Capítulo 5: "Fryers in Paris"
El sol volvió a entrar por la ventana del cuarto y directo en la cara de John, lo que normalmente le hubiera indicado que era hora de empezar el día, sin embargo, esta vez pensó un poco más que lo normal: "¿Qué propósito tendría levantarse en estos momentos? Ya no estoy en Texas. No tengo que ir a sacar las carnes del congelador para las tortas, no tengo que ir a poner a tostar las tortillas o ir a limpiar el asador o la freidora".
El punto es que no era requerido que él se levantará temprano esta vez, además, todavía tenía cansancio acumulado de los últimos días, entonces, en un acto de coraje y determinación, levantó la mano izquierda e inmediatamente, la bajo hacia el lado derecho de la cama, movió su espalda para que quedará viendo a la ventana y volvió a su cita con Morfeo, y eso hubiera sido todo si no hubiera empezado a escuchar el sonido de un taladro unos diez minutos después. Bajó tan rápido como una persona con medio cerebro apagado lo podría hacer, de milagro no haciendo algo merecedor de aparecer en "las diez caídas más estrepitosas de la semana". Cuando bajó, vio a Mike en el baño.
-Señor Mike -Dijo el joven, siendo interrumpido por un prolongado bostezo ¿Qué está haciendo?
-¡Ah, Buenos días, John! La ducha estaba dando problemas, como te dije, pero el tipo que repara las duchas pide una cuota bastante...substanciosa, así que decidí que con mis herramientas y un poco de ingenio, trataría de repararla yo mismo y así, me ahorraría unos cuantos euros.
-(Espero que esos euros al menos alcancen para comprar café, no quiero ver el día en que el señor Michael se hipnotice solo para tomarse un cappuccino) Pero ¿no podría esperar hasta más tarde para hacer eso? Quería aprovechar que hoy estoy desocupado para dor-.
-No, querido John, en el momento en que sale el sol, no debemos desperdiciar ningún momento del día. Por cierto, ¿Cómo que no tienes nada en tu agenda hoy?
-Bueno, las clases empiezan hasta la próxima semana y la verdad es-.
-¡Deberías salir a conocer París, hombre! A esta hora podrás ver absolutamente todo lo que este lugar tiene que ofrecer.
-Pero ni siquiera tenemos la ducha todavía ¿cómo me voy a bañar?
-Vamos ¿acaso ayer te acomplejaste tanto por ir sin una ducha?
-Bueno, sí, pero no tenía otra opción, no podía tardar. Además, ya llevo como tres días sin tomar un baño.
-¡Bah! Un día, tres días, un mes, ¿Quién cuenta eso? ¡La revolución nos dio la libertad para salir al mundo sin ser esclavos del agua y del jabón! ¿Qué esperas? Allez!
-Ok, voy -Dijo John, dejando un suspiro exasperado por haber sido sacado a la fuerza de la cama- (Espera, ¿Acaso dijo un mes? Espero que no haya sido el tiempo que ha estado sin ducharse...)
Inclusive lejos de su patria, el joven no puede escapar de los cacareos del gallo madrugador. Aunque la verdad era que el punto de Mike dio en el clavo; él quería descubrir la ciudad con sus propios ojos. Así que se puso una camiseta, unos jeans, un sweater, una boina para ocultar que estaba despeinado y salió a andar. Mike le dio un pequeño mapa, que más para ayudarlo a moverse de forma eficiente en la ciudad, era más bien para que supiera como volver a casa en caso de que se perdiera. En cualquier otra época, esto hubiera sido un salvavidas, pero John estaba confiado que no lo iba a necesitar mucho con su aplicación de mapas de su celular, pero, aun así, se lo llevo con miedo de que, si lo rechazaba, su suerte se lo saldría cobrando más tarde ya que este ser ficticio encargado de su fortuna probablemente lo interpretaría como un símbolo de rebeldía.
Abrió la puerta hacia la calle, tomó un fuerte suspiró y salió del edificio. Ahora, lo primero que debía decidir era ¿Adónde ir? Obvio él deseaba ir y ver la torre Eiffel, el arco del triunfo, el Louvre, los campos Elíseos y demás cosas que uno veía en las guías turísticas en internet, sin embargo, él quería ver el París para parisinos, no sólo los lugares para turistas, quería ser uno más en la ciudad, entonces, decidió que sus pies decidieran, y sin ponerle mucha mente, empezó a caminar por el paso de piedras, y empezó a disfrutar el lugar sin ninguna restricción de tiempo.
-¡Este lugar es impresionante! Pareciera que viajé en el tiempo. Veamos que nos vamos a encontrar (¡espera! huelo algo...creo que es...¡Pan!) Debe haber una panadería cerca.
