Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌸 O6 ─ ʙᴇᴏᴍɢʏᴜ ˚᳝᳝ ⸱

Yeonjun.

Estoy bien, lo estoy —aseguró mientras evitaba la mirada de San, pues la vergüenza y la pena estaban grabadas en su cara, y no quería dejar ese recuerdo en la mente de su hermano menor —. Van a estar bien ¿Si? Vendré a visitarlos cuando me sea posible, es una promesa.

Se estaba despidiendo de su hermano, porque aún cuando sabía que, posiblemente se le dificulte cumplir su promesa, y no quería seguir profundizando la herida que se conservaría un buen tiempo en el corazón de los hermanos.

Te quiero mucho, San, Nunca te olvides de eso, nunca —repitió una vez más y su hermano menor le hizo entrega de un paraguas.

Está comenzando a llover, te va a servir, Hyung.

Yeonjun miró fijamente el objeto al borde del llanto, y solamente le dio un último abrazo a su hermano mientras murmuraba un "gracias". Luego, tomó el bolso que pudo preparar con el poco tiempo que le fue dado, al pequeño bebé y con cuidado bajó las escaleras, donde a la primera persona que vió fue a su madre, la cual estaba desinteresada totalmente en su hijo; tomó aire en su doloroso y acongojado pecho para luego dirigirse a la puerta principal, listo para abandonar el nido por el bien de todos.

Beomgyu miraba a su hermano abrir la puerta con dificultad y las ganas de llorar lo invadieron, deseando que su hermano entrara en razón, se arrepienta y decida no cruzar la puerta. Sentía la impotencia, la imperiosa necesidad de que Yeonjun se cuestionara y dijera "¿Qué estoy haciendo? Mis hermanos me necesitan, no puedo arriesgarlo todo por un bebé" estaban consumiendo su pecho y finalmente rompió en llanto cuando, sin mirar atrás, cerró la puerta detrás de él y finalmente se fue.

Yeonjun abrió el paraguas sin decir una sola palabra, la lluvia apenas estaba comenzando, pero no podía arriesgarse a que Riki se enfermara. Suspiró mientras lo miraba y empezó a caminar lejos de la casa de su madre, le esperaba una larga noche.

Las lágrimas brotaban y caían por sus mejillas a medida que se alejaba, pero entonces escuchó a una persona correr y finalmente detuvo su andar para saber qué estaba pasando. Fue entonces que vio a Beomgyu tratar de alcanzarlo.

¡Yeonjun! —el chico de apenas trece años corrió hasta que por fin alcanzó a su hermano mayor, pero no parecía agotado, sólo estaba jadeando —Hyung, por favor, vuelve a casa —pidió el chico a punto de romper en llanto nuevamente —. Vuelve a casa ¡Yo te creo, podemos encontrarle un hogar a ese bebé o incluso...!

Yeonjun negó con la cabeza.

No volveré, sé que no seré bienvenido aunque vuelva sin el bebé —explicó mientras lo miraba y se acercaba a él para cubrirlo de la lluvia, el paraguas era lo suficientemente grande para cubrirlo a los dos —. Vuelve, te puedes enfermar. Los visitaré en cuanto me sea posible —anunció tratando de tranquilizar a su hermano.

Pero Beomgyu sabía muy bien que sólo eran palabras, y que en realidad pasará mucho tiempo antes de que puedan verse en mejores circunstancias.

Mentiroso.

El mayor se quedó paralizado al escuchar aquella palabra por parte de su hermano, confundido.

Gyu, no te estoy mintiendo —trató de arreglar la herida de Beomgyu, y se acercó más a su menor, sin embargo este se alejó y cruzaron miradas, viendo el enojo y el resentimiento recién generado cargado en su mirada —Gyu...

No me hables hasta que te hayas deshecho de ese bebé —con esa sentencia dicha, Beomgyu simplemente, dio la vuelta y caminó hacia su casa, frustrado y a punto de llorar nuevamente. Negado ante la idea de despedirse.

