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Esto es Guerra

—¿Alguien pidió desayunito en la cama?

Me giro debajo de las sábanas, de cara a esa voz que se había vuelto mi favorita en el mundo.

—Buen día, darling— digo con pereza.

—Buenos días princess. Sabía que eras una reina pero Avemaría, tenerte desnuda en mi cama es condenadamente lo mejor que me ha pasado en la vida.

Aún no me acostumbraba a sus expresiones de tanta devoción y eso que se había dedicado toda la noche a susurrarme al oído lo sexy que era y todo lo que sentía por mi mientras me regalaba el sexo mas alucinante que había tenido en años.

—Eso huele delicioso— digo con sinceridad tanto movimiento me había despertado otro tipo de apetito, pero mi estómago no se queda detrás.

Pone la bandeja sobre mis piernas y saca de su espalda una solitaria rosa blanca que estaba completamente abierta para mi. Su tierno gesto hizo que mi corazón temblara de emoción. Con él hasta la cosa más simple lograba obtener un significado especial.

—¿Has hablado con Pablo?— pregunto llevándome una tostada a la boca y sentir como las migajas rodaban sobre mis pechos desnudos.

—Si, todo marcha según el plan, pero no hablemos de trabajo. Hablemos de como voy devorar mi desayuno.

Una risa divertida escapa de mis labios mientras viene hacía mi. Moviéndome hacía atras para darle mayor acceso a mi cuerpo caigo sobre el control de la televisión que estaba junto a mi. Esta se enciende pero aunque mi intención era ignorarla y sentir a Manu sobre mi, deborandome como un salvaje. Pero la voz de la presentadora de noticias mencionando el nombre de la cárcel en la cuál se encontraba Dominic hizo que se me congelara la sangre y que escalofrío se deslizara por toda mi columna debido a un mal presentimiento.

—Las autoridades siguen investigando como el incendio se propagó con tanta rapidez. Se vieron afectadas muchas zonas del edifico central, dejando un total de 10 muertos y 25 heridos. Hasta este momento no se sabe la identidad de los cuerpos que fueron consumidos por las llamas, pero sabemos que también hay tres desaparecidos que no concuerda con la identidad de los cadáveres encontrados. Carlos Ramírez, joven de 20 años encarcelado desde hace unas semanas por asesinato. Francisco Villanueva conocido empresario que fue arrestado por ser el capo de la red de narcotráfico más grande de la ciudad de Chicago. El último desaparecido es Dominic Villanueva, hijo de Francisco, quien también fue arrestado junto a su padre por su participación en los trabajos ilícitos de su organizacion. Se sospecha que el incendio haya sido utilizado como foco de distracción para una posible fuga. Si ve a estos hombres llame de inmediato al número que aparece en pantalla. Estaremos de regreso para seguir informando.

—Angie— siento mi voz a lo lejos- Angeline.

Despego la mirada de la televisión donde estaban pasando los comerciales para dirigirla a Manu, quien me miraba con preocupación.

—Esto no es cierto— susurro— dime que esto no esta pasando— no puedo evitar que mi voz refleje toda la preocupación que me estaba ahogando.

Esperaba que en algún momento despertara y que todo esto haya sido una pesadilla que contrarrestara la felicidad de mi noche anterior.

—Angie calmate.

—¡Y una mierda!— salto de la cama importándome un comino estar completamente desnuda y alcanzo mi celular que estaba tirado en el suelo.

Marco inmediatamente al teléfono de Jhon pero llega el quinto tono y seguía sin responder

—¡JODER!— grito con desesperación y llamo al resto de los chicos sin recibir respuesta— esto no me gusta nada.

—¡Diablos!— vi la preocupación en sus ojos cuando me imitó y saco su celular para empezar una serie de llamadas. Yo me vestía a la velocidad de la luz mientras escuchaba como su voz iba subiendo de tono.

—Los mataré a todos y venderé a sus hijos de como eso sea una broma. Partida de malparidos. Imbéciles. Juro por el infierno que me las van a pagar. Intenten desaparecer porque cuando llegue me haré un collar con sus órganos— gritó y colgó.

Yo no necesitaba que dijera nada, ya en mi cabeza estaba toda la película de lo que había pasado.

