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🥀Parte 1🥀

Antes de todo, únicamente quiero hacer saber que mi italiano y francés es horrible jaja algunas palabras las traduje así que no me tomateen, ya les avisé jajaja

Disfruten...

Lejos de los enormes edificios y de la gran ciudad, había una enorme mansión de colores oscuros, panteones adornando el marchito jardín, árboles y hojas secas le rodeaban, el aura era sombría, siniestra y oscura. Esa enorme tétrica mansión pertenecía a la familia Tomlinson Styles.

Cada día, al amanecer, de aquel viejo reloj creado de huesos humanos, Diaval el cuervo, aleteaba y graznaba por los pasillos para despertar a su familia.

Un par de quejidos se escucharon en una de las puertas, lamentos y gritos lastimeros.

En la habitación principal, bajo un enorme nido de cobijas, Harry se levantó abruptamente con un par de pedazos de carne en los ojos, la noche fue reparadora. Estiró sus brazos y al notar las marcas que su alfa hizo la noche anterior sonrió.

Suspiró al sentir las manos frías de Louis, rodear su cintura, besó su espalda —Boun giorno caro mio (buenos días querido).

—Bounjour, alpha (buenos días, alfa). —esbozó una suave sonrisa empapándose del aroma de su alfa.

Harry se quejó un poco a causa de la leve luz del día, por la noche olvidaron cerrar las cortinas de los grandes ventanales —Louis, el sol me perce comme un poignar. —dijo refiriéndose que el sol le hacía daño.

El alfa se levantó de las cobijas de seda negras, caminó sin nada que lo cubriera, Harry sintió cómo el color subía por sus mejillas, su alfa era de otro mundo —J’adore la vue (me encanta la vista). —susurró admirando el físico de su alfa.

Louis se dio vuelta fijando la vista sobre él, se acercó a la repisa y tomó un puro todo bajo la atenta mirada de su omega, inhaló unas caladas y sus ojos parecieron iluminarse al notar a su omega observándolo.

—Louis… —El omega llamó.

—¿Sí, dolcezza?

—La nuit dernière, estuvieste… incontrorable, mordiste todo mi cuerpo y tengo marcas en toda mi parte baja, eras como un demonio, un lobo hambriento y desesperado, aullaste como una bestia y lograste asustarme —suspiró bajando la mirada mientras Louis se acercaba imponente, dominante pícaro, Harry elevó la vista con deseo—. Hazlo de nuevo.

Gritos de lamento se escucharon en la estancia, Louis suspiró observando a su esposo, quien limpiaba las comisuras de sus labios con una pulcra servilleta.

El cuervo que tenían como parte de la familia empezó a aletear yendo hacia la puerta.

—Bernard. —llamó el alfa sintiéndose algo incómodo, los gritos eran realmente desoladores, pero no lo suficientemente fuertes—. Has que estiren un poco más.

—Como ordene, señor. —El mayor con fina elegancia se retiró del comedor para poder dirigirse a una de las mazmorras acatando la orden.

Ahora sí, los gritos eran altos y desgarradores, como les gustaba… Louis sonrió. —Dulce agonía.

Su omega volteó tomando su mano. —Es gratificante escuchar algo tan melodioso, ¿estamos celebrando algo, amore?

—Por supuesto, dolcezza. —besó el dorso de su pálida mano.

—¿Y qué es eso? —Su hermoso esposo inquirió con curiosidad.

El alfa sonrió mientras algunos de los cocineros se acercaban dejando sobre la mesa una charola cubierta con una tapa de plata, sirviente se inclinó abriéndola para mostrar su contenido.

—Louis… —jadeó con sorpresa.

—No fue difícil hacerlo, a mi pequeña nadie la hace llorar. —sonrió macabro, en tanto su querido omega observaba con orgullo y admiración la cabeza de una alfa en el centro de la mesa y como adorno tenía una manzana en la boca.

—Debo admitir que también tenía algo planeado para ella, era una pésima madre. —Harry sonrió a Louis que servía un trozo de carne.

—¿No te gusta? —preguntó al ver el rostro contrariado de su omega.

—Está exquisita, es solo que está muy seca. —Se disculpó.

—Disculpa, dolcezza. —besó su frente alcanzado un pequeño recipiente con un líquido rojo, las pupilas del omega se dilataron al percibir los dejes metálicos.

