Capítulo 1: "Rise and Shine, Mr. Ramírez"
La cocina: Una de las grandes invenciones de la humanidad. En el momento en que nuestros ancestros pudieron explotar las capacidades del fuego para extraer los nutrientes de sus alimentos, nuestro destino se puso en camino a establecernos como la especie dominante de la tierra. Como todo aquello que proviene del ingenio humano, esta ciencia se estableció como cultura cuando los primeros asentamientos sociales se formaron, y desde entonces, la cocina evoluciona en tándem con la civilización, y entonces, la ciencia para sobrevivir se convirtió en una expresión de nuestra especie y de lo que somos; se volvió arte.
La cocina se volvió la identidad de un pueblo, un rol social, un acto admirado y despreciado al mismo tiempo, algo ubicuo como el agua y a la vez, incomprendido como el universo en sí. La ciencia volvió a ser algo mundano, y el arte se quedó con unos pocos que no tenían la intención de devolverlo a donde había surgido. Vivimos en un mundo donde la cocina es algo práctico, algo tan simple e inexpresivo como parpadear; mientras tanto, aquellos que se consideran los protectores del arte, o como ellos lo llamaron, la buena cocina, lo convirtieron en el tesoro enterrado que solo sabían ellos donde estaba.
Pero inclusive, fuera de este nicho, había un poco de curiosos, metiches y narizones, que desde su simpleza observaban, o más bien, olían un mundo más elevado del que conocían, donde cada ingrediente era un Dios para ser venerado y alabado, cada cocinero un héroe en una epopeya para satisfacer el capricho de estas deidades y cada platillo, un mito que inspira a los hombres a alcanzar la divinidad. Este "curioso" será nuestro capitán en la historia que va a suceder a continuación, en donde su destino la va a llamar a una tierra lejana, a descubrir su misión, a conocer a sus héroes, a dominar a sus Dioses y a formar su leyenda. Pero primero, va a tener que recordar a poner su alarma.
-(Demonios ¡30 minutos tarde! ¡qué más da! Ya no hay tiempo. Agua fría en la cara para disimular mi insomnio, tal vez un poco de maquillaje de mamá y rezar para que el desodorante cubra el resto. De todos modos, hoy es el gran día, ¡fallar no es una opción! ...Espero).
Ok: Dientes, limpios; aliento, de menta; traje, sin costuras y a la medida; peinado, un excelente copete apuntando hacia a donde voy (arriba, jeje...pero no voy a decirle eso a los entrevistadores), mis libros de cocina, memorizados. Se les va a romper la mandíbula cuando vean a este campesino saber tanto sobre la cocina (Al menos, de todos los que puedes conseguir en la biblioteca pública e internet) Bueno, el sol todavía no ha salido, todavía tengo tiempo. Hora de ir a tomar el bus.
-¿Y con qué dinero?
-Obvio, con el de mi billetera, la cual...¡NO ESTÁ!
-Hmm...¿Se parece a esta? Porque estaba colocado en tu escritorio, justo a la par de la carta de aceptación.
-Graciasmamáperdónmamáchaomamá-GAAAAHHHH (ay, mi cuello).
-Ay muchachito, ningún Ramírez se va a presentar a una entrevista como vos. Al menos tomate un café antes de partir, para levantar el espíritu.
-Argh, ¡ok, tú ganas, madre! Pero por favor que sea rápido, digamos que estoy jugando contrarreloj (por razones que mejor no digo).
-Jajaja, bueno, que se te haya olvidado poner la alarma de la emoción es entendible, pero no es culpa mía, cariño.
-Ups...(justo en el clavo ¡por eso es que evite abrir el pico! no había necesidad de ser tan cruel) P-pero aun así, un poco de prisa sería agradecido.
-Ya, ya, Aquí está, histérico. Tómeselo rápido para darse coraje
-¡AAAAHHHH! ¡ESTÁ HIRVIENDO! (Mi garganta se siente como un tobogán de metal al medio día ...¿Cómo es que esas cosas están hechas para niños?)
-Wow, el café es caliente, en serio no sabía. No te vayas a desmayar por descubrir el baño, colón. No sea llorón, es la adrenalina subiéndote en la sangre,
-¡Existe el café FRÍO, madre! Además, no creo que una quemadura interna no es una forma eficiente de subir los ánimos (Al menos, no para mí).
-Jaja, pero mírate ahora ¡Esa es la cara de un ganador! Si llegas luciendo derrotado desde el inicio, menos que te van a aceptar.
-(Estoy seguro por "cara de ganador" te referías a "una excelente réplica de la pintura <<El grito>>", imagino) Debes dejar de leer los sermones de Facebook. Anyway-.
