Capítulo 21: "Fraude vs fraude"
Hoy era el día de entrega de promedios, y para lo que interesa al ciclo lectivo, el último día de clases, pero para nuestro protagonista, la próxima semana realmente sería la conclusión de este periodo, y todavía más importante, podría ser la conclusión de todos sus esfuerzos durante este año en Francia si le iba mal, y le iría peor si no llegaba a tener puntaje suficiente para poder participar, así que estaba comiéndose las uñas en antelación a ver si había logrado llegar a la primera parada o si su barco se había hundido antes de siquiera salir de la galera.
-(Estoy sintiendo hormigas en el estómago en vez de mariposas, no puedo seguir con tanto suspenso, ¡quisiera liberarlo todo de un solo grito! ...pero siento que, si abro la boca, voy a vomitar, y si hago eso en media clase, no será necesario que Agnes haga un mirepoix conmigo en frente de todos, yo solito habré matado mi imagen).
-John, tal vez deberías ir a refrescarte un poco en el baño -Dijo Harry, al ver como el muchacho moreno se transformaba en caucásico- Pareces como si fueras un convicto en un juzgado esperando la sentencia de muerte.
-Aunque no lo creas, lo que dijiste no está muy lejos de la realidad.
-Tranquilo, John. Tanto tú como yo sabemos que, aunque tu inicio aquí fue bastante lento, tu conocimiento y técnica han venido mejorando exponencialmente y eso se ve reflejado en las notas de las últimas prácticas. Confía en el trabajo que ya has realizado.
-No sí, yo confío, en serio...¿pero qué tal si no?
-Bueno, siempre está la próxima.
-¡ARGH!
-John ¿te encuentras bien?
-N-no, no es nada, solo fue un punzón en el estómago. (Harry sabe acerca del cook-off, pero no le conté lo que pasó entre mí y la francesilla, y la verdad, no quiero que lo sepa todavía. Sé que me daría un buen consejo, pero la verdad es que no quisiera hablar del tema en estos momentos, con los nervios que me causa. El punto es que no hay segundas oportunidades en este caso).
-Todavía tengo algunos medicamentos de cuando sufrí aquella intoxicación, tal vez sirvan para tu dolor de estómago.
-T-tranquilo, Harry, solo fue un punzón pequeño, por la ansiedad, seguro, jajaja...
-Claro. Mira, parece que ya es tu turno para recoger tu nota.
-Oh...¿P-pero estás seguro? Mira que John es un nombre bastante común, ¿sabes? Más de una vez me han confundido con otro John.
-Eso no lo discuto, sin duda has experimentado ese tipo de equivocaciones, pero tampoco hay duda de que el John que buscan eres tú.
-¿Y por qué lo dices?
-Porque eres el único John en nuestra clase.
-Claro que lo soy...Bueno, ya voy (quisiera saber el nombre de algún santo para empezarle a rezar).
-Éxitos, Amigo.
John entro a la oficina del profesor Gianluigi como si se tratara de una figura de cartón imbuida con vida por algún hechicero, con los ojos tan abiertos y pupilas tan dilatadas que se si viera al espejo, saltaría hasta la pared del pánico al pensar que Rémi lo veía desde atrás del vidrio. Con su nerviosismo más fuerte que nunca, trató de saludar al profesor.
-B-b-buenos días, profesor, ¡TARDES! ¡b-buenas tardes! ¿o es días todavía? L-la verdad no sé, no vi la hora.
-...Claro, son apenas las diez de la mañana.
-Ah, jaja...(Ya no quiero estar aquí, prefiero lanzarme de cabeza por las escaleras).
-Bueno, aquí tengo todas las calificaciones de las materias y el ponderado total. Por favor, revísalo y si tienes alguna duda o quieres apelar algo, me lo haces saber. No tiene que ser hoy, eso sí, tienes cinco días hábiles para hacer algún reclamo.
-Gracias, profesor...
-...¿Te vas a quedar a revisarlo o algo así?
-¡Ay, no, no, disculpe! (Mejor salgamos antes de dejarnos todavía más en vergüenza).
John salió de la oficina con el papel pegado al pecho, y cuando se cerró la puerta, lentamente empezó a leer el papel, con tanto temor de que en la siguiente oración que bajara estuviera su nota, hasta que finalmente llegó a donde quería.
-(Ok, vamos, solo necesito un 85 para competir, bueno, veamos...¡Empieza con 8! Bueno, podía también ser un 80 o algo así...o podría ser un 8 a secas. Ok, vamos, segundo número cinco, por favor. Es un...¡ah!) ¡SEISSSS! ¡SEISSS!
-¡¿Qué te pasó, John?! ¿te sacaste un seis?
-¡No, Harry, me saqué un ochenta y seis! ¡puedo competir en los cook-offs!
-¡Enhorabuena, John! Me alegro de que hayas logrado tu cometido. Todo tu esfuerzo dio frutos.
-¡Muchas gracias, Harry! ¡estoy tan feliz! Llevaba toda la mañana preocupado por esto, ni siquiera disfrute mi desayuno.
-Ahora, el camino se despejó para tu duelo contra Agnes, la suerte ya está echada.
-(Si es cierto, esa era la razón por la que necesitaba la nota...de pronto, ya no me siento tan feliz) Vaya forma de llover en mi festival, amigo.
-N-no era mi objetivo, disculpa.
De pronto, Anastasia y Dayton aparecieron saludando detrás de ellos.
-Bah gwaan, bredrens.
-Buenos días, camaradas.
-Saludos, muchachos. Supongo que vinieron aquí por sus ponderados.
-De hecho, no. Day y yo los recogimos temprano, solo los estábamos buscando e imaginamos que estarían aquí.
-Comprendo.
-Y bueno, bredrens ¿cómo les fue?
-En mi caso, mi nota final fue de ochenta y siete.
-Entonces, tuvimos la misma nota, camarada.
-Me alegro por usted también, señorita Petrov.
-¿Y tú, John?
-Solo un punto por debajo de ustedes, chica.
-¡Ja! ¡que lelo, camarada John! La madre patria vuelve a derrotar a los Yankees.
-Hmph ¿siempre eres tan modesta val ganar o solo estás imitando a Agnes hoy?
-¡¿Cómo te atreves a compararme con esa sierva de la élite?! Ya me arruinaste el día ¡Gracias!
-De nada. Tú misma te lo búscate.
-Solo era una bromita, nada más.
-Debiste ser más considerada con el señor John, Ana- Dijo Harry con un semblante serio.
-¡!...E-está bien, perdón, John.
-Claro, Ana, descuida (que curioso, se le subió un color por un momento, ¿habrá sido por la disculpa? Además, que curioso que Harry la llamara...oh, ya entendí) ¿Y cómo te fue a ti, Day?
-Eight zero, me mon. No podré meterme a los cook-offs de aquí.
-Qué lástima, hubiera sido cool que pudieras competir.
-Pero hey, me dijeron que si puedo hacer como juez de alguno de los competidores me lo piden, así que ya saben, con toda la confianza, no cobro mucho, jajaja.
-Por supuesto, no sería un buen jurado sin ti.
-Ya tienes una silla reservada en los míos, camarada Dayton.
-En lo que a mí respecta, todavía no tengo ningún encuentro en mente, no obstante, si la oportunidad se presenta, considérate mi primera elección, Dayton.
-Son todos muy amables, bredrens.
-Por cierto, Day -Preguntó John- Si ya habían recogido sus notas ¿Qué estaban haciendo?
-¿Pues qué más, mon? Ana se fue a inscribir en los cook-offs.
-¡¿Las inscripciones ya están abiertas?!
-Claro, mon. Si quieres inscribirte, mejor te apures, porque hay cupos limitados.
-Day tienen razón. El asunto es que puedes estar en varios duelos, pero todos los estudiantes tienen derecho a uno, por lo que lo tienes reservado.
-Ah, ok, ya estoy más tranquilo.
-¡Pero no te vayas a quedar como un sonso ahí, esperando! Si no registras ningún duelo en estos días, ese campo se libera y alguien más lo puede tomar.
-Entiendo. Mejor lo hago de una vez, antes de que se me olvide. ¿Me acompañan?
Y el resto respondieron al unísono "por supuesto".
Las mesas de inscripciones estaban en el pabellón central del instituto, con el personal administrativo encargándose de planificar en donde y cuando se hacían los duelos, todo esto era virtual para que fuera lo más rápido y eficiente posible. Al parecer, el proceso se podía llevar a cabo de dos formas: Ambas partes llegaban juntas y lo acordaban ahí mismo, o una parte lo solicitaba, se le decía a la otra parte después y se esperaba a la respuesta de esta. Como venir con la magnifique prodige de una manera amena y cordial era un poco imposible, John tendría que solicitarlo él solo y esperar la inevitable confirmación.
-Buenas. ¿Me permite su carné de estudiante?
-Oh, claro, por supuesto (Ay, qué difícil es sacar cosas de esta billetera, hasta tuve que meter el carné a la fuerza para que entrara...tal vez esos sean los efectos de usar la misma billetera desde la primaria) Aquí tiene.
-Muy bien...¿y con quién desea tener un cook-off, señor Ramírez?
-(Ok, llegó la hora, en el momento que diga el nombre, ya no hay marcha atrás. Justo ahora que lo voy a decir siento como que todo el mundo me está mirando, como tratando de decirme que lo que voy a hacer es una mala idea, pero no puedo echarme para atrás, yo no soy de los que hacen eso...o más bien, quiero que crean eso) M-me gustaría solicitar un duelo con...
-¿Con...?
Y con una voz tan baja, comparado solamente al pisar de una ardilla en un bosque, John dijo.
-Un duelo con Agnes Brienne...
-Disculpe ¿me lo puede repetir un poco más alto?
-(Ok, respira profundo y déjalo salir) Un duelo con Agnes Brienne.
Aunque no fue el hecho tan magnánimo como el muchacho imaginó, algunas personas que estaban cerca de él sí tuvieron una reacción notable. Unos, como si estuvieran viendo a los desequilibrados que van ahí anunciando el fin del mundo, con pena y desdén, otros, como ver a alguien mirando fijamente y mucho tiempo el borde de un puente, con pánico por la integridad de esta persona; algunos fulanos, soltando la risilla pequeña por lo injusto y desbalanceado que parece este encuentro desde el vamos y aquellas menganas, notando que se requiere mucho valor para que alguien de la posición del joven se atreva a retarla y en público, pero la reacción más interesante fue la de la señora inscribiéndolo, no dijo nada ni pregunto nada pero sus ojos rodaron como cuando uno piensa "no haría eso si fuera usted, pero no me pagan por opinar". Anastasia y Dayton también quedaron sorprendidos completamente por este anuncio, pero de distintas maneras.
-¡¿Qué estás haciendo, mon?! ¡¿por qué contra esa gyal?! ¡No digo que no seas un buen cocinero, pero ella es da best of da best!
-L-lo sé muy bien, Day.
-¡Camarada, eres un titán! ¡un oso! ¡un verdadero bolchevique! Solo alguien que no tiene miedo a morir por la causa haría algo tan valeroso como esto. ¡Por favor, hazla sufrir, John!
-Qué reacciones tan distintas las de ustedes (Morir por la causa...morir...morir).
-Pero bueno, mon, si esto es lo que quieres ¡cuenta con todo mi apoyo!
-¡Gana por todos los obreros del mundo, camarada!
-L-lo intentaré (aunque no sé cómo que yo le gane a una muchacha francesa en un concurso de cocina les va a ayudar).
-Muy bien, señor Ramírez, ya se le envió la solicitud a la señorita Brienne. Una vez que ella responda, le haremos llegar la hora y el lugar por-.
-Eso no será necesario, madame.
-(¡Ay, Dios! ¡está aquí!) A-a-a-.
-¡Es ella, mon!
-¡Cerda Francesa!
-Vaya entrada dramática, Colette.
-Señorita Brienne, justo le acabo de mandar un correo porque este muchacho le solicitó un cook-off.
-Je vois. Bastante curioso, monsieur Ramírez, muy pocas personas tienen el privilegio de firmar su propia acta de defunción.
-(Aunque sus comentarios no están fuera de lo normal, siento un aura asesina tan fuerte, ni siquiera tiene esa sonrisa presumida de siempre, está completamente seria al decirme eso).
-¡Él no te tiene miedo, Agnes Brienne! ¡te aseguro que te destruirá como a Berlín en el cook-off!
-¡¿Qué estás diciendo, Anastasia?! (¡eso solo la va a enojar más!).
-¿Hmm? Mira, si es Gasparín, es como la primera vez que noto tu existencia como un ser humano y no como un manchón en mi visión periférica. ¡Escucha, nain pâle! Si vienes a hablar tanta basura, más vale que tú misma seas capaz de dar la cara y pedirme un cook-off.
-Y-y-yo...
-¡Habla más alto, no te escucho desde ahí abajo!
-P-pero si somos de la misma estatura -Dijo Anastasia, en voz muy baja.
-¿O acaso te cortaron la lengua? ¡para hoy!
-¡N-n-no me meto porque estoy más que segura que el camarada John te va a vencer! Así que tengo mejores cosas que hacer.
-(Bonita forma de meterse debajo de mi falda...de modo figurativo).
-Seguro, Je m'en fiche. Entonces, señorita, por favor ponga mi duelo con monsieur Ramírez al final del tercer día, s'il vous plait.
En este momento, apareció un sujeto, uno de los estudiantes, y empezó a hablar:
-¡Madame Agnes! ¿cómo puede ser que vaya a batirse con este baja vida? No vaya a ser que se le olvidó su duelo contra mí, A-.
-Oui, oui, tengo un duelo contra ti, pero a las doce.
-¿Y qué tal de su duelo contra mí, mademoiselle? -Interrumpió otro sujeto- Yo que soy Po-.
-Pero ese es a la una.
-Y no puede olvidarse de su compromiso conmigo, ¿verdad? -Salió diciendo un tercer fulano- Recuerde que mi nombre era Ar-.
-¡Ya sé! Pero contigo era a las dos. Entiendan, monsieurs, yo ye tenía contemplado todo esto en mi cronograma, así que tendré los cook-offs contra todos.
-Aun así, mademoiselle, encontramos sumamente impropio que este señor tenga el puesto de honor en su agenda.
-¿Puesto de honor? Oh, mis gentilhombres, no podrían estar más lejos de la verdad. Mi puesto de honor ya está ocupado, pero no por él, sino por la señorita Yamada, que es el duelo antes de él. Ese último considérenlo más como un desestresante, un espectáculo de clausura con porristas, podría decirse.
-(¿Dijo porristas? ¿será que ahora tiene esa imagen mí desde que me vio con falda?).
-Oh, jajaja, ya entendemos. En ese caso, muy bien.
Cuando los tipos se marcharon, Agnes se acercó a nuestro héroe y arrimó sus labios a su oído.
-Veo que tienes buenos amigos, Ramírez, esto obvio porque no conocen la mugre consciente que eres. Míralos bien, porque te aseguro que después de lo que pase en ese cook-off, no volverás a este instituto por la vergüenza que vas a sufrir, tanta que no puedas ni siquiera verte al espejo sin usar una máscara de Halloween barata.
-(No hay ni una pizca de sarcasmo en su voz, este mensaje está tan cargado de odio como los comentarios de los hinchas hacia un árbitro. Sin embargo, no puedo flaquear) E-entonces ¿es eso lo que tú sientes? ¿vergüenza?
-Eso no importa ahora.
-No, sí importa. Agnes...ella todavía no está bien.
-No seas patético, Ramírez, tratando de hacerme sentir algún tipo de culpa para tratar de disuadirme -Dijo la francesa, dando media vuelta y largándose de ahí, pero el joven no pudo dejarlo así, por lo que fue tras ella, tratando de que le tomara en serio.
