Capítulo 1
El pueblo se había convertido mucho más fuerte desde el uso de armas, habían logrado alejar a las manadas de lobos a las alturas de las montañas, mataron a muchos y capturaron a decenas. Con el paso del tiempo, la venta de hombres lobos se fue convirtiendo en un gran negocio. Cada comerciante tenía a su cazador confiable y pagaban muy bien por los pequeños lobos, ya que eran los más comprados al ser más fáciles de domar.
Jennie Kim era una de las mejores cazadoras, a sus veintidós años, había logrado capturar a más de dos mil lobos adultos. No compartía la idea se cazar lobos pequeños; como muchos, creía que era mejor dejarlos a que crezcan y se reproduzcan. Eran simples animales para ellos.
Aparte de cazar, su trabajo principal era ser una de las proveedoras del pueblo. Vendía sus cosechas cada temporada y era un trabajo muy cansado para hacerlo sola, por eso tenía a dos exclavos trabajando para ella. Momo y Dahyun, habían sido compradas por ella desde que tomó el trabajo de su padre. Ahora tenían quince años y servían a Jennie en todo lo que pedía.
Jennie las veía excavar la tierra del campo con sus propias manos, sacaban las cosechas y los metían en costales que fácilmente podían cargar por su fuerza. Hacían su trabajo correctamente, pero ahora con la construcción de su nueva granja, no podía gastar de más en contratar trabajadores, le convenía más comprar a otro lobo y que ella sigan con la cosecha.
Unos disparos se oyeron en el interior del bosque, Jennie observó las aves volar asustadas y supo que estaban cazando, seguramente estarían trayendo nuevos lobos. Tomó su látigo, tomó su pistola, y se dirigió camino a la plaza de comercio.
El lugar era enorme, habían más de cien puestos de comida, artesanía y animales. Jennie caminaba con tranquilidad, observando los puestos en donde muchos hombres y mujeres lobo estaban encerrados. Los pequeños lobos sollozaban en silencio, asustados, pero siendo ignorados por los humanos.
Al ya estar anocheciendo, las calles se iluminaron repentinamente del nuevo invento, eran pequeños faroles que ahora daba mejor visión que solo antorchas. Los humanos aplaudieron sorprendidos y contentos de estar avanzando cada día más gracias a su inteligencia.
Los hombres lobos no podrían hacerlos, eran tontos, solo sabían gruñir y decir algunas palabras. Si les dabas alguna orden después de domarlos, podían hacerlo, pero no pensar demás, no podían llegar a la creatividad de los humanos. Ellos solo eran fuerza, por eso los usaban como exclavos.
Unos quejidos furiosos se escucharon a sus espaldas, al girar, su mirada seria se dirigió a aquella mujer loba siendo llevada a rastras entre tres hombres sujetando las cadenas de su cuello, manos y piernas. La loba forcejeaba en el suelo, llenando de tierra su cuerpo y cabello.
Jennie la observó, curiosa. Estaba consciente, era la primera vez que traían a un lobo de esa manera, siempre lo traían dormido para meterlos directo a la jaula. Pero aunque la mujer lobo esté despierta, su fuerza no parecía ser la real, parecía más débil de lo que eran comúnmente.
_¡TRANQUILA!
El grito de uno de los hombres atrajo su atención, en su mano sostenía una especie de tubo, en la punta brillaba el metal. Picó con aquel objeto a la loba y una fuerte descarga eléctrica hizo gritar a la loba. Jennie no cambió su seriedad, solo veía aquel objeto de lo cual solo había oído. Era increíble cómo debilitaba a un lobo. La loba respiraba agitada en el suelo, con ojos llorosos, pero su mirada furiosa seguía, una mirada que causó incomodidad en Jennie cuando se encontraron.
_¡AVANZA!
La loba fue arrastrada a la fuerza, el cabello lleno de lodo seco cubría casi todo su rostro, pero su mirada era notoria, seguía mirando a Jennie. La castaña negó lentamente, como advirtiendo que no se atreva a retarla con la mirada. Los ojos de la loba brillaron en rojo por un segundo, y bufó como un toro, clara muestra de que era un animal.
_Señor, Jack - Jennie se acercó con serenidad, siendo cortéz como siempre. El anciano era quien estaba dando órdenes de meter al nuevo producto en la jaula - ¿Cuánto desea por esta animal? - observó a Lisa, ella la miraba con molestia.
_Señorita, Jennie - el mayor sonrió al verla, era alguien muy conocida en el pueblo - me complace que venga a mi tienda, pero...¿En verdad desea comprar a esta loba?
_¿Tiene algún problema? - preguntó con tranquilidad.
_Bueno, verá...- el anciano tenía algo de vergüenza decirlo, los tres cazadores seguían sujetando a la loba mientras esperaban órdenes - es una loba... fenómeno - fue casi un susurro.
Jennie miró curiosa a la loba.
_¿Cómo lo sabe? - preguntó.
_Llevo mucho tiempo vendiendo hombres lobos, sé diferenciarlos. Esta loba es más salvaje, sus piernas...- señaló con una vara, siendo atrapado por lo colmillos de la loba de inmediato, asustando al mayor -...son más gruesas. Y tiene una ligera manzana en su garganta - señaló su cuello - es una fenómeno, tiene un miembro masculino.
_¿Y cuál sería el problema? - seguía mirando a la loba, ella sacudía la rama en su boca de manera salvaje.
_Falta poco para la época de celo, podría ser un peligro para usted al ser mujer. Usted es más débil, no podrá con su fuerza. Ella buscará de tomas las formas reproducirse.
_Se nota que es joven - opinó Jennie - aún no lo hará.
_Pero tampoco es una niña, le cálculo unos diecinueve, la edad ideal en donde buscan pareja. Si es su primera vez, será peor para usted - respondió el anciano - será mucho más fuerte, estará más desesperada, y si la atrapa...- la loba miraba directamente a Jennie sin dejar de morder la vara, como si fuera una simple galleta -...la matará.
Pero Jennie no estaba pensando las palabras del anciano, en su mente solo venía la idea de usarla y juntarla con alguna de las exclavas, así tendría más sirvientes.
_Me la llevo - Jennie pronunció, dejando sorprendido al mayor -...quisiera que me vendan eso también - señaló la varita que causaba una corriente eléctrica.
Los tres hombres forcejeaban con la débil loba, la metieron dentro de la jaula de gruesos barrotes y cerraron de inmediato para evitar de que escape. La habitación era pequeña y algo oscura, era la habitación del granero de Jennie. La castaña le pagó a los tres hombres por su trabajo y ellos se retiraron. Fuera de la jaula, Momo y Dahyun miraban curiosas a la sucia loba. Ellas estaban impecables, muy bien vestidas y más educadas.
Momo olfateaba, acercándose lentamente a los barrotes, era la primera vez que veía a un lobo salvaje. Ellas solo tenían contacto con otros sirvientes, jamás fueron a la plaza. Ambas se asustaron cuando la loba salvaje soltó un gran rugido y se lanzó a los barrotes, buscando atacarlas.
Jennie giró ante el ruido y suspiró con pesadez al ver a sus sirvientas intercambiar gruñidos con la sucia loba, como si fueran simples perros en medio de una pelea.
_¡Quietas! - ordenó Jennie con autoridad. Ambas menores se detuvieron de inmediato, bajaron la mirada y reprimían su enojo con esa loba que no dejaba de buscar pelea - ¿Qué les había dicho? - Jennie se acercaba con tranquilidad - son mis sirvientas, su comportamiento debe ser digno - se detuvo frente a la jaula, la loba no dejaba de intentar salir, aún tenía las cadenas - ¿Qué nombre te pondré a tí?
_¡No quiero!
Jennie escuchó su respuesta cuando la loba quedó frente a ella igualmente. No eran mucho de hablar, ya que ellos se comunicaban entre gruñidos, pero sí lograban entender a los humanos, y claramente no quería un nombre.
_¿No quieres que te ponga un nombre? - preguntó Jennie con tranquilidad, pero solo recibió un bufido de su parte - me imagino que ya tendrás un nombre, ya eres adulta, debes tenerlo y recordarlo. ¿Cuál es tu nombre? - no respondió, la retaba con la mirada - voy a volver a preguntar - sacó la vara eléctrica de su cintura, la loba miró aquel objeto con molestia - ¿Cuál es tu nombre?
