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Capítulo Diecinueve: Antes del presente

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Cuando Danielle llega y Vittorio despacha a su guardaespaldas, todos parecemos estar listos para una discusión. A Vittorio y a mí únicamente nos traen una taza de café como desayuno, pues parece que Vittorio tiene una cita para almorzar más tarde.

—Necesito hablar contigo —digo al hombre frente a mí.

—Y yo contigo.

—Coincidencia interesante —observo con sorpresa irónica, pero al instante mi voz cobra un matiz frío—: Podemos empezar por qué hago aquí.

—Es una buena pregunta. La más fácil de hacer, pero la más difícil de responder —dice, pensativo— Zia —me estremezco al escuchar mi nombre una vez más. Aún no logro acustumbrarme al vacío que su sonido llena dentro de mí—, necesito que me escuches con total atención. Es muy importante lo que a continuación te diré. De ello dependen muchas vidas.

Yo asiento, sin embargo, al mismo tiempo, me sumerjo en mi alma de hierro, protegiéndome de cualquier cosa que Vittorio tenga que decirme, aislándome del dolor.

Si con el prefacio de muertes anunciadas ya logró asustarme, no imagino lo que sería de la continuación.

—Permíteme comenzar con una lección de historia, es fundamental —dice, levantándose de su lugar y caminando por la estancia con su elegancia habitual—. La mafia ha existido desde tiempos ancestrales, desde que se hubo creado la primera forma de gobierno en la antigua Grecia, incluso; desde que la sociedad se divide en categorías. La creación de la mafia fue decisiva durante la Edad Media, cuando el feudalismo explotaba a la clase obrera mientras otros cuantos gozaban de privilegios. Éstas circunstancias obligaron a los inconformes a organizar golpes hacia los terratenientes adinerados utilizando la delincuencia como la única manera de hacerse de la misma posición. Los registros más antiguos de golpes de ésta índole mucho más organizados tienen origen en Sicilia, Italia, cuna de la mafia. El imperio romano era una gran estructura mafiosa. En ese entonces se buscaba la prevalencia de los más débiles, los pobres y los pequeños, una forma de protección y justicia autónoma. Algo que los tenía en desventaja, pues había que unificar lazos entre las familias para crear confianza y seguridad; de ahí la importancia de la sangre en la mafia. Las operaciones políticas y las guerras con otros países, crearon un alto índice de criminalidad en toda Sicilia, motivo que provocó el debilitamiento del gobierno cuando la unificación de Italia se hizo en el siglo diecinueve. Las promesas del buen gobierno nunca se cumplieron, había que buscar formas de supervivencia para protegerse del fuero. Entonces, la mafia era el recurso más efectivo y se fortaleció, haciéndose con su propio poder. Hubo guerras entre los Sicilianos y los grupos militares enviados por el gobierno. El conflicto provocó el derrocamiento de los conservadores y la mafia se proclamó regidora del territorio mediante los partidos de izquierda, dónde se tenía una gran representación. La mafia Siciliana sacó provecho de la situación para deshacerse de los clanes enemigos. Entonces, ya que la mafia se consolidó como gobernante, se encargó de abolir a quienes se oponían a su ascenso, así, miles de personas fueron exiliadas del país hacia lugares más seguros, donde crearon sus propias líneas mafiosas.

»Con el paso del tiempo, la escencia de la mafia se fue tergiversando hasta concluir en lo que hoy se le denomina como crimen organizado. Sin embargo, se conservan algunas de las normas que nos rigen. En la mafia somos hombres de honor, querida. No hacemos las cosas porque sencillamente se nos antoja. No. Hay reglas. Y son inviolables.

Al tiempo que Vittorio habla, el vello de mi cuerpo permanece erizado. Todo lo escucho con total escepticismo e indiferencia, intentando no hacer mucho caso de lo preocupante que ésto se puede volver. Aún no llega al meollo de lo que quiere decir.

—Pero ustedes son todos unos matones, no creo que tenga por qué tragarme tu cuento, Vittorio. Estoy perdiendo la paciencia. ¿Por qué estoy aquí? —Digo, remarcando las últimas palabras.

Dios, que no soy estúpida. Simplemente que me obstino en ignorar el preludio.

Yo no puedo pertenecer a la mafia.

Vittorio sonríe con pesar.

