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🌸 11 ─ 𝙳𝚎𝚜𝚘𝚛𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚍𝚘 ˚᳝᳝ ⸱

Tomó aire cuando se dio cuenta de la hora. Ocurre que en cualquier momento llegaría Beomgyu y sus nervios no lo dejaban en paz.

Es primera vez que su hermano entraría en su casa, y en el que hablarán lo ocurrido hace siete u ocho años sin la idea de que las cosas se saldrían de control. Solo hablarán al respecto, y tomarán una simple decisión.

Hacer que el plan de Ni-Ki funcione o dar por cortado el lazo de los hermanos Choi de una vez por todas.

Por supuesto, después de todo lo que su hijo hizo estaba dispuesto a seguir el rumbo que Beomgyu quiera darle a la situación, de todas formas su situación no cambiará ni para bien ni para mal. Es la situación de su hermano la que cambiará, porque será él quien lo uniría con todo el círculo familiar por parte de su madre. Ah, debía admitir que los asuntos familiares le provocan dolores de cabeza agudos.

—Papi, están tocando el timbre —avisó su pequeño polluelo, causando que su estómago se sintiera tenso.

Su padre se burlaría de él si lo viera en ese estado y le diría que no tiene razones para temer, puesto que Beomgyu es su hermano y sabe que llegarán a un acuerdo.

Se encaminó a la puerta de la entrada, abriendo con cierto miedo de encontrarse con su hermano menor, el cual estaba ahí, parado y cargando en uno de sus hombros el estuche de su violín.

—Beomgyu.

El castaño lo miró con cierto nerviosismo, aquello reflejado en la manera a la cual desvió la mirada, con sus mejillas levemente infladas a modo de crear un gesto sin voluntad de querer ser adorable, pero que a ojos de Yeonjun eran así.

—Uhm, ¿estás solo?

—Me temo que no, Gyu —contestó con cierta disculpa en su voz —. Decidí que Ni-Ki no iría a clases hoy.

Para su suerte, Soobin estaba paseando con Taehyun y pasando horas infernales sentado en la silla de una peluquería, ya que Taehyun le mencionó querer arreglar las raíces del cabello de Soobin bajo el argumento de que el cabello le estaba creciendo demasiado rápido y que pronto el contraste del cabello negro con lo decolorado se verá mal.

Toda una ciencia que no pretende entender. No consideraría hacer eso con su propio cabello.

—Demonios —musitó el castaño, haciendo que Yeonjun se preocupe.

— ¿Pa-Pasa algo con eso?

—Quería que —Beomgyu hizo una pausa, viendo al pelinegro tragar saliva, entonces suspiró mientras se repetía en su mente que estaba bien y que no había razones para estar nervioso —... Solo quería que viéramos a Papá.

Oh, su padre.

Sonrió con cierta tristeza ante la mirada confusa de Beomgyu.

Luego de unos largos minutos, Ni-Ki estaba con su tío Kai en lo que Yeonjun y Beomgyu se encaminaban al lugar de descanso de su padre, no sin antes adquirir unas bonitas camelias para él, ambos sabían cuánto le encantaría tener esas flores por parte de sus dos hijos mayores.

—Seguro nos habrá golpeado.

—Papá no era violento.

—No, no me refiero a que casi nos mate —aclaró el castaño mientras miraba a su hermano —. Ya sabes, nos habría golpeado en juego mientras nos diría que debíamos hablar como civilizados.

—Sí, ahora sí te creo.

Ambos rieron un poco mientras acomodaban las flores y cuidaban un poco de la tumba a la cual le dejaban esas flores con tanto cariño.

Ahí Yeonjun se enteró de muchas cosas, sobre sus hermanos, sobre su madre y aclararon varias cosas entre ellos, sobre todo las cuales debían hablar por cierto niño de siete años. Luego Yeonjun volvió con una extraña sensación en el pecho, sin poder descifrar o en realidad procesar las emociones y pensamientos que la conversación había despertado en él.

No juzgaba a nadie que tuviera una mala relación con sus padres, de hecho él compartía la misma experiencia con muchos más. Pero lo que le intrigaba era saber por qué su madre era tan difícil de tratar, en especial cuando el tema de la maternidad salía a la luz en su mente. No trata con ella desde hace unos tres años, aún resiente que su última interacción con ella fuera una disputa sobre si merecía acompañarlo en su graduación o no.

La imagen social era algo sumamente importante para su madre, pero con las puertas cerradas y ventanas cubiertas, era un infierno convivir con ella.

Se cuestionaba muchas cosas, entre ellas que si acaso estaba consciente de que no era normal que dos de sus hijos hayan decidido cortar todo tipo de relación con ella cuando llegaban a la edad de dieciocho, o si era bonito echar a tu hijo de la casa porque tenía un bebé en sus brazos.

Ahora que lo pensaba, le preocupaba lo que pudiera estar pasando con San, ya que sin Beomgyu o él en la casa, no habría nadie que lo pudiera defender de ella o su esposo, menos cuando hace poco acababa de cumplir sus dieciséis años.

