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🌸 O8 ─ ʀᴇᴜɴɪᴏ́ɴ ғᴀᴍɪʟɪᴀʀ ˚᳝᳝ ⸱

— ¿Y eso por qué es mi culpa? Ya te dije que…

—Gyu —el pequeño de tres -casi cuatro- años miró a su hermano mayor, distrayéndose de la discusión que estaban teniendo su Papá con su tío Won.

No entendía mucho, apenas y captaba cómo es que la palabra "infertilidad" y "joven" hacía que ambos sean como los gatos de las caricaturas cuando les cae agua encima. Muy enojados.

— ¿Apa y tito Won están enojados? —Yeonjun miró la situación, y le asintió a su hermano, causando que el pequeño hiciera un puchero.

A simple vista podía verse que estaban afectados por lo que sus enfadadas bocas estaban soltando, y a pesar de que no las entendía, no quería que estuvieran discutiendo, más bien le gustaría que estén felices y dándose abrazos como los hermanos que son Siwon y Minho.

Mientras llegaban a las últimas frases, notó que en realidad ninguno estaba satisfecho con el tema y vio también cómo es que Yeonjun solamente estaba enfocado en ignorarlos mientras hacía bailes torpes al mover las extremidades de Soobin.

No solían ir seguido a la casa de su tío Won, y de hecho era la primera vez Beomgyu que oía una discusión tan grande entre su papá y su tío Won.

— ¡Te dije que ser padre joven no tiene nada que ver con tus problemas de infertilidad, no son mi problema, Siwon!

Los dos guardaron silencio y el niño notó lo herido que estaban ambos, lo cual causó su tristeza y un puchero.

No quería estar así de peleado con sus hermanos. Yeonjun y San son personas muy importantes para él y no quiere lastimarlos con palabras así de crueles.

Entonces, una idea llegó a su cabecita.

Tocó el hombro de su hermano, llamando nuevamente su atención y le extendió el dedo meñique y le pidió prometerme que nunca pelearían como Minho y Siwon, sin importar las razones o qué tan enojados estén.

San era muy pequeño, sería muy extraño para el bebé el hacer una promesa, pero se aseguraría de portarse bien con su hermano menor.

—Niños, es hora de irnos —su padre, luego de un gran silencio optó por irse a la casa de antigüedades con sus hijos, sin dirigirse la mirada a su hermano mayor ni nada por el estilo.

El pequeño Beomgyu miraba a su papá ayudar a Yeonjun para subir a la camioneta y el pequeño, sin notar el dolor en los ojos de su padre, le preguntó si podía jugar con la gameboy.

Suspiró al ver a su papá tan triste, luego miró a la puerta de la casa, dándose cuenta de que su tío Won estaba ahí, lucía tan triste como su papá que no pudo evitar conmoverse.

—Bien beomgyu, es tu… ¿Turno? —estaba por tomar en brazos a Beomgyu para subirlo a la camioneta, sin embargo, se puso nervioso al notar que su pequeño hijo no estaba a su lado, lo buscó con la mirada y lo encontró, hablándole a su hermano.

—Tito Won —Siwon lo miraba con melancolía, entonces Beomgyu decidió seguir hablando —Tito ¿po qué Apa y tú están tistes?

Minho cerró la puerta de la camioneta para evitar que Yeonjun hiciera alguna travesura en lo que iba a por su hijo menor, pero se quedó paralizado al notar que el pequeño comenzaba a pedirle que ya no pelearan porque no le gusta a ver a su padre y a su tío tristes.

Siwon alzó la mirada y la cruzó con Minho, entonces el hombre tomó en brazos a Beomgyu y lo abrazó.

—Escucha Beomgyu —el pequeño miró a su tío con mucha atención, dispuesto a escucharlo —Agradezco tus intenciones, pero esto es algo que debemos solucionar entre Minho y yo.

El pequeño guardó silencio, entonces Minho se acercó para tratar de recuperar a su pequeño.

— ¿Pelo po qué pelean? Apa y tito Won son hemanos, los hemanos no pelean —el pequeño hizo un puchero y entonces Siwon suspiró.

—A veces los adultos discutimos, Beomgyu. Hay ciertos temas que son delicados y nos molesta o incomoda hablar de ellos —explicó Siwon, y Beomgyu lo pensó un poco antes de volver a hablarle a su tío.

— ¿Pelo se quielen? —Siwon asintió, y entonces Minho se acercó a su hijo.

El pequeño Beomgyu se despidió de su tío y finalmente se subió a la camioneta, estaba aliviado de saber que su tío y su papá se amaban como buenos hermanos, pero le inquietaba saber que de manera constante estaban discutiendo y que tal vez en algún futuro le ocurra con sus hermanos.

No le agradaba la idea de estar peleado con Yeonjun o San, creía fervientemente que solamente se echaría a llorar al pensar en ello ¿cómo es que algo como eso podía ocurrir?

—Apa.

— ¿Si, Beom?

