Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

4. ¿Vale la pena?

—Siguiendo con lo que vimos en nuestro anterior viaje, estás semanas nos centraremos en los animales de granja, empezando por...

Cuando ingresas a la universidad, es para dejar de lado esos comportamientos infantiles de retar a tus profesores o interrumpir sus clases con tus platicas, las personas saben a lo que van, y si a ti no te interesa estar ahí, a los profesores tampoco.

Por ello poco le importaba a su profesor verla medio dormida en su puesto, tomando apuntes de una forma muy torpe.

Aún así conocía a la taiwanesa, y sabía que ella era una de sus mejores alumnas, por lo que el profesor golpeó fuertemente el borrador con el pizarrón, logrando despertarla de golpe.

—Señorita Zhou, parece que algo la asustó. —Comenta risueño el viejo.

—Ehm... No, para nada. —Responde Tzuyu de forma atropellada, todos los demás en el salón riendo.

Tzuyu se enconge en su lugar avergonzada, cubriéndose con sus brazos, a duras penas entiende lo que continúa explicando su profesor, no ha podido dormir nada éstos días.

Una semana había pasado de su escapada a la mansión, dónde la imagen de esa alegre rubia no había hecho más que crear estragos en su mente, además de sus constantes visitas al consultorio de Momo, para visitar a ese cachorrito.

Incluso Kaya se había vuelto una muy buena amiga del animalito, se la pasaba afuera de la jaula del mismo, ladrándole o simplemente acostada a su lado para hacerle compañía, y el otro parecía agradarle aquello.

Tal vez no eran cosas tan graves o importantes, pero la sola imagen de esa rubia, y la interrogante de que ocurría en esa mansión, era suficiente para mantenerla despierta varios días.

Y ahora veía las consecuencias de ello.

Nuevamente volvía a quedarse dormida, apenas distinguía las voces lejanas a ella. Así podría dormirse pacíficamente, después investigaría de que trató la clase, eso la traía sin cuidado.

—Guau, eres demasiado afortunado mi hermano, lo que yo daría por ir allí.

Su ceño se frunce en molestia al escuchar las voces de sus compañeros a un lado suyo, abre un poco sus ojos para verlos a un solo asiento de distancia, a estos los conocía mínimamente, pocas veces los llegó a ver fuera del salón.

Según recordaba eran Bangchan y Félix.

—Lo sé, papá dijo que es mi premio por no decirle nada a mamá sobre sus viajes de negocio. —Ríe Bangchan haciendo comillas ante lo último mencionado.

—Como desearía que mi papá me premiara por no decirle nada mi mamá, el solo me dice que es lo mínimo que puedo hacer. —Suspira Félix. — ¿Y a dónde dices que te llevará?

—No sé muy bien dónde sea, dice papá que es tan caro y exclusivo, que los que no son clientes habituales deben ser escoltados con los ojos vendados.

—¡Eso es demasiado! —Exclama Feliz en voz baja. — Debe ser algo casi ilegal.

—Y lo es, tengo entendido que las chica de ahí son casi como robots, cualquier cosa que pidas o quieras, la harán. Sin quejas como las prostitutas normales.

—Ahora trataré de chantajear a papá para que me lleve. —Ríe el de pecas. — ¿A todo esto como se llama?

—Doll's House, bastante ingenioso.

Sin más el timbre suena finalizando la clase, todos se levantan inmediatamente, saliendo del salón tan rápido como pueden. Incluso ese par no tardó nada en marcharse del lugar, lo cuál la taiwanesa agradeció en demasía.

No soportaba escucharlos hablar de la prostitución de esa forma, como si no fuera un crimen atroz.

Peor aún, que se emocionaran tanto por tener la chance visitar a chicas sin consciencia alguna dr sus actos, prefería no pensar tanto la respecto, me daba asco imaginar lo que sus compañeros hacían fuera de clases.

Si que odiaba a este mundo.