Louis suspiró satisfecho, Harry hizo un sonido de satisfacción al degustar, el alfa continuó la conversación —Aun así, atreven a decir que nosotros somos los extraños. —viró los ojos—. Mira que mandar a sus pequeños engendros para que dañaran a mi pequeña estuvo mal, muy mal.

—No sé qué le sucede a este mundo, dañar a una pequeña como Layla solamente porque piensan que sus padres son extraños, es atroz. —parpadeó decepcionado.

—Ni lo menciones, creo que comprendió la lección. Por lo que me contó Mily, esa mujer era mala madre, pésima alfa con su omega.

—Lo sé, mon amour, esta generación es complicada, hacer lo que hizo con esa pobre omega es inaudito. —Harry se puso de pie para sentarse sobre su regazo. Acarició su fría piel. Louis pasó su lengua por la comisura de su omega, tenía algo de sangre.

Harry sonrió abrazándose a él —Me encanta tu olor a muerte por la mañana. —dijo enterrándose en su cuello, el omega parecía querer lubricar cada que su aroma lo envolvía, tan mortuorio y fatídico.

Louis sonrió mostrando sus colmillos, acercó su rostro para percibir el olor sangriento de su amado, metálica y pura, suspiró tratando de ser fuerte para no atravesar su piel y enterrarse para sentir su sabor, ese era uno de los motivos del estar perdidamente enamorado de Harry su aroma a sangre.

—Desde el primer momento en que te acaricié me di cuenta de que había vivido toda la vida con las manos vacías, vita mia. —besó su mejilla con terrible dulzura.

—Por la luna, provocarás que la sangre vaya a mi cabeza.

—¿Aún tienes hambre, biscotto? —preguntó con su bien pronunciado acento italiano. El mayor, al sentir los pequeños mordiscos de su dulce omega por su cuello dejó salir su olor, Harry tenía una fascinación con marcarlo.

—Deja de llamarme así, Louis.

—¿Por qué, amore mio?

—¿Supones que no me enteré del porqué me llamas como tus postres favoritos?

—No. —sonrió mordiéndose la punta de la lengua, en tanto tomaba unas cerezas para rozarlas en los carnosos labios de su amado.

—Deseabas que fuera tu postre, literalmente me querías comer… —dijo masticando la pequeña fruta.

—Caro mío. —sonrió mostrando sus colmillos—. No es mi culpa que seas tan… Apetecible y delicioso. —Harry se carcajeó entrelazando sus manos detrás de su cuello y se acercó hasta sus labios, aun con el sabor de la cereza en su boca.

—Eso me hizo sentir excitado.

—Lo sé, lo sé, mi más grande privilegio es comerte de todas las formas posibles.

Louis lo acomodó mejor sobre su regazo colocando uno de sus pañuelos para que no se manchara al alimentarlo, Harry sonrió abriendo sus labios para recibir directo de sus manos.

Halloween estaba cerca, cada año celebraban la fiesta en alguna casa de sus amigos. En esta ocasión era turno de ellos ser los anfitriones. Se podría decir que tenían una amistad cercana, al final no todos entendían su estilo de vida.

—¿Estás emocionado por la llamada de Niall? —Louis preguntó después de un largo beso.

—Por supuesto que sí, ¿y tú?

—También lo estoy, no puedo creer que nos hayan solicitado organizar la fiesta de Halloween.

—Yo considero que ya se habían tardado. —Harry esbozó una tímida sonrisa al sentir la lengua de su alfa rozar su marca de enlace.

—Bueno… recuerda que no les pareció gracioso la última vez que asistimos a una de ellas.

—Fueron unos malagradecidos, encontrar todos esos ojos para las bebidas no fueron fáciles de encontrar.

El alfa sonrió dejando caer la cabeza hacia atrás —Ni que lo digas, ¿recuerdas el rostro de Zayn al darse cuenta de que no eran dulces?

Harry se carcajeó recostándose en el pecho de su alfa. —Fue simplemente majestuoso, Liam casi muere ese día.

—Ellos saben que deben esperar, éramos los únicos en hacerla, nuestra mansión quedará perfecta.