— ¿Po qué tito Won y tú pelean? Siempe se ponen tistes y no vemos a tito Won siempe —preguntó el castañito, llamando la atención de su hermano mayor por la pregunta. Y es que también le causaba curiosidad.

Minho guardó silencio un gran rato, como si estuviera pensando en qué decir o hacer ante la pregunta del niño.

—Bueno… Hum, hay algo que yo tengo, y que el tío Won también quiere, pero no puede tenerlo —contestó finalmente el padre de los niños —Algo que llegó de sorpresa.

— ¿Y pol qué no se lo das? —preguntó Yeonjun, haciendo que Minho suspire.

—Me temo que no puedo dárselo, es algo que no se lo puedo dar a nadie, es algo que su tío Won ha buscado por mucho tiempo, pero que no ha podido conseguir por más que se esfuerce. Le duele saber que yo pude tenerlo sin mayor esfuerzo, y él también quiere tenerlo.

Beomgyu y Yeonjun pensaron en lo que su papá les dijo, ambos llegando a la conclusión que era un juguete de regalo, pero no les convencía del todo. Los juguetes se pueden compartir como si nada y estaban seguros que tanto su padre como su tío no juegan ya con juguetes.

— Apa ¿Qué es lo que tienes pelo tito Won no?

La camioneta se detuvo en el semáforo porque estaba en rojo, entonces Minho miró a sus hijos y les dio un suave apretón en la mejilla a cada uno, y luego siguió conduciendo, sin decirles con palabras qué es eso tan preciado para su tío Won.

Beomgyu sabía que su padre era gentil y que si le era posible le prestaba sus cosas a su tío Won. Entonces una solución para el problema nació en su cabecita.

—Apa, no le puedes dal eso que tanto quiele tito Won, pelo si pestal —Minho lo miró y le sonrió por la ternura e inocencia del pequeño infante.

Yeonjun miraba a su padre hablar con Beomgyu, luego volvía a su gameboy y otras veces se dedicaba a mirar por la ventana y a preguntarse qué era lo que tanto quería su tío Siwon y si había alguna manera de darle eso propio.

Pensó que en esos momentos un primo haría bien, le pudo haber dado esa información.

Ni-Ki era el único nieto que tienen los Choi, aquello aliviaba un poco al acongojado corazón de Siwon, el cual se encargaba de mimarlo, incluso más que el mismo Yeonjun.

Debido a que no podía tener hijos, sus sobrinos han sido un gran consuelo para el hombre, ya que siempre anhelaba tener una familia, niños corriendo por la casa y sobre todas las cosas tener a alguien que pueda cuidar.

Es por eso que una de las pocas personas que apoyaron a Yeonjun, era Siwon.

Para los inocentes ojos de Ni-Ki, era como tener tres abuelos: su abuelo Minho, el tío-abuelo Siwon y el señor Nabil. Y a pesar de saber que de los tres mayormente pasaba tiempo con el señor Nabil, siempre mostraría una preferencia por Siwon. Cómo no, si siempre que lo visita el hombre y su esposa lo reciben con sus galletas favoritas y una buena chocolatada.

Y eso, por supuesto que Yeonjun lo sabía.

La casa de antigüedades cerró ese día. Principalmente para no atender a la gente y poder dedicar el tiempo completo a la búsqueda de Ni-Ki.

Jisung se quedó en la tienda, Kai fue a la casa de Yeonjun, Taehyun comenzó a buscar cerca de la escuela y Yeonjun con Soobin decidieron ir un poco más lejos, siendo ya su última opción la casa de su tío Siwon.

No era una dirección tan lejana a la tienda, pero sí lo era de la escuela y su casa.

Ya había pasado el mediodía ¿cómo es que un niño de siete años pudo escapar tan fácilmente de la escuela?

Jadeó ante la idea de que algo pudo haberle pasado a su hijo, porque era imposible que nadie haya visto a un niño tan característico como su niño.

—Esto no debería estar pasando, no.

Soobin lo miró, preocupado por lo tenso que se veía su dueño.

En realidad no creía que Ni-Ki estuviera en la casa del señor Siwon, puesto que Yeonjun ya habría sido avisado. El señor Siwon es bastante responsable respecto a los niños, lo era con Beomgyu y estaba bastante seguro que sería así con Ni-Ki.

Sabía cómo actuar en caso de que ocurrieran accidentes, pero no cuando los niños desaparecen.

Tuvo tres dueños antes de Yeonjun, y en ninguno de esos casos los niños habían huido. Es por eso que en esos momentos sólo podía limitarse a seguir a su dueño y darle palmadas en la espalda para darle ánimos o canalizar el miedo.

Bajaron de la camioneta una vez se estacionaron y ambos caminaron hasta la puerta, donde Yeonjun trató de no golpear de una forma desesperada.

El pelinegro estaba intranquilo, preguntándose qué es lo que haría si Ni-Ki no estaba con el segundo adulto en el que más confiaba. No había indicios de algún otro lugar al que quisiera ir.

