-Exactament, monsieur. El grupo y yo estamos esperando al profesor Alighieri para empezar la primera clase práctica.
-Comprendo. Bueno, siento mucho ser el heraldo de malas noticias, pero el profesor Gianluigi no podrá venir hoy a impartir la clase
-Excusez-moi?
-Al parecer, en su última sesión fotográfica se le pegó un resfriado y se va a tomar el día libre para recuperarse. Así que yo lo voy a relevar por hoy en sus deberes. Por eso estaba buscando su grupo.
-A-ah, j'ai compris, professeur. Es un privilegio que usted nos vaya a dar una clase en una fase tan...temprana del curso.
-Bueno, no pierdo más el tiempo, voy a empezar la clase. Ya hablaremos en otro momento.
-Oui, monsieur -Respondió la francesa, desviando la mirada para que no se notara la angustia que había aparecido en su rostro.
El profesor entro al salón, mientras que el resto de los estudiantes estaban consternados por quién estaría a cargo de ellos. Y no solo causó conmoción entre los mortales, sino que también las ingresadas estrellas parecían estar sorprendidas. Aiko, a su manera, parecía que se había puesto un poco tensa y dio una profunda inhalación y exhalación, mientras que Agnes pareció que mordió un poco sus uñas a través de sus guantes. El profesor sacó a todos de su estado se shock llamándolos para que entraran a su clase. Todos caminaron, con un ánimo tan bajo que parecía una marcha fúnebre. Con todos en sus estaciones, el profesor levantó la voz:
-Buenos días, estudiantes. Bienvenidos al curso de la práctica culinaria I. Soy el profesor Jean Pierre Philippe, y hoy seré el sustituto del profesor Gianluigi. Antes de empezar, voy a impartirles una introducción a lo que se va a hacer aquí, así que, si no les molesta, me gustaría que se acercaran un poco, por favor.
Todos hicieron caso, pero lo hacían como si acercaran a una víbora, siempre alertas y con la menor cantidad de movimientos posibles, evitando que el depredador sintiera su presencia. Primero, explicó los criterios de calificación de la clase, asunto que solo les concierne a los estudiantes y por eso, lo saltamos, aunque si hay algo rescatable es que, aunque John nunca tuvo la meta de ser el estudiante con mejores calificaciones, la idea de sacar una nota más alta que la francesa y restregárselo en la cara estimulaba hasta el infinito su imaginación.
-Con ese asunto ya resuelto, empezaremos con lo que nos concierne hoy. Debo dejar en claro desde el vamos: La verdadera relevancia de este curso es lograr hacer que ustedes piensen como un chef. Nuestra labor es muy distinta a la de leer y memorizar recetarios, no somos sus abuelas para estar haciendo ese tipo de cosas.
Nuestro oficio es tanto arte como ciencia, ergo, la cocina de alto nivel está en constante cambio, y los cocineros que se queden atorados en el pasado, quedarán tan obsoletos y añejos como una langosta con un día de muerta. Por lo tanto, este curso buscará que desarrollen herramientas propias para que puedan interpretar la comida a un nivel más profundo y que así, logren crear sus propios platillos. También se irán familiarizando con la jerarquía y distribución de funciones en una cocina de tres estrellas, a trabajar bajo presión y en equipo, aptitudes vitales para un chef.
-El profesor Jean Pierre es bastante directo al hablar. Solo dice lo que necesita decir de una manera eficiente y rápida -Dijo Harry- Para mí, eso es admirable.
-Supongo que él también es así a la hora de cocinar -Contestó John.
-Muy bien, iniciemos con lo básico. ¿Cuál es el fundamento de la cocina? Lo que une todo lo que nosotros hacemos. ¿a quién se le ocurre algo?
-¡Los restaurantes! -dijo Anastasia con entusiasmo.
-No exactamente. Los restaurantes obviamente contienen en su interior todas las actividades que hacemos en la cocina, pero la cocina no es dependiente de la existencia de ellos. Podemos cocinar tanto en un restaurante como en la casa.
-Ya veo...
-Los cocineros, profesor -Exclamó Harry, en una forma mucho más sobria.
-Los cocineros son los que hacen los platillos, pero no son los únicos que cocinan, cualquier humano técnicamente puede. Entonces, el cocinero no es el núcleo de la cocina.
-Los comensales, mon.
-Primero, te me refieres a mí como profesor, no soy tu "mon", muchacho, y segundo, el comensal es necesario mas no el centro de las cosas. Nosotros como cocineros servimos al comensal, sin embargo, no estamos irremediablemente sujetos a este. Perfectamente podríamos cocinar solo para nosotros mismos si quisiéramos.
-P-perdón, profesor.
-Uy (hasta ahora el pobre de Dayton está cabizbajo, pero si le hubiera puesto atención a cómo es este señor, tuvo que haberlo visto venir).
En ese momento, una voz tímida se arrimó, sigilosamente como un gato bajando de una repisa, pero con los decibeles comparables al ruido de un mosquito
-...Alimentos.
-Disculpe, señorita Yamada, ¿podría repetir su respuesta? No la escuche claramente.
-A-alimentos.
-(Aiko participó, y desde aquí pude ver el esfuerzo que puso solo para subir la voz, casi como si sintiera obligada a participar. ¿Es el efecto del señor Philippe tan fuerte que hasta la "chef más fría del oeste" muestra señales de vida?)
-¡Casi, señorita Yamada! Los alimentos son un recurso vital para los seres humanos, pero para la cocina no son todo. Muchos alimentos se pueden comer sin ninguna preparación más compleja que ponerlos al calor, pero para la alta cocina eso no es suficiente. Lo que pido es algo aún más básico, lo que conecta todo lo que hacemos y que están ignorando justo ahora.
-(¿Cómo que no era la comida? ¡esa era justo mi idea! Si no es eso, entonces ¿qué? ¿qué es más básico que la comida? Además, el profesor dijo que es algo que estamos ignorando, pero ya todo el mundo dijo todo sobre la cocina ¿qué se nos puede olvidar? Quizás sea algo más literal, algo que se puede ignorar como cuando dejo mis llaves en mi escritorio y parece que desaparecen... ¡Ah! ¡Tengo una idea! Veamos que tan bien sale) ¿Serán los sabores-es? (¿Eh? Qué raro, se escuchó como un eco).
-Qué curioso, dos personas dijeron la respuesta al mismo. ¿Cuál es tu nombre, muchacho?
-B-b-bueno, yo soy John Ramírez, p-profesor (a veo porque la gente se pone nerviosa cuando les habla. Es como si un trueno me hubiera caído en frente y el cráter me empezará a saludar después).
-Un placer, señor Ramírez, y les agradezco a usted y la señorita Brienne por dar la respuesta correcta.
-¡¿L-la señorita Bren?!
-Brienne, Ramírez, con "bri" al inicio, como el Brie. Y al parecer, al menos algo de mi forma de pensar se te pegó...bien por ti.
-C-claro, de seguro fue eso. Q-que coincidencia, jeje (¿por qué siempre terminó metiéndome con ella? Y siempre que lo hago, ¡es justo en algo que la hacer enojar! Más difícil sería decir que es lo que NO la enoja, y tengo una lista de ideas, y muchas concluyen con yo saliendo herido).