Su mirada estaba fija en la sala de estar de su hogar, viendo a Soobin y a Ni-Ki jugar desde el semi muro que divide la cocina con el comedor, algo preocupado y abrumado por la horrible imaginación que estaba teniendo al pensar en sus hermanos menores.

Tal vez se sentían abandonados, en especial San, ya que en realidad no ha hablado bien de ese tema con él.

Se sentía culpable, tal vez su hermano la estaba pasando mal por la ausencia de sus dos mayores y solo ahora se había detenido a pensar en él.

Ojalá todo hubiera podido ser más fácil como el plan de Ni-Ki, porque recuperar aquella cercana relación con Beomgyu, implicaba retomar aquél lazo que en realidad no extrañaba, aún cuando se trataba de su familia materna.

Frente a la tumba de su amado padre, se pidieron disculpas, se abrazaron y finalmente hicieron una nueva promesa, en la cual acordaron que hablarían las cosas de verdad, y que harán lo posible por mantener su relación en paz.

Abrió los ojos cuando el reloj digital volvió a hacerse presente con su estruendoso pitido.

Se preguntaba por qué tenía que escuchar esa alarma todas las mañanas. Absolutamente todas.

Suspiró y se levantó de la cama, tomando el objeto entre sus manos y por cuarta vez batalló con la tecnología que desconocía del reloj y poder apretar el botón que diera fin a su tortura mañanera.

Necesitaba entender cómo es que su dueño podía estar tan cómodo en su vida con ese molesto ruido despertándolo cada mañana.

Suspiró de alivio cuando encontró el botón que necesitaba y se tumbó en la cama, su batalla ahora tenía un nuevo récord, encontrando el final de la alarma a las seis con cinco diez minutos, la vez anterior fueron veinte.

La mirada suya estaba fija en el techo, sin tener mayor idea de qué hacer. Puesto que estaba solo.

Su dueño le avisó que estaría de viaje hace una semana, y para hacer las cosas más aburridas se llevó a Ni-Ki consigo. Aunque es obvio que haría algo así, es su hijo y no iba a dejarlo tirado en cualquier parte. Sonrió al tener ese pensamiento, feliz de saber que su Junnie es tan responsable con su pequeño hijo.

Aunque aún seguía procesando lo que le dijo, para ser sinceros, estaba asombrado por el tipo de persona en el que se convirtió aquél dulce niño que nunca creyó pero que ha vuelto a ver.

Sacudió su cabeza, no debería estar pensando tanto en eso, puesto que son cosas que suceden.

Cosas que no siempre son lindas.

Su dueño se fue el día anterior, después de comer, tomó los bolsos que arregló con anterioridad y se llevó a Ni-Ki, pidiéndole que mantuviera la casa limpia y dejando una tarjeta con la cual podría ir a la tienda y hacer lo que quisiera.

Bueno, no habría problemas con ello de no ser porque no sabe muy bien qué hacer. En unas horas debe estar en la casa de antigüedades para ayudar y ni siquiera sabe prepararse una tostada. Tampoco estaba atraído a la idea de ver caricaturas hasta que la hora de irse llegara.

Mejor no hablemos de lo que sería preparar su desayuno.

Suspiró rendido, hasta que recordó el cereal en la alacena. Claro, no es igual de completo que un desayuno preparado por su dueño, pero podía ayudar en mantenerlo alimentado durante la mañana.

Seguía siendo algo extraño para él, pasó décadas sin tener una sola necesidad como querer alimentarse para de la nada estar con demasiado sueño y en la mañana siguiente teniendo su estómago rugiendo como un león para pedir que hubiera comida que lo alimentara.

Era maravilloso para él descubrir cada cosa que sintiera como una necesidad, asombrado por la idea de que su propio cuerpo sea capaz de decirle lo que necesita, algo que hasta a muchos humanos les parece algo interesante saber por qué.

Asumió que estaría bien por este día si se tomaba las cosas con calma, puesto que no habían Ni-Kis que despertar y tampoco había un Junnie que deba llevarlo a la escuela.

Se tomó un baño y después de revisar fervientemente su nuevo repertorio de prendas, escogió las prendas menos oscuras. No era fanático de esas cosas tan formales, lo único que tenía con colores llamativos era su traje, el cual hasta ahora no ha usado de nuevo.

No era algo prohibido, solo no se le había cruzado por la cabeza. Aunque no creía que fuera correcto usarlo ahora, no lucía para nada como lo que Kai o Taehyun usarían a pesar de ser casi tan animados como él.

Tal vez debía decirle a su dueño que le gustaría tener ropa un poco más colorida. Ha visto prendas hermosas que le encantaría probar.

Se vio por el espejo y sonrió al darse cuenta de que lucía bien lo que estaba vistiendo, desayunó y se fue caminando al trabajo, tarareando esa canción sobre Barbie que ha estado en su cabeza desde que la escuchó en la radio de la camioneta.

