Capítulo 2
Jennie se encontraba sentada a un metro de la jaula, esperaba aburrida a que Lisa se durmiera para poder tomar la vara, pero la loba seguía despierta lamiendo las heridas de su brazo, había recibido muchos golpes cuando cayó del inmenso árbol por el disparo que pasó por su oreja.
-Que asco -pronunció Jennie- con razón apestan si solo se limpian así.
-Tonta -respondió Lisa sin verla, ahora rascaba en medio de sus dedos con sus dientes.
-¿Cómo me llamaste? -Jennie preguntó con enfado. Se puso de pie de inmediato, tomando su látigo de la cintura- ¡Tienes que tener cuidado con lo que dices ahora! ¡Yo soy tu dueña y merezco respeto!
Lisa dejó de rascarse, viéndola sin expresión alguna. Inclinó la cabeza a un lado, como si no supiera de lo que está hablando.
-No finjas no entender -Jennie se iba acercando- son tontos, pero no cadecen de razonamiento. Mírame bien, lobita; porque ahora estás bajo mi mando, tú me perteneces. ¿Está claro? Desde ahora solo eres una simple sirvienta para mí, no tienes derecho ni siquiera a la comida si yo no te la doy.
Lisa lamió su dedo sin dejar de verla, solo sonriendo divertida. A Jennie le estaba irritando aquella sonrisa.
-Mamá...-Dahyun se asomó tras la puerta.
-¡Que no soy su madre! -Jennie giró con molestia, Dahyun bajó la mirada, apenada- ¿Qué es lo que quieres?
Lisa vió la capa de la castaña, el viento la empujaba cerca de la jaula.
-Debe dormir...-respondió Dahyun.
—Me quedaré aquí esta noche -Lisa iba acercando su mano lentamente a la capa- ustedes vayan a dormir, mañana tienen que seguir trabajando -mandó seriamente.
-Está bien...-Dahyun se retiraba con la miraba baja.
Jennie iba a girar, cuando fue jalada con fuerza de su capa. Su cuerpo fue arrastrado hasta que su espalda golpeó con fuerza la jaula. Jennie estaba asustada, pero sintió ser libre y se arrastró con pánico lejos de la jaula, pero nuevamente fue jalada de su capa.
Era un divertido juego de la loba, dejar que se aleje un poco y luego pegarla de un jalón a los barrotes. Jennie intentó nuevamente huir y esta vez el golpe fue más fuerte, haciendo que curve la espalda del dolor, podía escuchar la risa de la loba fuertemente.
Jennie gruñó de la rabia, tomando una decisión muy peligrosa. El puño en la cara hizo que Lisa borre su sonrisa, dejando todo el granero en silencio. Para la decepción de la loba, Jennie había logrado soltar su capa y se alejó de ella antes de que pudiera atraparla de sus pies.
-¡¿Cómo te atreves?! -Jennie se levantó entre quejidos- ¡¿Qué parte de que me debes respeto no entiendes?! -sujetó su látigo- ¡Soy tu ama!
-Tonta -Lisa se sentó, tomó la vara y la observó, no entendía cómo funcionaba.
-¡Dame eso! -ordenó la castaña.
-No quiero -Lisa lo seguía analizando- duele -lo olfateaba.
Jennie estaba perdiendo la paciencia, tenía que idear otro plan para que recupere la vara, quizá si finge ser más amable, podría funcionar.
-Entiendo -suspiró- duele mucho -Lisa giró a ella, viéndola sin expresión- lo siento por causarte daño, pero es que tengo miedo -Lisa inclinó la cabeza, confundida- tú eres muy fuerte, yo soy muy débil, ¿Y si me haces daño? Por eso necesito esa vara -se iba acercando lentamente, Lisa analizaba cada movimiento- si prometes no hacerme daño -se inclinó con un leve temor frente a la jaula- romperé esa vara, lo prometo -estiró su mano a ella con lentitud- ¿Me das la vara? Así podemos llevarnos bien.
Lisa miraba su mano. Que no tenga algún gesto, hacía difícil identificar su estado de ánimo, pero Jennie confiaba, sabía que los lobos eran fáciles de engañar, era tontos.
Lo que Jennie no esperaba, era que la loba tomara su mano, la tumbara al suelo y encendiendo la electricidad en la vara, lo levantó en alto para picarla.
-Eso va a doler...-pronunció Jennie.
Por las ventanas del granero, solo se lograban ver cada cierto tiempo una luz iluminar todo el interior. Dahyun y Momo miraban curiosas desde su habitación en la azotea. Aparecía la luz, Jennie gritaba, se iba la luz, Jennie se callaba. Parecía que estaba soldando algo, ¿Pero qué?
-Está trabajando -pronunció Momo.
-Debemos dormir -respondió Dahyun- mamá se enojará.
