3. La reunión
Helouuu muchas gracias por leer la historia y los comentarios recibidos hasta ahora, me animan mucho a que quiera seguir publicando esta historia. El capi de hoy en su día me costó mucho escribirlo, contiene mucha información por lo que se puede hacer lioso, espero que no se os haga muy pesado. Cualquier duda sobre el argumento o lo que sea preguntad sin vergüenza que intentaré aclararlo lo mejor posible :3
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5
La gran puerta de bronce se cerró tras su paso. Raphael ya había llegado y la reunión iba a comenzar. Normalmente esa puerta siempre estaba abierta, pero cada vez que se juntaban para debatir sobre algún tema, se cerraba para dejar privacidad a sus participantes.
Se dirigió directamente hacia su habitual asiento de terciopelo verde sin prestar atención a las paredes de mármol y platino que rodeaban la instancia. Tampoco se impresionó por los tapices y estatuas de ángeles que decoraban la sala. Las famosas estatuas de Avarot tenían fama de ser la obra de arte mejor tallada que existía. La mayoría de los ángeles quedaban maravillados cuando las veían por su increíble realismo, de verdad parecían ángeles a punto de alzarse al vuelo. Pero él ya estaba demasiado acostumbrado a ellas. Antes de seguir con su camino, contempló la figura de su Dios, le hizo una reverencia cargada de solemnidad y, finalmente, ocupó su sitio.
Las reuniones privadas siempre se realizaban en la sala del trono para que su señor Metatrón estuviese presente. Metatrón seguía ocupando el magnífico trono a pesar de que no parecía estar mucho más vivo que las esculturas. Quedaban muy lejanos los días en que los serafines utilizaban sus seis alas para protegerse de la luz que irradiaba el ángel más poderoso. Ahora los serafines seguían rodeando a su señor, pero ya no necesitaban ocultar su rostro. Habían salido a recibirle a la entrada porque no se les permitía asistir a las reuniones. Raphael recordaba perfectamente cómo una de ellas se había sonrojado cuando la descubrió observándole. Tenía que reconocer que era una pena que siendo tan hermosa, tuviera que ocultar siempre su rostro.
—Ahora que ya ha llegado Raphael, podemos comenzar —declaró Serafiel.
El arcángel se preguntaba el porqué de esa reunión. Generalmente, siempre tomaban entre ellos las decisiones y después, se hacía una convocatoria pública para que los habitantes pensaran que ellos podían intervenir, aunque en realidad la decisión estuviera ya más que tomada. Sin embargo, aquel día habían dejado muy poco tiempo de separación entre un evento y otro. Eso solo quería decir que Serafiel ya había tomado su propia decisión y no le iban a hacer cambiar de opinión.
—Deberíamos haber invitado a Gabriel, por lo menos haría que esto fuese menos aburrido —murmuró Jofiel, el arcángel del rayo dorado, el arcángel de la sabiduría.
—Él no es un arcángel —respondió el Gran Médico automáticamente.
—Según tú, Raphael, es mejor que seamos cuatro gatos.
—No empecéis otra vez con lo mismo —les pidió Chamuel.
—Chamuel tiene razón, apenas disponemos de tiempo —les recordó el príncipe de los serafines.
Jofiel se levantó enérgicamente y golpeó la mesa de cristal.
—¡Tres! ¡Tres de siete! —exclamaba furioso mientras mostraba el mismo número de dedos—. Si los demonios no nos han atacado es porque ya ni representamos una amenaza para ellos. —Jofiel era un ángel muy antiguo. Su rostro se asemejaba al de una persona muy anciana por las arrugas que cubrían su piel, pero aún así seguía siendo muy bello. La larga y fina barba plateada fluía de su rostro hasta fusionarse con su larga cabellera. Lo que le hacía hermoso eran sus ojos, dos profundos pozos de sabiduría. No parecía un viejo decrépito, y seguía demostrando que para nada estaba débil.
—La furia es un defecto y no es propia de alguien tan inteligente como tú. Cálmate, te prometo que llegará el día en que los siete arcángeles volveréis a estar juntos de nuevo. Si nuestro señor Metatrón no ha asignado a ningún sustituto, es porque Uriel renacerá, era demasiado poderosa como para convertirse en polvo de estrellas. Y Mikael y Zadquiel siguen vivos en algún lugar, así que no necesitan ningún sustituto.