Al igual que todos tomó sus cosas saliendo del salón, habían varias personas afuera, algunos yendo a sus otras clases, otros simplemente pasando el rato.

Aunque ella aún tenía muchas clases adelante, se las saltaría por el día de hoy, no estaba de humor para estar cosas, al fin y al cabo ya era viernes, estaría bien.

En cuanto dio unos cuantos pasos en el pasillo, sintió unos brazos rodear su cuello.

—¡Tzu!

La mencionada se tambalea un poco por el golpe, pero logra equilibrarse para voltear a ver de quién se trata.

No por nada se sentía tan familiar.

—Jihyo, ten más cuidado, casi me caigo. —Comenta risueña dándose la vuelta, para poder tomar a la pelicorta de la cintura.

—Lo siento, solo que me emociono mucho cuando te veo. —Jihyo se acerca, dándole un tiento beso esquimal.

—También yo. —Tomando su mano, Tzuyu comienza a caminar junto la más baja. — ¿Ya terminaron tus clases?

—Nop, tengo está libre pero todavía tengo hasta las tres. Hasta donde recuerdo tu también.

Tzuyu asiente.

—Pero me iré de una vez, estoy demasiado cansada.

—¿Es por el cachorro que rescataste el otro día? —Arquea una ceja.

Por supuesto que había hablado con ella de eso, al fin y al cabo Tzuyu consideraba a Jihyo como alguien muy importante en su vida, solo digamos que omitió algunos detalles.

Cómo que en realidad no podía descandar por cierta rubia, y no por cierto cachorro rubio realmente.

—Sí... Aún sigo pensando quién puedo hacerle eso.

—Tzuyu, debes de dejar de sobrepensar en ello, es casi imposible encontrar a maltratadores de animales como esos.

La taiwanesa vuelve a asentir, quedándose callada el resto del camino hacia la salida, esto no pasó desapercibido por la coreana, cada que su casi novia salía de sus clases, está le contaba muy emocionada todo lo que vió ese día.

Ahora estaba totalmente callada mientras se tomaban de las manos.

—¿Que tal si salimos en la tarde? Para que puedas despejarte. —Sugirió Jihyo, tomando la mano de la otra.

—No lo sé... Estoy cansada. —Poco pudo hacer la taiwanesa cuando vio los ojitos suplicantes de su acompañante, junto ese tierno puchero.

Dió un suspiro seguido de una sonrisa, para finalmente asentir a la mayor.

—¡Genial! ¿Que tal si pasó por ti en la tarde? Así solo caminamos por ahí y vemos dónde nos lleva el viento.

—Por mi bien. —Responde Tzuyu, mirando su reloj de mano. — Debo irme de una vez si quiero poder salir en la tarde, me voy a trabajar, nos vemos.

Y con un tierno beso en la mejilla, la taiwanesa se apresuró a salir del edificio dejando a una sonriente coreana que tocaba su mejilla embobada.

Si que estaba enamorada de ella.

[...]

A decir verdad se sentía un poco culpable de haberle mentido a Jihyo de esa forma, pero tampoco se sentía bien el tener que disfrazar sus verdades, al fin y al cabo si iba a mentir, mejor que lo hiciera bien.

Ese era su día libre, gracias a algunos favores que le pidió a su compañera de cuarto, ahora por ello tendría que hacer el aseo de la casa por una semana.

Pero lo prefería así, ella tenía otras cosas más en las que ocuparse, como ir a visitar a ese cachorrito herido a la clínica.

Kaya a su lado ladra.

—¿Estás emocionada por ver a tu amigo, verdad?

Con una sonrisa hacia su mascota Tzuyu abre la puerta de la clínica, Kaya casi queriendo escapar de su correa con tal de ir a saludar a su mas reciente amigo.

No se sorprendió de encontrar la recepción de la clínica desolada, el letrero de cerrado se mostraba orgulloso en la ventana, pero no le importó, digamos que tenía cierto privilegios.