Su olfato lo llevo hacia una auténtica panadería francesa. Algo distinto provenía de los baguettes reposando cerca de la ventana abierta. Era una esencia hipnótica, como el canto de una sirena. Cuando les hecho un ojo, vio que eran dorados y bellos, su instinto pudo más que él y decidió ir a comprar unos. Cuando entró a la tienda, su mente se desvió un momento de los baguettes y cambió su concentración a otro tema; específicamente, la cajera que atendía el lugar, una muchachita de pelo castaño, ojos azules y curiosamente, un poco más morena de lo que vendría siendo el arquetipo femenino europeo. La verdad sea dicha, John es bastante obstinado, y durante su transcurso en la secundaria, nunca desarrolló algún "crush", la cocina llenaba su mente las veinticuatro horas, y aunque tenía amigos, nunca desarrolló vínculos realmente importantes con ellos por esta misma personalidad suya. No era solitario por falta de habilidades sociales, simplemente tenía la mente en las nubes y no estaba en necesidad de buscar gente para hablar, cuando tenía a sus tres hermanos.
Sin embargo, algo había llamativo de esta señorita, ni siquiera se podría decir que era una atracción romántica o algo por el estilo, iba más a fondo y que no se percibía a simple vista, como entrar una cueva con un tesoro adentro, para después notar que las corrientes de aire de adentro tenían olor a aliento mañanero, las estalagmitas y estalactitas de la entrada empezaban a acercarse más unas con otras y en una de las piedras, ver el esqueleto de un aventurero anterior.
-(Ok, John, estamos en Francia, así que hay que hacer nuestro mejor esfuerzo para hablar el idioma. Aquí vamos) B-bonyurr (Bueno, nunca más) Ehh, ¿A cuánto está la baguette?
-...¡Ah!¡Perdone, Monsieur! No me di cuenta de que estaba aquí ¿me podía repetir lo que dijo, por favor?
-Claro, lo que te pregunté era a cuanto estaba la baguette.
-Ah, sí, por supuesto, panadería, pan, obvio, jeje. La baguette está cinco euros, pero tenemos una oferta de tres baguettes por dos euros ¡AL REVÉS!
-¡AHHHH! ¡¿Qué pasa?!
-¡DISCÚLPEME! Me refería a los precios, los dije al revés. La baguette está a dos euros y la oferta es de tres por cinco euros. Perdóneme por asustarlo, es que lo recordé de repente y se me salió de la boca...
-Ah, n-no, tranquila. Pensé que era algo más importante, jaja (Yo también tengo el hábito de decir lo que se me viene a la mente sin pensarlo demasiado, pero tengo que admitir que se siente bien estar del otro lado por una vez).
-G-gracias por comprender. ¿Cuántos quisiera llevar?
-Sí, eso...(Esta sister tiene los pensamientos por todos lados, y algo me dice que no es por la hora, pero lo que me sorprende es, ¿por qué poner a alguien así detrás de la caja registradora? No creo que sea la habitual, porque este lugar se ve que es bastante rentable y la verdad es que ella no vende una buena primera impresión. De seguro está trabajando como interina, como aquel sujeto que padre contrató y se comió parte de las tortas. Por cierto, ¿Qué estaba haciendo?)
-Ehh...¿Señor, ya se decidió?
-¿Sobre qué?
-Los baguettes...
-¡Eso era! (Ya se me había olvidado) P-Perdón, me quedé pensando acerca de...cosas.
-Ah, sí, entiendo. A mí también me pasa, jeje.
-(Esa risa forzada me dice que no está muy orgulloso de ello. Y en no más de un minuto, me pasa lo mismo. Real smooth, John...) Me llevaré los tres, por favor.
-Claro, ya se los traigo. Espéreme un momento...¡Aquí tiene!
-Muchas gracias
-De nada ¡vuelva pronto!
-...¿No me vas a cobrar?
-¿Qué?...¡Ay, sí cierto! ¡que tonta soy! Serían cinco euros, por favor...
-Aquí tienes (esta vez se ve legítimamente decaída, como si, de una manera inconcebible, realmente ese era su mejor esfuerzo. Pensar que es así solo me hace sentir peor por ella) Oye, sé que no me incumbe, pero eres bastante nueva en esto ¿verdad?
La cajera novata dio un suspiro tan fuerte y largo que casi le bota la pobre boina a John, para luego responder a la pregunta.
-Sí, así es. En realidad, la panadería es de mis padres, pero hasta ahora, sólo trabajaba en la cocina y no estoy muy acostumbrada a recibir las órdenes o tratar con clientes.
-Ya veo. ¿Sabes qué? A mí me pasaba algo parecido me pusieron como cajero (Todavía creía que estaba de cocinero, así que tomaba una orden e inmediatamente volvía a la cocina, dejando la caja registradora indefensa, ya saben, como un buen cajero) Lo que hicimos entonces fue poner una campanilla en la puerta para que cada vez que llegaba un cliente, no estar en las nubes.
-¡Es una buena idea, señor! Voy a tomar su consejo a pecho y conseguir una campanilla.
-N-no hay de que, espero que le sirva. ¡Y gracias por el pan de nuevo!
