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“La normalidad es una ilusión; lo que es normal para una araña es el caos para una mosca”.
La oscuridad y la muerte poseen una belleza que no cualquiera puede notar, la simpleza del silencio es temor de la compañía…
Los verdaderos demonios y monstruos no siempre habitan en la oscuridad, muchas veces comparten cama con nosotros, el metro o un simple café por la tarde. Juzgamos con nuestra propia moral, pero en un mundo donde la normalidad es subjetiva, ¿qué se puede esperar?
…
El omega buscaba en la enorme nevera algo de carne, la hora de cenar se acercaba, así que lavó sus manos y se puso un delantal, para evitar ensuciarse, recogió sus rizos en un moño y aspiró el olor sangriento de la fresca pieza, su paladar se agua. Cerca de él un cuervo al que llamaba Diaval y siempre le hacía compañía, era tan oscuro como la noche y Harry lo amaba.
Caminó buscando con qué cortar el majestuoso filete. Estaba de espaldas a la puerta principal de su elegante cocina. Volteó al escuchar un revoloteo, parpadeó ignorando el sentimiento extraño que lo invadió.
Se dirigió a la alacena buscando todo lo que utilizaría, por un momento sus movimientos se detuvieron, alerta levantó la vista para ver por el reflejo de los muebles negros; una sombra se vio en ellos, su oído se agudizó al escuchar un leve sonido. Diaval grazno nervioso.
Sus sentidos se pusieron alerta, ¿será ese maldito intruso de nuevo? Chasqueó la lengua, pasó el filo del cuchillo en la palma de su mano provocándose una pequeña cortada, se relamió los labios y sonrió al escuchar el leve jadeo que provenía detrás de él, sonrió siniestro parpadeando lento.
Con un elegante movimiento se dio la vuelta, su mirada estuvo fija en aquellos penetrantes ojos azules, mientras el filo del cuchillo estaba sobre la mejilla de su alfa.
Louis cerró los ojos, percibiendo el leve rastro de sangre que brotaba de la mano de su omega, se relamió los labios, sintiendo el sabor metálico en su paladar.
—Mon amour (mi amor), ¿de nuevo merodeando en mi cocina? —inquirió el omega con una ceja levantada.
—Perdona, dolcezza (dulzura), es difícil resistirme a tu olor… —El alfa se acercó tomando su mano para llevarla a su boca, lamiendo el pequeño rastro de sangre.
—Louis… —jadeó cuando este quitó el arma de su agarre dejándola sobre el mostrador, besó su mejilla.
—La luna está en su punto, ¿quisieras dar un paseo? —preguntó dejando un beso en su pálida piel.
—Pero, ¿y la cena?
—Luego nos ocuparemos de eso, debemos aprovechar que los niños están durmiendo en el cementerio con Mily.
—Perfecto.
Así, ambos salieron de la estancia bajo la oscuridad, siendo únicamente iluminados por aquella enorme lumbrera nocturna.
El alfa sonrió mostrando sus colmillos mientras admiraba la hermosa silueta de su eterno amor —He de decir, Harry, que la luz de esta luna te hace lucir tan… sexi y bellamente mortuorio.
—Siempre tan galante… —Se inclinó haciendo una reverencia para iniciar aquello que hacían cada mes. Bailar sobre las tumbas que tenían en el jardín bajo la luz de la luna.
Louis William Tomlinson, un excéntrico y oscuro alfa de raza pura con raíces italianas, heredero de una fuerte fortuna, ya que su familia se dedicaba a crear féretros y ataúdes desde tiempos remotos. Era una tradición familiar que fue creciendo con el pasar de los siglos y ahora él únicamente se encargaba de verificar que la empresa cumpliera con el régimen establecido.
Rotundamente atractivo, con facciones pronunciadas, protector y celoso con su amado, terriblemente territorial y dominante.
Harry Edward Styles, un omega con raíces francesas, heredero de una mortuoria, experto en embalsamamiento de cadáveres. De apariencia angelical, delicada, elegante. Seductor, belleza envidiable y muy encantador para los ojos de su esposo.
Culto y sofisticado, ama pasar sus días rociando con insecticida sus amados jardines, además claro, está de ser adorado y consentido por Louis.
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Espero les guste tanto como a mí.
De nuevo les recuerdo que esto es por Halloween y pues las muertes y eso es normal jajaja todo es ficción.
Nalgaditas cariñosas :D
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