—Juro por Cristo que lloverá plomo sobre ese infeliz— la rabia goteaba de cada palabra que salía de su boca y solo resaba interiormente que lo que sospechaba no fuera cierto— nos iremos inmediatamente y puedes estar segura que de como le haya pasado algo a la parcerita haré que el infierno tiemble.

Nunca fui de rezar, creo que nunca había rezado en mi vida, pero se había colado algo en mi pecho que me obligó a hacerlo durante las horas que duró el vuelo de regreso. Seguí intentando ponerme en contacto en mi casa pero fue imposible. Los chicos de Manu fueron quienes se comunicaron con él diciendole que mi casa había sido un verdadero campo de batalla. Habían sobrevivido muy pocos y estaban gravemente heridos en el hospital.

—¿Y mi niña?

Mi corazón dejo de palpitar cuando Manu hizo esa pregunta al teléfono. No escuché la repuesta, pero vi cuando cerró los ojos con dolor y maldijo a todo lo que existía. Si creí que mi alma había sufrido cuando supe lo de Lucca o cuando entregué a Dom, eso no era ni malditamente comparable a lo que sentí en ese jodido momento.

—Dame tu arma— Manu no titubeó ni un segundo en dármela en cuanto detuvo el auto frente a los portones de la mansión— te dije maldito hijo de puta que entregaba en tus manos a mi vida entera y que me responderías con la tuya si algo le pasaba. Dime Jhon ¿donde mierda estabas cuando se llevaron a Audrey? Mirame a los ojos y reza para que te mate rápido porque de lo contrario me suplicaras que tenga piedad después de lo que planeo hacerte.

Habíamos llegado en poco tiempo a Colombia donde un séquito de hombres nos esperaban al aterrizar. Fuimos directamente a mi casa y al llegar descubrí con horros que habían matado a casi todos mis hombres y de mi casa solo quedaba algunos muros en pie ya que la habían explotado y ni los muros exteriores se habían salvado.

Era como si la preciosa casa que había dejado atrás hacía solo unas pocas horas hubiera sido objetivo de una bomba nuclear.

Concentrada en volarle la cabeza de como no me diera una respuesta rápido me tomé la libertad de mira con detenimiento al disque hombre de confianza y seguridad de mi hija. Estaba vivo, con un feo golpe en la cabeza de donde no para de sangrar eso si, pero vivo después de todo y me lo pagaría, como el infierno que lo haría.

—Señora yo...—tartamudea un poco tratando de buscar las palabras—máteme, le fallé a usted y a mi señorita, no merezco vivir— baja la cabeza al aceptar su destino.

—Dame un maldito motivo por que te dejaría vivir. Dame solo uno, Jhon, para no vaciar mi arma sobre ti ahora mismo—una solitaria lágrima se desliza por mis mejillas pero me obligó a no derramar una más.

—Tenemos un rehén y esta consiente— grita otro hombre desde el otro lateral del patio.

Manu llegó a él antes que yo. Estaba igual de rabioso y dolido que yo, y sabía que en ese estado eramos como un tanque de dinamita cerca de una pequeña llama.

Eramos un puto desastre a punto de desatarse.

—No me hagan daño. Yo solo seguí ordenes por favor, no me lastimen.

Gritaba un pobre muchacho que no tendría mas de 20 años y miraba asustado a todas direcciones ya que lo tenían rodeado y con más armas sobre su cabeza que un maldito escuadrón profesional.

—Vos, maldita zorra. Vendrás conmigo y será mejor para vos que empieces a cantar antes de que mi locura llegue a un nivel que no querrás conocer.

Manu lo había tomado del pelo mientras el chico seguía de rodillas, este solo lo miraba como si descargarle toda su arma en la cabeza fuera su deseo mas profundo, pero sabía que ese chico era nuestra única fuente de información y no lo podíamos perder antes de hablar.

—Llévenlo al almacén— grite con firmeza— ¡¡YAAAA!!

El almacén era como le llamábamos a ese lugar donde ocurría lo que en solo pesadillas podías imaginar. Mi maldita casa de juegos particular y estaba anciosa por probar con ese maldito infeliz mis juguetes nuevos hasta que me dijera todo lo que necesitaba saber.

Entre allí con Manu a mi lado, cual de los dos estaba peor. Yo con un dolor que en mi vida creí experimentar.