-De nada ¡vuelva pronto!
-¡Hasta luego! (Esa chica no me parece del tipo irresponsable o perezosa, se ve bastante enérgica, de hecho. Pero algo definitivamente le anda acosando el pensamiento. De todos modos, no me incumbe, mejor no pienso en ello) Bueno, yo creo que ya tengo desayuno para el resto de la semana ¡y se ve bastante bueno! Le voy a dar un mordisco...¡! (Esto. Es. ¡Increíble! Cuando lo muerdes, al inicio, es inmensamente crujiente, pero cuando sigues masticando, se siente como si se empezará a derretir en la boca, como algodón de azúcar ¡debe haber alguna ley de la física que impida que eso pase!...Lo malo es que no recuerdo mis clases de física muy bien).
Mientras John se sumergía en los complejos sabores y texturas, sin saberlo, daba un espectáculo gratis de un latino bailando con un baguette en plena vía pública para los transeúntes, al menos, nadie que lo conociera vio tremenda actuación. La mañana seguía, y John, ahora con algo en el estómago, estaba dispuesto a continuar su exploración urbana. Pasó a un supermercado y compró un poco de aceite de oliva y queso roquefort para el almuerzo. Caminando por las calles y las avenidas, y con un hermoso cielo azul encima, empezó a tomar todavía más fotos, y empezó a ser impresionado por más que la comida. Ver los actos de arte callejeros como los mimos y los músicos le llenaba el alma de todavía más felicidad. También había pintores al aire libre, captando la belleza en la cotidianidad parisina, con un hermoso lienzo cubierto de acuarelas y una técnica impresionista que estilizaba el paisaje a los colores y formas vitales para, otra vez, poner la simplicidad del día a día en medio de los reflectores. John quedó atontado por la pintura que, sin notarlo, se quedó viendo absorto por diez minutos al artista trabajando en su obra, hasta que este se volteó para ver al desubicado joven a unos cuantos metros detrás de su espalda.
Cuando John se dio cuenta de que fue detectado, los colores se les subieron a las mejillas, y no reaccionó a más que bajarse la gorra un poco y salir caminando lo más rápido y menos disimulado posible de ahí. Ya pasada esa experiencia, siguió maravillándose por su entorno, y sus pies seguían echando para adelante. Sin saber cómo, llegó al río Sena, y desde ahí, terminó en Le Marais, un barrio justo en el corazón de la capital francesa. Era un barrio que representaba un París de antaño, conectado por calles con adoquines. Aquí, se encontró en uno de los "patios escondidos" así que decidió parar su caminata por un momento para descansar y comer un poco del pan y el roquefort que había comprado, admirando el paisaje y al sol en el zenit del cielo. El vaivén de las nubes lo hacía olvidarse de sus angustias temporalmente, al fin y al cabo, el cielo se veía igual en París y en Texas, y por ello, le hacía sentir como si estuviera en casa.
Lo que si no tenía este lugar ciertamente era intimidad, muchas personas también venían a disfrutar el sol y el viento meridiano. Tampoco era muy importante, pero John no tenía nada para cortar el pan o untar el Roquefort, así que tenía que usar de sus manos para preparar su improvisado festín. Para su propio bien, él acostumbra a cargar una botella de alcohol en gel, ya que su ideología es "ser tan aseado en las afueras como lo es en la cocina" además que la idea de algún virus zombie o de lo que sea se transmitiera por el mundo lo martirizaba, aunque trataba de tener sus pensamientos sobre eso bastante controlados, no vaya a ser que su don de atraer la mala suerte castigue a toda la humanidad. Lo que no pudo evitar traer fueron unos cúmulos de nubarrones negros que taparon al astro padre, e indicaban que el diluvio se aproximaba.
-¡Vaya suerte! Tan lindo que estaba el día (Y de seguro algún francés se enojó porque les recuerda el "British sky" jeje) -Pensó el muchacho mientras levantaba el meñique- Bueno, parece que va a llover, debería empezar a moverme a buscar refugio para esperar a que escampe.
Sin embargo, el clima no se sentía misericordioso ese día y se dispuso a castigar a John por el peor crimen para un adolescente al salir a la calle; Olvidar la sombrilla; ciertamente, estas son las tragedias de no tener a una madre cerca que te avise que va a llover y que, justo cuando llegues al punto sin retorno, alguien empiece a realizar una danza azteca para el dios de la lluvia. Nuestro héroe empezó a correr desesperadamente con la fe de salvar una de sus pocas mudadas secas para este punto, y ni siquiera le puso atención a los caminos que estaba tomando, y terminó en calles totalmente nuevas y misteriosas. Cuando finalmente llegó a una tienta que lo cubriera del agua, su escape fue casi en vano, porque su sudor también mojó su mudada, pero pudo haber sido peor, así que lo considero una victoria ante Zeus o contra quién hubiera invocado a la tormenta.