-Los sabores son la base de cocinar. Que los alimentos supieran mejor fue lo que nos llevó como especie a mejorar los instrumentos y las técnicas para cocinar, y todavía hoy, los sabores son lo que distinguen nuestra labor de la de cualquier otra. Todas las comidas están construidas a partir del sabor, los ingredientes se deciden en base a las necesidades de sabor que tenga nuestro platillo. Esto se hace a partir de lo que llamamos "estructura de sabores", y nuestra finalidad siempre debe ser crear una estructura de sabores compleja y deliciosa, hay que entender cómo usar los sabores que tengamos a nuestra disposición, de manera que no se opaquen entre ellos, más bien, que resalten y complementen el uno con el otro.
Esta construcción mental debe iniciar desde el momento en que empezamos a imaginar qué vamos a preparar. Por ejemplo, hay técnicas distintas entre cocinar un corte de carne de res y carne de pollo, y desde aquí, se inicia la limitación y eliminación de métodos y, por consecuencia, de sabores. Primero, una introducción básica: los cinco sabores básicos, supongo que ya los conocen, ¿verdad?
-¿Cinco sabores básicos? Tenía entendido que solo había cuatro sabores -Comentó Harry
-Igual yo (A ver: Salado, dulce, ácido, agrio ¿cuál me faltará? ...¿Asqueroso contará como sabor? No sé, pero suena como que sería difícil de justificar como parte de la estructura de un plato).
-Estoy viendo algunas caras desconcertadas entre ustedes, porque pensaban que solo había cuatro. ¿Alguno de ustedes tiene conocimiento de este quinto sabor?
-Umami, profe
Inmediatamente, John le susurró directo en el oído a su compañero:
-¡¿Qué haces?! ¡si le sigues hablando con jerga al profe, te vas a meter en problemas!
-Así es, muchacho. Umami es lo que llamamos el quinto sabor.
-Espera ¿qué? (¿el quinto sabor tiene un nombre jamaiquino?) Entonces, ¿qué significa "Umami" allá en Jamaica, Dayton?
-No tiene nada que ver con Jam-dung, bredren. Creo que es de Japón, mon. Ahí fue donde lo descubrieron.
-Ahhh ¿y a qué sabe?
-Ehh, pues a umami, mon
-Ilustrador. Gracias, Dayton (Después le preguntaré qué hacen los paraguas y los subibajas).
El profesor Philippe pronto se encargó de responder mejor la pregunta.
-En japonés, esta palabra significa "sabor delicioso" y este sabor está presente en las algas, los champiñones Shitake, el queso parmesano, los tomates maduros, etcétera. Estos alimentos usualmente son ricos en inosina monofosfato, Guanosín monofosfato cíclico y principalmente, glutamatos. Es muy difícil de describir este sabor, pero es excelente para completar nuestras comidas.
-Wow, interesante (Nunca considere que tan relacionadas podrían estar la química y la cocina, más porque química nunca fue mi materia favorita. Pero si lo piensas, trabajar en una cocina no es tan diferente de trabajar en un laboratorio. Además, llamar al sabor que descubriste "delicioso" suena un poco arrogante, si me lo preguntas, y estoy seguro de que cierta persona haría lo mismo si tuviera la oportunidad...)
-Para poder elaborar buena comida, hay que saber las relaciones entre los sabores, cuales se neutralizan entre sí y cuales cortan a través de estos y sobresalen en un platillo para saber en qué proporción deben ser utilizados. Además, cada sabor tiene requerimientos especiales a la hora de integrarlo, por ejemplo, la sal está presente en nuestras bocas, aproximadamente un 0.4% en la saliva, esto significa que para que algo no se sienta mal sazonado, necesita mínimo 0.5% de sal en masa para que se registre el sabor, con la azúcar necesitas, un 0.75%, pero con el ácido y el agrio son sabores más complementarios así que solo los usamos en cantidades esporádicas, en especial el agrio, ya que es el sabor más fácil de percibir y esto es porque el humano primitivo asociaba este sabor con comidas tóxicas, y en el caso de umami, dos elementos de umami en un platillo se complementan a sí mismos, por lo que es muy recomendable aplicar este sabor de esta manera.
Esto deben tenerlo muy bien en cuenta cuando empecemos a realizar platillos. Además de eso, hoy aprenderán la técnica adecuada para cortar vegetales, tanto en cubos como a la juliana, pasando por el corte brunoise y los cortes oblicuos y también les enseñaremos sus usos en la cocina moderna. Les haré una demostración de cada técnica que vamos a practicar hoy, así que espero que presten atención, por su propio bien.
El muchacho tragó amargo en cuanto escuchó esas palabras.
-(Otros profesores hubieran dicho algo como "por favor, pongan atención" pero el profesor Philippe lo formuló como una amenaza. Bastante preocupante viniendo de él...)
-El profesor ya empezó su demostración, John. Concéntrate.
-Empezaremos por los cortes más fáciles y que sea muy posible que ya conozcan, e iremos aumentando la apuesta desde ahí.
El profesor empezó a explicar a detalle una gran variedad de cortes, y sus distintas utilidades en la cocina, empezando naturalmente por lo más sencillos, como el corte en diagonal y el paysanne, que son formas elegantes de decir rodajas. Continuo con los cortes cúbicos: El macédoine y el parmentier, ambos muy útiles para hacer la base de vegetales francesa conocida como el "Mirepoix", usualmente una combinación de zanahoria, cebolla y apio y usada en bastantes estofados. Estos últimos le causaron un poco de curiosidad a John, ya que siempre había pensado que usaban moldes filosos para sacarlos del vegetal, no considerando lo impráctico que suena hacerlo de esa forma.
-Ahora, vamos con los cortes más pequeños. Estos requieren exactitud y precisión en su técnica.
-¿Esas palabras no son lo mismo? -Dijo John instintivamente, solo para ser recibido por los "¡shhh!" del resto de estudiantes.
-P-perdón.
-No, te explico después -Le susurró Harry por encima del hombro.
-Gracias (al parecer, esta lección es una misa, y la palabra del profesor es evangelio...Agnes es la inquisidora).
Philippe prosiguió, ahora con el corte oblicuo, una versión más profesional del corte en diagonal, las julianas, delgadas casi como un cabello, y por último, llegaron los cortes de más alta dificultad, la brunoise y la brunoise fina, que en esencia eran cubitos diminutos a partir de julianas. A nuestro héroe le temblaban las manos solo imaginar que él tendría que cortarlas así de precisas, luego, veía que sus manos estaban temblando, se angustiaba por pensar en cómo le haría para cortar eso así, se estresaba más y esto seguía ad infinitum. Pero había algo más llamativo de esta lección.
-(Es increíble ver al profesor cortando. No es sólo por rápido, pero parece como si sus manos no se movieran del todo, ni siquiera se nota que está moviendo el vegetal con la mano libre. Los chefs deben ser bastante eficientes con sus movimientos...o desarrollan poderes mentales en algún punto de su entrenamiento...No, no, esa es Anastasia hablando).
-Hay otros cortes que les iremos enseñando durante el curso, pero por hoy, solo practicaremos los que les mostré hoy. Ahora, irán a sus estaciones y replicarán estos cortes hasta la perfección. Yo personalmente calificaré cada uno de sus trabajos, así que, si no quedan más preguntas...
-...Ehhh, todavía no sé la diferencia entre exactitud y precis-.
"Oui, chef!" Respondieron todos de forma sonora, casi como un saludo militar.
-Oui, chef...(Será para la próxima, creo).
El silencio fue sustituido por el sonido mecánico producido entre el cuchillo y la tabla para picar, todos con sus ojos en sus ingredientes. Había zanahorias, succinos, pepinos y papas. Los estudiantes escogían qué vegetal o hortaliza querían usar para determinada técnica y luego ponía sus cortes en una bandeja para presentársela al profesor. La faena empezó sencilla para nuestro protagonista, pero más tarde que nunca, padecerían en carne propia la reputación que precedía al profesor Philippe.