Tzuyu se agacha a desatar la correa de Kaya, está sale corriendo, aún así, no trató de ir por ella, entendía su entusiasmo.

Sonriente Tzuyu camina directo al area de las jaulas, dónde la doctora mantenía a todos esos animales que estaban en recuperación, entre ellos el nuevo amigo de Kaya, el mismo que ya ladraba levemente cuando está llegó a su lado.

—Vaya, llegaste muy pronto. —Exclama Momo sin dejar de revisar a un canario, mira levemente su reloj de mano. — De hecho, llegaste antes de que abrieramos.

—Creo que todavía estamos a tiempo de llamar a la policía, esto es invasión a la propiedad. —Opinó el chico de cabellos rizados, que ayudaba a su jefa con el ave.

—Que gusto saludarte, Taehyung.

Taehyung responde con una sonrisa al saludo, siguiendo con su labor.

—Sigue revisándolo tu, Tae. —Este asiente a la orden de su jefa, está a su vez camina a la jaula de perro, sacándolo con mucho cuidado. — Tzuyu, ven, vamos a examinarlo.

Tanto dueña como mascota van detrás de la doctora detrás de la docotra, esta deja al cachorro rubio acostada en una camilla, para después acercarse a estantes tomando lo básico para hacerle el cambio de vendajes.

—¿Y como ha seguido? —Pregunta Tzuyu, parándose al otro lado de la cama, estando cara a cara con la otra.

—Sorpresivamente bien, a pesar de su mal estado sigue siendo muy energético. Temo decir que debe estar acostumbrado a esto.

A respuesta de esto el perro ladra, tratando de pararse.

—Uy, quieto amigo. —Momo ríe. — Por cierto, ¿Cómo se llama?

—No lo sé. —Tzuyu suspira, al recordar esa silueta rubia en la ventana. — Pero debe tener un nombre hermoso...

Al igual que su dueña... Fue lo que pensó, pero se negaba a admitirlo en voz alta.

Estaba intrigado, demasiado para ser verdad. Siempre se ha considerado a si misma como una persona curiosa, incluso su madre se lo repetía mucho de pequeña, así que no les sorprende tanto su reacción ante la rubia y su mascota.

Aunque le molesta no poder sacarse esas preguntas de la cabeza.

Cuál sería su historia, su pasado, su presente, y como sería su futuro.

Suspira nuevamente tocando su pecho, sin embargo al ver la sonrisa burlona de Momo, la hace volver a su pose original, recostándose en la camilla.

—Me refiero al perro, pero debo admitir que también me intriga la chica.

—Lo sé, debe estar muy preocupada por el.

Momo desvía la mirada pensativa, comenzando a retirar los vendajes.

—Ven, ayúdame a sostenerlo. —Le dice a la otra, Tzuyu levantándose para sujetarlo del cuello y la espalda delicadamente. — ¿Enserio no te haz puesto ni un segundo a pensar en que ella pudo haberle hecho esto?

Se encoge de hombres.

—Un poco, pero es que... No parece esa clase de persona, Momo, tal vez si lo supondría de la chica que estaba detrás suyo, pero ella no. Tiene un aura... Muy inocente.

—Eso no te lo puedo negar, además es cierto, también pudo haber sido el dueño de la mansión.

—¿Preguntaste lo que te pedí? —Dice Tzuyu esperanzada.

Desde que visitaron la mansión en busca de la chica, le había pedido a la doctora que preguntara a sus pacientes sobre la misma mansión, ella misma se había encargado de interrogar a sus compañeros de clase, todos le dijeron lo mismo, que era un lugar abandonado o que estaba en venta pero nadie ha tenido el dinero suficiente para comprarlo.

—Sí, todos dijeron lo mismo de siempre, nadie lo ha querido comprar y eso.

Tzuyu suspira, realmente esperaba escuchar algo diferente.

Tal vez podían llamarla exagerada, pero es que ese lugar no le daba buena espina, mucho menos después de ver qué ese maltratado perro salió de ahí.

