¡Padre e hija!
—Jajaj en serio no puedo creer que me perdiera semejante escena.
—Tío tenías que haberlo visto, parecía una fiera. No sabías donde empezaba y donde terminaba, y aquí el chico duro tenía la nariz dislocada y la cara como saco de boxeo— Jota repite por millonésima vez la historia mientras los chicos rompen a reír, otra vez.
—No se puede negar que es digna hija de sus padres.
Atravieso a Peter con la mirada por sobre mi copa de whisky. Eran las siete de la mañana y ninguno había dormido un carajo. Una vez llegamos a Los Ángeles, dejé a Audrey durmiendo bajo los efectos de la ligera droga que Jota le había dado horas antes. La habitación había sido remodelada en tiempo record solo para ella.
Nos habíamos reunidos en mi despacho cuando todos terminamos las misiones hacía una hora. Pero en lugar de hablar de los pasos a seguir, se lo estaban pasando de lo lindo riéndose de mi.
—Si ya terminaron con sus burlas hay cosas importantes de las que debemos hablar. Primero, necesito que busquen al mejor bioquímico de este jodido país, necesitamos la fórmula de esta droga y sus componentes. Si esta es capaz de hacer todo lo que nos han dicho los hombres que la transportaban, tenemos entre manos una maldita mina de oro.
—¿Y que pasará con la gallina de esos huevos de oro?— la pregunta de Bastian no daba paso a malinterpretaciones. Sabía bien a quien se refería.
—Para ella tengo planes. Vendrá a mi cuando yo lo diga, y se arrepentirá del día que vino al mundo.
—Si, hasta que la tengas nuevamente en frente y te haga babear por donde camina y te olvides de tu maravilloso plan. Para luego mandarnos a todos a tomar por culo ¿no?— Peter tenía el don de meter siempre el dedo en la llaga sin ningún tipo de contemplaciones.
Me molestaba que mis amigos tuvieran esa impresión de mi, pero viendo desde afuera mi historia con esa arpía, no debería sorprenderme que pensaran así.
—Eso no sucederá. No le perdonaré lo que me ha hecho y se lo haré pagar muy caro— la rabia se apodera de mi al recordar todo el engaño en el que estuve durante años y lo único que deseo es tenerla en frente y ahorcarla con mis propias manos, hasta que pida piedad.
—Vale tío, no te alteres. Solo lo decía porque esa cabrona está mas buena que comer y chuparse los dedos, y ni siquiera tu puedes resistirte a esas piernotas de infar...—se interrumpe cuando lanzo el vaso hacía la otra parte de la estancia estrellándose en mil pedazos contra la pared.
—Hmm.. bueno volviendo a los negocios— Jota es listo y sabe que lo mejor es volver a un tema neutral antes que corte cabezas— creo que tengo a nuestro hombre para ese trabajo. Pero de como no nos de los resultados que esperas no tendremos otra opción que raptar a los creadores de la droga.
—Hudson tiene todo lo que pediste. Los hombres están listos, las armas ya están en nuestro poder y hasta un posible cliente para la nueva mercancía. Los japoneses mueren por tener al temido pequeño de los Villanueva trabajando para ellos.
—Yo no trabajo una mierda para nadie. Traigan a ese maldito bioquímico de una vez y pónganlo a trabajar. El tiempo es dinero y no pienso perder ni un dolar por la vagancia de ninguno de ustedes. Lárguense.
Cada uno se levanta y sale del despacho sin decir una palabra. Quizás me había vuelto más insoportable que antes, o tal vez el viejo Dom, ese que tuve dormido durante tanto tiempo, había despertado. Sea como sea, tenía mucho odio por dentro y solo tenía dos formas de distraerme. Coger, y eso no era una opción en este momento, así que solo me quedaba una cosa por hacer.
Me cambio de ropa y voy donde único podía soltar todo lo que tenía dentro.
Una buena sesión de golpes a un débil Bastian después. Me permito respirar con calma al verlo tirado en la lona con un hilo de sangre saliendo de la comisura de su labio.
—¿Qué sentiste?— su pregunta me hace girar hacia él que ya se estaba incorporando sobre un codo esperando mi respuesta.
—No se de que mierda hablas.
—No te hagas el imbécil que sabes bien a que me refiero.
—No necesito un maldito psicólogo. Has tu trabajo y ya está— Atravieso las cuerdas del ring dispuesto a desaparecer del área de entrenamiento pero otra vez sus palabras me detienen.
