El dinero llegó a donde Jimin lo había dirigido, pronto los arreglos fueron hechos en el hospital y la escuela, era un poco de alivio en la tormenta que aquella gente vivía. Aquel gran movimiento logró calmar de cierta forma el enojo que el pueblo sentía ante el abandono de sus dos gobernantes, algunos aún aclamaban al rey Jimin; a pesar de solo haberles dado migajas.
Cuando el día era malo y había predicciones de que llovería, Jungkook y Jimin pasaban el tiempo libre analizando lo que podrían hacer por las pocas leyes y decretos beneficiosos que se le había otorgado al pueblo. Todos esos días pudo ver mucha valentía por parte de Jimin, querer y poder hacer algún cambio por su gente, obrar de buen corazón por los suyos. Durante sus días juntos aprendió mucho de Jimin.
Enumeró las bondades de Jimin mientras fumaba de su pipa, perdido en el horizonte, hipnotizado por el sauce llorón de la colina, aquel que ambos rodeaban en sus idas al río.
—Buen día, coronel Jeon. —Escuchó a su lado, al reconocer la voz sonrió, era Jaehyun quien se recostaba a su lado con una pipa en sus manos.
—Buen día. —Saludo de vuelta, dándole una calada a su pipa. —¿Qué haces aquí, no deberías estar trabajando?
—Lo mismo te pregunto a ti. —Se encogió de hombros. —Este es mi descanso, déjame siquiera fumar un rato, hombre.
—Pero no te estoy molestando, solo tenía curiosidad.
—¿O es que ya se te subieron los humos? —Sonrió de medio lado, subiendo y bajando sus cejas con saña.
—¿Por qué lo dices? —Preguntó, mirándolo de reojo mientras calaba su pipa.
—Pues has estado pegado a Park todos estos días.
—Soy su escolta, se supone que eso haga.
—Fuera del castillo, no dentro del castillo, ¿no?
—¿De qué hablas? —Jungkook preguntó, haciéndose el desentendido.
Jaehyun soltó un suspiro y le dio una calada a su pipa. —¿Cuál es el plan para el omega?
—¿'El omega'?
—Vamos, Kook, deja de actuar tan raro. Park, ¿Cuál es el plan para él?
—Ninguno. —Dijo firmemente.
Jaehyun rodó los ojos, soltando una pequeña risotada, incrédulo por lo que oía. Llevo sus manos hacia sus cabellos y los peino hacia atrás.
—Bien, hazte el desentendido. La ejecución de Park, será pronto ¿no?
—¿Por qué preguntas eso? —Frunció el ceño en confusión.
—Porque has estado pegado a él todo este tiempo y creo que la confianza que él tiene en ti aumentó, y por eso es que pasan tiempo juntos incluso dentro del castillo, ¿no?
—No es así. —Negó con la voz firme. Por un momento había olvidado la proposición que había hecho a los suyos, tenía que hablar con ellos, urgentemente. —Solo lo he estado ayudando.
—Vaya, Jungkook. —Levantó una ceja y sonrió de lado. —No sabia que te gustaban tanto los omegas aristócratas.
—No seas imbécil. —Dijo con veneno, serio y empujando a Jaehyun. —Estuve ayudándolo con todos los papeles del pueblo.
—¿El decreto lo hizo él?
—Si, él lo hizo.
—No creí que el omega tuviera corazón. —Susurro, mirando de reojo a Jungkook, esperando su reacción.
—En la próxima reunión propondré un cambio de planes. —Dijo Jungkook, irguiendo su espalda y mostrándose decidido. —Creo que Jimin podría sernos de mucha ayuda.
—¿Crees?
—Lo hago. —Respondió. —Si me permites, debo volver.
Jungkook fue en dirección al jardín, sabía que ahí se podría encontrar con Jimin, el día anterior el omega le había avisado que pasaría parte de la tarde arreglando su jardín, había mucho que hacer. Fue a encontrarse con él, mientras tenía la mirada de Jaehyun puesta en él. Su amigo tenía cierta curiosidad por los cambios repentinos de planes, pues Jungkook había sido alguien caprichoso con la idea de herir de muerte al rey omega, su cambio de planes obviamente era algo llamativo.
Jaehyun se preguntaba ¿Por qué? ¿Por qué Jungkook quería usar de herramienta a Jimin cuando su propósito principal era matarlo?
Sus preguntas tendrían una respuesta si viera cómo la mirada de odio y desprecio que portaba Jungkook por el omega se había transformado en una mirada suave, compasiva y...
—¿Podrías pasarme las tijeras? —Pidió Jimin. Recolectando una a una las muchas flores que se habían marchitado.
Jungkook se la pasó en silencio, se mantuvo lejos para dejar que Jimin hiciera su trabajo. Al entrar al jardín Jungkook había visto una sonrisa en el rostro de Jimin, pero junto a esa sonrisa se le acompañaba unas pupilas tristes.
Jimin siempre estaba triste, una inmensa tristeza lo acompañaba desde el día uno en el que lo vio en el castillo. Aquello causaba pena en Jungkook, no se explicaba como alguien tan bondadoso y de inmenso corazón sufría tanto de tristeza.
No era de extrañarse, desde que Jungkook había llegado al castillo las cosas para Jimin se habían puesto difíciles. La sola presencia de Jungkook como su escolta el primer día lo había puesto mal, notándose en el espejo como un bueno para nada y alguien débil; con los días transcurridos Jimin se fue dando cuenta lo alejado que estaba de Seokjin, su matrimonio había comenzado a desprenderse hilo a hilo hace mucho; después se dio cuenta que era alguien vacío en su trono, una cara linda que poseía la corona; y rematando a su pronto colapsó, su amado esposo le fue infiel y mantenía a su amante en el mismo lugar que el ¿Cómo no podría estar triste?
Se encontraba cansado, pero quería sentirse útil. A pesar de todo el malestar que Jungkook le había traído, encontró confort a su lado. Pasando sus días al lado del alfa encontraba tranquilidad y una rutina ligera, lejos de todo el infierno que le envolvía en el castillo.
La tristeza perseguía a Jimin, pero él trataba de protegerse en la compañía de Jungkook.
Ambos buscaban un refugio que no sabían que encontraron.
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