Yeonjun por su parte, se quedó paralizado, sin saber qué decir o hacer, con el corazón hecho trizas finalmente sus lágrimas volvieron a brotar mientras que la lluvia se intensificó, sin embargo todo aquello quedó en un segundo plano cuando Riki comenzó a removerse entre sus brazos mientras comenzaba a llorar casi que desconsoladamente, por lo que parecido a un instinto comenzó a mecerlo con el mejor de sus esfuerzos y le prometió al pequeño que encontraría un lugar seguro donde pasar la noche.

Entonces, una idea llegó a su mente, por lo que rápidamente comenzó a encaminarse a la parada de autobuses.

La alarma del reloj digital apenas tuvo oportunidad de comenzar cuando fue acallada por el mismo Yeonjun, empezando la semana de una manera más rígida que lo habitual.

Tomó aire y miró a su compañero dormir mientras abrazaba fuertemente una almohada, muy probablemente como reemplazo al saber que no pasó la noche en su propia cama, más bien lo hizo en el incómodo sofá.

Suspiró mientras se dirigía al espejo y admiró toda su imagen. Un saco de un gris oscuro, una camisa blanca como siempre, su corbata que hacía juego con el saco y sus pantalones, zapatos negros y aquel peinado que siempre tenía el equilibro en una sutil elegancia. Una imagen madura de él para solamente tener veintidós años.

Los años pasaron muy rápido, le era casi imposible relacionar su yo de ahora al de siete años atrás, fue un tiempo en el que básicamente hubieron cambios sin fin, y aún esos cambios seguían floreciendo con el pasar de los días.

A veces, sólo a veces se preguntaba qué es lo que estaría haciendo ahora si Ni-Ki no hubiera aparecido en su vida. ¿Estaría viviendo la libertad de un año sabático? ¿Se estaría graduando de la universidad? Era muy joven cuando tomó en sus brazos a quien ahora es su hijo, tan joven que ahora, al pensar en las cosas que son cotidianas para sus hermanos o incluso su círculo cercano para él no son más que dudas de un gran "Si hubiera".

Incluso Soobin, quien naturalmente no tiene mayor idea sobre las etapas posteriores a la niñez, está gozando de ese tipo de experiencias al salir seguido con Taehyun y Jisung a salidas esporádicas, juntas de amigos o incluso un que otro amigo que hace al comenzar a atender clientes en la casa de antigüedades.

Sentía nostalgia por algo que decidió no vivir, pero se consolaba al recordar que al final del día, puede ofrecerle una buena vida y la oportunidad de disfrutar esas experiencias a su amado hijo.

—Junnie —la voz de un adormilado Soobin lo sacó de aquellos pensamientos, haciendo que se voltee para ver a su compañero, frotando sus manos en su rostro para espantar el sueño y dedicarle la adorable lucha que tenía en contra de sus párpados por mantener los ojos abiertos, aún con su cabeza reposada en la almohada que hasta hace unos segundos estaba abrazando — ¿Ya es hora de levantarse?

Yeonjun sonrió sintiéndose más tranquilo mientras lo veía parpadear repetidas veces y se acercó.

—Así es, a levantarse, Soobin —respondió —. Levántate en lo que yo termino de preparar el desayuno.

El joven rubio asintió con un puchero en sus labios y no pudo evitar reír suavemente para luego sacudir un poco su cabello y finalmente dirigirse a la cocina, siguiendo con la idea de preparar un desayuno más variado.

No es algo usual, pero tal vez hacer hotcakes para desayunar sería un lindo gesto a su hijo, y también por tomar en cuenta las sugerencias de Soobin.

No le tomó mucho tiempo, pues apenas y eran las seis y cuarenta de la mañana cuando ya estaba terminando de colocar los últimos hotcakes en los platos, lo que se estaba llevando la mayor parte de su tiempo desde la noche era su cabeza llena de divagues. En relación a casi todo.

Su rutina, su ropa, la manera en la que durmió, su entorno... Todo.

Nada era igual a como fue hace años, pasó de ser un adolescente normal a un padre, ya sea hombre o mujer, la persona que recibe aquel título, detrás viene un hilo extenso lleno de cambios, los cuales y apenas terminaba de entender por la edad distinta, sin embargo también se pregunta si no importaba la edad, si acaso los otros padres también tienen ese tipo de preguntas rondando en sus cabezas; si acaso la gente sin hijos también tienen ese tipo de preguntas rondando en sus cabezas.