Sin embargo, ahora estaba en un peor aprieto aún: No tenía la menor idea de dónde estaba en ese momento, y la verdad, tampoco sabía si todavía estaba en el centro de la ciudad, corrió como si estuviera escapando de la mismísima parca, y como ya se ha visto en el transcurso de esta historia, él no es el tipo que mira hacia atrás, para bien o para mal.
-Bueno, esto es un...inconveniente, pero no es el fin del mundo, sólo hay que respirar un poco y pensar la situación de manera calmada. Ahora que recuerdo, todavía tengo el mapa que Mike me dio. ¡Problema resuelto! Ahora solo tengo que ubicarme. Veamos...(Espera...¿siquiera sé en dónde estoy? ¡ninguno de estos nombres significa algo para mí! ¿"la carte"? ¡¿dónde está eso?!) Espera, tranquilidad, sólo necesito ver el nombre de la calle o avenida en la que estoy. Una simple deducción.
Caminó por treinta minutos buscando alguna indicación, sin fruto alguno, y lo peor es que estaba más perdido que cuando empezó.
-Ok, no hay problema, s-sólo le preguntaré a los locales y ellos me dirán dónde estoy. (Pero el problema es que, acaba de llover y todavía están cayendo muchas gotitas, y no voy a tocar puerta por puerta para pedir indicaciones, no me vayan a salir con sartenes y chancletas como hacía mi mamá cuando llegaban unos señores con camisas blancas y corbata).
Entonces se puso a buscar a cualquier alma que le pudiera ayudar a ubicarse, cuando encontró a un par de señores bastante mayores jugando ajedrez encima de un trípode a la orilla del camino. John, con su todavía pobre manejo del idioma, intentó preguntarles en dónde estaba. Los señores tenían cara de pocos amigos, pero le respondieron cordialmente, no obstante, su fuerte acento francés chocó de frente con el manejo amateur del idioma de John, y la mente del joven entró en completo caos tratando de descifrar de qué le estaban hablando, y como un animal salvaje al escuchar el ruido de un rifle, acudió al primer lugar seguro que se le ocurrió, sin pensar en las consecuencias. En este caso, buscó en sus archivos mentales las lecciones de Steven, en especial, los insultos que había aprendido de él, ya que dedujo que alguien que le estuviera hablando de la forma en que los dos viejos estaban haciendo que, según él, era un acento bastante agresivo, tanto que no podía comprenderlos, era muy probable que no se trataran de halagos.
Así que, tomó un respiro, apretó los puños y dejo salir la grosería desde su garganta para, según él, darse a respetar con estos rudos octogenarios. Se dio la vuelta y se marchó por donde vino, sin decir ni una sola palabra. Para su suerte, esta acción lo salvó de recibir otro ataque a su ego de cerámica, ya que ambos señores, en un hecho de ironía celestial, no entendieron lo que John les dijo; la pronunciación del joven no era nada de que presumir, y su voz todavía no lograba ocultar su acento madre, entonces, más que un feroz ad hominem a sus mayores, pareció que se mordió la lengua y se marchó a algún lugar para recobrar compostura. Inevitablemente, otra vez estaba en el punto de partida.
-¡Dejé a esos vestigios sin mandíbula después de semejante diss! (Si lo de chef no funciona, rapero no sería un mal plan B) -Pensó John en su mente, lo cual era una terrible idea para alguien que tartamudea con regularidad- ...Pero sigo totalmente en medio de la nada europea, y sin ningún solo indicio de cómo volver a casa...¡AHHH! (No no no, ¡cálmate, John! solo hay que ponerle un poco más de mente y listo. Ahora, tratemos de recordar de dónde venimos y para dónde vamos).
-Hey...
-Ok, estuvimos en Le Marais, empezó a llover y salimos corriendo recto, entonces no cambié de dirección de la que estaba sentado.
-Hey ¿Me escuchas?
-Pero...¿En cuál dirección estábamos viendo para empezar? el sol sale del este ¿verdad? ¡pero era el medio día, cuando el sol está en el centro! ¡ahhhhh! ¡Esto no está llevando a ningún lado! ¡Es el fin y ni siquiera pasé del prólogo!
-¡BREDREN!
-¡Ahora no, Dayton! Necesito concentrarme en ¡DAYTON! ¡Gracias a Dios estás aquí! -Exclamó el hijo de la llorona, casi soltando lágrimas de sus ojos.
-Una respuesta bastante cálida para un extraño como yo, mon, Jajaja. Pero no me voy a quejar por recibir afecto de mi nuevo bredren.
-Jejeje, s-supongo que sí...(No sé, lo que tú describes como calidez, yo lo llamaría desesperación o pánico). La verdad es que estoy perdido y no sé cómo volver al lugar que me estoy quedando, así que pensaría que tal vez tú me podrías ayudar.
-Of course, me bredren! Conozco cada lugar de la ciudad como si fuera mi Kingston de mi tierra. Muéstrame a dónde quieres ir.