Aún le duele un poco la cabeza al recordar ese golpe, pero está tranquilo al saber que no habían malas intenciones de por medio.

Cuando ingresó a la casa de antigüedades lo primero que hizo fue saludar a la primera persona que vio: Kang Taehyun.

— ¡Hola Taehyun!

—Soobin —saludó el pelirrosa antes de irse al pasillo que daba con las oficinas, confundiendo un poco a Soobin de no haber recibido un saludo más animado por su parte.

No esperaba que el contacto fuera más corto, antes hablaban de las cosas que hicieron antes de volver al trabajo, o incluso, de lo que podían planear a futuro.

Fue confuso, pero supuso que tal vez Kai le había dejado más trabajo del común, ya que su dueño estaba de viaje, y de alguna forma debían suplir su papel en su ausencia.

Se adentró al pasillo y se acercó a la oficina de Kai, fue entonces cuando se dio cuenta que la puerta estaba cerrada con llave, lo cual lo confundió aún más.

— ¿Qué haces? —Soobin guió su mirada a Taehyun, quien estaba sacando una caja de la bodega, y como pensó que estaba demasiado pesada, Soobin decidió ayudarlo.

—Creí que Kai estaba en su oficina, pero la puerta está cerrada.

—Ah. ¿Yeonjun no te dijo? Kai estaría acompañando a Jisung, ellos dos también fueron con Yeonjun.

—Junnie no me dijo nada… —hizo un puchero y ambos salieron del pasillo —. Además, se supone que Jisung es su primo en segundo grado, ¿qué tiene que ver eso con que pueda ir al viaje? De ser así, tú y yo también lo podríamos haber acompañado, porque somos sus amigos.

Taehyun alzó una ceja.

—Soobin, Jisung es primo materno de Yeonjun.

—Oh.

Taehyun rodó los ojos mientras sonreía, divertido por ver la confusión en los ojos de Soobin.

—Está bien, te entiendo. Los lazos familiares pueden ser muy caóticos de entender, ni siquiera yo terminé de entender cómo se distribuye mi familia.

— ¿Por qué?

—Somos demasiados —contestó Taehyun mientras los dos comenzaban a reponer los objetos que estaban en exposición.

Al poco tiempo abrieron la tienda, Soobin limpiaba mientras Taehyun comenzaba a atender a los clientes que pudieran abrir.

— ¡Adiós, tenga buen día! —Taehyun se despidió del último cliente y miró el reloj de su celular, suspirando de alivio mientras se quitaba el delantal.

Soobin estaba limpiando los últimos estantes, curioso de ver cómo estos acumulaban una cantidad impresionante de polvo mientras que se mantenía tarareando una canción que escuchó hace algunos días, sin darse cuenta que Taehyun estaba volviendo de la puerta de cristal y comenzando a hacer inventario, también contando el dinero que estaba en la caja registradora.

No fue hasta que Taehyun había terminado con su labor que Soobin se dio cuenta de que el letrero en la puerta anunciaba que la tienda estaba cerrada.

Miró a Taehyun con confusión.

¿Por qué iría a cerrar la tienda? Ni siquiera era de noche.

—Ya me voy. Mañana la tienda estará cerrada.

— ¿Qué? Pero…

—Indicaciones de Yeonjun —contestó Taehyun, sin mayor enfoque en el tema, al menos hasta que se dio cuenta de la aflicción en el rostro de Soobin —. ¿Qué pasa?

La tienda no podía cerrar, ¿qué se supone que haría en todo ese tiempo? Al menos Yeonjun lo llevaba a pasear al centro comercial, o como la semana pasada, que fueron a un parque de diversiones, mantener la casa limpia no le tomará mucho tiempo, seguía existiendo un hueco de tiempo que no sabía llenar.

— ¿Soobin?

Alzó la mirada al pelirrojo, incómodo por la idea de que va a estar solo por tanto tiempo y sin nada que sepa o pueda hacer.

El chico suspiró mientras sonreía y negaba con la cabeza.

Ya encontraría la manera de pasar todo ese tiempo.

—Nada, Tyun.

Se quitó el delantal y dejó los utensilios de limpieza en la bodega de limpieza, saliendo junto a Taehyun de la tienda unos segundos después, ambos despidiéndose y yendo cada uno por su lado.

Pronto estaba llegando al departamento de su dueño, pensando un poco en qué podía hacer una vez el departamento estuviera limpio.

Por supuesto, no había mucho qué hacer, Junnie limpió la casa el día anterior, aquello con la idea de no dejarle mucho por hacer al rubio, el cual agradece porque hizo muchas cosas que su mente aún no comprende cómo hacerlos con éxito y sin causar un desastre, pero, ¿cómo se supone que gastaría su tiempo en barrer y lavar el tazón que utilizó para su desayuno?

El rubio se quejó al ver que dentro de un pestañeo las cosas ya estaban en orden, pero, intentó mantener las esperanzas al ver que aún podía ver caricaturas, o incluso podría dormir, a pesar de que no toma siestas.