Louis y Harry se conocieron en una reunión sobre pruebas de venenos, fue inquietante e hipnotizante la forma en que cruzaron miradas. Su deseo carnal se vio reflejado cuando todos salieron a causa de los olores de sus instintos reclamarse. Aunque al inicio no todo fue amor, Harry odio a Louis cuando este tomó una muestra única, es especias, tan letal y dañina. El omega la usaba como perfume y encontrarla era una tortura y no de las que le gustaban.

Louis suspiró tomando al omega de la cintura —nos odiamos desde el principio.

—Todo buen amor inicia con el odio, ma vie. Deseábamos acabar con nuestras vidas desde el principio, fue tan romántico.

—Dije que solo un loco estaría a tu lado y si en algún momento te convertías en mi omega te daría a beber la fórmula especial.

—Entonces yo respondí que si fueras mi alfa lo bebería por mí mismo. —sonrió con un leve sonrojo.

—Cuando nos conocimos, estabas tan hermoso, tan pálido y misterioso. Los demás no pusieron atención a aquel hombre convertirse en cadáver a causa de la demostración de la calidad de la poción, tú robaste la atención.

—Llegaste aquella noche, tan coqueto y oscuro como la muerte, supe que no debía huir, pues me pertenecías.

El momento fue interrumpido cuando Bernard llegó hasta ellos, carraspeó. —Los niños regresaron.

Harry saltó emocionado del regazo de su alfa —Gracias, Bernard, puedes retirarte.

Pequeñas pisadas se escucharon, pronto apareció en la puerta su pequeña alfa de cinco años junto a su lindo omega, quien recién aprendió a caminar. Los cachorros caminaron hasta llegar a sus padres, la alfa se dirigió con Louis y el omega con Harry.

El ojiverde observó con curiosidad a su pequeño, tenía algo entre sus labios —Damián, ¿qué tienes él la boca, cariño? —El pequeño abrió sus labios y mostró una araña, Harry se llevó el susto de su vida. Bajó a su pequeño y le vio con todo el amor posible, recibiendo al pequeño arácnido cuando emergió.

—Mon coeur, eso no es correcto, es un ser con vida, no debemos dañarlos, es pequeño e indefenso.

Damián hizo un pequeño puchero limpiándose una lágrima traicionera —Mío —reclamó en un susurro señalando la mano de su mami.

Louis sonrió acercándose al pequeño omega —Tesoro, la tua mamma ha ragione (cariño, tu mamá tiene razón) No puedes comer arañas, non è correto.

Damián dejó correr sus lágrimas, era un bebé muy lindo, tierno, tímido y amoroso. Harry dejó salir su olor para calmarlo.

Harry se fijó en cómo su lindo cachorro llevaba su pulgar a sus labios, clara señal que su apetito había vuelto —¿Mi pequeño bebé tiene hambre? —preguntó tocando su respingada nariz.

Louis caminó hacia la cocina con Layla para que Mily le brindara algo para merendar, la alfa dijo que ella se haría cargo de la cachorra al verla pestañear de sueño, Louis al regresar no encontró a su omega en el comedor, confuso siguió su olor hasta salir al jardín, ahí visualizó a Harry de espaldas mientras amamantaba a Damián, el alfa sonrió ante la preciosa escena.

Su bello Harry estaba sentado en una de las tumbas, con una bata de encaje negro que dejaba al descubierto sus clavículas, en tanto besaba la mano de su pequeño omega.

No quiso interrumpir el momento, así que se dio la vuelta y fue a terminar de verificar los encargos de la empresa.

Pasados los minutos percibió el olor de su omega pasar frente a la oficina, supuso estaba en su habitación intentando arrullar a su cachorro. Media hora después se puso de pie y fue en búsqueda de Harry, curioso, asomó el rostro por la puerta.

Y ahí estaba su amado con el torso descubierto, parecía estar profundamente dormido, su pequeño omega con los labios entreabiertos y el pezón de su mami fuera de sus labios, una gota de leche materna estaba cayendo, Louis se acercó negando.

—Cachorro no debes desperdiciar la comida. —dijo tomándolo en brazos para marcarlo con su olor e ir a dejarlo en su recámara, al llegar besó su mejilla y lo recostó, sonrió enternecido y salió para ir donde Harry.

Al regresar la bata había dejado totalmente su pecho al descubierto, Louis se relamió los labios y se quitó el saco, el pecho seguía goteando, simplemente no podía permitir que algo tan valioso se perdiera así como así.