-¿Cómo dijo, señor?
-Ehh, c-como sea.
-Mucho mejor.
-Me voy a tomar el bus.
-Ya sabes, todos aquí estamos en espíritu contigo. Que Dios me lo acompañe.
-¡Gracias ma! (espero que más de uno me acompañe...)
Y así, el muchacho curioso entró al bus en un viaje de 8 horas para llegar a su destino, literal y figurativamente. Este muchacho será nuestros ojos en la historia, sus adversidades y victorias nos moverán en un mundo nuevo y extraño...para él. Pero ¿Quién es él? Bueno, este es un soñador empedernido, un curioso e inocente idealista que ha entrado de cabeza a la cueva del dragón a robar su tesoro, o, en otras palabras, un joven de diecisiete años que recién terminó la secundaria. John Ramírez, ciertamente no es un nombre que salta a la vista en la guía telefónica, muy probablemente haya muchos llamados así en el mundo, pero este es "nuestro" John Ramírez.
Nacido de dos Texanos de descendencia azteca, en una familia de cocineros de pueblo e hijo de Don Ramírez, considerado el mejor cocinero de hamburguesas de la tierra de las barras y las estrellas por cualquier caminante que esté dispuesto a buscarlo. Como cualquier leyenda, encontrarlo es una tarea titánica en sí misma pero cualquier forajido sale con la misma conclusión al probar sus comidas. Su pueblo, aunque pequeño, lo considera una pequeña bendición del cielo acompañado con papas y una gaseosa. Su madre, mexicana de Sepa, aprendió de las mismas manos que sirven allá, y como muchos, fue atraída por los vapores del sueño americano. Como Dios los crea y los TLC los junta, ambos se casaron y sus comidas destrozaron cualquier barrera que el idioma pudiera imponer. Con sus manos de señora tan fuertes, pero a la vez precisas, podría crear al David de miguel ángel solo con ellas a partir de la masa de sus tortillas, pero ciertamente su comida es arte en sí misma. Pero ambos son solo eso; cocineros tradicionales, de restaurante de carretera. Su ambición nunca fue un arte más alto a los ojos del mundo, por eso siguen en el mismo pueblo, con el mismo menú, pero felices.
Como se puede ver, este el ambiente en donde nació y creció John; No sería muy descabezado decir que él probó la carne de res antes que la leche materna, y es la viva imagen de sus padres. Es el menor de cuatro hijos: Roger, Steven y Valerie; sus hermanos mayores, que, como buenos hermanos, a veces le pueden hacer la vida algo parecido a un ejercicio espiritual de lo más estricto, pero con un corazón totalmente encadenado a él. Pero hace bastante tiempo, algo lo despertó a John, la visión de una cocina extraterrestre y surrealista, parecida a algo que solo pudo haber salido de la mente de Salvador Dalí durante una fiebre; Una cocina donde todos vestían de blanco como ángeles, y donde la comida abundaba en colores y formas, con mil y un sartenes salteando alimentos de todo tipo, con mil y un instrumentos para pelar, cortar, mezclar, abrir, rayar, carbonizar, filetear y otros verbos que no había encontrado en el diccionario.
Donde los clientes estaban sentados en mesas adornadas como si fuera una boda, rodeados de terciopelo y vestidos como si estuvieran en una película de James Bond. Y lo más absurdo, ilógico e inverosímil que pudo ver; lo que comían. "¿Qué era? No eran hamburguesas, tampoco tacos, creo. ¿Burritos? ¿Enchiladas? ¿chalupas, tal vez? Esas tenían mucho verde, ¿verdad? Ni siquiera creo que eso sea carne" Su mente, totalmente frita y servida con chips y limón, simple y llanamente no entendía qué estaba mirando. Era lo más hermoso que había visto en sus seis años en este yugo mortal y ni siquiera sabía qué era, perfectamente podría ser algo que no debía ver hasta mayor, como de dónde venían los bebés o esas películas que Roger veía en la noche sólo en su cuarto, pero no importaba, él debía ver esto y descubrir qué era.
Con el paso de las primaveras, su mente se llenó de la historia y cultura de la buena cocina, y las hamburguesas se veían cada vez menos sorprendentes y más mundanas. En su adolescencia, llegó a una aterradora conclusión: Él se dio cuenta de que, si seguía en su dirección actual, en el momento que terminara sus estudios, estaría en camino para heredar el restaurante. Su talento incrementaba exponencialmente cada vez que tomaba una espátula o amasaba las tortillas; no podía aparentar mediocridad, su orgullo de cocinero no lo dejaría. Se acercaba el final de la secundaria, y mientras sus compinches veían en qué universidad entrarían, él veía como una figura negra con una guadaña en la mano, o tal vez, una espátula, lo llama con el índice lentamente; su vida iba a acabar cuando apenas estaba comenzando.