No quería imaginarse que podrían llegar a hacerle a esas chicas.

—Aunque, también he oído varios rumores al respecto...

Momo termina de acomodar los vendajes, dejando al perro recostarse en la camilla, a los pies de esta, Kaya ladra muy inquieta.

—¿Que pasa? ¿Quieres subir? —Pregunta Momo sonriendo. — Tzuyu, deja todo esto en su lugar.

Le indica a la estudiante, quien acata sus órdenes aún con sus ojos curiosos por sus palabras, hace lo pedido rápidamente para ir corriendo de nuevo, viendo cómo Kaya ahora descansa al lado del otro canino.

—¿Que clase de rumores? —Pregunta nerviosa.

La tan sola expresión de la doctora la hace tragar saliva, no indicaba algo bueno.

—Desde que me mudé aqui he escuchado que en realidad podría tratarse de un... Ehm... De un prostíbulo.

Su cuerpo entero se tensó sin notarlo, el agarré en la camilla que mantenía se volvió tan fuerte, que sus nudillos se volvieron blancos, y ni hablar de su piel que cobro un tono parecido al papel.

No, no, eso era demasiado.

¿Cómo podría tratarse de un prostíbulo?

En ese caso la chica rubia debía de ser...

—¡Debemos de irnos ya! —Exclama Tzuyu desesperada, dando un golpe a la camilla que despierta al par. — ¡Debemos ir por ella!

Se da la vuelta dispuesta a salir, unos brazos reteniendola de inmediato.

—Tzuyu, es solo un rumor, no estamos seguras de nada. Calmate por favor. —El tono serio de Momo no dejaba lugar a quejas, Tzuyu lo sabía.

Con una profunda inhalación para tranquilizarse, se suelta del agarré de la doctora, volviendo a sentarse.

Momo no puede evitar sentir pena al verla de esa manera, tan cansada y paranoica, conocía a su amiga, no era propio de ella estar así.

Y conocía perfectamente la razón.

—¿A todo esto por qué te importa tanto? Entiendo que hay que ser empáticos, pero solo mírate. —Extiende su mano señalándola. — No haz dormido en días por estar pensando en eso, además estoy segura que ni siquiera haz dormido. Y no es solo por la casa, es por esa chica.

Tzuyu se acurruca en la camilla, escondiendo su mentón entre sus brazos. Odiaba que se lo echaran en cara, primero Chaeyoung y ahora ella, simplemente lo odiaba.

Lo odiaba porque... Ni para si misma tenía sentido.

—No lo sé, bien. Solo me preocupo, ni siquiera yo tengo una respuesta. —Suspira profundamente, acariciando a Kaya.

Está ya yacía dormida entre el rubio, ella se visualiza a así misma con la chica de esa forma, apoyándola por más herida que pudiera estar.

Ahora entendía por completo a sus padres, su curiosidad podía llegar a ser demasiado peligrosa, y ahora que veía a dónde se estaba metiendo se dió cuenta de ello.

¿Sería muy tarde para retroceder?

Nada la obligaba a regresar a la mansión y regresar al cachorro, bien podía quedárselo, de todas formas este parecía llevarse muy bien con Kaya.

Solo se encargaría de olvidar el tema y ya estaba, ya que al final del día, parecía ser la única a la que le importaba.

—Mira, por si te interesa, tengo una amiga que está en la policía. Ella ha estado investigando al respecto.

Tzuyu alza la mirada de golpe.

—¿Y por qué rayos no me habías dicho antes? —Pregunta enojada.

—No creí que te importara tanto, pero por cómo estás, veo que sí. —Momo toca las ojeras de su propio rostro, refiriéndose a las de la otra, demasiado marcadas ya.

¿Debería aprovechar esta oportunidad?

El aceptar haría que sus noches en vela valgan la pena, pero también significaría nuevas noches adentrándose a aquel desconocido mundo.

¿Realmente valía la pena?