***
-¡Escúchame bien, imbécil! -Jennie gritó, furiosa. Su cabello estaba alborotado y su rostro con manchas negras, aún salía humo de su ropa- ¡Dame esa maldita vara ahora!
Ya entendía porqué nadie compraba lobos adultos.
-No, es divertido -Lisa estaba recostada en el suelo, se rascaba la cabeza con la vara.
Jennie nuevamente comenzó a gritar de la rabia. Sacudía sus brazos, pataleaba, intentando contener su enojo. Lisa se sentó de inmediato, viéndola curiosa. Aquellos movimientos eran de cortejo para los hombres lobos.
Era muy curioso, normalmente quien va a dar a luz, solo espera a que su pretendiente muestre sus gruñidos, su fuerza y su rudeza para conquistarla, pero al parecer en el mundo de los humanos era al revés, las que tendrían a los hijos conquistaban.
-No acepto -pronunció Lisa, llamando la atención de Jennie.
-¿Qué? -preguntó extrañada, agitada por su rabieta.
-No acepto, me caes mal.
Jennie suspiró, ¿Entonces no le iba a dar la vara porque le cae mal?
-Ya me cansé -pronunció la castaña con seriedad- he tratado de ser buena contigo, he sido demasiada paciente -tiró su látigo al suelo- ¿Quieres recordar porqué es que ustedes siguen viviendo en sus cuevas? -llevó su mano a su espalda. Lisa retrocedía, gruñendo con molestia- vaya, sabes de lo que estoy hablando, ¿Verdad? -sostuvo en su mano la pistola- ¿Le tienes miedo a esto? -sonrió con burla, acercándose lentamente- ¿Vas a obedecer, lobita?
Jennie soltó el primer disparo, asustando a Lisa, había caído justo a un lado de ella. Lisa volvió a gruñír, sus filosos dientes crecían filosos por su enojo, sus pupilas enrojecian.
-Tira la vara a mis pies, o el segundo disparo irá directo a tu cabeza- Jennie apuntó el arma en dirección a ella- ¿Qué esperas, lobita? -Lisa bufó como toro, tomó la vara y lo lanzó a sus pies, ninguna quitaba la mirada de la otra- gracias -sonrió falsamente.
***
Entre la oscuridad del bosque, unos pasos veloces se acercaban al gran muro. Esquivó las miradas de los guardias y se escabulló entre los arbustos. Aquella figura desconocida observó un campo libre por lo alto del muro, y tomando impulso, trepó por la pared tan rápido y fácil, cayendo al otro lado.
Olfateó rápidamente, sus ojos amarillos brillaban en la oscuridad. Buscaba algo en especial, pero no lo encontraba. Unos pasos la alertaron y se escondió detrás de unos barriles. Un suave canturreo se iba acercando, tan hermoso y atrayendo, distrayendo por un momento a aquel extraño.
-¡Rosé! -oyó a lo lejos- ¡Date prisa, nos están esperando!
-¡Ya voy! -escuchó a su lado.
Al observar, era una joven campesina que se acercaba. Su cabello rosa era facil de distinguir, era delgada y parecía muy frágil.
Uno de los barriles fue abierto, la campesina sacaba el vino con un cucharón de madera, llenaba el jarrón con cuidado, sin darse cuenta de la mirada amarilla que la veía.
Su cuerpo fue embestido repentinamente, su boca fue cubierta con una fuerza que la estaba lastimando. Intentó forcejear pero la fuerza que ejercían en ella no era normal en un humano. Escuchó el gruñido como advertencia, así que se detuvo de pelear.
Aquella figura se fue acercando, dando la vista de una mujer lobo que estaba sobre ella, mirándola seriamente. Piel blanca, cabello negro, ojos amarillos y dientes filosos que relucían.
Estaba vestida como uno de los cazadores, pero tenía manchas de sangre que parecían frescas. Rosé cerró los ojos, sollozando del miedo al imaginar que aquella loba había asesinado recientemente a un humano. ¿Ella sería la siguiente?
-¿Dondé...está mi hermana? -gruñó sobre sus labios, furiosa. Rosé solo sollozaba- dime dónde la tienen -quitó su mano de su boca.
-N-no sé, solo soy una campesina.
-Me llevarás a ella -sostuvo su muñeca, acariciaba su piel con sus labios. Rosé miraba temblorosa. Volvió a cubrir su boca cuando hundió repentinamente sus dientes la muñeca de Rosé. La campesina se removió del dolor- ahora tienes mi aroma en tí, podré encontrarte si escapas -las lágrimas de Rosé caían, al igual que la sangre por su brazo- no haré daño, solo quiero salvar a mi hermana.
-Yo no sé nada...-su voz se quebró.