Soobin posó una mano sobre su hombro.

—Lo encontraremos sano y salvo, Junnie —guardó silencio ante las palabras del rubio y ambos fijaron su mirada en la puerta y esta se abrió, revelando al dueño de esta.

—Oh, Yeonjun —el hombre sonrió ante la sorpresa de ver a su sobrino, pero rápidamente la sonrisa se atenuó al ver la cara que tenía — ¿Está todo bien, Jun?

—Tío, yo… —comenzó a explicarle la situación con la voz temblorosa. Siwon solamente le escuchaba y de vez en cuando miraba a Soobin de forma inconsciente, ya que se le hacía haberlo conocido antes.

Guardó silencio unos segundos, en los cuales Yeonjun rezaba por obtener una respuesta positiva.

—Me temo que no está aquí —contestó, haciendo que el pecho de Yeonjun se apresara y el rubio suspira al ver que sus suposiciones eran ciertas —No estuve aquí en la mañana, pero Beomgyu sí, tal vez está con él.

Yeonjun se mantuvo callado, entendiendo que le esperaban las palabras más duras si iba con su hermano, pero, lo hará si a las finales lo que importa es que Ni-Ki aparezca, y que esté bien.

Suspiró y miró a Soobin, como si quisiera encontrar las fuerzas suficientes para soportar lo que se venía al ir con Beomgyu.

—Beomgyu me contó todo —comentó Siwon, y ambos volvieron su mirada al hombre —Siguen peleados ustedes dos.

Mordió su labio y su tío sonrió, comprensivo ante lo que estaba pasando con sus sobrinos.

—Estoy tratando de solucionarlo, Tío.

Soobin miró a su dueño y éste agachó la cabeza, con un notorio pesar.

—No sé si lo recuerdes, pero yo también estuve peleado con tu padre un buen tiempo —Yeonjun asintió —Si me permites darte un consejo, te diría que le des tiempo al tiempo. Es una herida que tarda en sanar, Jun. Pero a veces está bien hacerse a un lado.

Soobin frunció el ceño, no entendía una sola pizca de lo que estaba pasando ¿desde cuando su dueño y Beomgyu estaban peleados? Parecía ser demasiado tiempo, el suficiente para hacer creer a su dueño que no hay reparo alguno en esa relación de hermanos.

Yeonjun lo tomó en cuenta y agradeció, ambos se reverenciaron y Soobin sonrió al hombre que notoriamente lucía mayor que él.

Se despidieron y entonces Siwon los detuvo.

—Tú rostro se me hace conocido.

Soobin se volteó a mirar a Siwon, sonriéndole una vez más y alzando sus hombros.

—Nos conocemos, en realidad —Siwon frunció un poco el ceño, tratando de descifrar las palabras del chico, pero antes de que pudiera preguntar, Yeonjun ya había jalado al rubio de la mano para subir a la camioneta, dando por terminado el momento se fueron de aquél lugar.

Siwon pensó un poco en aquellas palabras, y entonces decidió revisar unas cosas en su ático.

Por su parte, Soobin suspiraba de alivio al ver que Siwon estaba relativamente bien, pero aquellos pensamientos se volvieron efímeros al ver la preocupación plasmada en el rostro de su dueño actual.

De nuevas cuentas colocó una mano en su hombro, tratando de calmarlo.

—Lo encontraremos pronto, Junnie.

El pelinegro guardó silencio, realmente no quiso mirar a Soobin, sentía que estaba por quebrarse y no podía darse el lujo de aquello, el tiempo era oro y necesitaba encontrar a su hijo antes de que oscurezca.

Él en realidad quería que Ni-Ki estuviera cerca, y no tener que tomar un tren para viajar por seis estaciones enteras con la única finalidad de llevarse otro mal rato.

Mientras su papá lo buscaba, Ni-Ki miraba bastante intrigado las maquinarias ir y venir en varias direcciones, al menos hasta que escuchó la estación que le correspondía e ingresó al vagón cuando varios adultos comenzaron a ingresar y salir.

Corrió hasta los asientos y se sentó cerca de la puerta, debía admitir que no le gustó ver a mucha gente, y si se bajaba de los primeros, no vería a mucha gente.

Una vez la maquinaria comenzó a avanzar, tomó el celular de Soobin y revisó la ruta que le quedaba por delante, notando que debía estar ahí por seis estaciones, y luego de un largo rato estará acercándose a la cafetería Balomon.

Suspiró y guardó nuevamente el aparato  para luego mirar por la ventana, supo que seguían bajo el túnel del metro, y que tardarían unos minutos antes de poder divisar los edificios de la ciudad. Se acomodó en el asiento y entonces se le ocurrió hacer un dibujo para hacer más llevadera la espera.

Tomó su cuaderno y se preguntó qué es lo que dibujaría, hasta que la idea de darle un regalo a su tío se hizo presente y pronto estaba comenzando con el dibujo. Quería que fuera colorido pero con tanta gente tenía miedo de perder sus preciados lápices de colores.

