¹⁰ 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭𝘭𝘢.
DOLLFACE.
JULIO 2017, MARTES 11.
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PETER PARKER:
El contenedor del camión dio un salto en la carretera, haciéndome despertar alterado.
Me levanté del suelo y tomé mi cabeza, sintiendo un fuerte dolor en ella—. Uh, mi cabeza —murmuré, recostándome en lo que encontrara para intentar calmar el dolor. "Creo que tienes una ligera contusión", escuché a la inteligencia artificial de mi traje. Mis ojos se abrieron de sobremanera al notar que estaba aún en el camión—. Oye, ¿y ahora dónde estoy? —digo algo mareado. "No estoy segura. El contenedor obstruye mis sensores"—. Espera... ¿Habrán robado el camión y estoy en su guarida? —miré a mi alrededor buscando la puerta. Al encontrarla, solté un largo suspiro—. Muy bien, señorita. Tendremos que salir de esto a golpes.
Cuando golpeé las puertas del contenedor para poder salir, teniendo éxito de inmediato, miré a mi alrededor bastante alterado. El lugar parecía una bóveda con muchos contenedores iguales al que estaba dentro hace unos segundos, pero aún así seguía sin reconocer el lugar.
—Señorita, ¿dónde estoy? —Le pregunté algo asustado a la voz de mi traje, quien no tardó en responder: "Estás en las Instalaciones más seguras de la costa este. La bóveda de Seguridad de Control de Daños"—. ¡No! ¡¿Es enserio?! —solté un grito, sabiendo que de todos modos nadie me escucharía.
Corrí hasta las inmensas puertas, yendo hacia la pequeña abertura que separaba las dos puertas para intentar abrirla con mis dedos, haciendo la mayor fuerza que mis brazos me permitían, pero era inútil.
"Es posible que la puerta no se abra hasta la mañana", me dice la voz femenina mientras pateaba con frustración las puertas. Suspiré.
Me di la vuelta y fui a uno de los contenedores, para poder hacer con mis telarañas una hamaca para recostarme durante la noche. Al no poder dormir, decidí hablar con mi inteligencia artificial para conocerla un poco, a pesar de que no tuviera mucho sentido.
—Señorita del traje, me siento mal por llamarte 'Señorita del traje'. —Le digo, estirándome—. Creo que debería ponerte un nombre... Como Liliane, es un nom- ¡No, no, no! —me interrumpí a mí mismo, levantándome de la hamaca y lanzando una telaraña al techo del lugar para columpiarme—. Eso estuvo raro —susurré.
Luego de un rato de aburrirme con mi columpio, me dejé caer al suelo y me quedé allí.
—¿Qué te parece... Karen? —"Puedes llamarme Karen si tú quieres". Sonreí levantándome del suelo—. Oye, Karen. ¿Qué más hace el traje? —dicho eso, Karen me respondió activando telarañas bajo del brazo que servían para planear estando en el aire—. Cool. Mejor sí hacemos ese curso de repaso.
Luego de haber aprendido casi todas las habilidades que Tony le había agregado a mi traje, terminé muy cansado. Fui hacia uno de los contenedores y simplemente me recosté sobre él, mirando al techo, pensando en todo. Pensando en ella.
—¿Debo decirle a Liliane que soy el Hombre Araña? —"¿Quién es Liliane?" una risa embobada se escapó de mis labios—. ¿Quién es Liliane? Ella es... —suspiré—. Es la mejor, es increíble. Es la hermana de mi mejor amigo, y uh... Sí quiero decirle pero ella odia al Hombre Araña y sería muy raro, ¿no? —"¿Por qué sería raro?"—. ¿Te imaginas que siga pensando lo mismo del Hombre Araña al saber que soy yo? —"Bueno, si yo fuera ella, no estuviera nada decepcionada"—. Gracias, Karen. Me da gusto tener a alguien con quien hablar.
Me estiré en mi lugar, haciendo tronar mis huesos. El aburrimiento no tardó en llegar a mí de nuevo.
—Oye, ¿cuánto tiempo llevamos aquí? —"Treinta y siete minutos"—. ¡¿Qué?! ¡¿Treinta y siete minutos?! ¡Es una locura! Ya no aguanto, tengo que salir de aquí.
Entré de nuevo al contenedor que me trajo allí, sentándome en el suelo para abrir la mochila que el hombre pájaro y sus secuaces iban a robar.
—Veamos, debe de haber algo útil por aquí. —Murmuré removiendo entre las cosas y sacándolas. Había una cabeza de uno de los androides de la guerra con Ultrón, junto a algunas armas, pero algo llamó más mi atención—. ¡Ah! Como la cosa esa que brilla —digo mirando en mis manos otra piedra brillante de color violeta. "La cosa esa que brilla es un núcleo de energía Chitauri explosivo"—. Espera, espera, espera. ¿Quiere decir que hemos estado cargando una bomba? —saqué de un compartimiento de telarañas mi teléfono para llamar a Sebastian, pero en el lugar no había señal. "Se requiere de radiación para que llegue a un estado explosivo".
Salí del contenedor y corrí hasta el centro de seguridad de las puertas, quitando la cubierta para poder ver el mecanismo e intentar abrirlo.
Hicimos doscientas cuarenta y siete pruebas, y la última fue la vencida. Yo no perdí tiempo y salí de inmediato de allí, caminando en el techo con mis manos y pies con rapidez para alcanzar a uno de los camiones que iba saliendo de otras bóvedas, aterrizando en el techo de éste y quedándome allí para poder salir a la carretera.
—Karen, ¡debes de llevarme al Obelisco rápido! —Le digo mientras saltaba a otro camión que iba en otra dirección, sosteniéndome de las cosas que traía allí y con el teléfono en mi oreja sobre mi máscara—. ¡Seb, la cosa esa que brilla es una bomba!
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