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•41•

La exigencia sonaba irreal a oídos de Aiko, Katsuki con su natural rostro serio no dejaba brechas a una réplica con sus ojos rubíes fielmente clavados en los suyos, como si no fuese a admitir de ninguna manera un no por respuesta o alguna respuesta vaga de las que a Aiko le gustaba dar.

  — Sí no tengo más opción, deberé dejar que gane esta vez— cedió finalmente, con una pequeña sonrisa en el rostro.

Katsuki dio vuelta los ojos, tratando de concebir que esa era esa la segunda vez que lo dejaba ganar solo para no entrar en conflicto. Solo un movimiento de su mano fue necesario para que los médicos corrieran hasta su tienda a tratar de atenderlo. Se hizo a un lado una vez que los sanadores llamaron a su puerta, dejando espacio para que la mujer a su lado pudiese recibir la mejor atención. Sin embargo, no fue mucho más lejos, como una amenaza constante en la nuca de los sanadores, se sentó justo delante observando cada mínimo movimiento.

Comenzaron con la única quemadura que quedaba en su piel, extendiendo su palma hasta el doctor, este la tomó con delicadeza comenzando el tratamiento con un suave mana azulado.
Con su rostro inexpresivo, Katsuki repudió cada segundo del contacto del sanador con ella, pero actuar en ese momento sería infantil de su parte, si a la paciente no le molestaba entonces él no tenía que interferir de ninguna manera.

  — Wow, Señorita Aiko, me habían dicho que sus dos manos estaban completamente marcadas con fuego, ¿acaso vio a un sanador luego de la batalla?— preguntó con tranquilidad el hombre, lentamente reduciendo el extenso mancho rojizo sobre su piel, recuperando su color original, completamente sano.

Miró desde sus manos al rostro del sanador para luego enfocar a Katsuki del otro lado de la tienda, la mirada intensa de sus ojos no cambiaba, no prestándole atención a ella sino que al nuevo intruso entre ambos.

  — Más que sanador, diría que tuve la suerte de toparme con un hermoso Ángel Guardián— contestó en plena calma y confianza, llamando la atención de tanto el rey como del doctor.

El hombre alzó una ceja, tratando de buscar entre sus recuerdos alguien que pudiese encajar en esa descripción.

  — ¿Habrá sido algún nuevo? No creo conocer a nadie que encaje.

Aiko soltó una risilla, esperaba que Katsuki no se percatase de que estaba hablando de él, seguramente se enojaría si captaba qué estaba usando ese adjetivo con él.

  — Es difícil que alguien encaje en la descripción, su belleza es un poco inigualable.

No siguieron más la charla, en cierto momento Katsuki tuvo que voltear para que pudieran sacarle la camisa a Aiko y así curar las heridas debajo de sus vendajes, él no se iba a mover de ese lugar, por más que sintiera el rostro arder de vergüenza y unas tremendas ganas de buscar el lago más helado y más cercano que tuviese para meter la cabeza por un par de horas.
No era la desnudez de Aiko detrás de sí el objeto de su vergüenza, minutos después había entendido los elogios de la exgeneral hacia él. Le pareció injusto que aprovechase que estaba centrado en el otro hombre del lugar para llamarlo de esa forma, nunca se habría  imaginado que en la mente de la fémina su imagen estaba descrita con tan meloso adjetivo.

No dudaba de su atractivo, pero que Aiko Himura lo hallase textualmente "una belleza inigualable" tal vez habría inflado un poco más su ego.

Los pensamientos intrusivos no se hicieron esperar y recordó, como un completo maníaco, que hacía algunos meses Aiko se refería a Eijiro Kirishima como un "hermoso dragón". Borró inmediatamente el recuerdo de su cabeza, tan solo tener buena memoria para eso le dio mal sabor de boca, lo que menos necesitaba era ponerse de nuevo de mal humor o plantearse casar a Kirishima para que Aiko no lo tuviese en consideración.

Luego de una necesaria hora de tratamiento, los sanadores dejaron la tienda de campaña dejando detrás unas estrictas indicaciones para que Aiko descansara y comiera de forma sana.

El sosiego se extendió entre ambos, una quietud que no fue temerosa a tan sólo la compañía del otro reemplazó las charlas esporádicas, el sonido de los médicos y el ruido en la mente de Katsuki. Aiko releía calma las recomendaciones del sanador mientras yacía recostada en el sofá.