Yeonjun nunca tuvo ese tipo de preguntas en su cabeza, para él siempre fue que estaba cumpliendo con su deber como padre y ayudar a Ni-Ki a conocer el camino, a darle las herramientas que necesitaría en el futuro. Ni-Ki estaba bien, pero ¿y él?

¿El mundo le pondría las mismas etiquetas aún si no estuviera Ni-Ki en sus brazos?

—Junnie, ya son las sie... Wow ¡Hiciste hotcakes!

Miró a Soobin cuando hizo presencia con su voz ahora más despierta y ya preparado para empezar el día. Su presencia lo hizo aterrizar nuevamente y se fijó en el reloj en su muñeca, indicando que eran las siete de la mañana. Era hora de que su pequeño Ni-Ki comience el día.

—No te comas los hotcakes, espera a que nos sentemos a desayunar —indicó antes de irse al cuarto de su pequeño, dejando a su compañero con un notorio puchero — ¡Sin trampas, Soobin!

Rió un poco en el camino al cuarto, y cuando llegó a la puerta se obligó a calmarse un poco y entró al cuarto, viendo a su hijo dormir como un angelito, abrazado de su nuevo amigo de felpa, Tobin.

Se acercó en silencio y lo miró con más detalle. Pensando cuando lo vió dormir tranquilamente por primera vez, simplemente, una pequeña bolita de algodón descansando en la cuna que pudo recuperar y que ahora, casi cuatro años después descansa en el sótano de su tío Siwon.

《Pequeño y frágil.》 fue lo primero que pensó cuando lo acurrucó en sus brazos, mientras intentaba acallar su desconsolado llanto de bebé.

—Nini —llamó mientras acariciaba el cabello de su pequeño —Despierta, hice hotcakes para desayunar.

Su pequeño se removió un poco y luego despertó, dejándole ver aquellos brillosos y hermosos ojos que tanto amaba Yeonjun.

Había muchas cosas que cambiaron en esos siete años. Él cambió, su vida, rutina e incluso su círculo de amistades había cambiado de una manera casi que radical, incluso su propio hijo cambiaba con el pasar de los días, creciendo cada vez más fuerte, feliz y saludable.

Todo cambia, pero no siempre es capaz de notarlo.

Ya que si bien esa vida que llevaba ahora es la que escogió, lo que quedó atrás tampoco deja de ser importante, como lo que mayormente pesó a la hora de dar un paso al lado y dedicarse a su hijo.

Bien, no era habitual que su mente estuviera divagando tanto en relación a algo tan natural en el simple hecho de existir como lo es el cambio. Pero para su cabeza pareciera ser inevitable.

Y ya sea por suerte o desgracia, Soobin parecía estar al tanto, en toda la mañana lo estuvo llamando para preguntar por cosas que él ya sabía, como si buscara mantener su cabeza concentrada en otras cosas, aunque ciertamente luego de la hora de almuerzo la misión del joven rubio se volvió imposible de realizar. Y es que tras escucharse la campanilla de la puerta, fue que por primera vez en tanto tiempo consideró que era buena idea ser tragado por la tierra y escupido en otra galaxia; porque no quería hablar con la viva imagen de su madre: su hermanito.

Choi Beomgyu.

Su cuerpo se crispó cuando reconoció la figura de su hermano con ese gesto que rozaba la arrogancia y demanda. Porque claramente su hermano no vino para tomar el té.

Su hermano vino para saber qué té escupir una vez vuelva a su casa, es un hecho que la presencia de Soobin en el supermercado no pasó de largo y había una larga charla entre las manos de Beomgyu que claramente estaba impaciente por llegar al otro sujeto de la conversación, y ese es Yeonjun.

Para poner la cereza en el pastel, le fue imposible esconderse de su hermano menor, el cual temía ver porque sabía lo que le esperaba, ya que ni bien se estaba dando la vuelta para que no lo reconocieran, Beomgyu habló.

—Hola, hermanito.