-No quiero disuadirte de nada ¡este duelo lo prometí yo y lo concluiré! ¡y te demostraré que sirvo para esto! ...Pero algo que es más importante es lo que pasó con Ada.
-¿Cuál es la insistencia con eso? Déjalo morir de una vez.
-Porque Ada sigue conflictuada con lo que siente por ti.
Agnes detuvo su marcha en seco.
-¿Qué dices? ¿qué me quiere? Pfft, cuando los cerdos vuelen. No sé porque esto te importa, al final, la que quedó como una mentirosa manipuladora fui yo, con justa razón, y tú ahora eres el héroe de la historia, el detective invencible que pudo descifrar mis alimañas, ella de seguro te adora.
-(Conque eso es...) Ahí es donde estás mal, Agnes.
-...¿A qué te refieres?
-Yo...tampoco fui honesto con Ada, y en extensión, contigo. Yo no lo hice solo para ayudar a Ada, lo hice...por curiosidad propia. Me metí en su vida sin cuidado alguno solo por una historia y por eso, la terminé hiriendo de nuevo.
-¿P-por curiosidad?
-Hace unos días fui a disculparme con ella, pero todavía no he recibido perdón (y la verdad, siento que no lo merezco del todo) El punto es que, si crees que eres la única que siente una increíble vergüenza por esto, estás equivocada.
Agnes permaneció pensativa unos momentos y luego habló.
-Ada...¿Qué dijo sobre mí?
-(Muchas cosas que te harían dudar si realmente las dijo ella o solo soy yo aprovechando la situación) La verdad de todo no es lo que la hirió, hasta parece que no le importa tanto, pero sí le duele cómo mentiste.
-No me sorprende...
-Pero hay algo muy importante que me dijo.
-¿Y qué fue?
-Me preguntó si debía perdonarte o no.
-¡¿Y qué respondiste?!
-¡Ah! (tanta energía de pronto me asustó) B-bueno, traté de ser tan ambiguo con lo que le dije para no meterme en problemas, p-pero eso no importa, el hecho que ni ella misma pueda decidirse en eso solo muestra lo conflictuada que está por todo esto y por ti.
-...Última pregunta, Ramírez. ¿Por qué te importa lo que pase conmigo? ¿acaso eres de los que no puede vivir si no ve un chisme hasta el final?
-¡No, no, no soy chismoso, en serio! Hago esto porque...porque Ada no fue la única persona a la que herí ese día.
-¿Te refieres a mí? Muy bien, entiendo, entonces pregunto de nuevo: ¿por qué te interesa? He tratado de hacerte la vida imposible todo este tiempo. La verdad, no veo como no verías hacerme daño como un placer de la vida.
-Yo también pensé eso, pero lo raro es que eso no fue lo que pasó. No siento que ataque a la Agnes cruel y arrogante que siempre he conocido sino a otra, a esa que Harry y Ada conocen y que yo pude ver por un momento cuando confesaste todo y...Sí, eso.
-¿No ibas a decir algo más?
-(Ella no sabe que el "Red-Ox" con el que habló fui yo, no creo que sea el momento más apto para confesarme con ella) N-no, nada, estaba pensado otra cosa.
-Como sea. ¿Por qué hablas de esta "otra Agnes"? Si te lo preguntas, no he sido diagnosticada con un síndrome de personalidades múltiples o algo de esa vena.
-No en ese sentido, lo que quiero decir es que, por más que me cayeras mal, no creo que merecieras lo que te hice y...(Dios mío, sí estamos haciendo esto y no estamos soñando, ¿verdad?) quiero decirte que lo siento mucho, Agnes.
La muchacha quedó con el rostro atónito y después de tomar un momento y darse la vuelta, volvió a hablar.
-Nuestro duelo es a las cinco, no llegues tarde.
Y con esto, Agnes prosiguió su camino, pero justo antes de que saliera de su vista, John recordó de repente otro asunto que quería comentarle, así que hizo para llamarla, y en ese instante en que el aire empezó a salir de su boca, se despertó en su cuarto, con el sonido repetitivo de su alarma.
-Qué sueño más extraño fue ese, volví a vivir esa conversación. Hoy ya es el día, finalmente, Agnes y yo nos veremos la cara en la cocina (...Y todavía no tengo la mayor idea de qué va a pasar, o cómo le voy a hacer para no quedar en ridículo).
Se encontraba nerviosísimo para la ocasión, y la emoción que realmente lo inspiraba era aquella de compromiso, de querer terminar con este duelo de una vez por todas, con tan solo una pizca de determinación, esa que ha aparecido unas cuantas veces durante el transcurso de esta aventura, pero la única persona que no la había percibido era él mismo. Salido del baño, se secó y empezó a prepararse para su duelo, aunque algunos también dirían que vestirse como si fuera a un funeral también calzaba con la ocasión.
-Veamos: Dientes, limpios; aliento, de menta, traje, un uniforme de chef limpio, sin costuras y a la medida, peinado, mi copete, apuntando hacia arriba y tan alto como nunca, sin ojeras en mi cara, no necesitaré maquillaje esta vez...aunque mi cara podría verse mejor y detrás de mí...la pintura de don Pablo, y la que Ada me mostró durante mi peor momento...¡Por favor, que hoy sienta esta clase de inspiración en el duelo!
Y con esto, bajó al piso inferior, donde para su gran sorpresa, lo esperaba un hermoso desayuno, preparado por Michael.
-Buenos días, John.
-B-buenos días, señor Mike...¿qué es todo esto?
-Una recreación exacta del mapa de Europa durante el periodo de 1939 a 1942, con movimientos precisos de las fuerzas armadas.
-...
-Jajaja, vamos, John, ¿qué más va a ser? Hoy es un día importante, y aunque estaba un tanto indispuesto, me puse manos a la obra desde temprano y mira: Un croissant, pan au chocolat, unos macarones que conseguí y una taza de café.
-Sí, lo veo, pero me tomó por sorpresa, nada más. De todos modos, ¡se ve delicioso! Si no le importa...
-No te contengas, chico.
-...Mmm ¡está todo muy bueno, señor Mike! ...pero el café sigue amargo.
-Hace mejor contraste con el resto, no seas tan quejicas.
-Lo que usted diga... (No es como si un poco de azúcar en el café fuera malo de vez en cuando, no es cómo ponerle piña a la pizza, eso sí es un extremo que no se debe cruzar).
-Disculpa si el croissant no sabe tan bien como podría, pero hoy no fue el mejor día para hacerlos.
-¿En serio? (Hmmm...ahora que mastico con más cuidado, algo se siente raro, no del todo malo, pero sí no es tan satisfactorio como las pastas en la panadería Dubois, por ejemplo. Lo malo es que, no puedo poner el dedo en qué es lo que siente fuera de lugar) ¿y por qué hoy no es-?
-Hey ¿a qué hora debías tomar el bus para el instituto?
-¡Sí, cierto! ¡me distraje con el desayuno y casi se me pasa la hora del bus! ¡Le pregunto acerca de eso después!
-No te detengo, John. Recuerda, hoy cuando estés en el cook-off, "¿qué es un hombre? ¿qué es lo que él tiene más que a sí mismo?"
-Gracias por el consejo (...¿Eso no era una canción también?)
-Por cierto, toma ese maletín de ahí, tiene un almuerzo adentro.
-¿En serio? ¡Muchas gracias! (Hoy el señor Mike despertó con ganas de cocinar, parece).
John salió de la casa con paso acelerado, tratando de evitar los ataques de los vecinos que seguían resentidos con él. En el bus, volvió a mirar a Francia a través de la ventana, pero esta vez con un poco de melancolía, ya que sentía que podía ser la última vez que vería a esta bella ciudad. Pronto arribó al portón del instituto, para ser recibido por el antipático guardia de la entrada.
-Bonjour, monsieur.
-...¿Tiene algo que hacer aquí?
-¡P-pues por supuesto, soy estudiante aquí! ¿no recuerda?
-Ah, claro, ya recuerdo. Prosiga, entonces.
-Gracias (vaya tipo más amargado, sólo estaba saludando y ni me respondió el saludo).
El chef hizo caso a la orden del guardia y continuó caminando, y en ese momento, escuchó suave, pero de forma muy clara al guardia hablando.
-Duró más de lo que creí.
Ahora bien, aunque este era el gran día para nuestro protagonista, la celebración que era la temporada de cook-offs llevaba ya dos días en circulación y él, además de sus amigos, pudieron presenciar infinidad de encuentros en todo el instituto, desde aquellos hechos por mero deporte, competencias amistosas entre compañeros para disfrutar del evento hasta las verdaderas contiendas de habilidad, donde las viandas en la tabla para picar no son lo único que sangra.
En estos últimos, hubo varios estudiantes que resaltaron por su número de victorias, estos obviamente fueron Agnes, Aiko y Miguel. Miguel era el estudiante estándar del instituto, iba a salir con honores del instituto, pero estaba aquí para disfrutar su última temporada de cook-offs, así que quería aprovecharla al máximo, y estaba disfrutando cada uno de sus duelos. En cambio, las otras dos estudiantes no podían tener motivos más distintos, ya que su objetivo era el duelo final de hoy, los de los días anteriores eran meramente fogueos, prácticas para la revancha entre ellas, aunque, como sabemos, la francesa también tenía un motivo alterno. Ambas llegaban invictas y con igual cantidad de victorias, por lo que, quien ganara el reencuentro sería vista como todos como la verdadera estudiante estrella, la otra, aunque seguiría siendo un cercano segundo lugar, como muchos saben, a veces, la medalla de plata duele más que la de bronce, estar tan cerca de la gloria solo añade pesar a la persona cada vez que esta piensa como las cosas pudieron haber sido diferentes. De todos modos, las competiciones extenuantes y la defensa del honor no era lo único que pasaba por la cabeza de los estudiantes, esto gracias a la diversa cantidad de actividades varias que se llevaban a cabo.
Una de la más importantes para el grupo fue un seminario que dio Anastasia acerca de la dicotomía centro-periferia y su influencia en la cultura culinaria, solo los muchachos asistieron y el único que hizo preguntas fue el mismo John. Volviendo al día en cuestión se encontraron de nuevo en el pabellón central.
-I-rey, mon.
-Hola, Day.
-Entonces, mon ¿estás listo? Hoy vas a estar in the eye of da storm.
-Sí, no me lo recuerdes...
-¿Entonces no estás listo?
-N-no, sí lo estoy, (no para ganar, pero para salir corriendo de vuelta a Texas si esto sale mal) Bien listo.
-En ese caso, más vale que ya tengas bien definido tu menú mental, o terminarás en el de la cerda francesa.
-Vaya palabras de aliento, Ana. Pero son más como un aliento mañanero, si me lo preguntas.
-Solo te lo digo por tu bien, si vas ahí esperando que la receta te llegué en un momento de iluminación, será más posible que te caiga un rayo antes de que se te ocurra algo realmente excepcional para impresionar a los jueces.
-Tranquila, esta vez sí vine con un plan ¡y ya lo tengo más que preparado!
-¿En serio? ¿y estás seguro de que va a funcionar?
-Totalmente (...mientras vaya acorde con lo que imagine, no debería salir mal).
-Hmmm, no sé si será un presentimiento o que tienes la cara cubierta de sudor como si te hubieras tomado una sopa al medio día, pero no creo que sea tan infalible como dices.
-¡H-hey, no le eches la sal desde antes! Además, tú también estás sudando.
-¡Pero es por el calor que está haciendo hoy! Creo que así es como se debe sentir estar en una isla tropical, trabajando bajo el sucio yugo de algún enclave transnacional.
-Bueno, en eso tienes razón, sí está más caliente de lo normal hoy (Pensé que solo eran los nervios, que bueno poder esclarecer esa parte) Por cierto, ¿dón-?.
-A las seis en punto, señor John -Exclamó Harry.
-...¿Me creías si te digo que no iba a preguntar por ti?
-¿Ibas a preguntar por mí?
-Obvio que sí -Dijo John, dejando salir un suspiro de derrota por no haber podido substanciar su propio farol.
-Por cierto, escuché que tienes algo ya preparado para antes de tu encuentro con Agnes. ¿Puedes compartirnos cuáles fueron estos preparativos?
-Claro, claro. Ayer, me puse a cocinar algunas cuantas cosas para tenerlas listas para hoy, así que podré utilizarlas hoy para el duelo.
-Entiendo, muy bien pensado, John.
-Esperen ¿es legal tener partes de un platillo ya listas antes de siquiera empezar el duelo? -Cuestionó Anastasia.
-Sí, señorita Petrov. Las tres restricciones son que debe ser preparado aquí mismo en las instalaciones durante horas hábiles, que se debe registrar la hora a la que fue preparado y que debe quedar a nombre del estudiante que lo hizo. Esto se hace para recetas que necesitan elevados tiempos de cocción.
-(Que raro, sentí un escalofrío) La receta que tengo planeada necesitaba mínimo doce horas para marinar.
-Ahora entiendo, pero tiene mucho sentido, quedarse doce horas sin hacer nada durante un cook-off sería abominable, y es increíble que algunas jornadas duren ese tiempo o más ¡qué abuso!
-(Podrías decir que mi jornada de vuelta en casa era de veinticuatro horas, los trescientos sesenta y cinco días del año y quedándome a dormir en mi lugar de trabajo, y si lo describiera así, sonaría como el peor caso de explotación laboral).
-Indiferentemente, el duelo no es sino hasta en seis horas, por lo que todavía tienes tiempo para afinar detalles finales. Por mientras, disfrutemos un poco más de las celebraciones. Escuché que va a haber una interpretación de danza en el auditorio en el segundo piso.
-Hmm, suena bien, vayamos.
Llegaron al auditorio, y para sorpresa de ellos, casi todos los asientos estaban llenos, y había bastante euforia en el ambiente. John no se desvió de su pauta ni por un picómetro, ya que estaba confundido por ver tantas personas aquí y tan emocionadas por el show.
-Harry ¿estás seguro de que era a esta hora? Pareciera como si estuviéramos en un comité de bienvenida para Gordon Ramsay o algo así.
-No hay duda en mi mente, el espectáculo de baile era a esta hora, no había nada más.
-¿Tal vez entramos al auditorio equivocado, bredren?
-¿O el show anterior se retrasó? -Complementó Anastasia.
-Negativo, lo que se dijo fue que el espectáculo se realizaría en el auditorio del segundo piso
-Y si fuera que el show anterior se atrasó, me daría curiosidad saber qué era para tener a la gente así (porque, aunque todos digan que los cook-offs pueden llegar a ser bastante intensos, dudo que sea del tipo de competiciones en donde todo el público se pone a gritar con el mínimo cambio que salga durante el duelo, como en un partido de futbol o basketball).
-¡Miren! Un chico acaba de subir a la tarima.
-Tienes razón, Ana (¿Será por él?).
-Tengo una sospecha bastante fuerte de que ese muchacho esclarecerá todas nuestras interrogantes.
Poco después de que Harry hiciera su comentario, efectivamente, el joven se acercó a un micrófono e introdujo a todos los espectadores al evento de esa velada, aunque pareciera que solo John y sus amigos eran los únicos que necesitaban esa introducción.
-¡Damas y cabelleros! ¡En su primera presentación en nuestro instituto! ¡Con ustedes! ¡la agrupación de baile del momento en Francia! ¡La Plage de Saint Tropez!
