9. Un nuevo Rey Oscuro
El siguiente capi... en su día me costó mucho escribirlo. Contiene muchas notas finales donde explico de dónde saqué los textos y la traducción de las frases que están en enoquiano. En realidad me habría gustado ser completamente original y no utilizar fragmentos que no son míos, pero no me consideraba capaz de hacer algo tan guay :$
Disfrutad del capi aunque aviso que es algo.. gore xD (Odio no poder centrar el texto, espero que al menos las cursivas sí salgan, perdonad el formato, es culpa de WP)
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14
Con la túnica negra y la capucha echada resultaba bastante fácil pasar desapercibida. Allí todos iban igual vestidos, salvo los príncipes del Infierno, que iban haciendo gala de la avariciosa y lujosa vida que llevaban.
Ireth intentaba abrirse paso entre aquella conglomeración de demonios. Su parte angelical se resentía ante toda aquella materia oscura. Estaba acostumbrada al rencor que acumulaban en las almas los diablos de Enoc, mas nunca había estado en Infernalia y esa parte de su cuerpo se le congelaba. La oscuridad era muy fría y el extraño humo negro que flotaba en aquella atmósfera se le clavaba en los pulmones, contaminando su sangre con una extraña droga.
Algunos demonios parecían percibir que cerca había un ángel y se mostraban bastante inquietos, por lo que decidió que lo mejor sería escabullirse de la muchedumbre. Llegó hasta una estancia donde las luces que iluminaban débilmente la penumbra eran de un tono ámbar. El ruido de cadenas agitándose desesperadamente ahogaba el eco de sus pasos. Provenía de las jaulas que se guardaban en aquel lugar. En su interior estaban las pobres doncellas vírgenes que iban a ser ofrecidas como sacrificios al nuevo Señor Oscuro. Por un lado, algo de pena sí que daban, pensó Ireth, ya que a ninguna mujer le gustaba que le arrancasen de esa forma su inocencia, pero por otro lado sentía envidia de ellas, envidia de que iban a poder probar algo que ella siempre había deseado y que le había sido negado.
"Que haga lo que le salga de sus condenados testiculos."
Las observó más detenidamente. Las había de todas las razas: de piel tenue y cabellos rubios o anaranjados; de piel tostada y rasgos exóticos; de ojos orientales y cabello oscuro como una noche sin estrellas... cada una poseía su propia belleza que las hacía hermosas y únicas a su manera. También eran todas muy jóvenes. Al verlas golpear los barrotes, se sintió mal por pensar así cuando ellas estaban realmente desesperadas. Tenían que estarlo, puesto que lo único que conseguían era que las cadenas se les clavasen más en su tierna piel.
Unos latigazos resonaron al fondo. Provendrían del encargado de vigilarlas puesto que tenían que asegurarse de que llegasen vírgenes y en perfectas condiciones a su señor. Ireth decidió que lo mejor era irse de ahí. Tenía que conseguir acercarse lo máximo posible a Caín. Tenía que verlo con sus propios ojos.
Todas las criaturas infernales se encontraban allí reunidas, esperando ansiosos a que el espectáculo comenzara. A los diablos de la Tierra no se les había permitido asistir. En lugar de eso, se estaba retransmitiendo en directo y ellos habían montado su propia fiesta satánica. Todos lucían cruces invertidas, en símbolo de burla hacia la Inquisición, ya que esta organización empleaba la crucifixión como pena de muerte, al igual que el fuego. Sin embargo, a los demonios no les gustaba demasiado este símbolo, preferían los suyos propios como el pentagrama invertido.
Caín aguardaba en silencio a la hora destinada. Yacía completamente desnudo luciendo sus tatuajes y la mancha de sangre en su rostro. Como él sí que era un diablo, había decidido grabase la cruz invertida en el pecho. Todo lo que iba a acontecer a continuación, ya lo tenía más que preparado. Iba a ser divertido. Sonrió maliciosamente mientras se relamía absorto en sus propios pensamientos.
Un enorme reloj de arena estaba colocado en medio de la sala, ostentado sobre unos enormes pilares. La negra arena caía sin cesar. Cada grano representaba los instantes de libertad que le restaban a Caín y cada vez quedaban menos. A Ireth se le hizo eterno, escondida en su escondite, hasta que el último grano resbaló posándose delicadamente sobre la gran montaña negra que se había formado en la mitad inferior del reloj.
La hora había llegado.