-Pero ¿qué es esta bazofia, señor Shipton? Estos cortes oblicuos son todos cortados a diferentes ángulos: 44°, 56°, 32°, ¡90°! Si le interesa hacer arte cubista, puede irse a investigar a Picasso en su tiempo libre, pero en mi cocina exijo SIMETRÍA. ¡Empiece de nuevo y tenga en cuenta el ángulo de su cuchillo!
-Sorry, Chef...
-Y usted, señorita Petrov, si quiere hacer que sus rodajas paysenne parezcan estrellas, le puedo prestar un kit para hacer galletitas de mi nieta, claro, si quiere perder más mi tiempo y el suyo. ¡Deje esas frivolidades y continúe con las otras técnicas!
-Oui, chef... -Dijo Anastasia, solo para después susurrar- Reaccionario inmundo.
-¡Y nada de susurros en mi cocina! a menos que quiera que su lengua termina en el congelador de carnes.
-¡EEEK!
-Y hablando de perder el tiempo, señor Stafford, yo podría dar un seminario de dos horas sobre el tema y probablemente todavía le faltarían julianas por cortar. No somos un laboratorio analítico para querer cortar nuestras zanahorias a un nivel molecular, así que si no tiene la confianza suficiente en que su motora fina le permita rebanar de manera uniforme y rápida, será mejor que se resigne a los vegetales enlatados. ¡Apúrese!
-Lo siento, chef. Aceleraré el ritmo.
-W-w-wow, ¡c-cuánta crueldad! (El señor Philippe está pasando a todos por el rallador y los está haciendo tiritas. ¡Y se está acercando a mí estación! ¡Ay, Santa María! ¿qué me dirá a mí? Si me dice que no tengo lo necesario para ser un cocinero, voy a caer directo al suelo como el Hidenburg. ¡No, no, no! Debo tener confianza, mis vegetales se ven bien, la verdad, se ven muy bien. Sí, se ven excelentes, se ven de lo mejor).
-¡Señor Rivera!
-(Son basura) ¿R-r-rivera, che-?
-¿Por qué lo veo mirando tan intensamente a sus vegetales? ¿Acaso les tiene miedo?
-Ah, n-no, no. E-e-estaba revisando como iba y...¡Decidí hacer una pequeña contemplación de mi trabajo! ¡sí, eso!
-Puede contemplar libros de imágenes en su tiempo libre, señor Rivera. ¡Deje de desvariar y prosiga su labor, si no quiere tomar el lugar de sus vegetales en la tabla de picar!
-E-entendido, chef -Respondió el manojo de nervios, acariciándose el cuello como si la guillotina hubiera estado a centímetros de darla su propia caricia- (¿será que en su currículo incluye "cocina de seres humanos? Ay, condenada Anastasia, ¡cada vez pienso más tonterías! Lo peor, tengo tanto miedo que ni pude corregirle mi apellido)
-Y corte sus parmentier más pequeños, están en 1.30 cm.
-Ah, c-claro, chef (¿qué? ¿cómo...? ¡wow! ¡tiene razón! Y solo los tuvo que ver de lejos, ¡que ojo más perspicaz!).
La práctica seguía su rumbo, y el ritmo monótono del picar era rompido de vez en cuando por las palabras de Jean Pierre, con críticas tan feroces que podrían hacer a Marco Pierre White llorar, inclusive, unos cuantos estudiantes no se aguantaron y otros apenas contenían las ganas solo para que no salificara la comida. Mientras tanto, el ojo chismoso de John notó algo peculiar: En ocasiones, el profesor Philippe se acercaba a una estación, veía el trabajo del estudiante, y se largaba sin nada más que decir y notó que pasaba principalmente que estaba en la estación de Aiko y de Agnes.
Un pequeño ejercicio de lógica dio de resultado la conclusión de que eso significaba que el estudiante estaba haciendo un buen trabajo. Eso le trajo un poco de paz, ya que Jean Pierre había pasado varias veces por su estación y hecho esto. De todos modos, le faltaban las brunoise finas, el corte más pequeño y complejo de la práctica. Y John estaba corriendo contrarreloj.
-(Me quedan diez minutos para terminar y todavía me faltan las brunuá. Debo meterle quinta y acabar con la práctica) Aquí vamos...ok, está juliana quedó bien, veamos...sí, 1.5mm, si todas quedan así, me deberían quedar finas.
-Tuve que acelerarme exponencialmente para poder terminar y mis manos están sufriendo un calvario -Dijo Harry, con los dedos entumecidos y la respiración fuerte.
-Uy, no pensé que fuera tan difícil cortar rápido.
-Siento que, cuando voy rápido, pierdo control parcial de mi cuerpo temporalmente y cuando lo quiero recuperar, todo mi sistema nervioso frena de manera brusca. No poseo todavía espontaneidad.
-Ya veo, espontaneidad (Esto es solo un ejercicio básico. Hay que hacerlo natural en la cocina, pero ¡parece tan imposible hacer esto algo tan preciso de manera espontánea!) Ok, ahora solo me queda hacer los cubitos.
-Esa sección me derrumbó a mis rodillas. Tuve que repetirlo tantas veces que sentí que se me acabarían los ingredientes.
-Espero que yo pueda hacerlo rápido (Porque ya no me queda mucho tiempo) Bueno, aquí voy...
-...¿No vas a cortar las tiras?
-E-espera, necesito ver que las estoy cortando bien (No es cierto, siento un pánico y no puedo forzar mi mano a bajar. Si me equivoco, tendría que empezar de nuevo, y ya no me queda tiempo para eso).
-¡Corte!
-¡AHHH! (¡Adiós, dedo! ...Espera, lo ¡Lo corté!)
-Debe tener seguridad en su técnica, señor Rivera. Si piensa mucho cada acción, no tendrá consistencia para trabajar y no conseguirá un ritmo apropiado en la cocina.
-Entiendo, chef (Qué curioso, estos cubitos quedaron exactos...).
-Prosiga, y por favor, deje de mirar tan fijamente a los vegetales, no me los vaya a traumar.
-C-claro (¡Ellos son los que me miran el alma!).
Con menos de un minuto en el reloj, John logró terminar las brunoise, e irónicamente, fueron las mejores rebanadas que cortó. Aun así, ningún chef debería durar casi dos horas cortando vegetales, pero la práctica daba tiempo para familiarizarse con las técnicas, no del todo perfeccionarlas, eso solo se haría conforme siguiera el curso.
-Me dieron un 77 en la práctica.
-Un 85 en mi caso -Compartió Harry
-Yo, un 82 -respondió Anastasia
-Quede on the edge, mon. Un 75 cerrado.
-("Le falta confianza a la hora de realizar las tareas", "no racionaliza el tiempo", "carece de precisión". Todo esto es lo que tengo que mejorar. Ciertamente es más difícil que ser freidor, al menos ahí mis padres no me calificaban...o al menos, no me decían cómo me iba) Apenas pasé. Siento que me hice peor cocinero mientras estuve ahí adentro.
-No seas tan duro contigo, John. Es solo la primera práctica. Solo es una fracción minúscula del total de puntos.
-¡Exacto, bredren! ¡Yo apenas pasé y mira lo tranquilo que estoy!
-E-eso no me relaja mucho. No es que quiera ser el mejor de todos los tiempos, pero tampoco quiero pasar por los pelos. No me voy a conformar con eso.
-No seas tan dramático, camarada John. Fueron más los nervios los que te traicionaron hoy en las trinchadas. Si la cerda francesa no te hubiera dado una tunda verbal, no hubieras estado tan fuera de tu elemento.