El público explotó en gritos y silbidos, el sonido era comparable a escuchar el final de la obertura de 1812 de Tchaikovski en vivo y a la par de los cañones, la humedad del lugar era comparable a la de un vivero amazónico y John pudo ver que tres personas se desmayaron. Aquí fue cuando finalmente salieron los intérpretes al escenario, una compañía de tal vez unas treinta personas. La música empezó a salir de los parlantes, que inclusive con los decibeles al máximo, palidecía ante la contaminación sonora que producía la hinchada y pues, la compañía empezó a moverse, pero su coreografía era más de lo que uno venía a esperar de "un espectáculo de baile": Música popular, danza basada en bailes callejeros como el hip hop y freestyle. Todos parecían encantados con el baile, era bastante enérgico y muy bien coordinado, y por sus siluetas, se podía presumir que la mayoría si no que todos los bailarines eran mujeres, aunque todas tenían gorras y máscaras que impedían verles directamente la cara, sin embargo, era un estilo bastante distinto a las últimas coreografías que John había tenido la oportunidad de ver, que eran mucho más pausadas y experimentales. Valga la redundancia decir que el espectáculo fue un éxito, pero nuestro protagonista parecía que no estaba satisfecho del todo con lo que vio.
-¡Me encantó la coreografía! ¡nunca había visto a tanta gente bailar tan coordinadamente y con tanta energía! -Dijo Anastasia.
-Estoy de acuerdo contigo, Anastasia. No soy muy dado a ver actos de danza, pero este estuvo entretenido...¿Y qué piensas tú, John?
-Ehhh...estuvo ok, supongo.
-¡¿No te gustó, John?!
-¡Ouch! No había necesidad de gritármelo en el tímpano, Ana.
-Perdón, pero es que me sorprende que no te haya gustado. Yo tampoco tengo mucho interés en el baile, pero hay que darles el crédito que se merecen, les quedó muy bien.
-O sea, sí, el baile estuvo muy bien hecho, pero no sé, solo fue eso, un buen baile. Cuando vi las danzas de las chicas de morpho, me dejaron sintiendo gran variedad de cosas y pensando en lo distinto que eran sus pasos a cualquier otro acto de baile que hubiera visto en mi vida ¿acaso no piensas igual?
-Bah, no seas tan quisquilloso, a veces no es necesario que las danzas den más mensaje de lo que requieren, ver solo el esfuerzo y el corazón de los miembros de la compañía es más que suficiente en ocasiones.
-Ya veo, de seguro tienes razón. Supongo que solo no es mi estilo.
-¿Ves? Ahora deja de ser tan criticón y disfruta el show.
-No soy criticón, solo dije que no es de mi gusto, ¿acaso no tengo derecho a tener opiniones, o señora revolucionaria?
-Puedes tenerlas, mientras no estén equivocadas.
-¡¿Y quién eres tú para decidir?! ¿Siquiera eres experta en baile?
-Para tu información, camarada, he visto un buen manojo de espectáculos de ballet desde mi infancia, así que puedo ver que esta coreografía estuvo muy bien.
-Seguro...(Esperaba más bien que fuera experta en ver el baile del cosaco).
-¡Hey, mons! ¿qué hora es? No se nos vaya a pasar la hora del duelo, bredren.
-Tranquilo, Day, todavía falta bastante tiempo, así que podemos quedarnos a ver el resto del show.
-Hmph, bueno, si no es que el camarada Ramírez no puede aguantar ver tan deplorable presentación hasta el final y tiene que salir en camilla de aquí.
-¡Solo dije que no es de mi agrado! (Para tener opiniones en contra del estatus quo, no tolera opiniones diferentes en variedad de cosas, ¿acaso es un pecado decir que algo no te gusto?).
Se quedaron a ver el resto del acto, mientras que John sentía como la mirada de la furia roja lo escaneaba al final de cada coreografía para ver si estaba disfrutándolo, mientras que él fingía interés suficiente para no recibir nudillos de su autonombrada juez. Cuando terminó todo, lo primero que hizo el joven fue ir al baño, ya que, al tratar de ocultar su desdén, había pensado que ir al baño se vería como una excusa para escapar, o así lo pensaría Anastasia, por lo que se aguantó. Una vez con la naturaleza por detrás, fue a reencontrarse con la manada, pero una voz lo detuvo en sus rieles.
-Hey, John.
-¿Hmm? ¿me llamaban?
-¿O tal vez sea mejor "Tintín"?
-¿C-cómo? (Las únicas personas que me llaman así...¡!) ¿E-es alguien de morpho?
-Precisamente. Espera que me quite la máscara.
-¡Oh! ¡Cécile, eres tú! No te reconocí al principio. ¿Qué haces aquí? ...Perdón, olvida eso, si estás vestida así, es obvio.
-La pregunta sería más bien "¿por qué?".
-¡Ajá, eso quería decir! (mentira, en serio no razoné qué significaba que estuviera vestida igual que las bailarinas del show al inicio).
-Bueno, la coreógrafa, Camille Fontaine, estaba pidiendo más bailarinas para hoy y con muy buena paga, así que Ada consiguió un espacio para todas y usar parte del dinero para ayudar a la compañía.
-Claro, no suena fuera de personaje en lo absoluto (Después de todo, yo y Harry sabemos de buena manera que se le dan bien los negocios, tal vez demasiado).
-¿Será realmente así?
-¿Dijiste algo?
-Yo...nada, olvídalo.
-C-claro (lo curioso es que, la mayoría del tiempo, si le dices a alguien que se olvide de algo, solo hace que le ponga más mente. Cécile quiso decir algo, pero se arrepintió)
-De todas maneras, quería preguntarte acerca de otra cosa. ¿Ya hablaste con Ada?
-Hoy no, pero lo vi hace pocos días (para seguir aprendiendo repostería).
-Supongo que has visto que se encuentra molesta desde el día aquel que te ayude con la carta.
-Sí, lo he sufrido en carne propia (incluso en las clases, habla como si todavía se siente irritada conmigo, y la forma en que amasa la pasta borda en actos de sicariato con la violencia que ejerce).
-Igualmente, era natural que guardarle tal secreto causaría que me resintiera, pero ella sigue siendo la misma Ada de siempre, así que sé que eventualmente podrá perdonarnos.
-Dios te haga profeta...Por cierto, hay algo que quería preguntarte, acerca de la razón por la que me ayudaste.
-Creo que ya te había dicho, era porque vi que pudiste sacar a Ada de la crisis que tuvo el día de la presentación, así que tenía la fe de que tú podrías encargarte de solucionar toda esta situación.
-Sí, eso me quedó claro, pero hay dos dudas que se me ocurrieron después: Primero, ¿cómo sabías que iba a hablar sobre ese tema? Yo nunca lo comenté contigo.
-¡Ah!
-Y segundo, tú misma dijiste que si llegaba a contarle a Ada sobre el tema, y ella preguntaba de donde saqué la información, tú y el resto de las chicas negarían toda participación, entonces, ¿por qué te expusiste entonces al traerme la carta?
-...Así es, arriesgué mi propio pellejo, pero es porque descubrí algo ese mismo día.
-¿Descubriste algo?
-O tenía una sospecha...la sospecha de que realmente, la persona que estábamos buscando era una tal Agnes Brienne.
-¡¿Qué?! ¿¡c-c-cómo sabes eso?!
-Y parece que di en el blanco.
-Espera ¿no sabías que Agnes había sido la del poema hasta ahora?
-Como dije, era una sospecha, y obvio Ada no me ha querido comentar nada, así que fuiste tú el que aseguró mis sospechas.
-Oh, yo y mi bocota...
-No te preocupes, de todos modos, ya lo presentía.
-Eso es lo que no entiendo, ¿cómo llegaste a la conclusión que era Agnes?
-Bueno, yo lo deduje más por casualidades que pasaron ese día. Desde un principio, supe que la razón por la crisis de Ada era alguien que había visto en el público, porque pude ver que cuando estaba revisando el escenario, algo que vio en las butacas la sorprendió tanto que se fue el baño. Después, una vez que Jamaar la sacó de eso la primera vez, ella volvió a caer después de abrir la puerta y volver a ver al público, por lo que descarté que fueras tú la causa.
-(¿Yo fui un candidato porque pensaba que tenía alguna conexión previa con Ada o porque mi apariencia la haría vomitar?) Y-ya veo, continua.
-Pero la gota que derramó el vaso para mí fue cuando Ada me dijo que iba a encontrarse con Agnes y contigo después del show. Aunque había leído el poema, nunca había asociado a Agnes con él, pero cuando empecé a hacerlo, la parte de amor no correspondido empezó a tener mucho sentido, así que fui rápido a recoger la carta, ya que supuse que la ibas a necesitar tarde o temprano.
-Ahora entiendo por qué hiciste todo eso. Pero entonces, ¿por qué no me dijiste acerca de la carta desde el principio?
-Eras un desconocido.
-¿Q-qué más razón se necesita en realidad?
-Pero vi que esta situación era muy difícil para ella. Había decidido ocultarle esto para que ella lo olvidara eventualmente, pero parece que causó más daño que sanarlo.
-(Curioso, ambas amigas tuvieron ideas similares para tratar de dejar este asunto en el pasado) Bueno, ya está hecho, así que no hay marcha atrás, solo espero que esto realmente sea lo mejor para todos.
-Yo pienso igual.
-...P-perdona, tengo una última pregunta.
-¿Sobre qué sería?
-Al inicio, dijiste algo cuando mencione que Ada viniendo a estos shows era bastante normal, como si pensaras lo contrario.
-Ah, eso, la verdad es que sí, aunque ella le encanta aprovechar cualquier oportunidad que pueda para ganar dinero extra, nunca nos habíamos unido a una compañía distinta a la nuestra, y menos sin exigir alguna clase de mención, Ada aprovecha cualquier cosa para promocionarnos.
-Ahora que lo dices así, sí suena bastante extraño (como si no quisiera que nadie supiera que estaban aquí) Tal vez solo necesitaba el dinero con urgencia.
-Pues quién sabe. Al final de todo, ella es la jefa, así que ella sabrá. Igualmente, no me quejó, si hacer más de estos significa más dinero, no me negaría a participar.
-Y si yo supiera bailar, tampoco lo haría.
-Pero bueno, ya terminó mi trabajo aquí, así que ya me voy.
-Por supuesto, no te atraso más. Hasta luego.
-Adiós.
-(Sigue siendo extraño eso de Ada, ¿para qué habrá venido? Le preguntaría...pero ya tengo demasiada reputación como chismoso, no voy a seguir echando leña al fuego).
Mientras le daba vueltas al tema, John se fue a reencontrar con sus amigos, que naturalmente estaban extrañados por su tardía, pero él les explicó rápido lo que pasó.
-En ese caso, ahora debes estar mordiéndote la lengua al saber quiénes estaban haciendo su parte en la coreografía, ¿o no, camarada?
-Ufff...A-aun mantengo que prefiero cuando las chicas de Morpho bailan sus danzas propias.
-Como sea, hay que apurarnos, el duelo entre Aiko y la cerda francesa no tarda en empezar.
-Pero todavía queda bastante tiempo.
-¿Qué dices? Los asientos se van a llenar en un parpadeo, ¡no voy a ver la humillación de la cerda estando de pie!
-¿Humillación?
-Pues obvio, estoy seguro de que la japonesa esta vez botará la casa por la ventana desde el inicio, y si ya había estado cerca de vencerla la primera vez, estaba vez será una masacre ¡y tú después le darás el golpe de gracia!
-¿Y-yo?
-La burguesa de seguro dirá que fue una contienda reñida y que la próxima ganará, desviando cualquier forma de crítica, pero cuando vos le ganes, no podrá escapar de su vergüenza.
-E-eso no suena muy halagador para mí.
-Entonces, cuando la cerda y su orgullo hayan caído, los proletarios de todo el mundo levantaran el puño en júbilo, ya que el gran icono de la elite que domina la cocina habrá caído ¡va a ser maravilloso!
-...Ehhh, lo estás exagerando tantito (o tal vez no, si por "proletarios de todo el mundo" te refieres a ti).
-De todas maneras, ya entiendes bien tu papel en todo esto, solo te queda cumplirlo.
-Supongo...
-No le metas más presión de la que es necesaria, Anastasia -Dijo Harry- Y tampoco te porfíes tanto como para decir que la suerte está echada en el duelo entre Agnes y Aiko.
-¡Pero Harry, tú también viste el primer duelo de ellas!
-Y es justo por eso que este el resultado de este duelo es imposible de dilucidar hasta que empiece. La señorita Aiko sin duda quiere revancha, y seguro ha practicado bastante para cumplir ese cometido, pero les aseguro, la persona que salió más herida en su orgullo ese día-.
-Fue Agnes (la verdad, uno hasta le puede herir el orgullo por accidente).
-Precisamente, así que ella se habrá preparado todo lo posible, aprovechando que esta vez sí dispuso de amplio tiempo de preparación para gestionar la mejor estrategia de ataque que le sea posible.
-¡Un duelo para los libros, mon!
-Y en cuanto a ti, John.
-¿Sí?
-Tú tienes todo lo necesario para ganar, más cuando nadie realmente espera nada de ti, esa es tu ventaja.
-¿E-eso se considera una ventaja?
-Claro, si nadie te ve como una amenaza, van a negligir practicar contra ti y tu estilo, así que, si vienes preparado y ellos no, tendrás el factor sorpresa de tu lado.
-Suena algo lógico (a menos que la sorpresa sea lo tan mal que cocino...)
-Como sea, ¡vayamos al auditorio de una vez! -Interrumpió Anastasia.
-Ok, ok, vayamos de una vez, tranquila. Tal vez así pueda sacar un poco de información acerca de ella antes del cook-off.
-That's the spirit, mon!
Raudos se marcharon hacia al otro auditorio donde estaban los duelos de alto perfil del primer año, y el de John. Estaba a una capacidad parecida al del show de la plague de Saint Tropez, pero mucho más silencioso, como un encuentro de ajedrez. Afortunadamente, todavía quedaban asientos en la parte del medio, donde se podía ver bastante bien todo lo que pasaba en la cocina. En medio de tanto silencio, la ansiedad de nuestro protagonista solo se acrecentaba, ya que debía quedarse solo con sus pensamientos, sin ninguna especie de restricción, como una bomba atómica explotando en el vacío del espacio.
-¿Qué rayos, John? ¿por qué sudas tanto? No es como que te toca a ti justo ir ahí...todavía.
-¡Lo único que puedo imaginar ahorita es que yo voy a estar ahí! Frente a todo el mundo. Contra la estudiante que consiguió calificación perfecta en el examen de ingreso.
-Y que te odia como nadie, mon.
-Gracias por el recordatorio.
-Hidrátate y respira profundo, John, no puedes permitirte perder la batalla antes de que empiece.
-O-ok...
-¡Vean, ya apareció el profesor Philippe!
El profesor se acercó al micrófono con su aura eminente y desde su tórax de trombón, se dirigió hacia el público.
-Buenas tardes, estimados estudiantes. Hoy, en el último día de nuestra temporada anual de cook-offs, tenemos preparados los duelos entre los estudiantes más talentosos del primer año, garantizados de que van a ser un digno espectáculo para todos ustedes. Sin más preámbulo, empecemos con los encuentros. Para empezar esta jornada, tenemos a la estudiante Agnes Brienne contra A-.
-¡Oye, mon! ¿viste? ¡te incluyeron entre los mejores estudiantes!
-S-sí, eso parece...(lo más probable es que se le olvidó que yo también compito hoy).
-Hey, bredrens! ¡Miren a la gyal Agnes!
-¡¿Q-qué le pasó?!
-¡Argh! ¡¿es ella?!
La francesa hoy tenía un aura que emanaba no solo su habitual orgullo, sino peligro, una ira irracional para todos menos para el del copete picahielo. Labial rojo, guantes carmesíes, unas sombras profundas en sus párpados y unos converse escarlata, todo complementando su roja cabellera. Lo irónico es que con tanto rojo encima, sus ojos se veían mucho más verdes en comparación. El instinto asesino estaba ahí, y John sentía que la gran mayoría iba dirigido hacia él.
-Agnes en ocasiones tiene un afán para lo dramático, pero esto se siente diferente. Parece más como si estuviera usando su imagen para mandar un mensaje.