»En cuanto a Gabriel, le estamos vigilando para asegurarnos de si es el arcángel del Rayo Blanco, el príncipe de los ángeles. Si no lo es, ya se manifestará el verdadero. No volváis a discutir sobre este tema, señores. Vayamos con lo importante.
Tras un breve momento de silencio, Jofiel volvió a sentarse. Todos prestaron atención al serafín. Cuando todos parecían dispuestos a escucharle, prosiguió hablando.
—Los resultados del último análisis fueron desconcertantes. El universo está constituido de un 23% de materia oscura mientras que apenas un 5% es de materia bariónica.
La preocupación invadió sus rostros.
—Eso quiere decir que el porcentaje restante corresponde a la energía oscura ¿verdad? —preguntó un afligido Chamuel, temiéndose la respuesta.
Serafiel dejó caer sobre la mesa unos folios con varios diagramas.
—Nosotros somos un 0,5% frente a ellos que son un 23% —murmuró Jofiel mientras los examinaba.
—Nuestra extinción es inevitable —sentenció finalmente el serafín—. Cada vez son más los infectados, haciendo que el nivel de materia oscura aumente.
—¿Por qué hay tanta energía oscura si los niveles de energía vital y fantasma se mantienen estables? —Raphael no podía creerse que su situación fuese tan crítica. Siempre había sabido que no era muy favorable, pero verlo indicado tan claro en esos gráficos...
—Los demonios se han encargado muy bien de eso.
—Algo no me cuadra —exclamó Jofiel—. En apenas unos milenios los humanos no pueden haber producido tanta energía negativa...
—Jofiel tiene razón —añadió Chamuel—. Los humanos no sólo irradian energía oscura, también sienten amor.
—¿Y la Inquisición a qué se dedica?
—La Inquisición sólo genera miedo. Y el miedo también es energía oscura. En los últimos autos de fe fueron ejecutadas personas muy queridas por el pueblo sin apenas mostrar pruebas.
No sé de qué os sorprendéis, es bien sencillo. Los demonios están constituidos de materia oscura, nosotros de akasha o quintaesencia. La materia bariónica está compuesta por los cuatro elementos restantes: fuego, agua, tierra y aire. Los humanos generan energía oscura y esa energía se transforma en materia oscura, por lo que los demonios aumentan, mientras que el resto disminuimos.
—Si Metatrón no hubiese hecho estallar todo... ¡Muchos ángeles murieron ese día!- —les recordó Jofiel.
—Eso forma parte del pasado. Lo que nos concierne ahora es el futuro.
—¡La culpa es de los demonios! ¡Son ellos los que se han descontrolado!
—No cabe duda de que los humanos han contribuido —proclamó Serafiel.
Chamuel se temió lo peor.
—¡Insisto en que es por culpa de los demonios! Si ellos no les tentasen...
—Pero los demonios se han interesado más por ellos, por algo será. Además, son los únicos que en vez de ayudarse unos a los otros se pelean y destruyen entre ellos.
—Pues como nosotros —murmuró sarcásticamente Jofiel.
—No les podemos aniquilar porque la energía vital disminuiría frente a la fantasma, pero debemos reconocer que son un caso perdido. No podemos seguir pendientes de sus actos. Que los demonios hagan con ellos lo que quieran.
—¿Pretendes que perdamos a los únicos seres de todo el universo que nos adoran sin que hagamos nada por ellos? —Jofiel ya había tenido suficiente—. Señores, yo dimito.
—Amado Jofiel, me temo que nuestra divinidad Metatrón no está dispuesto a concederle semejante propuesta en una situación tan delicada como en la que nos encontramos.
—¿Y qué pretendes? ¿Anunciar ante todos los medios que nos extinguimos y que los humanos son un fracaso de nuestro dios?
—No. Pretendo decirles que vamos a construir un muro para protegernos de los demonios —sonrió al ver la cara de sorpresa que emitieron—. Un muro aún mayor que La Muralla del Averno.
—¿Y para qué cojones queremos un muro?
—Para concentrar akasha. ¿Sabéis por qué es tan importante que el porcentaje de materia oscura sea equivalente al de materia bariónica?