Se quedó paralizado cuando lo escuchó, como si todo se hubiera detenido y las paredes fueran a caer sobre él parecidas a unas grandes pesas sobre sus hombros, y es que el ambiente se volvió tan tenso que después de Beomgyu, hubo un momento en el que nadie dijo nada ni se movió.

Soobin no lo entendió en el momento, por qué de la nada tuvo la oportunidad y autorización de ir a por Ni-Ki a la escuela por su propia cuenta, y por qué su dueño estaba tan empeñado en que se fuera lo más pronto posible, sin embargo, no cuestionó nada y acató la orden como si de un soldado se tratase. Eso fue porque Yeonjun no quería que estuviera presente en caso de que algo saliera mal.

Hablar con Beomgyu era como un total juego de azar, haciendo que fuera más probable que le partiera un rayo antes de que una charla entre ellos dos termine bien.

Cuando Soobin ya estaba cruzando la esquina, finalmente los hermanos estaban ingresando a la oficina del mayor, el cual tenía un horrible vacío en su estómago, expectando de todo menos palabras bonitas o de consuelo.

Cerró la puerta una vez su hermano ingresó, sin embargo, no dijo una sola palabra cuando quedaron finalmente a solas, tratando de mentalizarse y animarse a que sólo sería un momento, que luego podrá seguir su día como si Beomgyu nunca hubiera decidido visitarlo de sorpresa a su trabajo.

—Así que...

—Por favor, sólo te pido que no te pases de la raya, no estoy de humor para soportar algo como eso —pidió apenas tuvo el coraje de hacerlo, sin mirar a su hermano, pero podía imaginar la sonrisa burlona de su hermano, con esa risa que escapaba en un resoplido.

— ¿Y qué quieres que te diga? A ti nunca te gustan mis palabras —alegó —. Es más, nunca llegamos a un verdadero final, comienzas a llorar y luego me echas. Siempre es lo mismo, hermanito.

Beomgyu tenía razón, porque lo único que nunca pudo cambiar, eran las discusiones de ellos. Eran mucho más altos y distintos que hace siete años, pero el resentimiento y la distancia eran lo mismo desde ese día.

—Ese chico —comenzó el castaño, refiriéndose a Soobin —No sabía que lo conocías -el mayor se volteó, confundido.

— ¿Tú lo conoces? —su corazón se estrujó, lleno de pánico al pensar en que en realidad su compañero no lo fuera.

—Su rostro lo habré visto en alguna parte, pero no lo conozco —contestó el menor, haciendo a su hermano suspirar.

—Es un empleado nuevo —respondió —. Es amigo de Taehyun, muy destacable en su trabajo -complementa con una media mentira, tratando de desviar el tema.

—Claro, jugar a ser una familia feliz no ha de ser problema para nadie. Sobre todo cuando tienes a todas tus muñecas a disposición.

La oficina se volvió a sumir en un grave silencio, y es que los dos sabían a lo que se refiere. Y en parte su hermano tiene razón; nadie de la casa de antigüedades, ni siquiera Kai, lo acompañaban a hacer ese tipo de cosas. Tal vez una salida al parque o ese tipo de cosas con Kai o sus hermanas, pero jamás con alguien más.

Hasta que Soobin fue aceptado en su hogar.

—No es mi pareja, si es lo que insinuas. Solamente lo estaba ayudando con unas compras, las cuales eran para una junta que haríamos en su casa por el, el cumpleaños de... Odi —su hermano frunció el ceño cuando escuchó un nombre nuevo.

— ¿Odi?

—El erizo de Soobin, ayer cumplió un año, quiso celebrarlo y nos invitó. Como era fin de semana obviamente estaría acompañado de Ni-Ki y eso es todo —mintió, era terrible con las mentiras, pero necesitaba evitar a toda costa que el tema del joven rubio fluyera hasta que se termine por saber toda la verdad.

—De verdad crees que soy idiota ¿no? Quería saber qué tanto sigues arriesgando por desconocidos y me sales con esta tontería —acusó Beomgyu, causando que el pecho del mayor doliera —. ¿Es que no aprendes? Sé que ese tipo es tu amante, sé que con él juegan a ser la familia perfecta para ese mocoso —Beomgyu bufó por la molestia al recordar la mera existencia de su sobrino —Finalmente lograste completar tu colección ridícula de muñecas.