Hizo una pequeña mueca, pensando firme si haría detalles ahora o esperaría para colorearlo bien, su cabecita estaba tan sumida en esas elecciones que el tiempo se le pasó volando. Estaba entretenido con el hecho de pensar en su tío y tratar de plasmarlo en su hoja.

Ojos brillosos, bonitas pestañas, cabello castaño, muy alto y delgado. Creía por su actitud arisca que en realidad era callado pero muy amable, diferente a su tío San que suele ser bastante ruidoso y muy cool. Sonrió al recordar aquellas cosas de su familia mientras seguía dibujando.

Su familia tiene una belleza inigualable, ha visto las fotos de sus abuelos cuando eran jóvenes y justamente podría decir que su abuela Yoona era y es preciosa, a pesar de no verla actualmente, sabe que seguramente ha ser igual de bonita que antes. Su abuelo Minho no se quedaba atrás, puesto que cuando vio las fotos vio que a parte de ser muy lindo y algo parecido a su papi, en realidad lucía bastante entretenido.

Por supuesto que su papi era muy lindo también, por lo que sabe, él y su abuelo Minho son los únicos con el cabello negro, los lentes que siempre tiene puestos son igual de elegantes que su aura o ropa y sus dientes cuando sonríe lo hacen ver como un pequeño y adorable zorrito.

Como tal no había una conexión sanguínea con Soobin, pero al saber que ha acompañado a los Choi por generaciones hace que se gane una mención honorífica. Y es que él realmente luce muy lindo, incluso si esa era la intención de sus creadores. Soobin parece un conejito, los hoyuelos lo volvían único y ya sea que tuviera el cabello rubio o negro, se veía muy bien con lo que se pusiera. Y ya vio el tatuaje en su brazo. Él también quería un tatuaje así de bonito.

Paró de dibujar una vez escuchó el celular del muñeco y lo sacó de la mochila, una vez lo encendió se dio cuenta de que ya estaba por llegar a su parada, así que guardó sus cosas lo más rápido que pudo y en cuanto acabó se anunció que habían llegado.

Rápidamente salió y comenzó a corretear para llegar a la salida de la estación, dándose cuenta de que habían muchos adultos entrando y saliendo de los vagones, razón por la cual se le dificulta salir.

Vio lo inmensa que era la estación, era incluso más grande que la anterior, aquello lo asustó un poco, y de hecho retrocedió un poco en sus pasos, sin querer chocando con las piernas de un hombre que vestía igual que su Papi, o tal vez incluso más formal.

—Uh, lo siento —habló el niño cuando el hombre le dirigió la mirada y éste alzó una ceja, causando que el pequeño se pusiera algo nervioso y se alejara.

— ¿Estás perdido? —Iba a responder, pero entonces recordó la ley de oro que muchas veces le dijo su Papi.

—Por mucho que estén en tu casa no debes hablar con extraños, Nini.

Frunció sus labios, y entonces el hombre se mostró más amigable y rió.

—No temas pequeño, conozco a tu papá. Puedo llevarte con él —el niño retrocedió.

—Yo no…

—Ven, te llevaré con tu papá.

El hombre intentó tomar su mano, pero entonces el niño hizo el quite y miró entre la multitud por alguien que le pudiera brindar ayuda, hasta que notó a alguien bajar de un vagón.

Corrió hacia él a pesar de estarse alejando y le tomó la mano automáticamente, llamando la atención del adulto.

—Discul… ¿Tú?

— ¡Tío Gyu! —el hombre se les acercó, y entonces el niño se posó de una manera en la que su tío estuviera interfiriendo el hombre y el niño.

—Niño, no temas yo puedo llevarte a tu casa.

Beomgyu frunció el ceño y luego miró a Ni-Ki.

— ¿Lo conoces? —preguntó en un murmullo y el niño negó con la cabeza, entonces suspiró resignado y entonces apretó el agarre entre Ni-Ki y él —Te estuve buscando, no vuelvas a escaparte así, tu papá me va a matar si algo te pasa.

—Uh ¿conoces al niño? —Beomgyu miró al hombre, con una actitud altanera y su cariñosa agresividad acariciando la punta de su lengua.

—Eso no te incumbe, ya tiene un adulto que cuida de él, deja de perseguirlo —contestó y por consiguiente salió de la estación con el niño aún de la mano, sin embargo, cuando salieron lo soltó para sacar su celular —Tienes cinco segundos para despedirte, voy a llamar a Yeonjun.

— ¡No, tío espere! —el adulto se detuvo, pero no estaba realmente dispuesto a escucharlo —Es que vine a verlo a usted y mi Papi no lo sabe.

— ¡Pues con mayor razón! Me vas a meter en problemas, mocoso.

—Es que si le pedía a mi Papi venir a verlo no iba a pasar —comentó con un puchero y el castaño alzó una ceja —Quería verlo para hablar con usted y realmente no hubiera funcionado con mi Papi presente —el niño pensó en alguna solución, hasta que se le ocurrió — ¡Ya sé! Yo hablo con usted, y después le dice a mi Papi que estoy con usted.