-Y no creo que uno bonito. Pasó de la cerda francesa a María sangrienta.
-No sé, mons, a mí me parece algo linda. No te vayas a distraer viéndola, bredren...¿bredren?
-Sí...(Pensé que solo quería humillarme, no convertir mi duelo en un documental de la naturaleza. ¿Y por qué justo hoy va a tener libre acceso a objetos filosos?).
-John, concéntrate en absorber todo lo que puedas, no te intimides por su apariencia, sus acciones en la cocina hablarán más fuerte que su maquillaje.
Los duelos empezaron, pero esta vez, Agnes no tenía su típica cara de exceso de confianza y condescendencia hacia el prójimo, era una concentración incorruptible, incomprensible e infinita, daba pavor inclusive desde la gradería. Uno por uno, fue quebrando y pulverizando a sus oponentes frente a todos, sin ningún rastro de misericordia, solo buscando acabar con el sufrimiento de los pobres cabríos de sacrificio que habían puesto frente a ella, Tanto así que llegó al duelo contra Aiko en tiempo récord. La muchacha asiática entró al escenario, con la misma paz y serenidad de un monje budista pinchado con un dardo somnífero. Igual que su contraparte europea, también venía un poco diferente a su apariencia habitual, con un poco de maquillaje, pero no tan llamativo como el de Agnes, con un labial que más que dar color, le daba brillo a la boca y unas sombras bastante leves, más una pequeña prensa en su pelo.
-Wow, parece que ambas creían que venían a una sesión de fotos, no a un duelo de cocina -Dijo anastasia, con un poco de molestia en la cara.
-¿Nunca te has maquillado antes?
-No, la moda también está definida por las clases altas, recuerda, no hay gente fea, hay gente pobre.
-Pero vos no sos pobre, entonces uno pensaría que tal vez-.
-Me han vestido con vestidos caros, obviamente, pero nunca he permitido que me pongan nada en la cara...excepto algunos pintacaritas. ¿Y acaso tú te has maquillado, John?
-De hecho...sí, una vez.
-¿Ves? Entonces no tienes derecho a...¿En serio?
-¡E-era para ocultar ojeras, nada más!
-...Eso me recuerda, vos ya has usado faldas y también usaste tacones aquella vez en la Red-ox Con.
-¡No me mires con esa cara de sospecha! D-de todos modos, no creo que sería tan malo intentarlo una vez.
-Nyet! ¡antes muerta que burguesa!
-(El dicho no iba así, ¿verdad?)
-Si tuviera que interferir -Dijo Harry- Aunque yo no veo para nada necesario el maquillaje en una mujer o hombre para acrecentar su belleza, no hay duda de que un buen trabajo con las pinturas y los tonos puede hacer a alguien parecer más maduro de lo normal.
-...Tal vez lo considere uno de estos días.
-(Vaya, que fácil accedió a la opinión de alguien más) Muy bien, este va a ser el duelo más importante del día (aquí si debo evitar distraerme, ya que después nos va a tocar vernos las caras).
Ambas competidoras solo se vieron la cara, ni se molestaron en darse la mano y apenas si hicieron una pequeña reverencia antes de ir ipso facto a sus estaciones. Este era un duelo del más alto calibre, por lo que sería juzgado por cuatro jueces: El profesor Philippe, la profesora Richter, el profesor Alighieri y otro profesor que ellos no reconocían, probablemente uno de los años superiores. Inmediatamente las beligerantes estaban en posición, el profesor Philippe dio una cuenta regresiva e igual que una bala de salva en las olimpiadas, exclamó:
-¡Comiencen!
De manera mecánica, ambas fueron a tomar lo que necesitaban, todo el tiempo era valioso, y había que terminar la entrada, el plato fuerte y el postre. La entrada de la francesa era una simple, rápida pero elegante, una ensalada piémontaise, una entrada sencilla, donde lo único que hay que cocinar serían huevos hervidos, el resto depende de la calidad de los ingredientes; tomates, pepinillos, jamón, perejil y mayonesa casera, pero cualquier cocinero de menor rango simplemente hubiera combinado todo en un tazón y lo hubiera entregado ahí mismo o solo dejando una cucharada de la ensalada encima del plato sin cuidado alguno, no obstante, Agnes no era ni por asomo alguien así, era obvio que ella misma sabía que un platillo tan llano no impresionaría a nadie en su forma natural, por lo que tenía un as bajo la manga; primero, agregó un poco de pungencia al platillo con sus típicas semillas de pimienta tostadas y segundo, y mucho más importante, fue la presentación, al usar un anillo apilador y una rebanada de huevo partida a la mitad para formar una columna hermosa de la ensalada, luego, como meros adornos, una hoja de perejil y otra rebanada de huevo encima como la bandera en un castillo, una presentación digna de la magnifique prodige y un contraste de lo más gigante con la típica ensalada en la recepción de una boda.
Por su parte, Aiko iría de vuelta a sus raíces, cocinar lo de su propia patria, así que sería una justa total entre oriente versus occidente. La entrada de la señorita Yamada sería también de baja complejidad, pero no menos delicioso por ello: el Tataki de salmón. La manera de preparar el salmón en esta receta es solo abrasar el exterior de las rebanadas de salmón, y esto se hace usualmente con un soplete para cocina. Valga la redundancia decir que, para este punto, aún sigue siendo impresionante ver a alguien tan joven manejar aparatos y técnicas consideradas peligrosas con tanta fluidez y tranquilidad, como si en verdad no pasara nada, mientras que John ya estaba imaginando cómo se las arreglaría su abogado para dar entender a la corte que no era un pirómano, solo un incompetente. Las rebanadas se sirven con salsa teriyaki, cebollinos picados y jugo de limón, y en este caso, Aiko añado algo especial, que fue el jugo de otro cítrico: el yuzu, una fruta originaria de Asia, que además de un sabor agrio añadido al ácido comúnmente visto en estas frutas, tenía un poco del ya famoso umami, así que le daría mucha más presencia al plato. Lo sirvió en línea en un plato ovalado de madera, yendo por un estilo más minimalista.
Ambas dieron el plato a los jueces, ambas esperando que dieran favor a su receta. Naturalmente, no se dice la decisión durante rounds que se toma al público para mantener la tensión y el suspenso, no obstante, para garantizar la transparencia de la competición, el resultado sí se les dice a los cocineros, por lo que más de una vez, la afición puede discernir a punta de observación y deducción más o menos cuál fue la decisión de la corte.
Para desgracia de los chismosos y los impacientes, ambas muchachas habían optado por poner su mejor cara de póker para este duelo, muy probablemente, para no mostrar cualquier tipo de debilidad ante el oponente, ya que cualquier ventaja, por más minúscula que pueda parecer en el gran esquema de las cosas puede ser la diferencia que decida quién se va con el derecho a presumir y quién se va a llorar al baño. Así que Agnes, con una cara de determinación, como un halcón peregrino bajando en picada a agarrar cualquier pez desubicado y ensimismado que anduviera muy cerca de la superficie, y Aiko, con la mejor imitación en carne y hueso de una máscara Noh, no darían pistas acerca de quién llevaba la delantera, pero hubo algo que muchos notaron acerca de esta última estudiante:
-(Mira, Aiko sacó como un lazo...¡ah, ya recuerdo! Es esa bandana que usó cuando tuvo su primer duelo con Agnes).
-Supongo que ya lo notaste, ¿verdad, John?
-(...Mejor sigamos asumiendo que Harry tiene potestad para ver lo que pienso cuando se le venga en gana) ¿Por qué se habrá puesto la bandana ahora? ¿crees que vaya perdiendo?
-Es difícil decir, no puedo más que lanzar conjeturas acerca del porqué, pero sí algo ha quedado claro en mi pensamiento es que la señorita Yamada empezará a ir en serio de ahora en adelante.
-Yo tenía la misma idea...(Y ahora, una pregunta mucho más importante: ¿cómo se ve Aiko cuando "va en serio"?)
-...Lo mismo me pregunto.
-¡Argh! ¡consíguete tus propios pensamientos, Harry!
-Me disculpo, pero la verdad se ha dicha, solo tu cara es uno de los mejores actores que he tenido la dicha de presenciar, que dice tanto sin usar ningún solo vocablo.
-"Sos un libro abierto" tardaba menos, digo yo (...Ni siquiera lo pienses).
La japonesa ajustó con vigor la bandana alrededor de su tez, y sacó un afilado cuchillo, distinto a los del instituto, probablemente traído por ella misma, y después de esto, levantó una especie de tabla con algo encima, oculto bajo una sábana blanca. No se podía decir desde ahí qué era con exactitud, pero la cualidad de masivo no podía estar más clara ni con un rótulo de neón anunciándolo. La señorita no dejó al público en suspenso por mucho tiempo, ya que, de manera súbita, removió la tela, dejando expuesta a una enorme y aún viva langosta. El crustáceo era de un color marrón con tintes naranjas, y un par de pinzas con la fuerza para dejar más que un corte superficial, por lo que estas se encontraban atadas con una fuerte liga de plástico.
Esto sería una nueva experiencia para John solo viéndola, porque como la mayoría de los mortales comunes y silvestres, nunca había visto en vivo como se le quitaba la vida a un animal, él solo se encargaba de revisar el resultado, hay ciertas cosas que uno puede notar acerca del estado del ser antes de pasar por el patíbulo, como si la carne es muy dura, significa que el animal murió con miedo.
-Algo que siempre me he preguntado es ¿cómo haces que un animal muera sin estar asustado? (Aunque, tal vez eso solo sea yo, que siempre estoy aterrorizado de algo).
-Es más sencillo de lo que crees, camarada. Haz que no lo vea venir, que ni sienta cuando todo se acabó. En el caso de la langosta, hay como una sección marcada justo detrás de la cabeza, solo hay que poner un poco de fuerza con un buen cuchillo y ¡bam! Tienes a María Antonieta.
-Entiendo. Supongo que es natural que la mayoría de los animales no vean cuchillos como un peligro, no hay nada en la naturaleza que se parezca. De todos modos, no puedo comprender por qué hay que tenerlas vivas hasta la justa hora de cocinarlas, suena mucho más tétrico que cocinar cualquier otro animal, es tan inhumano.
-Sí, puedo ver eso, pero lo que pasa es que las langostas tienen unas bacterias que empiezan a proliferar exponencialmente una vez el bicho está muerto, así que no se puede tomar al riesgo de tener a la langosta muerta por muchas horas. Además, si lo comparas con lo que se hacía antes con ellas, de echarlas directas al agua hirviendo, suena mucho más humano matarlas rápido.
-Hmmm, buen punto.
-¡Y es mucho más humano que el trabajo en fábricas de ensamblaje, donde los trabajadores se les tiene toda una vida hasta que llega la inevitable muerte, solo dándole el mínimo necesario para que sigan jalando, pero nunca para que consigan una mejor vida!
-Que talento tienes para asociar las langostas con el sufrimiento de los trabajadores, Ana (Eso o respondió adrede mi pregunta para tener una excusa de hablar sobre esto) Pero espera, sí les están pagando, ¿cómo es eso injusto? Uno pensaría que un robo sería que no les pagarán nada o demasiado poco.
-Te respondo eso con otra pregunta: Si ellos les pagan todo lo que se realizó por un trabajo, ¿cómo es que se haría ganancia con este negocio?
-Ahh...hmm.
-No te preocupes, camarada, es una contradicción, una de las muchas del sistema, te la dejo para que la pienses después.
-Claro, claro, jeje (siento que eso estaba en uno de los libros que ella me dijo que leyera...que todavía está pendiente).
-¡Bredrens, vean! ¡le cortó las ligas a las pinzas!
-¡¿Q-q-qué dices?! ¡eso es demasiado peligroso! -Respondió Anastasia.
-¡¿P-peligroso, dices?!
-No quisieras darte la mano con una langosta tan grande, te lo aseguro, a menos que quisieras audicionar como el capitán garfio.
Con un trago tan gordo como el cliente más habitual del restaurante familiar, el joven vio sus manos con mucho más aprecio que nunca antes.
-¡¿Entonces por qué las cortó?! ¡¿qué podría hacer un chef sin manos?!
-N-no sé, solo opine sobre lo que dijo Day.
En ese momento, en lo que dura el aleteo de un colibrí, vieron que la navaja de Aiko había desaparecido de su posición anterior para reaparecer como por arte de magia en medio del crustáceo, y un chorro de líquido rojo bastante traslúcido saliendo de la carcasa del próximo plato fuerte, manchando a su verduga, para que esta inmediatamente procediera a terminar el trabajo y partir enteramente al animal en dos, otra vez, en un movimiento que solo pudo ser percibido con el resultado final, y siempre, con la faceta inexpresiva, que en este contexto se percibía mucho más como siniestra que serena. John, en su shock por no ver la ejecución aun cuando no quitó sus ojos del escenario, lo único que pudo formular en su mente fue "Siento que, realmente nunca había visto a esta Aiko, como que nunca había visto cómo le habían puesto "la chef más fría del oeste", lo sentía exagerado, pero...era a esto lo que se referían ¿verdad?".
Sin perder tiempo en limpiarse la cara, la señorita trajo los demás ingredientes, con lo que se pudo adivinar inmediatamente que tenía en mente preparar, al ver los fideos de ramen en una olla con agua hirviendo, esta vez ella no tendría reservas en usar su mejor platillo, echaría toda la carne en el asador, o en una analogía más apropiada, todos los fideos al tazón. Con el animal aniquilado, ella pondría la carne en una parrilla para asarla un poco, ya que necesitaría sacar todo el sabor posible de este. En un wok casi tan grande como el largo de sus brazos empezaría a preparar el caldo para los fideos, agregando aceite de maíz, cebollines, ajo, mantequilla, y uno de los ingredientes más importantes: la pasta miso, hecha a partir de cereales fermentados con el hongo Koji, un condimento fundamental en Japón para muchos de sus platillos.
Además de esto, agrego muchas más pastas hechas de distintos caldos para darle más sabor a su cocción, y no es exagerar decir que incluso el olor llegaba a las butacas más alejadas del escenario. Cuando lo considero listo, agregó la langosta asada al caldo, para que los sabores empezaran a romper el hielo entre ellos, y por último, partió de nuevo en dos a ambas mitades de la langosta, dispuso cuatro tazones, agregó una porción de fideos y una gran cucharada de caldo a cada uno, más su respectiva parte de langosta, y como toque final, agregó una mitad de huevo hervido, cebollines picados, ajonjolí, unas gotas de una salsa picante y menma, o trozos de bambú fermentados, y listo, estaba hecho.
Mientras ella hacía su obra de arte, Agnes trabajaba en la propia, una mucho más apta a su estilo, donde lo que resalta es un excelente entendimiento de los sabores: Canard a l'orange, o pechuga de pato en salsa de naranja, un platillo que puede sonar engañosamente simple solo escuchando el nombre, pero se requiere habilidad para hacerlo bien, y nuestro protagonista notó algo que le hizo recordar el último encontronazo que había tenido con la francesa antes del fatídico día.
-Una reducción de caldo de pato, apenas si queda en la olla.
-Oye, mon, eso es muy parecido a lo que tuviste que hacer con el caldo de pollo aquella vez con esa salsa que no sabía a nada.
-No sólo parecido, es exactamente la misma técnica (Al parecer, ella sabía que se tenía que hacer en caso de que no saliera a la primera, y seguro esperó que yo no pudiera averiguarlo a tiempo. Sudo de sólo recordar lo cerca que estuvo esa vez) También parece que está reduciendo una salsa de algún vino.
-Incorrecto, señor John, esa receta solo lleva vinagre de vino rojo, pero no vino en sí.
-¿Y qué es ese líquido rojo oscuro que agregó?
-Eso es jugo de naranja roja, supongo que ya conocías la fruta.
-P-por supuesto ("naranja roja" suena como un tono de tapiz en una tienda departamental, no una fruta).