Yeonjun se dejó atrapar por la puerta mientras respiraba hondo, tratando de soportar la ola que estaba comenzando a recogerse, a punto de reventar en su propia cara.

—No digas eso, no es verdad y lo sabes. —trató de ser sensato, pero es como si su hermano hubiera despertado con todas las intenciones de descargarse en él hoy.

— ¿Así como lo que sé de Riki?

—Ni-Ki —corrigió, haciendo enojar más a Beomgyu.

—Lo llamaré tal y como conocí su nombre, y que yo recuerde es Riki. No me pidas unirme a tu jueguito absurdo y fingir que ese mocoso es parte de mi familia, porque tú y yo sabemos muy bien que no es así —Yeonjun cerró los ojos, tratando de mantener la compostura —. No puedes tapar el sol con un dedo.

—No lo estoy —tomó aire, tratando de encontrar en su cabeza el coraje para defenderse como debía —. ¡Ni siquiera entiendo tus quejas! Sí, era demasiado joven cuando me convertí en su padre pero...

—No me digas que es lo que tenías que hacer, porque claramente te dije que podíamos encontrarle un lugar mejor —advirtió el menor.

— ¡¿Y cómo querías que me quedara si nadie me creyó?!

— ¡¿Hasta cuando mi palabra va a ser inválida?! —suspiró mientras sus ojos comenzaban a picar, lo detestaba.

—Nunca busqué invalidar tu palabra, no –contestó —. Esa nunca fue la intención.

—Claro, claro que esa nunca va ser tu intención —Beomgyu se acercó al escritorio ajeno, mirando cada detalle de la oficina renovada —Como tampoco lo era verte tan feliz con tu "familia" en el supermercado, cuando abandonaste la familia que aún te espera en casa.

—Yo no...

— ¡Claro que no, tú nunca nada! —Yeonjun se encogió ante la creciente ira — ¡Nunca nos extrañaste así sea un poco, nunca nos visitas, nunca estás ahí para nosotros, que de verdad somos tu familia! —exclamó el menor.

— ¡Claro que estoy ahí para ustedes!

El silencio se plantó por última vez, únicamente dejando oír los leves y acallados sollozos de Yeonjun, lo detestaba, realmente lo detestaba.

— ¿Ah sí? —levantó la mirada, viendo cómo Beomgyu dejaba algo en la carpeta —Pues bien, porque supongo que habrás asistido a mi recital.

— ¿Qué? —Beomgyu rió, pero era esa risa que demostraba molestia, ironía.

—Así es, porque mientras estabas disfrutando tu mejor cena con ese rubio oxigenado y ese mocoso, yo te estaba buscando entre la multitud, en el recital.

El mayor frunció el ceño, confundido al saber aquello, puesto que no recordaba ser invitado a ningún evento por parte de su hermano o que su madre le haya dejado el recado. Pero eso no evitó que se sintiera mal.

—Nunca fui invitado, Gyu —comentó ya casi sin voz, estaba temblando hasta la última fibra que pudiera ser suya. Escuchó la puerta del pasillo, y aquello fue suficiente para que retomara su postura, y a pesar de que ya no tenía la fuerza mental para aquello, debía parar todo esto. Su hijo estaba de vuelta.

— ¿Nunca? —cuestionó el menor, al borde del colapso — ¿Es en serio?

—Beomgyu, para —ordenó, podía escuchar la voz de su hijo a través de la puerta.

—O qué ¿Vas a echarme nuevamente? —el mayor negó con la cabeza.

—Podemos hablar de esto con calma, no hay necesidad de...

—De decirte la verdad tal y como es —Yeonjun suspiró, ya rendido y sin ganas de seguir discutiendo —. Ese es tu maldito problema, Yeonjun ¡Nunca quieres oír la verdad, nunca! Siempre haces lo mismo, cuando oyes algo de mi boca que no te agrada, vienes y me echas. Y no me digas que no es así, porque si fuera por ti esta conversación no habría tenido lugar.