El público gritó eufóricamente. Aquellas voces estridentes resonando en su cabeza por poco la hacen enloquecer. Se sentía impotente allí en medio de todo eso, y lo único que deseaba era verle a él.
En el lugar de honor reservado para nobles, más allá de un enorme lago que había en el medio, destacaba Samael, completamente vestido de blanco y luciendo unas enormes alas albinas. ¿Cómo se atrevía a ir así en un evento como ése? A su lado, Ireth pudo ver a Nosferatus, envuelto en una impecable capa negra con bordados carmesí. El cuerpo se le estremeció. No podía borrar aquella pesadilla de su mente por mucho que se esforzara en ello. Unas luces rojas y verdes iluminaron el centro. El espectáculo iba a comenzar.
Una oscura melodía comenzó a sonar. Ireth se sorprendió al reconocer en aquellos acordes musicales el sonido de su propia guitarra eléctrica. Lo que sonaba era una de las canciones de su propia banda musical. Caín utilizaba la música como único medio para desahogarse. Cuando componía canciones, a veces se encerraba para que nadie le molestase; otras, las componían juntos bajo la luz de la luna. La que sonaba pertenecía al grupo de las primeras.
¡Oh hombre! ¡Presta atención!
¿Qué dice la profunda medianoche?
«Yo dormía, dormía, -
De un profundo soñar me he despertado: -
El mundo es profundo,
Y más profundo de lo que el día ha pensado.
Profundo es su dolor. -
El placer - es aún más profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: ¡Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-¡Quiere profunda, profunda eternidad! » 1
Un hombre con cabeza de chacal y un cuerpo femenino con cola de león y cabeza de águila, escoltaban al próximo Señor Oscuro. Aquel cabello atezado como el ónice y su morena piel con tatuajes cubriendo sus antebrazos eran inconfundibles.
"Así que piensas ocultar tu verdadero aspecto hasta el final."
El desfile siguió hasta que él se colocó sobre un altar lleno de símbolos herejes y comenzó a sonar otra canción más lenta.
Cuando el aire va perdiendo luminosidad,
Cuando ya el consuelo del rocío
Cae gota a gota sobre la tierra,
No visible, tampoco oído: -
Pues delicado calzado lleva
El consolador rocío, como todos los suaves consoladores –...
Primero iban a comprobar que era cierta la historia de que la sangre que lucía perteneció al arcángel Mikael. El chacal portaba una pequeña caja de de piedra y de ella sacó una pluma blanca. Por lo que decían, perteneció también al arcángel azul. La posó sobre su rostro, justo donde estaba la mancha, y ambas comenzaron a brillar con una débil luz azulada. Parecía que había pasado el examen. Todos los demonios parecían impresionados de que alguien que parecía tan poca cosa hubiese sido capaz de derrotar al más poderoso de todos.
...Entonces tú te acuerdas, te acuerdas, ardiente corazón,
De cómo en otro tiempo tenías sed,
De cómo, achicharrado y cansado, tenías sed
De lágrimas celestes y gotas de rocío,
Mientras en los amarillos senderos de hierba
Miradas del sol vespertino malignamente
Corrían a tu alrededor a través de negros árboles,
Ardientes y cegadoras miradas del sol, contentas de causar daño.
Ahora era el turno de los seis príncipes. Se tenían que arrodillar ante él para jurarle adoración y obediencia absoluta y reconocerle como el Rey de los Siete Infiernos o Satán, puesto que significaba "adversario". Si alguno de ellos no le aceptaba, habría un duelo hasta que uno derrotase al otro demostrando quien era el mejor.
El primero en arrodillarse fue Samael, que lo hizo sin dudar, y le tendió un cáliz en el que Ireth pudo apreciar la cruz satánica. Esta cruz cuestionaba la Deidad de Dios y era inconfundible, ya que la parte inferior de la cruz se prolongaba en una especie de "c" invertida e inclinada. Caín bebió del cáliz y sus labios se tornaron del mismo color que su cabello. Ireth no quería ni pensar de qué estaba hecho aquel líquido.
«¿El pretendiente de la verdad? ¿Tú? - así se burlaban ellas –
No! ¡Sólo un poeta!
Un animal, un animal astuto, rapaz, furtivo,
Que tiene que mentir,
Que, sabiéndolo, queriéndolo, tiene que mentir:
Ávido de presa,
Enmascarado bajo muchos colores,
Para sí mismo máscara,
Para sí mismo presa -...