Mi niña, mi reina. La luz de mi vida no estaba conmigo, ese hijo de su puta me las iba a pagar asi fuera lo último que hiciera en esta vida. Eso no se iba a quedar así. Me obligué a poner mente fría porque si me dejaba llevar por mis impulsos en este momento me cargaba a todos los que estaban allí sin siquiera pensar.

Los chicos ya habían hecho su trabajo y tenían al prisionero sentado en la silla del centro y mi mesa de herramientas bien dispuesta para mi.

—Esto es muy simple. Responde a mis preguntas y no juegues con mi inteligencia. Quizás asi te deje vivir— el muchacho me miró con terror en sus ojos al ver como me ponía mis guantes de trabajo y escogía la primera herramienta de tortura que vi. Hoy no estaba para dilataciones, necesitaba que la sangre de esos que habían apresado a mi nena corriera y no iba a perder tiempo en juegos previos.

—¿Donde está mi hija?— era la única maldita cosa que quería saber

—No lo se— respondio con altanería, este niño estaba buscando conocer al maldito demonio en el que me había convertido.

—Responde maldito hijo de puta. Creeme que preferirás que lo haga yo y no ella, no querrás conocer lo que es le verdadero infierno en la tierra— vi que los ojos del chico se abrían mientras la mano de Manu levantaba su cabeza de los cabellos.

—Lo juro, yo no lo sé.

Aprieto mis dientes hasta casi lastimarme antes de cortarle uno de los dedos de su mano que ya habían amarrado a la silla.

—¡AHHHHHHHH!— Su grito en otro momento me habría encantado, pero ahora estaba haciendo verdaderos esfuerzos en controlarme para obtener información antes de dejarme llevar.

—Lo dire otra vez ¿Donde mierda se llevaron a mi hija?— grite perdiendo el último gramo de paciencia que me quedaba.

—Lo juro por mi vida que no lo sé. Dominic solo me saco de la prisión porque le salve la vida y le pedí trabajar para él, pero una ves que llegamos aquí todo se fue de cabeza y yo me escondí. Tenía miedo e hice lo único que sabía hacer, ocultarme. Cuando ellos se fueron con una niña . Dominic me dijo que había llegado el momento de pagarle y me dejo aquí. Sentí que me habían golpeado en la cabeza y me desmayé.  Solo recuerdo despertar y ya estaban tus hombres sobre mi. Juro que no miento debe creerme.

—¿Por qué debería hacerlo? no me has dado una sola información valiosa. Mi paciencia ya se acabó y no seguiré perdiendo tiempo contigo, así que por tu bien esfuérzate en darme la respuesta correcta— puse la pinza sobre su dedo medio y ejercí solo un poco de presión— ¿Dónde diablos ese infeliz llevo a mi hija? te aconsejo que hables antes de que me importe una mierda tus palabras y te haga cagarte encima.

—Yo no lo sé. Solo estoy aquí porque le debo mi libertad a Dominic. Lo juro.

—Respuesta incorrecta. Poco te servirá esa libertad porque perdiste la oportunidad de vivir— dije y el demonio que había en mi cortó no solo su dedo medio sino todos los dedos de su mano derecha hasta que me di cuenta que cada segundo que desperdiciaba con esa basura era un segundo más que no obtendría respuesta sobre el paradero de mi hija— maten a esta basura— me di al espalda tirando mis guantes manchados de sangre por el camino.

—¡Noo, espera!— gritó con las últimas fuerzas que le quedaban y con sus cuerdas vocales a sangre viva— recuerdo.... recuerdo algo que Dom me dijo antes de desmayarme. Un USB, me dio un USB para ti, lo dejo en mi ropa.

Volví sobre él como una posesa y le arranqué cada maldita pieza que tenía encima hasta que un metálico sonido retumbo desde el suelo a unos pocos pasos de mi. Ahí estaba la prueba de sus palabras.

Lo tome y solo tuve que girarme para saber que uno de los muchachos había traído una laptop. Y desee no haber visto lo que ahí había.

Este hijo de las re mil putas quería guerra, pues la había obtenido.

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Dom

Reía al recordar como todo había salido incluso mejor de lo que había planeado. Había sido difícil encontrar el lugar donde se escondía pero no había nada que me propusiera que no podía lograr . Y más teniendo los fieles contactos que tenía, esos mismos que no nos dieron la espalda cuando caímos en ese maldito agujero de mala muerte.