-Claro que lo sabes, vives aquí, debes saber dónde venden a los lobos, ¿Verdad? -Rosé asintió con temor- debes saber cómo debo vestirme, cómo debo actuar. Me ayudarás a actuar como una humana y no me acusarás, porque si lo haces, te haré lo mismo que hice con ese cazador -señaló la sangre en su vestimenta- ¿De acuerdo? -Rosé asintió- llévame a tu hogar, necesito un lugar donde pasar la noche.
-N-no vivo sola...
-¿Con quién vives?
-Con mi hermana...-respondió reprimiendo sus sollozos- ella es cazadora.
La loba se mostró pensativa, la cazadora podría encontrarla.
-Si es cazadora, estará trabajando todo el día, ¿Verdad? -Rosé temió responder, pero la loba supo identificar su expresión, ella tenía razón- llévame a tu hogar -la puso de pie con brusquedad- dormiré fuera y al amanecer me esperas en la puerta cuando tu hermana se vaya, ¿De acuerdo?
-S-sí...
Escucharon ruido y ambas disimularon, Rosé se quitaba las lágrimas y ocultaba su mano herida tras su espalda. Jisoo regresó sus ojos a la normalidad, evitando la mirada curiosa de otros cazadores que pasaron a lo lejos. No lograban verlas muy bien por la oscuridad de aquella zona, supusieron que todo estaba bien.
-Mi nombre es Jisoo -pronunció la loba, con voz severa- si preguntan y si tu hermana nos descubre, soy tu pretendiente, ¿De acuerdo?
-Sí...
-¿Cuál es tu nombre?
-Soy Rosé -levantó la mirada, dejando ver sus ojos cristalinos- ¿De verdad...me dejarás si logras encontrar a tu hermana?
-Lo haré -hizo una reverencia, manteniéndose inclina ante ella- lo prometo.
***
-Levanta tu brazo -ordenó Jennie, en una de sus manos tenía la pistola y en la otra tenía una manguera que estaba conectada al pozo. El agua salía con fuerza gracias a la bomba de agua- talla con fuerza -guiaba el chorro de agua a cada parte de su cuerpo- levanta ahora el otro y talla con la esponja -Lisa se bañaba de mal humor. Jennie le había quitado las cadenas para que se le haga más fácil- ya veremos qué hacer con ese cabello, si es necesario cortarlo, lo haré.
Una hora después, Lisa temblaba sentada en el suelo, tenía una toalla envuelta en todo su cuerpo y Jennie la estaba peinando.
Había encontrado muchos piojos, con razón no dejaba de rascarse.
-Cortaremos el resto de tu cabello -Lisa comenzó a gruñír- ¡No es para tanto! ¡Lo cortaré hasta debajo de tus hombros! -Lisa bufó, moviendo su cabeza de un lado a otro de manera salvaje- ¡Quédate quieta! -la abrazó, pero Lisa se puso de pie, cargando a Jennie a su paso- ¡No te muevas!
-¡No quiero! -corrió dentro de su jaula y agachándose, se volvió a encerrar, con Jennie dentro- ¡Vete!
-¡¿Acaso te es difícil entender que soy tu ama?! -Jennie la sujetó del cuello- ¡Obedece!
-¡No quiero!
La jaula se sacudía por la pelea en su interior. Lisa cayó boca abajo y Jennie seguía encima de ella, apretando su cuello con todas sus fuerzas. Nuevamente Lisa quedó pensativa.
¿Jennie intentaba aparearse?
-¡Me vas a obedecer! ¡¿Entiendes?! -Jennie gritó sobre su oído- ¡Te necesito para hoy mismo y no me vas a hacer perder el tiempo!
Lisa giró sobre su hombro, mirándola confundida.
-¿También tienes?
-¿Qué? -no entendía.
-Tú debes ir abajo.
-¿De qué demonios estás hablando? -Jennie estaba incrédula.
Jennie soltó un leve grito cuando Lisa giró ágilmente y logró que la castaña quedara encima de ella. Volvió a gritar cuando Lisa la sostuvo y giró con ella, ahora la loba encima y entre sus piernas.
-Se hace así, no sabes -Lisa negaba, viendo lo tonta que era la castaña.
-S-su...¡Suéltame! -Jennie quiso abofetarla, pero Lisa sostuvo su mano a tiempo.
-Pero no te acepto, me caes mal.
Jennie salió despedida de la jaula, cayendo al suelo en varias volteretas. Al segundo, la toalla le cayó en la cara.
Jennie se quitó la toalla con molestia, se puso de pie y observó a Lisa de espaldas en la jaula, estaba desnuda y volvía a lamer en medio de sus dedos. Lisa oyó un gruñido y giró sobre su hombro, nuevamente Jennie gritaba y pataleaba en una rabieta.
Para Lisa, otra vez la estaba cortejando.
-Tonta -pronunció Lisa sin dejar de verla.
Voten ❤️
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