—No se como te sentiste al descubrir que tenías una hija. Maldición, no creo ni siquiera ser capaz de imaginármelo, pero esa niña no es la culpable. No te dejes llevar por la rabia y cargar con ella todo el odio que sientes por su madre. Eres su padre Dom. Todo niño desea tener a su padre a su lado, y esta es una oportunidad que la vida te dio para remendar eso. No la cages.
No se que mierda con la gente que se cree con la potestad de poder opinar sobre mi vida y mis decisiones. Estaba a punto de mandarlo al demonio para que le bailara flamenco a Lucifer, cuando una tímida voz proveniente de la puerta capta por completo mi atención.
—¿Papá?—habla dando un paso adelante sin despegar esos hermosos océanos azules que tenía en los ojos sobre mi— ¿Eres mi papá? Eso no puede ser, mami dijo que tu estabas en el cielo— su voz se había vuelto un completo susurro mientras no dejaba de sollozar.
Maldita, mil veces maldita seas Angeline. Ni volviendo a nacer te alcanzaría para pagarme por esto.
—Fierecilla— me acerco a ella, pero rápidamente da unos pasos atrás, no sabía como actuar. Demonios ¿cómo se trataba a una niña? estaba jodido— Mirame Audrey, mira mis ojos Fierecilla, y dime si no son como los tuyos. ¿En serio creiste que me iría al cielo sin conocerte, pequeña? No hay fuerza en este mundo que me aleje de ti, lo escuchas. Tu eres mi hija.
En mi vida había tenido tantas ganas de llorar. Sentía las lágrimas picando tras mis párpados, pero no me iba a permitir derramarlas en ese momento. Hacerla confiar en mi palabra era mi prioridad.
Me arrodillo ante ella permitiéndole estudiarme desde su altura. Sus ojos no se despegan de los míos mientras da un paso hacía mi, luego otro con mas timidez, disminuyendo la escasa distancia que aún nos separaba. Moría por ir a por ella, pero dejaría que fuera ella quien se acercara a mi mientras iba tomando confianza.
Sus diminutas manos se apoyan a cada lado de mis mejillas y me acaricia con delicadeza. Yo me dejo hacer apoyando más mi cabeza en sus manos deseando tomarla ya entre mis brazos como la noche anterior, pero esta vez con ella consciente de quien era yo en su vida.
—Papá— rompe en llanto antes de cubrir mi cuello con sus manos y ocultar su cara en el hueco de este. Su gesto me tomó por sorpresa pero respondí con rapidez a ese abrazo que me llegó al alma— papá te extrañe mucho. No te vayas, por favor no te vuelvas a ir— esas palabras habían sido marcadas en mi corazón con un hierro caliente, acabando con mi último gramo de calma, sin poderlo evita la acompañé en silencio en su llanto.
Juntos, sin saber siquiera que el otro existía. Estamos aquí envueltos en un fuerte abrazo sin controlar las lágrimas que en mi vida había soltado. Pero ahora estábamos juntos, como siempre debío ser. Y por mi vida que de ella no me iba a volver a separar, asi tuviera que matar a cada maldito ser humano de la tierra. Ese abrazo se había convertido en un nuevo inicio para nosotros, y por una vez en la vida le haría caso a Bastian. Aprovecharía esta oportunidad con todas mis fuerzas.
—No llores Fierecilla, papá ya está aquí y no se ira a ningún lugar— la separo un poco de mi para limpiar sus lágrimas con el pulgar. Ahora seremos solo tu y yo ¿está bien?
— Y mami— afirma con una determinación que me dejó sin habla.
Ay Audrey, si supieras que tus padres ahora eran enemigos y nunca mas volverán a estar juntos, no dirías eso. Pero no tenía corazón para decirle aquello, en su lugar la tomo en brazos y rodea el lado de mi cadera con las piernas, dejándose guiar por mi.
—Tenemos todo el día para nosotros, ¿qué quieres hacer primero?
—¡Compras! Quiero dos caballos, cinco gallinas, diez vacas y una granja. Empecemos por ahí. Luego buscaremos un castillo que llenaremos con los ocho ponis que me compraras. ¿verdad papi?
Escucho la escandalosa risa de Bastian que no había perdido detalle de todo lo que sucedía como el buen chismoso que era, pero no puedo despegar la mirada de ese lindo mohín que era su cara, como una perfecta manipuladora.
—Pero Fierecilla, eso no es posible, como vas a tener tantos animales junt...
—Mami no me dejaba porque dice que soy muy pequeña, pero tu si que me los compraras.
—Por supuesto, lo que la reina pida— la lanzo al aire unos metros por encima de mi cabeza para luego volver a tomarla en vuelo. El llanto que tenía minutos antes fue completamente sustituido por las carcajadas que mi acción arrancó de ella.