-Se lo está agregando a su mezcla de azúcar y vinagre, para formar lo que llaman aquí en Francia un "gastrique", o una salsa parecida al caramelo con un sabor agregado.
-Caramelo no es lo primero que se me viene a la mente al escuchar "gastric".
-Es demasiado dulce, así que deberá agregar solo lo necesario para poder neutralizar parte del sabor con jugo de limón. Mucho de cualquier elemento y quedará arruinada la salsa.
-(Yo casi me desmorono con solo reducir una salsa, y ella está aquí con tres...wow).
La otra parte de la salsa era la naranja en sí, donde se cortaba la cáscara de una en julianas finas, y se combinaban con jugo de naranja, Cointreau, o licor de naranja y anís estrella, la mezcla se dejaba reposar y como cualquier mezcla líquida en la que Agnes le ponga las manos encima, era reducida al final. Para acompañar al pato, preparó un nabo, tomando un rebanador de melones y sacando pedazos en forma de bola, los puso en una sartén honda con agua, azúcar y mucha mantequilla y dejó hirviendo un buen rato hasta eliminar el líquido, quedando al final pareciendo papas. Con la pechuga asada a la perfección y la salsa principal formada y lista, sirvió todo con gracia en un plato cuadrado, más parecido a un lienzo no podía ser.
Se acercaron con sus platos hacia los jueces, de nuevo nada de expresión en las caras, pero había mucho más lenguaje corporal; la francesa toma un profundo respiro que dejo al auditorio en un vacío momentáneamente y la japonesa, se quitó la bandana un momento y se limpió el sudor, aunque la mayoría parecía que había quedado absorbido en la tela, pero no era el lugar más apto para escurrir el exceso. El punto es que se podía deducir que iba reñido el duelo, así que sería el postre el criterio de desempate.
John esperaba con antelación, ya que sabía que Agnes estaba estudiando para ser patissier, pero hasta ahora, no la había visto preparar ninguna pieza de repostería hasta ahora, por lo que imaginó que estaba dejando su mejor carta para Aiko. Pero el repertorio de postres iba más allá de lo que se imaginaba, ya que la muchacha no hizo nada cercano a una pasta de hojaldre, sino más bien un postre de lo más sofisticado que se pudiera ver, llamado "Cara Damia", un platillo de tan alto nivel que una traducción de su nombre sería "el placer de los dioses", que consiste en un mousse de chocolate cubierto de dulce de leche encima de una tarta con caramelo salteado, macadamia carameliza y dacquoise de coco, una pasta francesa a base de merengue, no importaba de donde se viera, era un platillo hermoso y bastante complejo, lo que da más mérito al chef que lo cocina.
La respuesta de su rival era una similar a la estrategia que había utilizado Agnes en la entrada, un platillo simple, sí, pero espectacular, y en todos los sentidos, fuera de este mundo: El "Galaxy Cheese cake". Lo especial de este platillo venía en lo que se encontraba en encima del queso, una capa gelatinosa hecha a partir de polvo de agar, y que al agregar sirope azul de Hawaii y sirope de fresa, agarra un fuerte color azul oscuro, y si se le agregan perlas de azúcar a la mezcla, se verán como estrellas, infinitas y dispersas por todo el firmamento, un plato rico que mucha gente tal vez quiera no comérselo por querer conservar semejante obra de arte. Naturalmente, Agnes fue la última en terminar, pero esta vez no pudo ocultar la confianza que tenía con su platillo, aun cuando por mera ironía del destino hacer cualquier mueca pueda terminar en su derrota.
Los jueces degustaron lentamente las últimas creaciones del duelo en un silencio opresivo y denso, mientras que ambas chefs esperaban a los resultados; una, con una cara sin emociones, la otra, con los ojos cerrados. Los miembros de la mesa parecía que habían terminado su arbitraje, y el profesor Philippe se levantó para anunciar el resultado de la contienda, en este momento, todo el sonido del auditorio fue obliterado, todos estaban aguantando la respiración en espera a las palabras del juez.
-Por decisión unánime, la ganadora de este duelo, por un marcador de dos contra uno es...
-(¡¿Qué espera el profesor?! ¡este suspenso me va a matar! ¡por favor, dígalo sin más retrasos!)
-La señorita...
-(¡¿Acaso él también me puede leer la mente desde ahí?!)
-Agnes Brienne.
La tensión del lugar se rompió en aplausos y demás, con el resultado ya anunciado, la francesa apretó el puño y dejó salir una sonrisa para luego saludar a sus aficionados con los manierismos de la reina Isabel, menos por un femtosegundo, en donde miró con navajas a un lugar específico de las butacas, ya podrán imaginar dónde.
-Bueno, John, dinos ¿sacaste información valiosa de este encuentro?
-Me van a matar.
-¿Disculpa?
-Ehh, q-que muy duro va a estar, eso, sí...
-Entonces ¿tienes algún dato puntual que crees que te pueda servir?
-Hmmm, creo que tengo algo.
-Ilústrame.
-Pensé que Agnes cocinaría en algún punto alguna pasta de hojaldre, porque sé de buena fuente que se le dan bien, pero en ninguno de los duelos que vimos hizo alguna, en vez, hubo otros tipos de recetas de repostería (Eso me recuerda, el señor Mike me había dicho que creía que hoy no era el mejor día para hacer tal cosa, ¿estará relacionado eso con la decisión de Agnes?).
-Si te soy sincera, John -Interrumpió Anastasia- No veo cómo eso te vaya a servir de mucho, la verdad. O sea, tal vez simplemente no este de humor para cocinar eso hoy.
-Tal vez...¡! (Me volvió a gruñir el estómago, ¡no sé cómo, pero debo tener razón! ...espero).
-De cualquier forma, no es la información en sí lo que te llevara a la victoria, sino como la pongas en uso a tu favor. Así que debes aferrarte a cada gota de datos que tengas, por más minúsculo que sea.
-Por supuesto. Mira, Aiko sigue en el escenario...¡! (¿estoy viendo bien? Debe ser, pero siento que a la vez no, porque justo estoy viendo a la señorita con el ceño fruncido ¡es la mayor cantidad de emoción que la he visto mostrar desde que nos conocimos!).
Desde el alto parlante, dieron el aviso que se tomaría un pequeño receso antes del próximo duelo, así que era el momento para prepararse emocionalmente para lo que advendría, y ¿qué mejor lugar para hacerlo que en el baño? Por más tentado que se sentía, quedarse encerrado en el sanitario hasta que todo pasara no era una opción, así que se hecho tanta agua como para limpiar tres semanas de lagañas, sacó cera y peine y levantó ese copete tan alto como pudiera, casi como los pavorreales acicalándose las plumas para luego usarlas como táctica de intimidación, aunque mucho, mucho menos efectivo. Por último, un discurso de auto motivación en el espejo para salir con coraje a enfrentar su destino.
-Ok, llegó el momento, el gran momento para el que me he preparado todo este tiempo (bueno, así como preparación seria fue hace unos cuantos meses) Como sea. Hoy es verdad que voy en contra de una buena cocinera ("Buena" como que se queda tantito corto para alguien que ENTRÓ CON CALIFICACIÓN PERFECTA y además, acaba de ganarle a otro monstruo de la cocina) Lo sé, lo sé, pero sigue siendo humana, puede ser vencida y lo he hecho antes (una, demostrando que un guante era suyo, la otra, desenterrando una memoria horrible de su pasado, además que ninguna de esas incluía cocinar) LO SÉ, ahem, pero hemos mejorado desde entonces, y más con las lecciones de repostería de Ada, sé que puedo darle competencia (Claro, nuestras dos semanas de entrenamiento vs quién sabe cuánto tiempo que lleva Agnes haciendo patisserie) S-sí, pero...argh. (Apestamos en esto de la motivación).
-¡Hola, tío! ¿cómo te va tratando el día?
-¡Ah, Miguel! ¡n-no sabía qué estabas aquí!
-¿En el baño?
-Sí...(no fue la observación más lista) Entonces...¿Escuchaste lo que estaba diciendo?
-No podéis ser muy sigiloso hablando fuerte en un baño público, ¿no crees?
-Sí, lo creo...
-Entonces, si me permites meter un poco la cuchara, veo que todavía os falta confianza, y por las razones incorrectas.
-¿Qué es eso de las "razones incorrectas?
-Respóndeme esto: ¿Quién ganó el duelo entre ti y Agnes?
-Ehh...p-pues todavía no-.
-Listo, ahí está tu respuesta.
-Espera, espera, que me perdí un poco.
-Cualquier tipo de duelo tiene siempre un pasado detrás de él: ¿quién es el mejor? ¿quién ganó el último? ¿quién se ve mejor ese día? y muchas veces, la gente se centra en ese pasado, y olvida el presente del duelo.
-Entonces ¿dices que puedo ganar?
-Ni idea. Debes ir abierto a todo, cualquier encuentro es diferente, y siempre hay sorpresas, SIEMPRE.
-Siempre, huh.
-Si vas esperando ganar, te sentirás nervioso cuando estés perdiendo, y si vas esperando perder, no podrás reaccionar cuando se presenten las oportunidades para la victoria. Ir sin expectativas, esa es la manera, solo importa el momento, ¿vale? Además, como impostores, si realmente creéis que vas a perder, lo tratamos como un truco de magia, que el resto no sepa eso, que vean a alguien confiado en sus habilidades, tanto así que se lo empiecen a creer, y poco a poco, ir convirtiendo las mentiras en verdades.
-Wow...wow, mucha información, ¡pero creo que sí entendí! Otra vez me viniste ayudar cuando más lo necesitaba.
-Podría decirte que fue a propósito, pero ambos sabemos que no es verdad, pero me alegra escuchar que te ayudan.
-Lo que todavía me confunde es ¿cómo le haces para salir con tanto tan rápido? ¿es parte de tu "rutina de impostor"?
-Jejeje, aquí entre nos, muchos son de mi padre, por eso es que los digo tan rápido.
-Vaya, se nota que es un hombre muy sabio.
-Era...
-Oh...realmente lo siento, no sabía.
-Tranquilo, chaval. De eso ya muchos años, fosilizado prácticamente.
-Ya veo...(bueno, esto es incómodo).
Entonces, el joven ibérico dio un breve suspiro y luego, habló.
-¿Quién lo diría? Mi última temporada de cook-offs y mi último día en el instituto. Tantos recuerdos y amigos que tuve aquí.
-Sí es cierto, que estabas en tercer año. ¿Qué harás cuando salgas de aquí?
-Ya me han mandado varios mensajes de distintos restaurantes para entrar como aprendiz.
-Eso suena muy bien, ya tienes trabajo garantizado para cuando salgas de-.
-Todos los he rechazado.
-Espera, ¡¿qué?! ¡¿por qué?!
-La verdad es que cuando vine a estudiar aquí, lo hice con interés especial en mente, una misión, podría decirse. Y todavía me falta camino para completarla.
-(Nopreguntesdequésetratanopreguntesdequésetrata) Oh, entiendo...
-Así es...Vale, creo que tenéis poco tiempo antes que empiece tu duelo.
-Tienes razón, mejor me voy acercando al escenario.
-Es lo mejor. No me queda nada más que decirte "éxitos, John Ramírez"
-M-muchas gracias (Creo que nunca había escuchado a alguien decir mi nombre de manera tan imponente).
-Además ¡hace demasiado calor en este baño! ¡Me siento como el ganso al vapor que hice hoy en la mañana!
-Digo lo mismo, uno pensaría que para la tarde no estuviera haciendo tanto calor.
Ambos salieron del baño, Miguel se fue hacia la salida y John, de vuelta al auditorio, pero en su camino, se encontró con Aiko caminando con la cabeza baja.
-H-hola, señorita Aiko.
Solo reverenció con la cabeza.
-(Parece que sí está muy decepcionada por el resultado, más de lo que esperaba, considerando que la última vez pareció no importarle) C-c-cocinaste muy bien hoy, Aiko. Deberías estar muy orgullosa.
En ese momento, la respiración de la muchacha empezó a sonar mucho más fuerte, como cuando uno viene de hacer ejercicio.
-Yo...
-¿Señorita Aiko?
-Yo debí ganar -Dijo la japonesa, apretando el puño. Justo en ese momento, Takashi puso la mano en su hombro, y con la otra, le dio un abanico blanco con caligrafía en tinta en el frente. Aiko se empezó a echar viento encima, y su respiración volvió a normalizarse. Luego, volvió a hablar.
-Vas a con ella ¿verdad?
-Sí, sí (no creo que esté "bien decido", pero siento que no está en humor para que la corrijan. De hecho, siento que es la primera vez que le he tenido más miedo a Aiko que a su guardaespaldas).
-Suerte.
-Gracias, señorita.
-Que los dioses lo bendigan, Ramírez-dono. Trate de no perder el temple.
-Y a usted también, señor Takashi.
Ama y siervo siguieron hacia la salida en absoluto silencio, mientras que John les veía las espaldas. Un momento después, nuestro protagonista vio como que un objeto pequeño, tal vez una moneda, se había caído de la mano de la señorita así que se acercó a juntárselo.
-Señorita, se le cayó...(Esto no es una moneda, John. La verdad, ni siquiera parece sólido)
Había encontrado una mancha colorada, y no faltaba llamar a los forenses para saber que eso era sangre. Aiko y Takashi se voltearon para ver qué quería John, y por puro instinto, John reaccionó a poner el pie encima de la mancha, como un juego improvisado de Twister.
-¿Necesitaba algo más, Ramírez-dono?
-¿Yo? ¡no, para nada! ¡solo me estaba atando el cordón!
-...¿Haciendo un Split?
-(¡Wow! ¡en serio estoy haciendo uno! ¿será que andar con Ada me habrá pegado la flexibilidad!) Es que...me resbalé y quedé en esta pose, n-no se preocupen.
-Entendido.
-(Qué curioso que ya llevó dos veces desde que llegué aquí que encuentro a una estudiante estrella ocultando una herida en la mano, debe ser un récord mundial. Pero más importante es que yo vi su mano antes y no estaba herida, así que eso se lo hizo cuando apretó el puño. Hoy conocí la ira de Aiko, aunque no fuera dirigida a mí...Gracias, señor) ¡Está bien! ¡no más retrasos! ¡me llegó la hora! Y trataré de seguir el consejo de Miguel lo mejor que pueda.
Tomó un respiro tan fuerte que, de haber querido, pudo haber derribado una casa de paja, una de madera y otra de ladrillo con un solo soplo, y se cacheteó un poco en ambas mejillas para concentrarse. Sacó pecho, puso la cara más estoica que podía y entró al auditorio. Ciertamente se veía más confiado, pero había algo que aun carecía y era sutileza, porque parecía como si estuviera imitando a un pingüino emperador. Subió a las escaleras y se colocó en su estación, con vistas a todo el auditorio lleno de gente. Aquí, en completa soledad, daría la batalla más dura de su vida hasta ahora. Al frente de él, estaba Agnes, inamovible como una roca, y con la mirada clavada en él, sin embargo, había algo curioso, que era que no sentía una abrumadora aura asesina como esperaba, había algo extraño en esos ojos, pero no podía decir qué, sin embargo, esto menos que lo ayudaba a tranquilizarse.
-(Que bueno que hoy está caluroso, así nadie se extrañara de verme sudar tanto).
Desde la butaca, podía ver a sus amigos, dándole todo su apoyo; fue fácil identificarlos, ya que eran las únicas personas apoyándolo a él. Esta vez, solo sería un juez, y de nuevo era el profesor Philippe, lo que le hizo preguntarse si era que tanto disfrutaba los cook-offs o simplemente la paga era buena. El portentoso señor se acercó de nuevo al micrófono.
-Buenas tardes, estudiantes. Este es el último duelo del primer año, que será entre la estudiante Agnes Brienne contra su oponente, el estudiante John Rivera.