-Aquí, en este lugar del mapa.
-Hmmm...¡Ya lo tengo! Camina unos 400 metros hacia el norte por esta calle, hasta que llegues a la panadería Dubois y gira hacia la derecha y encontrarías tu crib, mon.
-... ¿Eso es todo?
-Jejeje, sí, bredren, es bastante sencillo cuando ya has visto todas las calles de aquí.
-Oh...(Es oficial, soy el Cristóbal Colón de la nueva era. Al menos, espero morir de disentería antes de llegar a tierra para no tener que lidiar con las risas de la corte) Gracias, Dayton. Me voy a casa.
Sin embargo, el tiempo volvió a ser traicionero con el pobre errabundo, y el diluvio reapareció para actuar como el remate de este chiste cruel.
-Debes estar bromeando...¡Maldigo este día, esta ciudad y a mi propio sentido de la orientación!
-Has tenido un día duro, mon. Pero no debes mortificarte tanto o nada realmente por perderte en una ciudad nueva y andando sin ningún guía. Por cierto ¿Por qué andas solo en París, bredren? No es como super peligroso, pero la ciudad es bastante grande, y uno nunca sabe que bicho raro te podrías encontrar, como yo, por ejemplo.
-Ando solo en París porque...la verdad, no tengo una buena respuesta para eso (Él tiene toda la razón, además que ver a un jamaiquino de cepa en las calles de París ciertamente podría clasificarlo como ver un "bicho raro" aunque yo no diría algo tan irrespetuoso...Ah, sí cierto, los abuelos. Bueno, tal vez) ¿Y tú que haces aquí?
-¿Cómo que hago aquí, mon? Estás en mi restaurante. Me parece que viniste a visitarme y te perdiste, me bredren. La próxima vez, mejor te apunto la dirección en papel, Jaja.
-(Claro que no) ¡Vaya, me descubriste! Jejeje, que vergüenza. Pero al menos, ya llegué.
-¡Incluso trajiste pan para la comida, mon! ¡Vales uno en mil!
-(Tampoco) Ehh, esto, sí, pensé que sería apropiado para...compartir.
-U da man, me bredren! Esto le va encantar a madda.
-No me lo agradezcas...Por favor (adiós, desayuno para el resto de la semana. Al igual que mis lágrimas, la lluvia se llevó mi pan por el drenaje)
-¡Pasa, pasa! Mi casa es tu casa.
Nuestro protagonista ahora era un polizonte en el restaurante de la familia de Dayton; Shipton's galleon. El lugar estaba decorado con infinidad de ornamentos jamaiquinos y parafernalia rastafaria. Era pequeño, con solo dos filas de cuatro mesas en la sala, y con el mínimo espacio entre ellas. La cocina estaba en el cuarto alterno, y solo se podía ver la cocina desde la ventanilla donde salía la comida. Había una puerta doble donde se salía y se entraba a la cocina y al lado izquierdo, una escalera que llevaba a un portón metálico, que posiblemente era la casa de los Shipton. El lugar era bonito, pero pareciera que sería mejor pedir para llevar, solo para comer con más comodidad.
-Toma asiento, pliz. Voy a decirle a madda que ya llegaste. Ya vengo.
-Claro (Al parecer, él estaba 100% seguro de que iba a venir, algo de que estoy un...60% seguro de que yo no dije. La verdad, no pasa nada, esto es un feliz accidente. Tampoco es como que tenía algo que hacer en la tarde, es más, no tenía planes para el resto del día).
En la cocina, salía un acento caribeño tan brusco y natural, que hasta John dudó si era realmente Dayton el que hablaba, ya que, aunque él no oculta su descendencia, al parecer, sí disminuía bastante su forma materna de hablar, para darse más a entender con un dialecto más neutral. El siguiente instante, Dayton salió con su señora madre a su siniestra; Una mujer bastante corpulenta, brazos y piernas grandes, caderas anchas, su cabello trenzado como un bulbo detrás de la nuca y un pañuelo bastante vistoso amarrado en su frente, no se necesitaba un análisis cualitativo para saber que era una mamá caribeña modelo. Algo que no se había mencionado es que Dayton es una figura imponente. No era un Atlas entre los hombres, pero si era bastante alto, un poco menos de metro noventa, y desde los ojos de John, que era a todas luces un producto de exportación mexicano, o, en otras palabras, moreno y chaparro, podía sentirse un poco de intimidación, pero, de todos modos, en su familia y en la mayoría de los círculos sociales también era bajo en perspectiva.
-Conque este bwoi es el que te conociste en la escuela, me pickney.
-Yeah, madda. John, ella es me mom, pero el resto la llaman madda Shipton.
-Es un placer, señora. Me llamo Jo-.