Juro que su risa me daba mil años de vida. Viviría cada día para hacerla reir de esa manera.
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—Ay papá me lastímas. No seas bruto. Deja, deja, lo hago yo.
Me quita el cepillo con el que estaba intentando de peinarla, pero al parecer era un fraude en la tarea porque no dejaba de chillar cada que trataba de manejar esa melena desordenada de leona con la que se había despertado. Pero ella no era que lo hicera mucho mejor.
Al otro lado de la barra de la cocina estaban esos que se decían ser mis amigos tratando de contener la risa, pero fallando estrepitosamente. Les lanzo una mirada molesta pero solo sirvió para hacerlos reír mas. Me mordí la lengua para no decir una grosería ante Drey ya que había cometido el error de decir una mientras le preparaba sus huevos revueltos para desayunar y me había quemado con el aceite, por lo que terminé cagándome todo ser viviente. Aquello me llevo a recibir todo un regaño de su parte. Y créanme que no iba a pasar de nuevo por ese martirio. Preferiría arrancarme la cabeza antes.
—En ves de estar riéndose como focas asmáticas porque no vienen y lo hacen ustedes mismos— ladró con molestia.
—Si, mejor deja que los profesionales se encarguen de esto. Quitate— Peter se coloca a un lado tomando una de las tantas ligas para el pelo que estaban tiradas desordenadamente sobre la barra.
El imbécil trata de hacerle dos coletas pero una había quedado más alta que la otra, cosa que no quedaba para nada bien.
—¿Qué es esto? ¿el nuevo grito de moda? Aparta que yo se de esto— Bastian le había quitado el cepillo a Drey y empujaba a Peter para tomar su lugar pero este no se dejaba por lo que cada uno tomaba una coleta con una mano y tiraban de la cabeza de ella de un lado a otro como si fuera una muñeca.
— Pero ¿serán bestias?— ni tiempo tuve de reaccionar cuando Audrey ya los tenía a los dos, destrozándoles sus dedos medio en un ángulo demasiado doloroso con solo verlo— alejen sus brutas manos de mi preciosísimo cabello— ya sabemos de quién era ese carácter que se cargaba cuando estaba molesta. Digna hija mía, señores.
—Será mejor que llamemos a una niñera que sea capaz de encargarse de las cosas más básicas de una niña, porque de como sigamos así se quedara calva y ustedes recibiendo flores en sus tumbas— Jota como siempre, el conciliador del grupo, pone orden dando soluciones efectivas.
—Si, y de paso un decorador de interiores. Que Drey decore su habitación como desee y también una asesora para que compre todo lo que quiera para su armario.
—Y mi granja No te olvides de mi castillo y mis animalitos papi— esa mirada que ya había determinado como manipuladora experta que lanzaba siempre que quería algo era lo que me iba a llevar a la ruina. No una bala, no en una pelea clandestina. Esos malditos ojos llorones junto a sus labios fruncidos tratando de dar ternura iba a ser mi muerte.
—Y todo eso también— me froto la cara recordando como terminé diciendo que si a esa locura—¿y ustedes de que diablos se ríen?
—Papá las palabrotas no—chilla más alto que yo— ¿mami cuando vandrá? la extraño mucho papi. Me dijo que volvería pronto por mi. No podemos estar separadas mucho tiempo.
El silencio se hizo pesado entre los cuatro hombres que la rodeábamos. Los chicos se miran entre ellos y como si se entendieran, esos tres traidores salen a paso apresurado de la cocina poniendo excusas de mierda con que tenían trabajo que adelantar.
—Tu mamá vendrá, aun no sé cuando, pero puedes estar segura de que vendrá. Y ahora arriba, vayamos a cambiarnos. ¿Quieres dar una vuelta en el nuevo auto de papi? Es como un cohete— intente por todos los medios encontrar una vía de escape y antes de que diga algo más la subo a mi hombro como un saco de papas hasta su habitación.
—No quites las manos del volante, vale. Te diré cuando girar.
Habíamos pasado la tarde estrenando mi nuevo Porsche girando por toda la ciudad. No podía estar como si nada por la calle ya que era prófugo de la justicia, pero eso me lo pasaba por los huevos. Yo no iba a quedarme encerrado en esa mansión por muy grande que fuera por nada del mundo. Había estado encerrado por demasiado tiempo como para tener que esconderme ahora. Lo que no había sido tan estúpido como para salir sin seguridad.
Sabía que me estaban cazando y no solo la policía. Muchos de mis enemigos estaba tras mis pasos, entre ellos la madre de la pequeñita que tenía sobre mis piernas enseñadola a conducir. A mi nadie me iba a impedir que pasara tiempo de calidad con ella. Era mucho lo que debíamos recuperar, pero estas horas juntos habían sido muy beneficiosas.