El siguiente fue un demonio con aspecto de hombre joven que lucía una radiante cascada de rizos dorados. Besó la mano de su señor mientras se arrodillaba y materializó en su mano una flecha decorada con cinco tipos de flores fragantes. Sumergió la flecha en un cáliz que él también llevaba, y se la tendió. Caín la relamió lascivamente mientras saboreaba aquel líquido. La semidemonio ya había echado volar su imaginación pensando que ella era aquella flecha. Rápidamente cayó en la cuenta de lo que estaba haciendo y se enfureció con ella misma. Para entretener su mente decidió averiguar cuál era el símbolo de aquel cáliz ya que ella no conocía a ese demonio de nada. Le pareció distinguir el udjat, o más conocido como "el ojo que todo lo ve".
Klim
kamadevaia vidmahe,
pushpa-banaia dhīmahi,
tan no 'ananga prachodaiat2
Por la oración que algunos recitaron, Ireth comprendió que se trataba de Kamadeva. En Enoc había visto varios libros suyos sobre las estanterías que adornaban el palacio y por saber qué es lo que leía Caín, les había echado un vistazo. Eran todos de alto contenido erótico.
...Eso - el pretendiente de la verdad?
¡No! ¡Sólo necio! ¡Sólo poeta!
Sólo alguien que pronuncia discursos abigarrados,
Que abigarradamente grita desde máscaras de necio,
Que anda dando vueltas por engañosos puentes de palabras.
Por multicolores arcos iris,
Entre falsos cielos
Y falsas tierras,
Vagando, flotando, -
¡Sólo necio! ¡Sólo poeta!...
Tras él, le llegó el turno a Astaroth. Aquel día lucía el pelo de un intenso color naranja y llevaba la cara pintada con diferentes motivos. Se tendió a los pies de su señor y sacó una baraja de cartas. Se las dispuso en forma de abanico y Caín seleccionó una. Astaroth extendió la lengua hacia fuera(3) mientras que la carta se materializaba en otro cáliz. Caín bebió de él como lo había hecho en los dos casos anteriores.
...Bienaventuradamente burlón, bienaventuradamente infernal,
Bienaventuradamente sediento de sangre: -
O, semejante al águila que largo tiempo,
Largo tiempo mira fijamente los abismos,
Sus abismos...
Antes de que terminase de beber, Belcebú, el Señor de las moscas, ya se había postrado ante él. A Ireth le parecía increíble que un ser tan terrorífico, pudiese mostrar sumisión ante alguien. El cáliz que este le tendió, llevaba inscrito con sangre el símbolo de Bafomet: una estrella de cinco puntas invertida, rodeada de un círculo, y en su interior el rostro de un macho cabrío (por eso la estrella estaba invertida, con las dos puntas hacia arriba), escrito a su alrededor con símbolos hebreos "Leviatán" en cada punta estrellada. Era un símbolo muy abundante en los aquelarres. También se decía que Bafomet era el encargado de castigar a los pecados capitales.
...Así,
De águila, de pantera
Son los anhelos del poeta,
Son tus anhelos bajo miles de máscaras,
¡Tú necio! ¡Tú poeta!...
Ireth comenzaba a inquietarse. Todavía faltaban dos y uno era Nosferatus. Entonces el otro tenía que ser Belial, pero se sorprendió al ver una mujer en su lugar. Excepto por su blanquecino cabello, era exactamente igual a Caín. ¿Entonces ella era Brella? Caín no le había dicho nada de que su madre fuera uno de los príncipes. Si ella quería, podía derrotarle fácilmente, ya que ningún ataque de su hijo le afectaba. Por la expresión que ponía, parecía que ella también estaba contemplando esa posibilidad. Samael la miraba de reojo, preocupado. Finalmente, se arrodilló brevemente para volver a levantarse, y le ofreció su cáliz. Era una copa muy pesada, forjada aparentemente en hierro y decorada con numerosas calaveras. Samael pareció aliviado. Caín bebió un trago rápido y le devolvió la copa.
...Tú que en el hombre has visto
Tanto un Dios como un cordero –
Despedazar al Dios que hay en el hombre
Y despedazar al cordero que hay en el hombre,
Y reír al despedazar –...
Ahora tan solo faltaba Nosferatus. Todas las miradas se clavaron en el vampiro.