—Nosotros somos la base de la economía mundial —interviene Danielle—, el esqueleto de los gobiernos, el Yang que equilibra al Ying. Sin nosotros el mundo no sería lo que ahora es. Bienvenida a la mafia de verdad, a la cúpula del mal. Desde las alturas orquestamos todo. Ocultándonos a la vista de todos. —Sonríe triunfal.

Vittorio asiente.

Joder, no.

—La Cosa Nostra es el clan más poderoso de la mafia. De ahí pertenezco, de ahí pertenece tu familia.

Mierda.

El aire escapa de mis pulmones al confirmar mis peores sospechas. De un salto me pongo de pie y me dispongo a huir pero mis pies no me responden.

—¿Y entonces qué? Yo no les sirvo para nada si tan poderosos son —déjenme vivir en mi infierno, por el amor de Dios.

—Ese es el problema: eres la pieza clave.

Danielle lee mis intenciones y va a recargarse en la puerta.

—Ya, claro, ¿y a que se dedican, defensores de los débiles?

—Somos muy influyentes, Zia —dice Vittorio—. Nuestras redes están en todas partes. Nos dedicamos al tráfico, al fraude, la extorsión, el robo, la estafa..., a matar. Somos dueños de corporativos, restaurantes, hoteles, compañías. Incluso en el gobierno movemos hilos, en los servicios de inteligencia... en todo. El gobierno necesita de nosotros, nosotros ofrecemos el servicio a cambio de favores como el permiso de movernos libremente, permaneciendo en silencio. Operamos en la oscuridad, nos movemos en las sombras, jugando en la clandestinidad a costa de papá gobierno. Entonces nos dan caza.

—¿Cómo es que existen, aún?

—Como dije, las autoridades necesitan de nosotros para deshacerse de sus enemigos políticos u otros males peores, como terroristas. Nuestro trabajo es sutil, nadie debe saber que el gobierno está vinculado con la mafia... Aunque muchos ya lo sospechan. Nosotros también tenemos intereses, Zia. Con el paso de los años, la mafia se ha vuelto más selecta, ya no vemos por los intereses de los débiles, sino por el nuestro propio, sólo son algunos los que pertenecen a este tipo de logias... Y los que pertenecemos... vivimos una gran tortura. Operamos a la sombra del Estado mediante terceras personas, ni siquiera el mismo régimen sabe quién orquesta todo. Es un equilibrio caótico. Si el presidente nos pide que destripemos a Al Qaeda, lo hacemos y punto. Sin preguntas. Sin problema. Sin embargo, no es así por cuestiones políticas. Los gobiernos también tienen sus secretos. Ahora bien, nosotros hacemos todo con mesura; si se sabe que algunos 'jefes de la mafia' han sido apresados, es porque nosotros lo hemos permitido o algo hicieron para que lo hayamos hecho. Repito: somos muy influyentes. El mal siempre prevalece.

—Uau, que miedo.

Danielle gruñe y rueda los ojos ante mi comentario.

—Vittorio, yo opino que la dejemos. No va a cooperar. Moriremos por culpa de esa boca suya.

En cambio Vittorio levanta una mano silenciadora sin dejar de mirarme. Aunque sus ojos, de un color inhumano, me taladran, yo no me dejo amainar.

—Pero... —digo para que continúe.

—Pero todo se ha salido de control. La mafia, en particular la Siciliana, tiene reglas para que todo esté en orden. Sin ellas el infierno se desataría. La principal es el respeto a la vida. Únicamente matamos a quien verdaderamente lo merezca... Aunque, bueno, para ello es necesario hacer bien poco... Sólo lo hacemos con los miembros de nuestro círculo o con quien se involucre con nosotros sin tener alguna marca; no a civiles. Es un pecado en la mafia. La codicia en todo el mundo se ha vuelto una epidemia. En el caso de la mafia, se reduce a los clanes de la escala baja. La trata de personas muestra un nivel de desesperación alarmante. Las redes de prostitución y tráfico de órganos están expresamente prohibidas en la Cosa Nostra; viola la regla. Muchas de las familias sicilianas han caído bajo. El gobierno está tomando medidas y comienza a cavar más hondo cada vez, pronto se les descubrirá. Si así se hace, la Tercera Guerra Mundial no estará lejos.

Río sin ganas.

—Así que de eso se trata. ¿Únicamente me quieren para ir detrás de un montón de proxenetas?

Danielle se encoge de hombros.

—No precisamente.