  — Temo que tendré que irme en la brevedad— musitó aún con una leve sonrisa en sus labios. Dobló el papel, guardandolo en el bolsillo de su pantalón—. Quedarme a descansar luego una sanación sería abusar demasiado de su hospitalidad, lo siento, Su Majestad.

Dejó pasar toda la secuencia frente a sus ojos, ella se levantó de su asiento, hizo una reverencia de noventa grados bajando la cabeza y poniendo su mano derecha en su corazón, para luego erguirse, dirigiéndose a la salida.
Se quedó en blanco, no se le ocurría nada para que se quedara, sabía de antemano que pocas excusas podrían hacer que se quedara de buena fe.

  — Hey, mañana al amanecer— comenzó a decir, sin pensar mucho en lo que su boca estaba despilfarrando—. Ve a los campos de tiro.

La propuesta hizo que se detuviera abrupta, volteando con una ceja alzada.

  — ¿Puedo saber la razón?

  — No me jodas, las últimas veces estabas herida, nunca peleaste conmigo en serio— musitó, con un rostro estoico que no le daba paso a la fémina a leer sus pensamientos—. Si ganas, te daré lo que quieras.

Se sintió un niño pequeño apostando, la frase que salió de sus labios sonó tan cliché que le dio asco y vergüenza ajena de sí mismo. No era del todo cierto lo que había dicho, la última vez que habían peleado ella incluso había partido su arma en dos sólo con sus manos, mentiría si dijera que lo había subestimado cuando fue la primera y única mujer en hacerle frente, lo suficientemente osada para poner su vida en juego. Todo para salvar a unos humanos que ni siquiera merecían su bondad.

  — ¿Guarda algún rencor contra mí por el duelo?

La voz alarmada de Aiko hizo que levantara la cabeza para encontrarla con un rostro asustado, nunca la había visto hacer esa expresión antes. Dio una larga bocanada de aire, ¿guardarle rencor? No podía estar más equivocada.

  — El duelo no tiene nada que ver con un pequeño entrenamiento— respondió, tratando de no sonar apresurado.

La exgeneral liberó el aire de sus pulmones, como si hubiera aguantado la respiración durante toda esa pequeña charla, con una mano se masajeó el puente de la nariz.

  — Sí desea entrenar, será un gusto para mí, pero no tiene que darme nada, con lo que hizo hoy es más que suficiente— dijo, ya con sus hombros relajados—. Puedo apostar darle lo que usted quiera de mi, aunque no tengo mucho que ofrecer siendo un General desertor.

  — ¿Haah? No importa lo que puedas darme, mantendré la apuesta igualada— contestó en su típico tono, sonaría irrespetuoso a oídos de ignorantes, pero para Aiko sólo fue un dolor de cabeza que mantuviera su palabra.

  — Su Majestad, realmente, usted no tiene que darme nada, para mi ya es-

Fue interrumpida por el dragón frente a sus ojos, sentado con una sonrisa zorruna, apoyando su mejilla en su puño cerrado y con los ojos brillantes de confianza.

  — Mañana, cuando gane, sabrás que es lo que quiero.

En lugar de causar enojo e inferioridad en su contrincante, como solía suceder cuando su ego tomaba su boca para hablar, Aiko soltó una carcajada, la sonrisa en sus labios iluminó su rostro e hizo que sus ojos se achinaran un poco.

  — Entiendo, esperaré que el sol nos vuelva a iluminar con ansias.

...

El sentimiento de renovación que había tenido la noche anterior no era nada comparado a ese momento, sus heridas estaban cerradas, no sentía la fatiga aplastante de una batalla y desde que había dejado el lugar seguro que la tienda de Katsuki había representado para ella durante unas dos horas, sentía algo cálido en el pecho.

Aunque su cabeza no podía dejar pasar inmediatamente la escena tan penosa suya sucumbiendo al llanto, no era propio de sí, solía estar entumecida la mayoría del tiempo desde la muerte de Touya. Se detuvo en seco cuando comenzó a pensar de más, las imágenes volvían a pasar por su cabeza como si hubieran sido desbloqueadas recientemente; Touya, Shoto y el sentimiento sofocante que la había hecho huir de Denki Kaminari.
Sacudió la cabeza, faltaba poco para llegar a su lugar de descanso, no quería inportunar nuevamente a su querido amigo, no estaría bien. Por un segundo creyó que la cobardía podría ganarle, una voz en su cabeza le susurró escapar de esos sentimientos sofocantes y huir lo más rápido que pudiera a hacer el reconocimiento a Arthinea.
Dio una profunda bocanada de aire, inhalando y exhalando en busca de tranquilidad y raciocinio, no era típico de ella huir a los problemas, por más que sus huesos estuvieran temblando de miedo. Palmeó sus mejillas, continuando con su camino.