Estos últimos días le respondieron que no, no valía la pena meterse en algo que no la incumbia, y ponía en desequilibrio su vida.

Miró una última vez al herido animal, tomando su decisión.

—No, gracias, después de que el este bien. Me lo llevaré a casa.

Momo la mira fijamente, sin expresión alguna pero aceptando su decisión. Por más que quisiera insistirle al respecto, tampoco podía condenar a su amiga a eso.

Bien se lo había dicho a Lisa cuando le comentó al respecto.

No la metas en esto, hasta que estés completamente segura de que podrá soportarlo.

[...]

Cerraba los ojos con fuerza tan solo esperando el momento en que todo acabase, se aferraba con firmeza a las sábanas de la cama, porque no quería tocar la piel de aquel desconocido, que se le fue presentado como su primo.

Se le pidió un especial trato con el, ya que mencionaron que lo estaban festejando.

Cuando le dijeron eso, pensó muy tontamente en que pasaría una buena noche jugando con sus muñecas o comiendo algo, se supone que eso se hace cuando se festeja, además ese chico parecía ser de su edad.

Pero no, al momento de entrar a su habitación ni siquiera tuvo tiempo de mostrarle sus juguetes, este la aventó sobre la cama, y le arrancó toda la ropa. Se convirtió en una noche como cualquier otra.

—¡Mierda! —Gimió finalmente, alegrando por completo a Sana.

Poco le importó sentir la esencia del hombre escurrirse de ella cuando esté salió de su interior, el que eso pasase significaba que el juego había acabado.

—Joder, es cierto lo que dicen, ustedes son una putas muñecas. —Espeta con una sonrisa maliciosa.

¿Cómo era que se llamaba? Sana no recordaba con claridad, era algo como Chan.

—Oye, párate y ven.

Sana hace caso, levantándose de la hasta donde estaba Chan, este ya estaba parado ajustando su ropa, con excepción de su erección que mantenía fuera de sus pantalones.

—Límpialo.

La rubia mira confundida sin saber a qué se refiere, hasta que ese lo sacude. Entendiendo el mensaje toma la sábana, pero su mano es tomada con fuerza.

—Así no, quiero que lo limpies con tu boca. —Ordena con una expresión divertida.

Solo ver cómo la chica tenía una arcada le pareció de lo más excitante, esa pobre chica no tenía ni un poco de sentido común, todos esos hombres poderosos se lo habían explicado antes de entrar.

Esas chicas son completas idiotas, si les pellizcas los pezones no tendrán ni la más mínima idea de lo que haces, y si les ordenas ponerse en cuatro, lo harán sin chistar.

No creía que existiera algo así, pero lo estaba presenciando.

Ya había tenido muchas experiencias con prostituas, pero estás actuaban diferente, ellas fingían querer estar con el, actuando de una forma sensual y atrayente, aquellas que de plano detestaban su trabajo, forcejeaban un poco y hacian visible su desagrado.

Estás chicas eran unas completas muñecas, acatando cualquier orden que les des, y quedándose quietas por más que las golpes. Ellas no mostraban emociones, sus ojos parecían perdidos mientras las usabas.

Sin duda volvería pronto a este lugar.

Sana traga saliva, aguantando la sensación de asco en su garganta.

No sabía porque siempre le pedían que hiciera eso, sabía feo.

Toma el miembro con su mano, lamiéndolo tan rápido como pudo, no quería seguir sintiendo ese sabor en su boca.

—Ahg, te adoro demasiado, Shasha. —Ríe, finalmente guardando su miembro de sus pantalones, dejando una suave caricia en el cabello de Sana.

Está sonríe contenta por haber hecho un buen trabajo, de seguro su padre la premiará por haberse portado tan bien.

—Debo irme, pero te prometo que volveré pronto. Mantén listo ese sucio agujerito para mí. ¿Bien?

Sana asiente sin comprender mucho a qué se refería con eso, aún así trataría de hacerlo.

Chan se va sin más de la habitación, dejándola finalmente sola.