Se acercó con cuidado de no despertarlo y se acomodó sobre su pecho aspirando el aroma, el alfa se mordió los labios y acercó la boca al erecto botón, observando el rostro de Harry, rozó la nariz al rededor de la areola, un pequeño jadeo salió de su omega.

Y sin pensarlo tanto, lamió las pequeñas gotas que caían, puso sus labios sobre su pezón y empezó a dar leves lametones y succiones. Harry, adormitado, llevó sus manos a su cabeza para acariciar su cabello, al sentir un pequeño mordisco abrió los ojos y sonrió.

—¿Tú también tienes hambre, mon amour? —La respuesta de Louis fue abrazar su cintura y succionar con un poco más de fuerza, se ubicó mejor entre sus piernas y sintió su excitación crecer.

—Siempre tengo hambre de ti… —besó su vientre provocando que su omega se mordiera los labios.

Louis se sintió realmente satisfecho cuando vio los pezones hinchados y sonrosados, con delicadeza tomó la cinta de la bata y terminó de aflojarla para quitarla.

Harry admiró con detenimiento a su alfa, sus fuertes brazos se movían con destreza al despojarse de sus prendas.

—Lou…

—Tranquilo, dolcezza —Louis lo acomodó mejor sobre la cama—. Tu alfa está aquí.

Con delicadeza quitó sus pantalones y sonrió al ver el lubricante esparcido por su piel, Louis buscó sus labios y lo besó mientras escabullía su mano para prepararlo. Eran muy especiales e íntimos estos momentos. Por lo regular, sus deseos pasionales eran salvajes, intensos y cargados de lujuria.

El ojiazul se ubicó por detrás adentrándose y lo abrazó para apegarlo a su pecho, lo hizo suyo una vez más hasta que Harry se mordió con tanta fuerza el labio que brotó un poco de sangre. Louis se acurrucó besando su cuello dando mordidas en sus hombros, entregando su completa devoción, aunque a Harry le molestaba que lo distrajera, pues a su omega le encantaba el escozor de su nudo.

Louis caminaba por la mansión, se dirigía a donde Harry se encontraba, sentía curiosidad sobre lo que su omega hacía. —Llevas mucho tiempo ahí, ¿qué haces dolcezza? —preguntó con curiosidad al verlo remover todo.

—No encuentro los ojos grises, eran los únicos que faltaban en mi colección y ahora no están. —dijo con preocupación.

—Es extraño, ¿dejaste la puerta abierta?

—No, no creo que Diaval se los haya comido, no toca mis cosas. —El omega se puso de pie tomando la mano de su alfa para llevarlo a otra habitación, al abrir la puerta Louis vio cómo el bello cuervo estaba picoteando los ojos de un cadáver en el piso.

El ave graznó y en pequeños saltos los siguió.

Louis sonrió —Creo saber en donde se encuentran. —El alfa tomó a su flamante omega y lo guio al sitio indicado.

La pareja se detuvo en la entrada de la habitación de juegos de sus cachorros. La niñera llamada Mily cuidaba con cariño al pequeño omega que no llevara los globos oculares a su boca.

El cachorro al verlos sonrió emocionado de ver a sus padres, tambaleante se puso de pie para ir hasta donde su mami.

—Damián —Harry llamó con su pronunciado acento francés—, petit coquin, no puedes tomar mis cosas, entendido. —corrigió con cariño, su cachorro se abrazó a su pecho.

—Imi pare rau domnule (lo siento, señor). —Mily hizo una reverencia sintiendo pena.

Harry sonrió —no debes disculparte, no te preocupes, Damián es un poco travieso.

Mily es una joven alfa que ambos salvaron un tiempo atrás, estaban a punto de sacrificarla en un rito, la pobre era una ofrenda a las tinieblas. Un grupo de alfas comunes pensaban que los cambia forma tenían pactos con la oscuridad y la mejor solución para ellos era quemarlos vivos, agregado que ella sentía atracción por los alfas.

En ese entonces Louis y Harry estaban de vacaciones en una vieja mansión en Transilvania, era como un tipo de luna de miel, escucharon que el sitio era espeluznante y no dudaron en ir.