-(¿En serio lo confundió con Rivera de nuevo?)
-Para esta contienda, el único será un servidor. Por último, si mademoiselle Agnes gana este duelo, superará la marca de veintitrés duelos invictos del instituto.
-(¡Oh no! ¡ahora tiene mucha más motivación para hacerme añicos!).
Sin embargo, Agnes estaba ahí parada como si nada, quizá porque no tenía duda de que ganaría el duelo y la verdadera tensión estaba en el anterior, o tal vez, por otra razón.
-(Para este punto, la francesilla ya me hubiera tratado de intimidar y/o insultar solo en el momento en que me pusiera en mi lugar, pero solo está ahí, mirándome, y la verdad, no sé cuál caso es peor. ¿Qué estará pensando?).
Entonces, el profesor se puso de nuevo en frente del micrófono y dio la señal de inicio con la misma cantidad de decibeles de siempre.
-¡Comiencen!
-...
-...¡Señor Ramírez!
-¡AAHHH! ¡v-voy, voy! (Ni lo escuche, ups. Bueno, no importa, ya tenía planeado con qué empezar, y lo mejor, es que puedo usar mis habilidades de freidor en una manera de que nadie se dé cuenta que mi talento recae en hacer hamburguesas).
John había buscado en sus libros alguna buena entrada que realistamente él pudiera hacer bien, y encontró un platillo que parecía que gritaba "Vamos, John, cocíname", y esta receta tan especial era el filete tártaro. El aspecto que inmediatamente salta a la vista de esta receta es que el ingrediente principal es carne de res cruda, sin nada de calor añadido más que el del ambiente, comparable en cierta manera con el sushi o el ceviche, y como pueden imaginar, ¿qué más hacía John que tratar con carnes frías para las hamburguesas?
-(¡Por primera vez siento que soy el experto en algo! Lo primero es picar en el grinder, digo, triturador. En casa, tenemos dos trucos para esto: El primero es estar seguros de que la carne estuvo en el refrigerador unos diez minutos antes de empezar, porque hace más fácil triturarla).
La carne naturalmente se encontraba en los refrigeradores que habían puesto en su estación.
-Y mira qué bien, la carne está fresca y un poco rígida. Ahora, el segundo truco, que era meter el triturador también en el refrigerador, para que, al triturar, el calor de la fricción no queme la grasa de la carne (Un truco ingenioso de padre...aunque tuve que explicarles a los encargados que era para eso, porque pensaron que estaba saboteando el equipo de la escuela).
Este era un triturador eléctrico, muy distinto al que había usado desde siempre, pero John era bastante abierto a lo nuevo, más cuando este significaba menos trabajo para él. Mientras molía la carne, dio unas cuantas miradas furtivas hacia el lado de la francesa para ver qué era lo que estaba hacienda, sin que rindiera muchos frutos porque no tenía un buen ángulo para ver y obvio quería ser discreto al mirar al otro lado, así que no podía estirar el cuello o ponerse de puntillas para tratar de espiar, lo único que podía distinguir claramente es que era algo en una olla grande y sonaba demasiado, como si estuviera colando rocas.
Otro aspecto que llamó su atención es que Agnes se veía como que se estaba moviendo más lento que en su duelo contra Aiko. Esto, si se conectan los puntos, es lógico, ya que es el último duelo del día, justo después de otro que fue bastante intenso y agotador, además, el rival no era de alguien con reputación de un cocinero ejemplar o una reputación cualquiera, realmente nadie esperaría que fuera con todo, sin embargo, nuestro héroe claro que conocía el hecho que invalidaba todos los anteriores: El inmenso rencor que esta pelirroja le tenía. Él esperaba que desde el primer minuto la prodige estuviera lanzando todo su arsenal hacia él y tratar de hacerlo sentir como solo una plaga más en su cocina, con la animosidad que ella había demostrado antes, sería hasta ingenuo decir que el cansancio físico detendría su camino de vendetta. Pero la realidad era otra, como ya pudieron ver, y mucho más extraño fue otro momento que agarró con el rabillo del ojo, donde vio que la joven se quedó parada en el lugar, mirando hacia arriba y unos cuantos segundos después, volvió a toda marcha.
-(Eso fue extraño, se quedó solo ahí, mirando al techo. Cuando yo hago eso, es porque algo se me olvidó...¡Eso suena todavía más extraño viniendo de ella! ¿cómo se le olvidaría algo como una receta a esta sister? ...¿Qué estaba haciendo yo? ¡Ah, claro, el filete!).
John aterrizó de nuevo y prosiguió su labor. Había metido la carne triturada al refrigerador de nuevo mientras hacía la siguiente parte, en donde hacía una mezcla de varios ingredientes con yema de huevo.
-A ver, mostaza, kétchup, pepinillos, cebollín picado, tabasco...(con estos ingredientes, más la torta de carne realmente no se siente tan diferente de hacer una hamburguesa. Irónico, porque una de las principales razones por las que vine aquí fue para no hacerlas por el resto de mi vida) Y que no se me olvide este, el echalote picado, que también me hizo pasar una vergüenza (¿Qué no lo ha hecho, la verdad?).
Con todo esto ya bien revuelto, se agregaba a la carne y se revolvía todo de nuevo, hasta que quedara lo más homogéneo posible, lo cual no era mucho. Finalmente, era hora de la presentación; con un anillo apilador, colocó la carne, encima de dos pares de hojas, con gotas de tabasco encima para el color, y con una hojita de albahaca encima. Cuando se puso a ver el plato un poco de lejos, vio que como el par de hojas de un lado era mucho más grande que el otro, por lo que, de cierta manera, parecía una mariposa con profundidad de cierta manera, un recuerdo de su aun sonámbulo sentido estético. Poco después de verlo, un borborigmo inesperado salió de él, recordándole que por estar tan ansioso con su duelo se le olvidó almorzar. Pero justo cuando llevaba su plato hacia el profesor, un estruendoso sonido llegó a su tímpano; el ruido de vajilla rota, la tragedia parecía haber llegado a nuestro protagonista metros antes de entregar el plato...
-¡No, no, no! ¡se acabó! ¡acabo de botar mi plato! ¡¿Cómo voy a hacer para recuperarme de-?! Un momento, todavía siento el plato en mis manos (algo que hubiera sido obvio si no tuviera los ojos cerrados) Entonces, ¿qué fue lo que...?
-E-esto no puede ser. Bordel!
-¡¿AGNES?! (¡La que dejó caer su plato fue ella! ¡y dijo otra de las palabras de la lista!).
El auditorio también dejó salir un suspiro colectivo por la sorpresa de lo que acababan de ver, seguido de murmullos por parte de todos, de algo que John no tenía conocimiento alguno.
-Oh, vaya, mademoiselle Brienne, no se preocupe tanto por lo que acaba de pasar. Los accidentes le pasan incluso a los mejores, todavía tiene los otros dos rounds por competir.
-Gracias, monsieur Philippe -Respondió Agnes, con la cabeza baja, de seguro por lo pesada de la vergüenza que acababa de tener ante todo el mundo.
-(Eso sonó raro...) E-e-espere un momento, profesor Philippe, ¿por qué dijo lo de los dos rounds que quedan?
-Las reglas de los cook-offs aquí en el instituto es que solo se califica el primer platillo preparado en cada round, por lo que no se acepta que el cocinero prepare otro platillo después de haber completado uno. Por lo tanto, como el platillo de mademoiselle Brienne ya no puede ser calificado, ella automáticamente pierde este round.
-Y si ella pierde-.
-Entonces, usted gana.
-Ah...¡¿Qué?! (¡¿Voy ganando?!).
El público sí sabía acerca de esta regla, por lo que ellos entendieron desde el vamos las implicaciones de lo que había sucedido y de lo que podía llegar a pasar, y ahora, John también. Desde la afición, podía ver a Dayton y Anastasia saltando en alegría por esta primera victoria, pero Harry se encontraba con un rostro serio y angustiado.
-(Estoy a un round de ganar, solo uno. Esto...esto es increíble. Puedo ganarle a la magnifique prodigue...Pero, algo no está bien. ¿Por qué pasó? ¿por qué se le cayó el plato? ¿será otro engaño para hacer que baje la guardia? No, ni siquiera ella sería tan osada de tirar un round entero por la borda por un truco, más de una forma tan humillante. No, esto no fue planeado, pero la verdad es que ella ya venía rara desde que empezamos, y no sé qué está pasando).
-Bueno, con este desafortunado incidente, pasaremos entonces a la siguiente sección, yo propondría ir directo al plato fuerte, pero si lo desean, podemos cambiar el orden. ¿Mademoiselle Brienne?
-...¡Ah! ¿s-sí?
-¿Escucho lo que dije?
-Ehhh...E-estaba pensando en cómo reacomodar mi estrategia, monsieur, así que no estaba prestando atención. ¿Sería tan amable de repetírmelo, s'il vous plait?
-(Agnes estaba perdida en el pensamiento, igual que cuando la vi mientras cocinábamos, y la verdad, ahora siento que no es recetas en lo que pensaba, sino otra cosa, algo que le interrumpió el tren...¡!).
Como un castigo inmisericorde del mismo Zeus, un rayo dio en su lóbulo frontal, y una terrible realización se estaba empezando a formar.
-(¡Espera! Cuando hablé con Day después de la presentación aquel día, lo que él me dijo...que era posible que, en el fondo, Agnes sintiera algo de gratitud por haber revelado todo. O sea, lo único que a ella le importaba en todo esto era el bien de Ada, entonces, si ella pensara que hice un bien a Ada, es posible...se sienta incapaz de ir en serio).
-Entonces, mademoiselle Brienne, ¿desearía mantener el orden actual o quisiera seguir con el postre?
-Ahem, claro, muy bien, este...T-todavía no he hecho suficiente deliberación conmigo misma para decidir. Puede preguntarle a mi rival mientras tanto.
-Claro...Bueno, monsieur Rivera.
-...¡Ah! ¿s-sí?
-Pareciera que hoy nadie me está poniendo atención, creo que necesito hablar más alto.
-(Por favor no lo haga, si no quiere que todos caminemos aquí en puro vidrio roto) ¿Q-qué quería decirme, profesor?
-Lo mismo que a la señorita Agnes, ¿qué si quiere mantener el orden y seguir con el plato fuerte o cambiar al postre?
-Ehh, lo que a la señorita Brienne la parezca.
-Pues ella todavía no ha decidido su parecer.
-Argh...(En serio no tengo mente para pensar en eso en estos momentos, que parece que una parte de Agnes está haciendo que tire la toalla en este duelo. Y Harry también me había dicho que ella podía caerse por sus emociones, entonces, si junto todo esto, solo hay un resultado: Voy a ganar este duelo).
-Entonces, ¿qué elige, monsieur?
-Pues, yo...(Pero...¿eso sería una victoria? No estaría ganando por ser el mejor chef, sino porque ella misma se está impidiendo ganar. O sea, ¡mira! Está casi igual como cuando Ada recordó todo, si ganara así, sería como si estuviera manipulando sus emociones para ganar, después de que me entrometí en su vida a abrir la herida más dolorosa de su pasado. Yo...yo no puedo ganar así).
-¡Ya es suficiente, competidores!
Tanto John como Agnes salieron bruscamente del estado de trance autoinducido con el rugido del profesor.
-Por razones que escapan mi conocimiento, ambos de ustedes ahora parecen indispuestos con el duelo. Tanto en mi cocina como con mis estudiantes, si hay algo que no toleró en lo absoluto es la indecisión. Esto no es un show de preguntas o un examen de respuestas múltiples, solo hay una opción: cocinar. Así que, si ambos actúan con tanto desdén hacia esta cook-off, me veré obligado a concluirlo prematuramente.
-¡¿Concluir el duelo?! -Dijo Agnes, con sus globos oculares casi saltando de sus cuencas como clavadistas en Acapulco.
-¡¿P-pero qué pasaría si terminamos el duelo ahora?!
-El duelo se declara inconcluso, por lo que ninguno gana. Si hubiera sido otro día, se pudiera haber reprogramado, pero como es el último día, eso no se va a poder.
-(Podría dejar que el duelo acabe aquí, así ninguno saldría perdiendo...pero acaso, ¿no estaría huyendo de mis problemas, igual como lo hizo ella? Day también me había dicho que este cook-off era una oportunidad para enfrentarme a los sentimientos de Agnes, y este cook-off ha sido todo por lo que he trabajado, no quiero dejarlo así, pero, si continuo este duelo, voy a ganar injustamente, y a la vez, le hare un gran daño de nuevo).
-Muy bien, el tiempo se acabó, necesito una respuesta de ambos ahora.
Agnes se encontraba igual de silenciosa y pensativa que nuestro héroe, hasta que entonces, ella habló:
-Me da igual, dejó la decisión en usted, profesor.
-Muy bien, pues yo le delego esa decisión a usted, señor Rivera.
-¿¡Q-quién, yo?!
-¡Pues quién más! ¿acaso alguien más se apellida Rivera aquí?
-(¡Nadie se apellida Rivera aquí en primer lugar!) Entonces...yo decido si seguimos o lo terminamos.
-Precisamente. Solicito su respuesta ahora. De no responder, yo tomaré la decisión de pararlo.
-(Estoy entre la espada y la pared, esta decisión recae en mí, y ambos lados se ven igualmente horribles. Tengo la mente en blanco, ¡no sé qué hacer! Solo me queda confiar en mi instinto. Aquí voy...)
El cocinero tomó aire, como si fuera el último suspiro, preparó sus cuerdas vocales, infló el pecho y, cuando iba a dar su decisión:
-¡ESPEREN!
-¡¿Q-q-qué?!
-¡Alguien se escabulló dentro de la cocina!
-(¡Reconozco esa voz! ¡Es-!)
-¡No puede ser! ¡Ada! ¡¿qué estás haciendo aquí?! -Gritó la francesa, que cada vez parecía más un miembro de los Simpsons que una humana con sus ojos saltones.
-¡No puedes rendirte así, Queen! ¡Tú no eres así! ¡eres la magnifique prodige! ¿o no?
-S-s-supongo.
-¡Pues no puedes huir de esto! ¡ya escuchaste al viejo! "La única opción es cocinar"
-(Esa no fue la más respetuosa imitación del profesor...)
-¡Y tú, John!
-¡AHHHH!
-¡Ni se te ocurra renunciar tampoco, después de todo el tiempo que invertí en enseñarte todo lo que sé sobre postres! ¡no te lo voy a permitir!
-¡S-sí, señora!
Entonces, la bailarina infiltrada bajo la cabeza un momento y respiro un poco, seguro un poco exhausta por tanto gritar y luego, terminó de hablar.
-Con ambos he vivido momentos maravillosos, y yo sé que ambos son de los mejores cocineros que puede haber, en mi corazón no hay duda...Por eso, ¡no puedo dejarlos que renuncien! ¡muéstrenles a todos lo que yo ya sé! ¡ARGH!
Justo después de dar sus palabras de aliento, el personal de seguridad se aventó sobre ella y se la llevaron de ahí, mientras todo el mundo estaba atónito.
-¡A-ada! (¡¿Qué acaba de pasar?! ¿Acaso está loca? ¿¡por qué entro aquí?!)
-Relájate, Ramírez, va a estar bien, ha tenido peores.
-¿Agnes? (Eso sonó como un poco de humor negro, considerando cuáles son las "peores" que ha tenido).
-...Sigue siendo una completa desquiciada -Dijo la joven, con una sutil sonrisa en sus labios- ¡Monsieur Philippe!
-¿Qué se le ofrece, mademoiselle Brienne?
-Me disculpo por la apatía que mostré antes hacia su pregunta. Lo considero una completa falta de respeto a la tradición del instituto y a usted como Chef. No obstante, quisiera pedirle que deje que el cook-off prosiga.
-Hmmm, parece que la intromisión de su amiga funcionó casi como una cachetada.
-(Ahora, no puedo dejar de visualizar a Ada sellándole la palma en la cara, jeje).
-Aun así, esta decisión ya no es suya, ¿recuerda?
-Me parece que sí, era del monsieur de cabellera de pica.
-Ese es uno nuevo...
-Entonces, señor Rivera, este duelo está en sus manos.
-Claro (Hace unos momentos, sentía como que estaba jalando de un gatillo con los ojos cerrados, como tratando de evadir responsabilidad por lo que fuera a decir, pero Ada nos recordó por qué estamos en esta cocina en primer lugar y me abrió los ojos de nuevo a mi meta. Y ahora, ¡lo único que veo es el camino para llegar a ella!) ¡Profesor Philippe, quiero que el duelo continúe!
-Hmph, al menos no eres de los que ganan una y se van, Ramírez. De igual manera, te recomiendo que te aferres a ese primer gane, porque a partir de aquí, ¡se acabaron los juegos!
-(La francesilla ahora sí está en modo de cacería. Aquí empieza el verdadero duelo) No se preocupe, señorita Agnes, yo tampoco vine a jugar hoy.
-Muy bien, competidores, entonces volvemos a la pregunta inicial.
-Disculpe, profesor, ¿cuál pregunta dice?
-La pregunta acerca del orden de comidas, Ramírez, ¿acaso se te olvidó en tan solo cinco minutos? Si pasaste la escuela así, eso pondría en duda a todo el sistema educativo.
-Ugh, ¿no podría ser que hice trampa? ¡n-no que realmente haría algo como eso!
-Vas-y mollo, mon chér. Tranquilo, estoy segura de que no hiciste tal cosa, porque no te llegan las luces para efectuarlo sin que te descubran.
-Ayyyy (pensándolo de nuevo, tal vez quiero a la francesa deprimida de vuelta).
-Entonces, ¿cómo quieren ambos que prosiga el duelo?
-Mi opinión, monsieur, es que no veo la necesidad de cambiar el orden del duelo...A menos que, mi oponente aquí tenga algo que decir al respecto, más con lo que dijo la muchacha aquella acerca del tiempo que invirtió en él.
-(Argh, Ada habló tantito de más y ahora, ella sabe quién me entreno para hacer patisserie. Bueno, perdí el factor sorpresa, pero aún estoy seguro de que la voy a sorprender cuando vea que tan bien salen mis pastas de hojaldre) Profesor Phillippe, si está bien con usted, quisiera pasar primero a postres para el siguiente round.
-Entendido. Mademoiselle Agnes, ¿usted?
-Prosigamos como el plongeur desee.
-Muy bien, en ese caso, el siguiente round será de postres.
-¡Va a ver que mis postres no son para nada de novatos como cree, señorita!
-Al menos yo si veré algo, Ramírez, porque en tu caso, inmediatamente termine esto, tendrán que mandarte a hacer un examen de la vista.
-No entiendo ¿por qué de la vista?
-Je...Por no notar la obvia trampa en la que acabas de caer.
-¿Q-qué? (¡¿Trampa?! ¡¿de qué está hablando?!) ¡¿C-cuál tram-?!
-Bueno, ¡Que comience el segundo round! El marcador va uno a cero a favor de John Rivera. Competidores, a sus estaciones.
-(Una trampa de Agnes. No sé a lo que se refiere en lo absoluto, incluso podría estar mintiendo para preocuparme, pero si es verdad, tengo que descubrir que fue lo más pronto posible).
Con esa angustia en su mente, John prosiguió con su estrategia, pensando cada aspecto en el cual pudo haber interferido Agnes. El postre en que tenía en mente era la pasta de hojaldre favorita de su maestra: El pan au chocolat o chocolatine, dependiendo de a quién le preguntes. Lo primero era el sabor de chocolate que necesitaba la pasta, esto lo hizo con granitos de cocoa tostados y leche, licuándolos juntos, inclusive, por un momento John pensó que se estaba haciendo un vaso de Nesquik en vez del sabor para su croissant. El líquido se pasaba por un colador y solo se usaba el sólido restante, este era el que se agregaba a la mezcla. Todos los ingredientes estaban aquí, incluido la mantequilla.
En una nota curiosa, el joven notó que la francesa le puso algo de atención cuando sacó la mantequilla, haciéndolo sentir un poco incómodo. Empezó a revolver la masa con toda la fuerza de sus manos, que ya tenían algunos callos por tanto trabajar las semanas anteriores, y empezó a darle para ensuavisarla. Estaba a punto de meterla en el contenedor para empezar la expansión de la masa, hasta que recordó algo importante.
-¡Oh! ¡casi se me olvida! Tengo que medir la temperatura. Veamos cómo está la masa...¡TREINTA Y CINCO GRADOS! ¡¿por qué sigue tan caliente?! ¡estoy seguro de que el líquido estaba bien fresco cuando lo agregue!
-Parece que ya viste tu fatal error, Ramírez, aunque demasiado tarde diría yo.
-¡¿Cómo?!
-¿No crees que el día de hoy ha sido particularmente caluroso? Y también, otra particularidad es esta misma cocina, ¿o no lo has notado?
-(¡Eso es! ¡por eso el señor Mike dijo que no era un día bueno para hacer las pastas! ¡por el calor!) ¿A qué te refieres con esta cocina?
-Desafortunadamente, durante la mañana de hoy, el aire acondicionado de aquí sufrió daños y ha estado fuera de operación desde entonces, por lo que el único lugar fresco aquí es el refrigerador.
-¡ARGHHHH! (¡Esta es el peor lugar posible para cocinar un croissant!) ¡¿P-pero cómo sabías qué quería yo cocinar?! ¡Ada sólo mencionó que me había enseñado patisserie, no que tipo!
-Esa fue una deducción sencilla, mon chér, son los postres favoritos de ella. Una vez discerní eso, supuse que ibas a cocinar uno. Ahora bien, entre más pase la tarde, la cocina ira perdiendo calor, así que tenía que hacer que lo prepararas ahora, como dice el dicho, "strike the iron while is hot".
-(Increíble, en cuestión de segundos, Agnes vio una oportunidad y la aprovechó al máximo) Preparar una pasta de hojaldre fue una mala idea.
-Y una de la cual ya no puedes devolverte, si bien recuerdas.
-(Si cierto, solo se califica el primer platillo).
-Así que puedes ceder este round de una vez o continuar tu inevitable camino hacia al fracaso.
-(Apenas paso un rato y estoy acorralado de nuevo. Me estoy haciendo un amigo íntimo de la pared y no me gusta) V-voy a seguir con la receta.
-Bonne chance...
-(El problema circula en enfriar la masa, podría agregar agua más fría pero no sé qué tanto más puedo enfriarla sin que se congele, además de que mucha agua puede arruinar la consistencia de la masa...espera, hay algo que también enfriamos hoy, justo para disminuir el calor por fricción, pero aquí no hay ningún equipo, solo mis...) ¡LO TENGO!
-¡AH! ¡con un demonio, Ramírez! ¿debes estar gritando a cada rato?
El joven fue hacia el refrigerador y sacó una bandeja entera de hielo.
-Pfft, ¿en serio vas a poner la masa ahí?
-No, no la masa.
Justo en ese momento, el desesperado muchacho introdujo ambas manos dentro del hielo, y las dejo ahí por un par de minutos, mientras el pobre gritaba por las quemaduras frías que estaba sufriendo. Cuando sacó las manos, apenas las podía mover, pero apunta de ganas, empezó a amasar de nuevo.
-¡¿A-acaso estás demente?! ¡¿por qué hiciste una estupidez así?!
-L-l-la única f-f-forma de enfriar la masa t-t-totalmente era si el "amasador" toma el calor de todo, si la pusiera en el refrigerador o en el hielo, no sería paralelo. Y ahora, tengo justo los veinticinco grados que necesitaba.
-Una técnica bastante osada, monsieur Rivera -Comentó el profesor Philippe- Pero no se vaya a perder en sus laureles con su truco circense, todavía le queda preparar el platillo.
-¡P-por supuesto, señor!
John consiguió volver a entrar a la contienda, aunque estaba ahora adolorido y con sus manos apenas recuperando el calor. Puso la masa a enfriar, y hacer la tabla de mantequilla, mientras sentía como los ojos de Agnes se clavaban en su mesa. La siguiente gran parte de la receta era la barra de chocolate que iba dentro de la chocolatine. Esta se hace primero haciendo caramelo en una sartén, una vez formado, se agregan semillas de avellana y se revuelve. Cuando están bien combinadas, se sacan y se dejan enfriar por un tiempo, hasta que se vuelven unas placas relativamente duras. Se quitan pedacitos de estas placas y se van agregando a un procesador de comida, con el fin de convertir esto en una pasta.
Al final, con la pasta hecha, se agrega chocolate de leche y chocolate negro derretido, se mezcla, se pone todo en una bandeja rectangular y se mete al congelador. Mientras se endurece, hay que seguir con la pasta. John ya sabía relativamente bien cómo hacer los dobles de la pasta junto con la tabla de mantequilla. Una vez hecha, esta vez, cortaría la pasta en rectángulos también, les haría unas rayas en la superficie con un cuchillo, sacaría la barra de chocolate y la dividiría en barritas más pequeñas. Con estas, enrolló dos barras en la pasta, una en un extremo y la otra, en el espacio restante, cerrando todo el croissant. Cuando salieron del horno, se veían preciosos, apenas podía contener las ganas de pegarle un mordisco, pero ese trabajo era para el señor Phillippe.
El postre de Agnes era uno bastante extravagante, una tarta Mochaccino, con chocolate, caramelo, café y crema chantilly, cubierto con polvo de cocoa al final, si muchos pensaban que la chocolatine llevaba demasiado chocolate, este postre es una indulgencia mucho más aterradora de este ingrediente. El profesor Philippe calificó ambos, con un vaso de agua enorme para poder enjuagar todo el sabor a chocolate que le quedaría en la boca probando cualquiera de los postres.
-Muy bien, ambos postres están muy bien hechos. Increíblemente, la pasta del croissant fue muy bien lograda a pesar de todo, monsieur Rivera.
-¡G-gracias, señor! (debo corregirlo antes de irme, eso sí...)
-Sin embargo, todavía quedan rastros en la masa del excesivo calor que sufrió, porque hubo una fermentación dispareja en algunas partes. Además, parte de cocinar es prever este tipo de situaciones y ajustar las recetas acorde con esto. Y en el caso suyo, mademoiselle, el platillo está también muy bien logrado.
-Merci, Monsieur.
-Aun si la pasta de hojaldre hubiera salido lo mejor posible, el uso de sabores más complejos le daría de igual forma la ventaja a su platillo, señorita Brienne, por lo que este round va a para usted.
-Merci.
-(Me fue mejor de lo que esperaba después de todo. Ahora solo queda el gran final: el plato fuerte).
-No sé cómo es que lograste sacar algo decente de tu inepta decisión, debo admitir que quedé impresionada.
-¿Gracias, Agnes?
-Pero necesitas más que trucos de saltimbanqui para ganar, que quede eso claro. Si quieres demostrarme que realmente tienes alguna pizca de talento para esto, más vale que lo hagas con el siguiente plato.
-Te aseguro, Agnes, este platillo no puede salir mal, esta vez el que tiene todo planeado soy yo.
-Excusez-moi?
-Ya preparé la primera parte de mi plato, uno del que ya eres muy familiar: El boeuf bourguignon.
-¿Vas a prepararlo?
-Ajá, aprendí mucho de ti en tu primer duelo contra Aiko y he buscado muchas más recetas para ver otras formas desde entonces.
-En ese caso, esto va a ser más interesante de lo que creí.
-¡Que gane el mejor!
-Por tu bien, más vale que eso no pase.
-(Ahora bien, solo tengo que sacar mi carne marinada y empezar a trabajar) ¡Oh, aquí está!
-¿Y qué se supone que está haciendo con esa carne si se puede saber, señor Rivera?
-Ehh, t-tomando la carne que deje lis-.
-Me temo que no puedo permitirle tomar esta carne, monsieur.
-...¿Qué?
-No se me da bien repetir las cosas.
-Ah...¡AAAAAAAAAAAAHHHHHHH!
-Perdone mi interferencia, monsieur, pero quisiera saber la razón por la cual mi oponente tiene prohibido usar esta carne.
-Para aclarar, no sólo él, sino cualquier otro estudiante. Es cierto que un cook-off oficial se pueden usar ingredientes ya preparados antes de empezar, pero hay dos condiciones importantes que el señor Rivera olvidó.
-¿D-dos condiciones?
-Este contenedor no tiene el nombre del estudiante que lo hizo y tampoco la fecha de su creación, por lo que no fue registrado como ingrediente válido para los cook-offs.
-¡Argh! (Mi plan se fue por el drenaje antes de siquiera comenzarlo) E-entonces, ¿Qué pasa ahora?
-Recuerde la regla, señor, solo se califica el primer platillo hecho, e igual que con mademoiselle Agnes, por razones externas ahora no puede ser calificado, por lo que automáticamente perdería este round, ergo, el cook-off.
-¡NOOOOO!
-Siento que el duelo deba terminar así, pero no se pueden infringir las reglas.
-Un instant, monsieur Philippe!
-(¡¿Agnes?! ¡¿qué está haciendo?!).
-Entiendo muy bien el acto de total incompetencia que hizo monsieur Ramírez, no obstante, quisiera abogar por continuar el duelo.
-(¿Agnes...me está defendiendo? ¡Ah! Seguro es igual a lo que pensé yo al inicio, no valdría la pena ganar un duelo de esta manera, y ella debe pensar igual).
-Podría darle un castigo después de la contienda, como limpiar todos los implementos que se usaron en el duelo más las aulas en donde hubieron cook-offs.
-(Aunque no es muy misericordiosa...)
-Lo siento, mademoiselle Agnes, pero no se pueden esquivar las reglas así como así. Dejar que el señor Rivera use esta carne es inapelable.
-P-pero monsieur-.
-Y eso también la incluye usted, mademoiselle, no hay nada más que hablar.
-Argh...
-(Ni Agnes puede contra este hombre. Si ella no puede, nadie podrá. Se acabó, todo lo que hice para siquiera terminar esto no valió de nada...)
-Anunciaré ahora el resultado del duelo al público.
John dejó la cabeza caer encima de la mesa, emitiendo un ruido tan fuerte que uno esperaría que hubiera sufrido una contusión. Cuando solo esperaba escuchar el anuncio final, una voz resonó en su mente.
-(Oye, tío ¿te descubren un truquillo cualquiera y te rindes? No es muy impostor de tu parte).
-(¿M-miguel?).
-(Piénsalo bien, chaval: ¿Por qué te descalificaron en primer lugar? Porque la carne es tuya. Entonces, ¿cuál sería la solución del impostor? Sencillo, fingir ser alguien más, alguien que no tenga relación con esta carne).
(¿¡Estás jugando conmigo?! ¡no soy un mago para cambiar de identidad como si nada!).
-(¡Pero si lo eres, tío! Es parte del impostor. Piénsalo desde una manera que calce con las reglas de Philippe y verás cómo).
-(Una manera que calce con sus reglas...)
-(Pero apúrate, ¿vale? Que el viejo ya a anunciar el final).
-(C-claro).
-(Suerte, tío).
Cuando el profesor Philippe estaba acercándose al micrófono para dar el último aviso, como un volcán desatando todo su poder, un grito de lo más profundo de su ser salió.
-¡ESPEREEEEEE!
-¡AHHHHH! -Gritó también Agnes, tanto que la falto el aire esta vez para reprocharle el susto al muchacho.
-Diga, monsieur Ramírez -Respondió el profesor Philippe, sin perder para nada su temple y compostura.
-U-usted dijo que la razón para descalificarme es que esa carne es mi primer plato, y no lo puedo usar, ¿verdad?
-Ajá, así es.
-P-pues la verdad es que ese plato...¡No es mío!
-Esto es una falacia de lo más desesperada, monsieur. Usted mismo dijo que iba por SU carne.
-L-lo sé, pero yo lo puedo decir a quién realmente le pertenece esa carne.
-Muy bien, le daré una oportunidad. Dígame a quién le pertenece el crédito por esta carne.
-(Ok, piensa muy bien lo que vas a decir, porque dudo que nos de segundas oportunidades alguien que odia repetir las cosas) El dueño de esta carne es...nadie.
-¿Nadie? ¿estás diciendo que apareció por gracia divina? ¿o tal vez fue generación espontánea?
-No es eso, profesor. Sí, yo cocine esto, pero como usted mismo dijo, esta carne no está registrada a nombre de nadie.
-...¡! ¡I-imposible! -Reaccionó la francesa, al entender el razonamiento de inmediato.
-Como este platillo no está registrado...¡No puede contarse como mi primer platillo!
-Hmmm...
-Por lo tanto, ¡pido! No ¡Exijo que el duelo continúe!
Con su pelo en alto y su mano apuntando hacia el profesor, la determinación latente de John explotó como un geiser, en sus ojos se veía que quería llevar esto hasta el final y que nadie podría detenerlo.
-¡M-monsieur Philippe, el argumento de mi oponente sigue los lineamientos para cook-offs, por lo que yo también solicito que reconsidere terminar el duelo!
-¡S-sí, eso! (¿¡Por qué lo dije tan agresivo?!).
-Suficiente, ya escuché lo que ambos tienen que decir. Pues la verdad, este hecho en sí es una situación bastante irregular, muy pocas veces los alumnos olvidaron registrar sus comidas, pero igual de irregular es estudiantes que combatieran el resultado. Entonces, mi decisión es la siguiente: Puede continuar el duelo, pero no puede usar esa carne como parte de su receta, tiene que hacer algo que no la requiera.
-(Tengo que inventarme algo ya, o revertir la decisión del profesor habrá sido en vano) Entiendo, profesor.
En estos momentos, no podía pensar en una receta en específico, tenía preparados ahí panza de cerdo, echalotes y demás ingredientes para el boeuf, pero ya no tenía idea de cómo usarlos, pero aquí, llegó a su mente otra gran idea.
-(Tengo un montón de ingredientes, y justo hay una receta en que puedes calzar lo que quieras mientras sepa bien. No conozco los ingredientes o la preparación exacta, tendré que hacerlo a punta de sabor).
Fue a tomar una gran cacerola y la llevo de vuelta a la estación, tomo chiles y ramas de apio, cebollas, salchichas ahumadas, ajo, harina, mantequilla, arroz, jalapeños, hojas de laurel y camarones, pero aún faltaba el ingrediente más importante.
-(Dios mío, lo único que pido es que tengan aquí, como no fue un ingrediente que solicite...¡Ah, gracias señor, si hay!) ¡Ocra!
Ya estaba todo listo, y a partir de aquí, navegaría en la oscuridad, guiándose solo con su paladar. Empezó por picar el apio, la cebolla, los chiles y los jalapeños, para formar lo que llaman "la trinidad" en Nueva Orleans, mientras que, en la olla, estaba preparando ya su roux con mantequilla y harina. En una sartén, estaba cocinando la panza de cerdo que había partido en cubos y en otra, los camarones. Empezó a poner todo su esfuerzo mental para tratar de recordar como sabía el de Madda Shipton, tomando siempre una cucharada y probando, al punto que parecía más un tic nervioso que una confirmación del progreso de la receta. Con el roux listo, agregó la trinidad, ajo picado y el ocra, y empezó a revolver todo como si no hubiera un mañana, ignorando el dolor de sus manos todavía con quemaduras por frío. En cuanto empezó a mostrar textura, agregó caldo de pollo, la panza de cerdo más la grasa de la sartén, los camarones, partió la salchicha ahumada en rodajas y las agregó, luego siguieron hojas de laurel, sal y pimienta, para ponerle la tapa encima y dejarlo cocinar, mientras el cocinaba la última parte que era el arroz con el que lo iba a servir.
De su lado, Agnes tenía su último gran platillo del día, uno simple pero elegante, pero más importante aún era que tenía un pequeño gran elemento que complacía no solo al comensal, si no a esta cocinera también, hasta en el nivel espiritual. Eran escalopes en Beurre Blanc, una salsa que se traduciría al español como "mantequilla blanca" y con buen motivo, ya que los dos grandes ingredientes son mantequilla y vino blanco, así que Agnes usaba esta salsa de vez en cuando como chivo expiatorio para ocultar su pasión por este producto lácteo, ya que la salsa requería cantidades monstruosas del mismo. Al final, lo presentó de manera que parecían las piernas de un trípode, con la salsa encima y con hojas de perejil como ornamentos.
John sacó el caldo de la olla, tan cargado de todo lo que echó como pudiera, mientras que, en el centro del plato, colocó el arroz de nuevo con un anillo apilador y una hojita de culantro para decorar. Ambos cocineros ya estaban inmensamente cansados, tomando las fuerzas de reserva para acercarse al profesor Philippe y darles el plato.
-Wow, gumbo, podría decir que no he comido en varios años, aunque me parece que había un restaurante aquí en París que hacía uno excelente, pero me parece que quebró.
-Oh...(¿Será por eso que no llega tanta gente? ¿porque creen que se fueron a la banca rota?).
El profesor degusto ambos en silencio, y permaneció meditativo por un largo tiempo, más que en el round anterior. Finalmente se levantó y guio a ambos cocineros hacia el frente, para anunciar el resultado final.
-Ya fue decidido el resultado. Por un margen de 2-1...
-(Estos son los segundos más largos de mi vida).
-...¡La ganadora es Agnes Brienne!
El público volvió a aplaudir a la magnifique prodige, el vitoreo llenó por completo el auditorio. Pero en vez de celebrar, Agnes se acercó a nuestro héroe.
-¿Señorita Agnes?
-...¿Qué? ¿no me vas a dar la mano?
-¿Y-yo? O sea, sí, pero ¿por qué?
-¿Por qué crees? ¡por el duelo, cretino! -Dijo Agnes, dejando salir un suspiro- Lo mantuviste competitivo e interesante para mí, por lo que no fue una tarde perdida.
-Gracias por el alago (Mejor ni nos quejemos, es lo mejor que vamos a recibir de ella).
-...Voy a ser franca, John. No me agradaste desde el principio, para nada.
-¿Acaso era un secreto?
-¡Ese no es el punto! Lo que quiero decir es que por la manera que entraste y lo que mostrabas aquí, simplemente no podía aceptarlo. Sin embargo, hoy volviste a revelar una verdad que quería mantener oculta a mis ojos.
-¡¿O-otra verdad?! Oh, rayos, ¿no me digas que conté algo privado tuyo sin darme cuenta? ¿te llame Colette por accidente? Si fue así ¡perdón!
-No he terminado, Ramírez, no desperdicies mi buen humor.
-B-bien sûr...
-La verdad que negaba era...lo mucho que realmente significaba para ti estar aquí, igual que a mí. Sentía que tu mera presencia era un insulto a lo que yo creía sagrado de esta institución, te imaginaba como un mediocre con suerte que se había metido aquí a hacer mofa de mi profesión, cuando en realidad, eras igual que apasionado que cualquiera aquí. Hoy en el duelo, más de una vez, todo se pudo haber acabado y a cualquier mequetrefe no lo hubiera importado, pero vos solo...seguías, seguías y seguías, ni siquiera te veías bien haciéndolo, era como un cadáver arrastrado por la mano de dios o algo así.
-E-este apenas es mi segundo cook-off, tenme un poco de consideración...
-Ni yo podía ser tan miope a esa verdad, pero no cambia el resultado final, que no te diste por muerto y realmente pusiste tu mejor esfuerzo en el duelo y por eso, yo...yo...¡Argh, ya sabes cómo va!
-(Agnes es muy rara, pasa de no revelar nada sobre ella, de ser una maestra del engaño, a sincerarse en momentos) Disculpa aceptada, supongo que es lo querías escuchar, ¿no?
-...Tampoco te pongas presumido.
-Entonces, ¿quieres que empecemos-?
-No me interesa.
-Oh...
-Todavía no me agradas, pero veo que mi desdén es irracional, así que no le veo el punto a seguir siendo enemigos. Conocidos será, así ya no tendremos problema el uno con el otro ¿tenemos un trato?
-Sí, sí tenemos, Agnes Brienne.
-Fue un placer hacer negocios con usted, John Ramírez.
Después de decir esto, John se dio la vuelta para salir del escenario, pero fue detenido por Agnes de nuevo.
-Ramírez ¿me permitirías una última pregunta?
-Ehh, claro, aunque al rato no la pueda responder.
-...Cuando el profesor te dejo la decisión de si seguir o continuar el duelo ¿Qué hubieras dicho si no hubiera llegado Ada?
-Hmmm...creo que hubiera dicho que continuara el duelo.
-¿Por qué?
-Ehh...no sé, algo me lo dijo. Fue un momento muy tenso, así que solo escogí lo primero que se me vino a la mente, solo pensé que no quería que el duelo acabara así, e imagine que tú tampoco.
-...Gracias por la respuesta.
Con esto, la francesa dejó el escenario, para ser recibida en los brazos de una multitud adorante.
El muchacho trató de salir de nuevo, cuando otra vez fue detenido, esta vez por el profesor Philippe.
-Parece que van a llevarse en brazos a la pequeña, jaja, pero se entiende, romper un récord de duelos invictos no pasa todos los días.
-Sí, eso creo. Fue un gran logro.
-Sí, es verdad. Y usted, hoy también tuvo un gran logro.
-¿D-disculpe?
-Si le soy sincero, usted fue el duelo más reñido que tuvo.
-¿¡E-en serio?! B-bueno, tiene sentido, ella no iba tan intensamente en contra mía como contra Aiko, además de que le gane un punto por el accidente que tuvo.
-Hmmm, yo probé su filete tártaro mientras ustedes trabajaban en el postre y tengo que decirle, fue un excelente plato, nunca había probado tan buena carne en uno. Accidente o no, yo le hubiera dado a usted ese round.
-¡¿L-l-lo dice de verdad?!
-Señor Ramírez-.
-¿¡Entonces sí sabía mi nombre?!
-Por supuesto, pero Rivera solo sonaba mejor para mí, espero que no le moleste.
-C-claro (¡Que me molesta!).
-Volviendo al punto, en el primer round, Agnes estaba dispersa, floja, distraída, apática, pero después, fue con todo su conocimiento contra usted.
-Eso fue gracias a la muchacha que se metió (Ada, su amor prohibido).
-Ajá. Y más importante, usted nunca le perdió el ritmo con todo lo que le paso, siempre estuvo cerca porque, aunque ella ganó los dos últimos rounds, puede ver aquí en mis hojas de puntajes que no fue por mucho.
-¡A ver! Round uno: Agnes, descalifcada; John, 9.9. Round dos: Agnes, 9.7; John, 9.0. Round tres: Agnes, 9.9; John, 9.2... ¿Y por qué me muestra eso, profesor Philippe?
-Señor Ramírez, tengo que admitir, fui escéptico al dejarlo entrar aquí, sin embargo, su participación de hoy me dejó impresionado, que un estudiante de orígenes tan humildes venga aquí y se adapte tan bien, por lo que no quiero que ese talento suyo se desperdicie.
-Y-yo...ahh, no sé qué decir.
-Todavía le queda mucho por mejorar, pero tengo mucha esperanza que usted se convierta en un gran profesional cuando salga de nuestra institución, por eso le pido que siga por el rumbo en el que va.
-¡M-m-muchísimas gracias, profesor Philippe! (¡AHHH! ¡EL PROFESOR PHILIPPE DIJO QUE TENÍA TALENTO!).
John salió pegando saltos como andando en campos Elíseos, porque a como él lo sentía, está había sido una victoria.
Afuera lo esperaban Dayton y Anastasia, la única afición que no cambió de lado durante todo el duelo.
-¡Qué bien te viste ahí, bredren! ¡ese fue el mejor cook-off que he visto en me life! -Dijo el jamaiquino, abrazándole por encima de los hombros cerca del cuello.
-¡Q-qué bien que te haya gustado, day! Pero ¿podrías agarrarme menos fuerte? Llevo parado varias horas y apenas siento el cuello.
-Jejeje ¡para nada, mon!
-Bah, al menos pregunte.
-¡Camarada, ese fue un duelo para los libros! ¡más de una vez la tuviste en las cuerdas! ¡hasta le gritaste al profesor y lo apuntaste en la cara, como el aliado de la élite y traidor de clase que es!
-N-no fue por eso, exactamente, pero sí, no fue la mejor forma de dirigírmele...
-Es una lástima que no hayas ganado, pero, de todos modos, debió estar arreglado desde el principio. Si fuera uno imparcial, de seguro le ganas a la cerda francesa esa.
-Si es así ¿qué te parece tener uno con la cerda francesa ahora, gasparín? -Vociferó la ganadora de ojos intimidantes.
-¡A-agnes!
-¡Eek! ¡¿a-acaso viniste a silenciarnos?! ¡te aseguro que no tengo miedo de convertirme en una mártir por la causa! ¡dispara cuando quieras!
-(Creo que mejor decirlo ahora que nunca) Ana, te presento a KillerQueen811. Agnes, te presento a RedPucca42.
Ambas quedaron con la boca abierta, pero la más afectada fue la pobre Anastasia, que se puso no sólo pálida, sino transparente, y se desplomó encima de John y Day.
-¡Oye, gyal! ¿estás bien?
-Mejor déjala que asimile esto mientras está, ehhh, "así".
-Es...ciertamente una sorpresa que ella sea RedPucca...aunque en retrospectiva, tal vez no tanto- Dijo Agnes, murmurando la última parte.
-¿Qué dijiste, Agnes?
-¡Nada que te incumba, Ramírez! Ahem, perdona, igualmente, no venía a hablar contigo. Estaba buscando a-.
-Mí, si mis suposiciones son correctas ¿o no, Colette?
-¡Ah, Harry! Sí, te estaba buscando ¡necesito saber cómo está Ada! ¿dónde la tienen? ¿cuánto va a ser la fianza? ¿acaso alguno de esos gorilas se propasó con ella? ¿cuánto va a ser el sicario?
-Tranquila, madame, nada de eso va a ser necesario, fui a encargarme del problema justo terminó el cook-off. Por cierto, felicidades a ambos, dieron un excelente espectáculo hoy.
-¡M-muchas gracias, Ha-!
-Peu importe ¿Dónde está Ada?
-Sígueme, te llevaré donde ella.
-Ayy...¿qué pasó? Mi cabeza se siente como la invasión de bahía cochinos.
-Te apagaste por un rato, gyal.
-Sí, soñe que me habían dicho que KQ era la sucia burguesa de Agnes.
-Ehhh,..¿qué sueño dices, Ana? Jeje.
-...Espera...¡entonces!
-¡N-no te desmayes de nuevo, por favor!
-Ayyy, vaya forma de arruinarme el día, John -Dijo la pobre bolchevique con el corazón partido.
-Perdón, pero ya era hora de decirlo.
-¡Eso ya no importa, mon! ¡cuentanos everiting sobre el cook-off!
-Sí, tal vez eso me calme estas náuseas que tengo. Vamos, camarada, di los detalles.
-Claro, claro, jajaja. (Finalmente, terminó, tuve mi gran duelo con Agnes, no es un sueño...Uff, ¡gracias, señor, no desperté!).
Los muchachos se quedaron hablando acerca de todo lo que pasó y más, mientras los estudiantes salían del instituto.
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