"En la situación actual no puedo matarte. Cúrate tus heridas y vete a llorarle a tu querido Caín, si es que te hace caso"
Esa noche estaba todavía demasiado reciente. Había podido curar sus heridas físicas, pero la humillación que le había hecho pasar, no se lo perdonaría nunca. En uno de los extremos de la sala se encontraba todo su harem de vampiros, destacando entre todas, el arcángel Zadquiel. ¿Sería verdad que Caín había ido a hablar con ella? Eso es lo que él mismo le dijo, pero según Nosferatus había estado con el ángel ese. Algunas de las vampiresas tenían los ojos rojos, estaban sedientas. Al Devorador de almas no le quedó más remedio que aceptar y se arrodilló como habían hecho los otros cinco. Algunos se sintieron defraudados de que las posibilidades de que hubiese pelea se esfumaran. El cáliz que le tendió tenía una gran cruz egipcia o ankha, pero en el ojival relucía una piedra roja.
... Así caí yo mismo en otro tiempo
Desde la demencia de mis verdades,
Desde mis anhelos del día,
Cansado del día, enfermo de luz,
- Me hundí hacia abajo, hacia la noche, hacia la sombra:
Por una sola verdad
Abrasado y sediento:
- ¿Te acuerdas aún, te acuerdas, ardiente corazón,
De cómo entonces sentías sed? -
Sea yo desterrado
De toda verdad,
¡Sólo necio!
¡Sólo poeta!4
Una vez que hubo bebido de los seis cálices, llegaba el siguiente paso. Ya había bebido la sangre, ahora en orden inverso al de las misas normales, comería el cuerpo. El cuerpo de Lucifer yacía inmóvil siendo uno contra la pared. Ya no era Lucifer, sino que formaba parte de Infernalia.
Según los antiguos filósofos existían tres tipos de almas: una en el vientre, otra en el pecho, y la más alta, en la cabeza(5). Caín lo devoró en este orden. Primero absorbió el Alma concupiscible, la que controla las bajas pasiones, y se desató en el diablo un voraz apetito. Superado esto, suya era la templanza. Introdujo sus garras en el pecho y extrajo el corazón, el cual contenía al alma irascible. El órgano aún latía cuando hincó sus dientes en la vibrante carne, y se fortaleció. Con esta nueva fuerza, penetró de nuevo con sus garras e introdujo su mano en el interior de su cabeza. Agarró el cerebro y lo extrajo. Lo devoró tan ferozmente como lo había hecho hasta ahora. De esa forma, tomó el alma racional obteniendo la virtud de la razón. El resto de su cuerpo lo dejaba para que más tarde todos los presentes pudiesen disfrutarlo al igual que había hecho él.
Ireth no estaba muy sorprendida, aunque en alguna parte de ella eso le parecía repugnante. Los rituales de los diablos eran mucho peores que los de los demonios, ya que estos primeros estaban totalmente poseídos por el odio y la rabia. En el caso de los demonios, dependía. Muchos pedían sacrificios y había diversos actos sexuales, pero los rituales no alcanzaban el nivel de las misas negras. Caín nunca la había dejado participar en ninguna de ellas porque sabía que eso implicaba orgías y sexo desenfrenado, aunque sabía que él en un pasado había participado en numerosas ocasiones oficiando, incluso, de sacerdote.
Ahora llegaba el turno de oírle hablar. Si había algo que se le daba bien, era engatusar a la gente. Sabía que palabras utilizar en cada caso y que entonación debía darlas para transmitir sus ideales. Lo que dijese ahora serviría de referencia para todos los satanistas. Caín clavó esos ojos grises y penetrantes en la audiencia y sin parpadear ni una sola vez, comenzó a hablar:
-En este árido desierto de acero y piedra, elevo mi
voz para que puedas oírla, Al Este y al Oeste
hago una seña. Al Norte y al Sur muestro un
signo que proclama: ¡Muerte a los débiles, salud
para los fuertes!
¡Abrid los ojos para que podáis ver, oh, mujeres y hombres
de mente enmohecida, y escuchadme bien,
vosotros, la multitud de seres desorientados!
¡Pues yo me alzo para desafiar a la sabiduría del
mundo, para pedir explicaciones a las «leyes» del
ser humano y de «Dios»!
Yo exijo razones de vuestras reglas doradas y
pregunto el porqué de vuestros mandamientos
No me inclino en señal de sumisión ante ninguno
de vuestros ídolos pintados, y el que me diga «tú
lo harás» es mi enemigo mortal.
Hundo mi dedo en la sangre aguada de vuestro
impotente y loco redentor, y escribo en su frente
desgarrada por las espinas: «el verdadero
príncipe del mal; ¡el rey de los esclavos!». (6)
Y continuó con el discurso en perfecto enoquiano:
— Otahil elasadi babaje, od dorepaha gohol: gicahisaje
auauago coremepe peda, dasonuf vi-vau-divau?