Descubrí que tenía una adicción igual de insana que su madre por la nutella. Su princesa preferida era Mulán. Su color predilecto era el rosa y deseaba de grande besar a un principe rubio que la llevara a su castillo en un caballo negro. Casi escupo la Coca Cola que había estado bebiendo en el Mc Donalds en ese momento. Junté las manos para no tomarla por los hombros y saranderala hasta que le entrara en esa dura cabeza que ella no iba a tener novio mientras yo viviera. De hecho desde ese momento me planteo la posibilidad de meterla en un convento. Será mejor para ella que no saque tan rápido mi lado de padre sobreprotector. Esa faceta la desconocía, pero no me resultaba del todo extraño.
—Bien, vamos a salir lentamente del aparcamiento y cuando lleguemos a ese stop, pon las luces y gira izquierda como te enseñé.
Dicho y hecho suelto lentamente el embrague y el coche se comenza a mover. Su mano dereha se posa sobre la palanca de cambios poniendo segunda cuando se lo indico y lo hace como si lo hubiera hecho ya un millón de veces.
Mi pie se apoya sobre el acelerador hasta llegar al limite de velocidad una vez estamos en la autopista de camino a la mansión que estaba celosamente oculta en un área forestal reservada.
Drey no se me despega cuando llegamos a casa, no quería salir de mis brazos y como la siento bostezando sobre mi cuello imaginé que está ya sería hora para que se fuera a la cama.
Le ayudo con su pijama antes de arroparla bajo el edredón. Me inclino para besarle su cabeza para después encender la lámpara de su mesita de noche. Estaba por cerrar la puerta a mi espalda al salir de su habitación cuando la escucho decir:
—Ella te amaba. Me lo dijo antes de marcharse. Te amaba como a ningún otro. Buenas noches papá.
Sería imposible expresar en palabras el remolino de sensaciones y sentimientos que su declaración creo en mi. Mi pecho se contrajo. Mi corazón se salto un latido. Mis manos comenzaron a sudar de forma agresiva y mis pensamientos iban a la velocidad de la luz.
Me obligo a cambiar mi ropa casual por otra más formal para mi próximo encuentro. Ahora mejor que nunca necesitaba centrar mi cabeza en otra cosa en vez de seguir dandole vueltas a las palabras de mi hija. Estaba a punto de entrar de nuevo en su habitación para sarandearla hasta que despertara y me contara todo lo que sabía y lo que le había contado Angeline. Pero en vez de eso bajo las escaleras en dirección al garaje.
Vuelvo a salir en el coche hacía el lugar de encuentro donde los chicos ya esperaban a unos posibles socios. Unos italianos habían contactado a Jota cuando supieron que estaba en libertad. Y ya que había mandado a los japoneses a tomar por culo, debía buscar otras opciones.
Estaba claro que yo no trabajo para nadie. Si era cierto que no estaba en una posición como para estar negando una mano extendida, pero Dominic Villanueva se regia por sus reglas, y una de ellas era no estar bajo la suela del zapato de nadie. Si colaboraba con alguien sería eso, una sociedad, un igual, no alguien por encima de mi. No lo iba a permitir.
Piso el acelerador a fondo quemando los kilómetros que me faltaban hasta el llegar al club donde ya me esperaban. Atravieso las puertas y una chica en la entrada me pide que la siga hacia la zona VIP.
Dicha sala estaba en la tercera planta. En el recorrido descubrí sin asombro que lo de club era más fachada que las publicidades de pasta dental. Aquello era un prostíbulo a toda regla. La primera planta podía pasar tranquilamente por un club más de la ciudad. La segunda estaba equipada para show públicos y privados. En el escenario principal habían dos chicas demostrando sus dotes de bailes eróticos en el tubo mientras otras bailaban sobre las mesas privadas, y las últimas más atrevidas, en jaulas y cajas de cristal. Las luces, el hambiente, la temperatura todo gritaba sexo. Que las camareras se pasearan en bragas y las tetas cubiertas solo por unos cubre pezones tampoco era que lo pusiera mejor.
Ignorando esto y evitando un pasillo que se abría a la derecha donde suponía que estaban las habitaciones, subimos el segundo paso de escalera que estaba al fondo, hacía la tercera planta. Este último tenía un poco de ambos sitios que estaban debajo.
Habían mujeres en lenceria y otras directamente desnudas con los inconfundibles collares de esclava, sirviendo a los poderosos hombres que estaban reunidos por allí.