Se levanta de la cama, pegándose a la puerta para escuchar con atención, como los pasos del chico se alejaban más y más, hasta que son completamente imperceptible.

Sin poder contenerse da un grito de emoción, corriendo al baño, estaba demasiados contenta, ese era su último pariente que vería hoy. Lo que significaba que estaría todo un mes libre.

Mientras entraba a la ducha, sintiendo el agua caliente contrarrestar contra su herida piel, se sintió mal por alegrarse tanto.

Estaba siendo muy mala con su familia, ellos solo querían pasar tiempo con ella, no tenía porque tratarlos así. Su papá de seguro estaría muy decepcionada de ella.

También estaba eso, su padre se iría por quién sabe cuándo tiempo, según el decía tenía que irse a trabajar muy lejos de aquí. Usualmente se entristecía mucho por esto, pero en esta ocasión estaba algo aliviada por este hecho. No la malinterpretemos, es su padre, lo ama demasiado como para querer que se vaya.

Solo que aún no terminaba de perdonarlo por lo que le hizo a Butter, finalmente veía a lo que se refería Jennie sobre que esa forma de quererlo no estaba bien.

Cuando era ella quien recibía los golpes, trataba de encontrar una justificación, pero ahora que el herido fue su querida mascota, no quería buscar explicación alguna. No la había.

Por eso mismo no quiso bajar a despedirse en cuanto salió de bañarse, estaba muy molesta todavía.

Agradeció ver qué las sábanas de su cama ya habían sido cambiadas, y ver qué tenía una bandeja con comida en su buró la alegro mucho más.

—¡Muchas gracias, Lola! —Gritó a la nada, sin estar segura de que su nana la haya podido escuchar.

Con su mameluco de ardilla, tomó la bandeja de comida sentándose en la cama, toma le control de la televisión. Buscando que ver, no tenía muchas opciones, ya se había visto todos los discos que su padre le trajo, además esas cosas ya le aburrían.

—Debo decirle a papá que me consiga otras caricaturas. —Dijo con un puchero.

Queriendo tomar una porción de su sopa, fue que apenas notó la carta en la bandeja.

"Ya es momento de que me vaya, cielo, y entiendo que estés molesta conmigo, lamento mucho haber tratado así a Butter.

Te prometo que te conseguiré un nuevo perro, y no te preocupes, no estoy enojado contigo por no haberte despedido.

Nos vemos pronto.

Con amor, papá."

Eso la hizo sentir un poco más feliz, por lo menos se estaba disculpando con ella. Aún así, le dolía mucho no tenerlo cerca.

Una sonrisa se cuela en su rostro al recordar que por lo menos estaba en buenas manos.

Después de que las chicas se fueran, Jennie le explicó que seguramente llevarían a Butter con un doctor para perritos que ella llamó veterinario, y que si es que esa chica era buena, lo traería cuando se sintiera mejor.

Esperaba verlo pronto, aún así confiaba en que así sería, desde la primera vez que la vio, esa chica le dió mucha confianza. Era la primera vez que conocía a otra mujer que no fueran sus hermanas, y además ella era muy linda.

Un golpe en su puerta interrumpe sus pensamientos, haciéndola voltear al reloj.

No era tan tarde, debían ser alguna de sus hermanas buscándolas por no haber ido a cenar.

—Adelante.

Miihi fue quien se reveló detrás de la puerta, entrando muy lentamente y cabizbaja, eso preocupó a la mayor.

—¿Miihi, está todo bien?

La pequeña solo siguió caminando hasta la hasta la cama, subiéndose de un brinco, y abrazando con fuerza a su hermana.

Sana rápidamente vuelve a dejar la bandeja en la mesa de noche para poder corresponder al abrazo.

El escuchar pequeños sollozos la alarmó más.

—¿Ey, que pasa?

Miihi se aferra con más fuerza a su hermana, negándose a soltarla, un movimiento en su puerta la alarmó, y vió como Mina también entraba a la habitación, con la misma expresión afligida.

