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Presencias Frías

Espero que les guste~

Nota: Me gustan mucho el tema de los fantasmas y ese tipo de cosas, no se los voy a negar xD

Nota-2: Vi un dibujo muy bonito donde mostraban a Grace como una especie de fantasma que nunca se había apartado de su hijo y esto se me ocurrió :3

Nota-3: Sé que las cosas en la peli suceden como super rápido pero no le presten mucha atención a eso 

Nota-4: Dogman tuvo una experiencia cercana a la muerte, parte de la cirugía en este caso, y por ende, lo hace más sensible a toda la cosa con los fantasmas. Aunque, como siempre, estará algo dramático porque...bueno, soy yo xD

Nota-5: Los títulos en serio se me dan fatal xD

Se suponen que los animales y los niños pequeños son capaces de ver cosas que los adultos humanos no pero no es del todo cierto. Greg recuerda haber visto figuras vagas y poco claras que rondaban por allí, nada que llamara demasiado su atención, y había sido capaz de escuchar murmullos lejos, aunque nada más allá de eso. No tenía muy en claro que eran esas cosas y sinceramente, tampoco le importaban, porque más allá de su presencia fría que a veces erizaba su pelaje y ese extraño sonido que emitían, realmente no lo molestaban y por ende, nunca les presto mucha atención.

Las cosas cambiaron después de la cirugía.

Dogman era capaz de ver mucho más. Las figuras vagas y borrosas tomaron forma de repente, tanto de animales y como de humanos, de seres con tonos suaves y luciendo casi trasparentes que no parecían ser capaces de tocar el suelo en si, flotando de aquí para allá. Y los murmullos lejanos se compitieron en voces claras, en palabras bien pronunciadas y voces desconocidas que les pertenecían a esos mismos seres. Era...realmente extraño. Vio muchos de esos en el hospital en el que estaba, pasando desapercibidos por todos los demás presentes excepto él al parecer, atravesando cualquier superficie sin mucho problema y dejando a su paso una ligera sensación fría que pasaba con los minutos.

El primer ser de ese tipo que logro ver con mayor claridad fue apenas salió, cuando la periodista Sarah se le acerco con toda la intención de entrevistarlo o algo por el estilo y aunque él estaba intentando prestarle atención, sus ojos se mantuvieron en el pequeño ser en el hombro ajeno. Una especie de hámster quizás, algo regordete y que se acurrucaba en su lugar, de tonos castaños, luciendo como si estuviera limpiándose el rostro con sus pequeñas patas delanteras. Dogman esta muy confundido como para siquiera obedecer al instinto de gruñir o algo por el estilo, solo pudiendo mirar a aquel pequeños ser cuyos ojos negros lo miraron de igual manera en algún punto.

Y eso solo va empeorando.

Ve muchos a su alrededor. Ardillas que parecen corretear por el parque sin siquiera tocar el suelo, a quienes no resiste la tentación de perseguir entre ladridos como parte del perro que es, ignorando el como todos a su alrededor lo miran con confusión al no poder ver al animal fantasma, y con su persecución terminando cuando choca directamente contra algo solido, sin la misma capacidad de atravesarlos como ellos. Hay perros, gatos e incluso pájaros que siguen a ciertas personas que caminan a su alrededor, hay hasta personas que siguen a otras al parecer con sonrisas cariñosas y hablando a pesar de que parecen saber que no serán escuchados realmente.

Se estremece cuando un perro que parece estar corriendo tras su dueño que trota lo atraviesa por accidente, sintiendo un frío intenso que se aferra a cada parte de su ser y no lo deja ir hasta minutos después. Es una sensación rara, como ser sumergido en agua helada pero sin la parte de estar húmedo, solo sintiendo frío, algo que eriza su piel humana y animal al mismo tiempo, es extraño.

Aunque, en comparación con toda la cosa de la cirugía y todo lo que venía con eso, esas cosas eran lo de menos. Claro, podía distraerse con mucha facilidad, era difícil ignorar a las mascotas que rondaban a su dueños en la estación y les había ladrado más de una vez, intentando perseguirlos a pesar de que sabía que no podía atraparlos realmente, pero bueno, eso lo ayudaba a quemar algo de energía y dormir de noche, aunque se ganaba las miradas extrañas de todos a su alrededor, eso no le importaba.

...hasta ese momento.

Dogman hace una mueca, algo incomodo de estar mojado por completo, sintiendo que el uniforme que usualmente le queda holgado se le pega a la piel, y no tarda mucho en sentir ese aroma a pelaje mojado que hace que arrugue apenas la nariz. Avanza un poco, pudiendo escuchar al gato al que esta esposado murmurar algo entre dientes, y lo ignora a favor de sacudirse bruscamente, ganándose un grito en forma de queja.

-¡No hagas eso!- Petey lo mira con el ceño fruncido, tan mojado como el perro esta, haciendo una mueca para si mismo. El felino detesta estar en ese estado pero no se atreve a sacudirse como lo hizo el perro porque se negaba a permitir que su pelaje se esponjara en publico. -¡Changos!- hizo una mueca y el perro bufa con diversión ligera, ganándose un ceño fruncido lleno de molestia y ofensa.