—Lo siento pero no. Nop. No voy a hacerlo. ¿No pueden reducirlos ustedes solos? Digo, acaban de decir que pueden deshacer a la casa del terrorismo. Aunque me está costando trabajo creer que sean tan solícitos intentando protejer a la sociedad.

—No protejamos a la sociedad. Simplemente intentamos involucrar al menor número de civiles posible —dice Elle a la defensiva.

—Nos es más fácil infiltrarnos en un grupo terrorista porque son diferentes. Las redes operantes de las que hablamos pertenecen a nuestra misma clase, saben de lo que somos capaces, conocen el modus operandi de la mafia. De ninguna manera se dejarían ver ante su propia especie. Es por eso que no hemos podido rastrearlos, se mueven y se esconden rápido, no basta con que nos deshagamos de un solo prostíbulo o piso franco donde se retienen a las víctimas. No. Es necesario arrancarlo de raíz.

—¿Por qué yo?

—Porque con tu entrada frustrarías, o al menos obstaculizarias, las operaciones del jefe que lidere esas redes. Y nos daría la oportunidad de actuar —explica Vittorio.

—¿Y por qué yo?

Vittorio suspira. Pero no un suspiro de frustración. Es un suspiro para mentalizarse. Aún no termina nada. Se prepara para lo difícil que será lo siguiente.

—La Cosa Nostra se divide en familias, anteriormente eran cinco, pero desde hace casi veinte años, son cuatro. Entre todas se dirige al resto de las familias y los negocios que cada una tiene. La siguiente regla del código de honor más importante es la omertà o ley del silencio. Nadie dice nada acerca de lo que en la mafia sucede, la exposición se paga con la erradicación de la famila entera.

—¿Quiénes son las cinco familias? —Pregunto con el mayor desinterés del que soy capaz.

—Los La Morte, los Falcone, los DiMeo y los Capone somos el imperio de la clandestinidad, en su tiempo también los Goracci.

La habitación repentinamente se carga de un aire refrigerante. El frío se cuela hasta mis huesos y me echo a temblar.

—¿Por qué? —Pregunto en un susurro, con miedo.

—Porque han sido exterminados.

Nego. Nestore...

—Pero... Nego.

—Así es, Nestore es un Goracci —continua Vittorio con aire sombrío—. El único que se ha mantenido en pie dado que el golpe que se hizo contra su famila fue injusto. Todos muertos —se detiene un momento, suspirando—. Esa historia no me corresponde contarla. El legendario último Goracci. Eran conocidos por su lealtad... Pero tú, Zia, eres un mito. Nadie está seguro de que existes, porque nosotros te mantuvimos oculta.

Alzo una ceja escéptica.

—¿Y?

Elle gruñe y se desploma en una de la sillas, para masajearse las sienes, un gesto que parece un tic cada vez que yo hablo.

—Zia, tu familia también fue borrada del mapa.

Mi estómago se revuelve.

—¿Qué? —Murmuro, incrédula.

—O al menos tu familia directa. Otro movimiento, esta vez inesperado, fue ordenado por superiores para matar a tu padre por supuestos queveres con manejo de redes de prostitución. Se descubrió que las acusaciones fueron infundadas después de haber cometido el acto. Ya nada se podía hacer.

Mi cerebro está bloqueado, solamente escucho pero no proceso, he olvidado cómo pensar y la capacidad de hablar. Unas náuseas incontenibles son el motivo que me impide abrir la boca.

—Tu padre, Anthony DiMeo, era el jefe más respetado, poseía una capacidad sorprendente para las negociaciones, a él se le deben muchas de las adquisiciones corporativas que ahora tenemos; pero también era el más odiado por algunas familias. Se cree que un de ellas reportó la falsa acusación al Capo. Y tu madre, Sonia Amore —cuando Vittorio pronuncia el nombre de mi madre su voz adquiere un matiz distinto, más nostálgico. Carraspea al notar su desliz—, una mujer de carácter fuerte y decidido, deseada por muchos de los jefes. Ella sabía cómo usar las cualidades que poseía para obtener de las personas lo que deseaba, característica que motivaron a más de uno a llevarla al altar, pero Anthony era su oxígeno desde la juventud. Dos titanes al mando de la famila DiMeo, motivo suficiente para desear su óbito.

»Tu familia tenía muchos enemigos, pero también muchos aliados e íntimos amigos, entre ellos estaba el hermano menor de tu padre, Augusto DiMeo; los Goracci, por parte de tu madre y un servidor.