La materia oscura produce una presión negativa, mientras la materia corriente ejerce una presión positiva. Si hubiera más akasha, los cuerpos celestes se atraerían por acción de la gravedad hasta colisionar en un Big Crunch. Sin embargo, el universo está acelerando su expansión, es decir, sus componentes se están separando unos de otros. Si no hacemos algo pronto, las galaxias dejarán de existir, los cuerpos celestes estarán tan separados unos de otros que los sistemas planetarios dejarán de ser sistemas. Al final cada átomo y molécula se separarán rompiendo todas las estructuras; todos los vínculos y lazos serán cortados. Los planetas dejarán de rotar. El día y la noche se extinguirán. El universo se disgregará y la muerte dejará de existir porque tampoco existirá la vida. Eso es el Big Rip. ¡Construyamos un muro de akhasa! Un muro que separe Stellae Cognitae de Stellae Diáboli.
—Tenemos que detenerlo como sea —susurró Chamuel apenas sin aliento.
—Lo único que contrarresta a la materia oscura es el akasha o quintaesencia. Si construimos un muro tres veces mayor al de ellos bastará para frenar la expansión. Después, ya nos concentraremos en hacer disminuir el número de materia oscura, pero cuando ya estemos protegidos.
—¿Sabes lo que significa "tres veces mayor"? La Muralla del Averno que separa Stellae Diáboli del resto, es la superestructura más grande que existe. Sus dimensiones sobrepasan los quinientos millones de años luz de largo, trescientos millones de años luz de ancho y quince millones de años luz de espesor —Raphael estaba pensando lo mismo que sus compañeros: su Dios y Serafiel se habían vuelto locos.
—¿De dónde piensas conseguir tanto akasha? —La pregunta que le hacía Jofiel sonaba amenazadora sin molestarse en ocultarlo.
—Se acerca el examen.
—¿Y?
—¿Por qué creéis que he elegido a alguien como Gabriel de profesor?
Todos se quedaron en el más absoluto silencio. Finalmente, Raphael se decidió a hablar.
—Eso apenas cubre un uno por ciento del muro.
—Todo el akasha que podamos recibir es bienvenido. Todos los éteres que se comercian se emplearán para el muro.
Por el momento todo seguirá igual. No le diremos nada a la Inquisición, que sigan matando diablos. Pero se acabó el suministrarles akasha, ni siquiera para armamento. Se enfadarán cuando descubran nuestras verdaderas intenciones, pero ¿y qué importa eso? Muchos de ellos nos seguirán adorando igualmente porque necesitan hacerlo. Que los demonios se diviertan con ellos. Ya les hemos dado muchas oportunidades y nos siguen fallando.
—No todos son iguales —matizó Chamuel.
—¡Claro que no! Que sigan adorándonos, pues. Ya obtendrán su recompensa tras la muerte.
—¿Y el resto del akasha? Aunque empleemos todo el que tenemos, las minas están prácticamente agotadas.
Serafiel tardó unos instantes en contestar.
—Nuestro Dios me ha dicho que ella está viva —clavó la mirada fijamente en Raphael.
—¿Ella?
No entendían a lo que se refería, Pero Raphael comprendió el significado de ese brillo en sus ojos.
—¡Ella fue asesinada por los demonios! Su cuerpo quedó destrozado...
—No es ningún misterio que fuiste el único que se alegró de su muerte —murmuró Jofiel que también lo había comprendido todo. Ella era la única capaz de generar akasha de la nada.
—Entonces Gabriel mintió —se apresuró a añadir Raphael.
—Gabriel no mintió, no sabe mentir. Es lo que me ha dicho nuestra divinidad Metatrón, que ella se encuentra en algún lugar de La Tierra. No creo que tenga poder suficiente como para generar toda la muralla, pero sí una buena parte. El resto... Raphael, te necesitamos más que nunca. ¿Cómo va la investigación de akasha artificial?
—No va mal del todo... Estamos probando su empleo en la fabricación de armas, pero todavía está en fase de pruebas.
—Bien, necesitamos todo el akasha posible. Voy a anunciar el proyecto al público. Ya he elegido al arquitecto.