-¡Gatito!- las orejas del perro se enderezan apenas ante la voz y es cuando la ve de reojo, un fantasma que se acerca a ellos a gran velocidad, con la expresión llena de preocupación. Es una felina de contextura delgada, con el pelaje blanco y manchas en un suave tono de naranja, el pelo de las mejillas más largo que el resto y haciendo que luciera algo esponjada. -Oh, mi gatito, eso fue una locura- el perro la mira con cierta sorpresa mientras ella parece extender las patas con toda la intención de acunar el rostro del felino, retrocediendo con cierto dolor en su expresión cuando este desvía el rostro. No puede verla, no vio su intención, y tampoco parece poder sentirla siquiera. Aun así, la felina se recompone, con cariño y amor puro brillando en sus ojos verdes en cuanto parece cerciorarse de que el felino no tiene herida alguna. -Que bueno que estas bien~- el perro la observa, aprovechando que Petey parece estar más ocupado en quejarse por su estado actual, curioso ante su presencia. Hay un aire raro en ella, más allá de esa cosa fría y algo escalofriante que viene con los espíritus en si, algo más suave y dulce, algo maternal de cierta manera. -Solo espero que no se te vaya a ocurrir otra idea tan loca como esa aspiradora gigante- sonrío con burla ligera y diversión. -Pero como soy tu madre y te conozco lo suficiente, supongo que es demasiado pedir- los ojos del policía se abren con asombro ante lo que acababa de escuchar pero no tiene ni un segundo para siquiera intentar procesar la nueva información cuando ella pasa a través de él por alguna razón.

Se estremece, con fuerza, sin poder ahogar del todo un gemido lastimero. Una cosa era la simple presencia fría de un espíritu, había llegado a acostumbrarse a eso, pero cuando era atravesado su cuerpo entero se llenaba una sensación helada que parecía llegar hasta lo más profundo de si y eso solo empeoraba al estar completamente empapado. 

-¡Lo siento mucho!- puede escuchar que viene de la felina fantasmal que flota por allí, luciendo en pánico y retorciendo las patas, como si quisiera ayudarlo, pero no se atreve a hacerlo de momento. El policía solo puede estremecerse una vez más, extrañando no por primera vez la calidez de su pelaje en el cuerpo entero.

-¡Hey!- eso parece llamar la atención de Petey, quien se voltea a verlo, y el perro esta más concentrado en acurrucarse sobre si mismo en un intento de general cierto calor corporal en sus circunstancias pero sin tirar de las esposas que los mantienen unidos, que no es capaz de ver como la expresión del felino cambia. -¿Qué...?- Dogman se sobresalta un poco, rápido en alzar la vista al sentir una pata que agarra su mano, notando como el ceño del felino se fruncia.  -Estas helado- el gato esta sorprendido y algo incrédulo, siendo capaz de sentir la piel fría del otro, incluso cuando sus propias patas están húmedas. El perro solo puede verlo, pudiendo notar una cierta molestia en el felino pero mezclado con algo más que no tenía muy en claro que era de momento. -¿Cómo changos es eso posible?- el perro suelta un sonido ahogado cuando Petey empieza a caminar, con un agarre firme que lo obliga a seguirlo más que nada por ser tomado por sorpresa, su ladrido de reclamo y advertencia quedando ahogado cuando pronto, estuvieron parados justo bajo el sol. El perro cierra los ojos con cierto encanto ante la calidez del sol, aunque sus dedos se aferran a la pata que aun no lo suelta por pura seguridad, haciendo un suave y ligero sonido lleno de alivio ante el frío que se calma de a poco, alzando apenas la cabeza, permitiéndose sonreír.

Petey se le queda mirando por unos segundos, casi sorprendido de ver al perro bajar la guardia por unos segundos estando a su lado, sintiendo la presión firme pero amable de los dedos que se aferran a su pata y sin poder evitar aferrarse un poco más, tensándose al recordar su situación. Desvía la mirada, recordándose mentalmente a gritos que es el maldito villano a punto de ser llevado a la cárcel, sintiéndose entre incrédulo y horrorizado de si mismo tanto de haberse quedado viendo al otro como por haber sentido preocupación suficiente para ayudarlo, detestando como su corazón se acelera y sus mejillas arden bajo su húmedo pelaje.

Ninguno es consiente siquiera de la felina fantasmal que los observan con sorpresa momentáneo, que rápidamente se convierte en emoción y encanto que logra que sus ojos verdes se iluminen.

-¡Dogman!- el momento es roto por un auto de policía que se detiene de forma brusca, con un par de oficiales que se apresuran a bajar, sosteniendo toallas entre sus manos al parecer. El perro se anima y si el gato tuviera la posibilidad en este punto, se erizaría, pero solo puede fruncir el ceño. -¡Bien hecho!- se les acerca con una gran sonrisa. -Atrapaste a Petey, el gato malvado- el perro ladra, sonriendo, asintiendo en modo de agradecimiento ante la toalla que el otro no tarda en extenderle. Y ante la atenta mirada de los presentes, no duda en voltearse a ver al felino.

-¿Eh?- Petey parpadea ante la gran sonrisa en el rostro ajeno, fijándose en la toalla que el otro parece extenderle en un claro ofrecimiento que lo toma con la guardia baja. -Oh- aun algo confundido y perdido, alza su pata libre, aceptando aquello, observando como la sonrisa del perro solo parece agrandarse.

Las esposas que los conectan caen, rodeando las muñecas del gato medio envuelto en la toalla, y pronto, este esta siendo llevado al auto, con toda la intención de ser dejado en la cárcel para gatos. Así, sus caminos se separan.

Dogman se queda allí, observando al auto alejarse con el felino y el fantasma que parece seguirlo, confundido y aprensivo al mismo tiempo, no solo por el fantasma que parece haber notado su extraña habilidad, sino también por todo lo que había sucedido. Petey fue amable a su manera, extraña y algo brusca, pero lo fue y teniendo en cuenta lo poco que ella le dijo, tiene la sensación de que hay más en la historia ajena de lo que alguna vez pudo imaginar.

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