Era un día esplendido o eso parecía al mirar por la ventana de cuarto piso donde vivía Dominic. El sol estaba radiante, como siempre en Crownless, el cielo despejado, el calor apenas sintiéndose al ser la primavera la estación recién llegada, y Dominic tenía la energía cargada al mil por ciento. Tenía que ser un día esplendido. Tenía que serlo.

Para ello Dominic había puesto su despertador a las cinco y cuarenta de la mañana para darse una ducha matutina, desayunar algo con pocas calorías y dirigirse a su pequeño estudio improvisado a ensayar el tercer acto de приди ко мне (Pridi ko mne) el ballet escondido Piotr Ilich Chaikovski. Según las noticias de Joe este sería el acto que todos tendrían que presentar ante el comité del teatro para obtener una oportunidad de pertenecer a la temporada de primavera. Esto no le importaba a Dominic, sabía que era el mejor bailarín que DanceGoulish poseía; sin embargo, quería estar listo para impresionar a todos, en especial a Minerva, la nueva preferida de Toumas, y debido a que los protagonistas debían ser hombre y mujer era casi una sentencia que Minerva interpretaría a Sabine.

Yo puedo, pensaba Dominic al dar el último movimiento de la coreografía.

Una vez terminado su ensayo tomo su maleta de siempre, cambio sus licras por unas nuevas y salió rumbo al teatro.

El camino era un tanto largo como para ir a pie, por lo que sin dudarlo tomo un taxi, así podría ganar un poco de tiempo, y, si tenía suerte sería el primero en audicionar.

—Es un gran día en nuestro amado Crownless ¿No lo cree? —pregunto el taxista viendo desde el retrovisor los ojos negros de Dominic.

—Lo es.

—Así que va al teatro... ¿es actor?

—No. Soy bailarín— Respondió fríamente—, lo que ocurre es que la compañía a un no consigue un lugar propio; y como el teatro es muy poco activo se ven obligados a compartir con nosotros.

—Hace diez años querían cerrar ese teatro ¿Sabia? —Pregunto el taxista—. Fue algo trágico en nuestro amado Crownless, siempre tan problemático y misterioso.

—Llevo apenas dos años en este lugar, señor.

Dominic quito la mirada de aquel taxista tan parlanchín y la dirigió a la ventana. El hombre seguía hablando, ahora era de algo acerca de sus años en el instituto de Crownless y sus aventuras, cosa que Dominic ignoro. Aquel hombre con sus historias del pasado le hicieron a Dominic tener un pensamiento que normalmente le asaltaba cada mañana: ¿Cuánto tiempo realmente llevaba en Crownless? Dos años, sí, pero... ¿Por qué no recordaba mas allá de esos dos años? ¿Por qué su pasado era una neblina? Cada que intentaba mirar atrás su mente le dolía de una forma espantosa. Y ahora con las fatigas y los mareos persistentes pensar en ello era inútil e innecesario. Debía de concentrarse en el ballet y en el protagónico.

Eso era lo único que le debía de importar.

—... ¿Joven? — pregunto el taxista.

— ¿Sí? — contesto Dominic asustado.

—Hemos llegado. ¿Se encuentra bien?

—Lo lamento— metió las manos en sus bolsillos y estiro el dinero hacia el taxista—. Me encuentro perfectamente.

Bajo del taxi con sus pensamientos taladrando lentamente.

Todo está bien, Dominic. Siempre lo ha estado, pensó mientras tomaba una bocanada de aire fresco, sin sentirse del todo seguro.

—Bien, entremos a enseñarles cómo se hace.

Camino decidido rumbo a la puerta del teatro y entro.