— ¿Y se puede saber de qué quieres hablar conmigo?

—Es una charla profunda —dijo el pequeño, intentando imitar a su Papi —De hombre a hombre.

Beomgyu lo pensó, puesto que realmente no tenía tiempo ya que debía trabajar y después de eso le esperaba otro exhaustivo viaje hacia la casa de su tío Siwon. A su vez no quería hablar con el niño. Debía sumar el hecho de que Yeonjun no sabía que el niño estaba con él.

Eso es lo que se gana por parecerle misterioso a los niños.

—Agh, está bien —el niño rápidamente alzó sus manos y exclamó de alegría —Pero tendrás que esperarte a que termine mi turno, hasta entonces tendrás que quedarte quieto y callado ¿entendido?

Aquello lo dijo para espantarlo, ya que decirle a un niño que quedarse quieto y callado era un castigo, sin excepciones y por supuesto que el niño no sabía a qué hora terminaba su turno.

— ¡Muy bien! —Ni-Ki pasó sus dedos por sus labios, como si fueran una cremallera y luego hizo un gesto de arrojar alguna pequeñez, demostrando estar dispuesto para quedarse callado.

Se quedó en silencio por unos segundos, sin poder creerse que su truco no funcionó, y resignado tuvo que llevar al niño a la cafetería.

Una vez ingresaron por la puerta, sentó al niño en una mesa más aislada de las otras y le dijo que se mantuviera ahí, el niño acató y le preguntó que si podía sacar su cuaderno de dibujos, a lo cuál dijo que si, solo que no haga alborotos.

Le esperaba una larga tarde.

—Es que… No me cabe en la cabeza.

—Dejen de mirarlo y pónganse a trabajar —ordenó Beomgyu al ver que Yang Jeongin y Jo Yuri miraban al pequeño Ni-Ki dibujar en silencio.

— Oye ¿cómo es que no nos dijiste que tenías un sobrino? —preguntó Yuri, siendo acompañado por los asentimientos por parte de Jeongin.

—Será porque no es algo relacionado al trabajo —ironizó.

— ¿Y cómo quieres que nos pongamos a trabajar si ya atendimos a los dos últimos clientes que quedaban? —cuestionó Jeongin.

—Dejen de mirarlo, no es la octava maravilla del mundo ni nada por el estilo.

—No seas así con tu sobrino —regañó la chica y entonces sirvió un trozo de pastel que, en lugar de guardarlo para ella como era usual, lo envolvió para llevar y lo dejó esta vez en la mesa donde se encontraba el pequeño —Pequeño.

El niño alzó la mirada, entonces recibió el trozo de pastel.

—Toma pequeño, fuiste un niño obediente y eres muy adorable ¡Te lo ganaste!

Beomgyu miraba sin poder creer la actitud tan cariñosa de la chica, pero la indignación se la llevó Jeongin.

—¡Gracias señorita Jo! —el niño hizo una reverencia, y aquello derritió a la joven mesera. Entonces Beomgyu miró el reloj y vio que ya era hora de cerrar.

Llamó la atención de Yuri y los tres comenzaron a ordenar y limpiar el local, mientras que Ni-Ki guardaba sus cosas y tomaba el pastel con cuidado de que no se cayera o se manchara con la crema.

Se lo dará a su Papi como disculpas por lo que hizo.

—Mocoso, vamos —el niño miró a su tío, quien ahora portaba su abrigo y el niño se despidió de los otros dos empleados, quienes le pidieron al niño que volviera pronto y salió del local tomado de la mano de su tío.

En lugar de tomar el camino hacia la estación, se fueron por el lado contrario y caminaron un rato hasta que llegaron a una plaza, en la cual pronto encontraron una banca, y antes de comenzar con la charla que tanto quería el niño, tomó su celular y envió un mensaje.

Gyu
El mocoso está conmigo, en la plaza cerca de la cafetería.
Supuse que querrías dónde dejaste al juguetito, así que si quieres puedes venir o yo iré a dejarlo.

Después de buscarlo en la casa de casi todos, decidieron que lo mejor era volver a casa e intentar calmar las cosas, al menos es era el plan después de que a Yeonjun le diera un ataque de nervios, no paraba de repetir que era una padre terrible, que aquella situación jamás debería haberse dado y Soobin intentaba consolarlo, repitiéndole que Ni-Ki es un niño astuto e inteligente.

Fue así hasta que llegaron a casa y Kai lo ayudó para que luego estuviera llorando en el sofá, atormentado por los pensamientos tan aterradores que tenía respecto al paradero de su hijo. No había caricaturas en la televisión, pues ni Soobin ni Kai querían atormentar al pobre pelinegro.

Al menos, hasta que recibió los mensajes de Beomgyu.

Yeonjun detuvo su llanto al escuchar su celular y rápidamente lo tomó, entonces Soobin ingresó a la sala de estar y vieron cómo el chico se ponía de pie.

