🌹18. No hay una respuesta correcta🌹
Inquieta pero exhausta, Min Ji se obligó a pararse de la cama, en donde la dama Choi la había metido apenas llegar a su habitación.
Ella sabía que dejar a Jun Pyo solo y con sus padres no era una buena idea, más por el hecho de que ellos no actuarían igual que lo hicieron los padres de Jandi en el k-drama. No habría un cálida bienvenida, ni un cariño genuino de familia o tratos bondadosos, al menos no si llegaban a descubrir que esa no era la primera vez que pasaban la noche juntos.
Min Ji sabía lo torpe que sería Jun Pyo para explicar la situación y aunque no haya pasado nada, probablemente sus padres lo malinterpretarían. Así que se decidió a impedir que él se encargara y puso manos a la obra. Primero se dirigió rápidamente a la ducha para tomar un baño rápido y cambiar su ropa, al mismo tiempo que esperaba, que refrescar su rostro con un poco de agua fría, la ayudara a encontrar una salida a los problemas, en los que pronto estaría metida de lleno.
Mientras tanto, en la sala de la mansión de la familia Oh, se encontraba Jun Pyo frente a los padres de Min Ji. Sentados en medio del sofá de dos piezas a juego que estaba separado por una mesa alargada en medio de la estancia. Un ayudante de la mansión sirvió tres tazas de té y dejó un jarrón de flores junto a la bandeja decorada finamente por gardenias, las flores favoritas de la madre de Min Ji.
El vapor de las tazas que reposaban en la mesa iban desvaneciéndose con los minutos que pasaban viéndose fijamente, pero sin decir una palabra. Dos minutos parecían una eternidad, pero para Jun Pyo no era suficiente tiempo para ordenar sus pensamientos y saber exactamente que decir, para apaciguar la furia que pareció ocasionar en la familia Oh. Todo por culpa del accidente que provocó que él y Min Ji se quedaran encerrados en la torre Namsan durante su primera cita.
—¿Y bien?, ¿no tenía algo que decirnos, joven de la familia Gu? —preguntó el padre de Min Ji agachándose sobre su hombro para obtener su taza de té, mientras le dirigía una mirada expectante e intimidante, al ahora novio de su única hija.
—Así es, estoy aquí para darles una explicación. —La mente de Jun Pyo se quedó en blanco después de decir eso, sentía tanta presión provenir de la mirada de esos adultos como lo había sentido de su madre.
—Sigo esperando por esa explicación —exigió Ha Joon, el padre de Min Ji, dejando su taza reposar en la mesa nuevamente, haciendo el ademán de estar escuchándolo atentamente.
Jun Pyo volvió la vista hacia el jarrón y luego suspiró levemente aliviado. Recordó quién era y la razón por la que no podía quedarse callado para arreglar el malentendido que había entre los padres de la chica que amaba y él.
—Bien, primero Min Ji y yo, hemos decido salir oficial. No tienen que preocuparse por nada, ya que yo estaré a su lado les garantizo que no habrá nada, ni nadie que pueda lastimarla. Después de todo soy Jun Pyo Gu, deben saber que fue una suerte...
—¡Alto! —le interrumpió.
Ha Joon se llevó una mano a su sien para darse un masaje, viéndose cansado. No era difícil notar lo disgustado que estaba.
—Sabía que los niños como tú eran engreídos, pero al menos pensé que mostrarías algo de humildad al presentarte.
—Yo solo digo lo que es cierto. Su hija y yo somos novios, eso no cambiará —respondió Jun Pyo con la confianza recuperada y un sopló de valentía que recién había descubierto.
Ji Hyun sonrió, la madre de Min Ji, había recordado una escena parecida en el pasado y estaba disfrutando de ver los intentos del joven novio de su hija, por convencer al padre sobreprotector que era su esposo.
—¿Qué han dicho tus padres sobre esta relación? ¿Están de acuerdo con un compromiso? —lo siguió interrogando Ha Joon, sabiendo muy bien que la familia de Jun Pyo no estaba al tanto de la nueva pareja.