Y en un instante, ¡Zas! Los brazos de obsidiana de madda Shipton cubrieron el perímetro entero de John, en un abrazo tan poderoso, que dejaría el atrape de una constrictor hundido en vergüenza en el fondo del mar, tanto que, por un momento, el cuerpo y el alma de John; esta última, recién exorcizada por el poder de madda, se vieron a los ojos.
-Es increíble que, en menos de un día, te hayas hecho amigo del bandulu de mi hijo.
-(Amigo es una palabra muy fuerte ¡Ay, Jesucristo, mis costillas!).
-¡Cho, mom! Me he portado bien por al menos medio año.
-Perdona, bwoi. Me pickney es bastante Iez-Haad, igual que su Dada, siempre tan terco.
-Entiendo -Dijo John con las tres moléculas de aire que aún quedaban en sus alveolos- (Tuve visión de túnel por unos instantes ¡pensé que iba a morir) P-por cierto, Dayton, ¿Dónde está tu papá?
-Dada estaba recogiendo unos cuantos muebles de nuestro restaurante de vuelta en Kingston. Los trajeron en un trasatlántico, mon.
-¿Tenían un restaurante en Kingston? No recuerdo que me hubieras dicho.
-Se me olvidó decírtelo, mon, pero sí, nuestro restaurante era el más popular en la capital. No solo comida jamaiquina, también de los hermanos en tu tierra, porque me dada trabajó en un restaurante en New Orleans en su juventud.
-Wow, tu padre es la viva imagen de un trotamundos ¡Es genial! (¡Igual que Michael Philippe! Bueno, al menos el de antes, porque el que conozco parece que no tiene mucha inspiración de salir del país, menos de la comodidad de su sofá. Me pregunto si también lo conoce) Perdona por ser tan preguntón, pero me da curiosidad cómo llegaron a terminar aquí en Francia.
-¡Cho! Fue por el obstinado de Dada que salimos de Jam-dung en primer lugar para venir a esta tierra de Bakras, solo para que "Mi comida se coma en la gran capital de la cocina". ¡Vaya nanny goat!
-(Creí que era francés por un momento, ya iba a responder "Jaja, exactamente") Dayton, ¿Te importaría trad-?
-Espera. ¡Madda! ¿No vas a darle comida a me bredren?
-Yeah, yeah! Wait, bwoi, it's nyam time!
Madda salió en un santiamén hacia la cocina, y dispuso a preparar una buena comida caribeña para John, mientras que él y Dayton permanecieron en el vestíbulo.
-Dayton, ¿Por qué hiciste eso?
-No me gusta hablar sobre muchas cosas en frente de Madda, mon. Se enoja muy fácil, además, no hace más de una semana me había castigado por llegar tarde a casa, jaja.
-Ya veo. Ahora bien, no quiero ofenderte, pero ¿Podrías explicarme qué percebes estaba diciendo tu mamá? Estoy totalmente desubicado.
-Madda no ha tomado muy bien que nos hayamos mudado a Francia en primer lugar, no se siente muy a gusto con los locales, porque obvio, a muchos franceses les llama la atención ver un restaurante jamaiquino en su ciudad. Madda es la que cocina, me dada solo es bueno en los negocios, pero él cree que madda tiene la mejor cuchara de toda Jamaica, entonces, cuando la oportunidad se presentó, dada la convenció de tomarla. Pero no nos ha ido tan bien como creíamos y ya llevamos como menos de dos años aquí.
-¿Y qué es eso de "Nanny goat"?
-En Jamaica tenemos un dicho, mon: "What sweet nanny goat a gon run him belly" que podría traducirse como "el que saborea con placer a una cabra, arruinará su panza". Es una forma de decir para cuando algo muy bueno inicialmente se torna malo, bredren.
-Si, entiendo (Venir a competir con los mejores del mundo y más cuando tu oponente tiene la ventaja de jugar en casa, ha de ser una tarea tortuosa, como tratar con la carne de una vaca que murió asustada, es super dura y tiene un sabor raro) Pero ¿cómo consiguieron un terreno en parís centro para empezar? Comprar aquí debe ser bastante caro.
-Realmente, solo alquilamos el lugar, pero nos sale bastante más barato que al resto, ya que estamos dentro de un tipo de programa de diversidad culinaria o algo así entendí, jeje.
-Programa de diversidad, huh...Entonces, tú te metiste al instituto para ayudar al restaurante.
-Exactamente, mon, jajaja. Me encantaría aprender nueva cocina, bredren.
-Ya veo.
Igual que un ratón, John levantó un poco la nuca y empezó a olfatear.
-Algo huele muy bien (No pude comerme todo mi almuerzo por la lluvia, y ahora, ni pan tengo, así que la posibilidad de tener un bocadillo fue lanzada desde una ventana del Empire State).
-La comida debe estar casi lista, mon. Cuando madda me diga, te la traeré.
Pronto, madda sonó la campanilla, y sin ninguna palabra, Dayton fue a traer el plato y sin retraso, lo puso en frente de John.
-Bueno, es Nyam time. Que lo disfrutes.