Se dispuso a abandonar la estancia, pero algo le impidió moverse. Dirigió la mirada al suelo y se sorprendió al comprobar que sus pies se habían hundido en lo que parecía un material extraño y viscoso.
—¿Pero qué...?
«No tan rápido, Primer Ministro». Una voz de mujer invadió sus mentes. No se trataba de una voz cualquiera, sino diferente a todas las demás que conocían. Había algo en aquella voz que la hacía inquietante sin poder comprender de qué se trataba. En la entrada se encontraba un extraño ser de seis brazos y de piel escamosa con un brillo azul-grisáceo. «Perdonad por entrar aquí de esta manera, pero sentía curiosidad por saber vuestros planes. Ahora... lo que siento es decepción».
La misteriosa mujer se acercó hacia ellos. Con cada paso que daba, se deslizaba por el suelo de mármol. Vista de cerca, entre sus extremidades superiores se podía percibir una especie de telaraña muy fina, casi invisible, que unía todos los brazos como si formasen unas alas. Aún así, su rostro era bastante hermoso, a Raphael se le antojó bastante seductora. No tenía párpados, por lo que sus almendrados zafiros siempre estaban brillando en su rostro. Su cabello parecía fluir como si estuviese en continuo movimiento. Hizo un extraño gesto con una mano de seis dedos más finos y largos de lo normal.
Los demás lo interpretaron como un saludo porque le hicieron una reverencia. Se volvió hacia Serafiel. Éste parecía ya más tranquilo, aunque no comprendía que hacía un ser como ella en aquel lugar.
—Esta atmósfera no es adecuada para alguien como vos.
«Lo sé, pero era necesario el viaje. Mis compañeros cayeron tras tener que cruzar Stellae Diáboli. De verdad tuvimos serios problemas. Una terrible pérdida, mas la gravedad del asunto lo requería. Y la reunión que acaba de tener lugar lo corrobora>>.
Era una valquiria , un ángel de otro universo.
«Podéis llamarme YL3N4X. Vengo en son de paz con instrucciones de que me escuchéis. Siento haber entrado de esta forma, pero no me ha quedado más remedio».
«Sabéis que todos los ángeles y demonios tenemos órdenes expresas de que sólo podemos intervenir en nuestro propio universo, pero la situación es tan preocupante que no nos ha quedado más remedio que tomar cartas en el asunto. Los demonios de nuestro universo piensan igual. Llegamos a la conclusión de que las cosas no podían seguir así. Un compañero mío demonio ya estará contándole lo mismo a ellos. No podéis seguir sin un líder».
—Tenemos un líder. —Serafiel no estaba dispuesto a permitir que mancillasen el nombre de su dios.
«¿Esa cosa?» La valquiria señaló medio divertida a la estatua de Metatrón, que seguía sentado en el trono. «Un trozo de piedra que de vez en cuando emite algún destello».
—Metatrón aún vive. —Serafiel no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer—. Cada vez va recuperando más su luz.
«Por eso podemos estar aquí reunidos sin tener que cubrirnos, si vierais a mi dios... Metatrón es un irresponsable. Alguien como él no merece estar ahí sentado. Tenéis que tener un ángel con un poder sagrado más especial que ese inútil>>.
«A los demonios les pasa lo mismo. Desde que Lucifer cayó derrotado, sus ansias de poder han incrementado descontrolando el equilibrio de materia. Por favor, pensad detenidamente todo esto. Sabéis que estamos en lo cierto. Ahora si me disculpáis... Estoy herida y agotada...»
Raphael percibió entonces un líquido transparente que salía de su cuerpo.
—Será un placer tenerla como huésped de honor. Raphael, encárgate de atenderla personalmente.
Éste asintió. Era el Médico del Cielo, no hay nada que él no pudiese curar. Los dos abandonaron la sala del trono.
—¿Qué va a pasar entonces con el muro? —se atrevió a preguntar Jofiel cuando ya se habían marchado.
—Seguiremos con el plan. Ella no ha dicho nada de que no construyamos el muro.
* * *
«No se te da mal».
Raphael sabía que eso era un cumplido por su parte.
—A Serafiel no le ha gustado nada la idea. Ya no podrá inventarse las palabras de Dios.
«Qué duras palabras. Si él te escuchara...»