-Eso tiene sentido, la verdad...Espera, ¿dijiste algo con sentido?
-¿¡Eso qué quiere decir?!
-No lo tomes a mal, pero siento que muchas cosas de las que dices a veces harían un buen episodio de los X-files.
-¡Eres un traidor! ¡de seguro eres un espía de la CIA!
-¿Ves? Justo cosas como eeeeeeeeesaaaAAAAAAAAHHHHH (¡OTRO PELLIZCO!).
-Yo siento que todos estamos con la necesidad de practicar. Y además de la presión extra con la que venías, también la presencia del profesor Philippe creo que nos desequilibró a todos. Por cierto, deberías cuidar lo que dices en frente de la señorita Petrov o te quedarás sin brazos para practicar.
-Lo tomaré en cuenta...ouch. Hey, parece que Agnes y Aiko se quedaron hablando con el profesor.
-Mirá, si es cierto, mon. ¿De qué estarán hablando?
-Es obvio que están tratando de ganar favores con el profesor. Entre las élites se protegen las espaldas.
-¿Para qué más? Agnes ya tiene a todos los profes de su lado, además ¿por qué Aiko? No me da la pinta de buscar ser "la mascota del profesor" (en general, no parece ser una aficionada de llamar la atención).
-Y aunque no lo crean, Agnes tampoco es de ese tipo -Acertó Harry.
-¿Huh? ¿en serio?
-Es muy orgullosa y competitiva, así que nunca le ha gustado sentir que la están ayudando. Aun así, probablemente recibe cierto trato especial de los profesores de manera no intencional como fruto de su actitud.
-Ya veo (Entonces, ella no habla en clases para tener puntos extra, sino para que todo el mundo escuche lo lista que es...Brillante deducción de mi parte) Entonces, volvemos al principio ¿por qué están ellas dos hablando con el profesor?
-Hmmm, buen punto. Cualquier cosa que pudiera decirte sería una mera conjetura, si te soy sincero.
-La verdad es que no es nuestro problema, bredren. Al rato, no es nada.
-Pero ¿no te da curiosidad saber?
-Si te da tanta curiosidad, ¿por qué no le preguntas a alguna de ellas?
-Hmm, no es una mala idea (Tal vez con Aiko; con Agnes, me daría otra de sus "reflexiones" y terminaría sabiendo en dónde vivo o algo así).
-Si consigues alguna información, háznosla saber.
-Wow, Harry, no pensé que fueras tan chismoso.
-Hmph, quita esa risilla perjuiciosa de tu cara, Ramírez.
-Jaja, claro, claro (Trae un poco de satisfacción molestar a Harry, aunque espero que no reaccione tan violento como Anastasia, porque creo que él haría algo más "técnico" que un pellizco) Pero ¿por qué te interesa tanto?
-Solo es un presentimiento, sin embargo, quisiera escuchar información directa de parte de ellas.
-¿Un presentimiento de qué? ¿de algo malo?
-No específicamente de algo malo, pero...La verdad, es superfluo, no lo des mucha relevancia.
-Como tú digas. Si logró que me respondan algo, se los contaré (Harry está preocupado, ¿acaso cree que la francesilla podría hacerle algo malo a Aiko?).
Las dos estudiantes estrellas dejaron al profesor y partieron por caminos distintos. La señorita Aiko siempre tenía a su guardaespaldas como su sombra, lo que le daba presencia a la pequeña muchacha en los pasillos, ciertamente no pasaba desapercibida, para su desdicha, por lo antipática que era con las multitudes. A diferencia de su contraparte, no resaltaba mucho el hecho de que era una estudiante estrella; más bien, cualquiera que no supiera que entró con calificación perfecta pensaría que es una estudiante bastante estándar, no obstante, una cierta aura de confianza emanaba de la señorita, bastante complicada de describir, pero estaba relacionada con el hecho de que parecía no perder la compostura con nada.
John se acercó a ella para preguntarle un poco acerca de su conversación entre ella y el profesor, principalmente porque no tenía intención alguna de hablar directamente con la señorita Brienne nunca jamás, pero al estar en frente de ella, se siento más amenazado que con la estudiante abiertamente ofensiva.
-(Ugh, tengo un nudo en la garganta, esa cara inexpresiva de ella es como una máscara siniestra, tras de todo, siento que con solo una orden, el gólem que la protege me haría morcilla. Mejor cuido mis palabras) Ehh...B-buenos días, señorita Yamada.
-Hola.
-¿Cómo le va hoy? Supongo que la práctica la sintió fácil. Yo la verdad tuve...problemas (Fracasé miserablemente).
-Bien.
-Sí, por supuesto...(Es difícil creer que estoy conversando con otra persona y no una línea automática y al menos "para escuchar las instrucciones en español, presione 1" es una oración. Si sigue así, no le voy a sacar nada. Debería preguntarle directo, pero con mucho cuidado de no molestarla...o tal vez no tan directo) La verdad es que he visto que tanto usted como la señorita Brienne son como celebridades aquí en el instituto, y quería preguntarle, si no la molesta, ¿qué piensa usted de ella?
-Ah...
-(¡Reaccionó! Pero espero que no se haya molestado) ¡N-no quiero parecer un metomentodo, pero como ambas tienen un estatus de estrellas, me imagine que tanto ella como usted tendrían una opinión una de la otra!
-Agnes-senpai cocina bien...
-Sí, totalmente. Yo también pienso lo mismo (¿qué más iba a decir? ¿Me habré emocionado por nada?).
-Pero...no me gusta.
-¡! ¿no le agrada? (Supongo que quiso decir eso, porque si no, sonaría más como si le estuviera rechazando una declaración, algo que simplemente no veo a la francesa haciendo, a menos que haya un espejo involucrado) ¿Por qué?
-Da miedo.
-Miedo, huh. Bueno, no podría culparla de eso, la verdad. Ella es muy intimidante. ¿Acaso ya habló con ella?
-Sí...
-(Yo creo que es hora de revelar mis cartas) ¿Eso fue cuando estaban hablando con el profesor Philippe?
-¡!...Sí.
-Lo imagine (Uyy, Takashi me está mirando fijamente... ¡¿N-no estará pensando que estoy espiando a su señora?!) ¡N-n-no piense mal, solo vi que ustedes estaban hablando fuera del salón cuando yo iba saliendo, por mera coincidencia, jeje (¡Por favor, créanme!).
-Ya veo...dijo algo.
-¿Huh? ¿ella te habló? (No creo que Agnes debería andar dando sus reflexiones a todo el mundo, más si algunos tienen un guardaespaldas con pinta de samurai...)
-Un reto...
-¿Te propuso un reto? Suena como algo que haría ella (Tal vez ese fue el presentimiento que tuvo Harry).
-En tarde.
-Ya veo (Espero que lo haya interpretado bien, no vaya a ser que me inventé un chisme) Bueno ¡te deseo suerte, señorita Yamada!
-Gracias...
-Antes de que te vayas, ¿te puedo hacer una última pregunta?
-Sí.
-¿Qué es Agnes para ti?
-...Mi rival.
-¡! (De todas las palabras que ha dicho en inglés, está salió limpia y sin titubeo ¿La ve como una rival? Uno pensaría que la única que sentiría rivalidad sería la francesilla, no ella).
-Tengo que ganar...
-¿En el duelo?
-...En todo.