Casareemi oeli meapeme sobame agi corempo
carep-el: casaremji caro-o-od elonusahinu cahisa ta
el-o calaa. Torezodu nor-quasahi od fe-caosaga:
Bagile zodir e-na-IAD: das iod apila! Do-o-a-ipe quo-
A-AL, zodacare! Zodameranu obelisonugi resat-el aaf
nor-mo-lapi!7
—REGIE SATANAS!
—Napeai Babajehe das berinu vax ooaona larinuji
vonupehe doalime: conisa olalogi oresha das cahisa
afefa. Micama isaro Mada od Lonu-sahi- toxa, das
invaumeda aai Jirosabe. Zodacare od Zodameranu.
Od cicale Qaa! Zodoreje, lape zodiredo Noco Mada,
hoathahe Saitan!8
Su voz, al principio sonaba hipnótica, y, a medida que avanzaba, la ira las iba perfumando hasta que todos los espectadores clamaban al nuevo Satán.
—In nomine Dei nostri Satanas Luciferi excelsi! REGIE SATANAS!
Caín dejó de utilizar el lenguaje diabólico para concluir con un nuevo grito.
—Odia a tus enemigos con todo tu corazón, y si un
hombre te abofetea en la mejilla, ¡Abofetéale en
la otra! Abofetéale con toda tu alma, pues el velar
por uno mismo es la ley más excelsa.
¡El que ofrece la otra mejilla es un perro cobarde!
Devuelve golpe por golpe, desprecio por
desprecio, ruina por ruina, ¡y devuélvelos con
interés del ciento por ciento! Ojo por ojo, diente
por diente, ¡siempre en una proporción de cuatro
a uno, de cien a uno! Conviértete en el temor de
tu adversario, y cuando él se aleje, lo hará con
mucha más sabiduría que rumiar.
Entonces todos tus huesos dirán orgullosamente;
¿Quién está por encima de mí? ¿No he sido
demasiado fuerte para mis adversarios? ¿No me
he liberado yo mismo por medio de mi cerebro y
mi cuerpo?
Benditos sean los valientes, pues ellos obtendrán
grandes tesoros... ¡ Malditos sean los que creen
en el bien y en el mal, pues se dejan asustar por
sombras!(9)
—REGIE SATANAS!
AVE SATANAS!
Samael parecía un poco desconcertado ante esto último. Parecía que estaba haciendo lo que le daba la gana y el muy imbécil, en vez de pensar en la reconciliación entre ambos bandos, actuaba cegado por la venganza. Quizás se habían pasado con el elixir... Aunque tenía que reconocer que sonaba bastante convincente y se había ganado a sus súbditos.
El nuevo Satán se acercó a las orillas del lago y se introdujo en las inquietas aguas. Cuando volvió a emerger, su piel se había teñido de bermellón. Extendió su ala como si de una bestia salvaje se tratara.
"Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo..."
Esta vez, fue la mujer con cabeza de águila la que se acercó a Caín. Portaba una corona de plata de la que sobresalían diez cuernos que se retorcían entre sí y entrelazados por numerosas diademas de todos los materiales excepto del oro. El diablo inclinó levemente la cabeza y la bestia fue coronada. Los seis príncipes infernales volvieron a rodearle y a inclinarse ante él. La diadema que cada uno lucía centelleaba en la oscuridad, absorbiendo la energía oscura de la atmósfera.
"...con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas."
Todos contemplaban en silencio a su nuevo señor. Empapado en líquido escarlata, con los pequeños rubíes resbalando por su maldita carne. Su única ala, que a pesar de ser solo una, se desplegaba de forma amenazante. La cola que le salía del final de la espalda se agitaba enérgicamente.
"...Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra." Apocalipsis 12, 3-4
El nuevo Satán se dirigió con paso firme y solemne a su nuevo trono. Lo habían colocado próximo a donde se encontraba el cuerpo de Lucifer. El trono era también de color negro y estaba adornado con siete hermosas jóvenes desnudas. El modelo lo había diseñado él mismo y había explicado que cada mujer representaba una parodia de los siete arcángeles. Se acomodó mientras las acariciaba libertinamente. Y volvió a abrir la boca para hablar una última vez.