— ¿Junnie?

— ¡Apareció! —exclamó y el rubio se exaltó por lo repentino, en especial cuando corrió hacia la puerta y la abrió a punto de irse.

Entonces lo detuvo, causando así una pequeña disputa.

— ¡Junnie, cálmate, no estamos entendiendo nada! —al ver que el forcejeo seguía y notar que en realidad su dueño aún estaba demasiado alterado, decidió rodearlo con sus brazos y mucha fuerza, logrando así reducirlo un poco y finalmente bajarle unas dos rayas.

Cuando estuvo más tranquilo, comenzó a acariciar su cabello negro, logrando así la calma en el chico.

—Muy bien, eso es —murmuró para felicitar a su dueño y este suspiró —Ahora ¿me dirás qué está pasando?

La voz de Soobin fluía con la suave brisa que se estaba formando, buscando mantener el aura en su dueño.

—Y-yo… Apareció Ni-Ki, está con Beomgyu.

Asintió mientras lo oía, entonces tomó el abrigo del pelonegro y lo colocó, ciertamente quería evitar hablar respecto al hermano de su dueño. Siendo su principal razón que él le advirtió en su momento de escuchar a su tío e ir con Beomgyu.

No quería alterarlo con ese tipo de cosas, era poco amigable de su parte, incluso podría decir que cruel.

—Vamos entonces —habló y tomó su abrigo, sin embargo, Yeonjun lo detuvo.

—Escucha, la cafetería queda lejos y tardaré mucho en volver, mejor espera aquí y yo llamaré cuando esté volviendo con Ni-Ki ¿sí? —De forma inmediata el rubio se negó.

—No importa, sé que para ti ir donde Beomgyu es duro y… No quiero que llegues lastimado, eso es todo —Yeonjun guardó silencio y luego respiró profundo mientras se separaba un poco de los brazos ajenos.

—Escucha Soobin, debo ir yo. Soy yo el padre de Ni-Ki y debo responder como tal —contestó —Por favor, estaré tranquilo si te quedas aquí en lo que yo voy y vuelvo, tendré tiempo suficiente para pensar en ello ¿si?

Soobin hizo una ligera mueca, no estaba de acuerdo con ello.

Pero de todas formas accedió, sabe muy bien que su dueño ya tuvo suficiente como para que ahora tenga problemas por su culpa. Dejó su abrigo en el perchero y le plantó un pequeño beso en la frente al pelinegro.

—Mucha suerte, Junnie —deseó en un susurró y entonces lo vio alejarse de la casa.

Suspiró y entró a la casa, cerrando la puerta y finalmente obedeciendo a la orden de quedarse en un lugar, pero es que en realidad no estaba para nada tranquilo con aquél plan.

Por lo que podía deducir, se trataba de una discusión que más o menos iría desde que Yeonjun se habría ido a vivir con Ni-Ki a un lugar distinto, supuso que serían unos cuatro años atrás o menos. Cada vez que se enfrentaban ambos terminaban realmente mal.

Eso sin olvidar que aún no sabe la razón de tanto rencor.

Se sentó en el sofá, intentando descifrar el enigma hasta que comenzaron a crearse preguntas en su cabeza respecto a la escapada del niño.

Principalmente, quería saber cómo es que el niño llegó a parar casi al otro lado de Daegu si claramente lo habían dejado en la entrada de la escuela.

Su cabeza se llenó de teorías, y entonces recordó lo que Beomgyu hizo cuando era un niño.

Recordaba estar entre las manos de Yeonjun mientras oía a Minho y a Siwon discutir. Ése día Beomgyu decidió ir a su tío para hablar con él y decirle que no le gustaba verlos peleados, porque son hermanos y no deberían estar peleando intercambiando palabras hirientes.

Beomgyu era demasiado pequeño para comprender la gravedad de lo que se decía, pero, siendo sinceros, no era difícil adivinarlo por las reacciones que tenían.

—No entiendo cómo es que Ni-Ki llegó a parar en otro lugar tan lejano de su casa o su escuela —Miró a Kai, quien tomó asiento a su lado y suspiró —Espero que esté bien y que Beomgyu no lo haya tratado mal…

Lo pensó un poco ante aquellos comentarios y entonces decidió preguntar.

—Kai ¿y si Ni-Ki quiso arreglar el problema entre Beomgyu y Junnie? —ambos se miraron, y entonces el castaño lo pensó.

—Pero ¿cómo entonces habría hecho para ir hasta allá? ¿Y tan de la nada?

—Beomgyu hizo algo similar cuando era pequeño, recuerdo que hizo a Yeonjun prometerle que nunca pelearían y todo.

—Pues la promesa no les duró mucho —comentó Kai y suspiró.

— ¿Qué provocó que se pelearan así? —Se preguntó mientras comenzaba a divagar mirando el techo, sin notar que Kai estaba viéndolo fijamente.