La mirada más seria que alguien pudiera recibir ahora estaba grabada en el lóbulo frontal de nuestro héroe. La determinación que se desprendía de sus ojos era visible desde la estratosfera. La usualmente tímida y pausada para hablar señorita puso toda la profundidad que su caja toráxica le pudiera dar en esas últimas palabras. Ciertamente, no había capacidad de malinterpretación en su discurso, Aiko Yamada iba en serio.
-(Al parecer, la señorita Yamada tiene una agenda propia con Agnes. Pero su motivación todavía no la sé. ¿Será algo que la francesilla le dijo o vendrá de más atrás? Es muy difícil decir) Ahh, señor Takashi ¿desea algo?
-Por si estás interesado, el reto será en la cocina 305, Ramírez-dono. Estoy seguro de que Aiko-sama y Agnes-tano darán una buena contienda.
-¡C-claro! ¡no me la voy a perder! (aunque solo para ver qué tanta diferencia hay entre mí y los "prodigios") ¡Gracias por decirme, señor Takashi!
Y como si no hubiera pasado nada, el amo y su guardia continuaron su camino, pero siempre con esa presencia abrumadora. Ahora, todavía más, porque los fuegos de la competencia estaban avivándose, pero por ahora, solo estaban en el precalentado. Como una paloma mensajera, John volvió a la base a reportar las buenas nuevas.
-¿Un reto, mon? ¿qué tendrá en mente esa gyal?
-Muy seguro de que es una iniciación para entrar a la élite. Es una prueba para ver si tiene lo que se necesita -Intuyó la rusa.
-¿Por qué lo haces sonar como un ritual para entrar a los masones? Aiko dijo que veía a Agnes como una rival y es obvio que la francesa cree lo mismo, entonces ¿por qué quisieran estar juntas? Y también, ¿las iniciaciones no son usualmente en secreto?
-...Creo que hay reconsiderar la evidencia de nuevo.
-Ajá, seguro (apostaría mi beca a que no consideraste la gran mayoría de cosas que dije para empezar).
-Supuse que algo así estaba pasando -Cortó Harry con esto, mientras tenía los ojos cerrados y los brazos cruzados.
-(¡Y yo supuse que vos supusiste que algo así estaba pasando! ¡Jaque mate!)
-¿Otra vez con esa sonrisilla maliciosa, John? ¿Acaso se te ocurrió cuál podría ser la razón de este peculiar acontecimiento?
-Ahh...(Ups, no estaba pensando en eso. Pero ahora debo darle una repuesta a Harry si no quiero quedar como un pelele) Bueno...estaba pensando...que la verdad...muy probablemente...si lo analizamos desde cierta manera...podría ser, eh...¿eso que me dijiste en la mañana acerca de Agnes? Sobre como ella buscaba conocer a la gente que pensaba como amenazas y competidores. O sea, si conmigo me puso los ojos encima porque la hice pasar un momento diminutamente embarazoso, ¿no sería lógico pensar que alguien como Aiko necesitaría medidas mayores?
-Hmmm, qué curioso...yo estaba pensando exactamente lo mismo, señor Ramírez.
-(Wow, solo estaba diciendo lo primero que se me venía a la mente sin pensarlo, pero tiene sentido lo que dije. Aiko ciertamente sería un rival más formidable para la francesilla que yo...incluso decirlo en mi mente me entristece tantito) Sí, solo fue algo que se me ocurrió, nada más.
-Heh, si hubieras puesto ese mismo esfuerzo mental en tu discusión con la cerda francesa, no hubieras tenido que salir con tu cola entre las patas -Remarcó Anastasia con sarcasmo- Ciertamente, la marca de un novato, todavía verde y sin las cicatrices del campo de batalla.
-Pues perdóname la vida, boina verde, ¿en cuántos campos de batalla TÚ has estado?
-Para tu información, desde hace años me he puesto al servicio de la causa obrera en innumerables foros de internet, y salido victoriosa gracias a mis discursos convincentes.
-Ohh...(Ciertamente, esta sister sería la única persona en el universo que respondería eso sin ninguna pizca de ironía. Y algo me dice que cualquier persona puede decir que "ganó" una discusión online) Anyways, ¿qué clase de reto le habrá propuesto?
-Bueno, obvio que un reto de cocina, bredren.
-¿Tienes evidencia de eso o algo que contradiga mi teoría de que va a ser un duelo de baile? -Dijo John con desdén
-Yo personalmente pienso que será un duelo de ajedrez, una verdadera batalla de mentes -prosiguió Harry.
-¡Para nada! Va a ser un duelo de sables. Si hay empate, mejor, si saben a lo que me refiero. -añadió Anastasia.
-¿Por qué todos estos duelos, bredrens? Estamos en una escuela...de...cocina. Oh, I get it now.
-(Es demasiado fácil ser sarcástico con Dayton. Esta vez, hasta Harry y Anastasia se me unieron) Volvemos al principio, todavía no sabemos qué clase de reto es.
-Tal vez sea un reto de velocidad, como quién puede cortar más vegetales en diez minutos.
-O tal vez sea una prueba teórica, para ver quién sabe más de cocina.
-O tal vez sea una exhibición de técnicas complicadas.
-Realmente, cuando yo tenía problemas con alguien de vuelta en Jam-dung, simplemente lo resolvía con un buen kass kass y ya.
-¿Kass kass? Eso significa pelea, ¿verdad? -Dijo John.
-Right, bredren! No quiero presumir, pero me decían que tenía una buena derecha, jaja.
-Seguro (Y no quisiera confirmarlo) pero no creo que ellas recurran a algo tan violento.
-Estoy de acuerdo, si van a realizar su reto aquí en el instituto, es imposible que sea una pelea.
-"Es imposible que sea una pelea" Tal vez no es tan imposible, mon.
-¿A qué te refieres, Dayton? ¿estás diciendo que hay una manera dentro del instituto con la aprobación de los profesores? -Respondió Harry.
-Entonces lo que dices es que... ¡¿Hay un club de la pelea dentro del instituto para la élite?!
-E-eso tampoco suena como algo que aprobarían (Aunque, sería mórbidamente cool que algo así existiera...claro, no me gustaría ser uno de los peleadores)
-Lo que quiero decir, mon, es que hay más maneras de pelear que solo tus puños, ¿verdad? Y hay una manera para pelear cocinando.
-¿Pelear...cocinando? ¿Cómo harías eso? ¿lanzándole comida al otro chef mientras cocinas?
-Otra vez, no creo, Anastasia. Esto es una escuela, no Mad Max.
-¡Son los cook-offs, mon!
Todos permanecieron en un silencio incómodo por unos segundos, mientras John pensaba:
-(Después de que todos humillamos al pobre Dayton, él termina siendo el que se le ocurrió una buena idea. El karma es real, al parecer)
En medio del silencio, la amenaza roja rompió este vacío como un huracán
-En el nombre de Stalin ¡¿qué es eso?!
-¡Por supuesto, los cook-offs! (Se me habían olvidados)
-¿Un cook-off? Hmm, pero la temporada de cook-offs no empieza hasta final de año -Dijo Harry, pensativo, luego, abrió los ojos y miró directamente a los dos muchachos- Y ustedes ¿cómo saben acerca de los cook-offs?
-Aim sori, ai du not espic inglich.
-John, tú naciste en Estados Unidos, además de que todo el tiempo hablamos inglés. No desvíes la pregunta.
-Ah, perdón, tuve un lapso mental (bueno, no la sudemos demasiado) La verdad, yo podría hacerte la misma pregunta, ¿Cómo tú sabes sobre ellos?
-Lo leí en el folleto de introducción.
-(Ah, eso tiene sentido. Apenas si le pase el ojo a ese folleto) ¡Igual nosotros! Bueno, problema resuelto.