Raphael terminó de vendarla. Se retiró el sudor de la frente con un pañuelo.
—Espera que envío a alguien a acompañarte a tus aposentos.
«¿Es que acaso no me vas a acompañar tú? Ya has oído las palabras de tu superior...»
—Si insistes...
—Ejem... ¿puedo pasar?
Chamuel se asomaba por la puerta. Raphael suspiró.
"¿Pero nunca les iban a dejar a solas?"
—Claro, si ya estás prácticamente dentro. ¿Qué te inquieta?
—Serafiel odia a los humanos, ¿verdad?
—Es cierto que odia a Lilith. Fue él el que insistió en traerla por la fuerza.
«Los demonios fueron más inteligentes que vosotros» , añadió YL3N4X. «La ofrecieron lo que quería, a ella las palabras de dios le importaban un chopón».
—¿Perdón?
«¡Ah! Más bien poco, quería decir».
Chamuel se estaba aguantando la risa. Le fascinaba a la vez que le inquietaba aquella criatura. Raphael también reconoció para sus adentros que era divertida, aunque intentaba aparentar seria.
—Chamuel, Metatrón no cree en el amor. El Rayo Rosa resultaba incomprensible para él. Tuvimos que convencerle los demás arcángeles para que eligiese un arcángel. No comprendió su importancia hasta que se dio cuenta de que la vida inteligente, sin amor, no avanzaba.
—Sé que soy joven comparado con Jofiel y contigo, pero si Gabriel al final es nombrado arcángel, superará mi récord. —Se detuvo al ver la cara que había puesto su amigo al oír ese nombre—.No sé qué te ha hecho Gabriel para que le tengas manía. El pueblo le quiere, además Metatrón lo eligió a él...
—Eso no está del todo claro. Lo único que Serafiel dijo fue que Metatrón había pronunciado su nombre. ¡Eso puede significar cualquier cosa!
«Tienes en cuenta sus palabras según te conviene, por lo que veo» . La valquiria estaba muy pendiente de la conversación. Lo miraba todo muy detenidamente, con esos dos zafiros absorbiendo cada milímetro de realidad.
—Chamuel, Gabriel no es lo que parece. Primero desobedeció las órdenes yéndose con su hermana a Enoc a matar diablos. Volvió diciendo que ella había muerto.
—Deja de sospechar de él. Quería mucho a su hermana, siempre estaban juntos...
—Demasiado diría yo.
—Raphael, siempre estás pensando mal.
—Eres demasiado ingenuo. De todas formas me da igual; ¡el resto de su familia murió porque él se había hecho amigo de un demonio! No sé no como Raguel le perdonó... Y encima se atreve a ir enseñando ese tatuaje maldito con todo su orgullo, como si fuera digno de admirar por todos...
—Si por un tatuaje ya no es digno de ser arcángel...
—Da igual, déjalo. Sólo te digo que tengas cuidado. No es trigo limpio. Te aseguro que no es el joven alegre que intenta aparentar. Ahora, si nos disculpas... Ella está agotada.
—Claro.
Chamuel le hizo una reverencia a la invitada y los tres salieron del despacho del doctor pera que éste pudiera cerrarlo con llave. A la salida, se toparon con nada menos que Amara.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Raphael... Señor... ¡Se trata de Nathanael! Un demonio le ha atacado... aquí, en Shejakim...
—¿En Shejakim? ¿Un demonio?
Los dos arcángeles miraron entre asustados y perspicaces. No sería la primera vez que aquella muchacha les mentía.
—¡Lo digo en serio! Íbamos hacia mi casa y apareció él... Me buscaba a mí, pero Nathan me protegió...
Amara se detuvo sorprendida al advertir la presencia de YL3N4X. Ella simplemente le sonrió. Raphael suspiró de nuevo. Ya iban demasiadas veces en un día. Estaba claro que no les iban a dejar a solas.
—Amara, voy a acompañar a nuestra invitada a su habitación. Enseguida voy a verle. Chamuel, por favor, acompáñala y vete averiguando mientras qué pasa.
Amara salió corriendo mientras le mostraba a Chamuel por dónde era.
«Esa chica... es muy interesante».
—Ya me había dado cuenta, pero todavía es joven...
YL3N4X le sonrió esta vez a él.
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