Habían pasado unos días sumamente aburridos, hasta que la última noche escucharon aullidos, disparos, gritos y llanto. Harry visualizó por el enorme ventanal a una joven correr, sus ropas estaban cubiertas de lodo y rasgadas, algo le puso alerta, al llegar a aquel sitio algunos pueblerinos les alertaron de cierto grupo de alfas que cometían algunas atrocidades.

Harry percibió el olor de la alfa, estaba asustada y temerosa, agudizó su oído y al escuchar la clase de pensamientos de los que la perseguían, enfureció.

Louis apareció por la puerta sintiéndose preocupado por su esposo, el omega sonrió siniestro.

—Sería lindo unirnos, ¿no crees?

Ambos salieron tomados de la mano, la pobre chica estaba asustada y temerosa, los hombres al verlos, Louis sonrió —esto me recuerda la otra vez cuando nos persiguieron con lanzas y fuego.

—Qué majestuosos días…

Uno de los alfas dio un paso al frente —largo de aquí.

—¿Así es como reciben a los visitantes, pero si solo nos queremos unir?

El alfa sonrió —busquen la suya, esa es nuestra. —Se abalanzó hacia la joven, pero Harry se puso frente a ella.

—Parece que no comprendieron —Sus ojos se tornaron rojos y sus colmillos crecieron.

—Es uno de ellos… —El alfa gritó intentando atacar, sin embargo, Louis fue más rápido impidiendo que tocan a Harry.

El omega sonrió con orgullo cuando Louis incrustó sus garras en la carótida del alfa.

Harry acabó con un par cuando mordió sus cuellos desgarrando la piel, sus ojos chispearon cuando percibió el sabor metálico en sus labios.

Así acabaron uno a uno en medio de risas y besos fugaces, al terminar se dieron cuenta de que la alfa estaba desmayada, quizá fue la impresión o simplemente estaba agotada. Louis y Harry se tomaron de las manos y se deleitaron sobre aquellos cadáveres, la luna se puso en lo más alto y ellos bailaron sobre aquellos cuerpos inertes cubiertos de sangre, y amaron la sensación.

De ahí Mily les contó su historia, era una cambia formas, su alfa fue sacrificado y ella estaba con el corazón partido, Harry se sintió apegado a ella y la llevó a casa, tiempo después uno de los alfas millonarios socios de Louis se fijó en ella, ahora estaban en el cortejo.

—¿En dónde se encuentra Layla, querida? —preguntó.

—Clases de piano —dijo estropeadamente, aún se le dificultaba comunicarse, pues, su idioma natal era el rumano.

—Bien, pondré a Damián en la cuna y luego iré a preparar alguna tarta, puedes tomar unas horas de descanso.

—Gracias. —asintió, elevó su brazo que tenía un tipo arnés especial para protegerlo de las garras del ave. Diaval se posó sobre el artefacto elaborado con piel, la alfa acarició su cabeza y salió.

Harry caminó hasta la habitación de su pequeño, Louis abrió la puerta para que lograra pasar. El omega dejó un tierno beso en su regordeta mejilla. Y cubrió con un velo negro.

—Veo que reparaste la cuna, mon amour. —Harry pasó la mano por el barandal.

—Solo era un hueso roto, nada del otro mundo.

—Claro que lo era, el beta que vino no fue capaz de decir, quedó tan perplejo y pálido. Imagino que es gracias a la complejidad de lo que tú hiciste. —Se acercó rodeando su cuello.

—Pienso que fue más porque está hecha de huesos humanos, no a todos les parecen bien nuestras excentricidades, dolcezza.

—Pero… son nuestros antepasados. —giró pasando la mano por el dorso de la cuna.

—Lo sé, ellos cuidan de nuestro bebé. —besó su cabeza y lo giró—. Tengo buenas noticias, ya tengo algunas cosas que nos servirán para los adornos de la fiesta, algunos de los encargos vendrán pronto.

Harry pareció iluminarse —¿es verdad?

—Sí, pronto estará todo listo, solo faltaría organizar el festín y terminar de colocar los adornos, la música y los juegos que Niall pidió.

—No le gustó la idea de hacer una noche de cacería.

—Nuestro hogar ha tenido muchos cambios gracias a nuestra última cacería. Los colgantes de cráneos le dieron un toque a la estancia.

Ambos caminaron fuera de la habitación, llegaron a la cocina, Harry empezó a buscar los ingredientes para la tarta, preparó el relleno en tanto Louis hacía la masa.