-Ahora sé qué estás mintiendo, John.
-¡¿Q-q-qué?! ¿por qué? ¿no crees que haya leído?
-"Creer" equivaldría ambigüedad en mi juicio. No hay ningún rastro de tal en mi conclusión ya que, si realmente hubieras leído el folleto, hubieras visto fácilmente que te estaba mintiendo, porque no hay tal información en él.
-U-uff, me atrapaste como a un ratón (Eso se sintió como un truco de Agnes...Ah, claro, son amigos).
-En el momento que reflejaste mi pregunta hacia mí, supe que estabas ocultando algo. Una pequeña trampa sería suficiente. Ahora, ¿Cómo conocen acerca de los cook-offs?
-¡Ahhh! Dang it, mon! ¡nos expusiste!
-¡B-bueno, no te vi a ti proponiendo excusas!
-¡Harry, eres un perro astuto! ¡estoy segura de que más de una vez la sacaste información a un disidente! ¡Pero tales trucos no funcionaran conmigo! -Dijo Anastasia, con un rostro orgulloso, solo para que, en silencio, dijera- La verdad, yo tampoco leí el folleto...
-Estoy esperando una respuesta, caballeros.
John dejó salir un aire de derrota y abrió el pico -Sí, señor.
El pobre fraude le dio una explicación resumida de lo que había presenciado en le Manoir de la Lune, donde vio su primer y único duelo culinario hasta la fecha, mientras que, de manera deliberada, esquivaba los hechos de la historia que habían provocado que llegará ahí en primer lugar.
-Hmm, entonces hay cook-offs que son externos a la institución. Aunque el lugar en donde describes que los organizan suena un poco...clandestino.
-Hey, bredren! Don't be so rude! El lugar ya tiene todos los papeles que pide la municipalidad. Que algunos estudiantes vayan a com-.
-¡Shh! ¡Dayton, baja la voz! ¡recuerda que nadie debe saber que hay estudiantes participando en cook-offs externos!
-Oops, sorry bredren.
-La verdad es que yo aprendí por coincidencia cuando fui a preguntarle un asunto de la materia al profesor Gianluigi. Él me contó acerca de los cook-offs y de cómo son una tradición en el instituto a final de año. Y ahora, siento que es muy probable que Agnes le haya propuesto el duelo a la señorita Yamada. Eso es bastante preocupante...
-Bueno, yo no me preocuparía por Aiko. Aunque se vea inofensiva, se nota que por dentro tiene una actitud y temple muy fuertes.
El británico movió sus ojos azules directo hacia John, y con un rostro tan estoico como un busto griego, le dijo.
-¿Acaso dije que me preocupaba por Yamada?
-(¡Ok, pero no me mires con esos ojos!) Entonces ¿crees que la que está en problemas es Agnes? ¡Por favor, ella es la magnific prodij o como se diga! Solo propuso este duelo para restregarle en la cara que ella es la mejor.
-No te contestó los motivos de la señorita Brienne, ni tampoco sus habilidades. Ella ciertamente se ganó su título sola, es realmente una genio de la cocina, pero hay algo que creo que ya notaste de ella y es más de una debilidad de lo que tú crees: Su temperamento.
-¿Cómo? ¿se deja llevar por sus emociones fácilmente? ¡Vaya burguesa más infantil!
-(No lances piedras si vives en una casa de cristal, Anastasia).
-Es la verdad, cuando está en su elemento, puede ser imparable en lo que se propone, sin embargo, este vendría siendo el primer Duelo de Agnes.
-¿En serio? Uno pensaría que los tendría con cada vuelta de la esquina (para que le vean como una lunática de los duelos, por supuesto).
-Si algo la llega a sacar de su estado óptimo durante el duelo, su mente va a hundirse en un vórtice de manera progresiva. Y recuerda, John: ¿Cuál era el epíteto de la señorita Aiko? no lo olvidaste, ¿verdad?
-...("La chef más fría del oeste") D-de todos modos, ni siquiera va a ver mucho público, y ni siquiera sabemos con seguridad que es un cook-off.
-Hmph, la francesa debe tener algo entre manos, debe tener mucha seguridad de que va a ganar y su humor va a estar al máximo. Más bien, si pierde, la derrota le dolerá todavía más. De seguro será un espectáculo inolvidable, jajaja.
-Mmmm...
-Harry...(Él se ve bastante preocupado por todo esto. Ya sé que ella y Harry se conocen muy bien, pero se nota que hay una verdadera amistad entre ellos dos de la cual no conozco mucho. Además, eso de "es más de una debilidad de lo que tú crees" suena bastante serio...)
Continuó el resto del día, las lecciones fueron y vinieron, mientras que la práctica todavía mortificaba a John. El muchacho sentía que ver el desafío entre las prodigios lo motivaría, ahí vería que realmente su nivel de técnica no era nada patética y que, con práctica y experiencia, lograría llegar a ese punto en algún momento. Las clases finalmente terminaron, con su cuaderno lleno de apuntes, pareciendo más el collage de un enfermo mental que las notas de un estudiante, él y su bandada emprendieron su camino hacia la cocina #305, que se encontraba en el tercer piso. Al entrar, vieron que no se entraba a la cocina directamente: Había una puerta que llevaba a la cocina, pero otra llevaba a un sector que rodeaba ¾ del lugar y estaba repleto de butacas.
Era obvio que el lugar estaba hecho para observar de manera panorámica la cocina, ya que unas ventanas de vidrio rodeaban la cocina. La suposición lógica es que estas aulas eran para eventos importantes: Cook-offs, competencias estudiantiles y exámenes finales. Ciertamente, el duelo había sido propuesto súbitamente y sin previo aviso. Contando a John y sus amigos, había nueve personas en ese lugar; no era un evento de alto perfil o bastante promocionado. Entre los otros espectadores, estaba la profesora Richter y el muchacho de tercer año que había participado en el cook-off de le Manoir de la Lune, junto con otros dos acompañantes, no obstante, el invitado más importante entre todos ellos era el director Le Brun, que mantenía una mirada concentrada hacia dentro del ventanal, donde estaban Aiko y Agnes preparándose para su duelo.
Agnes se veía bastante normal, con la misma pequeña sonrisa que era como una pequeña fuga de toda la confianza y arrogancia que sentía de sí misma, en contraste, la señorita Aiko tenía algo bastante diferente en ella; más específicamente, una bandana con caracteres japoneses, los cuales ni John ni sus acompañantes podían traducir. Se la había puesto para levantarse el pelo del frente, que podía molestarle la visión al cocinar. La otra persona en el cuarto era el profesor Philippe, que cumpliría la función de árbitro absoluto de la contienda; con una pequeña silla plegable y una mesa plástica al frente, regularía el cook-off cuando fuera necesario. Al parecer, los platillos se enfocarían en viandas ya preparadas, y las estudiantes harían en el resto.
-Esa tina tiene un aparato conectado...¡ah! ¡Ya la recuerdo! Era el sou...el souuuu-.
-¡Ya sé, mon! ¡es el souvenir!
-¡Eso! (...Espera, ¿realmente le voy a creer a Dayton?) ¿No era el saus bid?
-El Sous-Vide, John. Me parece que todas las carnes disponibles fueron precocinadas con ese aparato.
-Me lo imaginé (Si mal no recuerdo, el sous-vide logra calentar el agua a una temperatura bastante específica y la mantiene constante por mucho tiempo, al punto que puedes cocinar muchas cosas durante horas para prepararlas. Es también útil para recalentar ingredientes a la hora de la cena, ¡que increíble lo que puede hacer la tecnología! ...Aunque me gustaría que estuvieran más baratos).