—Mina, dime qué está pasando. —Exige Sana a su hermana, quien toma asiento a su lado.

—Papá fue muy malo con ella. La golpeó antes de irse. —Explica Mina cabizbaja, se sentía culpable por no haber podido defender a su hermana.

—¿Que? ¿Por qué te pegó? —Le pregunta Sana directamente a la menor, pero está se negaba a hablar, sollozando en el pecho de la japonesa.

Al no tener respuestas Sana alza la mirada hacia Mina, esperando que ella continúe con la explicación.

—Nos enteramos de lo que pasó con Butter, ninguna lo tomó muy bien pero Miihi fue la que se molestó más. Se negó a despedirse de papá, pero no solo eso, se enojó tanto que le dijo que era un mal padre y que era una pésima persona. Y el le pegó por decirle todas esas cosas frente nuestros tíos.

Sana no podía creer lo que escuchaba, claro que conocía de antemano el comportamiento de su padre, pero es que este siempre trataba de ser lo más comprensivo que podía con Miihi, al final del día se trataba de una niña.

Y ahora que pudo sacar el rostro de su hermana de su pecho, se dió cuenta de lo realmente terrible de la situación.

El rostro de su pequeña hermana estaba lleno de moretones, su mejilla roja por la segura cachetada que recibió, su labio roto y sangre salía de su nariz. Esa era una paliza demasiado brutal para una niña.

—Miihi... Lo siento tanto, sabes que papá puede ser un poco brusco, pero no es malo. —Decía Sana acariciando la mejilla de la pequeña.

—¡No, el es malo! ¡Me pega muy feo! —Espeta entre sollozos, alejándose del tacto de Sana.

—Miihi ya te lo explicamos, que te peguen es normal, a todos nos han pegado, y es solo para que nos portemos bien. —Le dice Mina.

Era increíble que tanto se podía lavar el cerebro de las personas.

—¡No, Jennie me dijo que eso no está bien, y yo le creo!

Sana podía querer muchísimo a su hermana mayor, pero odiaba que siempre se la pasará contradiciendo a papá, claro que algunas veces le daba la razón porque lo que le decía su padre sonaba algo ilógico, pero lo que no le gustaba es que ocurrieran estos debates entre su familia.

Cada que sus hermanas escuchaban lo que Jennie les decía, están terminaban peleando con su padre y llegaban muy heridas a su cuarto. Si eso ocurría cada que escucharan a Jennie, no debía ser algo bueno.

¿Además de dónde sacaba ella todo eso?

¿De dónde sacaba esa información?

Más razones para desconfiar.

—Te hemos dicho que no siempre debes hacerle caso a Jennie, mira lo que te paso ahora. —Comenta Mina.

—No me importa, Jennie me cuida mucho y ya la quiero por eso, aunque me terminen pegando. —Solloza nuevamente, limpiando su nariz de la que aún salía sangre. — Odio a papá... ¡Lo odio, lo odio!

—¡Miihi! —Grita Sana, la pequeña encogiéndose ante el tono de su voz. — No te atrevas a decir algo así otra vez, papá nos quiere y cuida mucho como para que lo trates así.

Sintiendo el peso del regaño, Miihi se separa de su hermana, sentándose hasta la otra esquina de la cama, cruzándose de brazos.

Mina voltea a aver a su compatriota, esperando que le dijera algo más a la niña, ambas entendían el porque de las palabras de la rubia, pero eso no quitaba que ellas también estaban algo molestas con el adulto por haberle hecho eso.

—Anda, ve con Lola para que te curé. —Sana se levanta, yendo junto la menor, para dejar un beso en su cabeza. — Lamento haberme enojado, sabes que te quiero mucho, y para compensarte, puedes pedirme lo que quieras. —Sonríe.

Miihi lo piensa un poco, aún cabizbaja, tampoco podía enojarse por siempre con sus hermanos.

—Quiero que Butter regrese.