Sabía que Jota era un verdadero cabrón pero se había superado así mismo con la fuga y más con lo que nos esperaba al salir. Habíamos ido directamente al lugar que había preparado para escondernos. Solo que eso no pasaría.

Me duché y ahora si parecía una persona. Ahora si era yo en los 5 sentidos. Joder, había olvidado la sensación de sentir el agua caliente sobre mi cuerpo, purificando mi piel tatuada, limpiando hasta mi alma.

Mi padre estaba en su habitación luego de ser revisado por un especialista que se encargaría de su crítica salud pero yo no iba a desperdiciar ni un solo segundo más. Estaba en el despacho de la casa que el miedoso de Hudson había dispuesto para mi. Si, esa calaña había subido de rango y ahora no solo era diputado, se había convertido en el senador del estado de California.

No era estúpido, y cuando Jota se puso en contacto con él vio su oportunidad. Me temía y sabía por experiencia que era mejor tenerme como aliado que como enemigo así que aceptó colaborar visto que sus negocios no estaba hiendo nada bien y yo le daría ese impulso que él necesitaba.

—Dime que tenemos— le digo a Jota mientras tomo asiento en la silla tras e escritorio.

—Cartagena, Colombia es su refugio. La sociedad que crearon sigue en pie y ella sigue siendo la líder. Pero no solo son ellos, hay un nuevo integrante. Un ex coronel de la milicia colombiana y candidato a la presidencia, Enmanuel Guzmán. Es un tipo tosto y por la información que tengo es bastante cercano a tus chicas, sobre todo de Angeline— un sudor frio recorrió toda mi columna junto a la rabia que iba creciendo con una furia alarmante al ir comprobando cada cosa que había dicho. Hojeaba las páginas que estaban en la carpeta que había preparado para mi con toda la información que necesitaba— y para Audrey es como su padre— fue el colmo

—Eso no lo voy a permitir— grite como un maldito psicópata.

—Calmate viejo, aún falta más. Me acaban de informar que está junto al colombiano en el territorio del mexicano, están distribuyendo una nueva droga y si mi fuente no mintió, y no lo creo, esta droga revolucionará el mundo entero.

—Prepara a todos los hombres que tenemos. No desaprovecharé esta oportunidad por nada— asiente y sale como un rayo.

Listo eso doy rienda suelta a ese plan que estuve preparando desde el momento en que acepte que saldría para vengarme. Busco una webcam y la enciendo. Me coloco justo en frente tardándome en el proceso, me iba imaginando cual sería la cara y el estado en el que iba a estar Angie cuando este video llegara a sus manos y aprovecharía para tocarle más los ovarios.

—Hola nena— sentí delicioso escuchar esas palabras deslizarse fuera de mi boca y más con ese tono de provocación que siempre usaba con ella sabiendo que eso lo afectaría— si estas viendo este video es porque mi plan salió tal como lo planeé. Espero que hayas disfrutado de estos años con Audrey, mi hija, porque esta habrá sido lo último que sabrás de ella. Recuperaré ese tiempo que perdí por tu culpa y créeme que pagarte con la misma moneda es solo el comienzo de lo que tengo preparado para ti, muñeca. Te quitare una a una de las cosas que has construido en estos años. Te volveré tan jodidamente loca que cometerás un error y ahí estaré para terminar de cobrarte todo lo que me has hecho. Me volveré tu jodida sombra. Y espero que me hallas extrañado nena, porque estoy aquí y voy por ti.

Termino con una sonrisa del todo malévola antes de apagar la cámara.

—Escúchenme todos— hablé firme ante el maldito batallón que Jota había preparado para mi— si están aquí es porque son los mejores hombres en este trabajo, estamos por declarar una guerra y esta noche será la primera de muchos encuentros. No quiero piedad, no habrá perdón. Disparen a matar. El grupo B se irá con Peter a México, su misión es robar hasta el último gramo de droga que este despachando el mexicano. Peter les contará el plan en el camino. El grupo A vendrá conmigo a Colombia, su misión, atacar una puta fortaleza y sacar a mi hija de allí. No quiero sobrevivientes en esa maldita casa y lleven todos sus juguetes, los utilizaremos muy bien.

Las acciones se harían esa misma noche y al mismo tiempo. El reloj estaba contando contra mi y la noticia de la fuga estaría en unas horas por todos los canales de televisión y radio. No podía perder el factor sorpresa, y que Angeline se encontrara en México era un verdadero regalo que iba aprovechar.