- Aquí estoy yo sentado, olfateando el mejor aire de todos,
Aire de paraíso en verdad,
Ligero aire luminoso, estriado de oro,
Todo el aire puro que alguna vez
Cayó de la luna.10
—REGIE SATANAS!
AVE SATANAS!
HAIL SATAN!
La fiesta iba a comenzar. Primero le traerían una de las vírgenes que tenían encerradas, y todos admirarían cómo la desvirgaba. Posiblemente de una forma tan salvaje, que le arrebataría la vida también. Después, todos tenían derecho de devorar el cuerpo de su antiguo líder y de disfrutar con sus orgías hasta que Caín hubiese terminado con las seiscientos sesenta y cinco restantes. Ireth se recostó sobre el frío muro y se dejó caer. Iba a ser demasiado largo y no tenía interés alguno en contemplar semejante espectáculo. Los gritos de desesperación se entremezclaban con los de placer, y el sudor y los gemidos contagiaban el aire. Sentía la lujuria en el ambiente, cómo se movían en aquel rito sexual. Hasta el suelo parecía moverse al son de rítmicas e hipnóticas sacudidas. Y a ella todo le daba demasiadas vueltas.
Ya había perdido la noción del tiempo cuando parecía ser que finalmente se habían calmado. Caín seguía sobre su trono. Los restos de sangre que teñían su cuerpo de carmesí se habían difuminado con el contacto con otros cuerpos. Ahora era su trono el que se había tornado escarlata.
Unos tentáculos como raíces surgieron de entre la pared y rodearon al Señor Oscuro, atrapándole entre sus redes. Con sus puntas le atravesaron y se le introdujeron en sus venas cual jeringuillas de heroína, y comenzaron a bombear sangre. Ireth tuvo que reprimir un grito. Entonces sí que era cierto que Caín no iba a regresar nunca más. En otro momento habría acudido sin pensárselo dos veces a salvarle, pero ahora se sentía sin ganas de nada. Él era el que la había protegido todo este tiempo. Quizás se hubiese pasado de sobreprotector, pero al fin y al cabo era él el quien estaba junto a ella en las largas noches de pesadillas sin tregua, acompañándola en su sufrimiento y ayudándola a soportar el dolor.
Un temblor se extendió por toda Infernalia. La tierra volvía a tener vida. La energía de Caín estaba haciendo efecto y podía sentirlo como si estuviese junto a ella. Ireth se acurrucó ocultando su rostro entre las piernas y las lágrimas bañaron sus ojos.
Parecía que aquello no iba a acabar nunca, pero como con todas las cosas, el final llegó y hubo un momento que por fin no quedaba nadie. Estaba prohibido estar en el Séptimo Infierno salvo en ocasiones como ésa. Los restos de los cadáveres comenzaron a arder y, de entre el corazón de las llamas, una luz roja comenzaba a nacer. De entre esas llamas salieron unas alas rojas y negras, y de aquel revoltijo de plumas surgió una mujer con la misma intensa melena.
—Ya estaba comenzando a preocuparme —exclamó una fría voz desde las sombras.
—Tenía que asegurarme de que se habían ido todos, Caín.
Una fibrosa figura salió de su escondite. Caín lucía exactamente igual que siempre, con sus finos cabellos morenos y su serio semblante.
—¿Has disfrutado de la fiesta? —le preguntó a Areúsa.
—Debo admitir que no ha estado mal. Esas vírgenes sabían muy bien —pronunció mientras se relamía con el aún reciente recuerdo—. Pero me daban un poco de envidia como disfrutaban admirándome...
—Mira que les tengo dicho que lo que yo quiero es que sepan lo que hacen, pero ellos insisten con las vírgenes.
—Bueno, así hemos salido ganando los dos. Ha estado bien ser la Reina de los Infiernos. Te dije que nadie lo notaría.
—Estoy sorprendido. No sabía que tu habilidad era tan útil.
El pecado capital había sido capaz de adoptar su apariencia y después había vuelto a renacer de las cenizas.
—Yo sí que te voy a demostrar mis "habilidades" —le ronroneaba, zalamera, mientras se arrimaba a su cuerpo. Se sorprendió al advertir la presencia de alguien detrás de él—. ¿Quién es esa que nos está mirando?
Caín se volvió preocupado y se sorprendió al reconocer a Ireth. La capucha se le había caído dejando su rostro completamente al descubierto.
—¿Ireth? ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Es muy peligroso!
La semidemonio se acercó en silencio hacia él y le propinó una bofetada.
—Serás... Yo preocupada por ti y tú... ¡Tú riéndote de todos!