—Beomgyu.

—Nunca quieres oírme, nunca quieres estar para nosotros.

—Beomgyu, basta.

— ¡Nos abandonaste igual que pa...! —finalmente, la discusión se detuvo, pero no por las razones que ambos hubieran querido.

No fue una cachetada fuerte, de hecho por muy suave y corto que hubiera sido el golpe, fue suficiente para hacer sentir horrible a Yeonjun, mientras que Beomgyu finalmente se quedó en silencio.

—Lo siento, lo siento —comenzó a repetir rápidamente mientras intentaba acercarse a su hermano y reparar el daño que causó, sin embargo, y una vez más, Beomgyu se alejó.

—Eres... Agh —fue lo último que Beomgyu dijo, secando las pocas lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas y se acercó a la puerta, pero después de girar la perilla y antes de abrir la puerta decidió hablar lo último —. Me quedó claro qué es lo que prefieres, pero no esperes que siga apoyando este juego de muñecas, Yeonjun.

Yeonjun se volteó, dándole la espalda a su hermano y se quitó sus lentes para secar todo rastro de sus lágrimas nuevamente, intentando ser fuerte.

Beomgyu cuando salió, solamente se quedó viendo fijo a Soobin y a Ni-Ki, quienes estaban a punto de ingresar a la oficina de Kai.

Soobin no supo interpretar más allá de la tristeza en el rostro del chico, por lo cual pensó que lo mejor era guardar silencio mientras lo veía avanzar, pero, el pequeño sólo hizo lo que creyó correcto y educado.

—Hola, Tío Gyu.

Beomgyu se detuvo una vez más pero no respondió al saludo y solamente se fue, ignorando por completo al niño. Al pequeño no le pareció extraño, puesto que estaba acostumbrado a que su tío fuera distante y de pocas palabras con él, pero para el rubio no fueron las mejores señales.

Ahora estaba más preocupado por Yeonjun, por lo que después de pedirle a Ni-Ki que fuera con Taehyun, fue que se adentró a la oficina de su dueño.

Al entrar, no se pudo conformar una imagen en su cabeza de lo que sería su dueño y cómo se estaría sintiendo en esos momentos, pero no fue menos doloroso verlo llorar en silencio, mientras repetidamente trataba de secar sus lágrimas. No dudó por un segundo, y a pesar de que Yeonjun tenía una clara política de no abrazos durante el trabajo, él de igual forma caminó hasta su dueño, quien lo miró una vez quedaron frente a frente.

—Soo... —no dió tiempo a alguna palabra y finalmente se lanzó a abrazarlo, dejando paralizado a su dueño.

Ciertamente no era normal que el rubio rompa ese tipo de reglas, normalmente lo hacía porque encontró la ternura en el ceño fruncido de su dueño y cómo este lucía como un adorable patito al fruncir sus labios también, empero, esta vez tenía el justo motivo de consolar el llanto que muchas veces quedaba atrapado en las cuatro paredes de la oficina y en el corazón del joven padre.

—Está bien, puedes llorar conmigo, Junnie —anunció mientras acariciaba el cabello de su dueño.

Yeonjun reaccionó luego de unos segundos, y su primer instinto fue intentar separarse, buscando ser fuerte y demostrarle a su compañero que lo ocurrido con su hermano no le había afectado mucho. Sin embargo, su mente le pidió quedarse envuelto en los brazos del rubio y finalmente, admitir su derrota y dejarse sujetar.

Debía admitir que se sentía débil, y que en realidad detestaba llorar por una herida que él mismo provocó en alguien tan querido e importante como Beomgyu, pero él tampoco era de hierro y muchas veces se tragó aquello por no sentirse con el derecho de quejarse.

Es lo que escogió, sí, pero también le dolían aquellas espinas las cuales lastimaban seguidamente su corazón.

Esto no era culpa de nadie, o tal vez sí, tal vez la culpa residía en él mismo por haber permitido que el corazón de su hermano se llenara de tanto rencor y dolor también, por permitir que la brecha entre ellos se hiciera cada vez más lejana.

—Todo va a estar bien, Junnie.