Esas horas de viaje fueron una verdadera tortura psicológica pero me obligué a seguir frió. Esa era la única manera de que todo saliera a la perfección.

Llegamos a una enorme mansión en la costa, demasiado cerca de un acantilado. La posición era tan jodida que solo podía ser penetrada o escalando el interminable risco desde una lancha o desde el aire. Entrar por tierra sería una carta de suicidio y para el momento que lográramos entrar, si es que lo hacíamos ya habrían sacado a Audrey de allí.

Así que como la discreción no es lo mío, entramos como los malditos mercenarios que eramos.

El primer detonador explota y un segundo después estábamos recibiendo y dando disparos mientras poco a poco íbamos ganando terreno. El jodido jardín trasero era enorme y lo bastante lejano de la casa como para tener que correr a campo abierto sin tener como cubrirte de los hombres de seguridad. Algunos caen junto a mi pero yo no me detengo. Vine con un objetivo y no pienso irme de aquí sin conseguirlo.

Mis pies apenas habían dado unos pasos y ya había una guardia de veinte hombres disparando a matar. No había tiempo para pensar. No habíao tiempo para dudar. Era disparar o morir.

Mis hombres se posicionan de tal forma en la que quedaba cubierto mientras avanzábamos demasiado lento para mi gusto.

Salen más hombres de la casa mientras otros disparan desde la segunda planta. Para ellos ya tenía reservado un buen destino. Los cuatro francotiradores que tenía en dos helicóptero se encargan de barrer mi camino así logro entrar junto a Jota, espalda contra espalda, disparando a todo ser viviente que se atravesara. No pienso, desconecto mis neuronas y dejo mi cuerpo y mi instinto actúen como una perfecta arma de matar.

Apenas logro llegar al primer escalón de la escalera y veo que un sin fin de hombres armados viene hacía nosotros, volviendo eso que una vez debió ser un precioso salón, en un maldito campo de guerra.

—Mierda ¿de donde salen tantos?

Carlos a mi lado estaba oculto tras una de las paredes mientras salía de vez en cuando y disparaba sin darle a ninguno de los objetivos.

—Niño tu misión es otra.

Lo tomo de la nunca para acercar su cara a la mía y tratando de desperdiciar la menor cantidad de segundos posible con esta escoria.

—Llegó mi momento de pagarte lo que hiciste por mi. Tu te quedarás aqui y le entregaras este dispositivo a la mujer que sin duda te cortará los huevos cuando te vea. Nos vemos en la próxima vida, hijo— con un golpe certero en la nuca pierde el conocimiento y cae desplomado al piso. Sin tiempo que perder le pongo el USB que desatará el infierno en la tierra.

Ordeno a uno de mis hombres que lo saqué de la casa y lo ponga en algún lugar seguro para que logre dar mi mensaje.

Los disparos no bajaban la intensidad, por cada hombre que lográbamos matar aparecían dos a cubir su lugar. Era como la peor versión del cuento sin fin.

—Dom a mi cuenta, sube esas putas escaleras sin mirar atrás. Yo te cubriré y procura regresar antes de que estos hijos de puta logren matarme.

Jota sale detrás del muro justo antes de tirar una granada de pequeño alcance a nuestros enemigos que se estaban acercando peligrosamente. Me da la señal de salida para después salir cagando leches cual desquiciado con un arma en cada mano derribando hasta Dios si se le ponía delante.

Sigo su plan y subo las escaleras en tiempo record.

Sin duda Angeline no había perdido el buen gusto cuando de decoración se trataba. La casa tenía un estilo moderno pero a la vez clásico. Diferentes pinturas colgaban de las paredes de los corredores tanto adornos como jarrones daban la sensación de estar atravesando una casa de una importante figura política.

No me distraigo en la belleza del lugar porque al doblar el pasillo central encuentro una batalla a fuego desde la planta baja que ascendía peligrosamente por las escaleras hacía las habitaciones, y por ende hacía donde yo estaba.

—Dominic mueve tu peludo culo de una vez y sal. Estan llegando refuerzos y no pienso morir aquí— la voz de Jota me llega clara a través de intercomunicador— ala sur desierta. No se por cuanto tiempo porque estos se reproducen como ratas.