Perfectamente podría preguntarle a Kai, pero prefería oírlo de su dueño. Sólo si quiere, claro.

— ¿Y bien? —Ni-Ki mantuvo la cabeza agachada al escuchar la pregunta de su tío —Te dije que no tengo todo el día, y tú tampoco, te recuerdo que debes ir a tu casa y…

—Tío ¿Por qué usted y mi Papi están peleados? —preguntó y lo miró —Siempre están tristes cuando se ven, y aunque no esté presente sé que lo que dicen termina lastimando al otro.

Esta vez fue Beomgyu quien se quedó callado producto de la charla que estaba dando el niño. Su pecho se apretó una vez vio a Ni-Ki sacar de su mochila el dibujo que había terminado en el transcurso de la tarde y se lo mostró.

Era un dibujo simple y colorido en el cual se veían a dos adultos, a uno con el cabello castaño, una linda sonrisa y al otro con cabello negro, una pequeña sonrisa y unos lentes.

—Estos son usted y mi Papi —comentó el niño —Ustedes deberían de estar así, sonriendo y queriéndose mucho —Beomgyu miraba el dibujo, en el fondo de su mente se dijo que el niño realmente bien para tener siete años, pero, la mayor parte de su cabeza sólo hacía retumbar las inocentes y profundas palabras del niño —Ustedes son hermanos, me da penita ver que estén peleados.

Otra vez se quedó callado y Ni-Ki lo miró, entregando el dibujo que con mucho esfuerzo le hizo.

—No sé por qué están peleados pero, me gustaría mucho que dejen esa diferencia de lado y puedan ser igual de unidos a como lo eran antes, sobre todo porque sé cuánto les duele…

La plaza estaba algo vacía debido a que ya había pasado un rato desde que el cielo se oscureció para darle el protagonismo a la luna y sus estrellas.

Beomgyu miró la plaza por unos segundos, sin saber ya qué podría decirle al niño.

—Tío Gyu —el nombrado lo miró —Yo lo quiero mucho, me pone triste saber que usted se siente herido…

Suspiró y sus ojos se aguaron, un nudo se formó en su garganta y finalmente decidió mantener su mirada en el suelo.

Por primera vez se detuvo a pensar en que el niño no tenía idea de que él era su razón del conflicto, sin poder creerlo, un niño de siete años le pidió alzar la bandera blanca y dar un alto al fuego porque le daba tristeza verlo tan triste y distante.

¿Acaso era su sobrino quien le hablaba o su niño interior? Ni-Ki seguía hablando de cuánto le gustaría verlo haciendo las paces con Yeonjun solamente para que ellos se sientan mejor con ellos mismos, ni siquiera se incluye en la historia como los deseos comunes en los niños de ser superhéroes o hacer sentir orgulloso a su papá.

A pesar de todas las veces que lo ha insultado y lo ha negado como parte de su familia, Ni-Ki mantiene un respeto hacia su tío y lo invitó para formar parte de su vida.

Se sintió como un completo canalla cuando después de tantos años entendió el punto de vista de su hermano mayor. El niño no pidió nacer, no tiene la culpa de los problemas que ellos, como adultos, tuvieron.

Yeonjun hizo su elección al cuidar de Ni-Ki, y debía respetar aquello. De todas formas ya pasó mucho tiempo como para seguir quejándose por ello.

Ahora ambos son unos adultos, y aunque piense que no está bien, ese niño es el mundo de Yeonjun, lo mínimo que podría hacer es apoyarlo en algo que es tan importante como la crianza de su hijo.

De su sobrino.

— ¿Tío Gyu? —Beomgyu miró a Ni-Ki, quien lucía preocupado ante el silencio del castaño, entonces abrazó a su sobrino, intentando no llorar en voz alta.

—Y-yo… —Se separó y aclaró su garganta para evitar tartamudear o quebrarse en lo que respondía a su sobrino —Escucha, entiendo tus intenciones de querer hablar conmigo y te lo agradezco, pero, esto es algo que tú papá y yo debemos hablar, es un tema de adultos ¿sí?

El niño lo miró a los ojos, y luego asintió.

— ¡Ni-Ki! —tanto el niño como Beomgyu se voltearon al escuchar el nombre del menor, viendo que Yeonjun ya había llegado.

El niño alzó sus cejas por la sorpresa de ver al pelinegro y se bajó de la banca, corriendo hacia su papá y finalmente dándose un fuerte abrazo.

— ¡Ni-Ki! —tardaron un buen rato antes de separarse un poco, puesto que Yeonjun no podía dejar de acariciar su cabello mientras lo apagaba más a él, como si no se hubieran visto en años. Y si bien sólo fue un día, para un padre no hay peor terror que no saber de su hijo — ¿Estás bien? ¿Dónde estuviste? ¿Alguien te hizo algo?

Beomgyu, quien miraba el reencuentro en silencio, era alguien capaz de comprender aquella preocupación.

—Estoy bien, Papi —contestó el niño —El tío Gyu me cuidó.