Negó con la cabeza mientras se aferraba al cuerpo del chico.

—Soy horrible —contestó, lamentándose de lo que pasó y de lo que hizo.

Y es que decir que estaba arrepentido era poco.

No lo soportó, usualmente lo último que haría Yeonjun es golpear a otra persona, sobre todo si se tratan de sus hermanos, y antes se tiraría de un puente que tocarle un sólo cabello a Ni-Ki. Pero no pudo más cuando Beomgyu mencionó a su padre.

Sabía lo importante que fue esa etapa de sus vidas, para los tres. Y sobre todo sabía que lo que menos buscó su padre fue abandonarlos.

Cuando era pequeño no lo entendió, luego de un tiempo se vio entendiendo que no fue un abandono pero, su padre tristemente no pudo quitar aquella astilla en el corazón de sus hermanos, la cual pareciera que Yeonjun enterró aún más.

Una astilla que a Ni-Ki no le permitiría ver, pero que por la inocencia y nobleza del niño decidió mirar para luego tomar la decisión de ayudar con sus pequeñas manitas.

Él quiere que su padre y su tío estén felices y unidos, aún no tiene la menor idea de cómo hacerlo pero sin dudas hará algo para cambiar esa suerte entre ellos dos y finalmente volverán a ser los cariñosos hermanos que alguna vez fueron. Estaba decidido.

Yeonjun miraba a Ni-Ki jugar desde el umbral que divide el cuarto del niño con el resto de la casa, ambos inmersos en lo suyo.

Soobin, en cambio, estaba en el cuarto de su dueño, escribiendo un mensaje a Kai desde su teléfono.

Hyuka🦄

...No lo sé, en realidad.
Lo que me preocupa es Junnie ╥﹏╥

Tal vez ahora pueda decírtelo.
Estoy seguro que ahora hay más confianza.

¿Eso crees?

Sí, pero para eso debo advertirse que es un tema...
Sensible, muy sensible para Yeonjun

Oh, ya veo
Entonces ya sé cómo preguntarle 😊
Muchas gracias, Kai

No hay de qué, suerte <3

Cerró su teléfono, en realidad no tenía idea de cómo hacerle una pregunta la cual ahora sabe es muy importante para su dueño.

¿Lo tomará como un insulto o volverá a decirle que llamará a la policía como la primera vez que lo vió convertido en un humano? No quería hacer sentir mal al pelinegro, menos sabiendo el estado que lo encontró cuando volvió de la escuela con Ni-Ki.

Soobin vio al pelinegro ingresar, aparentemente agotado y con todas las ganas de cambiarse a su pijama y simplemente tirarse al colchón. Por lo que Soobin se lo pensó una última vez.

—Finalmente, se durmió —contó el pelinegro mientras se sentaba al lado del muñeco y sonrió con todo el cansancio del día en su rostro —. Me sorprende que a pesar de tener clases de educación física tan seguido, pareciera que su batería no se acaba.

El muñeco río mientras se acomodaba y acariciaba el cabello al joven padre.

—Es muy energético, al igual que tú —complementó, luego suspiró y vio a su dueño levantarse y dirigirse a su cajonero, en donde se encontraba la gran cantidad de pijamas, y fue entonces que se lo cuestionó una última vez.

No estaba del todo seguro, lo que menos buscaba era incomodar a su dueño con algo tan íntimo. No sabe mucho de la vida adulta o la de un ser humano promedio, pero en todas las veces que otros han tocado el tema, lograron incomodar casi que en sobremanera al joven padre.

Se supone que estaba hecho para hacerlo feliz, no triste o incómodo.

—Soo —miró a su dueño una vez se dio cuenta de que su dueño lo estaba llamando — ¿Ocurre algo?

Yeonjun frunció un poco el ceño, algo preocupado por lo absorto que lucía el rubio.

—Junnie, yo...

Tragó saliva, tratando de prepararse ante cualquier palabra que fuera a salir de la boca ajena. En tiempo récord tenía una respuesta para todo, una posible revelación o incluso una trivialidad, pero no estaba listo para aquella pregunta.

— ¿Cuántos años tenías cuando nació Ni-Ki?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro