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YohaMaru

Mi ojo izquierdo ardía como fuego al derramar sangré y lágrimas de dolor, mis piernas siquiera podían mantenerme estable. Mis alas, o mejor dicho, mi ala dolía terriblemente, pesaba y no lograba moverla; me seguía desangrando, para mi divina suerte no solo mi ojo y los notables cortes en mis extremidades seguían abiertas sino que también perdía sangre por el omóplato de donde había sido cruelmente arrancada mi ala faltante.

Poseía una visión que era cada vez más borrosa; el equilibrio pronto se hizo nulo por lo que terminé cayendo en lo que parecía ser una playa. Un dolor aun peor llegó a apoderarse de todo mi cuerpo pues los granos de arena se prendieron a mis heridas haciendolas arder aún más que antes. Mientras me retorcia de dolor intenté incorporarme, callendo como resultado, seguí intentando de esa forma hasta llegar al agua, en una parte lo suficientemente profunda para tapar mi cuerpo entero.

¿Acaso este dolor infernar no era digno de los peores gritos de auxilio, tan desgarradores que harían llorar a cualquiera por tan solo oirlos? La respuesta era obvia, sí, pero no podia emitir ningún sonido; aparte de medía audición también había perdido totalmente la voz.

Al ya no tener escapatoria del dolor, las incesables lágrimas que se mezclaban con el mar eras las única capaces de alivianar la carga de mi ser.

Poco a poco la respiración se me dificultaba más, el estado de conciencia se estaba acabando y dejando de sentir poco a poco mi cuerpo; por suerte eso incluía el insoportable dolor que me recorría de pies a cabeza...

El ser semejante a los mortales no me agradaba, se nos supone como seres superiores ¡Dios no debería permitirnos sufrir de esta manera! Otra razón para odiarlo. Somos de sus creaciones más preciosas y majestuosas, el desatar su ira así con sus adorados ángeles es una total injusticia a mi parecer. Por eso me revele ante él, no permitiría que esto siguiera, en respuesta me ha arrancado una ala para desterrarme del cielo y que ya no pueda volver, me ha acusado de traición y pacto con Satán, pero allí, en el infierno, los ángeles tenemos prohibida la entrada por lo que para contactar al señor de los siete pecados debería tener relación con algún demonio, cosa que es posible solo para ángeles de la guarda que cuidan de los humamos... Dios ha abusado de su poder, ahora debo permanener en este asqueroso purgatorio llamados "tierra" donde habitan las creaciones "divinas" del señor ... Para mí no son más que repugnantes seres llenos de pecado que han trastocado la pureza de nuestra mente con sus egoistas y codicioso sentimientos, criaturas de falso testimonio llegando al punto de decretar estúpidamente que su creador no existe... Pues lamentablemente él si existe y gozará de enviarlos con su mimesis al castigo eterno...

Pronto mis pensamientos e imaginación se fusionaron dandole paso al sueño... Uno tan profundo que podría creer que había muerto si tan solo eso fuera posible, pero para morir primero necesitaría estar viva.

(...)

Abrí un ojo y el no ver nada me alarmó pero no podía moverme, el cuerpo no me respondía por complejo. Respiré como pude y abrí el otro ojo, ahora si podía ver algo, estaba medio ciega o bueno... Tres cuartos ciega, el ojo derecho apenas veía lo que había a unos metros, solo veía agua, arena y un cielo horriblemente nublado. Aquellas nubes que habian sido mi suelo se encontraba a kilómetros y kilómetros de distancia sobre mí.

El oír las olas y algunas aves me dio tranquilidad, aun conservaba parte de mi audición. Tal solo faltaba poder mover mis extremidades, pero se encontraban entumecidas, sin energía o sensibilidad aparente.

También noté que el nivel del mar era más bajo por lo que deduje que apesar de lo abscuro ya casi era medio día.

Estuve tanto tiempo allí que comenzaba a sentirme parte del lugar, pues hubo un momento en los que acepté que ya no volvería a moverme de ahí. Pero movimiento en el agua hizo que girara mi cabeza para ver de que se trataba, al hacerlo dolió mi espina dorsal pero sentí que valió la pena al ver a una hermosa joven de ojos color miel que deslumbraban pureza pura, una tan auténtica que me resultaba atrayente. Tenía una mirada de niña pero con facciones maduras, parecía tener una especie de uniforme escolar... No debía de ser muy grande en ese caso. Intenté sonreírle pero una mueca de dolor salió de mí al sentir los músculos del rostro totalmente adoloridos. Aquí comenzaría a sentir mi cuerpo nuevamente. Ay~. Se asustó. Intente disculparme pero no emití ningún sonido, había olvidado que estaba muda. Ella seguía mirandome con el rostro lleno de sorpresa, intriga, temor y tristesa, que horrible darle pena, en mi estado usual podría deslumbrarla con una linda sonrisa como debería a quienes son como ella, lamentablemente no puedo.

—Zura...—"¿Eh? ¿Qué idioma es ese?"

—...— hice unas muecas como si hablase con dificultad.

—¿No...? ¿Estas...?... ¿Zura?—¿Qué es eso? ¿Estar zura?... Ah no, no sabe que preguntar.

—Hanamaru! YA VAMOS LLEGAREMOS TARDE!

— Y-YA VOY... —Me miró — L-lo s-siento... V-volveré con ayuda-Zura y- —Hice ruido con mi mano, ¡genial, esta respondiendo!— ¿Eh?

Como ya me habia acostumbrado al pequeño dolor en mi rostro lo use para negar. Levante mi pulgar y guiñe un ojo, creo que así se dice que estoy bien aquí.

—Pero... Estas... Lastimada-Zura y-

—Hanamaru rápido u Onee-Chan se preocupará.

Le sonrei e hice señas con la mano para que vaya con quién la llamaba, hizo un amago por irse pero me miró nuevamente con preocupación, volví a sonreír para tranquilizarle.

—Te prometo que volveré con ayu-—Volví a golpear el agua para emitir sonido, negué con la cabeza y sonriendo — ¿Sola? —Asenti — B-bien... Hasta luego y ten cuidado. Volveré-Zura.

Espero no haya vuelto, porque hubiera sido terrible el ya no verme ahí. ¿La razón?... Algo comenzó a arrastrarme bajo el agua. Lo único de lo que estoy segura es que bucear en este cristalino mar ha de ser hermoso aún si te quedas dormido por él.

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