—Zarzamoras, mis favoritas —Louis dijo al ver cómo su omega esparcía el preparado sobre la base.

—Quiero intentar algo, será para la fiesta —giró y besó los labios del alfa. Colocaron el molde en el horno y conversaron mientras estaba listo.

—Algunos cuerpos colgantes, ¿qué dices?

—Perfecto, Mily encontró unos esqueletos en el ático, no recuerdo tener personas encerradas o cuerpos en descomposición. —levantó los hombros restando importancia.

Harry se ruborizó —Olvidé decírtelo, yo los llevé allá. Podríamos usarlos en la parte de afuera, en diferentes ambientes, tomando té, o subiendo a un árbol, bailando, cosas de ese tipo.

—Perfecto, mañana vendrán a darle mantenimiento a las tumbas.

Harry chilló emocionado —será maravillosa, mon amour.

—Ovviamente, caro mio.

Pasado el rato el horno emitió un pitido, Louis le puso las manoplas para evitar quemaduras.

—¡Harry! —maravillado exclamó el alfa.

—¿Te gusta?

Louis admiró la tarta, Harry se tomó el tiempo de darle forma de rostro a la masa, la zarzamora funcionó como sangre y el postre parecía macabro.

Louis tomó una tajada para degustar —io amo è spettacolare.

—Merci, alpha.

—Iré a ver a los niños, ¿bien? Supongo que al regresar la tarta estará lista para comerla.

—Aquí los espero. —Harry le sonrió y dejó un pequeño pico en sus labios.

Caminó muy feliz dejando la tarta sobre el desayunador para que enfriara, se alarmó al escuchar un desgarrador aullido, Harry dejó todo y salió a toda prisa para ir afuera.

—¿Hola…? —habló caminando entre las tumbas y los árboles. Su corazón se partió al ver entre los arbustos a una loba, estaba herida y maltratada. Cuando se acercó, ella se puso a la defensiva, asustada, siguió aullando.

—Tranquila, todo está bien. —Los ojos de Harry se llenaron de lágrimas al notar que estaba cubierta de sangre, tenía varias heridas.

—¿Quién te hizo eso? —con sumo cuidado se acercó, pero ella retrocedió intentando salir de ahí. Harry vio con curiosidad el cuerpo de la loba, notó sus tetillas y por cómo lucían supo que podría tener crías. Se puso de pie para darle su espacio, ella aprovechó y salió con dificultad, él la siguió desde una distancia prudente. La vio detenerse por donde estaban unos troncos viejos.

La pobre no pudo más y se dejó caer, sollozó lastimero viendo a los troncos. Harry tomó camino para el lugar, cayó de rodillas al ver a tres lobeznos sin vida. Los tomó en sus manos manchándose con el líquido carmesí y lloró, los llevó con la loba que estaba agonizando y los dejó junto a ella. Harry se abrazó a ella porque era imposible ayudarla, quizás ese era su deseo ver por última vez a sus cachorros. Se acurrucó a ellos y lloró con amargura.

—Lo siento tanto… —acarició su pelaje hasta que ya no sintió su corazón latir, se abrazó a ellos con dolor, a los pocos instantes percibió el olor de Louis, y se incorporó tomando a los tres cachorros en sus brazos.

El alfa al verlo con sangre se alarmó —Estoy bien, tómala y démosle un lugar digno. —caminó dirigiéndose a la mansión. Ambos cavaron un agujero, Louis sostuvo a su omega, pues era un fiel protector de los animales.

—Buscaremos a los culpables, vita mia. —El alfa buscó uno de sus más preciados ataúdes y los colocó de forma que los cuatro estuvieran cerca de la loba.

—Mira su pelaje, los buscaban por ello, mon amour. —lloró, al cubrirlos con una fina seda y cerrar la tapa.

—Ya, dolcezza, nadie hace llorar a mi omega excepto yo.

—Esto mucho peor que los colores pastel y los finales felices, mucho peor que cuando mi padre me hacía tomar sol pensando que mi aroma se arreglaría.

Al terminar ambos fueron a la mansión, Louis llevó a Harry para cambiarse de ropa y darse una ducha.

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Hola, mis cadáveres putrefactos, espero estén bien.

Quiero agradecer a GalletasLarras28 por las imágenes tan espectaculares que se mandó.

Dulces pesadillas :D

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