—Te dije que no tenías que preocuparte por mí.
—¿Acaso no tenías suficiente con Zadquiel? ¡Tuviste que irte también con el ángel y con la pelirroja esta!
—Ireth, cálmate... Parece que eres tú la envidia en vez de ella.
—¡Me dejaste sola en Enoc! —Estaba haciendo un sobreesfuerzo para reprimir las lágrimas que brotaban de la ira de su interior.
—¡Porque era el lugar más seguro para ti!
—¿Ah, sí? Si no llega a ser por Nosferatus yo no me hubiese enterado de nada—. Se estremeció una vez más al recordarlo.
La culpabilidad se apropió del diablo.
—¿Nosferatus? ¿Te ha vuelto a hacer algo?
—Ahora te preocupas por mí.
Ya no pudo soportarlo más y echó a correr fuera de aquel lugar que seguía oliendo a sangre y miedo. Iba tan sumida en sus pensamientos que no prestaba atención de por dónde iba y se chocó contra una mujer de cabellos celestes y túnica violeta. Ireth, confusa, elevó la vista para ver el rostro de la mujer. Era Zadquiel.
—¿Selene? —inquirió el arcángel.
Ireth no comprendía nada de lo que estaba pasando.
—...Quizás no te acuerdes de mí —seguía insistiendo Zadquiel—. Fue hace mucho tiempo, pero solíamos vernos para hablar de nuestras dudas.
—¡Ireth, espera! —Caín la había seguido. Se detuvo y desenvainó su sable al verla con alguien.
—Sí, no hay duda. Ese poder que hay en tu interior... eres Selene.
—Ah, eres tú, Zadquiel —Caín suspiró aliviado al comprobar que no se trataba de ningún enemigo. A Zadquiel no parecía sorprenderle verlo ahí.
A Ireth el corazón le había dado un vuelco.
—¿Sabes quién era yo antes?
—Sí, tú eras la que pervertía a su hermano —reveló con media sonrisa el arcángel. Y se sintió extraña porque hacía mucho que pensaba que se le había olvidado cómo se sonreía.
—Ireth, vámonos de aquí —ordenó Caín mientras la cogía de un brazo y tiraba de ella—. Aquí corremos peligro.
—¡Suéltame! —se defendió ella.
Caín agarró su rostro con las dos manos y la besó, desesperado. Ella le correspondió con un rodillazo en el estómago.
—¿Por qué no quieres que sepa como me llamaba antes?
—¿Y para qué quieres saber eso?
—¿Y por qué no iba a poder saberlo?
—Interesante.
Caín volvió a preparar su arma y el gesto de Zadquiel se tornó serio de nuevo. De entre uno de los múltiples pasillos, había aparecido Samael.
—Por fin veo que empiezas a serme útil —mencionó refiriéndose a su hijo—. Ya pensaba que ibas a necesitar mi ayuda. Incluso había preparado un cuerpo para transmutarte.
—Lárgate. Es una orden de tu señor.
—Se te olvida el pacto que hiciste con Brella —le recordó de una manera que parecía que le estaba intentando explicar la cosa más obvia del mundo. Fijó su atención en la mujer del vampiro—. Vaya, Zadquiel. Me pregunto si a Nosferatus le parecerá bien lo que estás haciendo.
—Él no me pregunta qué me parece lo que hacéis en vuestras "reuniones" —replicó fríamente.
—Sólo lo decía porque espero que no estés rompiendo tu promesa —alegó Samael, señalando con la mirada a su mano que llevaba cubierta con un guante.
Inconscientemente, el arcángel colocó su otra mano sobre la enguantada, recordando la marca de la rosa negra que Nosferatus le había hecho tanto tiempo atrás.
—No he roto ninguna promesa. Sigo con vosotros.
—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Caín, queriendo terminar lo antes posible.
Samael observó detenidamente a la confusa Ireth. Caín no soportaba que la mirase de esa forma, aunque se contuvo.
—¿Tú conocías su poder, verdad? —El ángel renegado interpretó el silencio como respuesta afirmativa—. No eres el único que sabe que está viva. Los del Cielo la están buscando. Si la encuentran, explotarán su habilidad forzándola a crear grandes cantidades de akasha.
—¡Qué lo intenten!
—¡Si me hubieses dicho que se trataba de la hija de Belial, me habría encargado de que recibiese un mejor trato!
Ahora sí que Ireth no comprendía nada. ¿Belial no era un demonio?
—No voy a permitir que la utilices como haces conmigo, Samael.
Caín rodeó a la híbrida con sus brazos y su alada figura, y desaparecieron hundiéndose en un portal negro que había hecho aparecer bajo sus pies.
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1. La canción ebria, Así habló Zaratustra (Nietzsche)
2. Om,/a Kama-deva conozco,/en [ese dios que dispara] flechas de flores medito, /ese nuestro Incorpóreo nos entusiasma. Gaiatrí de Kamadeva.
3. La lengua extendida:Es símbolo de muerte.
4. ¡Sólo necio! ¡Sólo poeta! Así habló Zaratustra (F. Nietzsche)
5. Teoría platónica
6. Fragmento del Libro de Satán, Biblia satánica.
7. He colocado mi pie en el Sur, y he mirado a mi/alrededor, diciendo: ¿No son los truenos quienes/reinan en el segundo ángulo? Bajo quien he colocado/a quienes nadie/ ha contado todavía, a excepción de/Uno; en quien el segundo principio de las/ cosas son y/fueron fuertes, añadiendo sucesivamente los números/del tiempo, y sus poderes se hallan en el primero de/los nueve! Emerged! hijos del placer, y visitad la/Tierra; porque yo soy el Señor, vuestro Dios, que es y/vive por los siglos de los/ siglos! ¡En el nombre de/Satán, Moveos! y mostraos como mensajeros alegres,/para que podáis adorarlo entre los hijos de los/hombres! Cuarta llave del libro de Leviatán, Biblia satánica.
8. ¡Oh vosotras las espadas del Sur, que tenéis ojos/para incitar la furia del pecado,/embriagando a los/hombres que están sedientos, contemplad! ¡La/promesa de Satán y Su poder, quien entre vosotros es/llamado entre amargos dolores! ¡Moveos y apareced!/¡Develad los misterios de vuestra creación! ¡Porque/soy el mismo, vuestro Dios, el/ adorador verdadero del/excelso e inefable Rey del Infierno! Decimotercera llave del libro de Leviatán, Biblia satánica.
9. Ver nota 5.
10. Fragmento de Entre hijas del desierto, Así habló Zaratustra(F. Nietzsche)
Como anécdota contaros que en su día a raíz de este capítulo mucha gente que llegaba al blog donde publicaba la historia lo hacía al buscar en google simbología satánica y me dejaron un montón de comentarios diciéndome que no tenía ni idea de silmología satánica, también me enviaban mensajes en plan preguntándome dónde conseguir la Biblia Satánica para el móvil o preguntándome cómo hacer para invocar al demonio y venderle su alma... tampoco faltaron cometarios de un testigo de Jeová maldicíendome y condenándome a quemarme en los fuegos de Jesús. Fue todo muy WTF xDD Espero que entendáis que esto no es más que una historia de FICCIÓN, solo me baso en la mitología que hay para hacer más compleja la historia. Ni siquiera sucede en la Tierra, sino un universo alternativo parecido a nuestro mundo más bien.
Por cierto, sí que me leí la Biblia Satánica de Lavey para este capi que es la más famosa y muy fácil de encontrar en internet...bueno me la leí por encima porque era realmente aburrida ya que es prácticamente un libro de filosofía (aunque concuerdo bastante en todo lo que dice sólo que me parece bastante fanático) y lo primero que nos dice el autor es que para empezar no cree ni en Dios ni los demonios, que se llama satánica porque Satán significa adversario y él iba en contra de la gente que prohibe cosas como excusa de la religión. Lo que resalta es que mientras haya consentimiento por todas las partes, que no debería haber límites (Vamos Hakuna matata, vive y deja vivir xD). Luego la parte de los rituales sí es la más fantasiosa...pero salvo las claves en enoquiano (que son inventadas yo creo por él) no es nada muy allá, se basa básicamente en crear energía sexual si el ritual es sexual, si pretendes hacer año, levantar odio y energía negativa, y si pretendes ayudar a alguien, convocar esos sentimientos... así que bueno, que cada uno piense lo que quiera al respecto y saque sus propias conclusiones. Yo sí creo en que podemos ser capaces de reunir mucha energía y aunque no hacer magia, sí influir de alguna forma así que cuando leí esto me pareció que tenía bastante sentido. En fin, quién sabe cuáles eran las verdaderas intenciones de Lavey xD
Espero que os haya gustado el capi aunque haya sido así como...extraño jajaajaj. Ya sabéis que los votos y los comentarios me hacen muy feliz :3
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