Al no responder, presionó la vara en uno de los barrotes y la descarga eléctrica llegó a toda la jaula. La loba cayó al suelo en un grito, retorciéndose del dolor. Jennie no quitaba su dedo del botón, solo la miraba sufrir. Al quitar la vara, el humo en los barrotes era clara, había sido un castigo muy fuerte.
Jennie se inclinó frente a la loba, veía su cuerpo poco cubierto, mostrando su sucia y lastimada piel llena de cicatrices. La ropa que usaba solo cubría sus parte íntima y sus pechos, parecían ser piel de un cerdo salvaje. Observó su pecho, levantándose rápidamente por su respiración agitada. Observó su rostro, notando con cierto respeto que aún así, su mirada desafiante seguía en ella.
_¿Cuál es tu nombre? - volvió a preguntar.
Nuevamente silencio.
Jennie respiró profundamente, tomó la vara con firmeza de nuevo, pero al querer presionarlo contra la barra, la mano rápida de la loba la sostuvo con fuerza y la jaló a su interior. La maniobra hizo que Jennie cayera hacia adelante, quedando cara a cara con la loba en medio de los barrotes.
Jennie se mantuvo quieta al sentirse sujetada de su ropa, del pecho, temía moverse y recibir la furia de la loba, podía matarla fácilmente en ese instante, pero a cambio, la loba la miraba con seriedad. Olfateaba de manera lenta su mejilla, sus labios, poniendo nerviosa a Jennie, podría arrancar su rostro de una sola mordida por su fuerza y colmillos.
Momo y Dahyun se mantenían quietas, sabían que si intentaban ayudarla, aquella loba salvaje podría reaccionar de manera violenta.
Jennie tragó saliva cuando la loba rozaba su nariz con la de ella, como si estuviera pegando su aroma a su piel. Jennie cerró los ojos al sentir su cabello de lodo seco en la cara, aquella loba olía realmente mal, a carne podrida. No era de sorprenderse, así olían sus sirvientas cuando las compró, era por su alimentación y falta de aseo.
La loba aspiró el aroma cerca de su cuello, subió su nariz por su mejilla, quedando rastros de suciedad en ella. Volvieron a quedar cara a cara, la loba se lamió los labios, aquella humana olía exquisito, demasiado.
Jennie abrió los ojos al sentir ser lamida lentamente en su mejilla, sí que era un olor nauseabundo. Apretaba los labios para evitar que la lengua de esa loba toque su boca, le estaba lamiendo toda la cara. ¿Qué demonios estaba haciendo?
La loba seguía probando de ella, como si fuera un dulce caramelo. Jennie aprovechó de su distracción y fue sosteniendo la vara que estaba dentro de la jaula, al intentar llevarlo, se dió cuenta que la loba lo seguía sosteniendo.
_Lisa...- susurró la loba frente a ella, captando la atención de Jennie - Lisa...
Jennie comprendió, evitando verse nerviosa, sentía su nariz rozar con la suya.
_Ese es tu nombre...- respondió con voz suave.
_Sabes muy bien...- volvía a lamer su mejilla.
Jennie tenía que tomar un baño después de eso.
_Sueltame...- pidió Jennie en casi un susurro.
_¿Soltar...? - preguntó Lisa, Jennie asintió - está bien...
De manera repentina, Lisa se levantó con rapidez, levantando consigo a Jennie, y la lanzó con brutal fuerza lejos de ella. El cuerpo de Jennie se estrello con la pared de madera y cayó en volteretas sobre los costales de hierba para sus animale.
Momo y Dahyun miraban sorprendidas, había un gran hueco en la pared.
Jennie se levantó entre quejidos, adolorida. Miró con furia a la loba, ella estaba sentada en posición de rana, chupando sus dedos que aún mantenían el aroma de Jennie.
La vara seguía dentro de la jaula y eso hizo gruñir ahora a Jennie, golpeando los costales en una rabieta. Lisa se sorprendió, ¿Acaso estaba gruñendo? Eso no era posible. Pero Jennie gritó como si estuviera enloquecida. Lisa bufó con molestia, eso solo significaba una cosa, aquella castaña la estaba cortejando, pero ella no aceptaría su pedido, primero la mataría antes de reproducirse con ella, esa mujer no le agradaba.
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