—Miihi, nosotras no- —Trata de explicar Mina, siendo brutalmente interrumpida por Sana.

—Te prometo que traeré a Butter de vuelta, te lo prometo. —Y con esa promesa dada desde el corazón, Miihi pudo sonreír nuevamente, dándole un beso en la mejilla a su hermana y saliendo corriendo del cuarto.

No es hasta que se ha marchado que siente el peso de sus palabras.

—Sana, tu bien sabes que no podrás cumplirle esa promesa.

—Lo sé pero... ¿Que esperabas que hiciera? Está demasiado triste.

—Ni siquiera sabemos si Butter está vivo.

Es ahí cuando Sana tiene que morderse la lengua para evitar hablar de más, una de las más importantes reglas en su hogar era no interactuar con las personas de afuera. Desde que era pequeña se le enseñó que el mundo exterior era peligroso y sumamente mortal, y que si cualquiera de ellas interactuara con una persona de fuera.

Significaba poner en riesgo a su familia.

Por ello mismo fue que Jennie le insistió mucho en que no dijera nada al respecto de Butter, y de la chica.

Si es que su padre se puso así por la actitud de su hermanita, no quería ni imaginarse como se pondría si se enterara de esto.

Sana frunce el ceño de pronto recordando algo.

—¿Y dónde está Jennie? —Le parecía raro que su hermana mayor no estuviera ahí para consolar a la otra, o para darles un sermón.

—No lo sé, después de que Miihi discutiera con papá, Jennie se interpuso para que no le siguiera pegando, después de eso mis tíos se fueron con Jennie. —Explica Mina, sin poder ocultar la angustia de su voz.

—Oh bueno, debe estar en alguna de las habitaciones con ellos. —Sana no le veía el problema, era normal que alguna se quedara a sola con sus tíos.

—No, Sana, no. Se la llevaron, Jennie salió de la casa.

El cuerpo entero de la japonesa se paraliza al escuchar eso, no podía ser posible, lo tenían prohibido, nunca las dejarían salir por los peligros que hay afuera, y ahora, Jennie estaba expuesta a esos peligrosos.

—¿¡Qué!? ¡Le puede pasar algo! —Exclama espantada.

—Lo sé, papá aseguró que estaría bien, pero ni siquiera dejó que nos despidieramos de ella.

Esto era malo, muy malo, confiaba mucho en su padre, pero no lo suficiente en Jennie.

Su hermana era obstinada por naturaleza, y nunca hacía caso a lo que le ordenaban, no le sorprendería que está intentase escaparse de su papá, siendo ese el caso quedaría expuesta a los peligros del mundo exterior.

—Sana, debemos ir con Yeji, ella es la mayor ahora, nos dirá que hacer.

—Vete, no quiero ir, me quiero quedar aquí.

—Pero Sana-

—¡Déjame sola!

Mina decidió no insistir más, con una mirada afligida salió de la habitación, sus hermanas estaban reunidas en el comedor hablando sobre esta situación, ahora con Yeji como la mayor de todas, tratan de guardar la calma.

Al momento de cerrar la puerta, Sana volvió a sentarse a la orilla del colchón, tapando su rostro para que el sonido de sus sollozos no fuera tan notorio.

Todo esto era demasiado, primero su querida mascota, y ahora su hermana mayor corría peligro.

¿Que es lo que debía hacer?

De repente el aire golpea con fuerza, abriendo sus ventanas que estrictamente se mantenían cerradas todos los días, Sana se abraza a su misma, tratando de tolerar el frío.

Ahí viendo el anocher colarse por su ventana, fue que tuvo una idea.

Si quería salvar a su hermana y recuperar a Butter, había alguien a quien podía recurrir.



¿Les esta gustando la historia? Espero que si, porque entre más apoyo tenga, más rápido actualizaré.

Pero aguas con andarme exigiendo nuevo capítulo culeros.

Bueno, nos vemos luego gente.

Byeeee.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro