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❪🌷❫ capítol catorze.

Darse cuenta de que todo este tiempo había estado confundiendo sus sentimientos hacia JungKook con algo fraternal y platónico lo enloqueció.  Fue como experimentar una revelación divina. No podía creer lo ciego que había sido al no notar los pequeños detalles que ahora tenían tanto sentido. En cierta medida, se justificaba a sí mismo diciendo que no estaba muy familiarizado con la idea de sentir algo romántico hacia otra persona. Solo había tenido una pareja en su vida y esa relación no había tenido un desenlace agradable, así que carecía de experiencia en lo que era sentir atracción emocional hacia alguien, y mucho menos ahora que no tenía la capacidad de emitir o percibir feromonas.

Al finalmente reconocer la verdadera naturaleza de sus sentimientos por aquel Alfa, se sentía algo ridículo. Cada vez que Jeon JungKook entraba en la habitación, era lo único  en lo que TaeHyung podía concentrarse. Cada mínimo roce de sus pieles lo descolocaba de maneras incomprensibles, y su rostro se teñía de todos los tonos de rojo con solo cruzar miradas. Había sido tan malditamente obvio desde el principio que ahora le resultaba gracioso pensar en ello.

Sin apartar la mirada de las serenas facciones de JungKook mientras dormía, TaeHyung se prometió a sí mismo que suprimiría cualquier rastro de esta inconveniente emoción. No podía permitir que esto dañara la amistad que había establecido con el Alfa. TaeHyung no se hacía ilusiones, estaba más que claro cómo terminarían las cosas si JungKook llegaba a enterarse de sus sentimientos. Ni siquiera quería imaginar la expresión de compasión que se reflejaría en el rostro del menor cuando lo rechazara con amabilidad, intentando no herirlo. Era una escena que preferiría evitar a toda costa, no podría soportar tener que ser apartado también por este chico.

Fue un gran alivio cuando JungKook finalmente se fue a casa esa noche. Estaba agradecido de que se hubiera quedado todo el día a acompañarlo mientras SeokJin y sus padres estaban ausentes, sin embargo el peso de sus recién descubiertos sentimientos lo estaba ahogando lentamente. Deseaba estar lejos del Alfa para poder lograr equilibrar los desenfrenados pensamientos que azotaban su mente sin brindarle una pizca de misericordia.

Al día siguiente, durante el desayuno, SeokJin lo abordó con una pregunta inesperada: —¿No crees te ves más saludable estos días? —dijo, dejando a TaeHyung un poco desconcertado—. No lo sé, he notado que has estado comiendo más y con más energía —continuó SeokJin mientras sorbía un poco de su café—. Incluso tu mordida ha dejado de doler y sangrar tan seguido.

—Bueno —comenzó TaeHyung, entendiendo a qué se refería—, también me he sentido un poco mejor. Estaba esperando a mi próxima revisión para ver qué opinaba el doctor sobre esta mejoría.

—Espero que sean buenas noticias —comentó SeokJin.

—Sí, yo también —respondió el Gamma con una leve sonrisa, antes de desviar su mirada al celular que tenía entre sus manos.

En ese momento, recibió un mensaje de JungKook. «Oye, Tae... Sé que no te gustan mucho las reuniones con muchas personas y esas cosas, pero mis hermanos están planeando hacer una fiesta este viernes. No sé exactamente qué están festejando, pero creo que solo es una excusa para poder emborracharse. ¿Te gustaría venir? Prometo no separarme de ti en toda la noche 🥹🫣»

Una tenue sonrisa se dibujó en los labios de TaeHyung al ver los emojis que JungKook había utilizado, pero desapareció rápidamente al recordar que JiMin también estaría allí, lo que significaba que JungKook probablemente no podría cumplir su promesa de permanecer junto a él durante toda la velada, como había mencionado en el mensaje.

Como si pudiera leer su mente, el Alfa envió otro texto casi al instante: «Si te preocupa JiMin, él no estará. Viajará mañana a Busan y se quedará con su familia hasta después de navidad.»

El corazón de TaeHyung se aceleró al leer esto. Luego de meditarlo por unos cuantos minutos, respondió: «De acuerdo, hablaré con mis padres y SeokJin. Allí estaré.»

—¿Con quién estás hablando que le estás sonriendo como un tonto a la pantalla? —interrumpió su hermano, sacándolo de sus pensamientos—. Espera, no me digas, déjame adivinar. —Cerró los ojos y tarareó pensativo por unos segundos—. ¡Es tu mejor amigo JungKook! —exclamó con una sonrisa triunfante, como si la respuesta no fuese más que evidente, antes de echarse a reír, palmeando con fuerza uno de sus muslos.

—Ja, ja, eres súper gracioso —respondió el menor en un tono plano—. Deberías dejar de administrar la empresa y fundar tu propio circo. Serías un gran payaso. 

—¡Oye! —replicó SeokJin, y TaeHyung simplemente le sacó la lengua en respuesta.

—Sí, estaba hablando con JungKook —agregó después de un momento—. Me invitó a una fiesta que sus hermanos mayores están organizando.

—¿Y quieres ir? —preguntó el mayor, mostrando cierta sorpresa en su tono.

—Sí, sería solo por un rato. No creo que quiera quedarme toda la noche, pero sería agradable estar allí.

Hubo un breve silencio. Hace algunos meses, TaeHyung no habría dudado en aceptar una invitación a una fiesta, ya que disfrutaba de socializar y divertirse más que nada. Ver su expresión insegura y avergonzada en ese momento entristeció a SeokJin.

—Está bien por mí si vas. —Se encogió de hombros mientras asentía con su cabeza—. Voy a hablar con EunYeong y papá, estoy seguro de que ellos también estarán de acuerdo.

—Oh, ¿en serio? —Sus ojos verdes se iluminaron—. Gracias, Hyung.

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Después de echarse un último vistazo en el espejo, se dio cuenta de que no importaba cuánto se retocara; no había nada que pudiera hacer para mejorar su lamentable apariencia. Llevaba varias capas de ropa encima para ocultar la delgadez de su cuerpo, tanto de los demás como del implacable frío del exterior. Aunque ahora se alimentaba relativamente mejor que antes, sus mejillas seguían hundidas y sus costillas sobresalían de forma desagradable bajo su piel. Era simplemente un caso perdido. Decidió que era mejor salir de su habitación ese momento, antes de que los pensamientos despectivos que tenía sobre sí mismo lo hicieran arrepentirse de ir a la fiesta.

Tomó su teléfono, que reposaba encima de su cama, para responder a la llamada entrante que seguramente pertenecía a JungKook. Se aclaró la garganta un par de veces, temiendo que su voz se rompiera a causa de los incontrolables temblores que comenzaron a recorrer su cuerpo en ese preciso instante. La conversación con el Alfa fue breve; solo lo llamaba para avisarle que llegaría a recogerlo dentro de cinco minutos. Esto solo aumentó su inquietud súbitamente. No se sentía preparado para enfrentarse a JungKook cuando el simple sonido de su voz a través del intercomunicador lo había alterado tanto, y la simple idea de verlo le provocaba tanto pánico que sus piernas parecían cemento mientras caminaba hacia el elevador, negándose a avanzar para reunirse con él.

Cuando el joven de cabello rubio salió de su edificio, el carro de Jeon ya estaba estacionado afuera, esperándolo. TaeHyung se subió y cerró la puerta detrás de él, sintiendo un nudo en el estómago mientras se acomodaba en el asiento. JungKook le dirigió una mirada cariñosa antes de comenzar a conducir.

—Te ves bien esta noche, Tae —comentó JungKook de manera casual, sin dejar de prestar atención a la carretera—. Ese suéter te queda genial.

TaeHyung se sonrojó ligeramente ante sus palabras. —Oh, gracias. Fue un regalo de SeokJin en la navidad pasada. Hace mucho que no lo usaba.

JungKook asintió, sonriendo más ampliamente. —Bueno, te queda bastante bien.

Sus miradas se encontraron por un corto instante, el color dorado de los ojos del contrario hizo que olvidara lo siguiente que iba a decir. Frotó las palmas sudorosa sobre sus pantalones y se mordió los labios, buscando un tema de conversación para desviar la atención de JungKook a algo que no fuera su apariencia.

—¿Habrá mucha gente? —Fue lo primero que se le vino a la cabeza.

Esa pregunta dio paso a una agradable charla en la cual JungKook le habló un poco sobre las personas que estarían presentes en la fiesta. Para alivio del Gamma, no serían demasiadas como había temido inicialmente. La mayoría eran amigos cercanos de los cinco hermanos, e incluso algunos habían viajado desde diferentes partes de Corea solo para reunirse ese día.

A medida que avanzaban por las calles, el ambiente entre ellos se volvía menos tenso. El tiempo parecía pasar rápidamente mientras conversaban y reían juntos. TaeHyung se dio cuenta de que su angustia se había calmado un poco a ese punto. Ya no sentía como si su corazón estuviera a punto de escaparse de su pecho. Lo que era una buena noticia, porque no creía poder soportar la sensación de querer huir en la dirección opuesta de su acompañante durante el resto de la noche.

Cuando ChangKyun abrió la puerta principal de la casa del Alfa, TaeHyung no pudo evitar dar un paso hacia el cuerpo de JungKook, resguardándose en su espalda. Para ser honesto, aceptar venir no había sido su idea más brillante hasta el momento. En primer lugar, seguía en conflicto con las desconcertantes emociones que se escurrían por cada poro de su cuerpo cada vez que miraba a Jeon. En segundo lugar, después de pasar meses encerrado en su propio espacio, alejado de cualquier evento social, se había vuelto bastante malo lidiando con la presión de asistir a lugares en los que era necesario convivir con muchas personas, poner una cara amable y fingir que la estaba pasando fenomenal. Con el remolino de ansiedad que sacudía sus entrañas, le resultaba complicado siquiera poner una sonrisa en sus labios mientras miraba al hermano de JungKook por encima del hombro de este último.

—¿Todo en orden? —preguntó ChangKyun, probablemente extrañado de que ninguno de los dos hubiera entrado todavía.

—Vas a estar bien, Tae. —JungKook se giró hacia él, tomando sus dos manos entre las suyas—. Si te sientes demasiado incómodo, solo dímelo. Te llevaré a casa de inmediato. —Su voz era gentil mientras le decía esto.

El escuálido muchacho solo atinó a asentir con su cabeza como respuesta. Tenía que dejar de actuar como un tonto asustadizo y afrontar esto.

Lo primero que pudo percibir al llegar a la sala fue el ensordecedor sonido de la música resonando con fuerza contra sus tímpanos. Le tomó unos cuantos segundos adaptarse a ello. Luego, escuchó risas y voces que se mezclaban con la melodía, que TaeHyung reconoció como una canción de alguna banda de rock de la cual no recordaba el nombre. Miró con incertidumbre a su alrededor y encontró ciertas caras familiares entre las personas esparcidas por toda la habitación. SoYeon conversaba de manera muy animada con otra chica, riéndose a carcajadas con algo que había dicho. Más allá, se encontraba BangChan con un muchacho recostado en su hombro y una cerveza colgando despreocupadamente de una de sus manos mientras charlaba con tres tipos más. ChangKyun había desaparecido dentro de la cocina y no veía a SooBin por ninguna parte. Dudaba que incluso estuviera presente, después de todo, seguía siendo un estudiante de preparatoria y no debería estar en una fiesta llena de adultos y alcohol.

—Ven, vamos a saludar. —JungKook llamó su atención, envolviendo una de sus manos alrededor de su muñeca izquierda y jalándolo en la dirección en la que se encontraba SoYeon.

—¡Hola, chicos! —La Alfa tuvo que gritar para ser escuchada por encima de la música de manera clara—. ¡Qué bueno que llegaron! —Se veía algo achispada ya, con una sonrisa más grande que su pequeño rostro pegada a sus rojos labios—. ¡Tae, te presento a mi novia, YuQi!

La aludida le dio una sonrisita apenada, y TaeHyung le correspondió el gesto.  En ese momento, BangChan se acercó a ellos, sosteniendo dos cervezas que parecían estar destinadas para ellos. El mismo muchacho que había visto recostado en su hombro lo seguía de cerca. Si recordaba bien lo que JungKook le había dicho en el auto, era el novio del Alfa, Felix.

—Oh, Hyung, TaeHyung no puede beber alcohol. —Lo frenó cuando pretendía entregarle la botella al rubio—. Y yo tengo que llevarlo a casa.

—¿Llevarlo a casa? —resopló, haciendo una mueca fastidiada—. ¿No es mejor si se queda? Esto está lejos de acabarse y no tienes permitido irte de aquí hasta que te hayas tomado por lo menos tres botellas del vodka de Kyung —Le dio una sonrisa perversa—. TaeHyungie, deja que este pobre hombre, que lo único que hace es estudiar, se relaje un poco. —Codeó al Alfa menor.

Intercambió miradas con BangChan y JungKook. Quedarse no había estado dentro de sus planes, pero no quería arruinarle la diversión al menor, por lo que terminó dando su consentimiento.

—Puedo hablar con SeokJin más tarde, no te preocupes —le dijo mientras tomaban asiento en uno de los sofás que finalmente había quedado libre.

—Mis hermanos se ponen un poco pesados cuando están bajo la influencia del alcohol —dijo, dándole un sorbo a su cerveza—. Es un alivio que todos tienen un Omega a su lado, o si no esta fiesta terminaría en un completo desastre.

TaeHyung soltó una risa. —Adivino que ya ha pasado antes. 

—Adivinas bien. —Frunció sus labios, mirando hacia su hermano mayor—. Antes de conocer a Felix y a YuQi, BangChan y SoYeon eran como dos tornados sin dirección. Cada fiesta a la que íbamos terminaba con esos dos imbéciles a punto de matarse. —Volvió sus ojos a TaeHyung para decir lo siguiente—: Al final, asistía a esas dichosas fiestas no porque quisiera, si no porque tenía que ayudar a separarlos al final de la noche.

La risa del Gamma llenó los oídos de JungKook, provocando que un cosquilleo se asentara en su vientre. Le gustaba ver la manera en que su rostro se iluminaba y sus labios se curvaban encantadoramente cuando sonreía.

—¡No puedo creerlo! —comentó sin dejar de sonreír alegremente—. Pero es aún más increíble que hayan logrado vivir juntos todo este tiempo.

—Debe ser porque pasamos la mayor parte del día ocupados y casi no nos vemos las caras —concluyó con una risita.

TaeHyung  observaba con gran interés cómo BangChan y SoYeon competían por ver quién podía beber veinte copas de whiskey primero, cuando un olor extraño llegó a su nariz. No se parecía a nada que hubiera olido antes. Se preguntó si se era de algún tipo de perfume o ambientador que habían rociado cerca de donde se había sentado junto a JungKook, pero ese no parecía ser el caso. Tomó otra inspiración profunda a través de su nariz, captando nuevamente el sutil aroma a fresas frescas y algo más, algo embriagador que estaba ocasionado que su mente fuera más despacio, las imágenes frente a sus ojos volviéndose distorsionadas, sus pensamientos desvaneciéndose en una neblina de confusión. Su piel picaba y ardía, y su vientre se retorcía de manera extraña.

Con una mano temblorosa, buscó el brazo de JungKook, quizás para encontrar algo en lo qué apoyarse o quizás para llamar su atención. Nada estaba claro para él en ese momento. Escuchó que le decía algo, pero no estaba seguro de qué era. Su voz sonaba distante y confusa, como si sus oídos estuvieran sumergidos en agua.

Dos manos acunaron cada lado de su cabeza, obligándolo a mirar a la persona frente a él. Otra respiración temblorosa y su brumosa mente pareció comprender todo en ese momento. El intenso aroma que estaba adormeciendo a sus sentidos provenía de este hombre. Se humedeció los labios resecos, una oleada de calor invadió su debilitado cuerpo. Su polla se retorció dentro de sus pantalones y un gemido se ahogó en su garganta.

Por otro lado, JungKook estaba completamente confundido sobre lo que estaba sucediendo. TaeHyung parecía a punto de desmayarse, con la cara enrojecida y los ojos desenfocados. Además, el aroma de sus feromonas se había disparado, más intensas de lo que las había sentido nunca. Si el Alfa no lo supiera mejor, pensaría que TaeHyung estaba... Un pequeño gimoteo descarriló su tren de pensamientos, su mirada se clavó en el rostro afiebrado del Gamma, para después desviarse a donde las piernas de este se apretaban con cierta incomodidad.

Mierda.

Mierda.

JungKook se quedó paralizado por unos instantes, inseguro de si sus ojos le estaban jugando una mala pasada. Pero no era así. TaeHyung tenía una erección en sus pantalones. Este hecho lo dejó aturdido, tanto que no supo qué hacer a continuación, con el corazón latiéndole tan fuerte que le resultaba difícil respirar con normalidad. Pronto salió de su estupor, dándose cuenta de que debía llevarlo al hospital. Esto no le generaba un buen presentimiento.

La mayoría de los Omegas perdían su capacidad de sentir excitación cuando su vínculo se rompía. Esto se debía tanto al trauma como a la ausencia de sus feromonas. Si bien algunos Gammas lograban despertar sus impulsos sexuales con terapias enfocadas en este problema, la taza de éxito de estas era demasiado baja. Sin embargo, lo que TaeHyung estaba experimentando no parecía ser simple deseo sexual, ya que había comenzado de manera repentina, sin ningún estímulo previo. Esto indicaba que podría ser el comienzo de un celo, lo que era imposible. Debía tratarse de una anomalía en sus componentes genéticos, recientemente alterados. Y esto era realmente preocupante.

Colocando a TaeHyung en el asiento de copiloto y tomando asiento en el de conductor, arrancó el auto con tanta prisa que los neumáticos chirriaron contra el asfalto.

—Esto es tan extraño —escuchó que decía TaeHyung a su lado, arrastrando las palabras—. Me siento tan caliente y tú hueles tan bien.

Esta era otra cuestión alarmante. TaeHyung alegaba que podía sentir un aroma agradable de él, lo cual lo terminó de desconcertar. ¿Cómo era posible que TaeHyung pudiera sentir su feromonas? Algo estaba terriblemente mal.

JungKook apretó la mandíbula, diciéndose a sí mismo que no debía prestarle atención, que el Gamma debía estar bajo los efectos de sus feromonas y eso le hacía soltar ese tipo de tonterías. Pero el aroma de TaeHyung rápidamente había cubierto el reducido espacio que compartían, haciendo que su cabeza diera vueltas y provocando que una sensación extraña se instalara a la altura de su abdomen bajo.

—Kookie... —Seguía parloteando, tratando de llamar su atención—. D-Déjame lamer tu cuello, ¿sí? Solo un poco... —dijo acompañado de un suave quejido.

No se atrevía a mirarlo, sabía que si se encontraba con aquellas pupilas verdes, su determinación flaquearía al instante y lo dejaría hacer cualquier cosa que quisiera. Esto era algo que no podía permitir, TaeHyung necesitaba asistencia médica inmediata.

—Dame tu teléfono —le dijo sin apartar la mirada del camino.

—¿Teléfono? —repitió TaeHyung, como si la palabra le resultara desconocida.

Sin embargo, finalmente metió la mano en su abrigo y luego le extendió el aparato. Para suerte de JungKook, ya estaba desbloqueado. Con ayuda de una sola mano, buscó el contacto de SeokJin y lo llamó.

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Cuando llegó al hospital, JungKook bajó del auto a TaeHyung como pudo, sosteniéndolo en sus brazos. El Gamma ya estaba demasiado debilitado como para intentar nada, así que simplemente recostó su cabeza contra su hombro mientras se dejaba llevar hacia el interior del edificio. Una vez dentro, pudo identificar a SeokJin y a los padres de TaeHyung a unos pocos metros de distancia. Ellos se acercaron rápidamente, con rostros pálidos y desencajados de angustia. DongSun le quitó a TaeHyung de los brazos, tuvo que forzarse a destensar sus músculos y dedos. Por alguna razón, algo de él se rehusaba a dejar ir al Gamma.

—¡Una camilla, por favor! —pidió JungKook en voz alta.

Unos enfermeros se acercaron con la camilla y depositaron a TaeHyung en ella. JungKook les explicó la situación y, sin demora, lo llevaron al interior para realizarle los exámenes correspondientes.

—Muchas gracias por traerlo, JungKook —le dijo EunYeong mientras se secaba las manos temblorosas en su pantalón.

—No es nada —respondió con una suave sonrisa—. Voy a entrar. Los mantendré informados de todo lo que suceda con TaeHyung.

Después de despedirse, JungKook desapareció por las compuertas que conducían a urgencias. Al encontrarse solo en el pasillo, se apoyó contra la pared y respiró entrecortadamente. Luego de unos minutos miró hacia abajo, hacia sus pantalones de mezclilla, frustrado al ver el bulto que sobresalía en ellos. No podía creer que se había puesto duro solo por unas cuantas feromonas, y mucho menos cuando provenían de TaeHyung, su amigo. Resistió firmemente la tentación de tocar su palpitante y dolorida polla. Miró un punto fijo durante largos minutos, esperando que si no pensaba en nada en concreto, que si ignoraba su erección y la razón que la había provocado, esta desaparecería.



Dios mío, este es el capítulo más largo que he escrito nunca (a excepción de mis OS) 😦.

En fin, espero que hayan disfrutado el capítulo. Me sacó unas cuantas canas verdes, pero al final me satisfizo bastante el resultado😋

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