El padre de Min Ji solo esperaba que Jun Pyo se equivocara o decidiera mentir, delante de ambos para poder echarlo con una justificación válida. Esa era la única forma en que su hija no podría reclamarle después, el no haberlo escuchado apropiadamente.
—Planeaba informar a mi madre pronto, mi padre todavía no regresa de su viaje así que puede ser complicado —respondió Jun Pyo sin mentir.
—¿Es así? ¿Desde cuándo están saliendo? ¿No crees que debiste informar antes sobre algo tan importante? ¿Te estás tomando esta relación con la seriedad requerida?
—Cariño, estas siendo muy exigente —intervino la madre de Min Ji—. Las cosas han cambiado, en estos tiempos la opinión de la familia ya no es tan valorada, lo más importante son los sentimientos de los jóvenes, ¿no es así? —ella sonrió hacía Jun Pyo a modo de esperar que este estuviera de acuerdo.
Jun Pyo cayó en la trampa y asintió con la cabeza, terminando con la paciencia de ambos padres.
—Es una lástima, quizá esa sea la percepción de las familias modernas, pero no de una familia tradicional como la nuestra.
—Mi esposa tiene razón ¿Qué pensabas hacer si tus padres se oponían a tu relación con nuestra hija?
—No dejaría que eso pasará, puedo tomar mis propias decisiones. Mis asuntos no tienen porque involucrar a mis padres. Yo puedo protegerla —aseguró Jun Pyo con confianza.
Verlo tan seguro de si mismo solo hacia que la familia Oh, pensara en él como un cachorrito adolescente muy valiente, pero imprudente, que no teme enfrentarse a una manada de leones hambrientos. A sus ojos Jun Pyo tenían un pensamiento muy ingenuo y carecía de madurez.
—Ese es el problema de los jóvenes intrépidos, creen que pueden hacerlo todo, aunque no tienen el control de nada. Dime con argumentos creíbles ¿Qué podrías hacer para protegerla?
—Estoy dispuesto a todo.
—Esa no es una respuesta con argumentos reales, intenta de nuevo. Te haré una pregunta, si respondes correctamente, no tendré problema para dejar que sigan saliendo juntos, ¿Estás de acuerdo? —condicionó Ha Joon.
Jun Pyo sabía que era una trampa como la anterior, pero si se negaba sería echado de inmediato. Respondiera o no, él ya sabía que no tenía opción, ellos querían separarlos.
Al inició Jun Pyo pensó que los que únicos que podrían oponerse a su relación serían sus propios padres, no creyó que los padres de Min Ji pudieran detestarlo tanto. Aunque era probablemente, por lo que pasó entre ellos cuando eran pequeños. Sea que lo echaran o no, de cualquier forma él no iba a dejar a Min Ji, eso ya lo había decidido desde el principio, así que aceptó.
—Puedo responder sin problemas.
—Bien, este es un caso hipotético. Si la empresa de tu familia está en peligro y necesita de tu dirección, pero debes irte a otro continente y dejar este país por siete años. No tendrías contacto alguno con las personas cercanas a ti durante ese tiempo. ¿Elegirías irte para salvar a tu empresa o elegirías quedarte por mi hija?
—Elijo quedarme por ella —respondió Jun Pyo sin dudar.
—No es la respuesta correcta, eso solo demuestra tu egoísmo. ¿Qué piensas hacer después? No solo dejarías a muchas familias sin empleo, también te arruinarías a ti mismo.
—Entonces elijo irme, pero volvería por ella —Jun Pyo corrigió su respuesta de inmediato.
—Esa tampoco es la respuesta correcta. Son siete años, ¿acaso crees que nuestra hija no podría encontrar a alguien más? Nadie esperaría tanto tiempo y menos por una persona que ni siquiera puede comunicarse por culpa de su trabajo. Simplemente la perderías, y puedo deducir por tu primera respuesta que eres impulsivo, así que puedes o no salvar a tu empresa, quizá igual la arruinarías al final. Esta segunda respuesta demuestra lo indeciso que eres. Se acabó por favor retírate.
—Esto no es justo, si elijo la empresa pierdo a Min Ji, y si elijo a Min Ji estoy siendo demasiado egoísta. ¿Cuál se supone qué es la respuesta correcta? —protestó Jun Pyo, perdiendo la calma se levantó del sofá y señaló a Ha Joon con un dedo acusándolo de no ser razonable.
—No la hay, no hasta que seas lo suficientemente maduro para pensar en ella por tu cuenta. Regresa dentro de siete años, si sigues queriendo ser el pretendiente de nuestra hija tal vez te de una oportunidad —respondió el padre invitándolo a irse.
—No, no quiero esperar. Me quedaré aquí hasta darle la respuesta que busca —replicó Jun Pyo insistiendo en quedarse.
—Hacer un berrinche o rabieta no te servirá no es una pregunta a la que puedas responder antes de tiempo. Entiende que no estás calificado para mantener una relación ni con nuestra hija, ni con nadie —agregó la madre de Min Ji esperando que Jun Pyo se diera por vencido.
—Aunque digan eso, no me rendiré.
—Como desees llamaré a alguien para que te eché, si aún quieres quedarte hazlo fuera de aquí.
—¡Basta papá! —gritó Min Ji entrando en la estancia para reunirse con Jun Pyo.
—Min Ji, entiende que no podemos permitirlo. Además no fue él, quién te golpeó de pequeña, ¿cómo podríamos permitirlo con sus antecedentes? —le recordó su madre intentado que ella cambiará de opinión.
—¿Qué yo la golpeé? Fue ella la que me golpeó con un cuaderno en repetidas ocasiones —reclamó Jun Pyo.
—Sí, perdón por eso.
—De todos modos admites que fue él quien se comportó de forma grosera contigo, ¿por qué lo elegiste a él? ¿por qué desean estar juntos?
—Es diferente ahora, pasaron muchas cosas. No pueden solo permitirlo por esta vez. No estamos tratando de casarnos, solo estamos saliendo, no es tan distinto a decir que nos estamos conociendo como amigos —explicó Min Ji a sus padres.
—Si llevarán una relación normal, ¿por qué existen dos ocasiones en las que no dormiste en casa? —su padre exigió una respuesta.
Las explicaciones de Min Ji no hubieran sido suficientes de no ser porque tenían los testimonios de los empleados en casa de Jun Pyo y el conserje de la torre Namsan que los encontró. Al final fue igual de difícil convencer a sus padres, pero ellos aceptaron su relación bajo algunas condiciones.
—Entiendo, pero no puedo permitirlo.
—Pero papá, ya te expliqué como fueron las cosas. Al menos danos una oportunidad —pidió Min Ji tratando de convencer a su padre, hizo ojos tiernos y se acercó a él colgándose de su brazo como cuando era niña.
—No puedo permitirlo, al menos no hasta hablar con la familia Gu —accedió el padre que era débil contra su hija—. Deberán organizar una reunión entre nuestras familias, para saber si ellos también están dispuestos a aceptar su relación.
—Lo prometo, me comunicaré con mi padre para pedirle que regrese lo más pronto posible —aceptó Jun Pyo rápidamente, sorprendido de que Min Ji logrará convencerlos. Decidió aceptar cualquier condición antes de que cambiaran de opinión.
—Eso espero, les daré tres meses para organizarlo. Mientras tanto estarán en una fase de prueba, no podrán salir sin antes avisar donde estarán y deben regresar antes del anochecer —indicó poniendo las condiciones exactas para las citas de su hija.
—No hay problema. Ambos son muy parecidos, definitivamente son padre e hija —comentó Jun Pyo recordando las condiciones que le impuso Min Ji, cuando era su novio en fase de prueba.
✿✿✿
—Es un alivio que no se pusieran a hacer más preguntas. Bueno, te veré mañana en la escuela —se despidió Min Ji luego de acompañar a Jun Pyo a la puerta.