-Ah, sí, a nosotros nos regalaron uno de esos aparatitos cuando llegamos aquí, bredren. Siempre se me olvida el nombre, jaja.
-¡Es una hermosa máquina! Pero como siempre, solo la élite tiene acceso al capital suficiente para controlar esos medios de producción, blergh. Cocineros comunes perfectamente podrían pasar toda su vida sin llegar a verlo.
-Estoy de acuerdo, seguro de que ayudaría mucho de vuelta en casa (podría cocinar las tortas en la mañana y calentarlas cuando las órdenes lleguen).
-Ya veo que de poco en poco estás empezando a usar la cabeza, camarada -Dijo Anastasia, pero la siguiente parte se la quiso reservar- Aunque te haya tomado diecisiete años para empezar...
-Ehh ¿dijiste algo?
-¡¿Cómo te atreves a hacer semejante acusación, camarada?! ¡eso es actuar de un espía del régimen!
-...¿Cuándo te acusé?
-¡! H-hmph, o-obvio que le vi en esa mirada injuriosa bajo tu tez.
-Seguroooo...(Al rato, se me pegó un poco de la mirada diabólica de la francesilla. O el caso más probable, es que Anastasia no está acostumbrada a que la miren fijamente).
-Deberías bajar la voz, gyal. El director te miró como cuando madda ve en la cocina una ra-.
-Y-yo creo que ya se entiende el punto, Dayton, jeje (No te vaya a escuchar alguien y te envíen al departamento de salubridad).
-Como la personalidad más poderosa dentro del instituto, debe tener vínculos con la élite, y debe ya tener sus ojos puestos en ti, señorita Petrov.
-¿Huh? ¿q-q-quieres decir que...?
-No le va a tomar mucho encontrar tu domicilio, si es que lo desconoce para este punto. Y ¿quién sabe? Tal vez mande gente ahí, quizá solo para intimidarte...o podría ser...
El labio de la muchacha temblaba como gelatina en un terremoto, hasta se podía ver su respiración, como si el calor le estuviera saliendo del cuerpo.
-...Para silenciarte por siempre.
-¡BÚ!
-¡EEEEEK!
-Jajajaja, eso estuvo excelente, Harry.
-Bueno, tengo que admitir que no esperaba ese remate, John, sin embargo, debo admitir que también lo encontré bastante jocoso.
-Grr, ¡e-eso no fue para nada gracioso! ¡sentí mi cabeza en la horca por un momento! -Respondió la joven con sus ojos llorosos.
-¡Así es, mon! ¡asustar gyals es de bad bwois!
-Perdón, perdón, jaja (Anastasia se reclinó al lado de Dayton, y parece que no le molesta. Tal vez, Dayton es un "lady's man" ...Ahora que lo veo, Dayton parece que le tiembla un poco el labio...¿será que también lo asusté?) Por cierto, ¿por qué hiciste la broma, Harry? Siempre parece que no te gusta cuando la gente se molesta entre sí.
-Muy cierto, pero la señorita Petrov te ha mortificado buena parte del día, así que consideré apropiada una "retribución", por llamarle así.
-Ya veo, bueno, gracias, Harry. (Cuando le pone mente, Harry puede ser una amenaza).
-Ok, ya no voy a molestar al americano el resto del día. El cook-off o como se llame va a empezar.
-Llegó la hora (Veamos a las estrellas en acción y ver qué tan lejos estoy de ellas, si es que pueden hacer justicia a sus nombres).
El profesor Philippe dio la orden de empezar, y las estudiantes fueron directo a tomar las carnes del baño sous-vide. Agnes tomó una tira de costilla de res, mientras que Aiko tomó las costillas de cordero. Lo primero que se dispuso a hacer la francesa fue verter los contenidos restantes de la bolsa en la que venían sus tiras, que era un caldo púrpura con el mirepoix con el que se había combinado la carne al entrar en la tina, y era fundamental para la estructura del sabor. El proceso de sous-vide duraba un aproximado de doce horas, pero como la propuesta de este duelo fue tan súbita, tomaron prestados unas carnes de los estudiantes de tercer año.
Luego, la muchacha tomó un gran vertedor que contenía caldo de res, y lo siguiente solo era una opinión de John, pero parecía que a la chica le costó un poco llevarlo a su estación, "sería bastante trágico que todo eso se derramará en el piso, quitar ese olor tardaría días, sino semanas...no que me molestaría a mí en lo personal, olí la carne de res antes que el olor de talco para bebe". Por consiguiente, la cocinera vertió buena parte del caldo y los juntó con los jugos de las tiras, pasó todo esto a una olla grande, y lo empezó a poner a fuego lento. Añadió unas hojas de laurel y de tomillo, y lo dejó todo cocinando un momento mientras iba a buscar algo.
La joven japonesa, por su lado, empezó a cortar un enorme trozo de panceta de una manera tan rápida y precisa, al igual que una máquina. Una vez que cortó la cantidad necesaria, fue a tomar una botella de aceite de oliva. Justo cuando iba a ponerlo en la sartén, Agnes la detuvo un momento para decirle algo. La señorita Aiko asintió con la cabeza y se fue a tomar una pequeña ollita, echó una buena parte de aceite y luego, tomó un poco de romero y los agregó al aceite hirviendo. John estaba totalmente confundido por el propósito de tal acción: "¿Pero qué diantres? ¡¿qué clase de cosa le habrá dicho la francesilla para que Aiko hiciera tal cosa?! Probablemente le dijo que aquí en Francia hay una tradición de freír tus especias o algo así para hacerle perder el tiempo, ¡qué tremenda tramposa! Y la pobre de Aiko se lo creyó".
Agnes volvió a su puesto, y empezó a cocinar unas semillas en una sartén. Estas eran semillas de pimienta, muy útiles para condimentar, pero en la sartén parecían casi como cocinar palomitas. Después de un rato, las echo en la salsa como si nada, y se fue a preparar sus vegetales. Al mismo tiempo, Aiko había comenzado a poner su costilla en la sartén, con el lado más grasoso tocando directo el metal y los huesos con la curva hacia afuera. Después de que la costilla se veía bien cocinada, la sacó de la sartén y la dejó a reposar. Ahora, va a agregar unos vegetales que había cortado previamente.
-Hmm, ¿va a caramelizar cebollas?
-Más bien, echalotes, John.
-Mmm no, Harry, estoy seguro de que echó cebollas, no elotes, o ¿acaso los británicos les dicen así a las cebollas?
-Jajaja, no, querido John, el nombre de la verdura es echalote. Son parecidas a cebollas pequeñas a simple vista.
-Ahhhhh, c-claro, no las pude ver muy bien desde aquí, y tu acento me confundió un poco, jaja (ugh, quedé como un completo simplón) ¡Y suelta esa sonrisilla, Anastasia!
-¿Acaso te pones a llorar cuando te comes una mazorca, mon? JAJAJA.
-¡Yo te voy a poner a llorar!
Aiko tomo una botella pequeña con un líquido claro en su interior, y antes de que el grupo pudiera razonar los contenidos, una columna de fuego se levantó de la sartén, tal como una aparición divina. John no había nunca visto un flameado hecho en la vida real; de haber sido el que estuviera cocinando, hubiera lanzado la sartén al suelo por el pánico, escapado del lugar y dejando al instituto a su suerte, como un torpe, negligente y no mal intencionado emperador Nerón, pero la chef más fría del oeste parecía que había mirado al diablo a los ojos más de una vez, porque el torbellino de flamas, no solo no la sorprendió, sino que su cara inexpresiva no se inmutó en ningún momento, era tan natural como ver al sol levantarse en el horizonte. Para los curiosos, el líquido inflamable había sido vino blanco, este combinado con el aceite aromatizado y la grasa de la costilla le daría un excelente sabor a los echalotes. Agnes levantó un poco la cara cuando vio el flamée, pero rápido continuó su trabajo.