Se sentó en el sillón y tomó el control remoto, encendiendo la televisión y cambiando de canal en canal hasta llegar a los canales infantiles, disponiéndose a ver las caricaturas de siempre.

Pasó un rato, en donde volvía a cambiar los canales, sin poder disfrutar de ningún programa infantil.

Miró a su lado por instinto, a punto de preguntarle a Ni-Ki cuál le recomendaba ver o si le contaría la historia de la caricatura que estaban transmitiendo en el momento, recordando que Ni-Ki no estaba al ver vacío su lado del sillón.

Suspiró rendido, apagando la televisión y recostándose en el sillón, tal vez dormir una siesta no le haría mal, aunque no tenía idea de cuánto tiempo tomaría una siesta, ¿debía ser unos minutos o hasta la mañana siguiente?

Tomó su celular, pensando en llamarlo para preguntarle sobre ello, hasta que se preguntó si era buena idea hacerlo, no sabía lo que estaba pasando en el lugar donde su dueño y Ni-Ki estaban, ¿y si estaba por interrumpir algo importante? Es decir, saber aquello también era importante, pero, tampoco quería interrumpir, se supone que Junnie estaba ahí para reconciliar sus lazos con su madre y su familia materna, ¡no podía ser tan grosero!

Su celular acabó cerrado y en la mesa de café que estaba enfrente del sofá y él volviendo a su postura de estar recostado, mirando hacia el techo e intentando descifrar aquello

Su dueño y Ni-Ki no estaban, no había razón para que estuviera despierto y haciendo algo, ¿no?

Cerró los ojos, aquello durando poco al escuchar la canción de su celular, lo tomó con apuro, pensando en qué tal vez su dueño quería llamarlo, pero se extrañó al ver que se trataba de Taehyun. Aún así contestó.

Después de hablar con Taehyun, se cortó la llamada y con una sonrisa se fue a preparar para ir con el chico, ya que lo había invitado a cenar en el restaurante que siempre visitaban con Kai y Jisung.

Y bueno, no podía estar más emocionado por pasar otro momento con Taehyun, tal vez hasta la noche en donde podrá dormir de nuevo, aunque al día siguiente no pareciera que correrá la misma suerte. Podía preocuparse por eso después.

Salió del departamento en cuanto estuvo listo y se encaminó al restaurante, el cual no quedaba muy lejos, así llegaría más que bien en tiempo si iba caminando.

Adoraba caminar, en especial cuando iba a buscar a Ni-Ki por su propia cuenta, ya que podían detenerse un poco en el parque estaba de camino entre la escuela y la casa de antigüedades, excepto cuando llueve.

Oh, le encantaría llevar a Ni-Ki al parque ahora pero debía entender que Ni-Ki está con Yeonjun ahora, muy lejos.

El rubio hizo un puchero cuando pasó por el parque, aunque, pronto estaba olvidando aquello para apresurarse y llegar a tiempo en el restaurante, si se apresuraba, pronto se estaría reuniendo con Taehyun y pasaría un buen rato con el chico que ahora llevaba cabellos rojizos.

Las risas estaban presentes mientras Taehyun iba bebiendo de a poco y Soobin disfrutaba los sabores de la barbacoa, hablando de cosas que habrían hecho con sus amigos presentes, aunque parecían no perderse de mucho, puesto que ya estaban pasando un buen tiempo.

También, Soobin oía las anécdotas de Taehyun haciendo todo tipo de cosas que se oían entretenidas, incluso si era algo tan llano como escuchar música.

La vida universitaria del chico se oía demasiado agitada, pero, al ver lo feliz que estaba hasta parecía una situación deseable, cómo se preparaba con sus compañeros para rendir sus exámenes o las aventuras que tuvo con varios de sus hermanos cuando era pequeño.

Nunca creyó que tener cinco hermanos fuera tan intenso.

Es decir, sus dueñas tenían un hermano mayor o incluso una de ellas fue hija única, el único que tuvo tantos hermanos ante su presencia fue Yeonjun.

Seis hijos debió ser una locura, está sorprendido de que Taehyun se haya criado con tanta gente.

—Sé que te parece una locura, pero no es para tanto, ¡realmente se pasa bien con mis hermanos! Excepto cuando pasan por las bodas, ahí nuestra madre se dedica a preguntarnos a los más grandes por tener parejas y a mis hermanos mayores que ya se casaron está preguntando por nietos.

—Debe ser adorable, la señora Miyawaki ha de estar realmente emocionada por ser abuela y poder pasar tiempo con sus nietos.

—Sí, aunque conmigo solo pide que sea feliz.

— ¿Uhm?

—Es que, bueno. Me gustan los hombres, y al yo también ser un hombre no podremos tener hijos, aunque ahora que se legalizó el matrimonio homosexual podré casarme con esa persona si lo quiero.

— ¡Oh, tu alguien especial!

Taehyun ladeó la cabeza, al menos hasta que entendió que de esa manera Soobin se estaba refiriendo a su potencial pareja, tal vez siendo un poco más fantasioso e infantil para referirse a ese amor verdadero.

Se escuchaba tierno.

—Bueno, Soobin, ahora sabes casi todo de mí, ¿qué hay de ti? Digo, sé lo básico, que eres el juguete favorito de Yeonjun —rió suave ante su propio comentario, luego Taehyun volvió a concentrarse —. Tal vez los que hablan un poco más contigo saben que estuviste viendo crecer a generaciones de niños, en su mayoría niñas, pero, ¿qué más hay ahí? Eso no puede ser todo.

Soobin lo pensó un poco y se quedó callado, mirando a su alrededor al intentar pensar en una respuesta.

—Uhm… Creo que puedo decirte que me gusta pasar el tiempo con los niños y que tal vez haya encontrado un gusto por las canciones de una cantante, Be-Bebe, ¡Bebe Rexha, sí! Y creo que eso es todo.

La sonrisa ingenua de Soobin y su respuesta dejaron aturdido a Taehyun, ya que no esperaba que la lista fuera tan corta.

— ¿De verdad es todo?

—Oh, también me gusta jugar y ver caricaturas con Ni-Ki, y a veces ayudo a Junnie con las cosas que restan del trabajo, así no se va a la cama tan tarde y tampoco se queda dormido en su escritorio, ¡hasta su espalda ha mejorado!

Taehyun se quedó callado, sin saber cómo decirle a Soobin que eso en realidad no cuenta como algo propio.

A él también le gusta ayudar a Yeonjun en la tienda, por algo trabaja ahí, también le gusta cuidar de Ni-Ki, como todos al tener el objetivo de ayudar a Yeonjun mientras este trabaja. Por algo Kai y Jisung trabajan en la tienda también, incluso si Jisung estudió ingeniería y Kai está por acabar sus estudios en pedagogía especializada en los preescolares.

—Pero… Fuera de Yeonjun y Ni-Ki, ¿qué es lo que haces?

Soobin se quedó callado, quedando con una pose y un gesto en la cara de estar pensando arduamente en eso. Lo cual atrajo la atención de Taehyun.

¿Acaso Soobin no sabe hacer nada o qué explica que el joven haya hecho una mueca después de pensarlo, dando a entender que en realidad no tiene una respuesta a su pregunta?

—Bin, ¿ni siquiera un hobby?

— ¿Un hobby?

—Me estás jodiendo.

— ¡No digas malas palabras, eso es grosero! —Soobin ignoraba de manera olímpica la sorpresa pintada en el rostro de Taehyun, pero no porque fuera incapaz de mantener el mismo tema por tanto tiempo.

Sino que sabía que eso era un problema y se supone que no debía causar problemas.

No debía necesitar hobbies o cosas así, se supone que estaba ahí para acompañar a Yeonjun, quien irónicamente no lo dejó acompañarlo al viaje a la junta familiar.

Un problema así no debería haberse destapado, no debería existir en primer lugar.

—Sí, bueno. No soy idiota, Soobin, no me gusta que trates de evitar el tema.

Entonces Soobin sintió la misma vergüenza que cuando todos lo vieron besar en los labios a Yeonjun.

—Ocurre que… Nunca lo vi como algo importante, tenía a Junnie y a Ni-Ki siempre a mi lado, cuando estoy con ellos las cosas solo fluyen —contestó Soobin, sin esa sonrisa que pretendía llevar para no demostrar que estaba acomplejado —. Quien tiene muchos hobbies es Barbie, pero no soy Barbie, así que nunca tuve ese problema de no saber qué hacer, o qué me puede gustar sin tener a Junnie o a Nini cerca. ¡Nunca he estado así, en primer lugar!

Soobin tapó su cara por la vergüenza que sentía y Taehyun se compadeció. Comprendía el problema empero se preguntaba por la participación de Yeonjun al respecto.

¿Cómo nunca se dio cuenta que Soobin en realidad no tiene ese tipo de conocimientos sobre la vida humana?

Lo pensó un poco, hasta que decidió darle un poco de alivio a ese pobre muñeco desorientado.

—Mira, aprovechando que mañana la casa de antigüedades estará cerrada, ¿qué te parece si vienes a dormir hoy conmigo y mañana nos dedicamos a encontrarte un hobbie?

Entonces, Soobin destruyó su postura de vergüenza y miró a Taehyun con sus castaños ojos llenos de brillo e ilusión por la propuesta.

— ¿De verdad?

—Como que me llamo Kang Taehyun

Así fue cómo terminaron ambos durmiendo en el departamento de Taehyun, mientras que Soobin estaba muy feliz, ya que dejó de estar solo, sabiendo que al día siguiente podrá encontrar un hobbie con el cual ya podrá ocupar su tiempo y también será algo de provecho en el futuro.

Así su querido dueño podrá ver lo mucho que se esfuerza para ser un buen compañero.

— ¡Arriba, arriba! Es hora de despertar. ¡Ya es un nuevo día y hay mucho qué hacer!

—Mghm.

— ¡Debes levantarte, tenemos un día ocupado, vamos!

—Solo cinco minutos más…

— ¡Levántate, Taehyun! Esto es importante —el puchero en los labios de Soobin se podía escuchar a través de las quejas y el tono aniñado que utilizaba, causando que, aunque Taehyun siguiera con sus ojos cerrados, no pudiera evitar sonreír y suspirar rendido.

Poco tiempo, Soobin casi ve a Taehyun saltar hacia el techo por el susto, algo que solo se pudo evitar porque el chico estaba encima del otro.

— ¡Santa mierda!

— ¡Taehyun, no seas grosero!

El más bajo no pudo evitar tapar su cara, intentando mantener la compostura respecto al hecho de que Soobin estaba encima de él como a él le gustaría que lo despierte esa persona especial.

¿Acaso Soobin es de verdad la pareja de Yeonjun? Aunque lo dudaba, de ser así el joven ya sabría de que ese trato y esas peligrosas cercanías de rostro a rostro debían ser entre solo ellos, si es que aún recordaba ‘lo que Beomgyu le dijo’.

Pero al final, no importaba mucho, quería creer que solo se trataba de Soobin siendo una persona de piel porque las niñas que lo tuvieron y Yeonjun lo trataron como eso, como si fuera un dulce hombre de piel. Hasta suena adorable.

Bueno, a pesar del casi infarto que Taehyun tuvo, tuvieron una mañana bastante tranquila, donde Soobin habló de ciertas cosas que estuvo investigando, y que había hecho una pequeña lista, razón por la cual estaba tan empeñado en decir que habría un día muy largo.

La lista donde enumeraba las cosas que estaba interesado en probar no era pequeña, era larguísima, y a parte de que habían cosas que no iban a poder hacer por diversos motivos.

Primero, Taehyun siempre se ha considerado humilde, pero realmente su presupuesto es de un universitario promedio y hacer cosas como jugar polo no va a ser posible.

Otras lucían entretenidas, pero que requerían paciencia y Soobin no lucía mucho de poseerla y ser capaz de hacer, como la alfarería.

Y luego estaban las que hacían a Taehyun preguntarse si acaso Soobin sabía lo que estaba escribiendo, o si quería tomarle el pelo al ver cosas como ‘practicar el kamasutra’.

Al menos ya sabía por dónde no empezar.

—Como recomendación, hacer servicio comunitario para un hobby es muy mala idea.

—Leí que hace bien para así poder estar más cerca con la gente.

—Querer estar cerca de la gente no quiere decir que la gente sea amable contigo, sino que esto es como trabajar con servicio al cliente, y no el servicio bonito de ir a saludar y esas cosas, no.

— ¿No?

—No me gusta meter miedo, pero, la gente no es muy amable si está molesta, y la atención al cliente a menudo está lidiando con personas que son de todo menos amables con los trabajadores.

—Oh.

—Pero hay varias cosas que podemos hacer —Contestó mientras marcaba con cruces pequeñas a los lados de los nombres las cosas que no harían ese día —. Para tu fortuna, conoces a alguien muy bueno en la cocina, también en la costura y tejer. Mi abuela me dejó un kit de esas cosas una vez, tal vez sea momento de darle uso.

Aún piensa que Soobin no carga con la paciencia suficiente para ese tipo de cosas, pero, sus ojos se iluminaron de forma en la que nunca antes había visto, o tal vez sí.

¿Habrá sido cuándo Yeonjun y Soobin se miraron en el pasillo, cuando Soobin vio por primera vez su cabello rubio, cuando se besaron o…?

Se estaba yendo del tema.

La cosa es, que tal vez Soobin podía aprender algo con ese tipo de cosas.

Y de paso él mismo pueda aprender a tejer esa bufanda para tenerla lista para navidad.

— ¿Te parece empezar por aprender la costura?

— ¡Me encantaría!

La costura no fue difícil de aprender, aunque al principio se estaba pinchando con la aguja. Sin embargo, era igual de insatisfactorio. Sabe que será útil en el futuro, pero no cree que eso lo ayudará a sentirse distraído o menos solitario.

Entonces se decidieron por aprender a tejer.

Así se pasaron unas horas, donde Soobin iba aprendiendo rápido a seguir el ritmo para formar el cuadrado de la abuela, y apenas Taehyun estaba perdiendo la paciencia con el nudo de inicio, ya que no comprendía cómo hacerlo, al menos hasta que Soobin se dio cuenta del problema y decidió ayudar.

Tampoco fue una actividad que Soobin estaría considerando hacer todo el día si tuviera la oportunidad, tal vez si conoce a la abuela de Taehyun lo hará, pero no estando en soledad, aún sentirá la soledad al no tener con quien charlar mientras teje, será lo mismo si solo tiene música de fondo.

Será como ver caricaturas sin Ni-Ki.

— ¿Sabes qué nos convertiría en un par de señoras que se reúnen cada domingo para tejer y hablar de sus familias entre ellas?

— ¿Qué cosa? —preguntó el joven, mientras acababa el nudo inicial y le devolvía aquél objeto a su amigo.

—Un trozo de pastel y una buena taza de té, eso ya nos va a convertir en las absolutas viejas chismosas.

Soobin se rió por el comentario de Taehyun, hasta que su mente dejó nacer una idea.

— ¿Y si hacemos pasteles? Hasta suena más entretenido que tejer.

Taehyun alzó la mirada a Soobin, quien lo miraba de vuelta con esa sonrisa de la cual a veces Yeonjun se jacta de ser muy convincente a que el resto haga lo que el chico proponga. Vaya que tenía razón, porque esa sonrisa demuestra un gran entusiasmo que hasta se siente contagiosa.

Primero fueron a comprar los ingredientes para un pastel de terciopelo rojo y cuando volvieron se pusieron manos a la obra, siguiendo las indicaciones de una receta que encontraron por Internet, una receta que fue simplificada al máximo al ambos optar por comprar cosas ya destinadas para ese tipo de cosas, tales como una mezcla para preparar el bizcocho del pastel.

Solo porque ya estaban quedándose sin tiempo, pero Soobin prometió que aprendería a preparar uno desde cero mientras estaba batiendo la mezcla y Taehyun se dio cuenta que se les olvidó lo más importante, las chispas de colores de los cuales Soobin tenía en mente decorar el pastel, así que le dijo que iría a comprarlas.

Soobin se quedó solo, pero a diferencia de sentirse abrumado y preguntarse qué hacer porque nadie estaba ahí para llamar esa extraña sensación de vacío en su pecho, más bien, sentía que estaba bien. Podía hacer todo eso en soledad sin la desesperación de saber que había mucho tiempo oara que algo pasara y en el que no estaba haciendo nada.

Es entonces que la ve en el mueble de la cocina, descansando tranquila y apartada de las otras frutas.

Se trataba de una manzana, roja y brillante, muy atractiva, pero erizó cada pelo y fibra de Soobin.

Su dueño le contó una vez de esa manzana hace un tiempo atrás, aunque esa charla no tomó ese rumbo ya que apenas se le puso nombre a la manzana, Soobin quedó escandalizado, casi rompe en llanto de la sorpresa.

Yeonjun esa vez aceptó cambiar el tema, ya que consideró que Soobin toda su existencia ha sido el protagonista de la imaginación de niñas bien educadas por lo que en ese tiempo se trataban de familias respetables y que en estos tiempos serían indicadas como conservadoras, bien el mismo Soobin no ha considerado nunca tocar ese tema, así que era normal que se asuste por ver esa manzana aparecer en su foco de atención, tan absorbente.

Cuando escuchó la puerta del departamento de Taehyun, sus nervios ganaron poder sobre él y terminó por esconder la manzana, haciendo que cuando el estudiante estuviera ya en la cocina, no hubiera un rastro alguno de la fruta y encuentre a Soobin batiendo con rapidez y fuerza.

—Hey, encontré estas que tienen forma de corazón, espero que…

— ¡Ow, son preciosas! Muchas gracias por comprarlo, Tyun.

Taehyun alzó una ceja, algo divertido y confundido por ver a Soobin tan nervioso.

—Sí, es lo que podía hacer si queremos que ese pastel resulte lindo. Por cierto, creo que el horno ya está listo, sería bueno dejar ya la mezcla en el molde.

—U-uh, está bien.

Soobin dejó el recipiente donde estaba la manzana, tratando de dejar en claro a Taehyun que no se pusiera allí, que no se acerque, pero el joven estudiante no captó la indirecta al tomar el recipiente con la mezcla, incluso pasando a llevar la tela que cubría la fruta.

A pesar de ello, el alma de Soobin volvió a su cuerpo cuando ve que Taehyun no pareció haberse dado cuenta de la roja y brillante fruta, lo cual llevó a que Soobin pudiera escoger un lugar para esconderla con más tranquilidad.

Al final el pastel resultó ser un éxito, y Soobin había adquirido no sólo pastel para darle a su duelo y a Nini cuando estos estuvieran de vuelta, sino que también había adquirido dos hobbies, la repostería y tejer a crochet.

Cuando menos se dio cuenta, la hora de volver a casa había llegado. Soobin le agradeció de la forma más termina e infantil que alguien pudo agradecerle a Taehyun, quien dijo que estaba encantado de ayudar, recordando a Soobin que si había un problema o si acaso quería tejer con su abuela, que no dude en llamarlo, tal vez hasta un pequeño mensaje.

Así fue cómo estaba de vuelta en casa, tranquilo a pesar de que la casa seguía vacía, ya que su dueño aún no regresaba de viaje.

Aunque lo prefería así, porque todavía quedaba un problema por resolver.

Revisó la manzana con detenimiento, viendo cómo se conservaba igual de fresca a cómo la encontró.

¿Qué se supone que haga con esa cosa? Era demasiado vergonzoso, hasta se sentía maligno.

Junto a su celular, decidió buscar maneras para deshacerse de la fruta, encontrando que la mayoría optaba por lavarla y comerla si estaba fresca, algo en lo que Soobin estaba muy en desacuerdo, pero al ver que era su única opción rápida aceptó.

Enjuagó la manzana y luego se escondió en el cuarto, donde bajó todos los cuadros de Junnie y Nini, no quería que lo observaran. Ya estando en la comodidad de la cama, tomó la manzana con ambas manos, sintiendo su peso y suavidad en sus palmas.

La observó detenidamente, como si fuera la cosa más importante del mundo. Luego, llevó la fruta a su boca con lentitud y mordió con cuidado, sintiendo la textura de la piel y el sabor dulce de la pulpa.

Cerró los ojos, saboreando cada bocado, y sintió una extraña sensación en su cuerpo. Era como si algo se hubiera despertado en su interior, algo que nunca había sentido antes. Se sintió caliente y un poco tembloroso, pero no sabía por qué. Sólo sabía que quería más, que necesitaba más. Así que siguió comiendo, mordida tras mordida, hasta que la manzana quedó reducida a un pequeño corazón.

Fue ahí cuando supo lo que había pasado. Había descubierto algo nuevo, algo que lo hacía sentir vivo y excitado. Y aunque se sentía un poco avergonzado por lo que había hecho, también se sentía emocionado por lo que vendría después.

Se quedó mirando el techo unos segundos, aturdido de lo que acababa de hacer. Pero, luego solo se levantó de la cama, tiró el corazón de la manzana y se fue a dar un baño, dando paso a vestirse con uno de sus pijamas favoritos y finalmente echarse a dormir, extrañado de sentirse tan cómodo ahora que hizo lo que tanto le escandalizaba, tal vez hasta que quitó un peso de encima.

Aunque bueno, no podía negar que fue satisfactorio, es probable que lo repita en un futuro.

Lo importante ahora es que pueda dormir, ha tenido un día largo y lleno de emociones y sensaciones nuevas, genial pero agotador, si se lo preguntan.

Si su Junnie se lo pregunta, él dirá que ese día lo califica un 10/10, un día agradable.

Cerca de la madrugada, Soobin no escuchó la puerta de la casa abrirse, ni los murmullos o cómo encendían y apagaban las luces con cuidado.

Pero se despertó cuando un peso se hizo presente en la cama, aferrando sus brazos a la almohada que usaba en reemplazo de su dueño y abriendo los ojos con pereza. Todo rastro de sueño se esfumó cuando Soobin notó que era la silueta de su precioso compañero, así que se levantó de la cama y se puso en frente de él.

—Oh, Soo. Lo siento, te desperté.

La agotada sonrisa de su dueño y ese semblante de tranquilidad y alivio pintaban la serenidad en el aura de Yeonjun, quien lucía tan agotado pero feliz ante los ojos de Soobin, quien no pudo evitar ser contagiado por esa sonrisa y sentarse al lado del joven.

—Sí, pero no me molesta, estoy feliz que estés de vuelta —contestó mientras rodeaba con sus brazos a su dueño, viendo cómo no se molestó en dejarse hacer y corresponder al abrazo —. Cierto, hice pastel.

Aquello captó la atención de Yeonjun, quien miró al joven que aún lo estaba abrazando.

— ¿En serio?

—Sí, quedó en la nevera. ¡Hay suficiente para ti y Nini!

—Oh, entonces habrá que probarlo mañana.

—También aprendí a tejer a crochet, hasta Taehyun dijo que podía tejer con su abuela.

Yeonjun no pudo evitar reír ante el comentario de Soobin, creando la imagen en su cabeza de lo bien que se llevaría con esa señora.

—Debo admitir que es una señora muy amorosa, se la pasarían bien toda la tarde —Al decir eso, el más alto notó que Yeonjun tuvo un cambio en sus gestos faciales, parecía algo melancólico.

—Uh, ¿estás bien, Junnie?

El joven alzó sus cejas, al menos hasta que se dio cuenta a lo que Soobin se refería.

—Ah, no, no. Todo está bien —comentó Yeonjun, sonriendo —. Solo que estoy algo nostálgico. Muy pronto nos vamos a tener que mudar, ya que pronto tendré otro bebé y debo hacer espacio, pero luego de eso estoy bien.

—Oh, claro. Deben ser muchos recuerdos…

Soobin se quedó callado en lo que procesaba de verdad las palabras de su dueño, partiendo por el hecho de que se estaban mudando, abriendo los ojos en grande.

— ¿Dijiste lo que creo que dijiste?

— ¿Uh? —Yeonjun tomó la mejilla de Soobin al ver la sorpresa que se estaba formando en su rostro —. A qué te refieres.

—Lo-lo de… ¿De verdad?

Yeonjun tardó en comprender, pero cuando lo hizo solo sonrió acariciando el cabello del joven.

—Sí, Soobin. Voy a ser padre otra vez.

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