Pero entonces, vio la luz al final del túnel; vio un anuncio en la biblioteca cuando fue a dejar una entrega ahí; de la asociación mundial de sociedades de chefs, una entrevista para jóvenes interesados en una beca en el Instituto Superior del arte culinario, una institución creada en Francia como un esfuerzo conjunto de todos los chefs y cocineros más importantes de la tierra para traer a todos los talentos de cualquier rincón del globo y llevar a una perfección inimaginable el ya estricto arte de la cocina. Desde ya más de treinta años, esta escuela solo ha sacado a cocineros dignos de tres estrellas Michelin. Estudiar y graduarse de esta institución prácticamente garantiza un lugar en el mundo de la alta cocina. Después de tomarse el pulso y asegurar que todavía seguía en el mundo de los vivos, John se dispuso a obtener esa beca. La entrevista para esa región del país estaba relativamente cerca, pero aun así tendría que madrugar muy temprano para llegar a tiempo. Pero su primer obstáculo fue siquiera antes de empezar la entrevista, ya hace seis meses
-P-pero...¡Pero no es justo! ¡Esta es una oportunidad de una vida, Padre!
-De largarte y dejar botada tu responsabilidad con la familia, eso es lo que es. Desde que ves los programas de televisión te has obsesionado con esa cocina fantoche. ¡Nuestra cocina del pueblo es lo que realmente llena el corazón de las personas, muchacho!
-Hey, flaco -Dijo Roger, el mayor- yo también estuvo muy enganchado con toda eso de la cocina fina y todo, hasta lloré todo el día cuando murió el chef Bocuse, pero hay que admitirlo, man. They're a cut above the rest of us.
-¡No se habla inglés en la casa! -gritó Doña Ramírez desde el fondo.
-Sorry ma'am-digo, Perdón, señora.
-Además, por más buen cocinero de hamburguesas que seas, dudo mucho que vayas a impresionar a esos lenguas de porcelana- Contribuyó Steven, el hijo siguiente- Al rato, los matas de un infarto sólo de mostrarles lo que la gente normal come. Then again, no suena tan malo en voz al-.
-¡PERO TE IMAGINAS QUE COOL UN CHEF EN UNA SODA COMO LA NUESTRA! -Exclamó Valerie, la única mujer de los hermanos- ¡Seríamos super populares en todo el estado! ¡Hasta podría venir el güero papucho de Gordon Ramsey y saldríamos en el Tele!
-Valerie, solo saldremos en televisión cuando descubran que te robaste un set de porcelana de una tienda departamental. Qué bueno que no saliste en cámara...
-Je je, N-E-V-E-R. Además, si hubieras visto al precio que estaba, sabrías que los ladrones eran ellos.
-Espero que no sospechen, hay que reparar el techo otra vez y nuestro presupuesto no incluye platos finos -Dijo Roger- Pero sí, chico. A veces hay que vivir con la mano que nos da la vida.
-Y la vida suele ser un dealer bastante parcial, así que ni te mortifiques -Añadió Steven- Hay que dejar que aquellos que nacieron con estrella hagan lo que se espera de ellos. Es el estatus quo.
-Y les hace daño a tus glúteos, porque eres Leo...o eso decía en post de Instagram -Concluyó Valerie.
-¿En serio era necesario eso ultimo?
-Es lo que es, muchacho -Exclamó Don Ramírez, con un tono conclusivo- No debemos ir por lo que es de alguien más. Nuestro lugar en el mundo es con nuestra comida, con tu madre, tus hermanos y conmigo, con nuestros tacos y enchiladas, con el mole y las papas, y con las hamburguesas, en donde vas a ser posiblemente mejor en ellas que cualquier chefcillo fantoche de la Francia.
-(Están demasiado cerrados. ¡Debo decir algo para obligarlos, lo que sea!) El punto es que...¡Ya no me gustan tanto las hamburguesas!
Después de un silencio de biblioteca de lo más incómodo, la reacción natural siguió su curso.
-¡¿QUÉEEEEEEEEEEEEEEE?!
-A-así es (¡¿Acaso soy estúpido?! ¿para qué me sirve pensar si solo se me ocurren tonteras? pero ya no puedo retractarme, lo hecho, hecho está. Debo aprovechar el shock del momento para apelar al corazón de todos.) ¡O-oíste bien, padre!
Don Ramírez permaneció pensativo unos momentos, mientras el silencio consumía lentamente toda la longitud de la casa, como cuando la grasa se apodera de las manos de uno al comer pollo frito.
-Antes de decir cualquier cosa...¿Es esto lo que realmente quieres? Independientemente de lo que pase y vaya a pasar ¿Estás seguro de que este es el camino que vas a tomar?
-Sólo quiero una oportunidad para ser más de lo que ustedes quieren de mí; quiero demostrarme que no solo sirvo para hacer hamburguesas.
-...Ok, pareciera que estás convencido de esto. Pero aun así no confió plenamente en tu determinación, así que aceptaré tus condiciones, pero si tú aceptas las mías ¿entendido?
-(¡Tú eres el Padre aquí! No puedo decir no. No es una negociación, es un ultimátum) ¿Ok...?
-Bueno tomarás la entrevista, si la fallas, serás el heredero del restaurante. Luego, si pasas la entrevista y te dan la beca, irás al instituto, pero si repruebas o te rindes ¿adivina qué?
-¿Lo intentó otra vez?- Dijo el acorralado muchacho con la sonrisa más brillante que le permitieran sus músculos faciales.
-No, te quedas con el restaurante.
-Oh...(Valía la pena intentar).
-¿Fui claro o te hablé en chino?
-(Me pudiste hablar en gruñidos y moviendo las manos como un demente que hubiera entendido con ese tono de voz que no era súper bueno para mí) Sí, señor.
Y entonces el primer paso en el camino al calvario empezó para el muchacho. Con ayuda de su familia, excepto su padre, esos seis meses fueron más arduos que once años en el sistema educativo. Primero, Mamá Ramírez empezó a ayudarlo en lo que era repartir a domicilio, que hasta entonces, era parte de las responsabilidades del joven, Roger, por su parte, le prestó muchas de sus cintas de programas de cocina que había grabado, además de unos libros viejos que tenía ahí; Valerie le ayudó a tomar "prestado" el VHS de la biblioteca para ver las cintas, y Steven le enseño técnicas de corte de carnes y pescado que aprendió cuando trabajo en una carnicería, además de enseñarle francés básico y uno que otro insulto para que no lo agarraran con los pantalones abajo.
De vuelta al presente, John aprovechó para dormir en su viaje, porque no había dormido la noche anterior, pero no por la emoción, él estaba relativamente tranquilo, pero justo después de quedarse dormido, empezó a soñar.
Se vio a sí mismo en frente de la torre Eiffel, en toda su magnitud, cuando de repente, un cúmulo negro empieza a caer del cielo, parecía una montaña de nubes precipitándose hacia la aguja del monumento francés y por un momento, este nubarrón cubrió la inmensidad de la torre, sumiéndola en tinieblas, cuando de repente, las nubes se despejan para dejar ver que la hamburguesa más abominable, asquerosa, pútrida, ponzoñosa y detestable que alguna vez hubiera tenido la maldición de encontrar había consumido al edificio metálico.
Entonces, la mitad de esta se abrió, cómo si se tratase de una bestia de la mitología lovecraftniana, vio el concreto, el agua, los árboles y todo a su alrededor siendo succionado por el malévolo emparedado, e inevitablemente, también él fue devorado. Ya en las fauces del sándwich, John se agarró a lo que parecía la úvula de la bestia, pero en realidad era un pedazo colgante de queso. Cuando miró más al interior de ese lugar, lo que vio lo dejo sin sueño: Era el restaurante, en donde su familia parecía estar saludándole, pero algo no estaba bien, parecían raros. Cuando los vio más de cerca, se dio cuenta que eran figuras hechas de carne podrida, con un olor de lo más siniestro.
Luego vio como su "familia" se multiplicaba, hasta empezar a subir hacia él, como hormigas obreras usando sus cuerpos para crear puentes. Justo aquí, la tira de queso se rompe y él cae a los brazos de los despojos de viandas, y siente como empieza a ser arrastrado al fondo, viendo como lentamente, la boca del ser que lo devoró se empieza a cerrar, ocultando al sol por última vez y termina ahogado en la piscina de carne. Cuando despierta, tiene tanto sudor frío y su cama está tan empapada con este que por un momento pensó que se orinó durmiendo.
Su noche terminó de manera brusca y solo se pudo consolar viendo hacia la pared, solo pudo dormir tal vez una hora. Los movimientos del autobús le ayudaron a conciliar el sueño un poco, pero su mente no podría descansar hasta que la entrevista hubiera pasado. Lo único que podía apaciguar su mente un poco eran los paisajes al lado del camino.
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