La olla seguía todavía hirviendo, pero la cocinera no parecía hacer mucho con ella, hasta que la luz llegó a la mente de John: "¡eso lo recuerdo de uno de mis libros! ¡Es una reducción! Esto lo hace uno para evaporar el agua de una salsa y concentrar los sabores, es como cuando echas azúcar a una taza de café: cuando tengo una taza pequeña, le hecho dos cucharadas, pero en una normal, que tiene más líquido, le pongo cuatro...y debería de dejar de ponerle tanta azúcar al café y seguir el consejo del señor Mike".
Efectivamente, Agnes estaba reduciendo su salsa para la preparación de su salsa, mientras preparaba sus vegetales. Aquí fue cuando ambas estrellas coincidieron en este paso, cuando Aiko tomó unas papas de tamaño normal. Esto era extraño, ya que sueles presentar esta clase de platillos con vegetales pequeños, como papas petite y cebollas perla, pero ese seguía con ese plan en realidad. Partió las papas a la mitad, de forma en que quedaran como grandes rectángulos, parecidos a los que se usaban para hacer julianas, lo que extrañaba todavía más a nuestro héroe: "No sé, las julianas son muy delgadas, y creo que son mejor para ensaladas, ¿por qué las preparará así?".
Sus dudas fueron respondidas casi de inmediato, cuando la señorita tomó esta pieza entre su pulgar y dedo índice, y con una navaja pequeña, empezó a cortar en ángulos. Con una visión limitada, debido a que los vidrios se estaban empeñando un poco con el vapor de la reducción, John notó una cara de shock en el rostro de la francesa al ver lo que estaba haciendo Aiko, y el público también se veía más atento desde ese momento, y Harry en especial, por lo que era obvio a quién preguntarle.
-¿Qué onda con todos? Parecen como si hubieran visto a Aiko apuñalar a Agnes.
-Ese corte...¡Es el corte tournée!
-Ok...
-...¿Y a qué se debe esa cara de "¿y qué?" si se puede saber, John?
-Ni siquiera recuerdo que hubiéramos visto en la clase de hoy, ¿por qué es tan importante?
-El corte tournée es especialmente complicado, ya que consiste en partir tu vegetal de manera que al final parezca a algo similar a un balón de fútbol americano.
-O, ya sabes, solo fútbol.
-Hmph, no sé si me agrada esa conclusión.
-Jajaja, tranquilo, soy medio mexicano, ¿recuerdas? Con certeza sé cuál realmente es "foot-ball". Pero volviendo al tema, este corte, nunca lo vimos en clase hoy ¿por qué?
-De nuevo, es un corte que requiere un alto nivel de técnica para realizar bien, y como puedes ver, la manera en que se sostiene la navaja es peligrosa para que cualquier gaznápiro siquiera pruebe suerte intentando la tournée. Mejor de los casos, te haces una cortada profunda; un descuido o un uso excesivo de la fuerza, y para decirlo de una mejor manera: Bid your finger adieu.
Su dedo lo miró de vuelta, y John solo le pudo devolver una mirada de pánico.
-(Entonces Aiko, con la paz de un monje budista, se puso a realizar una técnica peligrosa en un cook-off. Valga la redundancia decir que se necesitan unos nervios de acero y una fe en sus habilidades más grande que mi desconfianza en las mías...)
La ahora sorprendida Agnes se puso a copiar esto, y ahora se puso a cortar sus vegetales de la misma manera a modo de respuesta. Papas y zanahorias eran convertidas al tournée, y había tantos balones como si fuera el super bowl, no obstante, mientras que Aiko lo hacía con una mirada serena, no dormida o distraída pero tan tranquila que los ojos reflejaban los vegetales al igual que un estanque quieto refleja la luna, Agnes, por otro lado, parecía que su mundo se había vuelto borroso y lo único que veía era la papa en su mano, ese tipo de concentración imbuida por el miedo al fallo, tal como si viera una torre Jenga empezando a balancearse. A pesar de este gran esfuerzo mental de la genio, desde la butaca se notaba a leguas que la muchacha a duras penas podía seguirle el ritmo a su rival.
En un momento, frunció el ceño por lo que podría ser un instante, solo lo suficientemente duradero para ser apenas perceptible, como esas personas que tienen la maña de hacer caras cuando se concentran en algo. Al final, pudo cortarlos todos dentro de su tiempo. Ahora, en una sartén bastante larga, Agnes agregó un volumen generoso de vino tinto, lo empezó a reducir y agregó su salsa aquí, pero se veía más lenta al moverse, seguro por estar exhausta por la parte anterior.
El uso del vino y las tiras de carne significaba que lo que estaba preparando era boeuf bourguignon, un platillo tradicional francés, mientras que Aiko había agregado caldo de res a sus echalotes y había reducido la salsa. Lo curioso es que, cuando Aiko cargó el contenedor de caldo de res, que era del mismo volumen que el de Agnes, no presentó ninguna dificultad al cargarlo, más bien, ella lo llevó con una mano. En una bolsa, agregó la costilla de cordero, la panceta cortada y la salsa, la cerró y la dejó marinando por unos cuarenta minutos, mientras cocinaba sus vegetales. Después, cuando sus vegetales estaban cocinándose, sacó la costilla y agregó la salsa a la sartén, que ya había marinado con la carne, mientras ella cocinaba la costilla con un soplador, mientras que John pensaba que parecía más un trabajo de soldadura que una técnica de cocina.
Con tiempo de sobra, la muchacha empezó a acomodar su platillo, poniendo la costilla partida a la mitad encima de los vegetales, y luego agregaba la salsa. Agnes, en su lado, estaba cocinando la carne con la salsa reducida de vino, para efectivamente acabar con la parte más importante de su platillo. Con sus vegetales listos, empezó con las preparaciones finales: Agregó una especie de sal con granos enormes, un poco de limón y ordenó sus vegetales de manera en que se veía como los platillos de los libros de John. El de Aiko no se veía mal, pero era como que solo había puestos sus ingredientes en el plato y ya, sin ton ni son, pero se notaba que Agnes era una detallista, cada vegetal, cada trozo de carne, todo fue colocado de manera deliberada, hasta limpió excesos de salsa con una toalla que cargaba en la cintura, para que quedara un hermoso círculo simétrico. Por último, partió un limón en dos, y exprimió una de las mitades sobre la carne.
Los platillos estaban listos, y era momento del juicio. El profesor Philippe tomó un muy detallado vistazo al plato de ambas antes de siquiera tomar un bocado, tomando notas en un pequeño cuaderno en su mesa sin tener que verlo, cuando llegó la hora de la degustación, tomó un buen bocado, mientras que su rostro permanecía firme mientras saboreaba. Luego, después de un espacio de meditación, dio su opinión a ambas concursantes, la cual no se podía escuchar a través del vidrio, pero parecía que Agnes estaba muy feliz con la crítica del profesor y Aiko, era muy difícil de discernir ya que sus facciones no tenían cambios tan pronunciados, pero parecía estar feliz y satisfecha con su trabajo. El profesor y las estudiantes dieron la vuelta al público, y con su mano anunció a la ganadora, que fue...
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