El pelinegro pareció reaccionar una vez escuchó a su hijo hablar y en ese momento alzó la mirada, encontrándose con su hermano menor por tercera vez en la semana.

Ambos se quedaron callados, y Ni-Ki podía notar aún que había una fuerte tensión.

—Jun… ¿Te parece si mañana hablamos bien este tema? Estoy seguro que también necesitas descansar —habló Beomgyu, sorprendiendo un poco a Yeonjun, sin embargo, este comprendió completamente y de todas formas tenía razón.

Más allá de castigar a Ni-Ki por lo que hizo, necesitaba volver a casa y dormir al lado de su hijo, mayor es el alivio que el enojo o el miedo que hasta hace un rato estaba sintiendo.

Accedió, acordando que hablarían en la casa de Yeonjun.

Beomgyu se acercó a ellos y se agachó para quedar a la altura del niño, llamando su atención.

—No vuelvas a escaparte, esta vez tuviste suerte de que te encontré antes de que algo te pasara. Te agradezco el gesto, pero no te pongas en un riesgo innecesario, Ni-Ki —el niño lo abrazó por el cuello, haciendo que Beomgyu se sorprenda por ello.

—Gracias por cuidarme, tío Gyu —murmuró el niño y le dio un tierno beso en la mejilla, un signo de despedida.

Luego de eso, el castaño se fue, dejando a su hermano con Ni-Ki ahí, al menos fue así hasta que minutos después, Yeonjun reaccionó y volvió a su rol de padre.

—Bien, vamos a casa —anunció mientras tomaba la mochila de su hijo y la mano de este, comenzando el camino hacia la estación de metro.

— ¿Estoy castigado? —preguntó Ni-Ki con un puchero.

—Eso lo hablaremos cuando lleguemos, nos preocupas… Cierto, debería llamar a Soobin, estaba muy preocupado cuando vine —habló mientras tomaba su celular, pero entonces Ni-Ki recordó que el celular estaba en su mochila.

—Papi no creo que haga falta —habló pero fue muy tarde, para ese entonces Yeonjun ya había marcado el número y la canción que Soobin colocó como el tono de llamada se hizo oír en la mochila.

Yeonjun abrió la mochila y no demoró mucho en revisar y darse cuenta de que el niño estaba con el celular bajo su poder, miró al niño, aturdido por lo ocurrido.

— ¿Por qué tienes el celular de Soobin…?

Ni-Ki mordió su pulgar, y en lugar de dar explicaciones sólo se disculpó, admitiendo en silencio que lo había tomado sin permiso.

El pelinegro suspiró y guardó el celular del rubio en su bolsillo, luego de eso retomaron el camino a la estación y el avisó llegó al número de Kai.

Cuando ya estaban en el vagón, una figura conocida para el pequeño volvió a hacer su acto de presencia, y el hombre notó su presencia.

— ¡Niño! —Yeonjun alzó una ceja cuando el hombre se les acercó y la reacción de su hijo fue automáticamente abrazar el brazo de su papá —Dios ¿otra vez aquí? Ven, te llevaré con tu padre…

—Yo soy su padre —intervino Yeonjun, con un tono y expresión para nada amigables —Y te sugiero que dejes a mi hijo en paz, de lo contrario cuando te bajes del vagón te estará esperando la policía, y no precisamente para invitarte a cenar.

Tras la advertencia del pelinegro, Ni-Ki se escondió en su papá y el hombre se alejó, luego se eso el niño suspiró de alivio.

El niño comenzó a sentir sueño, por lo que se acurrucó en el pecho de su papá y se dispuso a dormir en lo que era el largo viaje de regreso a su casa. En lo de mientras, Yeonjun acariciaba su cabello y a pesar de que el niño estaba castigado a partir de ese día a tres años más, le hizo saber a través de pequeños besos en su frente y un inocente tarareo que lo amaba.

Cuando llegaron a la casa, Ni-Ki estaba con un puchero, y no precisamente por el sueño, más bien era porque estaba castigado hasta el dos mil veintitrés. El pelinegro le entregó el aparato a Soobin, aconsejando que era mejor decirle cuando se le vuelva a perder.

Kai se retiró, y entonces lo último del día se dió.

Aquella noche, Soobin no durmió en la cama de Yeonjun, aquello ocurrió ya que Ni-Ki se quedó dormido en el cuarto de su papá, ambos firmemente abrazados.

Ni-Ki tuvo una gran aventura, y Yeonjun una de sus más grandes desventuras, en la cual todavía pensaba e intentaba conectar todo para que tuviera sentido.

Beomgyu estaba metido en su mente, tan profundo que aún no procesaba que hubiera llamado al niño por el nombre que le puso y no por el cual tanto se jactaba de haberlo conocido

Aquel cambio en su hermano fue literalmente algo de lo cual preocuparse, constatando que al día siguiente hablarían bien el tema.

Le tocó pasar una angustiante noche, porque no sólo eso fue naciendo en su mente.

Estaba nervioso, muy nervioso.

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