—¿No te estás olvidando de algo?
—¿Olvidarme, de qué? —se preguntó confundida.
—Señorita su celular no ha parado de sonar desde que se cargo, se lo traje por si era algo importante —le interrumpió la dama Choi, entregándole el teléfono ya cargado de nuevo en sus manos.
—Gracias, acompañaré a Jun Pyo afuera y regresaré en seguida, por favor no dejes que mis padres se den cuenta si tardo un poco —pidió empujando a Jun Pyo hacia la puerta.
Mientras caminaban a la entrada Min Ji revisó y abrió por accidente uno de los mensajes de voz que le había enviado Suho. El mensaje se reprodujo aromáticamente y la pantalla se bloqueo, negándose a detener la reproducción del clic de voz.
—«¿En dónde estás? Tus padres llamaron diciendo que no estabas en casa, les dije que pasaste la tarde conmigo en mi departamento, pero cuando desperté ya te habías ido. ¿Ese bastardo de Jun Pyo Gu te hizo algo? Sabes que puedes contar conmigo, llámame cuando puedas...» —Min Ji le quitó la batería a su celular en su intento por apagarlo, pero ya era tarde. Jun Pyo había escuchado suficiente de aquel mensaje.
—¿Qué acaba de decir? ¿Estuviste con él, toda la tarde? ¿Por eso llegaste tarde a nuestra cita? —le preguntó Jun Pyo tratando de recordar exactamente todo lo que había oído en ese mensaje.
—Eso, bueno sí, pero lo estuve cuidando porque estaba enfermo —respondió ella rápidamente sin pensarlo demasiado.
—¿Enfermo? Lo entendería sí hubieras ido a verlo al hospital, pero, ¿acaso no dijo que estaban en su departamento? —Jun Pyo la acorraló con esa pregunta.
—Olvídalo, no tengo por qué explicártelo—Min Ji lo hizo a un lado molesta—. Estoy cansada, sí quieres saber, te lo contaré todo mañana —aseguró para invitarlo a irse.
—Señorita, recibimos una llamada del hospital en donde su amigo Kang Suho fue internado de gravedad —le informó una de las empleadas de su familia en un tono alarmante. La chica llegaba corriendo de la sala, en donde dejó el teléfono levantado sin colgar ¿Qué hará señorita?
—¿Qué es lo qué le pasó? —Min Ji se preocupó, corriendo a comprobar si la llamada seguía activa dejó de lado a Jun Pyo.
—No lo sé, solo dijeron que era grave y que el joven no dejaba de decir su nombre y llamarla. ¿Debo avisar a alguien más? ¿Ira a verlo?
—Primero informa a mis padres, no, primero a su abuelo el señor Choi y la dama Choi. Iré a prepararme, pide un taxi o lo que sea, rápido —ordenó ella subiendo de nuevo a su habitación por un abrigo.
Min Ji se había olvidado por completo de la presencia de Jun Pyo al recibir aquella llamada. No fue hasta él la tomó de la mano impidiendo que volviera a subir las escaleras a su habitación, que recordó que él aún estaba ahí.
Aunque ella se sentía un poco culpable por haberlo dejado esperando a la intemperie en un día nevado, no era suficiente para que aguantará el temperamento de Jun Pyo o sus insinuaciones para ponerla nerviosa. Min Ji, sí había ido por él y lo cuidó también, al final había hecho lo mismo que por Suho y no le debía nada. Era Jun Pyo, quien debía confiar en ella,
—Iré a verlo quieras o no, así que no se te ocurra interferir —le advirtió jalando su mano en un intento por liberarse de él.
—Te acompañaré, déjame ir contigo —le pidió Jun Pyo negándose a soltarla—. Además tengo un auto afuera, ¿no crees que será más rápido? —añadió.
—Iré por un abrigo, espérame afuera —le indicó Min Ji sorprendida de que Jun Pyo se ofreciera a llevarla, pero sin fiarse de sus intenciones por completo.
Continuará...
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