Coma depresivo

Yacía en mi cama, boca abajo, no sentía mi cuerpo en el aspecto táctil pero el revoltijo en el estomago no desaparecía, era como si se quemara cada organo, cada parte de mi, cada célula. Era la necesidad fisiológica de comer aún de sólo pensar en eso de me hacía vómito la saliva dejando un mal sabor de boca.

Tenía puestos los auricular con Opera of the wasteland sonando una y otra vez en mis oídos mientras el 55% de batería aumentaba.

Podría no parecerlo pero estaba listo mi suicidio, solo faltaba quedarme dormida y esperar el choque eléctrico que llegaría a mi una vez la batería  del celular de sobrecargara.

Cada tanto escuchaba voces que decían una y otra vez lo mismo.

"Está lastimada en todos lados"

"Se cortó"

"Está llena de moretones"

"Levántate idiota"

"Idiota"

"Hey! Levántate"

Me movian, lo sabía por alguna razón a pesar de no sentirlo. Todo estaba oculto con mi largo pelo castaño oscuro.

Pero ya no importaba, quedaba aguantarlo hasta mañana o eso me decía por milésima vez.

Escuché una brillante voz chillona que pronto se apago, me sacudió y gritó, lloró. Pasaron los minutos pero no se iba, aún esperaba que reaccione. Pero me mantenía en estado de muerta. Comenzó a hablar:

"No puedo creer que lo hayas hecho denuevo. Seguro te llenaste de miles de pastillas y por eso no despiertas, pero fueron tantas que te estás desapareciendo por dentro y pronto tendrás una hemorragia interna... Te vas a desangrar y morir sin dejar huella... Eres egoísta. Ya tan solo faltaban unos cuantos días para terminar con esto... Sabes que iba a apoyarte pasara lo pasara, sabía que me ibas a apoyar pasara lo que pasara pero estaba equivocada. ¿Por qué Dia? ¿Por qué? (De nuevo escuchaba sus solloros que no lograban pasar desapersividos apesar de intentarlo) Pero parece que debo dejarte ir... Dicen que a lo que amas debes hacerlo en su momento de libertad por que si se queda a tu lado... El amor es mutuo... Sé que no estás mentalmente enfocada en el amor, ni en tener pareja, tienes tantas cosas en la cabeza que enamorarte es una utopía... Pero aunque deseé que me ames, decidiste partir de una maldita vez"

Paso sus manos desde la cabeza hasta mis hombros, quitando de mi rostro cada fina ebra para verme con atención. Al pasar por mi oreja tomó el auricular. Escuché su voz susurando la letra, comenzó a tararear, sus caricias seguían, absorbió con su nariz en varias ocasiones.

El calor que desprendía su cuerpo se extendía a lo largo del frío aura que me rodeaba... Llegó su aroma a mi sistema, era el de siempre: Vainilla con coco. Siempre tan dulce, tan relajante, deseé un poco más. Inflé al máximo las bolsas de aire dentro de mi pecho y lo solte tan lento como pude. Su voz cesó.

"Estás helando, ¿sabes? (Un peso extra se posó sobre mí) Mañana vendré temprano y nos iremos, lo promento"

La suavidad misma se posó en mi mejilla para luego desvanecerse a nada. Unos segundos más de su presencia bastaron para hacerme flaquear, pero no, sabía que lo mejor era desaparecer antes de que sigan acosan, forzando y abusando de mi, sus maltratos eran demasiados pero tenía suerte de que los sábados me viera como una cosa de la casa y ni se esforzara en obligarme a hacer cualquier cosa. Le debía algo a su amante.

Sé fue y el lugar volvió a ser gélido, solitaria, oscuro... Pero deje de sentir, mis pensamientos de volvieron una laguna... Lo había logrado.

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La luz impactando contra mis ojos, era demasiado, estaba cegada. De nuevo ese revoltijo en mi interior, me retorci con suma liberta para terminar escupiendolo, sentada al borde de la cama. Crucé los brazos frente a mi estómago, presioné.
Miré sus ojos de oro. Me miró compasiva y dejó un beso sobre mi cabeza.

Mari: Vamos, es el momento ideal. Solo guarda silencio.

Dia: Claro.