Por mucho que insistiera en sumergirme todavía más en la seguridad de mi indiferente alma de hierro, incluso allí me estoy ahogando. Un nudo en mi garganta amenaza con lanzar un grito de furia. Las lágrimas pican en mis ojos.

Aunque aún existe la posibilidad de que esto sea una mentira.

—¿Cómo pasó? —Logro preguntar.

Vittorio me mira, resignado.

—Fue una noche de gala donde se celebraba la inauguración de una galería de arte en Berna hace diez años. Asistieron muchas personas inocentes, familiares e integrantes de la mafia, íntimos de tus padres. Estábamos todos disfrutando de la velada pasado de la media noche. Ahí estabas tú, jugando con otros niños, una niña de apenas siete años. Aún lo recuerdo, llevabas un vestido de lazo azul, que te quedaba de maravilla, en definitiva, una elección de tu madre. Eras el estelar después de tus padres. La cena había sido exquisita, y tu padre estaba a punto de dar el brindis. Dios, no. Yo lo supe antes que todos y no hice nada. Había infiltrados en el personal de servicio, algunos actuaban extraño y murmuraban entre ellos. Hasta que tu padre recibió la alerta demasiado tarde, la primera exploción acababa de detonar, le siguieron disparos... Y luego caos. El fuego inició en la cocina, demasiado cerca del salón donde estábamos, las cortinas ya tenían llamas. Todos corrían hacia las salidas, pero corrían a los brazos de la muerte, las puertas también estaban cubiertas. Después entraron tiradores, había que salir deprisa. Algunos otros de los camareros dirigían a los asistentes hacia salidas alternas. Yo me encontraba sencillamente viendolo todo pasar. Ví como tu madre te buscaba frenéticamente y como uno de los tiradores te tenía sujeta del cabello. Luego de que una bala me alcanzara en el brazo, reaccioné y comencé a disparar contra el hombre que te tenía, pero ya era tarde. Tu estabas inconsciente. Y Sonia y Anthony muertos.

—¡No! ¡No! ¡No! ¡Para!

Mis gritos son todo lo que se oye en la habitación, Danielle y Vittorio permanecen en silencio, dejándome sufrir sola.

No hay nada que hacer.

Todo es verdad.

El dolor ataca de nuevo. Y es inevitable. Un hueco en mi memoria oprime mi cerebro, hasta el punto que creo que el craneo me estallará. Sujeto mi cabeza en mis manos y cierro fuertemente los ojos. Verdad. Todo es verdad.

Mi cuerpo se mece en busca de tranquilidad.

Mi familia muerta. Mis padres muertos.

Tomo fuertes bocanadas de aire y me obligo a recuperar la compostura. Me toma un minuto eterno convencerme que es pasado.

—¿Cómo es que estoy aquí? —Finalmente pregunto con una voz ronca que me desconozco.

Vittorio asiente. Ahora él también se ve más cansado, las arrugas de expresión en su rostro están más marcadas que antes, se ve viejo.

—Yo te saqué de allí. Las personas que corrían desesperadamente buscando una salida, pasaban sobre ti sin importar quién eras. Logré llegar hasta ti y te recogí en mis brazos. Después, salir de ahí no fue tan difícil como saber que te llevaba casi muerta. Llegamos a mi auto y conduje hasta un hospital. Te dejé con una enfermera en turno... Luego salí del hospital. —Vittorio hablaba muy bajo y de espaldas a mí, mirando por el ventanal, hacia un jardín cubierto por un cielo despejado y soleado. Luego se gira y me mira con sinceridad—. Lo siento. No podía dejarme ver así como así después de lo sucedido siendo lo que soy. Tú estabas a salvo allí.

»Murieron muchas personas. Una masacre histórica. Se dejó todo en manos de la policía, después de todo era un trabajo hecho por la mafia, eso era obvio, las pistas no los llevarían a nada. Se arregló todo para que uno de los míos fuera a darte de alta al hospital, desde luego, en secreto. Nadie debía saber que seguías viva. No si aún no se sabía por qué les querían muertos. Cuando llegaste conmigo la sorpresa fue mayúscula —Vittorio hace una pausa, parecía  conmocionado, su voz seguía siendo un susurro—. No recordabas nada de lo que había pasado. No me reconociste. Parecías perdida. No sabías quiénes eran tus padres... Ni siquiera quién eras tú. Tuviste una conmoción cerebral grave: te provocó amnesia. Se te aplicó tratamiento, pero tú te resististe a aceptarlo. Los médicos que se contrataron eran los mejores en su especialidad, se les hizo firmar un acuerdo de confidencialidad, y todos llegaron a las mismas conclusiones: la experiencia y el golpe vividos fueron significativamente traumáticos. Las investigaciones sobre el movimiento de aquella noche no llegaban a resultados aceptables y las pistas no señalaban nada bueno. Tu tío Augusto había ascendido al poder de los DiMeo, evitando su extensión. Así que se decidió mantenerte al margen de todo enviándote lejos, oculta de quien haya perseguido a tu familia, porque estaba claro que irían a por los supervivientes.