Tal como había predicho, rodeando una fogata riendo a carcajadas, Hanta palmeaba con entusiasmo la espalda del Príncipe Heredero mientras Denki Kaminari seguía contando chistes. El humor parecía bastante bueno mientras seguían contando cuan tímido era Shoto al inicio.
No se atrevió a entrar en ese círculo, Tenya Iida tenía una sonrisa relajada, al igual que hacía un rato, a su lado, Shota Aizawa tomaba vino en una jarra de madera mientras observaba el panorama en silencio, con una pequeña sonrisa de buen humor en sus labios. Momo Yaoyorozu no se enteraba de lo que Denki parloteaba, estaba más concentrada en su charla con Ochako Uraraka sobre algún tipo de magia o elemento que ella desconocía, sus ojos brillaban de emoción al oír a la pequeña brujita hablar apasionadamente.

  — ¿No vas a unirte, Aiko-san?

La suave voz de Izuku Midoriya la sacó de su trance, él le ofreció una jarra con líquido, parándose a un lado suyo mientras fijaba la vista en lo mismo que ella, tomó suavemente lo ofrecido, dándole un trago. Jugo de frambuesa.

  — Oí que Kaachan llamó a los sanadores, supongo que fueron para ti, ¿no?

  — Tienes un ojo muy fino, Izuku Midoriya— respondió al cuestionamiento, dando un sorbo a su jarra—. La amabilidad de Su Majestad es demasiada.

Izuku escupió su trago, comenzando a toser y mirando incrédulo a Aiko, no creyendo lo que acababa de escuchar, era completamente anormal oír a alguien hablar de recibir buenos tratos por parte de su amigo. Limpió su barbilla con la manga de su abrigo, soltando una risilla.

  — Sí, Kaachan tiene una forma rara de ser amable.

La fémina solo pudo devolverle la sonrisa ante el comentario. Nunca había tenido conversaciones particularmente expresivas u honestas con el héroe del continente, no tenían mucho de que hablar más que de estrategias, Ochako o Katsuki. Aunque los últimos dos temas eran particularmente favoritos en ambos.

Denki Kaminari apartó un momento la atención de sus acompañantes, encontrando a su amiga por fuera del círculo entablando una conversación amena con el peliverde. Sonrió, entendió que no era lo mejor forzar a Aiko a hablar, cuando se sintiera mejor podrían volver a encontrarse y tal vez podría preguntar.

Las horas de la noche siguieron pasando y como una luciérnaga que se desvanece en la oscuridad de la inmensa noche, Denki perdió a Aiko de vista. De un momento a otro, el lado de Deku estaba vacío mientras caminaba tranquilamente hasta donde estaban todos, con una sonrisa suave y tomando lugar a un lado de su pareja. Trató de no ponerse nervioso, pero debía admitir que desde el incidente de Marleia y la reciente noticia que el príncipe heredero le había confiado, ya no se sentía tranquilo si no conseguía tener las cosas bajo su control.
Dio una profunda inhalación, Izuku Midoriya lucía un aura calma, por lo que nada malo estaba sucediendo en los alrededores. Las manos apoyadas en sus hombros de un momento a otro, asustandolo por la espalda, hizo que saltara de su asiento y le arrancó un grito.

La exageración de su reacción provocó que la persona a sus espaldas riera, despeinado sus cabellos y rompiendo el contacto, alejándose silenciosamente. Reconoció el cabello rubio y su paso seguro, caminando hasta desaparecer detrás de la lona de su tienda.
Volvió a tomar su asiento, dando un largo trago a su bebida, al menos sabía dónde se encontraba, bajo su estricta vigilancia confiaba que sería lo suficientemente capaz de impedir que Aiko hiciera otra locura.

***

Buenas, ¿cómo están?
Gracias por leer❤️❤️

Mari_Nagarr feliz cumpleaños atrasado!!!! jajsjaja

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