El panorama de la mesa a la cual me dirijo tampoco era muy distinta a las mesas que estaba atravesando. Un señor bajito y panzón, tenía a una pelirroja con dicho collar sobre su regazo, mientras esta le restregaba sus exageradas tetas por su cara. A su lado un chico rubio se empinaba de un vaso de ron mientras otra chica le bailaba de forma sensual. A su lado un hombre con barba que miraba la escena sin inmutarse mientras una puta lo masturbaba sin corte alguno por dentro de su pantalón. Mis amigos estaban igual de relajados dejando muchos billetes en las tiras de las escasa lencería que tenían las chicas que bailaban para ellos.
Me aclaro la garganta al llegar para que reparen en mi. La cara de regaño de Jota no me pasa desapercibida pero la ignoro olímpicamente.
—Arrivare tardi a un incontro di affari non parla molto bene di te— el señor barrigón de antes se quita a la puta de encima para luego hacer sonar su dedo medio con el pulgar, ellas comprendiendo el mensaje desaparecen en menos de diez segundos.
Con toda la calma del mundo tomo asiento en el único lugar que quedaba libre, cerrando así el círculo. A mi izquierda estaban mis chicos; Peter, Jota y Bastian. A mi derecha el señor con barba, el rubio y el barrigón frente a mi y junto a Bastian.
—He escuchado que lo bueno se hace esperar. Y más bueno que yo aún no creo que nazca. Pero bien, dejemos mi atractiva figura para otro momento. Pidieron una reunión y aquí me tienen. ¿Qué tienen para mi?
—¿Entre esas cosas que escuchas no está que ser prepotente es un privilegio del que justo ahora no puedes gozar?— no se quien era el rubio pero por su acento marcado delataba que también era italiano, lo que si se que ya me caía mal.
—Pues la prepotencia es una de las cosas más grandes que tengo, la otra justo la tengo entre las piernas. Si quieres luego te la muestro y me la chupas de paso.
Vi su mano llegar a la cinturilla de su pantalón en busca de su arma, cosa que alentó a mis chicos y a mi a imitarlo. Al parecer esta mierda se iba a ir a la carajo mucho antes de empezar.
—Vamos a calmarnos un poco. Fabio figliolo, porque no vas a la barra y pides algo más fuerte para ti. Non mi rompere le palle un'altra volta.
Supongo que su hijo, entendio el mensaje entre líneas de no me jodas otro negocio y déjame ocuparme de las cosas importantes, se levanta sin decir una palabra y se larga a la barra. Eso si, al pasar a mi lado su mano se posa unos segundos sobre mi hombro. No sé que significaba aquello, pero yo lo tomé como una promesa de que esa conversación no había acabado allí.
—De vuelta a nosotros, Villanueva, iré directo al punto. Mi empeño en que trabajemos juntos es básicamente porque el enemigo de mi enemigo es mi amigo, y me imagino que nadie odiará más a la reina de hielo que tu. ¿Estoy en lo cierto? —ni siquiera me deja responder—estoy seguro que en tus planes esta cobrársela a la persona que te metio 7 años en prisión. Ese sería lo primero que yo haría si estuviera en tu lugar.
—Veo que alguien hizo los deberes, pero está en lo cierto. Acabar con esa hija de puta es una cuestión personal que ya me estoy cobrando. La venganza es algo que esta por conocer de la peor manera que existe.
Los chicos a mi lado se asombran con el tono ácido con el que estaba impregnada mi voz en cada una de esas palabras. Sé que ellos creen que volveré a caer ante ella, incluso yo lo puse en duda alguna vez. Pero después de descubrir toda la maraña de mentiras que se había creado para ocultarme la existencia de mi hija y decirle a esta que yo estaba muerto era algo que no le perdonaría nunca.
—Entonces me alegra poder celebrar esta inesperada pero espero que beneficiosa alianza que nos hará tumbar del trono a esa mujer— le da un trago a su copa hasta dejarlo vacío antes de continuar— bien, ahora hablemos de negocios.
*Arrivare tardía a un' incontro di affari non parla molto bene di te: llegar tarde a un reunión de negocios no habla muy bien de ti.
*Figliolo: hijo
*Non mi rompere le palle un'altra volta: no me rompas los cojones de nuevo
Hola...
Bueno no digan que no me estoy poniendo las pilas con los capítulos..
¿Qué tal ese encuentro padre e hija? Me encantan
¿Qué estará pasando con Angie? Ojito con esta alianza, le sacará más de una cana verde.
Y ya no digo más que me emociono y doy spoiler.
Nos leemos mis fieras rosa..✨
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