—¡Y la mejor opción fue la calle!
—Grito, indignada.

—Se aprovechó tu estado para crearte una nueva historia. Al igual que se tomó medidas con Nestore, quien también había pasado por algo similar pero el sí era consciente de la experiencia vivida. Se le dieron indicaciones precisas para determinadas situaciones. Los bajos suburbios eran la mejor opción, ¿quién buscaría a una aristócrata en las favelas? Nosotros también estaríamos cerca todo el tiempo. Y así sucedió durante diez años. Nunca estuviste propiamente sola. Sin embargo, se corrió el rumor de que la hija de los DiMeo originales seguía viva y se iniciaron búsquedas infructuosas. Era imposible saber con qué intenciones se te buscaba. Algunos de los míos, aliados y yo, permanecimos en silencio. Hasta que te encontraron. Danielle sospecha que Edson ha tenido contacto con ellos.

—Es por eso que Edson está interesado en ti —interviene Elle—. El tío tiene muchos problemas con pandillas peligrosas, pero, estúpidamente, cree que, por ser tan buscada, sabrías sacarlo de sus follones, sin terminar muerto por quien haya ofrecido dinero por tu cabeza. Él no aceptó la recompensa, le importa más el prestigio de su banda.

—Pero, suponiendo que todo sea cierto, yo ya me había involucrado con Edson desde hace casi dos años, ¿cómo es posible que hasta ahora estén tomando medidas?

—Era imposible saber con quién se relacionaba Edson, él no comparte información, y yo no podía acceder a ella sin que alertara de alguien interesado en ello, es un paranoico —replica Danielle—. Aparentemente quien te esté buscando ya había llegado antes y ordenó discrecion. Edson ató cabos y llegó a la conclusión de que eras sumamente importante, pero no tenía idea de hasta qué punto. Por lo que con tu desaparición, y sin tus menudencias en el cofre, podríamos considerarlo hombre muerto.

—Y, bueno, ¿para qué me quieren muerta?

—En el círculo interno de la mafia se está creando la guerra a causa del incumplimiento del código de honor. Las familias se están dividiendo, unas se matan y traicionan a otras. Y mientras, el nivel de tráfico de personas crece. El conflicto complica las cosas, pues todos buscan el beneficio particular de su famila y es difícil ver qué papel interpreta como coartada él o los infractores. Es todo un círculo de falsías apenas equilibrado. Si hipotéticamente apareciera nuevamente la familia DiMeo lineal, distinguida por su total arraigo a las reglas, las cosas cambiarían, y a muchas personas les gusta tal y como está todo, principalmente a los tratantes. Pero ya es un hecho que la mesías existe. Tú, cómo directa heredera del trono DiMeo podrías hacer un cambio.

—¿Es que el tío Augus no hace bien su trabajo, ah? —Pregunto con burla.

Danielle y Vittorio se mueven incómodos. Es Vittorio el que responde:

—Es nuestro principal sospechoso.

Oh, ahora cobran sentido muchas cosas...

Estoy abismada en un estado de aturdimiento soporífero. Seguro que más tarde lo asimilaría todo como Dios manda, con gritos, llantos, lágrimas, y todo.

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Nota:

Decidí que un poco de historia no nos vendría mal, ya saben, para darle realismo al asunto.

¡Espero que les hayan gustado estos capítulos! Los hago con toda mi pasión.

Ahora, díganme, ¿les ha gustado la historia del pasado de nuestra Gatita?

¿Qué tal les cae Vittorio Falcone, ah? ¿Cómo se lo imaginan?

Oh, ya sé, ya sé. Se han de estar preguntando, ¡¿Y dónde está el romance!? Calma, no coman ansias. A propósito, quieren que Zia perdone a Nego.

¡Voten y comenten!

Un beso.

—🌹Sue.

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