Corro abriendo una a una las puertas de las habitaciones. El tiempo me estaba respirando en la nuca y no podía caer en la desesperación.

—Joder ya llegaron. Sal ya.

Los disparos se intensifican y una explosión que hace retumbar la casa me pone unos segundos con la guardia baja.

—Debo salir de aqui. Joder muévete— me obligo a ponerme en pie.

Espabilo aun con ese insistente sumbido en los oídos. Quedaban las 3 puertas del fondo. Abro la que estaba a mi derecha y un tenue color rosa invade toda mi visión. Habían juguetes esparcidos en un rincón. Al otro lado junto al ventanal una mesa de estudio repleta de dibujos, de los cuales algunos estaban colgados sobre la pared. Y justo en medio de la enorme habitación de la pantera rosa había una cama de un tamaño bastante exagerado para una niña. Sobre esta había un pequeño bultito cubierto hasta los hombros.

Me acerco con sigilo a la cama, embobado con la visión de esa pequeña durmiendo como la princesa de un jodido cuento de hadas. Sé que lo último que tengo es tiempo para esto, pero me regalo unos preciosos segundos en ver como esa melena castaña se desparrama sobre su cara y su almohada. Como su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración. Como su manita mantenía sujeta su cobija justo debajo de su mentón. Y sus rasgos eran como ver a mi Angeline en versión infantil.

Alargo la mano para acariciar esa carita que con solo saber de su existencia puso mi mundo patas arriba, pero justo antes de llegar a rozar siquiera uno de sus cabellos, sus ojos se abren y mi mano se tuerce en un ángulo lo bastante doloroso como para hacerme maldecir.

La fierecilla ninja sale de la cama sin soltar mi mano y me da un golpe perfecto en la nariz. No sé si fue la sorpresa que me desestabilizo o fue el dolor creciente proveniente del objetivo del golpe, pero caí de culo al suelo.

Ella no perdió tiempo y calló sobre mi sosteniéndome y golpeándome con una habilidad que no debería de tener alguien tan pequeño.

—Pero ¿qué cojones haces? No tenemos tiempo para el reencuentro padre e hija, arrastra a esa piojosa fuera o nuestros tres culos arderán aquí y ahora. La bomba explotará en 60 segundos.

Jota habla desde la puerta con la voz agitada y yo sabía que tenía toda la razón. Pero no sabía como quitarme a la pantera rosa de encima que al momento parecía poseída por un demonio de ocho brazos porque la sentía dándome golpes certeros por todos lados.

—Basta— Jota se pone tras de ella y lo veo ponerle un pañuelo en la cara. En cuestión de segundo sus golpes dejan de ser coordinados y pierde el sentido cayendo sobre mi.

—Te recordaré como una niña de seis años te pateó el culo hasta el día de mi muerte— suelta una carcajada que retumbó en el pasillo mientras corríamos escalera arriba. Yo con Audrey en brazos y él dando disparos precisos a todo aquello que se moviera en su radar.

Llegamos a la azotea y según mis cálculos teníamos 15 segundos antes de que todo se fuera a la mierda. Veo la cuerda moverse con el rugir del viento y corro hacía ella como si mi vida dependiera de ello. Literalmente así era.

Salto hacía ella y me cuelgo de un brazo mientras sostenía a una pequeña demonio dormida en el otro. Apenas había tocado la soga cuando la honda de la explosión llego hasta nosotros. Cubrí a Audrey lo mejor que pude con mi cuerpo mientras el helicóptero se alejaba y los chicos nos subían.

Una vez dentro y controlando que ella estuviera bien, miré al resto que estaba en muy mal estado y los que faltaban no era necesario ser adivinos para saber cual había sido su destino. Ni siquiera éramos la mitad de los que habíamos ido, pero al menos no había sido en vano.

Miro una vez mas al cuerpecito que yacía sobre mi regazo y le quito el cabello de la cara.

—Ahora si, mi pantera rosa. Nadie nos volverá a separar— beso su cabecita antes de acomodarla mejor sobre mi para que siguiera en ese dulce país de los sueños.

Holiii!!
Bueno después de tanto tiempo tienen dos capítulos. ¿Qué tal?

¿Resuelto el misterio de por qué les digo mis fieras rosa? Menudo reencuentro padre e hija jajaja.

Habrá actualización pronto.
Nos leemos😘

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