-Gracias, Dayton. ¿Y cómo se llama el plato? (Es como un guiso cubierto con pimientos y un vegetal parecido en color a la coliflor, acompañado con un arroz con lentejas bastante cargado de especias, como cebollas, tomillo, ajo y cebollines, la verdad, parece una página de ¿dónde está Waldo? pero huele bastante bien).
-Es ackee y bacalao, bastante típico allá en Jam-rock.
-Akí? Supongo que es un alimento de Jamaica también.
-Ajá, mon. Es nuestra fruta nacional, y si la tomas antes de que esté madura, puede ser tóxica, jajaja.
-...(Oh, Dios mío) B-bueno, voy a empezar. Provecho...¡!
Después de saborear el primer bocado, las pupilas de John se dilataron, agarró con fuerza el mantel de la mesa, su centro de gravedad se deslizó hacia atrás, haciendo que empujara su silla y casi se desplomara hacia el suelo. Después de este episodio, tragó y, con su vista perdida, exclamó:
-Esto...es... ¡INCREÍBLE!
Con todo el impulso, empezó a devorar el platillo y cada cucharada traía una explosión de fuegos artificiales a su cabeza. Esto fue el resultado de poner una comida de alta calidad con alguien que tenía "una lengua virgen", para llamarlo de cierto modo. El muchacho, por más apasionado que era a la cocina, no tenía muchas oportunidades para probar comida distinta a la que cocinaba, y su conocimiento de muchos ingredientes era basado en sus libros y videos. Esto fue un momento de iniciación hacia la nueva comida con la que iba a tratar.
-¡Adoro esta comida! ¡El sabor dulce del akí armoniza perfecto con el salado del bacalao!
-Me alegra, Bredren. Esta es mi comida favorita de Madda, ella es bastante fenky-fenky en la cocina, y exige mucho de la gente en su cocina, pero así mantiene los estándares del lugar.
-¿Le gustó, Dayton?
-Everiting cook and curry, madda.
-Jah bless! Qué bueno que te gusto, bwoi, y gracias por dah bread.
-D-de nada, Madda Shipton (Por favor, ámelo tanto como yo lo amé). Tu madre es una gran cocinera, Dayton.
-Bueno, eso es lo que se espera de un restaurante de una estrella, bredren.
-Sí, tienes razón, es de esperar de un restaurante de una estrella (...Rebobinemos esa última parte otra vez...¡!) ¡¿Una estrella?! ¡Así como, una estrella Michelin, una de a de veritas! ¡¿ESE TIPO DE ESTRELLAS?!
-Así es, me bredren. ¿No lo viste en la placa del frente?
-No...P-pero, aun así, ¡tú me dijiste que llevaban menos de dos años y la guía Michelin de este año todavía no ha salido! ¡lo que significa que consiguieron una estrella en menos de un año! ¡¿Cómo?! (¡Necesito saber! ¡sería un tiquete a una vida libre de hamburguesas!).
-Ah, no malinterpretes, mon. La estrella la conseguimos de vuelta en Jamaica, hace mucho tiempo, simplemente ahora nuestro restaurante está aquí.
-Oh...(¡De vuelta a la tierra, soquete!). Bueno, eso le da bastante más clase a este lugar.
-Je...todo el restaurante se está aferrando a esa estrella, mon. Si todavía recibimos es clientes es por la estrella.
-Ya veo...(Que raro, no pensaba que una estrella Michelin pudiera estresar a las personas. Para mí, eso me haría infinitamente feliz).
-Cambiando de tema, mon, ¿me dejas tomar un poco de tu plato?
-Éntrale (después de probar esto una vez, yo también me sentiría torturado viendo a otra persona comiéndolo).
-Mmmm, este pan es el que tú trajiste, ¿lo compraste de la panadería Dubois?
-Creo que sí (Debe ser la misma que estaba cerca del apartamento).
-Muy buen pan el de ellos, mon, muy bueno.
-Por cierto, ¿Sabes qué onda con la cajera?
-¿La cajera? Por lo general, es el señor Dubois el que atiende... ¡OH! ¡Debes hablar de su hija!
-¿Es la hija del dueño? Tiene sentido (Muy pocos patrones arriesgarían su cuello al poner a alguien como ella en frente de sus negocios).
-Se llama Adeline, mon. Ciertamente esa gyal es un personaje, su boca y su mente están fuera de ritmo y su cabeza está en las nubes...Oye, ¿no vaya a ser que te gusto la gyal? ¿Solo un día y ya traicionaste a la c-?
Antes de que Dayton terminara su oración, el muchacho le dio una mirada severa y expectante.
-...Japonesa, mon. Iba a decir japonesa.
-Mucho mejor, y no, no es nada de eso, pero sí note que era bastante distraída, pero no parecía como que hiciera eso con malicia, por alguna razón (Adeline, huh...Lindo nombre).
-Yo pienso que trabajar ahí no le ilusiona mucho, bredren.
-Hmm...(Desinterés en trabajar en el negocio familiar...Ciertamente, es posible).
John terminó su cena, y tertulió un poco más con Dayton. Finalmente se levantó de la mesa, le agradeció la comida a Madda y se despidió, mientras Dayton lo acompañaba a la salida.
-Bueno, gracias a tus direcciones, ya no voy a tardar mucho en volver. Otra vez, gracias por sacarme las castañas del fuego, Dayton.
-Ni lo menciones, bredren, más bien, yo te agradezco desde el bottomo oh me heart que vinieras, siempre es bueno tener un nuevo amigo.
-Pienso igual (Aunque realmente, soy de muy pocos...¿cuándo fue la última vez que invite a un compañero a la casa?)...Oye ¿qué esperas del instituto?
-Bueno, mon...Tal vez, hacerme un excelente cocinero igual que Madda y mantener el restaurante. ¿Y tú, bredren? ¿qué te espera después de graduarte?
-...(¿Qué me espera después? Solo no quiero terminar como un freidor toda mi vida y ya) Quiero ser un chef de verdad y hacer mi restaurante aquí en Francia.
-¿Aquí? ¿en Francia? ¿no planeas volver a Estados, mon?
-Volveré para ver a mi familia, obvio, pero quiero que mi camino se aleje del de mis padres.
-Bueno, tendrás tus razones, mon. Pero ya no te atraso más.
-Si, ya es hora de irme. ¡Hasta luego, Dayton!
-Likkle more, John!
-¿Y eso qué significa?
-¡Hasta luego!
-¡Gracias!
Y nuestro joven puso rumbo a su apartamento, se puso sus audífonos y empezó a deambular de nuevo por el bulevar, y al mismo tiempo, llegando a la realización de que pudo haber llamado a Mike para preguntar por indicaciones desde el inicio, pero esta vez, no se sintió humillado o decepcionado, sino más bien bastante afortunado, ya que experimentó algo nuevo y maravilloso. En su camino de vuelta, vio de nuevo al pintor de la mañana, sentado en su silla. Este le silbó para llamar su atención. Cuando John se volteó, el artista le dio la vuelta a su lienzo para que el muchacho pudiera verlo, este inmediatamente notó algo distinto en la pintura, ahora había una conspicua figura en el costado, con una gorra anacrónica y una bolsa con baguettes saliendo de esta. En un momento de sinapsis, tanto John como el artista dieron pulgar arriba al mismo tiempo y continuaron con sus asuntos.
Ya cerca de la panadería, un encapuchado pasó bastante apurado y en su prisa, empujó a John al suelo. El desconocido se detuvo por un momento y vio al joven, pero, por alguna razón, dio la vuelta y siguió su camino. John se levantó, le tiró un poco de improperios al extraño y siguió su camino. Al ver al costado, notó que el apresurado individuo tomó una calle alterna, en la esquina donde estaba la panadería, bastante a lo lejos, pero él no le dio más mente y lo ignoró. Otra vez, ya había llegado a casa, y no era tan tarde como creía. Mike estaba ahí otra vez ahí, viendo televisión, con sus confiables fideos.
-Hey, ¿Cómo te fue? ¿conociste la ciudad?
-La verdad es que me perdí.
-Eso es otra forma de decir que la conociste.
-(Preferiría la forma normal, en donde sé cuáles fueron los lugares que conocí y que voy a poder regresar a casa antes de que el diablo salga en la calle).
-Aprovecha el resto de la semana para seguir ubicando lugares en tu mente, o pasarás saliendo tres años con un mapa como un niño explorador.
Michael también empezó a olfatear, pero con más finesa que el roedor de nuestro protagonista, y haciendo un movimiento con la mano para llevar el aroma directo a sus fosas nasales.
-Hey ¿fuiste a comer a shipton's galleon?
-Wow, ¿cómo lo supiste?
-Tienes un ligero olor a Ackee, entonces supuse que pasaste por ahí, ya que es el único restaurante jamaiquino que conozco.
-(Ciertamente, este tipo fue uno de los mejores. Todos sus sentidos están afinados para la comida, lo que hace todavía más extraño el porqué de terminar en un apartamento de mala muerte, pero eso solo lo descubriré si gano su confianza, ahorita mejor no abro la boca, no vaya a sacarme de la casa).
John volvió a su cuarto y realizó una llamada a su familia de vuelta en Texas, para contarles lo que le había pasado todos esos días en Francia, con hechos embellecidos de sus anécdotas un poco para no preocuparlos y un poco, solo para presumir. El único que faltó en la llamada fue Don Ramírez, que estaba haciendo la entrega a domicilio, ya que eso era antes parte de los deberes de John, aunque no tuviera edad para conducir. Terminó la mini-reunión y se quedó viendo cosas en su celular y luego, otro poco de admiración a la ciudad de las luces, antes de ir a dormir.
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